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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Hola chicas.

Pues que decir. ¿Les gustó el cap anterior?

Yo odié mi lemon ¬¬ pero es que mi hermana apareció y se puso a buscar sus adornos del día de muertos que estaba en mi armario y entre el jajaja y la plática, se me cortó la inspiración :(...horror de lemon, muy cuadrado, falto de emociones...aaaah m quiero morir!!!

Muchas no respondieron a mis preguntas del cap antepasado y tampoco me dieron la opinión de la voz de Hisoka ¬¬.

Vamos con el capítulo nuevo.

Le recuerdo que me encanta jugar con los tiempos, por lo que en éste cap sale un poco de Shu después de hacer el amor con Yuki y las cosas que sucedieron después de esa semana :).

En éste cap veremos a un Shuichi celoso jejejee.

Tooru intentará violar a Tatsuha, si de p sí la odian jajajaja. Cuando sepan más de ella, van a querer matarla :P.

Hiromi y Yuki juntos, jajajaja, eso no hay que perdéselo ;)

Hisoka nervioso pq le darán los resultados de las análisis, me  temo que nuestro lindo tsundere tiene algo que no tiene cura :(. No quiero que muera tan joven!!!!!!!!!!!!

Éste cap va dedicado de nuevo a Yaoi lovers, ella fue la review #300, si!!! lo sé!! ya tengo 300 rr!!!! no creo llegar a los 400 pq el fic, como ya les había dicho, está por finalizar. De hecho había hecho mis cálculos cerdológicos y en éste cap el fic terminaría. Pero habían muchas cosas inconclusas que se resolverían en la segunda parte, pero me dice. pq hacer una segunda parte si lo puedo hacer en éste fic ¬¬. P eso es q el fin se alargó.

A quién le interese, ésta sería la voz de Hiromi ;).

http://www.youtube.com/watch?v=kI29ql8HTmg

Sin más que decir, las dejo con el capítulo.

besos mil.

Miró por enésima vez  el celular sobre el tocador  y lanzó un hondo suspiro. El bulto en la cama se removió y surgió de entre las sábanas el cuerpo delgado de Ayaka, lanzó un gran bostezo y miró la espalda desnuda de su esposo.

-¿Qué haces despierto tan temprano? Es domingo-musitó la mujer.

-No he podido dormir bien-dijo Nakano, sin despegar la mirada de su celular.

-¿Es por Shuichi?-Ayaka tomó asiento en la cama y se peinó con los dedos el largo cabello castaño.

-Si…él nunca sería capaz de olvidar mi cumpleaños.

-Tal vez ha estado demasiado ocupado.

-Pero ni siquiera una llamada o un mensaje…

Usami se puso de pie y caminó hacia donde estaba su esposo, le abrazó por la espalda y recargó su frente en éste.

-No debes de preocuparte…él está bien.

-Espero…

 

 

Capítulo 41

Una enfermedad sin cura.

 

 

Cuando despertó, el rubio ya no estaba; tan sólo había una nota encima de tres cuadernos que reposaban en la mesita de noche.

Cuando estés listo, regresa a la realidad”

Eiri.

 

Tomó uno de los cuadernos y lo hojeó, era el diario de Yuki.

 

 

5 de Junio de 2013

Querido Shuichi:

                Jamás creí que aquél encuentro en el parque Yoyogi cambiaría mi vida para siempre; mucho menos creí que tú-un chiquillo con una personalidad opuesta a la mía-me haría hacer tantas locuras. Le diste un giro de 360° a mi vida. Para que veas que tanto has calado en mí,  que ahora mismo estoy en un avión que va hacia tierras desconocidas para mí.  

