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Mercy rain por kozzha

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En los capítulos anteriores…

Surge un encuentro entre Yuki y Shuichi provocado por el sobrino del escritor, Kaname.  Sin poderlo evitar; Shuichi termina cediendo y cae en los brazos del rubio.

Ryuichi se reconcilia con Tatsuha y el par reinicia su relación amorosa; lo que desconoce el monje es que Ryu simplemente lo está usando para vengarse de Eiri.

James consigue un apartamento para el cantante, quien se alegra ante la noticia, pues cree que así podrá evitar a toda cuesta a su ex pareja.

La investigación respecto al ataque al empresario Touma Seguchi continúa, Mika descubre a los responsables del atentado quienes resultan ser sus propios hermanos: Eiri y Tatsuha.

Las vacaciones de la banda Delerium dan por finalizadas, por lo que retoman sus actividades musicales en compañía del Dj Tamaki Hiroki.

 

 

 

Sabía perfectamente que no iba a encontrar  respuesta alguna ahí, mirando a su inerte marido. Sabía que todas sus dudas, todas las preguntas que se formaban en su cansada mente las podía responder saliendo de ahí o tal vez no, pero el ruido de los aparatos que medían el estado cardiaco y la respiración de Touma la estaban volviendo loca y eso no le ayudaba  en nada.

Lanzó un doloroso suspiro y tomó su bolso. Se despidió de su marido, susurrándole al oído que no tardaría mucho, tan sólo saldría a tomar aire y despejarse un poco.

-Nos vemos amor…-musitó ya estando en la puerta de la habitación.

No fue suficiente para Mika el tomar una bebida energizante en la cafetería del hospital, como tampoco lo fue el de pasear en la azotea del recinto.  Se desconectó de su mente y se dejó guiar por su cuerpo el cuál la guio hasta N.G., la empresa de su marido.

-Buenos días-saludó con parsimonia a la secretaria del rubio.

-Señora Seguchi-exclamó la jovencita  con sorpresa, pues la había tomado desprevenida-Buenos días…-se puso de pie y le hizo una reverencia a la mayor.

-Voy a entrar a la oficina de mi marido, ¿Me podrías dar la llave?

-Ah…no es necesario, el señor Sora está ahí-le indicó la secretaria.

-Oh…ya veo. Gracias.-Sin llamar a la puerta, la mujer entró, asustando al hombre, quien yacía muy concentrado mirando unos papeles-Buenos días Sora.

-¡Señora!-respondió el hombre en tono nervioso, se apresuró en guardar los papeles en uno de los cajones, gesto que no pasó desapercibido por Mika-¿Qué hace por aquí? Y el señor, ¿Cómo sigue?-sonrió forzoso.

-Sigue igual…inconsciente-respondió molesta.

-Qué lastima-resopló el hombre con fingida preocupación.

-Si me permites, quisiera estar sola en la oficina de mi esposo-le instó.

-¡Oh! Claro, por supuesto-Sora se puso de pie y le hizo una reverencia en forma de despedida-Con su permiso.-salió de la oficina de manera discreta.  

Mika miró con ojos escrutadores el cajón en donde había guardado aquellos papeles el secretario personal de Seguchi y estuvo tentada en abrirlo pero descartó la idea, pensando que tal vez esos “papeles” simplemente eran currículos de artistas amateurs, si de seguro era eso, simples currículos y  la sorpresa del hombre había sido porque tal vez lo había descubierto hurgando en las pertenencias  de su marido, sabiendo perfectamente que Seguichi era muy celoso respecto a sus eso-Ni porque soy su esposa tengo permitida ciertas cosas…-pensó con desilusión.  Dejó de lado esos pensamientos  y recorrió la oficina de Seguchi, esa era la tercera vez en todo el tiempo que llevaban de matrimonio que visitaba la oficina de Touma y eso era porque respetaba el espacio de trabajo del empresario y no porque él  se lo prohibiera; bueno, nunca insistió en que lo fuera a visitar y cuando lo hizo en esas contadas ocasiones el hombre se veía tenso. Miró la ciudad desde el gran ventanal de la oficina.

