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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Hola!

Yo aquí de nuevo.

Creo que con éste capítulo mucha gente me dejará de leer y me odiará; sólo me queda decirles:

Mucho un gusto en conocerlas T-T.

Espero y sea de su agrado.

No odien a Shu

Odien a Sakuma.

Amen a Mika :) creo que no hay mas perra que ella.

Adoren a Yuki jejejeje.

La canción de éste cap se llama "Como yo te amé" de Armando Manzanero, la versión que más me gusta es la de Eigenia León, espero y puedan escucharla mientras leen el capi.

Ah! Si, preparen su caja de pañuelos desechables XP.

Saludos.

Se despertó pasada las once de la mañana. Sonriente se puso de pie de la cama y lanzó un gran bostezo.

-Es sábado-susurró.

Salió de su habitación aún en pijama y caminó hacia la sala, en donde se había quedado su “invitado”

-Ne, que se te antoja desayunar…-las palabras quedaron en el  aire al ver el sofá vacío-Pero…juro que lo dejé aquí-Hisoka se rascó la cabeza. Regresó sobre sus pasos y buscó en todo el apartamento, incluso en el baño. Llegó a la concina esperanzando de encontrarlo ahí, pero lo único que vio fue una  nota en la mesa del comedor que decía:

“Gracias por todo”

Tatsuha.

 

Hisoka tomó la nota y lanzó un hondo suspiro.

-Se ha ido…-murmuró.

 

 

Capítulo 32

Una pronta resignación.

 

 

Miró el lugar no muy convencida, abrió la boca para hacer una crítica pero al ver el estado de su hermano optó por guardarse todo comentario negativo.

-¿Desde cuándo estás aquí?-le preguntó.

-Desde la tarde del sábado.

-¿Y se puede saber por qué no respondías a las llamadas?-le espetó Mika, cruzándose de brazos.

-Lo siento mucho…-respondió Tat, cabizbajo.

Aquella habitación de hotel no le parecía a la hermana mayor de los Uesugi; que estaba acostumbrada a otra vida un poco más ostentosa.

-¿Y cuánto tiempo te vas a quedar  aquí?-La castaña tomó asiento en un pequeño sofá cerca de la mesita de noche.

-Hasta que encuentre un apartamento.

Mika apretó los labios y miró a su hermano. El  monje se veía tan vulnerable y sin poder evitarlo remembró recuerdos viejos, cuando el joven era molestado por los demás niños por ser huérfano de madre y por ver fantasmas. La mujer, que siempre había sido la de carácter fuerte de la familia, le defendía a capa y espada. Con el corazón estrujado, la castaña se acercó a Tat, quién estaba sentado al borde de la cama.

-¿Qué es lo que te tiene tan triste?-le habló con voz dulce.

 Mika tenía idea de quién había sido el responsable del estado de su hermano, pero no quería decirle lo que sabía pues no deseaba empeorar el estado de ánimo de su menor.

-No es nada…-mintió el moreno con voz trémula.

-¿No quieres contarle a Mikarin lo que te pasa?-acarició el rostro de su hermano.

-Ryu…-murmuró.

-¿Te peleaste con él?

-Me corrió…

Ante lo dicho por su hermano, a Mika se le heló la sangre.

-Maldito bastardo-pensó la castaña.

-Me dijo cosas muy crueles y…-se llevó las manos a la cara y lloró-sólo…sólo jugó conmigo…jugó conmigo…jugó conmigo por venganza…

-Vamos Tat-Mika le retiró las manos del rostro con delicadeza y le abrazó. Dejó que su hermano se desahogara-Juró que me vengaré…Sakuma-pensó la castaña.

 

 

Aquél lunes, Shuichi más confundido que nada no pudo concentrarse en el trabajo, provocando la furia del productor.

-Si vienes mañana igual, juro que te mato-fue la despedida de Takarai .

Hiromi había regresado el domingo en la noche, por lo que  se había ausentado en el trabajo y aun así, Shu estuvo disperso.

Regresó a su apartamento y sin ánimos, se dejó caer en el sofá y miró el televisor.

Ya había pasado más de una semana desde el encuentro con Yuki.

-Una semana…-musitó distraído Shu-algo anda raro en él…-apagó el televisor-En todo éste tiempo no lo vi…o sea que…¿Ya comprendió que no quiero saber de él?-al decir esto, Shindo sintió un vacío en el estómago. ¿A caso le había herido su orgullo? O , tal vez era que, ¿Aún sentía algo por el escritor?

 

 

Bajó del taxi y miró la imponente cada frente a él, lanzó un hondo suspiro y buscó en su pantalón las llaves. Con ánimo abrió su casa. Se quitó los zapatos con parsimonia y dejó las maletas en el recibidor.

-Ya estoy en casa-anunció. De la nada apreció un gato negro  con la cola erguida;  al llegar a sus pies se restregó sobre ellos, ronroneando. Lanzó un gran maullido y se recostó sobre el suelo, dejando su barriga al descubierto, Eiri esbozó una sonrisa-¿Me extrañaste Nyankotaro?-dijo el hombre, poniéndose en cuclillas para acariciar al minino, quién le respondió con un maullido.

-Bien venido joven Eiri-la ama de llaves de Mika salió a recibirlo.

-¿Midori?…hola-le saludó desconcertado.

-Hola Eiri-Mika bajó apresurada las escaleras-Traje a Midori conmigo, no deseo que esté sola en la casa de Roppongi hills, espero y no te moleste.

-No…para nada.

-Supongo que viene cansado-terció la ama de llaves-ayudándole a quitarse el saco.

-Un  poco…

-¿Desea que le prepare el baño?

-Te lo agradecería.

La mujer asintió y subió a la planta alta.

-Pensé que ibas a llegar en la noche-le dijo la castaña que se dirigía a la sala de estar;  Eiri cargó al gato y siguió a la mayor. Tomaron asiento en la sala, uno enfrente del otro. Yuki acomodó al minino en su regazo.

