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These Are The Days Of Our Lives por Lise

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Notas del capitulo:

alooooooooohaaaaaaaa!!!!!!!!

como andan amigos/as??? Espero q super hiper recontra bien ^^...

Les agradezco q esten leyendo estas palabras y les pido disculpas por la tardanza... Fue un mes muy complicado para mi en verdad...

Pero aqui estoy d regreso!!!!! Espero q les guste los dos capis q les traigo... Aunq realmente m siento algo disconforme con ellos buuuuuuuuuuuu bue basta a leer!!!!!!!!!




¿Gajes del oficio?


-No quiero volver... Pero debo hacerlo: por ellos, por mi, pero especialmente por él-



Ginji se encontraba extrañamante callado y pensativo... Tanto que el sandwich que yacía sobre su plato desaparecía con increíble lentitud. Ban lo miraba de reojo notando el cambio de su socio que desde hace días se comportaba raro. Lo miraba pero no sabía muy bien que debía hacer... Su agudo instinto lo alertaba y le decía que en verdad sucedía algo, lo suficientemente malo... e ineludible.
Ban degustaba su café preguntandose cuanto tiempo mas duraría esa situación. Deseaba ayudar pero no molestar. Al mismo tiempo deseaba ponerle los puntos a ese mocoso y que le dijera que diablos pasaba. No tenía porque tratarse de ese sobre... Era simple: Ginji no sabía nada de él y no tendría porque saberlo. Lo único en lo que debía concentrarse era en realizar bien su trabajo. Lo demás molestaba... Si si molestaba. Y de eso Ban estaba mas que seguro. Lo que no podía llegar a saber era que las cosas no eran tan fáciles y las molestias terminarían molestando aún mas.


Habían pasado dos días pero en lugar de desaparecer, los problemas se acentuaban. Ahora Ginji se encontraba recostado solo en el asiento del acompañante. Ban había salido apurado a realizar una tarea inventada. La situación era incómoda pero inevitable. Mientras cubría sus ojos con el brazo derecho, Gin comenzó a notar cuanto deseaba dormir profundamente y por largos meses para despertar tiempo después cuando todo se hubiese solucionado. Se sorprendió de sus propios pensamientos, pero en verdad se sentía agotado. Las palabras de los que solían ser sus grandes amigos resonaban incisivas en sus oídos. Mentiroso... Abandono... Cobarde... Culpable...


Ese hombre de chaleco y remera negra, era rudo pero había llegado a conocerlo y se habían hecho grandes amigos. Shido había sido uno de sus principales protectores y se había unido a él sin dudarlo. Habían recorrido juntos un largo camino y habían llegado a la meta: habían regalado paz y tranquilidad a todos y cada uno de los habitantes de Ciudad Baja. Ahora esa persona que le había regalado tantas miradas de amor y admiración lo miraba con desprecio. Fijo, muy fijo, como si la distracción lo pudiese llevar a flaquear. La mirada dolió tanto como las palabras. Pero aunque ese delicado hombre a su lado de largos cabellos castaños no había hablado, su silencio también dolía horriblemente. Sabía muy bien que Kazuki no pensaba todo lo que su compañero decía, pero de cierta forma le guardaba rencor por como se habían sucedido las cosas. Y Ginji comprobó que no había "Lo siento" que alcanzara.

-Ginji, si no deseas hacerlo, no tomaremos el trabajo- dijo Ban con un fingido tono de indiferencia, como si estuviesen hablando del clima.

-Claro que lo haremos Ban. Somos un equipo y hay trabajo que hacer- habló Gin sin siquiera quitar el brazo que ocultaba su brillante mirada. Por ello no vió la resignación inundando la cara de Ban, quien ya no sabía que hacer para ayudar y se sentía horrible. Le destrozaba el alma ver a su amigo así y el no poder hacer nada, lo angustiaba. No sabía desde cuando ese muchacho le despertaba tantas sensaciones...

