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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Hola!!!

Pues mis musas no me abandonaron, de hecho mientras jugab a la pelota con ellas (son mis perritas Solina y Hitsuji) de repente fue de pusshu!!! y mi cabeza se iluminó.

Ya casi falta poco para que el fic termine...OMG.

Ya es el cap 40!!! de regalo un lemon ;)

El título del cap es pq, al parecer no solo Mika sabe de los sentimientos de Tat por Hisoka jojojojo.

Hiromi y Tat solos en una Noria??? O.o

Ahora si una buena pelea entre Yuki y Hisoka.

Shuichi ya despertó.

Disfruten del cap.

Ahh...leí un rr mini mini y me mató. La lectora verona me llamó sensei...morí, en serio qjue morí!!!! hace mucho que no me llamaban así T.T

Si se preguntan, ¿Cómo sería la voz de Hisoka?

Pues chequen éste video ;).

http://www.youtube.com/watch?v=5hPCzFUmeas

Este cap es dedicado a eirishuichi, pues sus rr laaaargos laaaargos que parecen otro cap jajaja me motivan taaaanto a escribir.Están llenos de energía que me la contagia.

besos mil

Recibió la orden de ramen que había pedido, Le dijo al repartidor que se quedara con el cambio y cerró la puerta. Esquivó con agilidad las cosas que había en el pasillo y logró llegar a la sala con su ramen intacto. Se dejó caer en el sofá  y sin más devoró aquellos tallarines, botó el plato en algún lugar y lanzó un hondo suspiro.

Desde que había sido despedido de la disquera, la casa Ryuichi se había vuelto un basurero-algo que al chico le daba igual-total ya no había razones para mantenerla limpia. Lanzó un hondo bostezo mientras se rascaba el vientre, tentó las cosas que había en el sofá hasta que tomó una revista de música vieja. La hojeó sin mucho ánimo, se detuvo en un artículo sobre lavanda de Shuichi, miró con ojos entornados las fotos. Se sorprendió de ver a Hisoka en aquella revista.

-“La banda del momento, Delerium, conformada por la grandiosa voz de Shuichi Shindo, las percusiones de Dresde Ash y las maravillosas cuerdas de los hermanos Ono…”-leyó Sakuma.-¿Hermanos?-recalcó. Miró detalladamente al par y torció la boca, lazó lejos la revista y masculló-en verdad que tienen mal gusto…

 

 

Capítulo 40.

¿Un secreto a voces?

 

 

Tamaki junto a Hisoka daban un concierto en un  foro de Tokio, en el público –cerca del escenario-Tatsuha no perdía de vista ningún movimiento del jovencito. El cantante se paseaba de un lugar a otro mientras deleitaba a su público con aquella preciosa voz.

-Suficiente…ya no pudo más-dijo, asombrando a todos los ahí presentes.-Creía que los sentimientos que estaban aflorando en mí era algo sin importancia…

-Hey Hisoka, ¿Qué carajos haces?-espetó el Dj, dejando de hacer sus mezclas musicales.

-Pero –continuó-al verlo aquí presente yo…yo no puedo soportarlo más…tengo que decirlo…-Hisoka miró a un desconcertado Tatsuha a quién señaló-yo amo a ese hombre.

La gente comenzó  a cuchichear mientras que el Uesugui sintió que el corazón se le saldría del pecho. Sin perder el tiempo  se abrió camino entre la multitud y les dijo a los de seguridad de que era él “ese hombre” que había dicho el jovencito. Subió al escenario y sin pensarlo dos veces besó a Ono mientras la gente aplaudía.

El beso marchaba bien hasta que Hisoka se alejó un poco y comenzó a lamerlo y lo peor de todo es que su lengua era rasposa como la de…

-Un gato…-murmuró Tat, abriendo los ojos lentamente. Parpadeó varias veces hasta que su vista se aclaró y frente  a él se topó con un par de ojos verdes. Nyankotaro maulló y volvió a lamer a su ama-No puede ser…-musitó con voz dolorosa el moreno-Fue un sueño…-no pasó mucho tiempo para que reaccionara y lanzara un grito de frustración.