-Los compromisos en Corea finalizaron  antes-miró a Nyankotaro que ronroneaba feliz-¿Cómo se portó?

-Ay…pues te diré –resopló la mujer-No le gusta estar solo y cuando lo dejamos en casa rompe el papel higiénico; y por las noches se la pasó penando de cuarto e n cuarto-se quejó la castaña. Yuki sonrió complacido.

-Por cierto…-el rubio miró a su alrededor-¿Y Kaname?

-Tomando su siesta.

-Ya veo-asintió.

-¿Tienes hambre?

-No…lo único que deseo ahora es un buen baño y mi cama.

-Bien…

Mika miró a su hermano, quién se veía ojeroso, en definitiva estaba agotado por lo que no era conveniente decirle de la “novia” de Shindo.

-Y ¿Qué novedades hubo?

-Ah, pues…Tatsuha…-la ama de llaves interrumpió, anunciando que ya estaba listo la bañera.

-¡Qué bien!-exclamó Yuki, dejando a un lado a su gato y  poniéndose de pie de un salto-Me cuentas después lo de Tatsuha, ¿Si?

-Vale.

Eiri le agradeció a Midori y subió las escaleras.

 

 

A primera hora del martes; Mika llevó a Kaname a la escuela y de ahí se fue hacia el hospital. Afera de éste la esperaba su abogado.

Cuando entraron a la habitación de Touma, éste estaba desayunando en compañía de su abogado.

-Buenos días…-saludó Mika al entrar. Touma no respondió y sólo se limitó a mirarla con el ceño fruncido.

 

 

Ryuichi entró a N.G. dando saltos, en la recepción le esperaba su manager; aquél día tendría un par de revistas en la radio.

-Na no da…¿Y Noriko?-le preguntó a su representante.

-Hoy tampoco va  a venir, aún sigue enferma.

-Oh…ya veo…-Sakuma sabía que su “amiga” estaba mintiendo. Desde la semana pasada que le había ido a visitar y éste le había contado sus planes con Tatsuha, no la había vuelto a ver. La chica lo estaba evitando. Ryu apretó su Kumagoro, si Noriko seguía así, tendrían que buscar a otro tecladista.

 

 

Hisoka se encontraba vocalizando, mientras Tamaki se dedicaba a componer una melodía. Empezando la semana, el par había iniciado con la composición de las canciones del nuevo disco que el Dj sacaría.

-Hey Ono…-interrumpió el manager de Tamaki- alguien te busca en la recepción.

-¿A mí?-preguntó incrédulo en jovencito.

-Si, es una mujer…muy bonita, por cierto-le guiñó el ojo al moreno, quién se sonrojo.

-Ah..yo…ahora vuelvo-balbuceó el menor.

Escuchó a lo lejos que tanto el manager como Tamaki habían dicho: Picarón.

Caminó con paso acelerado hacia el ascensor. El hombre le había dicho que era una mujer, eso significaba que era Maiko, ¿Quién más podía ser? Subió al ascensor cuando las puertas se abrieron y por cada piso que bajaba, su corazón se aceleraba más.

-Maiko, Maiko, Maiko…-se repetía en su cabeza el niño.

Corrió cuando las puertas del ascensor se abrieron en la planta baja.  Cuando llegó a la recepción, vio a  Maiko de espaldas.  Notó que la joven tenía el cabello mas oscuro.

-Se tiñó el cabello-susurró el guitarrista, caminando a zancadas hacia la mujer-Hola-saludó jovial. Su sonrisa se borró al ver que no era la hermana de Shu la que le buscaba, sino Mika-¿Qué hace aquí?-preguntó ceñudo.

-¿Por qué el cambio tan drástico?-dijo con sorna Mika.

-En serio, ¿Qué hace aquí?-resopló Hisoka.

-¿No piensas tomar asiento?-le señaló el sofá azul marino frente a ella. Hisoka le obedeció-Veo que ya estás mejor.

-Así es…

-Seré breve-la castaña se cruzó de piernas con elegancia-Vine por  tres cosas: para cerciorarme de tu estado de salud, la segunda para ofrecerte una disculpa por mi actitud aquél día que nos conocimos. Tal vez sea una mala excusa, pero cuando estás enamorado…tienes una venda en los ojos y uno se niega a ver la realidad-Mika desvió su atención del moreno y miró los ventanales de la recepción.

El ceño del menor se relajó un poco.

-En verdad estoy arrepentida de mi actitud-se puso de pie e hizo una pronunciada inclinación. Hisoka se puso rojo ante el gesto inesperado de la mujer.

-No…no se preocupes, eso ya quedó en el pasado-Mika asintió y volvió a tomar asiento en el sofá.

-La otra razón por la que viene es para darte las gracias por haber ayudado a mi hermano.

-¿Tatsuha?-Hisoka abrió los ojos y se puso de pie-¿Cómo está? ¿Él está bien?

El jovencito había estado preocupado por el monje; quién se había ido sin despedirse. Intentó saber si Shuichi sabía algo de él, pero el mayor no sabía nada de Tat desde la llamada del viernes, no creyó prudente contarle sobre lo que había sucedido ese mismo día más tarde. Iniciando la semana, había estado tan ocupado que ni tiempo para investigar su dirección-si es que tenía una-por tal motivo, el joven guitarrista había planeado buscarle el fin de semana.

-Él está bien-dijo Mika, Hisoka suspiro con alivio y tomó asiento-está quedándose en un hotel mientras consigue un apartamento-la mujer se pasó un mechón de cabello atrás de la oreja-Por más que le insistí que regresara a casa de Eiri se negó-resopló-dice que quiere estar solo.

-Claro…supongo.

Mika sacó un papel de su bolsa de diseñador.