Más que por mí, lo hice por ti, pues Mika me dijo algo doloroso pero cierto:

 “En verdad eres muy egoísta; pues sólo piensas en ti y ¿Qué hay de Shindo?¿ Haz considerado sus sentimientos?¿Crees que para él es fácil regresar al país en donde vive la persona que tanto le hirió? Porque vamos a ser sinceros Eiri, no toda la culpa la tenemos Touma y yo

Cruel pero cierto, no consideré tus sentimientos y me negué a toda posibilidad de que tú ya no me amabas. Aún más doloroso fue escuchar de tus propios labios que tú amabas a esa chica.

Por eso, mi querido Shuichi, te dejo libre de mi presencia por un periodo indefinido y aunque no lo creas, te deseo la mayor de las felicidades, espero que ella corresponda a  tus sentimientos.

 

Cerró la libreta y lanzó un doloroso suspiro.

Al poco tiempo apareció Natsuki y Tetsuya con la comida del jovencito. Terminó de comer en la recámara y continuó leyendo. Leyó varias veces la primera hoja del diario y sin poder evitarlo lloró. Comprendió el sufrimiento que pasó el rubio al dejar su país y a su familia, pues él había sufrido lo mismo cuando viajó a Nueva York; la única diferencia fue que Shuichi tenía a Rage junto a él y el rubio se había aventurado a irse a un lugar completamente desconocido.

Continuó leyendo el diario y se llevó una gran sorpresa al ver que Yuki se había adaptado fácilmente a la zona horaria de Méxcio; fue interrumpido por la anciana que le llevaba la cena.

-¿Ya anocheció?-escribió en su libreta. La anciana sonrió y asintió.

-Veo que su lectura está muy entretenida.

-Bastante-escribió el chiquillo en la libreta.

La mujer dejó la bandeja junto a la mesita de noche e hizo una inclinación antes de salir de la habitación.

Devoró la cena y retomó la lectura. Se llevó otra gran sorpresa al ver que su ex novia había hecho amistad con un par de ancianos.

-Increíble-pensó Shuichi.

Rio divertido cuando leyó la gran aventura de Yuki al salir a recorrer las calles mexicanas.

“Afortunadamente no morí en el intento…” Había escrito el rubio en su diario.

Shuichi lanzó un bostezo y continuó leyendo.

18 de Junio de 2013.

Querido Shuichi:

                Hoy me levanté a las once de la mañana, por fortuna todavía alcancé desayuno en el restaurante del hotel.

¿Sabías que las sandías son baratísimas en éste país? Aprovechando eso, diario como sandía en el desayuno  y en la comida y si puedo también en la cena.

Me enteré que el matrimonio Ozu hoy regresa a  Japón y debo de ser honesto, no deseo quedarme solo. Odio estar solo y más en un país tan extraño como éste. ¿Por qué decidí viajar a México? Fue el primero que se me ocurrió cuando Kana me preguntó de mi repentino viaje.

¿Sabías que dejé a Kana plantada en los premios Tanizaki? Hubieras visto su cara cuando fue a buscarme a la casa.

Regresando al otro tema, por la tarde, antes de que el matrimonio Ozu partiera,  el señor Takao me dio los datos de la guí turística e intérprete. En verdad tengo curiosidad por conocerla, esos ancianos hablan maravillas de ella. Decidí localizarla después de comer. ¡Vaya sorpresa que me llevé! La voz de la mujer era parecida a la de una chiquilla, hasta creí que estaba escuchando a mi sobrino Kaname.

Quedamos de vernos en el loving del hotel a la mañana siguiente a las diez de la mañana. La evaluaré para ver si es apta para ser mi guía.

Si llega tarde a la cita, juro que no la contrato.

Shuichi cerró el diario con los labios apretados, no sé porque sentía que aquella tipa con la que Yuki había salido en las fotos, era la famosa intérprete. No, aún no estaba listo para leer sobre ellos dos juntos. Aunque en ese texto había más detalles de lo que el rubio había hecho eso día, el jovencito no quiso leerlo.

Al día siguiente continuó con el recorrido del onsen y se llevó una gran sorpresa al descubrir un piano polvoriento en una de las habitaciones del onsen.