 

 

Fue hasta la noche cuando dejó de llover y el doctor Genma pudo ver al joven Shindo. Por fortuna, la acción que había tomado el rubio de darle calor había salvado al cantante. Más tranquilo por las buenas noticas que el anciano le había dicho sobre el estado de salud del joven, Yuki se quedó a cuidar de Shu hasta el anochecer. Entrando el alba fue cuando Shuichi despertó, hambriento se puso de pie y salió de la habitación. El delicioso olor a comida lo guio hacia la cocina, en donde Natsuki preparaba el desayuno.

Al escuchar pasos detrás de ella, la anciana miró sobre su hombro, dio un respingo y se giró por completo.

-Joven Shindo, ¿Qué hace despierto tan temprano? Debería de estar en cama y reposar.

Shuichi hizo un puchero y se acarició el vientre, dando a entender que tenía hambre. Natsuki esbozo una sonrisa.

-Ya casi está listo, tome asiento-Shu asintió y se sentó en la mesa de madera.

Después de degustar un delicioso desayuno, Shu le pidió de favor a la anciana que le preparara el baño. Mientras la anciana llenaba la bañera, Shuichi garabateó algo en su libreta y se la mostró a la mujer.

-¿A qué hora llega Yuki? –la anciana le miró sin entender-¿Yuki?-repitió.

Shuichi negó con la cabeza y tachó el kanji para escribir en hiragana el nombre del rubio.

-Oh…el joven Eiri…-musitó la anciana-Supongo que no ha de tardar en llegar, Teppei le avisó de que usted ya había despertado.

Shuichi no pudo evitar sonrojarse al recordar lo sucedido el día anterior.

Trató de bañarse lo más rápido posible ante la advertencia de la anciana, recodándole que aún estaba delicado de salud. Se vistió con el yukata blanco que le había dejado y se cepilló los dientes. Se miró en el espejo y cepilló su cabello en un gesto de intranquilidad. El simple hecho de pensar en volver a tener frente a él a Yuki lo ponía nervioso.

 

 

Ante la insistencia de Hisoka, Hiromi accedió en ir a desayunar caballa asada esa mañana de domingo.

Al ver a su hermano hablar y hablar tan feliz de todas las cosas que le estaban pasando, la chica no pudo evitar esbozar una pálida sonrisa.

-Me da tanto gusto que al menos tú seas feliz.

Hisoka apretó los labios y miró con tristeza a su hermana.

-¿Sigues sin poder hablar con senpai?-le preguntó.

-Me temo que eso ya es cosa del pasado-suspiró dolorosamente-Shuichi y yo no podemos estar juntos.

-¿Por qué? Él se veía feliz contigo-ante lo dicho por su menor, la chica soltó una risilla. A pesar de que Hisoka aparentaba más edad aún era un niño, era tan inocente.

-Ahh mi querido hermano-suspiró, acarició con ternura el rostro del moreno-Aún te falta mucho por ver.

 

 

Cuando recibió la llamada de Teppei, avisándole de que Shuichi había recobrado el conocimiento y que se veía bien, Yuki sintió un vuelco en el corazón y sin pensarlo dos veces, dejó a la mitad su rutina de ejercicio y se duchó. En aquella ocasión eligió una camisa violeta de seda, con un traje sastre de color negro; el saco de cuello mao.

Salió de casa y tomó un taxi, ya era el momento de aclarar las cosas.

No tardó mucho en llegar al onsen. Fue recibido por Tetsuya, a quién habían ordenado que recogiera  flores para Shuichi.

-El joven Shindo está de muy buen humor-le dijo el jovencito, tendiéndole el florero.

-Eso me da gusto-Yuki aceptó el florero y subió a la planta alta. Estando a unos centímetros de la puerta que daba a la habitación del moreno, Yuki aspiró todo el aire que pudo y se llenó de la paciencia de la que tanto carecía y que ahora sería su arma para aquél duelo.

