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No alcanza el tiempo... por green romance

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Notas del capitulo:

bueno ahora si ya esta el segundo capitulo, no lo habia acabado por razones que ya ni recuerdo, pero lo que importa es que ya esta aqui. jejeje no crei poder terminarlo pero ahora que ya lo leí digo wow con migo soy un genio. jejejejejeje se nota que no me quiero mucho verdad. bueno para aprte de todo quiero dedicarle todo este trabajo a Mu, mi niño, mi amor esta es la cuarta parte de mi plan para demostrarte cuanto te amo. en cada escena que escribi recorde todo lo que hemos vivido, cada imagen, cada pensamiento, cada aroma, cada todo de lo que escribi me surgio gracias a ti. no olvides que te amo y eres mi vida entera. atte saga

jejejejeje pus que empiece

 

II

 

Mip!!!! ....Mip!!!!.. Sonó el despertador a las 7:30 de la mañana

 

Hoy como todos los lunes nadie quería ir a la escuela, es preferible quedarse a dormir otro ratito mas pensó un niño que se envolvía con su cobertor blanco para no escuchar nada y mantener el calor de la cama en esa fría mañana de marzo.

 

-Matt levántate que vamos a llegar tarde- dijo su mamá al otro lado de la puerta.

 En ese momento todo regreso como rayo a su mente, sus ojos recordaron a Tai y por su cuello de suave arena un escalofrió le puso los bellos de punta. Le había tomado mas tiempo dormirse la noche anterior que encontrar su ropa y ponérsela para salir de casa, buscó su mochila y salió corriendo de su casa  sin despedirse de su mamá que estaba preparando el desayuno el cual, debido a la prisa que llevaba su hijo, no se comió.

 La noción de que muy pronto volvería a verlo, causaba una aceleración cada vez mas rápida en su correr, de modo que atravesó el parque lleno de seniles castaños que antaño vieron nacer la era del plástico; las jacarandas con sus flores de intenso violeta morían entre el asfixiante y seco aire de la mañana mientras que su materia muerta quedaba enclaustrada sobre el prado en el cual jugó por primera vez a los novios con una niña, la cual, ya no recuerda.

Pasó por la entrada principal, en el patio se podía ver que una considerable cantidad de alumnos habían llegado pero entre ellos no se podía visualizar a quien Matt buscaba.

-De seguro va a llegar tarde cómo siempre- se dijo a si mismo.

Así que subió por las escaleras del edificio hasta el segundo piso donde estaba su salón, frenó en seco al llegar a la puerta y no había nadie. Recuperando el aliento caminó hasta su pupitre, se sentó y contempló como poco a poco sus compañeros comenzaron a llegar y el tiempo se fue haciendo cada vez mas tardo.

 Pero no fue hasta que sonó la campana que Tai apareció. Venia arrastrando la mochila, con una sudadera en el brazo, su  cabello se encontraba albotado

 y tenia un aspecto adormilado. Sin duda alguna no durmió lo suficiente. Arrojó la mochila hacia su banca que esta a un lado de la entrada y dejó caer la sudadera sobre el piso, aunque aún tenia sus facciones adormiladas no podía dejar de verse lindo; en ese momento Matt recordó la hermosa imagen que había visualizado el otro día, cuando por accidente encontró a Tai aún dormitado en la cama: solo que esta vez lo imaginó como un pequeño niño que se encontraba durmiendo cubierto por su frazada y con un oso de peluche en el brazo. A Matt le resulto muy graciosa esa imagen, provocando que sus delgados y rosados labios entregaran una pequeña sonrisa enternecedora que al parecer fue una de las pocas y bellas cosas que se suscitó en ese instante sobre la inmensidad sideral de la Vía Láctea.

Todavía extasiado y en la región mas incógnita de un espacio hermoso y de cristal, su mente ahora fantaseaba con las diferentes situaciones en las que aquel niño de pelo castaño luciría aún mas tierno como podía ser disfrazado de conejito, borrego u osito.

Tai por otra parte buscaba entre la gente a esa cara que no había podido olvidar en toda la noche. La encontró pero esta parecía algo distraída, como con la mirada perdida, Tai se movió un poco y quedó frente a él. Inmediatamente Matt despertó de su trance y no pudo hacer nada, quedo atónito y perdido, pero poco a poco se fue incorporando como denso gas dentro de su cuerpo y su recuerdo, levantó la cabeza lentamente solo para ver una imagen que le permitió ser nuevamente la persona mas feliz sobre todo el orbe.