 Mirando la gran ciudad que se abría paso ante sus ojos fue que cayó en cuenta de lo que su hermano menor había dicho, habían sido palabras severas, incluso ofensivas-según ella-pero ahora que las analizaba junto con su vida con el rubio empresario eran muy ciertas y eso le dolía. Aparentaban ser el matrimonio perfecto, incluso su padre los ponía siempre de ejemplo para con Tatsuha, vivía en una gran mentira.  Ahora que analizaba todo, su esposo era un completo desconocido, parecía ser que Eiri sabía más que ella misma. Miró de soslayo la oficina del rubio y sus ojos  se centraron en el escritorio. Un pensamiento saltó a su mente,  la oficina de Touma era el lugar perfecto para  resolver todas las dudas que no la dejaban estar en paz y el escritorio sería su primera víctima.

A zancadas se encaminó hacia el mueble y sin pensarlo dos veces abrió el cajón en donde el secretario personal de su marido había guardado esos sospechosos “papeles”; algo le indicaba que esos papeles la sacarían de toda duda, lo intuía. Esculcó con desesperación el cajón hasta que dio con un sobre, en dónde ella  suponía estaban guardados aquéllos “papeles”, lo abrió con un movimiento rápido y brusco que provocó que el sobre se rompiera. Del interior de ésta cayeron unas fotos y demás cosas. Mika recogió las fotos y las miró con seriedad. Algunas mostraban a Shuichi en compañía de unas personas que desconocía y que sinceramente le daban igual. Fue pasando una por una con desdén; frustrada las botó sobre el mueble y cogió los demás papeles, algunos eran recortes de periódicos en donde informaban del “asalto” que el cantante había sufrido.

-¿Qué hace Seguchi con esto?-preguntó al aire.

Nuevamente las palabras de Eiri retumbaron en su cabeza:

-Tu marido es el monstruo-gritó Eiri-él es el asesino, él es el mismo demonio. El mandó golpear a Shuichi.

-No, no puede ser…-rompió todos esos recortes y siguió en su búsqueda, aunque sabía que ya tenía al menos una respuesta ante sus tantas dudas. Miró otro de los documentos, el que le pareció un inocente currículo de un tal “Hisoka Ono” y lo desechó.  Tomó otro bonche de fotos y con desconcierto paso una por una. En todas esas fotos se mostraba a su hermano en compañía de su hijo Kaname y curiosamente también estaban en compañía del jovencito Ono y una mujer-¿Qué hace ese mocoso con mi hijo?-masculló, volviendo a ver una por una. 

Tal vez era lo menos importante que contenía el fólder, pero para ella no, pues ahí estaba implicado su hijo y hermano.  Varias conjeturas se formaron en su mente, la mayoría muy alejadas de la realidad, cómo el que el chico Ono era peligroso y Kaname corría riesgo, esa era la más coherente de todas o al menos así lo pensó ella, pero si era peligroso, ¿Qué hacía Tatsuha hablando con éste? En las fotos se podía apreciar la confianza que había entre ese par.  Con movimientos cansinos pasó sus manos sobre su rostro tratando de despejarse un poco. Hojeó de nuevo el currículo del chico y vio las fotos anexas a éste. Para su sorpresa, el que parecía un simple jovencito amateur era ni más ni menos que el guitarrista de la nueva banda de Shindo.  Mika ante esto tomó los trozos de las notas de los periódicos que había roto y trató de arma una por una. Leyó el contenido de cada una con suma atención y fue ahí en donde descubrió que Hisoka Ono también había sido víctima del asalto junto con Shindo.

-¿Por eso Seguchi lo investiga?-se preguntó. Sacudió la cabeza y con firmeza tomó el auricular del teléfono y marcó una simple tecla, Sora tenía muchas cosas que explicarle.

-¿Diga?-se oyó por la bocina la voz de la secretaria.

-Llama a Sora a la oficina por favor- respondió tajante Mika.

-Me temo que el señor Sora salió de la disquera señora tan solo usted se quedó sola en la oficina, se veía un poco acelerado por cierto.-comentó la jovencita.

-Ya veo-masculló la mujer.  Sin pensarlo dos veces tomó los documentos y salió del lugar.