Giró el picaporte y empujó la puerta con lentitud. Shuichi yacía sentado sobre una otomana, mirando el paisaje que se extendía fuera de la ventana; tan sumergido estaba en sus pensamientos que no escuchó cuando Yuki entró y cerró la puerta tras de sí.

El rubio dejó el florero encima de una mesa cerca de la puerta, caminó con paso ligero y detuvo su andar a unos metros del chiquillo.

-Shuichi-musitó. El aludido dio un respingo pero no se giró. Su corazón se aceleró y se le secó la boca. ¿Qué tenía que hacer? Seguir con aquella máscara fría o ser el Shuichi de siempre.-Shuichi…-volvió a repetir el rubio, lento y suave. Apretó los puños y giró la cabeza lentamente.

 Los ojos violetas se encontraron con los amarillos. Shindo se sorprendió de ver a Yuki un poco rellenito.

-Veo que ya estás mejor-dijo Yuki, Shu sólo asintió.-Antes de que te decidas a golpearme…-el menor le miró ceñudo-Quiero aclararte las cosas.-Shindo desvió la mirada.-Es muy triste saber que en cuatro años que vivimos juntos, no hayas logrado conocerme-el cantante volvió su mirada hacia Yuki y le dedicó y le  miró con ojos interrogativos.-Sé que no soy un santo, pero sería incapaz de hacer semejante bajeza. –el otro sólo bajó la cabeza, arrepentido de lo que había dicho y hecho días atrás-Hablé con tu novia-Shindo alzó la cabeza y miró con  sorpresa a Eiri; trató de decir algo, olvidando su incapacidad-…le aclaré todo ese mal entendido…aunque no lo dice, está preocupada por ti. -continuó lanzando  un suspiro. Se cepilló el cabello con una mano-me temo que no logré descubrir quién fue el culpable, aunque tengo un cierto presentimiento de saber quién fue…-se quedaron en silencio por un tiempo hasta que Yuki volvió a hablar-si aun así deseas golpearme…hazlo.

Shindo volvió a bajar el cabeza, arrepentido. El rubio lanzó un hondo suspiro y dijo.

-Bien…si ya no hay nada más que decir; me voy-se giró y caminó hacia la puerta. Le desconcertó la reacción del menor, quién no se había lanzado a golpearlo pero sintió un alivio ante esto, al menos ya no lo odiaba o  acaso, ¿Nunca lo hizo?

A unos pasos de la puerta sintió que Shu lo halaba del saco. Cerró sus ojos y recordó las palabras de Hiromi, el mensaje de Alicia y la canción de Shuichi, acaso ¿Aún lo seguía amando? Su corazón se agitó ante esta posibilidad. Se llevó las manos hacia atrás y con delicadeza hizo que Shu le soltara. Se giró y observó al cantante quién le miraba con ojos brillosos.

-Shuichi…-susurró y sin poderlo evitar le besó. El moreno correspondió al beso y para tener más contacto con el otro, rodeó con sus brazos el cuello de Eiri.

Lo cargó en vilo y llevó a la cama, le recostó con delicadeza y lo volvió a besar. Las manos pequeñas de Shuichi acariciaron  la espalda ancha de Yuki; éste se separó quedando de rodillas sobre el chico, se quitó el estorboso saco y volvió a  besarlo. Marcó un camino de la boca de Shu hasta su cuello, quitó la cintilla del yuktata y  descubrió su torso. Besó cada parte de ese esbelto cuerpo; mientras el menor se retorcía ante las caricias que los labios del rubio le dedicaban, una mano traviesa viajó por su entre pierna. Dejó de atender a Shu; quién torció la boca, se puso de rodillas y comenzó a desabotonar su camisa, Shu le tomó las manos, dándole a entender que él quería hacerlo. Yuki asintió y observó como el menor iba  desabotonando la camisa.