-Pero nunca está de más el que le visite un buen amigo-la mayor le tendió el papel al jovencito. Hisoka miró interrogativo a la mujer quién le respondió con un guiño de ojo-Bien, eso era todo-se acomodó la bolsa al hombro y se puso de pie-No quiero quitarte más tiempo, supongo que tienes mucho trabajo. Desconcertado, le mestizo de puso de pie y sólo asintió.-Por cierto, puedes estar tranquilo tú y tus amigos, Touma ya no les molestará más, yo me encargué de eso-Hisoka tragó saliva pero no preguntó-Gracias por todo-fue la manera  que se despidió Mika.

Se encontraban haciendo algunos ajustes a la melodía que habían compuesto; mientras Shu terminaba de componer una de las estrofas de su canción  cuando James irrumpió en la sala.

-Hiromi, ¿Puedes venir a mi oficina?-le pidió a la soprano. La aludida dejó su instrumento y sin decir palabra alguna salió del lugar.

Shuichi dejó de lado la composición de la letra de la canción y salió a fumar un cigarrillo. Después de pensarlo bien, el moreno había llegado a la conclusión de que no podía andar con su compañera de banda y amiga y no es porque la jovencita fuera fea o antipática, al contrario, era muy bonita y su personalidad congeniaba muy bien con la de él;  ese era el problema, pues se acoplaban tan bien que Shu no la veía más que como una amiga, tan sólo una buena amiga; por lo que el físico pasaba a segundo término. Sumando que el tan sólo pensar estar con una mujer le aterraba, pues a sus 23 años, nunca había estado con una, no sabía cómo tratarlas, no tenía experiencia alguna y ni siquiera sabía cómo tocarlas durante el sexo. La jovencita Alison no contaba, pues en realidad sólo habían sido rumores de aquél raro noviazgo, rumores que alguien de la empresa había distribuido al ver la cercanía que tenía ese par. La niña al ver que esos rumores le favorecían, le pidió de favor a Shu que no los negara y esto-como todo un caballero-aceptó, aunque eso provocó la ira del papá de Alison, quién creyó que su hija andaba con un pederasta. Esbozó una sonrisa al recordar al hombre reclamándole.

Ante todo ese análisis le vino un cuestionamiento:

-¿En verdad me gustan las mujeres?-se preguntó el moreno.

En realidad no lo sabía, nunca había tenido novia y durante la preparatoria; las chicas que le hablaban no le interesaban , pues creía que eran huecas, sumando que en ese tiempo sólo estaba interesado en ser un cantante famoso. Muy joven se había involucrado con Eiri, quién le había enseñado todo respecto al amor y al sexo. A sus 23 años no había llegado la mujer, ni el hombre que llamara por completo su atención y causara el mismo efecto que Yuki causó en él.

-Yuki…-susurró.

-Shuichi…

Escuchó aquella voz tan conocida a su espalda, temió voltear pero la mano firme sobre su hombro le obligó a hacerlo, al girar se topó  con un par de ojos grises. Sin poder evitarlo, Shu gritó, asustando al otro quién también gritó.

-Maldita sea Hisoka-vociferó Shu, apretándose el pecho del lado izquierdo-¡Cuántas veces debo  de decirte que no me hables cuando estoy de espaldas!-le recriminó.

-Lo siento mucho senpai.

-Aparte, tienes prohibido decirme Shuichi.

-En verdad lo siento mucho.

Shu bufó.

-Se me olvidaba que a usted no le gusta mi voz.

-No es eso-Shu le volvió a dar la espalda-sólo que me recuerda a alguien desagradable.

-A ¿Tatsuha?

-¿Eh?-Shu se giró y miró desconcertado al menor.

-Tenemos el mismo timbre de voz-Hisoka se rascó la cabeza.

-Tatsuha no me desagrada, aunque sea un pervertido. A parte, él a pesar de que tiene esa voz, puedo reconocerlo al instante por el acento que usa al hablar.

-¿Entonces?

-Olvidémoslo mejor…-Hisoka no insistió más.

Cuando regresó a la sala de ensayos, Hiromi resplandecía, algo que llamó la atención del líder.

-¿Se puede saber por qué estás así?-le preguntó a la soprano.

-Ah Shu…-en un movimiento rápido, Hiromi abrazó con fuerza a su amigo.

-Hey espera…-se quejó éste, sintiéndose incómodo al sentir los senos de la chica presionar sobre su cuerpo.

-Soy taaan feliz-canturreó, sin intención de soltar al joven, quién ya estaba sintiéndose asustado.

-¿Por qué?

-Ah Shuichi-la chica le soltó y se llevó las manos a la cara, cubriendo sus mejillas-Gané la audición que hice y voy a cantar en los premios Tanizaki, yo solita, sin acompañar a nadie-saltó de un lado a otro-Waaa, tengo que contarle a Soka-sin más salió dejando a sus compañeros.

-¿Cómo?-musitó Shu, aturdido por el incómodo abrazo de su amiga.

 

 

Mika llegó en compañía de su hijo a la casa de Yuki, quién los esperaba junto con Midori.

-Ya estamos en casa-corearon madre e hijo, quitándose los zapatos.

El entrar a la sala, Mika se sorprendió de ver a su hermano leyendo. Midori llevó a Kaname a su habitación para cambiarlo.

-¿Qué haces aquí?-le preguntó.

-Estaba esperándote-Yuki se quitó los anteojos y los dejó en la mesa junto a su libro.

-Creí que irías a la disquera X.M.R. como me habías comentado, estuve esperándote un rato ahí.

-¿Fuiste a la disquera?

-Así es-Mika tomó asiento junto a  su hermano-Fui a hacer algunas cosas y creí que te iba a encontrar ahí.

-Yo no salí porque te estoy esperando, estaba preocupado respecto al tema del divorcio-se quejó Yuki.

-Lo siento, todo quedó en buenos términos-le frotó la espalda a su hermano.

-Menos mal-el rubio se cruzó de brazos-Y…-el hombre dudó en hacer aquella pregunta, pero pudo más su curiosidad-¿Viste a Shuichi?

Mika se alejó de su hermano y le miró con los ojos entornados.

