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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Hola.

Pues que les digo, ¬¬.

Sufrí muuuucho al escribir éste cap ¬¬. Escribía y borraba grrr.

Hasta que me pushu!! las ideas fluyeron. No sólo me faltaban ideas, tbn me fallaba eso de la redacción. No quería cometer en grave error del lemon, algo cuadrado y falto de sentimientos.

Sobre todo pq no es facil aceptar q estas enamorada, ne??

Espero y les guste el capítulo.

Creo que ninguna lectora notó algo diferente en Yuki. A ver si en ésta se dan cuenta del cambio radical q hizo, bueno, en el cap lo menciono.

El capítulo va dedicado a Cata-chan, una nueva lectora que sigue mi fic y al parecer no le ha decepcionado. Muchas gracias.

Agradecimientos a Mizuki 212 p ayudarme con el cap.

besos

 

Otra semana pasó y el jovencito no abrió ninguno de los diarios de Yuki. Mientras se recuperaba de su problema, el moreno se dedicó a tocar el piano. En ese tiempo forjó una relación con la anciana Natsuki, quién le amenizaba la estadía  en el onsen con las historias de la familia Uesugi. Los Baba habían servido por generaciones a la familia de Yuki.

Shuichi se enteró que la hermana mayor de Natsuki había sido la nana de los hermanos Uesugi.

-Ahora se hace cargo de la administración de la casa  principal-dijo la mujer, mientras le tendía una taza de té al jovencito. Shuichi había salido a disfrutar del aire puro y fresco de esa tarde del viernes y como ya se había hecho costumbre, Natsuki le acompañaba.

Guardaron  silencio mientras veían a Tetsuya correr de un lado a otro tratando de atrapar a una mariposa. Shu dejó su taza de té en  una mesita que estaba cerca de ahí, se separó del respaldo de la silla en la que estaba  y tomó su libreta, escribió algunas cosas y le mostró su contenido a la anciana.

-Claro que mi nieto va  a la escuela-respondió la mujer, arqueando una ceja. Shu garabateó otra cosa y se la mostró-Está de vacaciones de verano.-Shindo negó la cabeza y escribió otra cosa-¿Julio?-miró al chico que asintió, la mayor soltó una risilla y dijo-No joven Shindo, ya no estamos en julio…ya estamos en la segunda semana de agosto-. Ante la respuesta de la anciana, Shu se puso de pie y se llevó las manos a la cabeza, abrió la boca con la intención de gritar pero de su garganta no salió ningún ruido. Natsuki se puso de pie y trató de tranquilizarlo.

Shu negó con la cabeza y cuando pudo estar más tranquilo, haló todo el aire que pudo, tomó su libreta y escribió.

-Me perdí del cumpleaños de Hiro…-leyó la anciana.

El jovencito lanzó un hondo suspiro e hizo un puchero.

 

 

Capítulo 42

Un sentimiento que aceptar.

 

 

 

 

-…usted está enamorado…-aquella frase daba vueltas una y otra vez en la cabeza del chico que iba  hacia el trabajo.

-No…eso no…¡eso no puede ser!-vociferó el jovencito, poniéndose de pie. La gente del autobús le miró con desconcierto. Hisoka se puso rojo y ofreció una disculpa. Tomó asiento en su lugar y se cubrió el rostro, avergonzado.

Estaba tranquilo de que su problema no era una enfermedad mortal, pero tampoco se podría decir que estuviera muy bien al recibir semejante noticia. ¿Enamorado? ¿Cómo podría ser eso? Miró por la ventanilla el paisaje urbano y lanzó un hondo suspiro. Su móvil sonó, sintió que el estómago se le subía hasta la garganta al ver el nombre de su amigo en la pantalla. Dudó en tomar la llamada, al final apretó el botón verde y resopló.

-¿Si?-musitó en un hilillo de voz.

-Hey Hisoka, ¿Cómo te fue con la doctora?-la voz de Tatsuha provocó que al pobre Ono se le secara la garganta.

-Bien…-dijo con voz a cuello.

-¿En serio? No te oigo del todo bien…

-No me voy a morir…eso es bueno-continuó el menor.