Abrió los ojos de sorpresa al ver la pequeña barriga de Yuki, alzó la vista y miró el sonrojo del rubio. Sonrió y beso su pancita. El mayor lanzó varios suspiros al sentir la húmeda lengua del moreno sobre su ombligo, mientras que las manos del cantante desabrochaban el cinturón y el pantalón negro de Yuki; éste tomó el rostro de Shindo y lo volvió a besar. Terminó de quitarle el yukata y la ropa interior. Lamió toda la extensión del pene erecto de Shuichi; succionó el miembro de éste hasta que el chico eyaculó en su boca. Tragó gustoso el semen de su amante. Disfrutó del rostro sonrojado de Shuichi, besó sus labios por enésima vez y se quitó el resto de su ropa.

Lamió y mordisqueó los muslos de un excitado cantante, acarició su entrada con un dedo hasta que ésta lo succionó. Shu arqueó la espalda. Yuki metió un segundo dedo y estimuló las entrañas del menor. Cuando creyó que iba a enloquecer de placer, el rubio sacó sus dedos para sustituirlos por su miembro duro. Lo penetró lentamente y no perdió de vista los gestos de placer que Shindo mostraba. Lanzó un ronco gemido cuando estuvo dentro del otro. Las embestidas fueron lentas al principio pero a desear sentir más de su Shuichi, aumentó el ritmo, el chico se aferró a su espalda y la arañó, excitando aún más al rubio. Shuichi eyaculó por segunda vez, aferrándose a la espalda del rubio.

Poseyó aquél delgado cuerpo hasta que Shu cayó rendido.

Cuando despertó, el rubio ya no estaba; tan sólo había una nota encima de tres cuadernos que reposaban en la mesita de noche.

Cuando estés listo, regresa a la realidad”

Eiri.

 

Tomó uno de los cuadernos y lo hojeó, era el diario de Yuki.

 

 

Ese lunes, Tatsuha fingió sentirse aún adolorido por lo que fue atendido por una dulce Midori. El moreno se quedó mirando películas en compañía del gato.

Como su estadía en casa de Mika sería larga o al menos eso deseaba, pidió a su hermana que fuera por Nyankotaro a su apartamento, a regañadientes la castaña aceptó y fue así como el gato regresó a su antigua casa.

Se echó a la boca un onigiri y confirmó que el estar herido tenía sus ventajas, recibía miles de mimos por parte de Midori, quién hacía todo lo posible en complacerle, tenía toda la atención de Hisoka y  hasta su hermana le cuidaba con amor.

-Bendito sea el accidente-musitó.

Para mediados de semana, Mika había llevado a su hermano a un chequeo con el doctor. El hombre le recetó otro analgésico en caso de dolor y le dio fecha para quitarle los puntos de la herida que había recibido en la frente.

Saliendo del hospital, el par de hermanos se topó con Hisoka, quién iba  a hacerse los análisis clínicos de sangre que la doctora Naoko le había solicitado.

-Mika, no es necesario que me lleves;  me quedo a  esperar a Hisoka-se apresuró a decir el monje.

-Descuida, no tengo prisa por llegar tarde a N.G. así que me quedo también-la mujer se sentó junto a su hermano y le dedicó una sonrisa-sirve que llevamos a Ono a su trabajo.

Tatsuha le lanzó una mirada amenazante, misma que su hermana le regresó.

-No es necesario, puedo irme solo-se apresuró a decir el chiquillo.

-¡Para nada! Estás en ayunas, podrías desmayarte en el camino-dijo Tat y Mika lo apoyó.

-Bueno…espero no tardar mucho-Hisoka se dirigió hacia la recepción para que le informaran en donde estaba el laboratorio.

-Se puede saber, ¿Por qué carajos no me dejas estar con mi amigo?-masculló el monje.

-¿Para qué lo violes? O no…eso sí que no.-ante lo dicho por su hermana, Tatsuha no refutó.

Pasaron quince minutos y Hisoka hizo acto de presencia con una bandita en la unión de su brazo y antebrazo.

-Gracias por esperar-sonrió.