Si no podía ser Sora, tendría la respuesta de otra fuente y ese sería su hermano Tatsuha.

 

Capítulo 24

Una dolorosa verdad.

 

 

Abrió los ojos con pesadez, trató de enfocar el techo de la habitación pero su somnolencia se lo impidió. Se frotó la cara con rudeza para despabilarse.

-Es Lunes…-dijo en un largo bostezo. Tardó no menos de unos segundos en darse cuenta de las palabras que había dicho y en un salto se puso de pie, dio un alarido de dolor por el movimiento tan brusco que hizo, pues sus costillas y demás heridas lo resintieron-maldición…-masculló Hisoka y con sumo cuidado tomó asiento en la orilla de la cama. Se tomó unos cuantos minutos para recuperarse y tras sentirse mejor se dirigió al baño para tomarse una ducha.

Aquél Lunes reiniciaban las actividades de la banda Delerium algo que reanimaba mucho al jovencito mestizo, pues no podía vivir sin la música.

 

 

Sinceramente eso de faltar muy seguido a la universidad se le había hecho costumbre, por lo que aquél Lunes Tatsuha no se encontraba del mejor humor para tomar sus respectivas clases.  Con pereza tomó su morral, se calzó los tenis y se despidió de un pensativo Eiri.

Gran fue la sorpresa que se llevó al salir de la casa y toparse con su hermana recargada en su auto lujoso.

-Vengo por ti…-dijo sin más la castaña. Tat; quién ya estaba enterado de los acontecimientos del día anterior giró la cabeza de un lado  a otro.

-¿Me hablas a mí?-dijo con un leve tono de sorna.

-Cállate y sube al auto-le instó Mika.

-Eso significa que no estás enojada conmigo.

-Sube al auto…-masculló la mujer, perdiendo la paciencia.

-Hey, tengo que ir a la universidad, si no papá se enfadará.

-¡Ja! Claro…la universidad…-Mika haló de la ropa a su hermano y como pudo lo llevó hacia el asiento del copiloto-No te pregunté si querías o no subir al auto.-le dijo ella a Tat quién no se resistió en subir al vehículo.

-Que mal carácter, igual a Eiri…comienzo a creer que soy adoptado-murmuró el moreno. Mika le lanzó una mirada asesina.

 

 

Caminaba por el pasillo del hotel silbando una canción que había escuchado en la radio mientras se arreglaba. Dejó de silbar cuando estuvo a unos pasos de la puerta de la sala de juntas que les habían asignado. Alzó la mano para tomar la perilla y así poder abrir la puerta cuando escuchó la voz colérica de su hermana dentro de la habitación. Dejó su mano al aire y agudizó el oído.

-¿Todavía lo que hizo por Shuichi y así se lo agradecen?

-No te alteres Hiromi-le dijo en tono ecuánime el mánager.

-¿Qué no me altere? Acaban de sustituir a Hisoka y dicen que no me altere…Si ésa es su decisión, yo me niego a participar en la banda, así como mi hermano, yo también puedo ser sustituida fácilmente, ¿No?-el hombre miró con ojos escrutadores a la jovencita.

-Bien, si ésa es tú decisión. Pero debo de aclárate que firmaste un contrato con la disquera.

La jovencita apretó la mandíbula.

-Demándame…-masculló de manera retadora.  Miró decepcionada  a Shuichi quién permanecía pensativo, desconectado del mundo y sin decir más salió del lugar dando un portazo.

-Bien…continuamos con los planes…-Dresde, la baterista, quién había permanecido en silencio en todo ese rato, se puso de pie y sin decir palabra alguna siguió a su amiga fuera de la sala.

-Pero que carajos…-fue lo último que escuchó decir antes de seguir a Ono.

-Bien, bien…eso no importa, al menos tengo al principal-James se giró y miró al pensativo de Shuichi-Me sorprende que tú sigas aquí, esperaba que rompieras algo o no sé…-al  ver que el chico seguí en el limbo, el norteamericano se acercó a él y lo zarandeó-Hey Shu, ¿Me escuchas?

El moreno salió de sus cavilaciones y miró desconcertado a su mánager.

