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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo:

Hola.

Pues q les digo. Kozzha está triste pq Magdaleno anda desaparecido desde hace dos semanas :(.

Era mi compañerito de escritura y...aaah!!! ya mejor ni sigo.

Muchas gracias a las que siguen leyendo y a una nueva lectora Bellkatekyo, quién por sus reviews en casi tooodos los capítulos, he llegado a los 380...y creí que no llegaría a los 400 al finalizar el fic :D.

El capítulo, obvio, va dedicado para mi Magdaleno. Bebé, aún no muere mi esperanza y tengo muuucha fe que un día aparecerás por la ventana de la cocina y me chillarás. Te amo.

Sobre el capítulo:

Triste...final triste. Preparen sus pañuelos.

La primera canción es: Hipnotízame de Fobia.

La canción del final: Eterna soledad de Enanitos verdes.

 

 

Aparcó el BMW frente al  edificio en donde vivían los hermanos Ono.

 

-Espérame, no tardo-le dijo Tatsuha a Tooru, quién estaba sentada en el lugar del copiloto.

 

-Si…-respondió seria la mujer.

 

Tatsuha apeó del vehículo y abrió la puerta trasera.

 

-Vamos Hisoka-le musitó con dulzura a su amigo, gesto que no pasó desapercibido por su prometida. El aludido que estaba hecho ovillo sólo asintió y apeó del vehículo. En cuanto puso un pie fuera del auto Tatsuha le tomó en brazos.

 

-Es…espera Tatsuha…yo…yo puedo andar solo-balbuceó Ono sonrojado; aunque agradeció el gesto del mayor  pues aún se sentía mareado a causa del exceso de alcohol.

 

-Vamos, no seas ridículo. Apenas y puedes mantenerte de pie-Hisoka se cubrió el rostro avergonzado-Te dije que no bebieras tanto…mira nada más cómo estás.

 

-Lo…lo siento-murmuró. Se sentía tan avergonzado por haber besado a su amigo y por haber vomitado en el jardín del lugar.

 

Mientras esperaban a que el ascensor los llevara al piso en donde estaba el apartamento del chiquillo, ninguno de los dos habló. Hisoka se sorprendió al escuchar el corazón de Tatsuha tan acelerado.

 

-¿Por qué está así?-se preguntó.

 

Las puertas del ascensor se abrieron y Uesugi caminó por el largo pasillo hasta el apartamento. Dresde les abrió.

 

-¿Chibi?-exclamó la inglesa al ver a Hisoka encogido entre los fuertes brazos del monje.

 

-Está bien, sólo está ebrio-dijo Tatsuha. Dresde le dio el paso, el monje se descalzó y fue a llevar al menor a su habitación-¿Y Hiromi?

 

-En el baño-susurró Dresde, el moreno asintió y recostó a su amigo quién al sentirse seguro en la cama, se puso en posición fetal.  

 

-Descansa Hisoka-le dijo al oído. Ono apretó los ojos y no dijo nada.

 

-Gracias por traerlo-le dijo la inglesa. Tatsuha sólo sonrió y salió del apartamento no sin antes ofrecer una inclinación en forma de despedida.

 

 

 

 

 

Capítulo 48

 

Una eterna soledad.

 

 

 

 

 

Hisoka caminó hacia Tatsuha, le tomó del rostro y unió sus labios a los del mayor en un casto beso.

 

Usegui abrió los ojos de sorpresa ante la inesperada acción de su amigo pero no se separó del menor. Cerró los ojos y disfrutó de los labios del chiquillo, que intentaban moverse para profundizar el beso.

 

-Hisoka-susurró el monje cuando el otro se alejó de él.

 

-¡Lo siento!-se apresuró en decir el mestizo y se llevó una mano a la boca-Yo…yo no sé por qué lo hice…-se sonrojó y miró a todos lados, haciendo  lo posible por no ver esos preciosos ojos oscuros-Creo que he bebido mucho…-caminó hacia atrás con la intención de escapar pero la mano de Tatsuha se lo impidió. Le haló hacia él, quedando a pocos centímetros de cerca uno del otro-Tat…su…-Ono fue acallado por los labios de Uesugi. Deseoso se sentir más, profundizó el beso y un gemido por parte del jovencito se ahogó en sus labios cuando el monje metió la lengua a la boca de Hisoka. Al ver que su amigo no ponía resistencia, devoró esos carnosos labios.

 

Se separó para admirar el rostro de su amado.

 

-Tat…-musitó el chiquillo, deliciosamente sonrojado.

 

-Te amo…te amo tanto Hisoka-murmuró, recargando su frente a la de Ono.

 

-Tat…yo…-Hisoka se alejó del joven y le miró con ojos brillosos-Yo…yo también…

 

El monje se regocijó al escuchar esas palabras y se acercó para abrazar a su amado, cuando lo tuvo entre sus brazos, Hisoka se convirtió en miles de plumas.

 

-¡Cómo!-exclamó Tatsuha con los ojos desorbitados-Hisoka…-el hombre trató de recoger todas las plumas.

 

 Mientras trataba de juntarlas con desesperación, unos delgados brazos le rodearon por la espalda.

 

-Tú eres mío…y sólo mío…-la voz de Tooru retumbó en su oído.

 

Tatsuha abrió los ojos y haló una bocanada de aire. Se enderezó en un rápido movimiento y miró en su derredor.

 

-Una pesadilla…-habló con voz ronca. Se dejó caer en la cama y suspiró con alivio. Tentó la cama hasta que su mano encontró el muñeco de felpa de Rilakkuma, le tomó y lo rodeó con sus brazos. Hundió su rostro en él y aspiró el aroma de su amigo. Soltó una risilla boba al recordar el beso que el chiquillo le había dado. A pesar de todo, el monjecillo no se hacía demasiadas ilusiones pues Hisoka le había besado ebrio.

 

-¿Y si le pregunto la razón del por qué lo hizo?-pensó el moreno-No…no…eso le incomodaría…-se giró para quedar de costado-mejor espero a que él me marque…si eso sería lo mejor…volvió a hundir el rostro en el muñeco y se sonrojó-Me siento como una colegiala…

 

No muy lejos de ahí, Hisoka se despertaba con una terrible resaca y sin recordar muy bien lo que había sucedido la noche anterior.