-Era de la señora Keiko, la abuela del joven Eiri.-le había dicho Teppei, cuando Shuichi preguntó en la hora de la comida-Si deseas tocarlo, puedo limpiarlo.-el jovencito asintió.

Ese  mismo día disfrutó de un baño en las aguas termales. Mientras se vestía miraba el dichoso diario y parecía que lo invitaba a abrirlo y seguir leyendo, negó con la cabeza y tomó las tres libretas y las guardó en el cajón de la mesita de noche.

Por el resto de la semana, Shuichi se dedicó a  tocar en el piano, recorrer la casona, disfrutar de las aguas termales y observar el precioso paisaje.

 

 

Mientras desayunaba en compañía de su hermana y sobrino, Tatsuha no dejaba de mirar las fotos que le había tomado a un desprevenido Hisoka. Soltó una risilla y volvió a mirar una por una.

-Es de mala educación mirar el celular en la comida-se quejó Mika, molesta.

-Lo siento.-el joven guardo su celular en el bolsillo.

-Veo que ya estas mejor de tus heridas, tanto que ayer te fuiste todo el día-ante lo dicho por su hermana, Tat dio un respingo y carraspeó.

-Bueno, fui a ver a los Ono.

-Ya veo…-Mika le miró con  ojos escrutadores-Entonces supongo que regresarás a tu apartamento con esa bola de pelos.

-¿Eh? ¿Me estás corriendo?-dijo ofendido el monje.

-No, no te estoy corriendo pero tampoco me gusta que me tomen por tonta.

-Está bien-suspiró con resignación-Hoy mismo hago mis maletas.

-Tío Tat, ¿Ya te vas a ir?-terció Kaname, quién había estado callado comiendo su arroz y pescado.

-Si Kaname, tu mamá me corre.-hizo un puchero el moreno.

-Mami, ¿Por qué lo corriste?

-No me pongas en contra de mi hijo Tatsuha-instó la mayor.

-Sólo era bromita-alborotó el cabello rubio de su sobrino. Mika asintió satisfecha.

-Te voy a extrañar mucho-el niño hizo su puchero.

-Prometo venir a verte cada vez que salga de la universidad.

-¡Sí!-desayunaron en silencio hasta que Tat habló.

-Bien-dejó el plato vacío y se puso de pie-Tengo cosas que hacer hoy-resopló-¿Podrías prestarme tu auto de nuevo?

-¿Eh? Pero…¿A dónde vas? No quiero que me destruyas mi auto.

-Oh vamos Mikarin-unió sus manos e hizo ademán de súplica-llegué ileso ayer.

-Bien…-se cruzó de brazos la castaña-pero quiero saber a  dónde vas-le miró con suspicacia.

-Estate tranquila, no saldré con Hisoka.-respondió serio.

-¿Entonces?-la respuesta de su hermano la desconcertó.

-En verdad no creo que quieras saberlo-y le guiñó un ojo. Su hermana no insistió.

 

 

Tooru miraba con ojos desorbitados aquella prueba de embarazo. Las dos líneas azules indicaban lo que ella más había temido; estaba embarazada. Hizo sus cálculos y sacó a conclusión de que tenía mínimo tres semanas de gestación.

-No puede ser-dijo con voz a cuello.

El aporreo de la puerta le hizo dar un respingo. Se apretó aún más el nudo de la cintilla de la bata de seda.

-Señorita Asahi, el joven Uesugui acaba de llegar-le dijo su sirvienta.

Tooru abrió los ojos se sorpresa, había olvidado por completo la cita con su prometido. Pero algo en su cabeza se iluminó, se le había ocurrido un plan, sonrió.

-Dile que suba  a mi habitación-ordenó la joven, guardando la prueba de embarazo en uno de los cajones del gran tocador.

-Pero…

-Vamos mujer, es mi prometido-vociferó la chica.