-Entonces debemos ir ya a la entrada sur. Alli nos espera el resto del equipo-


Dias antes Heven había arribado al Honky Tonk con cara rara. Ban y Gin la miraron intrigados pero intuyeron que debían escuchar sus palabras para entender lo que sucedía... Lo que no habían podido predecir era que ni siquiera iba a hacer falta llegar a escuchar. Medio minuto después que ella dos hombres entraron al lugar. Eran sin dudas, muy diferentes pero ambos estaban igual de nerviosos e incómodos. Heven los presentó pero Ginji sabía muy bien sus nombres. Shido y Kazuki habían acompañado a Heven para anunciarles que había una misión que cumplir. Debían recuperar a un jovencito llamado Macubex, recientemente secuestrado por aquellos que habían sabido arruinar la vida de la pobre gente de los pisos bajos...

-Macubex... ¿sabes de quien hablo o debo recordartelo?- Shido no pudo evitar esas palabras que guardaba con impaciencia en su garganta. Pero eso no había sido suficiente. Ginji había quedado tristemente sorprendido, pero solo pudo atinar a mirar a un costado, abatido. Heven siguió hablando para fingir que no había sucedido nada y que todo estaría bien, pero la incomodidad del ambiente la obligó a finalizar la reunión rapidamente. La oferta estaba hecha, los recuperadoras la analizarían y responderían días después. Todos sabían que en realidad no sería así de sencillo. Los pasos de esos particulares hombres fueron seguidos por los de Gin, quien salió tras ellos, sintiéndose inseguro y culpable.

-Shido, Kazu... Me alegra haberlos visto... En verdad-

-...-

-Acaso no van a decirme nad...-

-Señor Ginji, no tiene porque fingir con nosotros. En verdad. A mi también me alegra haberlo visto. Se le nota bien-

-Gracias... Kazu... Pero yo no finj...-

-¿Encima ¿debemos consolarte? ¿Para que diablos tienes a tu inútil compañerito? Rayos... Mejor no nos sigas, porque no puedo verte a la cara sin sentir la necesidad de... de... Ya. Nos vamos-

-Shi... Shido- dijo arrastrando las letras Gin mientras veía como caminaban y se alejaban por el horizonte. En verdad no lo entendían y tampoco tendrían porque hacerlo. Sonrió al pensar que por mas que lo entendiesen, no tendrían porque aceptar sus actos.




Todo había sucedido tres dias antes y ahora se dirigían hacia ese horrible lugar. Trabajo era trabajo. Y aunque Gin se veía seguro, sentía como un vacío en el estómago le dolía horriblemente. Tenía miedo... Pero sabía que debía ignorarlo y cumplir con su misión. "Por ellos, por mi... pero especialmente por él" pensaba mientras sus ojos cerrados se abrían lentamente para observar a Ban que iba concentrado en el camino que los llevaría a la Fortaleza.





Ban miró a la hermosa chica con fingida indiferencia. La miró bien y notó que detrás de su fría expresión, había un dejo de tristeza. Sabía que ella no deseaba verlo en lo mas mínimo pero él estaba mas tranquilo. Aunque había escuchado de su afamado y eficiente servicio de transporte, el poder verle en persona le daba verdadera tranquilidad. Se notaba que dentro de todo estaba bien, hecha toda una profesional que daba hasta lo último de si misma para realizar su trabajo. Sus miradas se cruzaron pero ninguno le dejó ver al otro lo que le provocaba ese inevitable encuentro, luego de tantos años... Tanta agua había pasado bajo el puente.