 

 

 

 

 

Las labores de la banda Delerium habían llegado a su fin, pero desafortunadamente los chicos no podían disfrutar de unas merecidas vacaciones-a excepción el guitarrista de apoyo Watanabe- pues a Tamaki se le había ocurrido hacer un álbum conmemorativo a sus ocho años de carrera musical. La idea del dj era que cada cantante interpretara uno de los sencillos del hombre. También había tenido la gran idea de sacar otra canción inédita para ese álbum, atrasando un poco las grabaciones de su nuevo álbum el cual había estado trabajando con Hisoka.

 

Para tranquilidad de Tamaki, la mayoría de los cantantes congeniaron bien, a excepción de los hermanos Chiba. Ese par era sumamente problemático, siempre peleaban y eran tan escandalosos que hasta Shuichi terminaba fastidiado. El par no se llevaba  bien con  Hiromi, a la que habían nombrado como número uno, siendo número dos Hisoka; éste a su vez, les evitaba a toda costa pues su personalidad tan explayada y sin escrúpulos perturbaba al retraído y serio Hisoka. Cuando Ken y Ren discutían, no había nadie que los detuviera, ni siquiera Tamaki o Dresde, por lo que el dj terminaba rindiéndose y dándoles un tiempo libre al par de jovencitos. Esto provocó que las grabaciones de la nueva canción se atrasaran un poco más.

 

Aquél lunes sería la segunda semana de grabación. Mientras los cantantes platicaban amenamente, el productor llamó a Tamaki y a Hisoka. Ya estando en la sala de juntas les informó de los planes respecto a la única canción que habían grabado para el álbum de Tamaki, el cual quedaría pendiente.

 

-Como hiciste varios remixes de la canción “The power of goodbye” sacaremos un álbum con el sencillo y diferentes versiones, ¿está bien?-Tamaki asintió sonriente.-Bien, el material tardará tres semanas en salir, por lo que en ese lapso mandaremos la canción a las diferentes radiodifusoras para irla promoviendo y el video musical a las televisoras.

 

-¿Es muy necesario que pongan el video?-preguntó Hisoka, sonrojado. El pensar que miles de personas, incluyendo a su amigo Tatsuha, verían la escena del beso le resultaba muy incómodo.

 

-Si-respondió tajante el productor-Les advierto que al salir el disco compacto, tendrán que presentarse en diversos lugares para promover el material. He pensado en abrir unas fechas para algunos conciertos en Tokio y en otros lugares. Eso significa más trabajo para los dos.

 

-No hay problema con eso, ¿Verdad chibi?-le frotó la espalda al menor.

 

-¡No! ¡Para nada! Para mí es un gran honor el trabajar con ustedes-dijo con entusiasmo el chiquillo.

 

-Bien…-sonrió el productor-así me gusta.

 

 

 

 

 

 

 

Para el jueves, los ánimos de Tatsuha estaban por los suelos; en todo ese tiempo Hisoka no le había llamado y mucho menos le había mandado un mensaje.

 

-¿A caso estará muy ocupado?-se preguntó el jovencito, ignorando a su profesora de Historia económica-Si…eso ha de ser…-trató de animarse.

 

A la hora libre, el monje junto a sus amigos de clase se fueron a comer a una cafetería cercana a la universidad.

 

-Hey Uesugi, ¿Estás bien?-le preguntó uno de sus amigos.

 

-Sí, ¿Por qué preguntas?

 

-Te noto un poco pensativo, ¿Verdad?-el chico miró a otro joven que estaba a su lado.

 

-Así es…

 

-No es nada…-musitó el moreno.

 

-¿Qué te parece si vamos al karaoke saliendo de clases?-le sugirió su amigo.

 

-¡Esa es buena idea!-exclamó el otro.

 

-Bueno…-dijo con indiferencia Tatsuha.

 

Y como habían quedado, después de que terminara su clase de Gestión de proyectos, el trío se montó en el BMW y partieron a un karaoke que estaba en la zona de Shibuya.

 

Charlaron sobre la universidad y cantaron canciones de moda. Cuando fue  de nuevo el turno de Tatsuha, éste eligió una canción al azar. Leyendo la letra que aparecía en la pantalla, comenzó a cantar.

 

 

 

Pude cerrar los ojos
mas no pude dejar de verte,
y dejar de dormir
mas no dejar de soñar.

 

 

 

Inmediatamente la imagen de Hisoka llegó a su mente.

 


Puedo callar las voces
mas no puedo dejar de oírte,
puedo dejar de ser
pero no puedo dejar de estar.
Bésame, hipnotízame,
ya no me importa más
róbame el alma, hechízame.

 

 

 

Sintió un hormigueo en sus labios al revivir lo sucedido en la fiesta de su hermana.

 


Puedo calmar mi mente
mas no puedo calmar mi sangre,
y puedo ser sincero
sin dejar de mentir.

 

 

 

A cada estrofa que cantaba, su corazón se aceleraba y su ansiedad iba en aumento.

 


Puedo quedarme cerca,
mas no puedo dejar de huirte
puedo cambiar mi vida,
mas no puedo cambiarme a mí.

 

 

 

-Hisoka…Hisoka…Hisoka-se repetía mentalmente una y otra vez.

 


Bésame, hipnotízame,
ya no me importa más,
róbame el alma hechízame.
Bésame, intoxícame,
ya no me importa ser,
un ser sin alma atrápame.

 

 

 

Deseaba verlo, deseaba tocarlo, decirle todo lo que sentía. Se sintió al límite.

 

 

 


Bésame, hipnotízame,
ya no me importa más,
róbame el alma hechízame.
Bésame, idiotízame,
ya no me importa ser,
un ser sin alma atrápame…

 

 

 

 

 

Terminó de cantar y miró la pantalla, pensativo.

 

-Wow…vaya…alguien está enamorado…-le susurró uno de los chicos al otro, éste sólo asintió.

 

-¿Qué demonios hago aquí?-musitó y sin dar explicaciones a sus amigos, salió del lugar con una sola idea en la cabeza, ir a ver a Hisoka.

 

 

 

 

 

Se cepillaba el cabello con insistencia, aquél tic sólo le sucedía cuando se encontraba inquieta. Mientras pasaba el cepillo por su liso y sedoso cabello remembraba una y otra vez el beso de Tatsuha con el chiquillo ese; apretó la mandíbula y dejó peinarse el cabello, botando el cepillo en el gran tocador. Miró su reflejo en el espejo y tensó aún más su mordida.

 

Su prometido se había besado con un hombre. Aquella noticia le había caído como balde de agua fría. Conocía la fama de casanova del moreno, pero  desconocía que el joven se involucraba también con hombres.

 

-Qué asco…-masculló.

 

-Tooru-la voz de su mamá la sacó de sus cavilaciones.