-Si señorita, como ordene-se oyeron los pasos de la sirvienta alejarse.

Tooru lanzó un bufido y se miró en el espejo de cuerpo completo, se abrió un poco más el escote de la bata para que se pudiera ver parte de sus senos, caminó hacia su tocador, se cepilló el largo cabello negro y se roció un poco de perfume.

Escuchó el aporreo de la puerta y sonrió.

-Tooru, ¿Ya estás lista?-la voz de Tatsuha se oyó al otro lado de  la puerta.

La chica corrió hacia un sillón que estaba cerca de mampara que daba al gran balcón.

-Sí, adelante-dijo la chica.

Dubitativo el joven asomó la cabeza y abrió los ojos al ver  a su prometida en bata.

-Ah yo…-musitó, abochornado.

-Pasa Tatsuha-la chica se cruzó de piernas mostrando su muslo. El joven desvió la mirada.

-Puedo esperarte afuera-dijo el monje sin siquiera voltear a  miararla.

-¡Por Buda!-resopló la joven, poniendo los ojos en blanco-Estamos por casarnos y tú ¿Me sales con esto?

-No quiero tener problemas con tus padres-dijo firme el chico.

-Mis padres no están y no creo que la sirvienta diga algo.

A pesar de las palabras de Tooru, Tat no se movió de su lugar. La chica se sintió ofendida y sin más se puso de pie, caminó hacia Tatsuha y lo haló hacia ella, cerró la puerta y le hizo que la mirara.

-¿Desayunaste?-murmuró con voz dulce. Tat sólo asintió, aún más desconcertado por la actitud de la chica. Asahi acarició la venda de su prometido-¿Cómo va tu herida?-le preguntó.

-Bien…-musitó el chico, sin poder mover ningún miembro de su cuerpo.

-Casi me da algo cuando me enteré de tu accidente.

-¿Cómo te enteraste?-preguntó Tatsuha.

-Tu papá me contó.

Uesugui torció la boca.

Tooru se alejó del moreno y tomó asiento en la cama.

-Hoy no estoy con humor de salir, ¿Te gustaría ver películas aquí?-la chica se encorvó un poco para que su senos se pudieran ver mejor. Tatsuha parpadeó desconcertado y balbuceó.-Bien…-sonrió complacida la chica. Se puso de pie y se quitó la bata frente  a un boquiabierto Uesugi.

-¡Espera Tooru!-vociferó Tat, abochornado.

-¿Qué sucede?-preguntó con inocencia la joven, quién tan sólo vestía un coordinado de encaje azulado.-Acaso…-caminó hacia el desconcertado y sonrojado Tatsuha y lo arrinconó-¿No te gusto?-susurró sobre los labios de éste.

-Yo…-sin más la chica lo besó. Tatsuha se quedó estático y no pudo alejarla. Tooru comenzó  a desabotonar la camisa del chico y cuando hubo terminado su labor, pasó con descaro las manos sobre el formado torso de su prometido, las manos de la chica no parecían los de  una mujer inexperta. Estaba por desabotonar el pantalón de Tat cuando éste reaccionó-Wow…wow..-se separó de la chica-Creo que es mejor llevarnos con calma todo esto, ¿No crees?-se apresuró a decir Tatsuha.

-¿No me deseas?-ronroneó la chica.

-Bueno…es que…creo que no es el lugar-se apresuró a decir el nervioso de Tatsuha.

-Tienes razón-suspiró Tooru-A pesar de que la mansión es grande es vieja y las paredes un poco delgadas. -Ante esto Tat se puso rojo.-agregando que hay muchos sirvientes rondando por aquí-se peinó el cabello con los dedos y caminó hacia su gran vestidor. Se visitó enfrente del joven.-He cambiado de desición-musitó mientras se maquillaba.

-¿Sobre qué?-preguntó con fastidio el hombre. La chica no lo había dejado irse de ahí.

