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Mercy rain por kozzha

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-Le inyecté un analgésico-dijo el doctor guardando sus cosas en el maletín-lo mejor será que esté en  absoluto reposo por lo menos en un par de días, sus heridas no han sanado aún y lo que puede provocar es que empeore.

-Gracias doctor-Tatsuha hizo una reverencia y acompañó al hombre a la entrada de la suite.

-Estará dormido por unas horas  a causa del analgésico.

-Está bien.

-Cualquier cosa no dude  en llamarme joven Usegui.

-Lo haré.

-Con su permiso-el doctor hizo una leve inclinación y salió de la habitación. El monje soltó un bufido y se rasco la cabeza.

Después de que Hisoka se desmayara, Mika salió de la habitación dando como explicación que necesitaba estar sola; Tatsuha no pudo seguirla pues no podía dejar en aquella situación al joven mestizo. Al ver que el chico estaba pálido, Usegui se vio obligado a llamar a su doctor de cabecera para que le atendiera.

Intentó llamar varias veces a su hermana, pues temía que en el estado que se encontraba fuera a hacer una tontería; desafortunadamente no la pudo localizar.

-Malditos celulares, no sirven para nada-bufó el moreno, molesto  lanzando el aparato en uno de los lujosos sillones.

Miró de soslayo al jovencito inconsciente y se acercó a la cama, tomó asiento en una esquina de ésta.

-Con todo lo que ha pasado ahora, tienes una razón para odiarme-le dijo-Y la verdad no te culpo…-rozó el rostro del chico con delicadeza-me hubiera gustado ser tú amigo…-el sonido de su celular le sacó de sus pensamientos. De un salto se puso de pie y tomó el aparato y sin fijarse quién era, tomó la llamada.-¿Diga?

-Na no da…Tat lindo…¿A qué hora nos vamos a ver?-se oyó del otro lado del auricular la voz fingida de Sakuma.

-Ryu…Ryuichi…-balbuceó el moreno.

-¡El mismo!

-Yo…lo siento…-se rascó la cabeza-No creo poder verte hoy…-miró de reojo a Hisoka.-Estoy muy ocupado y…

-Oh…ya veo…-la voz del cantante cambió un poco, por el tono se podía apreciar que no le había

 parecido la negativa que le había dado como respuesta el monje-No te preocupes-mintió-la universidad puede ser muy pesada, ¿No?

-Claro…si…la universidad…

-Bien, entonces nos vemos luego…bye bye-sin más Ryuichi cortó la comunicación.

Tat miró incrédulo su móvil y después miró a Hisoka, pestañeó varias veces.

-Acabo de cancelar un cita con Ryu…

 

 

Capítulo 25

Una advertencia del pasado.

 

 

Dresde, Hiromi y Shuichi miraban con recelo el bonche de  papeles que se encontraba frente a ellos. James les miraba amenazante desde la entrada de aquella habitación.

-Si no piensan seguir en la banda, la empresa los demandará por incumplimiento de contrato. Si aún quieren seguir con  su postura de no trabajar más para la empresa ya saben cuáles son las consecuencias.

Dresde bajó la cabeza, mientras que Hiromi apretó los labios y Shu se mordió las uñas.

-Lleguemos a un trato…-se apresuró a decir Hiromi-Aceptamos a un reemplazo de Hisoka, siempre y cuando se nos permita a nosotros elegirlo. Sólo será un reemplazo temporal, pues Hisoka seguirá siendo partícipe de la banda.

Dresde y Shu le miraron sorprendidos.

-Estoy de acuerdo con ella-alzó la mano Shuichi; mientras que Dresde sólo se limitaba asentir con la cabeza.

-Pero se avisará a los medios que sólo será temporal la usencia de mi hermano . . ¿Qué dices? Lo tomas o lo dejas.

-O sea que quieren hacer un casting.

-Si-corearon con seguridad los tres chicos.

-Esa es nuestra oferta…-dijo Ono.

-Ja…todavía ponen condiciones…

-Somos la mejor banda de la empresa, no les conviene perdernos-dijo Shu con seguridad.

-Muy cierto-afirmó Hiromi y Dresde asintió de nuevo.

-Si hacemos público lo del casting, se centrará más la atención en nosotros…-continuó Shindo.

-Y eso provocará que se venda más nuestro material…-continuó Dresde.

-Y significará que tendrán más ganancias ustedes…-siguió con ojos brillosos el moreno.