-¿Morir?-Tatsuha soltó la carcajada-¿Creíste que estabas enfermo?-Ono quiso llorar ante la actitud de su amigo.

-A mí no me causa gracia-bufó.

-Perdón…es que…-el otro hizo todo por aguantar la risa-Olvídalo…me da gusto que no sea nada grave.

-Pues si es grave…muy grave-dijo serio el jovencito.

-¿Cómo?-Hisoka se maldijo por lo que había dicho y apretó los labios.

-Na…nada…olvídalo…ya me tengo que ir…adiós-no dio tiempo a que Tatsuha dijera algo y cortó la llamada.  Se puso aún más rojo de lo que ya estaba y se recriminó mentalmente-Enamorado…Pero eso era imposible y si así fuera ¿De quién?

 

 

-Ya veo…-murmuró Yuki por el celular, mientras se paseaba de un lado a otro por el apartamento de Mizuki. Los ojos oscuros de Hiromi le seguían con  recelo.-Si, no se preocupe Natsuki, yo me encargaré de eso…dígale que esté tranquilo, ¿Si?-la anciana se despidió y cortó la comunicación. El rubio lanzó un suspiro y tomó asiento frente a la jovencita.

-¿Y bien?-le preguntó ella.

-Pues…supongo que está bien-dijo el hombre, mirando una hoja con algunas notas musicales-Lo siento pero no sé de música, por eso te pedí de favor…

-¿En serio?-exclamó la chica-¿Ni si quiera sabes leer una nota?

-No…-respondió ceñudo Yuki.

-Increíble, no puedo creer que Shuichi se haya fijado en ti…no hay nada de común entre ustedes.

-Pues se ve que tú no sabes de física básica…polos opuestos se atraen…-respondió el escritor, molesto.

Hiromi correspondió a la mirada antipática que el mayor le dedicaba.

-Siento mucho interrumpir nuestra amena plática pero tengo que hacer algunas cosas-Eiri se puso de pie.

-Bien…-la chica se puso de pie y sin despedirse salió del apartamento-Agh…como lo odio-masculló.

 

 

Hiro miró una gran caja envuelta en papel brilloso y decorada con un gran moño.

-¿Para mí?-preguntó sorprendido.

-Así es Nanako, Shindo no pudo entregártelo en persona pero la dejó con mi secretaria.-El pelirrojo sonrió. – Ha estado ocupado últimamente, bueno eso fue lo que le dijo a ella-Mika se encogió de hombros.

El joven tomó su regalo y se despidió de su jefa, salió de la oficina no sin antes hacer una inclinación.

-No lo olvidaste…-susurró feliz el chico. Antes de llegar a la sala de ensayos, el joven rompió la envoltura; el regalo consistía en una camisa de diseñador.

 

 

Aquél viernes Hisoka no pudo concentrarse en el trabajo y para cerrar con broche de oro aquél día, el productor del Dj les anunció que viajarían a la isla de Okinawa dentro de dos semanas, esa había sido la locación que el director había elegido para realizar el video del primer sencillo de Tamaki.

-Si no está senpai junto  a mí, no puedo viajar en avión-instó el jovencito.

-Lo siento mucho Ono pero ya hemos arreglado el viaje-le dijo el productor-Y no tienes ni idea lo difícil que fue el conseguir hospedaje, pues mucha gente ya está en vacaciones de verano.

-Pero…

-Chibi, recuerda que Shuichi no está en condiciones para ir de viaje-le dijo Tamaki, frotándole la espalda.

-Pero…-el jovencito se puso un poco pálido de tan sólo pensar en viajar solo, sin el apoyo de senpai.

Ese día llegó enfurruñado a su casa y se encerró en su habitación, Hiromi le llevó la cena a la cama, creyendo que había tenido un día pesado. Esa noche, Hisoka soñó que iba a la farmacia a surtir su receta.

-Lo siento joven, pero ésta medicina no la tenemos-le dijo la encargada del lugar.

-Pero…si no la consigo…moriré-dijo en un hilillo de voz el pobre Ono.