-¿Qué sucede?-miró en su derredor y pestañeó-¿Y dónde están todos?

James se oprimió la sien.

 

 

Cortó de nuevo la llamada entrante de su hermana mayor, no tenía ganas de hablar con nadie. El saber que había sido sustituido sin más le hacía ponerse triste.  Quiso encerrarse en su habitación, abrazar a su oso y llorar hasta el cansancio pero eso no iba a hacer que le pidieran que regresara a la banda. No supo la razón del por qué de aquella repentina decisión, pero en verdad le había dolido.

-Soy uno más…soy  fácil de reemplazar…como un objeto por otro-susurró Hisoka mientras caminaba hacia la salida del hotel. Ante la insistencia de su hermana, el chico optó por apagar su móvil, sin darse cuenta que alguien caminaba a dirección contraria de él, provocando que chocara con ésta persona-Lo siento...yo…-sus palabras quedaron al aire al ver de quién se trataba-Adiós.-dijo tajante Hisoka y dio media vuelta.

-Hey, ¿A dónde crees que vas pequeño?-la persona con quién había chocado había resultado ser Tatsuha.

-Muy lejos de ti…-instó Hisoka.

-Me temo que ésta vez no te lo voy a permitir-rio el mayor y tomó del brazo al chico.

-¿Y cuando lo haces?-se quejó Ono, forcejeando con el monje.

-Necesitamos hablar.

-Yo no quiero hablar y menos contigo-vociferó Ono. La gente de alrededor les miró con curiosidad pero Tatsuha les  brindó una sonrisa política.

-Lo siento pero ahora no te queda de otra-masculló y sin más lo llevó a rastras hacia el ascensor.

Ya en el ascensor.

-Pero ¿Qué te sucede?-le reclamó histérico el jovencito, golpeando el pecho del mayor.-¿Qué letra de “no” no entendiste?

-Cálmate-le pidió Usegui.

-No lo haré hasta que estés lejos de mí-le gritó, intentando oprimir el botón de planta baja pero el mayor se lo impidió.

-Por favor, necesito de tú ayuda-dijo serio.

-Vaya, alguien necesita de mí…-farfulló con sarcasmo Hisoka, tragó saliva y desvió su mirada de la de un desconcertado Usegui. Las lágrimas estaban a punto de salir.

-Pues si, necesitamos de ti…tú eres la clave.

-¿Cómo?-musitó con voz temblorosa Hisoka.

Las puertas del ascensor de abrieron, dando paso a una pareja de extranjeros.

-Sígueme-le instó Tat y haló a su compañero fuera del ascensor. Hisoka  no puso resistencia.

Caminaron por un pasillo solitario, ni un alma rondaba por ahí, la decoración era muy distinta del pasillo en donde se encontraba su habitación, se podría decir que hasta  pertenecía a otro hotel.  El mobiliario era  lujoso y tan sólo había cuatro puertas en todo el corto pasillo.

-Es aquí-anunció Tat y sacó la tarjeta con la que accedería a la habitación.

Hisoka se quedó a unos pasos de ahí, dubitativo. ¿En qué se había metido?, se preguntó.

-Vamos, entra-le pidió el mayor.

-Yo…-tragó saliva. Estaba a punto de echarse a correr cuando unos fuertes brazos lo alzaron en vilo-¡Espera!-vociferó asustado el guitarrista.

-No hay vuelta  atrás pequeño. Entraron a la habitación, qué para ser más específica, era una suite.

-Aquí estoy Mika-anunció el monje, entrando a la salita de la suite.

-Tardaste mucho-se quejó la mujer, quién yacía sentada en una de los lujosos sillones de la sala.

-Tuviste suerte de qué lo encontrara,-dejó al jovencito en una silla junto a una mesita con el servicio del té-cómo ya debes de saber, él es una persona ocupada, ¿Verdad pequeño?-le alborotó el cabello.

-No me toques-masculló erizado Hisoka.

Mika examinó al chico con ojos escrutadores, se puso de pie y con la elegancia que la caracteriza se acercó a él.

-Pórtate bien con él Mika.-le pidió su hermano menor.