-Astutos…-masculló James-bien…estoy de acuerdo. Acepto la propuesta.

Los tres chicos se quedaron sorprendidos ante la afirmativa de su manager

- Necesitamos lo más pronto posible un guitarrista, que les quede muy claro.

-Si…-corearon los chicos de nuevo.

-Por cierto Shu, hoy mismo tienes que mudarte a tu apartamento, pues ya comenzó a correr la renta.

-Bien-sonrió satisfecho el moreno.

-Espera…-Hiromi se puso de pie-¿Apartamento?

-Sí, fue la condición que puso para quedarse más tiempo en Japón.

-Si él tiene un apartamento yo también quiero uno, si no me niego a seguir en la banda y en Japón,

-Y vamos de nuevo-James se frotó la sien-Ya lo tenía contemplado, así que en esta semana tú y Dresde tendrán su apartamento.

-Bien…-dijo Hiromi.

 

 

La palabra “monstruo” rondaba una y otra vez en su perturbada cabeza. No era la primera vez que alguien describía como monstruo a su esposo.

Lo había hecho su mejor amigo: Yuki Kitasawa. Yuki y Touma se conocían desde que eran niños y habían estado juntos hasta la universidad. Mika le conoció hasta el día en que le habían llevado la invitación para la boda.

Fue una gran sorpresa para el hombre cuando el rubio le informó de la “gran noticia”. Yuki no tardó mucho en advertirle a Mika del error que estaba a punto de cometer. Fue a unos pocos días de la boda, el hombre la había ido a visitar a  su apartamento de soltera, en Kioto.

-Es una mujer muy guapa y que viene de una familia de renombre tiene todo un camino por delante…no lo arruine señorita Usegui.-le había dicho aquélla tarde el amigo de su prometido.

-¿Qué me está tratando de decir?-le instó la castaña, desconcertada.

-No se case con Touma.

-Pero…¿Qué no soy lo suficiente para él?-le recriminó, indignada.

-Por eso se lo digo…usted es mucho para él…mi amigo no lo vale.

-¿Cómo puede decir eso?

-En serio, no me haga entrar en detalles…

-No logro entenderlo, usted es su amigo…

-Por eso se lo digo…lo conozco bien y él no es lo que aparenta. ¿No se ha dado cuenta que soy su único amigo? Sólo se acercan a él las personas que son igual a él…por eso mi gran sorpresa de que usted se haya sentido atraída hacia mi amigo. Sabe; detrás de esa sonrisa angelical se esconde un monstruo. Incluso a mí me da miedo-torció la boca-y mire que  yo soy un hombre con la mente torcida-de aquella mueca se formó una peculiar sonrisa.

A pesar de la advertencia, Mika se casó con Touma y  no supo más de Kitasawa hasta unos años más adelante, cuando se llevaron a Eiri con ellos a Nueva York.

-Me da  mucha pena su situación actual señora Seguchi-le había dicho Kitasawa en la reunión que habían organizado para que él conociera a Eiri.

La mujer le había dado tremenda bofetada en aquella ocasión al hombre; quién con la mirada inexpresiva le había dicho.

-Está muy a tiempo de alejarse de él, pues aún no se ha embarazado.

Y esa fue la última conversación que tuvo con Kitasawa; pues al poco tiempo Eiri le había disparado en defensa propia.

Para Mika, la hazaña de Kitasawa había sido algo atroz, imperdonable. Sólo alguien enfermo podría ser capaz de algo así.

-Si él…alguien enfermo y loco le tenía miedo a Touma…-susurró al aire Mika, encerrada en su auto-Sakuma es el único amigo de Touma… Eiri sólo le habla por agradecimiento…la demás gente lo ve con miedo…porque es…-la imagen de Kitasawa y Hisoka se le vino a la mente.

-Un monstruo…-dijeron los dos al unísono.

-Incluso mi hijo le teme…-Mika se cubrió el rostro con sus manos-que he hecho…-soltó en llanto la mujer.

 

Se dejó caer sobre el mullido colchón.

-¡Delicioso!-ronroneó el moreno, extendiendo todas sus extremidades.

-¿Te gustó?-le preguntó James, mirándolo desde el marco de la puerta.

-Está perfecto, los muebles están bien y la ubicación…-le hizo una señal de victoria con la mano.

-Bien, he cumplido con el trato; espero y tú cumplas con tu parte.