-Me temo que ningún laboratorio clínico ha creado una píldora para el mal de amores. Lo único que lo puede salvar es un beso de la persona de la que está enamorada.

Y con esto había iniciado la búsqueda del joven por aquella persona que lo salvaría de su mal. En todo el sueño, el pobre joven se la pasó persiguiendo a una extraña que no tenía rostro y por obvias razones, boca.

-¿Cómo voy a poder besarla?-se preguntó el chico cuando logró tenerla en sus brazos.

Para la mañana del sábado, Hisoka se despertó con muy mal humor. Mientras desayunaba con su hermana, el chico recordaba una y otra vez las palabras de la doctora Okey.

-¿Sucede algo?-le preguntó Hiromi, notando que su hermano no había tocado su plato de cereal.

-No…-respondió escueto.

-¿Seguro? Parece como si te hubieran dado malas noticias…

-Agh…¡No! No me dieron malas noticias-vociferó el chico. Se puso de pie y se fue a encerrar a su habitación.

-Pero qué le sucede…-musitó la joven, cuando escuchó que su hermano había azotado la puerta. Se atragantó con su cereal cuando oyó los gritos del menor.

Hizo todo un esfuerzo por cambiar de ánimos cuando iba en camino hacia el apartamento de Tatsuha. Estando frente a la puerta del apartamento, se golpeó las mejillas y sacudió su cabeza para alejar aquellos pensamientos que lo venían perturbando desde el día de ayer.

-Enamorado mis polainas…-masculló Ono, tocando el timbre.

El aire se le fue al pobre chiquillo cuando su amigo abrió y lo vio…resplandeciente. Su corazón se aceleró, su boca se secó y el estómago lo sintió hasta la garganta.

-Hola Hisoka-saludó con jovialidad el monje.

-Ho…hola-apenas pudo articular palabra alguna el menor.

-Sólo falta peinarme-dijo Tatsuha, quitándose unos mechones rebeldes de la frente. Hisoka solo asintió, Tat se fue hacia su habitación. Ono cerró la puerta tras de sí y se quedó estático en el recibidor, se oprimió el pecho con sus manos y lanzó un hondo suspiro.

-¿Por qué había visto resplandeciente a su amigo?-se preguntó, sabiendo perfectamente que a las únicas personas que había visto así habían sido: a Maiko Shindo, a Ana, la mejor amiga de Hiromi, a la maestra de guitarra y a una amiga  de su mamá. Hisoka sólo veía resplandeciente a las mujeres que le gustaban, por tal motivo, no podía ver a su amigo así…o tal vez…¿Si?

-Listo…-la voz del mayor le asustó, provocando que saltara del susto. Ono no pudo evitar sonrojarse al ver tan guapo a su amigo.

-Está…está bien-susurró el jovencito, tragando saliva y con eso aminorar el nudo que se le había formado.

-¿Sucede algo?-le preguntó Tatsuha con ojos entornados.

-No…no…¿Por qué?-su voz de oyó un poco chillona y eso hizo que se sonrojara más de lo que ya estaba.

Uesugi no dijo nada y llevó una de sus manos a la frente del abochornado chiquillo. Hisoka se quedó estático ante el gesto del japonés.

-Nop…no tienes fiebre-sonrió.  Ono sólo asintió y se detuvo de la pared.

-Yo…lo siento pero…-balbuceó-Pero…no me siento bien…-no pudo continuar pues Tatsuha lo tomó en brazos y lo llevó a la habitación asignada para él. Le recostó y se fue hacia el pasillo.

-Llamaré al doctor-alzó la voz, para que su amigo le escuchara.

-¡No!-vocifero Ono y se puso de pie. Salió de su habitación y le arrebató el inalámbrico a Uesugi-Yo…-musitó al ver la cara de desconcierto de Tatsuha-No es para tanto…-soltó una risilla-Sólo necesito un poco de aire…-analizó lo que decía y asintió-si…eso es lo que necesito-y volvió a tragar saliva.

Tatsuha le miró suspicaz.

-¿Estás seguro?- Ono asintió.