 

-¿Cuántas veces tengo que decirte que toques antes de entrar?-espetó la joven, furibunda de ver a su mamá entrar a la habitación.

 

-Lo siento-dijo sin darle mucha importancia, tomó asiento en la orilla de la cama y observó con tranquilidad  la estrecha espalda de su hija.

 

-¿A qué viniste madre?-bufó la joven, poniendo los ojos en blanco.

 

-Quiero saber cómo vas con eso.

 

-En eso estoy…-la mujer se giró y miró ceñuda a su mayor.

 

-Pues te estás viendo muy lenta querida, ya vas a cumplir los dos meses y…

 

-Lo sé, lo sé-y volvió a lanzar otro bufido- Si te preocupa el qué dirá cuando nazca el bebé “antes de tiempo”-éstas últimas palabras las recalcó-estate tranquila, podemos argumentar que el niño fue prematuro. Podemos pedirle de favor al ginecólogo que mienta por nosotras, no se podrá negar pues si lo hace, puede perder el trabajo en el hospital de papá.

 

-¡Vaya! Lo tienes todo fríamente calculado.

 

-Por supuesto-se irguió orgullosa-Conozco muy bien a mi prometido, sé que es muy despistado-sonrió con malicia-No dudará de nada.

 

-¿Y cómo piensas hacerle creer que es suyo?

 

-Ya lo verás madre, ya lo verás. Lo único que te puedo decir es que de ésta semana no pasa-y amplió su sonrisa.

 

-Bien-la mujer le miró con suspicacia. Se puso de pie-te veo al rato en la cena- dicho esto salió de la habitación. Tooru lanzó un hondo suspiro y miró por segunda vez su reflejo.  Ahora no sólo tenía que pensar en cómo carajos seduciría a  Tatsuha, sino que también tenía que luchar por la atención de su prometido que estaba centrado en ese mocoso.

 

-Si piensas que con esto te voy a dejar libre…estás equivocado-le dijo Tooru a su reflejo-No pienso quedarme atrás de Ayaka…nunca.

 

A su mente vinieron los recuerdos de cuando se reencontró con Tatsuha, a principios de ese año.

 

Tooru caminaba por un centro comercial de Kioto, llevaba unas botas de taco alto, imposible caminar con ellas, pero eso era lo que indicaba la moda en el mundo entero y ella la seguiría. Mientras miraba los aparadores su pie izquierdo falseó y cayó sobre el duro suelo; quiso ponerse de pie pero la altura de los tacones y su pie lastimado se lo impidieron.

 

-¿Está bien señorita?-la voz de un joven le hizo  a Tooru mirar a su costado. Tatsuha se había acercado para ayudarla.

 

-¿Tatsuha?-fue lo único que atinó en decir al ver al joven revisar su pie lesionado.

 

-¿Nos conocemos?-musitó con desconcierto. 

 

-¡Claro que sí!-exclamó jovial la mujer-Soy Tooru Asahi, la amiga de Ayaka.

 

-Tooru…-repitió y le miró con los ojos entornados. No tardó mucho en reaccionar-Wow, ¡Eres Tooru!-exclamó. Pero…-le miró con detalle-te ves tan diferente, de hecho estás muy bonita.

 

-Gracias-respondió orgullosa la joven. Todo debía de agradecérselo a las benditas cirugías plásticas.

 

Tatsuha la ayudó a ponerse de pie pero se tamaleó un poco y lanzó un quejido al tratar de apoyar su pie. Uesugi le rodeó con su brazo por la cintura y la sujetó con fuerza; la chica sufrió de un vuelvo en su corazón ante la repentina acción de su compañero.  

 

-Te lo torciste.

 

Asahi tan sólo suspiró, colorada.  

 

-Eiri me prestó su auto, si lo deseas puedo llevarte a mi casa para que te vea el doctor Genma, sirve que platicamos de viejos tiempos.  

 

Tooru tan sólo se limitó a asentir, temerosa de que su amigo escuchara su corazón agitado. Tatsuha la tomó en brazos y ésta aprovechó y se acurrucó en los brazos del monje para poder aspirar su delicioso aroma. Uesugi la llevó hacia el estacionamiento en donde estaba el auto del rubio escritor.

 

Cuando llegaron a la casa principal Tatsuha llamó al doctor; mientras que Akane le ponía hielo al tobillo de la señorita. Bebieron té en el jardín a la espera del doctor.

 

-¿Y qué has hecho en todo este tiempo? No te veo desde el colegio-le comentó Tatsuha, mordiendo un wagashi.

 

-Me fui a estudiar a Europa. De hecho allá vivo, en Francia.

 

-Wow…eso es genial-sonrió Tatsuha. Tooru le miró con detenimiento, su compañero de la niñez se había convertido en  un atractivo joven, se atrevería a decir que hasta más guapo que su hermano mayor.

 

-Tuve  que regresar a Japón por que Ayaka me pidió que fuera su dama de honor. De hecho tengo una semana aquí-la chica tomó su taza y le dio un pequeño sorbo a su té.

 

-Así que vas a  ser su dama de honor, eso está bien.

 

-Sí.

 

-Es una buena noticia, ¿Ne?

 

-Si tú lo dices-la chica se encogió de hombros-el casarse con un músico bueno para nada no creo que sea  la mejor noticia.

 

Tatsuha le miró desconcertado. La antigua Tooru no habría dicho nada de eso.

 

-Vaya, en verdad has cambiado mucho-musitó, dejando su taza de té en la mesa.  

 

-Así es…-dijo con orgullo-me siento más orgullosa de mi nueva forma de ser.

 

-Si tú lo dices-murmuró-O sea que ¿No estás de acuerdo con la boda de tu amiga?

 

-Para nada, que asco de hombre-torció la boca-¿Le conoces?-murmuró como si alguien les fuera a escuchar-Tiene el cabello largo y se viste como…agh no-negó con la cabeza de manera desaprobatoria-…supongo que Ayaka está desesperada de casarse. Tal vez le afectó mucho el que fuera  rechazada por tu hermano; él cuál eligió a un hombre…eso si duele en el orgullo.

 

-Supongo…-y Tat sonrió con diplomacia.

 

La joven  le miró  y recordó lo que su padre le había dicho en cuanto se enteró del compromiso de Ayaka.

 

-Creo que ya es tiempo de que tú también te cases-le había dicho-hablaré con mis amigos y conocidos para ver quién de sus hijos está soltero. No quiero que te cases con un cualquiera, ¿Entiendes?

 

-¿Y tú? ¿Qué tal?-musitó Tooru, dubitativa.