Tai  simplemente metió su mano en su bolsillo para sacar  un objeto que nació a partir de su insomnio que lo atosigo esa noche. Estiró su brazo y puso sobre el pupitre de Matt  una pulsera tejida con hilo color  rosa y negro que tenia forma de doble hélice.

-Toma la hice para ti-

-¿Para mí?-

-Si, bueno tú sabes, en la noche no podía dejar de acordarme de ti y...- Mientras decía esto tomó suavemente su muñeca y coloco esa pulsera. Matt que miraba atentamente los movimientos realizados por las manos de su amigo, levanto la cabeza y miro fijamente a Tai y  pudo darse cuenta que su amigo evadía todo contacto visual con él.

Cuando sus temblorosas manos terminaron el nudo Tai le dio un fuerte apretón en la muñeca y le regaló una sonrisa a su amigo.

-Tengo que regresar a mi lugar-

-Esta bien- una vez que Matt dijo esto Tai dio media vuelta y regreso a su lugar.

Las próximas horas y hasta el termino de todas las clases el niño rubio no pudo quitarle la mirada a su amigo. Por su mente divagaban pensamientos diferentes.

Debería quedarme para verlo entrenar y acompañarlo hasta su casa, después de todo el me regalo la pulsera y yo no le di nada, si eso voy a hacer. Y así lo hizo.

Cuando un sol tostado se encimó sobre la atmosfera comenzó el entrenamiento de futbol que fue teñido con tinte sepia y aroma de maderas.

Del campo, que era algo grande, se levantaban débilmente remolinos de polvo y tierra que deseaban tomar fuerza para alcanzar a ver los rostros de aquellos 15 niños con shorts color negro y una camisa para hacer deporte naranja que se encontraban distribuidos de manera circular. Esos era los colores del colegio y en medio de todos ellos se encontraba el entrenador que explicaba el plan de trabajo para ese día.

De un lado de la cancha se encontraban las gradas en las cuales habían varios jóvenes platicando, un profesor comiendo su almuerzo, una niña durmiendo sobre la banca y medio tratándose de esconder en una esquina, Matt, quien no quería ser visto por su amigo ya que el plan era sorprenderlo cuando estuviera a punto de salir de los vestidores.

Tras el pitido del un silbato el balón comenzó a rodar, los niños practicaban pases y tiros, el viento caminaba furtivamente levantando el suelo y doblando a su paso la maleza silvestre que crecía en las recónditas esquinas, y el tiempo pasaba al igual que lo hacían diferentes imágenes en la cabeza de un pequeño rubio.

Después estar sentado dos horas por fin pudo ver como todos los jugadores que se encontraban en la cancha, que ahora estaban todos ensuciados por la tierra del campo, tomaban camino hacia las duchas que están hacia el otro lado de las gradas.

Esperare unos cuantos minutos para después poder encontrar a Tai. Pensó Matt que seguía escondido, de seguro va a entrar a ducharse.

Y así habría sido si el entrenador no le hubiera pedido a Tai que se encargara de guardar el equipo ya que tenía una junta muy importante con los demás profesores.

El niño castaño accedió sin protestar y tardo 15 minutos en meter todas las cosas a la bodega y ordenar el material de otros deportes que se encontraban fuera de su área asignada en la fría bodega.

Cuando termino ya no quedaba nadie en las regaderas ni en los vestidores debido a que solo toma a los muchachos unos 10 minutos el ducharse y cambiarse. Tai entro y se dirigió a su locker para quitase la ropa y entrar a las duchas. El salado e intenso sudor que había transpirado durante el entrenamiento ocasiono que la ropa se le pegara un poco debido a la humedad, y mientras se sacaba la camisa que le refresco todo el cuerpo al momento de acariciar con sus fibras de poliéster su piel, la puerta de los vestidores se abrió y entró silenciosamente Matt quien se quedo inmóvil al ver que Tai apenas se iba a meter a bañar.

 Demonios el plan se ha echado a perder pensó Matt. Notó como su amigo, que estaba sin playera y comenzaba a quitarse su short para dejar ver únicamente sus licras que apretaban y daban forma a todo lo que en ellas se encontraba, volteaba para ver quien había entrado.