En todo ese día Hisoka no paró de hablar, de hecho hablaba más de lo habitual pues trataba de aminorar sus nervios alterados. Tatsuha tan sólo le escuchaba gustoso. Como había quedado Ono, invitó al cine a su amigo y de ahí se pasaron a comer pizza. Entre la plática salió a resurgir el viaje de Hisoka a Okinawa.

-¿Shuichi?-preguntó Tatsuha sorprendido.

-Sí, senpai tiene algo que hace que me tranquilice y tan sólo toma mi mano-sonrió el chico.

Tat respondió con un monosílabo y le dio un sorbo a su refresco.

-Si deseas, puedo acompañarte.-sugirió Tatsuha con la esperanza de que su amigo aceptara.

Y de nuevo, aquellas molestas sensaciones.

-¿Eh?-fue lo único que pudo decir el menor.

-Tal vez no soy senpai,-las dos últimas palabras las masticó el monje- pero puedo distraerte durante el vuelo.

-Pero…¿No tienes clases?

-No, estoy de vacaciones.

-Oh…bueno…-Hisoka tragó saliva  e hizo todo lo posible por ignorar aquellos síntomas-Si tú quieres…-murmuró.

Tat sonrió dichoso y acarició el rostro de Ono, éste al sentir el contacto de los dedos del monje se puso de pie alterado.

-Necesito ir al baño-dijo casi en un grito.

Se en cerró en uno de los cubículos y haló todo el aire que pudo. Al ver que no podía dejar de estar así, comenzó a repetirse un mantra-sugerencia que le había dado su maestro de yoga-y cuando logró estar más tranquilo, salió del tocador. Tatsuha ya le esperaba fuera de éste.

-¿Seguro que estás bien?-le preguntó preocupado.

-Si…-musitó el chico, un poco más relajado.

 

 

Shuichi lanzó un hondo bostezo y se rascó la cabeza. En verdad ya estaba aburriéndose de estar ahí. A pesar de que  las charlas con la anciana eran amenas, se desesperaba de no poder hablar. Aquél lunes se había despertado pasado el mediodía y después de desayunar había ido a tocar el piano. Salió al jardín y caminó por un rato hasta que se aburrió y decidió encerrarse en su habitación hasta la hora de la comida.

Se paseó por su habitación y de vez en cuando lanzaba una mirada al cajón de la mesita de noche en donde estaban guardados los diarios de Yuki. Lanzó un bufido y desesperado caminó hacia el mueble y sacó los diarios. Hojeó el primer diario y buscó hasta donde se había quedado. Leyó lo último que había hecho ese día el rubio. Cerró el diario, pues sabía que la siguiente página narraría el encuentro de Yuki y la mexicana, haló todo el aire que pudo y se armó de valor. Abrió de nuevo la libreta y leyó.

19 de Junio de 2013

Querido Shuichi:

                Hice un esfuerzo por levantarme temprano. Hoy conocería a ésta mujer de nombre Alicia Karma, raro  ¿No crees? No quise desayunar nada, si la mujer pasaba la prueba le pediría que me llevara a comer los mejores platillos de México.

Me puse la ropa más cómoda que tenía y antes de la hora acordada bajé a la recepción. La esperé mientras leía una revista de variedades. Para serte sincero, no sé qué esperar.

Alicia llegó antes de lo hora acordada y me tomó por sorpresa, su voz es parecida a la de Kaname y no sólo es fue lo que me causó asombro en ella. Me sorprendió de que fuera tan joven, ¡creí que era una colegiala! Pero sus grandes senos me desconcertaron…

Al leer esto, Shuichi apretó la mandíbula.

…Esa chiquilla es más pequeña que tú así que imagínate y su manera de vestir…puff…si tú te vestías extravagante y llamativo, ella es la madre de la extravagancia. Sus facciones no son  finas, pero tampoco muy toscas; están en armonía y para serte honesto, lo que más me ha llamado la atención de ella son su par de ojos, oscuros, y brillosos,  sumamente expresivos. He terminado cautivado por ellos…por esa razón fue que decidí contratarla…

Cerró de golpe el cuaderno y por más que trató de olvidar ése último comentario, no pudo. Fue tan masoquista que leyó y leyó varias veces esa página y leía palabra por palabra la descripción de esa tal Alicia.