-Si, si…-Shu le dio la espalda al mayor.

-Te dejaré para que te instales y tan sólo localicemos a Hisoka, daremos la conferencia para anunciar lo del casting.

-Si…

 

 

Abrió sus ojos con pesadez, se removió entre las sábanas y cerró los ojos de nuevo hasta que su mente se despejó del todo. Lo primero que sus ojos percibieron fue el rostro preocupado de Tatsuha.

-No puede ser…-musitó con voz débil.

-¿Cómo te sientes?-le preguntó el mayor.

Hisoka se enderezó con ayuda de Tat.

-Bien…no me puedo quejar.

-Que bien…yo…

-No me  interesa…-le dijo tajante Hisoka-Quiero que tú y tu familia me dejen en paz.

-Lo entiendo…-asintió el monje.

-Ya tengo suficiente con mis problemas para que me involucren en más…-se puso de pie con lentitud.

-En verdad lo siento mucho-Tat hizo una inclinación-Sé que  quieres qué ya te deje en paz pero…al menos déjame recompensarte con algo…-Hisoka le miró con ojos escrutadores-prometo que después te dejaré en paz.

-No quiero nada tuyo.-pasando de largo al mayor, salió de la suite.

 

 

Regresó a N.G. y a pesar de que se había retocado el maquillaje, se podía apreciar que la mujer había estado llorando.

-Hola Ayame, ¿Ya regreso Sora?-preguntó Mika con voz dulce  a la secretaria de su marido.

-Si señora, está en la oficina-dijo la mujer desconcertada por el aspecto de Mika.

-Gracias…-la mujer entró si llamar a la puerta.-Necesito hablar contigo-dijo tan sólo dio un paso dentro de la oficina de Touma.

Sora, quién revisaba un contrato dio un respingo, como había pasado en la mañana.

-Regresó…-fue lo único que se le ocurrió decir al hombre.

-¿Es cierto que Touma mandó golpear a Shindo?-dijo sin más la mujer.

El hombre abrió los ojos sorprendido y carraspeó.

-No sé a lo que se refiere señora, pero el señor Seguchi sería incapaz de hacer tal hazaña.

-No me mientas Sora-masculló Mika.

-No le miento…

-Bien…¿Me puedes explicar quién es éste niño?-Mika sacó de su bolso el folder con las fotos de Hisoka y se las extendió en el escritorio.

Sora tragó saliva.

-No sé quién es…

-¡Mentira!-vociferó Mika, desesperada-No mientas y dime por qué lo hizo. }

-No sé a qué se refiere señora-siguió Sora, nervioso.

-Maldición…-la mujer hurgó en su bolso y sacó una pequeña pistola-No me mientas más…-le encañonó.

-¡Señora!-exclamó el hombre, nervioso.

-No sólo Touma es capaz de hacer todo este tipo de cosas, yo también…Así que habla.

Sora volvió a tragar saliva.

-El señor Seguchi quería dejar paralítico a Shindo y así alejarlo de su hermano. Cuando se hubo enterado que su plan había fracasado por el amigo de éste, el señor juró vengarse del joven Ono. Es lo único que sé…-mintió Sora.

-Eres un cobarde…-masculló Mika-me das asco…

 

 

Entró al restaurante y buscó de entre la multitud, para su desgracia, el lugar estaba lleno pues era la hora en que la mayoría de la gente salía a comer.

-¡Tío Eidi!-se escuchó la voz de su sobrino de entre el gran bullicio.

Sus ojos amarillentos buscaron al niño y le encontró alzando los brazos encima de una silla, al fondo del lugar. Caminó a grandes zancadas hacia la mesa y tomó asiento.

-Gracias por venir-dijo Mika.

-No tienes nada que agradecer.

-Tenías razón…-la mayor apretó los labios-Kitasawa tenía razón…dios…-se cubrió el rostro.

-¿Mami?-Kaname abrazó a Mika.

-Estoy bien bebé-le dijo con voz pastosa, acomodando en su regazo la niño-Lo siento tanto hermano…

Eiri le acarició una mano en forma de consuelo.

-¿Necesitas que te ayude en algo?

-Sí, quiero que me lleves  a casa de papá…

-Ya veo…¿El ya lo sabe?

-Aún no, sólo espero que no se enferme al enterarse.

-Descuida, el viejo es fuerte. Caerá un meteorito y el seguirá vivo.

Mika sonrió.

-Gracias hermano.

 

 


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