Ignorando la insistencia del jovencito, Mika lo llevó a desayunar a un restaurante lujosísimo.

-Aprovecha que le agradas-le susurró Tat a un cohibido mestizo.

El resto de la semana, el joven Hisoka tuvo mucho trabajo. Llegando el viernes, el pobre había salido del trabajo arrastrando la cobija. Hiromi salió más temprano, rechazó la invitación a cenar de su amiga y se fue directo a su apartamento. James le informó que la situación de Shuichi era un poco delicada, por lo que tardaría en regresar a trabajar. Watanabe, Dresde y la chica tan sólo se habían dedicado a  ajustar las dos melodías inéditas.

Salió del ascensor arrastrando los pies y se llevó una no muy grata sorpresa al ver a Yuki esperarla fuera de su apartamento.

-En verdad eres muy cruel…-le dijo la chica, abriendo la puerta principal.  Invitó a pasar al rubio. Los dos se descalzaron y Yuki siguió a la jovencita a la sala.-Me temo que no tengo nada que ofrecerte-musitó.

-No te preocupes…

Hiromi miró al rubio dubitativa y después de pensarlo dos veces habló.

-¿Cómo está Shuichi?

-Aún no recupera la voz, pero me han dicho que está de muy buen ánimo.-dijo con voz suave.

-Me da gusto…-la jovencita hizo todo lo posible por no llorar.

-Si ya piensas que soy cruel, me temo que me odiarás más con lo que te voy a decir.

Hiromi le miró suspicaz…

Hisoka llegó agotadísimo al edificio donde vivía, añorando su cómoda cama, el chico oprimió el botón cuatro del ascensor. Lanzó un hondo bostezo y agradeció cuando las puertas del ascensor se abrieron. Caminó encorvado y con  lentitud hacia la puerta de su apartamento, estaba sacando sus llaves cuando la puerta se abrió, dando paso a un rubio serio.

-¿Qué haces aquí?-preguntó molesto el moreno, Yuki le ignoró y caminó hacia el ascensor.

Hisoka se apresuró a entrar a su casa, sin quitarse los zapatos caminó hacia la sala en donde vio a su hermana hecha un mar de lágrimas.

-Hiromi…-susurró. Algo en su interior se quebró. No deseó preguntarle nada a su hermana y salió del lugar. Maldijo al no encontrar al hermano de Tatsuha. Sin pensarlo dos veces fue hacia la casa de Mika.

Sólo tenía un pensamiento rondar su mente, golpear hasta el cansancio a ese maldito que había hecho llorar a su hermana.

Midori le recibió sonriente, sin decir palabra alguna entró e ignorando los reclamos de la ama de llaves por no quitarse los zapatos, Hisoka entró a la estancia en donde vio a su objetivo hablando tranquilamente con Tatsuha.

No escuchó cuando su amigo y Kaname  le saludarón, ni tampoco los gritos que daban el monje y el ama de llaves ante el gran puñetazo que le daba al rubio.

Yuki desconcertado y aturdido por el golpe fue arrastrado por Hisoka hacia el suelo en donde lo golpeó sin piedad. Sintió que alguien trataba de detenerlo, pero en  un movimiento rápido le dio un codazo y lo botó.

Tatsuha se dejó caer en el suelo ante la falta de aire por el fuerte golpe que Ono le había dado.

-Para Hisoka…-murmuró Tatsuha, halando todo el aire que podía.

Yuki tan sólo se limitaba a cubrirse con sus brazos sin tener tiempo de defenderse.

-Joven Hisoka, deténgase-chilló Midori, abrazando a Kaname quién lloraba asustado.

-Hisoka, por favor…-volvió a insistir el moreno, arrastrándose por el suelo. Tan sólo recobró un poco más el aliento y gritó-¡Basta Hisoka!

El puño del jovencito se quedó en el aire, con ojos desorbitados miró en su derredor, Yuki aprovechó el descuido del menor y lo derribó.

-¡Eiri!-gritó Tatsuha al ver las intenciones de su hermano. El rubio le hizo caso al moreno y le ayudó a ponerse de pie.  