Un último miembro formaba parte de la misión. Molesto pero también necesario. Sus habilidades como doctor no eran muy famosas pero si lo eran sus constantes actos de perversión y muerte. Aunque era un profesional eficiente, sus misiones conllevaban un precio innecesario y no dudaba en gozar de sus misiones acabando con vidas de forma sangrienta e impiadosa. Auqneu mas no fuese para obtener algo de diversión... Como nadie mas que él mismo, solía decir. No por nada había sido apodado Doctor Jackal. Ese mismo doctor, se había cruzado en el camino de los recuperadores, aunque mas no había sido una vez. Ginji había frustrado una de sus misiones ganandole en batalla. Pero con la victoria se había llevado una horribles palabras en sus oídos. Ban las había escuchado pero jamás habían habldo de ello. Ambos recordaban la voz lúgubre prometiendo acabar con la vida de quien lo había vencido. Y allí estaba él. Sonriendo de costado esperando el momento para comenzar a trabajar, juntos, en equipo.


Comenzaron a caminar todos hacia adentro, en un silencio incómodo y tenso. Nadie podría imaginar lo que sucedería largas horas después. La misión se había complicado, solo un poco. Shido y Kazuki habían sido desviados del camino en un momento indeterminado y solo Ban, Ginji, Himiko y Akabane seguían avanzando. Sentían que todo era raro, esperaban que interminables enemigos se cruzaran en su camino y no les dejasen avanzar ni un metro. Pero todo estaba demasiado tranquilo. Como si ellos allí, no fuesen en realidad una amenaza. Unos pasos mas y comenzaron a dar credito a lo que sospechaban. Se habían topado con una pared de hierro interminable. Sabían que se encontraban a escasos metros del objetivo, y que habían sido engañados durante el camino con realidades virtuales pero esa muralla era de verdad. Comenzaron a inspeccionarla detenidamente, buscando alguna pista y lo único que pudieron descubrir fue una puerta. Pero la puerta se encontraba completamente sellada como si en verdad no hubiese sido creada para ser abierta. Ban se encontraba notablemente incómodo y aunque lo ocultaba con maestría, estaba siendo minuciosamente observado por aquel hombre de negro, que veía en su deseperación por entrar las señales de que allí sucedía algo mas. Los minutos se sucedían y notaron que ya no hacían mas que mirarse a las caras como si así pudiesen encontrar una solución. Caía sobre ellos un silencio sepulcral no había mucho para decir, y sabían que si no se apuraban terminarían siendo acorralados. Si no era que ya lo estaban... El plan del enemigo empezaba a parecer sutil y perfecto.

El tenso silencio, no se correspondía con lo que sucedía dentro de cada uno, donde los pensamientos y las sensaciones se arremolinaban freneticamente. Un ruido seco y los pensamientos se detuvieron. Una imagen y unas palabras mas que inesperadas.



-Me estoy cansando de esta situación inútil e infantil. Así que mi querida dama veneno si no deseas terminar el día empapada en tu propia sangre, saca ese lindo perfume y refriegalo sobre la cara de Midou- dijo serio y seguro Akabane apuntando el escalpelo entre sus dedos directo a la yugular de la muchacha. Himiko dudó por un momento, pero sabía que no había mas remedio. Así que tomó el perfume de marionetas y mientras lo aventaba en la cara de Ban lo miró, para notar que él la miraba sin rencor, resignado como quien no tiene forma de evitar lo que seguía. El castaño aspiró el engañoso perfume que sabía delicioso, pero que segundos después le haría escupir lo que había dispuesto a ocultar. O mejor dicho, olvidar porque para él en realidad, jamás había sucedido.

-Ahora ordénaselo. Ya mismo. Dile que hable y que diga que diablos sabe que no nos dice-

-Diablos... Ban... ¿Acaso... tu sabes algo? Si hay algo que ocultaste, por favor, termina con esto ya y dinos que es lo que sabes- dijo triste Himiko. Aunque sentía que odiaba a ese hombre, realmente no deseaba estar haciendo eso. Era una situación horrible. Entonces Ban levantó la cabeza y miró a Ginji, a quien se dirigió todo el tiempo que duró el discurso que comenzó a salir a borbotones de su boca...