 

-Bien…estoy en Tokio estudiando Economía en la universidad de Waseda.

 

-No me refería a eso…

 

-¿Eh?-Tatsuha pestañeó, confundido.

 

-Me refería a que si tú ya te casaste o  estás comprometido con alguien. Recuerdo que estabas loco por Rei-masticó el nombre de la chica.  

 

Tatsuha se puso rojo y comenzó a reír, abochornado.

 

-Ah esa Rei…es la mujer más difícil que haya conocido-el chico hizo un puchero y se rascó la cabeza-Creo que era lo que me atraía de ella, lo rejega que es-torció la boca y miró a su compañera-Me temo que estoy soltero-y lanzó un doloroso suspiro al recordar las duras palabras que le había dicho su amante Sakuma antes de terminar con él.

 

-¿Ni comprometido?-la chica le miró con ojos brillosos.  

 

-Nop

 

-En verdad eso me sorprende…-dijo.

 

Tatsuha sólo sonrió, halagado.

 

-Tiene poco que terminé una relación-musitó el monje.

 

-Oh…qué lástima-dijo la chica con falsedad y bebió un poco más de té. Sonrió para sus adentros, lo había decidido, Tatsuha Uesugi sería su esposo.

 

La joven Asahi se  levantó de la silla y se alejó del tocador. Buscó su celular y llamó a su prometido. Necesitaba aclarar las cosas con Tatsuha y si era necesario amenazarlo, lo haría.

 

 

 

 

 

-¿Y cómo está Barbacoa?-le preguntó Shuichi a Hiromi. Los chicos habían tenido un descanso, por lo que el par aprovechó para ir por unas sodas, mientras  Suzuki, Paul y Dresde se iban a tomar un poco de aire. Tomoya charlaba con Tamaki y Hisoka se escondía en el baño  para evitar  a  los gemelos.

 

-Bien…Hisoka le está enseñando a evacuar sólo en el baño-la chica abrió su canada dry sabor sakura.

 

-Veo que Hisoka es muy bueno con los animales…le enseñó a Nyankotaro a sentarse cuando uno se lo ordena y a hacerse el muertito.

 

-Es como el doctor Dolittle…

 

-Ja…si es cierto-Shu le dio un sorbo a su coca-cola.

 

-¿Entonces Margarito ya está con ustedes?

 

-¿Margarito?-Shu le miró con desconcierto.

 

-Así le dice manis al gato de Eiri.

 

-Ah…si, él ya está con nosotros-sonrió Shu-Eiri lo fue a recoger de casa de Tatsuha hace unos días.

 

-Ya está con papá y mamá -soltó una risilla la chica.

 

-Supongo que para ti yo soy la mamá-le miró con ojos entornados.

 

Hiromi rio y asintió.

 

 

 

 

 

Tooru le abrió la puerta de su recámara a Tatsuha, éste entró  un poco acelerado. Negó cuando la jovencita le señaló una de las sillas cerca del balcón.

 

-Por favor Tooru, lo que tengas que decirme, hazlo rápido. Tengo algo que hacer y…

 

-Vas a verlo ¿Verdad?-le interrumpió lacónicamente.

 

-¿Cómo? No sé a lo que…

 

-Vas a ir a ver a ese mocoso mestizo-masculló.

 

-Bueno yo…

 

-¿Hasta cuándo pensabas seguir engañándome?-espetó.

 

-No sé a lo que te refieres-el chico musitó, desconcertado.

 

-¡No me mientas!-dio un pisotón-Los vi…-la chica señaló sus ojos-Los vi cuando se besaron…

 

Tatsuha se quedó atónito.

 

-Yo…

 

-Quiero que te alejes de él-le instó, recobrando un poco la compostura. Tatsuha le miró con ojos grandes.

 

-Pero…estás interpretando las cosas…él…yo…

 

-¡No me interesa!-miró con desdén a su prometido-besarte con un hombre…qué asco…jamás creí que Eiri te pegaría lo homosexual. Tatsuha iba a refutar pero Tooru se adelantó y continuó-Te propongo un trato…-le miró con ojos brillosos-No le diré nada a tu papá ni a mis padres pero si tú te alejas de ese mocoso.

 

Uesugi abrió aún más los ojos de sorpresa. Tooru sabía el punto débil del monje y lo estaba usando a su conveniencia. Tragó saliva.

 

-Está bien…-musitó cabizbajo.

 

-Y si llegas a romper el trato…-se acercó a su prometido,  le tomó el rostro y le obligó a mirarla –ése mocoso sufrirá las consecuencias.-besó los labios del moreno-Y tú no quieres que él salga lastimado ¿Verdad?-la chica dulcificó la voz, provocando un escalofrío al joven.

 

-No…-tragó saliva. Le soltó el rostro y  se recostó en la cama.

 

-Puedes estar tranquilo…no estoy tan loca como para matarlo-y sonrió con perversidad. Tatsuha sintió su boca secarse y que el estómago lo tenía en la garganta.

 

-Matarlo…-pensó.

 

Tooru sonrió complacida, dio unos golpecitos en la cama e invitó a Uesugi a que se recostara junto a ella. Sin chistar, el monje obedeció y cuando estuvo cerca de ella, ésta se puso encima de él y comenzó a besarlo.

 

-Te daré un tiempo para que te despidas de él, ¿Si?-ronroneó en su oído.

 

Tatsuha apretó los ojos y respondió con un monosílabo.

 

 

 

 

 

Ryuichi miró el par de canastas de frutas que estaban en la pequeña mesa del comedor. Lanzó un hondo suspiro y tomó una de ellas. Dada las circunstancias en las que se encontraba, le estaba siendo imposible mantener la mansión de Roppongi Hills, por lo que se había visto obligado a venderla y rentar un apartamento modesto en un barrio de clase media. En esa semana había terminado de hacer la mudanza por lo que ya era momento de presentarse con los vecinos.

 

Salió de su apartamento con la canasta en mano y caminó hacia el apartamento del lado izquierdo. Se irguió lo más que pudo, se aclaró la garganta y esperó a que se abriera la puerta. La vecina del 505 resultó ser una agradable anciana, quién feliz al conocer al nuevo inquilino, le invitó una taza de té verde y panecillos. Ryuichi aceptó gustoso.

 

 

 

 

 

Tatsuha se puso su pantalón y miró de soslayo a Tooru, quién con el ceño fruncido, se acomodaba el vestido de gasa color cereza. Se sintió asqueado por lo que había pasado.

 

-Espero que éste incidenteno se vuelva a repetir…-le instó, acomodándose su cabello alborotado.