Al ver el rostro magullado del rubio y la cara de susto de su amigo, Hisoka cayó en la cuenta de lo que había pasado.

-Hisoka…-susurró Tat.

-Lo…lo siento.-en un rápido movimiento se puso de pie y salió corriendo de la casa.

-Ese mocoso está loco-masculló Eiri, mientras Midori le curaba las heridas.

 

 

Al recibir aquella llamada, Dresde salió rápido de su apartamento. Le dejó una nota a su esposo, quién aún seguía en el trabajo.  A grandes zancadas caminó por la calle hasta que detuvo un taxi. La dejó en un solitario parque, ya pasaban de las diez de la noche. Después recorrerlo con lentitud, lo encontró sollozando en los columpios.

-Hisoka…-dijo con voz a cuello. Corrió hacia el chico y dio un grito ahogado al ver la mano ensangrentada de su amigo.-Pero…Por dios, ¿Qué has hecho?-revisó la mano herida del chiquillo.

-Soy un monstruo Ashi-sollozó.

-Tranquilo…anda-le ayudó a ponerse de pie y lo abrazó- Vamos a casa, tengo que curarte esa mano.

Estando en el apartamento de la inglesa, le curó y revisó si no tenía fractura. Por suerte no, aunque estaba morada a causa de los golpes que le había dado a una pared. Cuando estuvo más tranquilo, el chico decidió regresar a su casa para ver cómo estaba Hiromi.

Su hermana se paseaba inquieta de un lugar a otro cuando escuchó la puerta abrirse, caminó a zancadas hacia la entrada, sintió un nudo en el estómago cuando vio a su hermano cabizbajo y una venda en su mano izquierda;  tomó el rostro de su hermano.

-Mírame y dime que no hiciste ninguna tontería-instó la chica.

Hisoka bajó más la mirada y aguantó el llanto.

-Vamos Hisoka, dime que no lo golpeaste-le obligó a mirarla.

-Lo siento hermana…-susurró el jovencito.

-Maldita sea…-la chica abrazó a su hermano quién rompió en llanto.

 

 

Después de lograr tranquilizar a Kaname y que éste se durmiera, Midori, Tatsuha y Eiri acordaron no decirle nada a Mika de los sucedido.

-Será mejor que me vaya antes de que llegue y me vea así-dijo el rubio, poniéndose de pie con cuidado, pues tenía todo el cuerpo dolorido.

-En serio Eiri, no debiste de haber hecho eso…mira lo que pasó-le recriminó Tasuha.

-Yo no tengo la culpa de que su hermano sea un loco-le espetó.

-Hisoka no es un loco, reaccionó al ver que a su hermana la habían lastimado, como tú lo hiciste con Ryuichi.

Eiri torció la boca y se puso el saco.

-Bien-gruñó-Mañana me iré a disculpar.

-No-dijo tajante Tatsuha-será mejor que lo haga yo…no queremos empeorar las cosas.

-Bien…-caminó hacia la entrada-Me quedaré en casa de Kana, llámame si  necesitan algo.

-Está bien.

Cuando su hermano se fue, Tatsuha se subió a recostar. Durante toda la noche recordó una y otra vez la cara de susto que Hisoka había puesto.

Esa noche ni Tatsuha, ni Hiromi durmieron.

 

 

Se removió inquieta en la cama; al ver que no iba a poder conciliar el sueño a esas hora, se puso de pie y fue a buscar algo para desayunar. Bufó al ver la alacena vacía. Salió de la cocina y fue a ver a su hermano. Esbozó una sonrisa al ver que el chiquillo dormía tranquilamente como si nada hubiera pasado. Regresó a su cuarto y se cambió. Fue a hacer las compras a un mini súper cerca de ahí. Cuando regresó, Hisoka ya se había despertado y miraba el televisor.

-Buenos días-le saludó. Hisoka ayudó  a su hermana con las bolsas y acomodó los víveres.

