-Yo también… - susurró con un poco de voz frente a la persona delante suyo, aquella que le había hecho tanto daño en el pasado y en el presente.
-¿Qué haces aquí?- había desinterés en sus palabras- No lo hice para que vengas a agradecerme, después de todo te abandone todos estos años.
-Yo también…- volvió a susurrar mientras su voz su voz se cortaba y tocaba la mano blanca en el sofá.
-¿También qué? –Gritó y aventó la mano que lo sujetaba- ¡Basta de tonterías! Se lo dije a la persona que mandaste a buscarme, No quiero que estés aquí sólo vete y olvídalo todo.
-Sigues siendo un egoísta, un bobo y un ¡Demonios! – se hinco justo donde estaba el moreno, sentado en un sofá en la oscura habitación de aquel hospital donde se había recluido desde hace meses- No vine a agradecerte ¡Carajo! Sólo vine a decirte que comprendo lo que me dijiste aquella vez.
-¿Aquella vez?- tembló al sentir al rubio hincado a sus pies y su corazón se volcó al escuchar su llanto contenido
-Cuando estaba en la oscuridad que ahora estás tú, yo también llegue a la misma conclusión que tú llegaste. Cuando no pienso en nada, pienso en ti… por eso debes de casarte conmigo – Lo soltó sin más, y su rostro se hundió en una de las piernas de Itachi – Porque te sigo amando, porque te he perdonado todo ¿Tú no piensas en mi?
-No- lo dijo tranquilamente como ignorando al rubio – No pienso en ti, porque no te he perdonado.
-Mentiroso- rió bajito, y llevó la punta de sus dedos hasta el vendaje que cubría los inexistentes ojos del moreno – Lo hiciste pero a tu forma: cruel y egoísta.
-Dei… - llevó su mano hasta la del rubio, la tomo suavemente para llevarla hasta sus labios y le dio un tibio beso -¿Por qué me has perdonado? Contigo, con mis hermanos, con todo el mundo he sido un monstro ¿Pretendes perdonar a un tipo como yo?
El rubio de un movimiento inesperado beso al pelinegro de forma torpe pero intensamente – Déjame estar contigo, no me alejes, si lo haces haré que olvides el mundo entero, pero volvamos a intentarlo- sin poder controlarlo comenzó a llorar sin poder contenerse, hundiéndose en el pecho de Itachi.
-No puedo ofrecerle nada a mi príncipe ya – sonrió y eso que Deidara detuviera su llanto ¿Hace cuánto que no había escuchado eso?- ¿Aún así vas a casarte con el Bobo del parque?
-¿Porqué no me sorprende? Rompes mi calma, eres…. –los dedos de Itachi torpes llegaron hasta los labios de Deidara
-Perdóname… siempre quise buscarte y decírtelo – la voz de Itachi se quebró- Nunca podía sacarte de mi cabeza, lo que te hice… siempre pensé en ti tuviera o no tuviera en la cabeza. Yo…
Deidara tomó la mano de itachi – Curemos nuestras heridas – Ambas manos se entrelazaron – Juntos…
-Te amo
- Te amo
Ambos rieron un poco, Itachi bajo del sillón para quedar junto al rubio y después buscaron sus bocas desesperadamente mientras se abrazaban el contacto hizo que sus cuerpos se recordaran y vibraran al mismo tiempo que su corazón latía fuertemente.
–No te dejaré ir – suspiró el rubio
-Nunca he dudado de ti, además como podrías resistirte a estar conmigo – acarició los cabellos rubios de Deidara.
-Engreído… - Se volvió a abrazar a Itachi, sabía que el moreno aún seguía dudando sobre todo por lo de su ceguera y que estaba asustado, seguramente tendría que seguir luchando contra eso, pero en ese momento aquello no importaba.
Deidara jalo a Itachi sobre si, quedaron acostados sobre el pequeño tapete y se volvieron a besar de forma dulce y febril. No importaba nada en ese momento ya habían pasado por tanto todos esos años que necesitaban ese momento.
-Quiero hacerlo… -gimió en los labios del moreno.
-¿Sabías que estas en un hospital?- dijo incrédulo el moreno.
-¿Desde cuándo no te gustan los riesgos?- Se restregó un poco con el moreno para incitarlo.
-no sé si…
-No sabrás hasta que lo intentes, además siempre he sido tuyo, me he arrepentido tantas veces de no haber caído en tus trampas cuando éramos jóvenes. Siempre me respetaste, pero en verdad quiero entregarme a ti, quiero que por fin lo hagamos tú y yo.
Itachi no dijo nada, recordó como en su juventud sentía tanto amor por Dei que nunca lo había obligado a tener relaciones a pesar de que siempre había lo deseaba tanto.
-Itachi…- llamó Deidara estremecido, uniéndose a los demandantes besos en su cuello, las manos del moreno ahora recorrían con libertad el cuerpo bajo suyo, el rubio empezó sentir como su mente se ponía en blanco para poder sentir aquellas caricias.