 

-Lo siento…-respondió cabizbajo Tatsuha-Nunca me había pasado…yo…

 

-No te preocupes amor…-habló en tono pastoso-Supongo que fue por la impactante noticia de antes. ¿Ne?-la chica se acercó a su prometido y le acarició con delicadeza el rostro.

 

-Bueno…yo…-desvió la mirada de la de la chica.

 

-Recuerda que nuestros padres desean tener nietos-la chica se encogió de hombros y sonrió con inocencia, gesto que inquietó al joven. Estaba notando que su prometida sufría de cambios de humor muy radicales.

 

-Estoy consciente de eso-asintió. Se alejó de Asahi y tomó su playera que estaba tirada en el suelo-Yo…te avisaré cuando…

 

-Estaré esperando tu llamada amor-la chica le sonrió.

 

Tatsuha sintió un escalofrío en la espalda.  Se puso su playera y sin decir más salió de la recámara de Tooru.

 

En cuanto su prometido hubo salido, la mujer lanzó un gruñido de frustración. Por más que trató de excitar al monje, éste simplemente no había logrado tener una erección, ofendiendo su orgullo de mujer.

 

 

 

 

 

 

 

Los hermanos Ono llegarón pasadas de las once a su casa. El primero en entrar al apartamento fue Hisoka, siendo recibido con efusividad por la perrita Barbacoa.

 

-Hola nena-le saludó y siguió su camino hacia la cocina, el joven moría de hambre.

 

Hiromi, por su parte. Se quedó en el recibidor jugando con su mascota.

 

-¡Agh! ¡Qué asco!-gritó Hisoka desde la cocina.

 

-¿Qué sucedió manis?-la chica tomó  a la perrita en sus brazos y caminó hacia la cocina. Apretó los labios para no reírse al ver que Hisoka había pisado una popo de Barbacoa-Ups…

 

-¡Barbacoa!-vociferó el chico-Niña mala-se la arrebató a su hermana y la miró ceñudo. Le enseñó las heces fecales-eso no se hace…niña mala.

 

La perrita, como si entendiera el idioma humano, dejó de mover la colita y bajó la cabeza.

 

Hiromi se apresuró en limpiar la suciedad, mientras que Hisoka le daba un rapapolvo a la perrita, quién le miraba atenta.

 

 

 

 

 

 

 

Para el viernes, Tatsuha aún no sabía de qué manera hacer cumplir el trato con Tooru. Sabía perfectamente que si le decía a Hisoka que ya no podía verlo, éste preguntaría las razones y estaría insistiendo.

 

El sábado, Hisoka le mandó un mensaje para invitarlo a ir al cine. Tatsuha no le respondió, creyendo que la mejor opción era evitar al chiquillo.

 

Y así pasó una semana más en la cual, Tatsuha no respondió a los insistentes llamados de su amigo.

 

Al siguiente viernes, al finalizar el trabajo en X.M.R. Hisoka se decidió en ir a buscar a  Tatsuha, temió que el monje estuviera enojado por algo-que el desconocía-y por eso no le contestaba las llamadas.

 

Se cerró su sudadera y estaba por despedirse de senpai y su hermana-quienes esperaban a Tamaki y a Dresde-, cuando los gemelos Chiba aparecieron.

 

-Hey número dos-habló Ken. El gemelo tomó de un brazo a Hisoka.

 

-Maldición…-pensó con nerviosismo el mestizo. Hiromi torció la boca y haló a Shu lejos de ahí.-Bueno…yo…

 

-Bien…vamos a Akihabara a jugar en la pump it up.

 

-A bueno es que yo…

 

-Déjalo Ken-el otro gemelo tomó del brazo contrario al guitarrista-Él va  a venir conmigo a Harajuku, ¿Ne?-Ren le guiñó un ojo a Ono-te presentaré a mis amigas decoras, son geniales.

 

-Hey Ren, yo lo vi primero-le haló hacia él.

 

-¡Claro que no!-masculló Ren, halándolo también.

 

-Esperen…yo…-balbuceó Hisoka.

 

Mientras estaban en un estire y afloje el par de hermanos, Hiromi se abrochaba el abrigo y Shuichi miraba con lástima a su amigo.

 

-No se rían y hagan algo-les espetó Ono, desesperado.

 

-Ah yo…-Shuichi miró a Hiromi-¿No piensas defenderlo?

 

-No…-respondió Hiromi-él sabe defenderse sólo.- Shuichi no refutó y asintió.

 

-Es mío…-le haló con más fuerza Ken.

 

-¡No! Es mío…-dijo Ren.

 

-¡No soy de ninguno de los dos!-vociferó Hisoka, harto.

 

Los gemelos le soltaron y le miraron con ojos de sorpresa.

 

-¿Ves?-musitó Hiromi a Shu.

 

-Lo sentimos…-corearon los dos.

 

-¡Tengo cosas que hacer!-masculló. Dejó al par y  se acercó a su hermana ceñudo y le avisó de sus planes.

 

-Suerte manis-le dijo Ono cuando el chico tomó camino hacia la casa de Tatsuha.

 

Los gemelos miraron a Hiromi con la intención de molestarla cuando Suzuki y Paul aparecieron, la cantante al ver la mirada de malicia del par, los instó y éstos resignados partieron hacia su casa.  Charlaron un rato en medio de la noche, mientras esperaban a la pareja Hiroki. Paul no soportó más el frío, pues no llevaba abrigo y le pidió a su esposa que se retiraran. Se despidieron de los amigos  y se fueron hacia la estación del metro, pegados uno del otro.

 

Cuando Dresde y Tamaki salieron, Shuichi se despidió de ellos y se fue para la casa que compartía con su novio.

 

El moreno fue recibido con una deliciosa cena preparada por Eiri, después de comer, el par se fue a darse un baño relajante en la gran tina. Mientras el rubio frotaba uno de los delgados brazos de su amante con la esponja, Shuichi le contaba cómo le había ido en su día de trabajo.

 

-¡Por cierto!-exclamó y se giró para mirar con ojos brillosos al mayor-Ya hemos vendidos más de dos millones de copias de los álbumes de Delerium.

 

-Wow…eso se merece una gran celebración-le dijo con orgullo el escritor.

 

-Así es-asintió Shu.

 

-Podríamos festejar ahora mismo…-susurró sobre los labios del cantante.

 

-Me parece bien-sonrió Shu, abrazando a su novio. Yuki besó al menor, mientras sus manos acariciaban la estrecha espalda del jovencito.