 –Quiero salir.

-¿Eh? Pero dijiste que…

-Quiero ir a visitar a mi amiguita Ayaka-y sonrió con malicia.

 

 

Miraba detalladamente el pequeño aquél lugar, observó los cuadros minimalistas que decoraban la sala.

-No parece el apartamento de un hombre…menos de él-susurró Hiromi.

Mizuki apareció con una bandeja que llevaba dos tazas y una azucarera. Instantáneamente  la joven mestiza sonrió con diplomacia.

-Así que aquí vive el señor Yuki Eiri-musitó, aún con la sonrisa.

-No, para nada-dijo la editora, tendiéndole una taza humeante a la jovencita-Éste es mi apartamento.

-Oh…yo…pensé que usted era…-la chica se sonrojó y aceptó con la cabeza baja la taza.

-Qué yo era la ama de llaves-confirmó Kana, sonriente. Hiromi sólo asintió.-Soy la editora del maestro Eiri y su agente.

-Oh…lo siento mucho.

-No se preocupes señorita…

-Ono…Hiromi Ono-Mizuki asintió y le dio un sorbo a su té.-Pensé que él vivía en Tokio.

-Antes de su viaje…-musitó Mizuki-Ahora vive con su padre en Kioto.

-Ya veo.

El par guardó silencio. Kana no perdía ningún detalle de la joven soprano; mientras ésta seguía mirando todo en su derredor.

El ruido de la puerta les informó que el escritor había regresado de las compras. A Hiromi se le aceleró el corazón cuando vio aparecer al rubio con su imponente presencia, apretó los puños y trató de disimular su antipatía. Yuki por su parte, miró su reloj y esbozó una sonrisa.

-Eres puntual-dijo.  Hiromi solo asintió. Eiri tomó asiento y sacó las cosas de las bolsas de plástico; la chica arqueó una ceja al ver que el hombre había comprado tres cajas de wataron,  cinco cajas de wagashis, seis  mini tartas de mango y tres sixpacks de cervezas.

-Vaya…veo que va muy bien su dieta-dijo con sarcasmo Kana. Eiri lanzó un gruñido y miró a amenazante a su editora; mientras que Hiromi no pudo y soltó una risilla. Había recordado que cuando la fue a felicitar al camerino después de los premios Tanizaki, el hombre se veía esbelto y en forma, todo lo contrario de ahora.-¿No tienes algo que hacer Kana?-le espetó el rubio.

-Ah…si…ya no me acordaba-mintió la mujer. Se despidió de Hiromi y salió aún sonriente de su apartamento.

Yuki le invitó un poco de lo que había comprado y la chica se negó, incluso rechazó la cerveza que el hombre le había ofrecido; éste se encogió de hombros y abrió una lata, bebió de un sorbo todo el contenido y lanzó un hondo suspiro.

-¿Podemos empezar?-dijo la jovencita, desesperada de ver a un rubio tan tranquilo.

-¿Tienes prisa?-le preguntó con los ojos entornados.

-No pero…

-Entonces no me apresures…odio las prisas-gruñó Yuki. Ono chasqueó la lengua y se preguntó ¿Qué había visto de atractivo en  ese hombre su querido Shuichi?

 

 

Llegó a la casa de su hermana pasada de las cinco, asqueado y fastidiado.

Si se lo proponía, Tooru podría ser sumamente fastidiosa, al tal grado que incluso Tatsuha, alguien que se jactaba de ser sumamente  paciente perdía los estribos con ella.

-Vaya cara que te cargas-le dijo su hermana al verlo entrar a la sala.

-No tuve un buen día-masculló.

-Eso se nota.

Tatsuha subió a su habitación para hacer las maletas. Estaba en eso cuando su móvil sonó, dejando a un lado lo que estaba haciendo miró la pantalla del aparato; esbozó una sonrisa al ver de quién se trataba.