-No me digas lo que tengo que hacer mocoso yo si sé cómo tratar a la gente-le miró con desdén. Ante ese comentario, Hisoka miró con curiosidad a Tat, esperando alguna reacción negativa por parte del monje, quien simplemente se sonrió, algo que desconcertó al menor.

-¿Té?-le invitó al chico.

-No, gracias.-respondió tajante.

Tomó asiento en la otra silla que estaba ahí;  mientras que Tat se quedaba en un rincón, observando con recelo.

-¿Qué es lo que quieres de mí?-le preguntó con fastidio el jovencito. Mika abrió los ojos de sorpresa.

-A mí háblame de “usted” o qué, ¿Me limpiaste la nariz cuando era pequeña?-le respondió molesta la mujer. Tat lanzó una risilla, divertido. Hisoka no supo que responder a eso y tan sólo balbuceo cosas incoherentes-Por más que me esfuerzo, no sé qué es lo que vio mi esposo en ti.

-No sé a qué se refiere-miró a Tat en busca de alguna respuesta, pero el mayor desvió la mirada.

-Si tú no lo sabes, yo menos-se cruzó de brazos la castaña.

-Sea más específica, por favor.

-Bien…-se puso de pie y fue hacia el sillón donde momentos antes había estado sentada, tomó un sobre que yacía ahí y regresó sobre sus pasos-A ver si me puedes explicar esto, por qué por más que me esfuerzo no logro entender por qué tanta atención en alguien como tú.-dejó sobre la mesa el sobre.

-Suficiente-vociferó Ono poniéndose de pie-no tengo porque soportar una ofensa de “usted”.-intentó salir de la suite pero fue interceptado por Tatsuha-Ya déjame en paz-gritó colérico el chico, lanzándole un puñetazo en la cara al monje, quién lo esquivó. Ante el movimiento tan brusco que hizo, un dolor punzante se le clavó en sus costillas lesionadas-Maldición-chilló, encogiéndose del dolor.

-¿Estás bien?-preguntó Tat, preocupado.

-No…-susurró el chiquillo, doblado de dolor.

-Llévalo a la cama-terció la mujer inexpresiva.

Tat alzó en brazos al menor y lo llevó a la cama, le recostó con cuidado y tomó asiento junto a él.

-Lo siento, pero me ibas a golpear…-se disculpó apenado el monje.

-Esa era mi intención-musitó el chico.

Mika se acercó al par y le tendió el sobre al adolorido chico.

-Hey, espera que al menos se recupere-se quejó Usegui, indignado.

-No tengo tiempo…-masculló aún inexpresiva la mujer.

-¿Si miro el contenido de éste sobre me dejarán en paz?-preguntó en un suspiro adolorido el jovencito.  

-Posiblemente.

Hisoka miró con desdén a la mujer pero no dijo nada, abrió con cuidado el sobre y entre pequeños quejidos sacó el contenido de éste. Su cara se desfiguró ante lo que tenía frente a él, la mezcla del dolor que sentía y el gran desconcierto le hacía que su atractivo rostro se deformara.

-Pero…-dijo en un hilillo de voz. Paso una por una las fotos en donde salía con su hermana, Tatsuha y el sobrino de éste. Miró al moreno esperando alguna respuesta pero éste simplemente se puso de pie y se fue a un rincón del lugar.

-Dime que es lo que te hace “especial” para que mi marido te mande seguir.

-No lo sé…-murmuró Hisoka-Yo no conozco a su esposo.

-Claro que lo conoces.

-No, no sé quién es…-Hisoka sacudió la cabeza, tratando así de quitarse esa sensación nauseabunda que sentía al ver tales fotos.

-No me digas que no conoces a Touma Seguchi.

-Ya le dije que no…-Ono abrió los ojos, al escuchar ese nombre se le fue el color, sintió un escalofrío en la espalda y se sintió desfallecer. Aquél hombre que había mandado golpear a su amigo Shuichi y que lo había estado siguiendo por sé cuánto tiempo era el esposo de esa señora.

-Por tú reacción me doy cuenta que si lo conoces…-Mika hizo una mueca que parecía una risilla de satisfacción-Bien, ahora dime que has hecho que mi marido no te pierda de vista.