-Matt que haces aquí- dijo algo desconcertado

-Perdón es que te quería dar una sorpresa pero apenas te vas a bañar, mejor espero afuera.-

-No, quédate, no me molesta que te quedes.-

-Pero te vas a desvestir y quedar desnudo-

-Je je no te preocupes no me molesta mucho que me veas, creo que tenemos lo mismo de bajo de la ropa.-

-No, de verdad, deja me salgo y te espero aquí afuera.- terminando de decir esto Matt dio una media vuelta.

-No por favor quédate, mira si quieres te metes con migo y jugamos o platicamos de lo que sea n las regaderas y así no te quedas a esperarme solito allá afuera.- General mente por la cabeza de cualquier persona pasarían montonal de imágenes e ideas con cierto toque sexual ante tal propuesta, pero por alguna razón Matt solo quería pasar tiempo con su amigo.

-Es que me da un poco de miedo- Dijo temeroso.

.¿Pero de qué?- preguntó

-Es que jamás me he bañado sin ropa enfrente de alguien-

Mmm por lo general no te bañas con ropa se dijo a si mismo su amigo je je je.

-No te preocupes, ya te dije que creo que los dos tenemos lo mismo, si quieres te prometo no mirar mas debajo de tu pecho.- Terminando de decir esto dibujo una sonrisa sincera en su cara la cual convenció por completo a Matt. 

-¿lo prometes?-

-claro confía en mí-

- Está bien.-

-¡¡¡Si!!!- gritó Tai y corrió hacia Matt, lo tomó de la mano y lo jaló hacia las duchas sin soltarlo en ningún momento, chocó contar la pared y busco todas las llaves de las duchas. Las giró varias veces y comenzó a salir de las regaderas gotitas de agua tibia que cayeron suavemente entre el aroma de humedad tocando las frentes de aquellos niños que se abrazaban y reían sin parar.

-te dije que te iba a gustar- dijo Tai mientras miraba felizmente a Mat

Era tanta su diversión que no tuvieron tiempo para recordar que debían quitarse completamente la ropa para entrar a la ducha, así que el uniforme de Matt tomó un color mojado y sensación paseada conforme las gotas llegaban a el. Y la licra de Tai luchaba por repeler el agua que caía a su alrededor. Parecía que ambos danzaban sobre el cielo mientras que su cabello comenzaba a caer sobre la cara de los dos debido al peso que ejercía el agua sobre este, tapando sus ojos y obligándolos a interactuar con su semejante únicamente con el tacto, Tai recorrió con su mano el abdomen de Matt y subió a su pecho. Podía sentir como de bajo de esa playera tibia y húmeda, latía furtivamente el corazón de su compañero, irrigando de sangre hasta el lugar mas vacio de todo su cuerpo. Su mano llegó lentamente a la cara de Matt y con sus dedos retiró el delicadamente cabello de sus ojos surgiendo de entre el color rubio unos ojos claros y brillantes. Tai como aún tenia su cabello sobre los ojos levantó un poco la mirada para poder ver bien a su amigo y una ves alcanzó una buena visión de los ojos del otro, dijo:

-¿Tienes idea de porque hacemos esto?-

-La verdad no-

-Yo tampoco, y es raro porque no se que es...- mientras decía esto paso sus dedos entre los labios de su amigo y los acaricio dulcemente.

-Mmm te digo la verdad, pero... debes de prometerme una cosa Tai-

-Esta bien, ¿qué quieres que te prometa?-

-Que no te reirás de mí y no dejaras de ser mi amigo a pesar de lo tonta que pueda ser mi suposición.-

-Bueno, prometido-

-Creo..... Que... me gus....sss... me guss.......-

-Te gusto- dijo firmemente Tai     

-Si pero recuerda que dijiste que no te burlarías- dijo Matt bajando la mirada.

Al ver esto Tai quito sus dedos de los labios y los bajó para tomar con su mano la barbilla de Matt, levanto su triste cara y sin dejar de abrazarlo dijo:

-¿De veras crees eso?-

-Sss... si, bueno creo que si- dijo Matt con voz insegura.

-mmm...- gimió Tai en un tono pensante.

-Pero no se bien si sea eso, no sabia que a un niño le podía gustar otro niño-

-Según yo eso si se puede- dijo Tai

-¡¿De veras?!- exclamó Matt en voz baja

-Bueno... eso supongo yo, si hubiera algo mal en eso, creo que mi corazón no dejaría que fuera tan feliz siempre que te veo o estoy contigo.-

Matt no dijo nada y se quedó pensando: -creo que tiene razón, no estoy lastimando a nadie, cuando me encuentro con el puedo ser completamente feliz, además es como si mi cuerpo me dijera a gritos que lo quiero, que lo necesito. No deseo hacer nada más que darle todo y compartir las cosas que de mi vida con el.- Llego a su momento de anagnórisis y con nada más que implosiva adrenalina en su cuerpo y una mirada de felicidad entregó su vida entera al amor que le surgió por un niño, su mejor amigo.