-¿Por qué Yuki le había dejado sus diarios? ¿A caso con eso daba a entender de que ya no quería saber de él?-se preguntó e inmediatamente se sintió inseguro. -Vaya manera de decirle que ya no lo amaba-pensó Shuichi.

Tetsuya lo sacó de sus cavilaciones. Al ver que el jovencito no mostraba intenciones de bajar a comer, Natsuki había mandado a su nieto con la comida de Shindo. Comió poco pues el nudo en su estómago-mezcla de la inseguridad y del coraje-le había impedido degustar de la comida.

Aunque sabía que iba a terminar más encabritado de lo que ya estaba, Shuichi continuó con la lectura del diario.  Le causó mucha ternura cuando Yuki se enchiló y se llevó una gran sorpresa cuando leyó que el rubio había dejado de fumar por complacer a la mexicana.

-Esto es el colmo-pensó colérico.

Se tranquilizó cuando siguió leyendo y vio la explicación que Yuki daba ante ésta decisión.

…Debo de admitir que me está costando mucho trabajo el dejar de fumar, al menos por el momento no fumo enfrente de Alicia. Ella no me dio unos argumentos claros del porqué no quiere que fume, tan sólo me dijo que es una ofensa para las personas que viven enfermas. Analicé sus palabras y tiene toda la razón. Afortunadamente tengo un cuerpo sano, pero estoy acabando con él con éste estilo de vida.

Quiero vivir y deseo llegar  a anciano;  por lo que he decidido dejarlo por el resto de mi existencia…

Shuichi recordó el encuentro que él y Yuki habían tenido hace un par de semanas, aún podía recordar  el aroma natural de su amado, ese mismo aroma que el cigarro mató con su humo. Admitió que la chica había servido de algo.

Antes de la cena, Shuichi dejó de leer. Con cansancio se frotó los ojos y lanzó un bostezo; descansaría un poco y continuaría la lectura al día siguiente.

 

 

Esa semana que iniciaba, Hisoka tuvo un descanso respecto a las grabaciones del álbum de Tamaki, aprovechando ése tiempo, Suzuki lo había solicitado para que grabara la canción a dueto que había compuesto la mujer. A pesar de que tan sólo era una canción la que grabaría, el chico no podía concentrarse y el plazo se había alargado. Estaba cada vez más estresado respecto a lo que la doctora de la había dicho, sumando que ahora Tat también resplandecía para él, confundiéndolo. Por más que meditaba, el chico lograba estar tranquilo por muy poco tiempo y así pasó esa semana de agosto.

Y el día del tomentoso viaje llegó; por lo que desesperado de no poder estar tranquilo, el jovencito se vio obligado a comprarse flores de Bach en una farmacia  homeopática. Afortunadamente el efecto duraba más que el  de rezar mantras.

Ese día Hiromi le ayudó a hacer la maleta, Tatsuha pasó por él a su apartamento y juntos  tomaron un taxi hacia la empresa X.M.R. Cuando todos estuvieron reunidos, partieron para el aeropuerto. Por la condición de Hisoka, Rage había dado la orden de que viajaran en el jet privado de la empresa, así el chico podría estar más tranquilo; también ordenó que llevaran a un doctor en caso de emergencia.

Cuando subieron al  avión, Tatsuha notó que su amigo estaba relajado, de hecho le preocupaba lo relajado que estaba por lo que decidió preguntarle cómo se encontraba.

-¿Todo bien?

-Así es…-suspiró el chico.

-¿Seguro?-insistió, suspicaz

-Por supuesto-y le dedicó una sonrisa. Tat correspondió al gesto.

Cuando todos estuvieron a bordo, la aeromoza dio las indicaciones y les ordenó que se pusieran los cinturones de seguridad.

Tatsuha miró de soslayo a Hisoka, quién estaba un poco pálido.

-¿Seguro de que estás bien?