-No lo sé señora-Hisoka apretó los labios. El dolor iba en aumento y le impedía incluso jalar un poco de aire.

-¡Mientes!-la castaña desesperada zarandeó al niño, ignorando su condición.

-Hermana, déjalo…lo estás lastimando.-vociferó Tat, alejándo a la castaña de Hisoka.

Ahora lo que retumbó en la confundida mente del guitarrista fue la palabra “hermana”

-“Hermama”-susurró en un suspiro-Ella es tú hermana…

-Claro que somos hermanos, ¿Qué no ves el parecido?-dijo Mika, acomodándose la ropa.

-O sea qué eres cuñado de…Touma Seguchi.

Tat desvió la mirada, avergonzado.

-No me enorgullece eso…-musitó el monje.

-Ustedes…-les señaló-me dan asco…

-Ja…asco…-sonrió con sorna la castaña-Un mestizo me dice que le doy asco…

-Cállate Mika-le ordenó Tat.

-No más…-como pudo se enderezó el chico-Yo no puedo seguir aquí…-con debilidad intentó ponerse de pie pero las piernas le falsearon; afortunadamente Tat pudo amortiguar su caída.-No me toques…traidor…

-Por favor, dile lo que sabes para darle fin a todo esto-le suplicó el monje, ayudando a Ono a que se recostara en la cama.

-¿Por     qué mi hermano es un traidor? ¿Por qué tu reacción ante la mención de mi marido?

-Por qué se dijo llamar “amigo” de Shu siendo cuñado del cobarde que lo mandó golpear…

-No le digas cobarde  a Touma- Mika alzó la mano para abofetear a Hisoka pero Tat se lo impidió.

-Suéltame mocoso-forcejeó con su hermano.

-No hasta que escuches a Hisoka y te des cuenta de todo…-miró al jovencito-dile todo lo que sabes, por favor.

-Su marido mandó golpear a Shuichi, no fue un asalto, el sujeto que lo hizo me dijo que un tal Touma Seguchi lo había mandado…Shu…él…-haló aire y continuó-el me pidió que mintiera, que no dijera nada de lo sucedido esa noche pero…

-Eiri lo obligó…-continuó Tat, soltando lentamente a su hermana, quién miraba con recelo al menor-Así fue como nos enteramos de lo sucedido y por esa razón…hicimos lo que hicimos…

-¡Mienten!-gritó Mika-tú eres un mentiroso…-señaló a Ono-¿Cómo te atreves a decir eso de mi esposo? ¿De mí Touma?

-No soy ningún mentiroso señora, eso fue lo que escuché-se puso de pie y haciendo uso de la poca fuerza que le quedaba  encaró a la mujer-…no tengo idea de quién sea su esposo, pero no es bueno pues tan sólo la mención de su nombre hace que mi amigo se erice. Su esposo es un monstruo…mandar golpear a alguien por la razón que sea…eso es sólo de un monstruo…-haló un poco más de aire-como yo…-las fuerzas le abandonaron y su mente se nubló, a lo lejos pudo escuchar su nombre y después todo fue negro.

 

 

-¿Crees  que somos objetos?-vociferó Shuichi, colérico. -¿Crees que nos puedes reemplazar así como así?

-Hey, tranquilo, yo no dije eso-refutó James.

-No lo dijiste con esas palabras…-se paseó como león enjaulado-Si piensas que lo voy a permitir estás mal. No voy a ser partícipe de esto…o no, eso sí que no.

-Quedamos en un acuerdo…lo del apartamento.

-Pues rompo ese acuerdo-le miró de manera retadora-Y regreso a Nueva York-se acercó a la puerta, dispuesto a salir de lugar.

-No te atrevas a irte-gritó James, golpeando la mesa con uno de sus puños-Es una orden…-ante la repentina reacción del ecuánime manager Shu dio un respingo.  Se acercó al joven-diles a tus compañeras que la decisión ya está tomada, quieran o no . Los espero mañana en la disquera…si no…sufrirán las consecuencias-hizo a un lado al desconcertado Shu-yo hablaré con Hisoka en privado.-sin más salió de la sala de juntas.


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