-Sabía que me ibas a preguntar eso-resopló-No…no lo ví…-Eiri asintió-Respecto a eso…hermano…-ahora Mika la que dudaba en hacer aquél comentario-Yo lo vi la semana pasada…

-¿Y cómo está?-Yuki le miró con ojos brillosos.

-Hermano…en verdad…será mejor que lo dejes por la paz…él ya no…

-¿Y sigues con los mismo?-el rubio se puso de pie, molesto-A pesar de que ya estas divorciada, sigues haciéndole caso a Touma-le espetó.

-¡Claro que no!-vociferó la mujer, poniéndose de pie también-Touma no tiene nada que ver con esto-le encaró.

-¿Entonces? ¿Qué tienes en contra de Shuichi?

-Nada, pero… Eiri…

-Mejor dedícate  a tus asuntos, que son muchos y déjame a mi-Yuki caminó hacia la puerta principal, con intención de irse.

-Shindo ya tiene novia-soltó sin más la castaña.

Eiri detuvo su andar.

-¿Qué dices?-musitó, acercándose a su hermana-Es mentira, ¿Verdad?-le tomó de los hombros.

-No…lo siento...-negó cabizbaja-Yo los vi-alzó la vista-la chica con la que fue a la boda de Ayaka, ella es…

-Es mentira…-masculló, soltando a su hermana. Mika negó de nuevo-¡Eso  es mentira!-vociferó antes de salir de la casa.

Tomó su auto y fue directo a la disquera en donde trabajaba Shuichi con toda la intención de aclarar todo.  Pasó directo a  la oficina del manager. Le dio la segunda parte de la canción que le habían pedido y pidió hablar con Shindo. James le informó que los había dejado salir temprano, aprovechando que Takarai no se encontraba.

-Pero mañana está libre después de las 4 de la tarde, por si le interesa-le había dicho el norteamericano antes de que saliera un Yuki furioso.

Sin mucho deseo de regresar a casa, Yuki optó por conducir sin lugar fijo, en el camino, Mizuki le llamó a su móvil para saber dónde se encontraba, pues tenía que firmar el contrato con la editorial norteamericana.

Shuichi y Hiromi habían ido a festejar la buena noticia, Dresde se había disculpado con su amiga, pues había elegido quedarse en la disquera para acompañar a su marido; mientras que Watanabe agradeció la invitación pero se excusó diciendo que tenía unas cosas que hacer.

El par eligió festejar en un bar de los alrededores de la disquera; un punto que quedaba en medio de la casa de Hiromi y de la de  Shu.

Después de la reunión con los encargados de la editorial, Yuki invitó a Mizuki a tomar algo en un bar. Aún no estaba de humor para regresar a casa.

 

 

Por la noche; Tatsuha regresaba al  hotel.  Después de las clases se había encerrado en la biblioteca para perder el mayor tiempo posible y así poder regresar en la noche a la habitación del hotel.

-Buenas noches-saludó el moreno a la recepcionista, antes de dirigirse al ascensor.

-Buenas noches joven, ¿Tatsuha?-preguntó dubitativa la mujer.

-Si, así es.

-El joven que está allá-la señorita señaló a una persona que estaba de espaldas-lleva esperándolo más de dos horas.

-¿A mí?-preguntó desconcertado el moreno mirando al extraño.

-Si.

Tat no reconoció a esa persona, pero se tranquilizó de saber que no era Sakuma, aún no se sentía con la fortaleza para verlo.

-Gracias…

Caminó hacia el extraño y saludó. El aludido que estaba muy concentrado leyendo un manual dio un respingo.

-¡Tatsuha!-vociferó con sorpresa Hisoka.

-¡Hisoka!-respondió el monje, igual de sorprendido-¿Qué haces aquí?

El menor guardó el manual en la bolsa trasera de su pantalón y tomó una caja de pasteles que reposaba junto a su mochila en otro sillón.

-Mamá dice que “las penas con pan son llevaderas”-murmuró el menor, extendiéndole la caja al monje.

Tat tomó la caja y miró con ojos grandes al jovencito, quién trataba de cubrir su sonrojo mirando hacia otro lado. Enternecido por la actitud de su amigo, Uesugi sonrió y alborotó el cabello del guitarrista.

-Gracias.

Después de dejarle los pasteles al monje, Hisoka se había dirigido presuroso a su casa, con ayuda de su GPS que había ese mismo día con la ayuda de Tamaki.

Entró a su apartamento y lo vio en penumbra, ignorando la regla de etiqueta japonesa de descalzarse antes de entrar , Hisoka caminó directo hacia la habitación de su hermana. La encontró en los brazos de Morfeo. Suspiró con decepción y se acercó a hurtadillas hacia la cama, besó la mejilla de Hiromi y le susurró.

-Felicidades, eres la mejor...

La soprano elegida para cantar en la apertura de los premios Tanizaki se había resfriado a unos días, por lo que le iba  ser imposible realizar su trabajo; ante esto, los encargados de la logística de los premios se vieron obligados a buscar a otra cantante. En aquél casting participó Hiromi quedando como elegida por los encargados; algo maravilloso para una novata como ella, el único problema era que tan sólo tendría dos días y medio para ensayar la melodía elegida.

 

 

Al día siguiente…

Sakuma fingía leer un periódico. La gente que pasaba por ahí susurraba algunas cosas, pues el hombre se veía sospechoso. El cantante llevaba unos minutos frente a la universidad de Waseda, en donde estudiaba Tatsuha. A lo lejos notó a un joven que caminaba arrastrando los pies, lo reconoció de inmediato y sonrió. Tatsuha caminaba como zombie hacia la universidad, llevaba su morral al hombro y las manos en los bolsillos, el semblante se le veía triste y bajo sus ojos oscuros se podía apreciar unas marcadas ojeras. El chico no la estaba pasando bien.

-Vaya…veo que si te afectó-susurró Ryu, regocijándose de felicidad-Sufre como lo hizo Shu y como lo hice yo.