-Claro…-susurró, al pobre a penas le salía la voz.

Ono dio un respingo cuando sintió que el vehículo se movía y sintió sufrir de un ataque al corazón cuando Uesugi tomó su mano, al parecer las flores no estaban funcionando del todo.

Sintió un vacío en su estómago y sin poderlo evitar miró por la ventana. Ya estaban volando y a miles de kilómetros de tierra. Comenzó a faltarle la respiración, sumando que sentía aquellas molestias que le provocaban al estar cerca de Tatsuha. El jovencito comenzó a hiperventilarse y por más que el monje trataba de tranquilizarlo, el chico iba de mal en peor, estaba sufriendo de un ataque de nervios.

-No puedo respirar…-balbuceó, más pálido que antes.

-Tranquilo, todo va a estar bien…-musitó con nerviosismo el monje, mientras abanicaba al menor.

Tamaki apareció con el ceño fruncido.

-¿Qué sucede?-preguntó.

-Está sufriendo de un ataque de nervios.

-Me lo temía-negó con la cabeza el Dj y se fue hacia los asientos de adelante. En menos de un minuto regresó con el doctor asignado. El hombre revisó las pupilas del chico y le tomó el pulso, lanzo un suspiro y buscó en su maletín.  Sacó una jeringa y la llenó de un líquido opaco.

-Inmovilícelo-le pidió a Tatsuha, éste obedeció y tomó el brazo del chiquillo.

-¿Qué es eso?-preguntó Hisoka sofocado, viendo la jeringa.

-Un sedante, esto te va a ayudar-el doctor inyectó al chico directo en la vena, afortunadamente  no opuso resistencia. En pocos minutos el jovencito se quedó dormido. Revisó de nuevo sus signos vitales y asintió-dormirá por más de tres horas.

Tatsuha asintió. El doctor regresó a su lugar mientras que Tamaki frotaba la espalda del monje.

-Cuídalo, por favor.

-Lo haré…-el Dj también regreso a su lugar. Uesugi acarició el rostro de su amigo.

 

 

Shindo cerró el diario y se acarició el vientre, el leer sobre los platillos que Yuki había degustado en México le había despertado el apetito. Dejó en la otomana cerca de la ventana el diario y bajó a la cocina a buscar un refrigerio. Con unas rebanadas de pan de matcha y una leche de fresa, el jovencito continuó con su lectura.

Siguió leyendo y deseó tener una computadora para poder conocer un poco más del país que había cuidado de  su querido escritor.

Se enjugó unas lágrimas cuando leyó la parte en la que Eiri había gritado bajo la lluvia y no suficiente con leerla una vez, la leyó hasta que no pudo más y se quebró, llorando a mares. Sintió que su corazón se quebraba de tan sólo pensar e Yuki y lo que había sufrido en ese tiempo y deseó haber estado ahí para abrazarlo. Sollozando cerró el diario y lo abrazó como si éste fuera el mismísimo Eiri.

 

 

Abrió los ojos y miró el techo, ese techo desconocido para él.

-¿Aún estaba en el avión?-se preguntó.

-Ya despertaste…-murmuró Tatsuha.-¿Cómo estás?

-Bien…-murmuró.

Al ver que el efecto del sedante no había pasado, Tatsuha le pidió que descansara y durmiera un poco más; Hisoka obedeció.

Mientras el chico dormía; el monje salió a recorrer el hotel, se topó con Tamaki y charlaron por largo rato. Regresó a la habitación para ver si el chico ya se había despertado, se llevó una gran sorpresa al ver que Hisoka estaba desnudo de espaldas a la puerta, estaba por ponerse su traje de baño. Tatsuha tragó saliva y no hizo ningún ruido. Esbozó una sonrisa al ver los glúteos blancos y torneados del chico y la sonrisa se amplió cuando notó que el chiquillo tenía un lunar muy coqueto en medio del glúteo derecho.

Cuando se giró dispuesto a salir de la habitación dio un grito ahogado al ver a Tatsuha.

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?-preguntó, rojo como un tomate.

-Acabo de llegar…-mintió el mayor, disimulando su sonrisa.