-Tu llamada me alegró la tarde-dijo sin pensar.

-Ho…hola-se oyó la voz de Hisoka-¿Cómo estás?

-Mucho mejor-dijo jovial Tatsuha-¿Y tú?

-Bien…-Hisoka lanzó un bostezo-Te llamé para agradecerte lo que hiciste por mi hermana, hoy amaneció de mejor ánimo.

-Me da gusto por ella.

-¿Qué podría hacer para agradecerte?

Ante ésta pregunta, Tatsuha estuvo tentado a decirle que pasara una noche junto a él y no precisamente durmiendo en la misma cama.

-Yo…-habló por fin-Yo…me gustaría que me invitaras al cine-dijo sin más el chico, resignado.

-¿Sólo eso?-preguntó Hisoka.

-Si…bueno, y que me invites a comer…

-¿Podría ser el próximo fin de semana?

-Si…-suspiró Tatsuha.

-Bien, pasaré por ti  el sábado a las tres de la tarde. ¿Crees seguir en casa de la señora Mika?

-No, hoy mismo regresaré a mi departamento con Nyankotaro.

-Está bien, te veo en tu casa entonces.

-Vale.

-Adiós…

Tatsuha cortó la llamada y lanzó un hondo suspiro. Simplemente no pudo pedirle eso a su amigo. Se recostó en la cama y sin poderlo evitar a su mente se le vino el recuerdo de aquél sueño en el que el jovencito declaraba su amor por él.

-¿Y si sucediera eso?-se preguntó Tatsuha, mirándo el techo de su habitación.-¿Serían los mismo sentimientos? Para nada…-se respondió el mismo. Si existía esa posibilidad de ser correspondido, era obvio que Hisoka no pensaría en tener relaciones con él, pues su amor si sería puro-Tan puro como él…-murmuró el monje.

 

 

 

 

La segunda semana de agosto inició con la ausencia de Shuichi. Rage les había informado que el joven cantante no se presentaría a trabajar hasta que recuperara la voz; por lo que sin el líder de la banda y voz que le da vida a las canciones, Dresde, Hiromi,  Watanabe tenían los días libres.

En ese tiempo Dresde se dedicó a apoyar  en su trabajo a su querido esposo, mientras que el guitarrista Watanabe siguió con la promoción independiente de su música; Hiromi, por su parte, aprovechó ese tiempo para avanzar en el trabajo que Yuki le había pedido.

Fue para el jueves, que Hisoka comenzó a ponerse nervioso; ¿La razón? Al día siguiente tenía cita con la doctora Naoko y ésta le daría los resultados de sus estudios. De tan sólo pensar en que posiblemente tenía alguna enfermedad grave hacía que su estómago se estrujara y sudara frío.

Esa noche llegó a su casa y vio a su hermana muy concentrada escribiendo unos acordes.

-Ya estoy en casa-anunció.

-Bienvenido-musitó su hermana, sin despegar la mirada de la libreta.

Hisoka apretó los labios y un nudo se le formó, si el enfermaba y moría, ¿Qué sería de su familia? Sin pensarlo dos veces, tomó asiento junto a su hermana y se aferró a su cuerpo.

-¿Qué pasa manis?-preguntó la chica desconcertada.

-Nada…sólo abrázame.-Hiromi obedeció y abrazó fuertemente a su hermano.

A la mañana siguiente, Hisoka amaneció con un nudo en su estómago y por más que lo intentó, no logró probar bocado.

-¿Estás bien?-le preguntó Hiromi, preocupada-Desde ayer te noto un poco raro y estás un poco ojeroso.

-No es nada…-mintió el menor-Sólo que hoy no amanecí con mucho apetito.

La soprano torció la boca. Hisoka se puso de pie y guardó su desayuno en el refrigerador, se fue hacia el baño y cepillo sus dientes. Miró su rostro ojeroso y lanzó un hondo suspiro. Se despidió de su hermana y salió con paso vacilante del apartamento.