 

 

Shu fue el último en llegar esa mañana de mitad de semana. Fue recibido con la “gran “ noticia de que Yuki Eiri había entregado la otra parte de la canción.

-¿Yuki estuvo aquí?-le preguntó Shindo al manager.

-Así es, de hecho pidió hablar contigo; supongo para decirte algunas cosas de la canción-el manager se rascó la cabeza.

-Si…tal vez haya sido eso-Shu se rasco el dorso de su mano.

Aquél día sería muy pesado para Delerium, pues Hiromi no estaría para ayudar en la composición de las melodías.

 

 

Mika le pidió de favor a Midori que fuera  a dejar a Kaname al kínder pues ella esperaría a que Eiri se despertara para hablar con él. Ayer había llegado muy tarde, cuando ella ya dormía; por lo que le fue imposible hablar.

Se quedó por largo rato en la sala de estar, mirando algunos documentos referentes a N.G. El ruido de unos pasos en la planta alta le indicaron que su hermano ya se había despertado. No hizo ningún ruido cuando escuchó que el menor bajaba las escaleras.

-Buenos días-fue lo único que dijo antes de irse a su estudio.

Mika dejó los papeles en la mesa de centro de la sala y alcanzó a su hermano en el estudio.

-Necesitamos hablar.

-¿Sobre qué?-Yuki tomó asiento en el asiento de piel y sin voltear a ver  a su hermana, encendió la portátil.

-Sobre Shindo.

Eiri le miró con sus fríos ojos amarillos.

-No sacaré conclusiones  hasta que él mismo me lo diga-eso había decidido el día de ayer, hablando con su amiga Kana, quién le había metido el bichito de la duda. Mika bufó.

-Eiri, por favor…él ya tiene novia, yo los vi tomados de la mano.

-¿Y eso qué?

-Vamos hermano, la gente no se toma de la mano sólo porque sí, al menos en Japón no.

-¡Te digo que no lo creeré hasta que él me lo diga!-golpeó en la mesa con su puño.

-Bien…pero en verdad eres muy egoísta; pues sólo piensas en ti y ¿Qué hay de Shindo?¿ Haz considerado sus sentimientos?-el rubio le miró desconcertado.-¿Crees que para él es fácil regresar al país en donde vive la persona que tanto le hirió? Porque vamos a ser sinceros Eiri, no toda la culpa la tenemos Touma y yo.-Eiri sólo bajó la mirada-Piénsalo bien…-dicho esto, la castaña salió del estudio.

Mika tomó los papeles y los guardó en un fólder. Tomó su bolsa de diseñador y se calzó las zapatillas, ese día sería el primero como la dueña oficial de N.G. records.

Cuando llegó a la empresa pidió a su ahora secretaria que llamara a Sakano. Sería el  primero que se enteraría  de los cambios que habría en la empresa.  Desde que Sora, el secretario personal de Seguchi había desaparecido, Mika había dejado como encargado de la empresa al leal y responsable Sakano.

-Bue…buenas tardes señora Seguchi-balbuceó nervioso el hombre.

-Señora Uesugi, por favor-le pidió Mika, desconcertando al mayor-De ahora en adelante soy una mujer soltera.

-¿Y el señor Seguchi?

La mujer le miró con ternura, haló todo el aire que pudo y lo sacó lento por la nariz.

-Sé lo mucho que admiras y estimas a Touma, por lo que en verdad me duele decirte esto-la castaña buscó las palabras adecuadas-mi ex esposo…me temo que no es la persona de creíamos que era…

-¿Cómo? No enti…entiendo.

-Es un monstruo que no le importa a quién quitar del camino a la gente que le estorba…para que te quede más claro, mi querido Sakano, él fue el que mandó golpear a Shuichi, con la intención de alejarlo de mi hermano.

El pobre hombre al enterarse de todas las cosas que había hecho su gran “señor Seguchi”  se había desmayado. K y el dr.  De la empresa tuvieron que ir por él.

Después de aquél lamentable incidente, Mika pidió mandar llamar a Sakuma, Noriko y su a manager.

Sakuma y el manager aparecieron en la oficina de la mujer, tomaron asiento frente a ella.

-Veo que hoy no vino Noriko-musitó. Sakuma la ignoró por completo y se puso a jugar con su Kumagoro.

-La señora Ukai está enferma desde la semana pasada-aclaró el manager.

-Ya veo.-asintió. Miró a Sakuma y apretó los puños-La razón de que los haya llamado aquí es  para informarles que a partir de hoy yo soy la dueña de la empresa y por tal motivo, la encargada de todo-ante lo dicho ´por la esposa de su mejor amigo, Ryu dejó a un lado a su peluche.

-¿Cómo?-corearon los dos.

-Sólo diré que Touma y yo nos divorciamos.

-Pero…-musitó aún en shock el manager.

-No diré más-dijo tajante la castaña. El manager asintió-Así que les pido que trabajemos en equipo, ¿estás bien?

-Claro que si-el representante se puso de pie e hizo una reverencia.

-Muy bien, si me disculpas Tori, qiusiera hablar con Sakuma  a solas-el aludido asintió y salió del lugar.

Mika sacó los documentos que había leído en su casa y los extendió en el escritorio.

-Como bien debes saber que en pocos días se acaba tu contrato en N.G.

-Así es-respondió serio Ryu.

-Bien…me temo que ya no se te recontratará.

-¿Cómo?-el cantante abrió los ojos de sorpresa-Pero…

-Leyendo las estadísticas, desde que se sacó a la venta el disco hasta la fecha se han vendido menos del millón, incluso ni medio millón. Por más que se haga promoción, vayas a las televisoras, a la radio y se acepten entrevistas, las cifras no  han cambiado mucho.

-Pero…

Mika le acercó una de las hojas que estaban en el escritorio.

-No apareces en la lista de los más vendidos de Japón, obvio, sólo se están contando a los cantantes nativos.