-No viste nada, ¿Verdad?

-No, sólo tus pompis…-y soltó una risilla.

-Agh…no puede ser.-vociferó.

-Vamos Hisoka, no es para tanto. Yo también tengo lo mismo que tú-se encogió de hombros-bueno…no tengo un lugar en mi pompi pero…

-¡Qué pena!

-Ya…no es para tanto.

Después de tranquilizar al jovencito, Tatsuha también se cambió y se puso su traje de baño. Hicieron la maleta y salieron de la habitación, dispuestos a disfrutar del sol, el mar y la arena.

Ya estando en la playa, Tat tendió su toalla en la pálida arena y sacó el bloqueador, se embardunó  en los lugares que alcanzaba y le  pidió de favor a su amigo de que le pusiera  en la espalda. Hisoka aceptó nervioso y con manos trémulas untó el bloqueador en la ancha espalda del mayor.

-¿Tú no te vas a poner?-le preguntó Tatsuha, estirándole el frasco.

-Ah…si…-Hisoka tomó el ungüento y se untó en todo su cuerpo. El monje le arrebató el bloqueador y le pidió que se volteara-No es necesario, yo…yo puedo hacerlo sólo-tartamudeó el mestizo.

-Déjate consentir-musitó Uesugi.

Ante estas palabras, el jovencito sintió un vuelco en el corazón.

-Y tan bien que iba-pensó Ono, llevándose una mano a su pecho, con la idea de calmar a su corazón.

Su piel se erizó al sentir el contacto de las manos grandes de Tatsuha sobre su espalda. Cerró sus ojos y desfrutó de aquél contacto; por su parte, Uesugi recorría con descaro la espalda estrecha de su amor, acercó un poco su rostro a la nuca de Ono y aspiró el aroma del chico. Lanzó un hondo suspiro, gesto que sacó de sus cavilaciones a Hisoka; quién se puso de pie de un salto.

-Voy a nadar-murmuró y sin más corrió hacia el mar.

Tatsuha bufó.

 

 

Yuki miraba sin pestañear a Hiromi, quién cantaba mientas tocaba su guitarra acústica. Se le formó un nudo en su garganta y las lágrimas se aglomeraron en sus ojos.

Para la mayoría de la personas, la voz de Hiromi causaba un efecto positivo en ellas; todo lo contrario le pasaba a el rubio. Cuando la escuchaba cantar lo hacía sentir inquieto, insignificante y vulgar.

La chica dejó de cantar, finalizó la melodía con un par de acordes más y miró con ojos brillosos a su rival.

-¿Qué tal?

Yuki tragó saliva y hablo.

-Bien…-musitó casi inaudible.

-¿Bien?-preguntó con decepción la chica-¿En serio?

Yuki chasqueó la lengua.

-Quedó perfecta, ¿Contenta?-masculló.

Hiromi sonrió, complacida.

-Si estás  a gusto con  la melodía-la chica tomó una lata de cerveza y la abrió-entonces creo que es momento de agregar los demás instrumentos-.le dio un sorbo a la bebida. Yuki asintió.-Sigo pensando que todo esto es una locura-se animó  a decir.

-Ja, ¿Piensas eso? Me sorprende.

-Debes de estar consciente que estamos en Tokio, un país en el que no  se acostumbra a  hacer éste tipo de cosas.

-Por eso mismo lo quiero hacer-le dijo con seguridad.-En el amor hay que arriesgar todo.

Ante estas palabras, Hiromi no refutó.

 

 

Después de nadar hasta el cansancio, el par se fue hacia el hotel. Se cambiaron y bajaron al restaurante para comer algo. Se encontraron con Tamaki y James-quién había viajado por su cuenta-y charlaron por largo rato mientras disfrutaban de unas  bebidas refrescantes.

En cuanto la noche entró, Hisoka regresó a  la habitación del hotel para darse una ducha y refrescarse.  Mientras disfrutaba de los aromas de las sales de baño, Ono recordó todo lo que había pasado en el día. Se la había pasado muy bien y más porque había estado con la compañía de Tatsuha. Se sonrojó al darse cuenta de lo que estaba pensando.