-¿Cómo estás?-le preguntó el joven.

-Bien…-la chica mintió. Para que decirle que estaba sumamente preocupada por lo que le había hecho a Yuki-¿Y tú?

-Bien, pero no recuerdo que fue lo que le pasó a mi mano.

-Tuviste un pequeño accidente-le volvió a mentir su hermana-¿te duele?

-Un poco.

-Desayunas y te tomas un analgésico, ¿Vale?

Hisoka asintió.

Desayunaron comida instantánea y mientras Hisoka esperaba a que la medicina hiciera su función miró el televisor. Hiromi hacía la colada.

Llamaron a la puerta y el chico se ofreció para abrir.

-¡Hola Tatsuha!-exclamó el jovencito al ver a su amigo. Ante la reacción inesperada del menor, Tat balbuceó.

-¿Quién es?-preguntó la soprano, apareciendo-Tatsuha-murmuró.

-Ah yo…bueno…vine porque…

-Anda hombre, pasa-le interrumpió Hiromi y haló al chico hacia dentro del apartamento.-¿Ya desayunaste?

-Eh…yo…-el monje no pudo quitarse los zapatos.

-Manis, prepárale un poco de té a nuestro invitado.

-Si hermana-Hisoka se fue hacia la cocina, mientras Hiromi sentaba a un desconcertado monje.

-Hisoka cuando tiene esos lapsos agresivos no recuerda nada…así que por favor no digas nada-le susurró en tono suplicante la mestiza. Tat asintió.

El menor de los Ono apareció con una taza, se la tendió a su amigo, el Uesugui notó el vendaje en la mano de su amigo.  El mestizo tomó asiento enfrente de su hermana y su amigo.

El monje le dio un gran sorbo a su té para tratar de desacher el nudo de nervios que tenía en la garganta.

-Vine para llevarlos a un parque de atracciones.

-¿En serio?-corearon los hermanos.

-Si…

-Waaaa…amo los parques de diversiones-saltó de felicidad la jovencita.

Tat sonrió.

Hisoka se apresuró en cambiarse y el trío se montó en el auto que su hermana le había prestado.

Tatsuha les llevó al parque de diversiones Fuji Q. que como su nombre lo decía, estaba a las faldas del bello monte Fuji.

-Wow-exclamó con asombro la joven, mirando las grandes montañas rusas.

-¿A dónde se quieres subir?-les preguntó el japonés.

-A esa-Hiromi señaló la montaña rusa de nombre Eejanaika. Hisoka sintió que el estómago se le revolvía.

-Yo no me subo-dijo el chico.

-¿Eh? Pero…-Tat se rascó la cabeza.

-Manis le teme a las alturas-dijo la chica.

-¡Cómo!-vociferó el monje-Pero si por eso los traje  aquí, porque aquí están las mejores montañas rusas.

-Lo siento, pero yo no me subo a nada de eso-y se cruzó de brazos.

-¡Yo si!-exclamó la chica y haló a Tat-Vamos, que él nos espere abajo.

Se subieron dos veces al Eejanaika, unas tres veces al Dodonpa y tan solo una al Fujiyama. Hisoka aburrido de tan sólo  esperar al par, pidió que fueran a la casa del terror. Mientras Hiromi lloraba del susto en medio de Hisoka y Tat, éstos se morían de la risa ante los supuestos zombies y otras cosas tenebrosas.

-Que horrible-chilló la joven cuando por fin salieron de ahí.

-Naaa…estuvo muy aburrido-se quejó Tatsuha y Hisoka lo apoyó.

Se tomaron varias purikura, se dieron un tiempo para comer crepas y algodones de azúcar sabor sakura. Hiromi suspiró al pasar por un puesto en donde había peluches de conejo como premio,  si lograbas tirar las tres botellas acomodadas como pirámide.

Hisoka le pagó al encargado y se posicionó para lanzar la pelota y poder tener el premio que su hermana tanto añoraba. Hiromi y Tat le dieron ánimos, lanzó la pelota la cuál rebotó en la pared y se perdió en algún lugar.