-Te amo.-

Tai se quedo sin palabras, no sabia que decir. Y aunque sin querer y sin darse cuenta había revelado a su amigo la frase que le ayudaría a entender rápidamente que también se encontraba enamorado de un hombre, a el,  le tomo más tiempo el darse cuenta de ello. Por lo cual, en un momento Matt creyó haber perdido por completo la oportunidad de ser feliz con Tai. Pero todo esto se calmo cuando se holló:

-Yo también te amo Matt-

Y al decir esto fue increíble la cantidad de energía que desprendieron los átomos y astros de luz que desfilaban por las regaderas, las bacterias murieron y un olor intenso de flores diversas recorrió por un instante todo el mundo mientras ellos unían sus cuerpos cada vez un poco más. Toda la luz del cielo era atraída hacia esa cámara debido a que en ese instante era imposible que existieran penumbras que obstaculizaran la rabiante pasión de dos pequeños humanos amándose, el agua que en algún momento toco sus cuerpo ahora yacía sobre mosaicos blancos los cuales vibraban debido a la armonía. Este fue el primer lugar, tiempo y momento perfecto de todas sus vidas.

Poco a poco toda la alegría que sentía Tai se fue acumulando en todo su cuerpo, pero llegó a ser tanta que su respiración se vio obstruida, era como si la felicidad aplastara su cuerpo y lo dejara cansado. Y no pudo resistir más así que comenzó a llorar. Lloró de alegría y a medida que salían las lágrimas abrazaba más fuerte a Matt, no quería perderlo o dejarlo ir, por fin su mundo fue feliz.  

Matt pudo ver como corrían gotitas por el tercio rostros de su amigo las cuales habían salido de sus ojos.

-¿Qué sucede? ¿Estas bien?-

-si no te preocupes, es solo que estoy muy feliz por estar con tigo y por haberte dicho lo que siento, nunca creí que te lo podría decir.-

-yo estaba igual, tenia miedo de lo que fueras a pensar de mi.-

-Je je je, entonces creo que fue algo bueno contarnos nuestro secretito.-

Diciendo esto ambos niños fueron conectándose un poco a la realidad.

-¡Matt ya viste te metiste con toda tu ropa!-

El rubio se miro de pies a cabeza y pudo percatarse de que estaba completamente empapado. -¡Ha! Es cierto- dijo en tono alterado mientras su amigo se moría de risa.

-bueno no te preocupes yo me encuentro igual, solo con una licra pero igual.-

-Deja me quito la playera y el pantalón, están muy pesados.-

-Claro yo me quitare la licra.-

Matt era u poco tímido y sabia que si su amigo se quitaba la licra el debía quedar igual que el, ciertamente estaba muy nervioso por esto, pero después de lo que había ocurrido en los últimos días le tubo a Tai la confianza suficiente como para compartirle su cuerpo.

Tai metió sus pulgares entre la licra y su piel y empezó a descubrir todo lo que había de bajo de esta, cuando Matt vio como su amigo bajaba aquella prenda se le revolvió el estomago, sintió como si un huracán le hiciera cosquillas por dentro y estimulara hasta la terminación nerviosa mas escondida de todo su cuerpo. Era un impulso muy potente que le provocaba el deseo de acercarse a Tai pero sabía que primero debía quedar igual que el otro. Así que sin pensarlo más tomo su playera y con un poco de dificultad debido a el agua que había absorbido se la quitó. Sintió un poco de frio ya que ahora su piel se encontraba desnuda pero dio un paso para que el agua de una regadera lo calentara, volteo hacia su amigo que lo estaba viendo.

-no te preocupes, sabes que puedes confiar en mi.- Matt no necesito escuchar otra cosa, sabia que pasara lo que pasara siempre iba a estar esa persona especial que lo cuidaría y lo comprendería en todo aspecto. Bajó sus manos hasta el botón de su pantalón lo desabrocho con un poco de torpeza. Una vez que abrió la parte superior quedo libre a la vista el resorte do unos bóxers color beish rayados, tomo la cremallera, la bajo y sus pantalones cayeron al suelo sin mayor esfuerzo. Sus manos temblaban mucho y Tai se percato de ello así que antes de que hiciera algo mas, se acerco a el y le tomó de as manos.