-Hace un mes. Sucedió hace un mes. Tu te habías ido a caminar por la ciudad y yo me había quedado en el Honky Tonk tomando un café y esperando a que Heven se apareciera con un trabajo para nosotros. Imaginando escuchar un ruido, voltee y observé como una persona había tocado el auto, así que salí rapidamente. Cuando llegué a la calle, ya no había nadie así que me dirigí hacia el coche. Me asomé para ver hacia adentro y noto que había un sobre blanco, algo manchado. Imaginé que esa persona lo había dejado sobre el asiento... Grrr... Basta... La carta estaba mal escrita y toda sucia... No decía mucho, solo... Decía... No lo entenderían, ustedes... Claro que no... Quería evitar todo esto... No quería verte sufrir Ginji, realmente no quería. Además debías concentrarte en nuestro trabajo nada mas que en eso... Basta. La carta era corta pero concisa... "Por favor, ven a ayudarnos. Solo tu puedes hacerlo. Solo tu puedes sacarlo. Mucha gente murió por hallar esta información y en verdad es lo único que puedo darte. La contraseña, necesaria para llegar a él. Lamento no poder decir mucho mas. MAGIA NEGRA"- Y la gruesa puerta comenzó a abrirse. Ban respiraba entrecortadamente y miraba el suelo, mientras soltaba sus brazos que de impotencia habían sido rasguñados hasta sangrar. Lo que jamás pensó decir había salido de su propia boca y realmente no tenia fuerza para levantar la vista y encontrarse con la mirada de todos. Y menos con la de él. Si en ese momento lo odiaba, tenía todo el derecho de hacerlo.

-Ban... pero... ¿Por que ocultaste algo como eso?- titubeó Himiko, la única capaz de reaccionar con palabras.

-Lo único que puedo decir en mi defensa es que no deseaba esto. Quería evitar todo este martirio, mejor dicho quería evitarte todo este sufrimiento Ginji, pero tu tenias que ser tan terco de aceptar este maldito trabajo. No entiendes que quiero cuidarte... Ya fue suficiente. Me largo... Ya tienen lo que querían de mi ¿no? Ahora les queda lo mas facil, yo no quiero seguir- dijo Ban y Gin no tuvo la fuerza de seguir sus pasos. Se adentró junto a Himiko y Akabane quien sostenía una mirada de satisfacción. Hallaron a Macubex quien se encontraba sano y Ginji lo abrazó con mucha fuerza, para segundos después disponerse a salir. Sin embargo no podía evitar sentirse mareado... ¿Que había sido todo eso? ¿Que quería decir todo aquello que Ban le había expresado? ¿Por que Ban había actuado así?... Se sintió raro porque tampoco sabía como interpretar lo que había sucedido... Sentía bronca por aquella carta que debía haber recibido y que definiría que pudiesen rescatar o no a ese pequeño, al cual Ginji apreciaba tanto... Pero también sentía las ganas de Ban de cuidarlo, y lo hacía sentirse amado... Una sonrisa inconciente se dibujo en su cara y notó con sorpresa que lo que deseaba realmente, no era ni regañar ni pelear con su compañero, sino abrazarlo, y hacerle notar que no estaba enojado, jamás podría enojarse con él... Pero también sabía muy bien que debía pensar en todo eso luego, ya que como lo temía la salida iba a ser mucho mas complicada que la entrada.


Al salir corrió velozmente hacia el Honky Tonk y allí se encontró con la nada. Vió el lugar vacio y lo invadió la tristeza... Estaba seguro de que Ban estaría allí, como siempre, esperandolo...
Paul no tardó en contarle, que en efecto, Ban había estado allí, que estaba de muy mala cara y muy irritable, por lo que rapidamente se había ido... Las indicaciones lo llevaron a recorrer con ansias todas las calles de la ciudad... Estaba exhausto pero no podía detenerse... Necesitaba encontrarlo. Una imagen bastó para derrumbar su mundo. Ban regalaba besos y caricias a una hermosa mujer, contra la pared de un oscuro callejón... Las piernas se le aflojaron y comenzaron a flaquear...



Notas finales: ... no se me da lo de la accion u.u

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