-Eso es porque…

-Ya estás viejo-le interrumpió Mika. Ryu apretó los labios-Mira bien la lista, ¿Quiénes aparecen en las tres primeras posiciones?-el cantante no respondió-En el primer lugar, a pesar de que la chica no tiene la gran voz está Kyary Pamyu Pamyu; en el segundo lugar está Delerium, debes de conocerlos muy buen; pues el vocalista es tu amigo Shindo-Mika se recargó en la cómoda silla de forrada de piel-el miembro más grande de ésta banda tiene apenas 30 años y por último tenemos al Dj Tamaki que a pesar de que tiene 34 años, su propuesta es fresca; sumando que todos sus cantantes son jóvenes, como el que ahora le representa-Ryu apretó la mandíbula y miró con ira  a la mujer, Mika le ignoró y continuó-Y si notas, el resto de la lista se compone  por pura gente joven. A pesar de que la música que haces es para  un público jóven, estos ya no se entusiasman de ver a un hombre de 41 comportándose como un chico de veinte y la gente adulta, no está acostumbrada a éste tipo de música; por lo que tu público está disminuyendo. No pienso gastar mi tiempo y mucho menos mi dinero en algo que no será productivo.

-Suficiente-Sakuma golpeó la mesa y se puso de pie-¿A caso es venganza?

-¿Venganza?-dijo fingiendo asombro la castaña.

-Por lo que le hice a tu hermano-vociferó.

-Debo de admitir que pensaba darte una oportunidad-dijo tranquila Mika-pero dado los acontecimientos de éstos días me temo que sí, me estoy vengando por lo que le hiciste a mi hermano.

-Malditos sean ustedes-le gritó.

-Sólo quiero recordarte que: “El que ríe al último, ríe mejor”.-Sakuma dijo un par de groserías antes de salir de la oficina de la mujer.

 

 

Al ver que no podían avanzar mucho en la composición  de las melodías, James y Takarai-éste último a regañadientes-les dieron la tarde libre a los miembros de la banda Delerium.

Shuichi maldijo al salir de la disquera, pues el cielo estaba gris, anunciado que no tardaba mucho e que la nubes reventaran en una fuerte lluvia. Maldijo una vez más cuando no pudo llegar  a tiempo al autobús que le llevaría cerca de su casa. Resignado caminó hacia su apartamento, sólo esperaba llegar antes de que empezara a llover.  Desafortunadamente, a mitad de camino las nubes se quebraron, cayendo una gran tormenta en la capital de Japón. Desesperado corrió en busca de un lugar para resguardarse; lo encontró en un local clausurado. Se recargó sobre la cortina de metal mientras esperaba a que su ritmo cardiaco se normalizara.

-Shuichi…-la voz de Yuki le hizo sobresaltarse. Frente  a él estaba el rubio completamente empapado.

-¡Yuki!-vociferó, sintiendo un vuelco en el corazón.Pero…¿Qué carajos haces aquí?-le espetó.

-Vengo siguiéndote desde la disquera-respondió con la voz agitada el mayor.

-¿Qué es lo que quieres?-preguntó con fastidio.

-Necesito que me aclares unas cosas-el escritor se aguantó las grande ganas que tenía de abrazarle y besarle.

Shu resopló con resignación, estuvo tentado a irse corriendo de ahí sin  importarle que en el intento se mojara aún más, pero desafortunadamente sabía perfectamente que Yuki lo seguiría y sabría en donde vivía.

-Qué cosas.

-¿Es cierto que tienes novia?-ante la inesperada pregunta, Shuichi le miró con sorpresa.

-¿Quién te dijo eso?

-Mika…los vio en el centro comercial de Shibuya.

Shu suspiró, no sabía que la hermana de Yuki malinterpretaría las cosas.

-¿Es cierto? Díme, ¿Es cierto que tu novia es la joven con la que fuiste a la boda?-musitó Yuki, temiendo la respuesta.  Shindo cerró los ojos y haló todo el aire que pudo. No sabía que responder, muy en el fondo de su corazón quería decirle la verdad a Yuki, pero una vocecita-su orgullo-le decía que no, que mintiera y jugara un poco más con el rubio, como lo había hecho Yuki con él años atrás. Soltó el aire y apretó los puños.

-Si-respondió con seguridad. Ante la respuesta, Eiri palideció-Me gusta mucho…y sobre todo…la amo…

Yuki le tomó de los hombros y lo zarandeó.

-¡Mientes!-vociferó.

-No, no lo hago. La amo tanto como ella me ama a mí-gritó el moreno. Yuki le soltó y le miró con ojos brillosos, el nudo que se había formado en su garganta le impedía tragar saliva.

-Entonces es cierto…-musitó con voz a cuello. Shu sólo desvió la mirada. Con decisión tomó el rostro del menor y le besó con desesperación. Shindo se resistió al principio, pero poco a poco se dejó llevar y correspondió al beso de su ex amante. Yuki le dejó de besar.

-Te amo…y siempre lo haré-le susurró sobre los labios.

-Yuki…por favor-musitó Shu.

Soltó el rostro del moreno y dio unos pasos hacia atrás, sin  dejar de mirar al menor. Sonrió con tristeza.

-Adiós Shuichi.-dicho esto dio media vuelta y se perdió entre la lluvia.

Llegó a su casa siendo recibido por Kaname y Midori.

-Tio Eidi, estas mojado.

-Ahora mismo le preparo su baño, no queremos que se resfríe-dijo la ama de llaves.

-Descuida Midori, yo mismo prepararé la bañera-dicho esto se subió hacia la ducha.

Se desvistió con parsimonia mientras la bañera se llenaba de agua, vació unas bombas de jabón y esperó a que éstas se disolvieran. Metió una mano para verificar la temperatura y al ver que estaba como él quería, se adentró lentamente. Nyankotaro entró al baño y maulló anunciando su presencia. Eiri le acarició y el minino lengüeteó su mano.