-no tienes que hacerlo si no quieres.-

-no es que no quiera, es que no puedo controlar mis nervios.- bajó la mirada.

-¿quieres que te ayude?-

-ss.... si por... favor.-

Antes de hacer algo Tai le dio un fuerte abrazo a su amigo para demostrarle que antes de cualquier otro sentimiento o impulso lo que el sentía por el era amor, bajo un poco sus manos y se agacho bajando junto con el los bóxers. Tai se levanto y le dio una sonrisa a Matt.

-ahora si ya podemos decir que nos bañamos como cualquier persona normal.-

Salió una risa de la boca de Matt y junto con ella otro abrazo.

El rubio recargo su cabeza en el hombro de Tai y este se fue haciendo lentamente hacia atrás hasta que tocó la pared. Fue bajando despacio y al final ambos quedaron sentados, Tai recargado contra la pared con sus piernas estiradas y en medio de ellas el cuerpo de Matt que se recargaba en el de su mejor amigo. Así quedaron por un buen rato platicando y riéndose, disfrutando de la sensación húmeda y vaporosa de ese espacio que encapsulaba la pasión de dos amantes primerizos. Y no fue hasta que el agua tibia se transformo en fría que los niños decidieron ponerse de pie para salir de las regaderas, caminaron hasta los lockers tomados de la mano y Tai llevaba la ropa mojada de ambos en el otro brazo, al llegar la tiro en el suelo, soltó la mano de su amigo y dio media vuelta para abrir la puerta del espacio en la que tenia sus cosas, mientras buscaba su toalla pudo sentir como en su abdomen bajo se fijaban los brazos de Matt. La temperatura de su cuerpo lo mantenía cálido y resguardado del frio clima que habitaba en los vestidores. Una vez que encontró la toalla levanto sus brazos y giró para quedar de frente a su amigo, bajó la toalla que se encontraba por arriba de ellos y la colocó en la cabeza de Matt. Seco su cabello y su rostro agitándola de manera cariñosa y juguetona, cuando terminó, soltó la toalla y el rubio la tomo para ahora él secar a Tai, y así se fueron parte por parte de todo el cuerpo, se regalaban tiernas caricias que entregaban una placentera sensación que fluorecía como dinamita dentro de la mente de cada niño.

Cuando terminaron de secarse a Tai le surgió una duda.

-¿y ahora que te pongo de ropa?- su pregunta era razonable ya que de nada habría servido haberle secad el cuerpo entero si se iba a ponerla la misma ropa mojada, bueno si habría servido de algo pero no piensen por ahora en eso.

-Es verdad, no lo se.-  dijo Matt, pero inmediatamente le llego una brillante idea a Tai.

-¡Ya se! Mira yo me pondré el uniforme de futbol y tú te pondrás mi uniforme de la escuela, creo que somos de la misma talla. No te pondrás ropa interior pero será mejor que nada.-

-Está bien.- respondió Matt

Tai saco toda la ropa y la puso en una banca.

-Haber ayúdame a separarla.-

-Oye..-

-Que pasa Matt.-

-¿Te puedo poner la ropa yo?-

-Je je je claro que si.-

Y así lo hizo, una ves que cada quien tubo su ropa Matt le fue poniendo delicadamente prenda por prenda a Tai y viceversa.

Cuando terminaron, se dirigieron por fin a la puerta de salida del vestidor, ambos completamente secos, excepto los zapatos de Matt que hacían un ruido raro debido al agua que les entro, se los tubo que dejar ya que Tai usaba los mismos tenis para jugar que para ir a la escuela y no tenia otros para prestarle.

Apagaron las luces de los vestidores, abrieron las puertas y justo frente a ellos les esperaba la noche más bella que jamás habían visto. El campo de futbol era iluminado por los reflectores, pero era mas intensa la luz que provenía de una enorme y brillante luna blanca, junto a ella danzaban las estrellas que no eran de un solo color, si no de miles, algunas eran rosas y otras doradas, verdes, naranjas amarillas, incluso a algunas les cambiaba dependiendo de la posición en la que las mirasen. El aroma era de un nocturno pasivo, tranquilizaba y al mismo tiempo refrescaba con un frio intenso. El sonido mesclaba claramente el cantar de los insectos y plantas con el de los coches y luminosos edificios de la gran ciudad. Aquel fue el contexto propicio para acabar con este día. Ellos se dirigieron a casa de Tai


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