 

Marcó un camino de los labios del cantante hasta la curvatura de su cuello. Los gemidos no se hicieron esperar cuando una de las manos del rubio jugaba con el miembro de Shu, mientras sus labios mordisqueaban uno de los pezones rozados del moreno.

 

Shuichi se aferraba a la espalda de Eiri, mientras éste frotaba su miembro con el de Shindo. Los dos llegaron al climax al mismo tiempo, pero para Eiri esto no fue suficiente, pues deseaba sentir la calidez de Shu. Mientras devoraba sus labios, un par de dedos comenzaba a dilatar la entrada de Shindo.

 

Tomando de las caderas al menor, lo guio hacia su pene y lo penetró lentamente. Shuichi-por su parte-se aferró a la espalda del mayor. Apretó sus ojos y labios cuando sintió como el pene erecto de Yuki iba acariciando su interior. Lanzó un suspiro cuando engulló todo el miembro. La grandes manos del rubio apretaron las caderas de Shu, mientras que este se movía invitando a su amante a que le embistiera. Yuki sonrió y obedeció a su amor.

 

Las embestidas eran más profundas cada vez, mientras que el baño se llenaba de sonoros gemidos de placer por parte de Shindo.

 

-Ah…Eiri…mmm…así…-gimió el chico, aferrándose a la espalda del rubio. Eiri le tomó de los glúteos y los apretó-¡Ah!-gimió aún más el moreno. Las embestidas se volvieron cada vez más  salvajes hasta que Shuichi eyaculó por segunda vez. Agotado se recargó en el pecho de Yuki, quién aún seguía embistiéndolo. No tardó mucho el rubio en llenar el interior de Shu con su semen.

 

-Te amo…-le dijo agitado. 

 

-Yo también-susurró Shu.

 

 

 

 

 

Tooru se peinó el cabello con la mano, se acomodó el vestido vaporoso de gasa color azul y llamó a la puerta. Escondió una bolsa de chocolates detrás suyo y esperó.

 

Cuando Tat abrió, fue recibida con una exclamación por parte de su prometido.

 

-¿Cómo supiste mi dirección?-preguntó con sorpresa el moreno, cuando la chica hubo entrado al apartamento.

 

-Tu  papá me la dio-le sonrió.

 

-Claro…-y fingió una sonrisa.

 

Tooru se descalzó y caminó por el pasillo, recorrió todo el apartamento y arqueó una ceja cuando miró la recámara asignada para Hisoka.

 

-No sabía que compartías apartamento-le dijo.

 

-¿Eh? O bueno…de hecho la persona ya se va a mudar-el joven se rascó la cabeza.

 

-Ya veo…-asintió no muy convencida-¿Y piensas vivir solo o…?

 

-Solo…

 

-Qué bien-y sonrió.

 

La chica caminó hacia la sala, seguida por Tatsuha. El moreno le ofreció algo de beber, recibiendo una negativa por parte de Asahi.

 

-Y bien…-dijo el monje tomando asiento frente a su prometida-¿A qué se debe tu visita?

 

-Te traje unos chocolates-la chica le estiró la bolsa.

 

-Oh…chocolates…-musitó e hizo un esfuerzo por mantener la sonrisa. Se sintió ofendido pues, estaba seguro que siempre había dejado claro que odiaba los chocolates. Tomó la bolsa y la miró con ojos inexpresivos.

 

-Pruébalos.

 

-Oh…bueno es que yo…

 

-Anda Tat…-la chica le arrebató la bolsa y sacó uno. Aquellos chocolates habían sido alterados por su mamá, quién le había puesto de relleno un poco de afrodisiaco. Con parsimonia le quitó la envoltura a uno-Di “a”-la chica estiró la golosina. Tat apretó los labios no muy convencido pero al ver que la chica le miraba con ojos amenazantes, abrió la boca. Estaba por morder el chocolate cuando en timbre sonó, provocando que el par diera un respingo-¿Esperas a alguien?-masculló.

 

-No…

 

Tooru dejó el chocolate y se puso de pie.

 

-Yo abro-dijo y con el ceño fruncido fue  a atender el llamado.

 

Tatsuha miró el chocolate que estaba en la mesa y torció la boca. Se escuchó una voz de hombre, inmediatamente su corazón se aceleró y se puso nervioso.

 

-Hisoka…-musitó.

 

-Buenas noches-Tatsuha se puso de pie y miró con ojos grandes al joven Ono, quién tenía la nariz roja a causa del frío de la noche. Sintió que su corazón sufría de un vuelco y no pudo evitar mirarlo con emoción. Tooru apretó la mandíbula-Siento mucho haber venido si avisar pero es que yo…-miró a la jovencita-quiero aclarar unas cosas contigo.

 

Tatsuha miró a Tooru y agachó la cabeza.

 

-Yo también…-dijo.

 

-Bien-terció Tooru-Será mejor que me vaya…-le sonrió a Tat y tomó su bolso-adiós niño- le dijo con desdén a Ono. Tatsuha acompañó a la puerta a su prometida-Te llamaré en un rato para confirmar, ¿Ne?-le dijo seria.

 

-Si…-murmuró alicaído el moreno.

 

-Adiós amor-la chica le dedicó una sonrisa.

 

Después de ver a Tooru entrar al ascensor del edificio, Tatsuha cerró la puerta y regresó sobre sus pasos. Miró con tristeza a Hisoka, quién se le veía nervioso.

 

-Perdóname…-musitó-Caminó hasta donde estaba el chiquillo-Habla…-dijo serio.

 

-Yo…-Hisoka haló aire-¿Por qué no respondes a mis llamadas? ¿Estás enojado conmigo? ¿Hice algo que te molestara? Por más que lo pienso…

 

Tatsuha apretó los puños e hizo todo un esfuerzo por parecer congruente con lo que iba  a decir.

 

-Cállate…-dijo tajante.

 

Hisoka abrió los ojos de sorpresa y bajó la cabeza.

 

-¿No sabes por qué estoy enojado contigo?

 

Hisoka negó, cabizbajo.

 

-Vaya…así que tienes memoria de pez- Hisoka alzó la mirada y observó con ojos desconcertados  Tatsuha.

 

-Tat...su…

 

-¡Que te calles!-instó.

 

Hisoka volvió a bajar la cabeza. Sus piernas temblaban y sus manos comenzaban a sudar. ¿A caso lo que le había hecho a su amigo había sido tan malo?

 

-Seré breve-se pasó una mano por el cabello y continuó-a mí no me gustan los hombres.

 

Hisoka volvió a alzar la vista y le miró con ojos interrogatorios.