-¿Tú si me quieres?-le preguntó al gato, quién  seguía besando su mano.

Mika llegó para la cena, cansada y fastidiada por la larga jornada de trabajo que había tenido.

Después de cenar y de llevar a la cama a un somnoliento Kaname, fue a buscar a su hermano quién-como le había dicho Midori-estaba en su estudio.

Llamó a la puerta y esperó.

-Adelante-se oyó la voz apagada de su hermano. Dubitativa, Mika entró al estudio el cual estaba en penumbra, en un rincón de éste yacía su hermano sentado en un sofá, fumando un cigarro. El olor intenso a tabaco le hizo marearse.

-Eiri…

-Tenías razón…-le interrumpió el rubio-esa chica es su novia-le dio una calada a su cigarro-y…la ama…los dos…se aman.

-Lo siento mucho hermano.

-Tú no tienes la culpa, ni si quiera Touma…como me dijiste en la mañana, yo soy el único responsable…maldición…-Eiri se puso de pie y de un manotazo tiró el cenicero que reposaba en una pequeña mesita junta a él. No conforme con eso, tiró la mesa también y la pateó.

-¡Tranquilo!-Mika le tomó por la espalda y trató de inmovilizarlo. Yuki no se resistió, no quería lastimarla. Se dejó caer de rodillas y soltó en un llanto amargo-Creo que es tiempo de que pongas tierra de por medio, ¿No crees?-musitó la castaña, frotando la espalda de su hermano.

-¿A qué te refieres?-sollozó el rubio.

-A que te vayas de Japón por un tiempo, por ti y por Shindo.

 

 

A la mañana siguiente, Shuichi había amanecido con un gran resfriado, provocando que no pudiera presentarse al trabajo. Después de llamar a la disquera  e informarle a Takarai de su condición, se había ido a la cama a descansar.

Como se sintió sofocado y con mucho frío, a pesar de ser un día soleado, Shindo se tomó la temperatura y así corroboró de que tenía fiebre.

-Genial…-resopló.

Intentó dormir un poco pero los recuerdos de la tarde anterior se lo impidieron:

-Te amo…y siempre lo haré-le susurró sobre los labios.

-Yuki…por favor-musitó Shu.

Soltó el rostro del moreno y dio unos pasos hacia atrás, sin  dejar de mirar al menor. Sonrió con tristeza.

-Adiós Shuichi.-dicho esto dio media vuelta y se perdió entre la lluvia.

Llegó a su casa siendo recibido por Kaname y Midori.

Shu cerró los ojos.

-¿Qué habrá querido decir?-susurró.

Con el remordimiento carcomiéndole por  haberle mentido y sin pensarlo dos veces, tomó su celular y buscó en el registro la fecha de cuando Yuki le había marcado para ofrecerle una disculpa. Dubitativo miró el número registrado, tan sólo faltaba oprimir el botón de llamar. Estaba a unos milímetros de oprimirlo cuando cambió de parecer.

-Creo que la fiebre me está haciendo hacer tonterías-se quejó, cubriéndose  con las sábanas.

Después de ver que la fiebre no cedía y cada vez se sentía peor, Shu optó por llamar a su mamá, para que lo fuera a cuidar.

 

 

Yuki había tomado su decisión, después de lo que su hermana le había sugerido y de analizarlo varias veces, había tomado la decisión de irse de Japón a un lugar lejos, tan sólo esperaría a que pasaran los premios Tanizaki, que eran al día siguiente y tomaría sus maletas hacia el aeropuerto. Todo el jueves se dedicó a planear su viaje, preparar las maletas y no dejar ningún pendiente en el trabajo. Tenía planeado decirle a Mizuki al día siguiente, después de los premios.

 

Y el esperado viernes llegó. Hiromi no se aguantaba ni a ella misma, como tampoco lo habían hecho Hisoka, James y la maestra que le había ayudado a practicar.

Le habían pedido estar a las seis de la tarde en el teatro Musashino Hall Shinzyuku para hacer el último ensayo y que le diera tiempo de prepararse para el evento que iniciaría a las ocho. Desafortunadamente el manager no había podido acompañarla, por lo que se encontraba tan sólo en compañía de la maestra Ai.

Yuki pasó por Mizuki a la casa de ésta.  El rubio vestía con elegancia  un frac; mientras que la mujer lucía un precioso vestido de etiqueta  color negro, su cabello castaño claro había sido recogido en un moño alto dejando despejado el hermoso cuello que era adornado por un collar de perlas que hacía juego con el par de artes.

La pareja llego a las siete menos quince minutos, el edecán les indicó sus asientos, los cuales estaban muy cerca del escenario.  Junto a ellos estaban el famoso y galardonado Haruki Murakami y su esposa Yoko, la pareja les saludaron con una reverencia.

Cuando eran las ocho en punto, las luces se apagaron y las cortinas del escenario se abrieron, el bullicio fue desapareciendo paulatinamente; en el escenario yacía  una joven en compañía de un pianista, tan sólo eso. Yuki al ver a la joven cantante sintió que la sangre se le helaba, aquella jovencita soprano eran nada más ni nada menos que la novia de Shuichi. Hiromi llevaba puesto un elegante vestido de seda de color vino, el cabello recogido en un moño alto, y una hermosa gargantilla de plata que hacían juego con los aretes pequeños.

El pianista comenzó con la introducción de la melodía.

 

Como yo te amé …

 

Cantó la joven con su hermosa voz soprano, provocando que la piel de Yuki se erizara. Si mal no recordaba, así no había cantado en la boda de Hiroshi.


Jamás te lo podrás imaginar
Pues fue una hermosa
Forma de sentir
De vivir, de morir
Y a tu sombra seguir
Así yo te amé.