Llegó al hospital rígido, con la mandíbula tensa y la boca seca. La espera en la sala se le hizo eterna. Sintió que el alma se le iba cuando oyó su nombre en el altavoz, ya había llegado el momento de la verdad.

-Hola pequeño, ¿Cómo va la mano?-así fue como le saludó la doctora Okey,  como Shuichi y él la habían bautizado.

-Ya mejor…-dijo con trabajo, pues la boca cada vez se le secaba más-En ésta semana vine dos veces a la rehabilitación.

-Eso está genial-sonrió la joven doctora.-Ahora revisaré tus análisis, ¿O.K.?-Hisoka asintió.

La mujer tecleó algunas cosas y miró con el ceño fruncido en monitor de la computadora. Torció la boca y frunció aún más el ceño. Hisoka se tensó ante la reacción de la mujer y no pudo evitar sentir su corazón en la garganta.

-Ya veo…-musitó la mujer, poniéndose de pie-pasa a la camilla, deseo revisarte. –Hisoka volvió a asentir y se puso de pie despacio, caminó con pasos trémulos a la camilla. Tomó asiento a los pies de ésta. Naoko tomó sus signos vitales, revisó la boca y garganta,  sus ojos y por supuesto sus manos-¿Y esto?-le preguntó, señalándole el gran moretón que tenía en su mano izquierda.

-Tuve un pequeño accidente-murmuró.

-O.K.-le pidió que se recostara y le revisó su vientre-¿Podrías repetirme los síntomas que tienes?

-Pues…-al chico le temblaba la voz-Siento que mi corazón  se acelera a tal punto que pienso que se va a salir de mi pecho. Mi estómago se estruja y me dan muchas ganas de vomitar.

-Ya veo…-la chica  ayudó a su paciente a enderezarse. Le pidió que se pusiera en la báscula y tomó su peso. Naoko regresó a su lugar, mientras le indicaba al menor que tomara asiento enfrente de ella.-Y exactamente cada cuando sucede eso.

-De vez en cuando…-Hisoka hizo un esfuerzo por recordar en que momentos.

-Te pregunto esto porque en tus análisis sale todo bien, no hay indicios de algo  que pueda alarmarnos. Lo único que noto es que estas un poco deshidratado y tus párpados internos se ven pálidos, tal vez te falte un poco de vitamina K, también estas bajo de peso, en comparación de la última vez que nos vimos-Hisoka asintió-¿Has tenido mucho trabajo?

-Si…

-Ya veo…-Naoko volvió a revisar los análisis e hizo unas anotaciones en su libreta-Dices que de vez en cuando te sucede esos episodios.

-Así es.

-Cierra los ojos y descríbemelos.-el jovencito obedeció.

-Mi corazón se agita, me cuesta trabajo respirar y siento el estómago raro, se me alborota, como si algo revoloteara en él. La boca a veces se me seca, otras veces no…

-¿Te sudan las manos? –le preguntó la doctora.

-Si…-murmuró el chico aún con los ojos cerrados.

-¿Te cuesta trabajo articular las palabras?

-Si…también.

-¿Sientes tus piernas como gelatina?

-Si…

-¿Y eso sólo te pasa cuando ves a una persona en particular?

-Bueno…-Hisoka analizó la pregunta y recordó las veces que había sentido eso al estar con Tatsuha.-Si…-abrió los ojos con miedo-¿Qué tengo?

-Me temo que yo no tengo la cura para ese mal, si se le puede llamar así-la chica lanzó un hondo suspiro.

-O sea que…¿Me voy a morir?-dijo con voz a cuello, tratando de contener las lágrimas.

-Ja…siempre creemos que vamos a morirnos por eso, pero nunca pasa nada-la chica sonrió.

-No la entiendo…

-A lo que me refiero joven Ono, es que usted está enamorado.

 

 


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