 

-El beso…¿No lo recuerdas?-Hisoka negó. Tatsuha apretó los labios y sintió un vacío en su estómago. Como lo había pensado en esas semanas, su querido Hisoka no recordaba del beso que le  había dado-Me besaste en la fiesta de Mika.

 

Ono abrió los ojos.

 

-Yo…

 

Tatsuha alzo una  mano y le puso un dedo en los labios al menor, dándole a entender que no hablara.

 

-No me importa cuál haya sido la razón, a mí no me gustan los hombres.

 

-Entiendo…yo…lo siento pero no recuerdo que sucedió…estaba demasiado ebrio y …tal vez te confundí con Maiko-mintió Hisoka.

 

Ese comentario hirió a Tatsuha.

 

-Maiko…-masculló.

 

-Lo…lo siento mucho-hizo una pronunciada inclinación-Yo…yo…prometo que no volverá a pasar…

 

-Eso ya no importa…no deseo estar con alguien como tú-le dio la espalda, pues era incapaz de seguir con esa actitud si seguía mirando a su amor.

 

Hisoka sintió que su corazón se estrujaba. 

 

-Pero…en serio…eso fue un accidente…-le tomó del brazo-una confusión…yo estaba muy ebrio…

 

-No Hisoka…a mí no me agradan los homosexuales-manoteó para zafarse del agarre del menor.

 

-¡Te equivocas! A mí me gustan las mujeres…en serio…

 

-¡¿Qué no entiendes?!-se giró y encaró a Ono-No quiero estar cerca de ti...eres un homosexual…y aún peor…un monstruo.

 

Hisoka sintió que un balde de agua fría caía encima de él. Las lágrimas se aglomeraron en sus hermosos ojos pero hizo todo lo posible por no llorar. La palabra “monstruo” hizo eco en su cabeza. Miró aquellos ojos oscuros que siempre brillaban y que ahora estaban opacos.

 

-Entiendo…-asintió-Yo…-habló con voz trémula-En verdad lo siento mucho…prometo…-mordió su labio inferior para tratar de calmar el llanto-Prometo ya no molestarte y…-sus ojos se nublaron a causa de la lágrimas. No quiso decir más, caminó a grandes zancadas hacia la puerta, se calzó rápido y salió corriendo del apartamento.

 

Por su parte, Tatsuha golpeó con su puño una de las paredes, lanzó un gruñido de frustración y maldijo a Tooru.

 

 

 

 

 

 

 

Caminaba como su fuera un zombie. Arrastraba los pies y andaba sin dirección fija. Un grupo de jóvenes preparatorianos pasó junto a él, uno de ellos le golpeó con el hombro, pero Hisoka no dijo nada y siguió de largo.

 

-Hey tú-le dijo el joven que le había golpeado. Ono le ignoró y siguió su andar-Te estoy hablando mestizo-el joven le tomó del hombro y le obligó a girarse.

 

Hisoka le observó con ojos inexpresivos.

 

-¿Por qué me pegas?-le dijo el estudiante con aire altanero.

 

-Lo siento-dijo sin más Hisoka  e intentó retomar su andar.

 

-Ofréceme una disculpa-insistió el chico, siguiendo a Ono.

 

-Lo siento-dijo con indiferencia el moreno, sin dejar de caminar.

 

-Hey en serio…

 

Ono puso los ojos en blanco y se giró.

 

-Lo siento, ¿Contento?

 

-No…

 

Hisoka chasqueó la lengua.

 

-¿Por qué miras a mi novia?-el joven haló a uno de los del grupo, era una jovencita que vestía el uniforme de manera provocativa.

 

-No lo hice-dijo con fastidio Hisoka.

 

-Claro que si lo hiciste, me sentí violada por sus ojos-hizo un puchero la joven.

 

-Maldito pervertido, ¿Quieres pelea?

 

-No…

 

-La única manera que podemos dejarte ir es que nos des un poco de plata-sonrió con altanería el joven.

 

Hisoka le miró ceñudo.

 

-Lo siento, pero no tengo dinero.

 

-¿En verdad quieres pelea?-uno de los del grupo, que era del tamaño de Ono se cercó y tronó los dedos de uno de sus puños.

 

-En serio que no tengo…-mintió, con voz cansina.

 

-Bien, tú te lo buscaste-el chico le dio la orden al otro y éste sin miramientos le soltó tremendo puñetazo al chico que lo tumbó.

 

Los demás del grupo se acercaron y comenzaron a patear al Hisoka, quién al recordar la duras palabras de su amigo se dejó golpear. Eso era lo que se merecía un monstruo como él.  

 

Le golearon hasta el cansancio; incluso hasta con una botella de licor. Esculcaron en su morral y le sacaron el poco dinero que llevaba en la cartera. Débil sólo pudo observar como uno de los chicos saltaba sobre su celular hasta hacerlo añicos.

 

-Gracias por todo, mestizo-dijo el que al parecer era el líder de la pandilla. Le lanzó los trozos de su celular y rio con sorna.

 

 

 

 

 

Ryuichi caminaba con ojos entornados, chasqueó la lengua y trató de forzar la vista.

 

-¿Cómo pude olvidar mis anteojos?-masculló por lo bajo, mientras iba de regreso a su apartamento.

 

Había salido por la cena y fue tanta su desesperación por comer algo rápido que se le habían olvidado sus lentes, indispensables para esas horas. Iba llegando a la esquina de esa calle cuando se estrelló con alguien, el impacto lo tumbó y cayó de sentón al suelo.

 

-Ouch…-se quejó.

 

-Lo…lo siento mucho señor-se oyó la voz ronca de un joven. 

 

-Ten cuidado-bufó Ryu y alzó la vista para ver al responsable, entornó los ojos para enfocar bien.

 

El jovencito frente a él estaba herido y hacía todo un esfuerzo por ponerse de pie, sus ojos grises se le hicieron conocidos y entrecerró sus ojos hasta que pudo enfocarlo mejor; los abrió de sorpresa al ver de quién se trataba, era el mocoso con el que salía Tatsuha.

 

-Genial-masculló y se puso de pie con lentitud, recogió sus cosas y estaba por seguir su camino pero algo le hizo detenerse, se giró y miró como el chiquillo aún seguía tirado en el suelo-Maldita sea…-puso los ojos en blanco y se acercó al joven-Hey, vamos-se inclinó y pasó uno de los brazos del jovencito sobre sus hombros, con todas sus fuerzas hizo que éste se pusiera de pie y lo guio hacia su apartamento.