Como yo te amé
Ni en sueños  lo podrás imaginar
pues todo el tiempo te pertenecí
ilusión no sentí
Que no fuera por ti
Así es como te amé

Como yo te amé…

 

Aunque le dolía admitirlo, ahora entendía el por qué aquella jovencita le había robado el corazón a Shu. Se sintió tan pequeño junto a ella.  Sin poderlo evitar, algunas lágrimas brotaron de sus hermosos ojos amarillos.


Por poco o mucho tiempo
Que me quede por vivir
Es verbo que jamás
Podré volver a repetir
Comprendo que fue una
Exageración
Lo que yo te amé

Como yo te amé
No creo que algún día
Me lo quieras entender
Tendrás que enamorarte
Como yo lo hice de ti
Para así saber
Cuanto yo te amé.

Como yo te amé
Por poco o mucho tiempo
Que me quede por vivir
Es verbo que jamás
Podré volver a repetir
Comprendo que fue una
Exageración
Lo que yo te amé

Como yo te amé
No creo que algún día
Me lo quieras entender
Tendrás que enamorarte
Como yo lo hice de ti
Para así saber
Como yo te amé…

 

Al finalizar la melodía, la gente rompió en aplausos.

-Que hermosa interpretación-le susurró Mizuki a un rendido Yuki.

-Si…-murmuró él.

El escritor Murakami comenzó a entablar una conversación con la editora, ante esto; Yuki aprovechó para salir de ahí.

Hiromi se encontraba en bata, quitándose los aretes frente al espejo del camerino.

-¡Espectacular!-le dijo satisfecha su maestra Ai.

-Ahg…no tiene ni idea de lo nerviosa que estaba-suspiró  la joven.

Los aporreos de la puerta llamaron su atención.

-Alguien busca a la señortia Ono-se oyó al otro lado de la puerta.

-¿Quién será?-preguntó Ai.

-Tal vez sea mi hermano-dijo emocionada Hiromi.

-Bueno, espera-Ai abrió la puerta.

-¿Quién la busca?-preguntó, asomándose.

-El escritor Yuki Eiri, dijo un jovencito del staff.

-¿Cómo?-la maestra salió del camerino, sorprendida.

-¿Le digo que si puede pasar?

-Por supuesto-Ai entró de nuevo al camerino-Es el escritor Yuki Eiri-exclamó al mujer.

-¿Quién?-la joven guardaba la gargantilla y aretes en un estuche.

-No me digas que no sabes quién es-dijo desconcertada Ai.

-Pues…-Hiromi se rascó la cabeza-Me suena el nombre pero…no-negó.

-Imposible…-Ai salió del camerino.

Yuki apareció en el pasillo, agradeció al jovencito quién se alejó apresurado.

-Bue…buenas noches-hizo una gran reverencia.

-Quisiera hablar con la señorita Ono-soltó sin más el rubio.

-Claro, por supuesto, adelante-la maestra le abrió la puerta no sin antes hacer otra reverencia.

-Espere maestra, aún estoy en bata-gritó Hiromi, pero Yuki ignoró el comentario y entró al camerino.

-Buenas noches-saludó el escritor.

Hiromi se puso roja como un tomate y trato de cubrirse el escote de la bata.

-Buenas noches-la joven se puso aún más colorada al ver lo guapo que era el hombre.

-Siento mucho la molestia pero sólo vine a felicitarla-dijo con voz pastosa.

-Oh…pues…muchas gracias-balbuceó.

-Y admitir mi derrota…

-¿Eh? ¿Cómo?-dijo con desconcierto la soprano-No entiendo.

-Les deseo lo mejor y que sean felices…-continuó Yuki, ignorando los comentarios de la joven. Hizo una inclinación en forma de despedida y sin más salió del camerino dejando a Hiromi con las palabras en la boca.

Saliendo del teatro su celular vibró, era Mizuki. Ignoró la llamada y pidió al jovencito encargado del estacionamiento que le llevara su auto.

Cuando llegó a casa, Kaname y Midori miraban el televisor, esperando a que Mika llegara. Saludó al par y subió las escaleras. Entró a su habitación, abrió su gran armario y miró por última vez la ropa de Shuichi.

-En verdad deseo que seas feliz…-dijo mientras algunas lágrimas resbalaban por sus mejillas.

Se cambió el frac por ropa casual que había dejado para cuando terminara los premios. Tomó sus maletas y salió de su habitación. El ruido insistente del tímbre le hizo saltar a la pobre de Midori, quién acelerada abría la puerta.

-¿Dónde está Eiri?-preguntó una muy molesta Kana.

-Él está…

-Aquí estoy Mizuki-interrumpió Yuki.

-¿Cómo te atreves a dejarme sola en los premios? No tienes idea del lío en que me metí, no tenía ni idea de donde estabas-masculló.

-Lo siento.

Midori los dejó solos.  Mizuki  le miró con sus ojos que centelleaban por la rabia, notó que el rubio llevaba varias maletas.

-¿Qué haces? ¿A dónde vas?-preguntó desconcertada.

-Me voy de viaje…

-Pero…¿Cómo? ¿Ahora?-la rabia había desaparecido, ahora era el desconcierto lo que invadía a la joven editora.

-Dejé todo resuelto, no hay nada del que tengas que preocuparte.

-¿Por cuánto tiempo?

-Aún no lo sé.

-¿Es por el joven Shindo?

-Si.

-Pero…no…y, ¿Nyan nyan? El se pondrá muy triste.

-Respecto a Nyankotaro, dejé las indicaciones en la mesa de mi escritorio. Te lo encargo-Yuki tomó sus maletas.-Despídeme de Mika y de mi sobrino-miró hacia la sala-no quiero que llore, ¿Si?

-Pero profesor Eiri-se puso enfrente de él, con la intención de impedirle el paso a la salida.

-Por favor Mizuki…esto es lo mejor.

-Eiri…-a la mujer se le hizo un nudo en la garganta-Al menos dime a dónde te vas.

-A México.

-Te voy a extrañar…-la mujer olvidó todo protocolo y abrazó al rubio.

-Yo también…Kana-correspondió al abrazo el rubio.

 

 


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