-Suerte para la próxima-dijo el encargado.

Furibundo, el chico pateó un cesto de basura que había cerca. Hiromi trató de tranquilizarlo. Uesugui le pagó al encargado y lanzó la pelota, tirando la pirámide. Recibió gustoso su conejo de felpa y se lo tendió a una feliz Hiromi. Le pagó de nuevo al joven y volvió a lanzar la pelota, tirando no sólo una pirámide, sino dos. Aceptó su otro conejo y se lo regaló a Hisoka, quién se puso rojo de la vergüenza.

Se subieron a las tazas giratorias varias veces, hasta que Tatsuha tuvo que ir al baño a vaciar el estómago. Visitaron la casa de los espejos, la sala dedicada al anime Evangelion. Descansaron y aprovecharon ese intermedio para comer. Se subieron al carrusel, tomaron varias fotos con el celular. Hisoka y Tatsuha se metieron a un ataúd-cada uno-en donde los encerraban y les contaban una historia de terror. Al terminar la historia, Hisoka fue a despertar a su amigo, quién se había quedado dormido.

Al caer la noche, disfrutaron de lo bello que se veía el parque de diversiones lleno de luces, Hiromi le suplicó a Tat que se subieran a la Noria. Para que Hisoka no se aburriera, le compraron una caja de watarones.

-Waaa, qué bonito se ve el monte-exclamó la chica, desde una de las cabinas del aparato.

-Si…la verdad es que se ve muy  bello-sonrió Tatsuha.

-Gracias por todo-le dijo Hiromi.

-Es mi manera de disculparme contigo por lo que te hizo Eiri. -Hiromi negó con la cabeza.

-No lo hiciste por mí…creo que fue más pensando en Soka.

Tatsuha le miró desconcertado y trató de disimular el sonrojo.

-No sé de lo que me hablas-desvió la mirada.

-A mí no me puedes mentir Tat.-le dijo seria la joven-he notado como ves a mi hermano-ante lo dicho por la mayor, Tat le miró con ojos de sorpresa, abrió la boca para decir algo pero Hiromi continuó-Mi abuela dice que: Dinero, amor y cuidado jamás pueden ser disimulados y tú no sientes los mismo que mi hermano, lo tuyo es otra clase de sentimiento.

-Yo…

-No estoy diciendo que sea malo-le interrumpió-Pero me temo que mi hermano no podrá corresponderte-le miró con tristeza-¿Aun así deseas permanecer junto a él?

-Si…-dijo con firmeza el moreno. Hiromi sonrió.

-Gracias Tatsuha, gracias por amar y aceptar a  mi hermano como es.

-Hiromi, ¿No tienes ningún problema con que yo…?

-Vamos Tat, el hombre del que estoy enamorada me dejó por otro hombre y aun así lo sigo amando.- Uesugui bajó la cabeza y asintió. Ono disfrutó de la vista y lanzó un suspiro-A veces envidio a esas personas que son capaces de sentirse atraídas por otras de su mismo sexo.

Cuando bajaron de la Noria, Hisoka se había acabado la caja de wataron.

-Se tardaron tanto que me aburrí y sin darme cuenta me los terminé-se justificó el menor. Tatsuha y Hiromi rieron.

En el camino de regreso, el jovencito Ono se quedó perdidamente dormido, mientras que Hiromi cantaba para amenizarle el camino al otro.

Después de Tatsuha recostara a su hermano y se despidiera de Hiromi, ésta tomó el teléfono y marcó el número que estaba anotado en una hoja junto al aparato.

-Habla Eiri-se oyó la voz grave del escritor.

-Sólo hablaba para decirte que acepto ayudarte.

-Gracias…¿Cuándo puedo ir  a verte?

-Si quieres podemos vernos en tu casa a las cinco. Necesito revisarla y dependiendo de eso, les diré a mis amigos, ¿Vale?

-Está bien-Yuki le dio la dirección de Kana, en donde se estaba hospedando.

 


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