A su mente vino la plática que había tenido con su hermana días atrás.

Ese día se había animado a hacerle algunas preguntas a su mayor al ver que la chica lanzaba suspiros mientras veían un dorama.

-Hermana, ¿Cómo te diste cuenta que estabas enamorada de senpai?-soltó sin más el chiquillo.

-¿Eh? ¿Por qué preguntas eso?

-Tengo curiosidad-mintió Hisoka.-Yo no me di cuenta de tus sentimientos hasta que tú misma me dijiste.

Hiromi suspiró y sonrió con melancolía.

-Me di cuenta que estaba enamorada de él cuando comencé a sentir maripositas en el estómago.

-¿Mariposas?-parpadeó Ono-Es cuando sientes que un nudo en el estómago y hasta a veces crees que vas a vomitar…

Hiromi rio ante la descripción poco romántica de su hermano.

-Así es…sentía mariposas en el estómago, mi corazón se aceleraba y sudaba-Hiromi se sonrojó.

-¿Y no te resultaba doloroso no ser correspondida?

-No…tal vez creerás que soy una boba-sonrió-pero me conformaba con estar cerca de él…de hecho aún me conformo con eso, mantenerme cerca de él y poder velo feliz y si él me comparte su felicidad…yo soy feliz…-la chica no pudo controlar unas lágrimas.

-Mantenerse cerca de la persona amada…-musitó Hisoka-Mi hermana  en verdad ama a senpai, a pesar de que él ya regresó con su novia Yuki.-suspiró y se acomodó mejor en la bañera-¿Qué será mejor? Alejarte para siempre de esa persona o permanecer junto a ella a pesar de que no seas correspondido…-dijo al aire.

Analizó los pros y contras de cada decisión, se terminó de duchar, se secó y vistió con un short y una playera ligera. Lanzó un largo bostezo, su cuerpo exigía cama. Al salir del baño se sorprendió de ver a Tatsuha recostado en ella, verificó si ya estaba dormido y sonrió al ver que el joven dormía plácidamente.

Sintió de nuevo aquella maripositas en el estómago y su corazón acelerado pero por primera vez, no sintió molestia alguna, al contrario.

-A lo que me refiero joven Ono, es que usted está enamorado…-y recordó de nuevo las palabras de la doctora Naoko. Con la única persona que sentía eso era con él, con nadie más. Tan sólo le pasaba eso cuando estaba junto a Tatsuha, ese joven que lo había aceptado tal y como era.

Se recostó con sumo cuidado para no despertar al monje, le observó detenidamente y le vio resplandecer de nuevo. Uesugui era guapo, muy guapo…de hecho era perfecto en todos los sentidos.

-Tatsuha…-susurró Hisoka.

-Hisoka-murmuró Tatsuha, abriendo los ojos.

Ante la inesperada acción de su mayor, Hisoka dio un respingo y ahogó un grito.

-No…no estabas dormido-vociferó sonrojado.

-Estaba en eso cuando me llamaste.

Ono torció la boca y se giró con brusquedad, olvidando por completo que estaba en la orilla, cayó de bruces sobre el duro suelo, provocando un sonido sordo.

-Wooo…Hisoka-exclamó Tat al ver como el mestizo caía. Se puso de pie y rodeó la cama a zancadas-¿Te caíste?-le preguntó.

-No…sólo quería darle un beso al piso-masculló el guitarrista, sin tener muchas ganas de enderezarse.

Tat pensó que había hecho una pregunta muy tonta, se acercó a su amigo y le ayudó a enderezarse.

-¿Estas herido? ¿Te duele algo?-le preguntó el monje, al ver que Hisoka se cubría el rostro.

-Sólo me duele el orgullo-musitó.

Ante la respuesta del menor el otro soltó una carcajada.

-Me encanta estar contigo.

Sólo bastaron  esas palabras para que Hisoka confirmara sus sospechas. Con lentitud se descubrió el rostro y se sonrojó al ver a Tatsuha deslumbrante.

No cabía duda, amaba a ese hombre.

 


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