-Dei, te he deseado tanto – sintió su cuerpo ser presa de incontables escalofríos, es cierto que el si había tenido encuentros con otras parejas pero el que fuera el rubio, el que sólo tuviera el sentido del tacto le hizo presa de un fuego intenso que le hacía querer seguir probando aquella piel, aquella sensación y aquellos sentimientos.
Deidara se dio cuenta de aquello y con sus dedos comenzó a acariciar la piel del moreno. Empezaron a desvestirse lentamente. Itachi paso del cuello al pecho del rubio llevando sus labios hasta los pezones, uno luego el otro empezó a lamerlos hasta convertirlos en dos pequeñas y duras tetillas.
-¡Aah!- Dei gimió de nuevo, su mente estaba completamente nublada por las sensaciones que Itachi estaba otorgándole, no podía más que gemir fuertemente ante el delicioso tormento al que le estaba sometiendo, deseo y desesperación entremezclados. Los dedos de Itachi se deslizaron desde la espalda del rubio hasta perderse en su suave trasero.
El rubio se sonrojo y hundió su cabeza en el cuello de Itachi, y este lo disfruto porque aunque no podía verlo podía imaginarlo. Después recorrió poco a poco la entrepierna del rubio y es entonces cuando ya con más autoconfianza de un movimiento se acomodo entre sus piernas. Se inclinó para besarlo en un nuevo beso lleno de lujuria. El calor estaba subiendo rápidamente.
Las respiraciones agitadas hacían eco en la habitación, ambos sabían que estaban ardiendo.
-Aah … Dei…- Gimió ahora itachi cuando Deidara siguió acariciando cada parte de su cuerpo, cuando su cintura se juntaba con la suya, cuando sus miembros despiertos se rosaban.
-Aah Ita..!!- casi gritó cuando el moreno sujeto el miembro de Deidara, comenzó a masajearlo lentamente y para después masajearlo junto con el suyo.
Esa sensación bien que hizo que todas las emociones exploran, sentirse piel con piel justo en el lugar de la fricción.
-Ita…chi… ya….
-Aún no… falta la mejor parte – le dijo con aquel tono petulante que hace mucho tiempo no usaba. El escuchar al rubio le excitaba de una forma que jamás lo estuvo, y más al saber que sería el primero, que había esperado por él todos estos años.
Itacho sujeto la cadera del rubio, para dejar que su miembro se abriera paso en la entrada estrecha que lo esperaba, estaba siendo un poco complicado y pareció notarlo Deidara, y aunque estaba en un estado demasiado agitado como pudo puso la mano en la de Itachi para ayudarle un poco, aunque cuando sintió el miembro del moreno dentro de sí se tuvo que aferrar de lo primero que pudo que fue la alfombra bajo suyo.
El sentir el caliente lugar hizo que Itachi se olvidara por completo del detalle del rubio y en lugar de sentirse mal, lo hizo perder la cordura, se sintió conectado con Deidara a tal punto que supo que no podría dejarle nunca más, que era ahí a donde pertenecía.
Un nuevo beso vino como respuesta cuando Itachi comenzó a moverse lentamente. En un comienzo lento, después apasionado, ansioso y frenético.
-¿Es…tás bi….en? – casi sin poder hablar susurró.
-Ahí… - fue la simple respuesta, el rubio lo estaba disfrutando al máximo. Y entonces sintió aquella sensación de posesión, había hecho suyo a la única persona que había deseado toda su vida y a la que pensó que jamás tendría.
Cada movimiento de Itachi al embestirlo hacia que Dei se arqueara contra su cuerpo – Mas!... – gimia sin reconocerse. Aunque había dolido ahora solo sentía la necesidad de sentir más y más, sentía que en cualquier momento iba a estallar. El escuchar gemir a Itachi por su culpa le gustaba, le hacía vibrar y querer llorar al mismo tiempo.
-Ita ahhhhh…- Dei jadeo cuando el moreno había tocado un punto dentro suyo que le hizo sentir morir y de eso se aprovecho Itachi para seguir dándole en aquel punto, a él también le había provocado una gran sensación, el sentir que se contraía la entrada del rubio era dolorosamente rico.
Deidara se estremeció cuando alcanzó el borde de su resistencia llegando al climax, sin poder contenerse se corrió entre ambos, ante aquella contracción Itachi sintió su miembro siendo estrangulado que lo hizo llegar también al orgasmo en el interior del rubio.
Respirando agitadamente ambos quedaron un momento quietos y abrazados, aquello sin duda había sido la experiencia más inolvidable de ambos, que además les ayudo a sacar toda aquella tensión que se sentía entre ellos, los unió porque estaban destinados a ser el uno para el otro.
-Ahora no podré alejarme de ti… - rompió el silencio Itachi – agitado y sonriendo.
-Eso júralo- rió hundiéndose en Itachi – Nunca compartirás tus labios con nadie más que yo…
-Lo juro.
FIN 2?