 

Cuando llegaron a éste lo llevó a su recámara y recostó. Dejó su cena en la sala y se fue a buscar el botiquín al lavabo. Cuando regresó vio al chiquillo hecho ovillo.

 

-Anda, déjame ver tus heridas-le musitó mientras se sentaba a un costado del chiquillo.

 

-No…no es necesario…

 

-No seas tonto-le hizo girarse con brusquedad-Vaya golpiza que te dieron-dijo al ver el rostro magullado del joven.

 

Mientras lo curaba, Hisoka le contó lo que le había sucedido.

 

-¡Vaya! Entonces es cierto…-dijo Ryu, mientras retiraba unos trozos de vidrio de la cabeza del mestizo-Una vecina ya me había advertido de aquella pandilla de estudiantes pero la verdad no quise creerle.

 

-Son ocho…-dijo Ono.

 

-Qué mocosos…-negó con la cabeza el castaño, mientras ponía una bandita de Kumagoro en la herida de la frente del otro-Hasta te golpearon con una botella de licor…en verdad no sé qué le pasa a la juventud de ahora-y lanzó un suspiro. Inmediatamente abrió los ojos al darse cuenta de lo que decía-Ya hablo como viejo-se dijo por lo bajo.

 

-Gracias por todo lo que está haciendo por mí…

 

-Na…no lo hago precisamente por ti…lo hago porque le debo un favor a Tatsuha.

 

-¿Cómo?-Hisoka miró con sorpresa al mayor-¿Usted…?

 

-No, no soy amigo de él…-torció la boca-Pero digamos que lo conozco mejor que un amigo-y sonrió con picardía.

 

Hisoka no quiso preguntar, no deseaba saber nada de Tatsuha pues le resultaba doloroso.

 

Le pidió al moreno que se quitara la sudadera y playera para revisarle las demás heridas, como el chico se encontraba muy adolorido, Ryuichi se vio obligado a ayudarle farfullando en el proceso. Ninguno de los dos volvió a sacar el tema de Tatsuha. Se quedó tranquilo al ver que no tenía ninguna costilla rota, le puso una pomada desinflamatoria para los moretones. Le  vistió de nuevo y dio un analgésico. Antes de salir de la recámara le ordenó que se recostara y reposara.

 

Satisfecho de su labor; Ryu se fue a la sala para cenar pues por más que le insistió al jovencito, éste no deseaba probar bocado. Mientras comía el maki sushi que había comprado en el súper cerca de su casa pensó en el estado de Ono.

 

-Ah…-suspiró-creo que tendré que llamarle a Tatsuha-torció la boca y sacó su móvil de su pantalón.

 

 

 

 

 

Pasaba de un canal a otro sin siquiera fijarse en el contenido de éstos, por más que trataba de distraerse  no lograba sacarse de la mente la cara de Hisoka.

 

-Maldita sea…-se llevó una mano al rostro.

 

Su móvil sonó por enésima vez, dio un respingo y miró con ilusión la pantalla, chasqueó la lengua al ver que era otra llamada más  de Tooru. Pasó un segundo cuando éste volvió a sonar, tomó el aparato dispuesto a apagarlo cuando vio la pantalla.

 

-¿Número desconocido?-su corazón se aceleró y sin pensarlo dos veces tomó la llamada-¿Diga?

 

-Hola…

 

Tatsuha abrió los ojos de sorpresa al escuchar la voz de su amante.

 

-Ryu…Ryuichi…-se puso de pie de un salto.

 

-No te emociones-le dijo el mayor con sorna, Tatsuha frunció el ceño.

 

-No sabía que todavía tuvieras mi número.

 

-Creí haberlo borrado, pero veo que no…

 

-Lo siento mucho pero no estoy de humor…

 

-Ya te dije que no te ilusiones-le interrumpió.

 

-¿Entonces? ¿Para qué llamaste?

 

-Digamos que tengo algo que a ti te interesa.

 

-Habla claro por favor-suplicó con la poca paciencia que le quedaba.

 

-¿A caso tu no perdiste a un gatito negro con ojos grises?

 

Tatsuha no dijo nada e inmediatamente pensó en Nyankotaro.

 

-El gato es de Eiri y no tiene los ojos grises.

 

-No, no es ese gato…éste gatito tiene los ojos grises, ¿En serio no se te perdió?

 

-Ojos grises…-sin poderlo evitar la imagen de  Ono le vino a la mente-Hisoka…-musitó sin darse cuenta.

 

-Así es…

 

-¡¿Cómo?!-exclamó.

 

-Tu gatito está conmigo…si sigues así de descuidado alguien más lo recogerá y ya no te lo devolverá.

 

-Pero…¿Cómo es que…?

 

-Te contaré todo cuando vengas por él…anota mi dirección.

 

-¿Ya no vives en Roppongi Hills?

 

-Si sigues haciendo más preguntas como ésas no te digo nada y boto a ese mocoso de mi casa-le amenazó.

 

-Lo siento…

 

Ryuichi le dio la dirección de su apartamento.

 

 

 

 

 

 

 

-¿Qué no entiendes? No quiero estar cerca de ti...eres un homosexual…y aún peor…un monstruo.

 

Apretó los labios al recordar de nuevo las crueles palabras de Tatsuha. Tragó saliva para tratar de desaparecer el nudo en su garganta. Escuchó el timbre del apartamento y se puso de pie de un salto, lanzó un quejido ante el movimiento brusco.

 

Escuchó claramente la voz del monje y entró en pánico, no deseaba que Uesugi lo viera así. Caminó hacia la venta y la abrió con la intención de saltar pero  desechó la idea al ver que estaba en un quinto piso. Escuchó los pasos del par y sin más que hacer corrió hacia el armario del castaño en donde se escondió.

 

-Gracias por todo Sakuma-dijo Tatsuha. Los dos entraron a la habitación.

 

-No tienes que agradecer, no me gusta deberle nada a nadie y mucho menos a ti…-el par se quedó boquiabierto al ver la habitación vacía-Pero…¿Dónde se  metió ese mocoso?

 

Tatsuha miró la ventana abierta y corrió hacia ella, lanzó un suspiro de alivio a ver que su amigo no se había lanzado.

 

Sakuma recorrió la pequeña habitación hasta que sus ojos azules se centraron en el armario, que tenía las puertas entreabiertas, caminó con cautela hacia éste. Hisoka al escuchar pasos acercarse hacia donde estaba, se encogió más y trató de cubrirse con la ropa que colgaba.

 

-Creo que tu gatito está asustado y por eso se escondió-musitó Ryu, abriendo su armario. Él y Tatsuha miraron  los pies descalzos de Ono.

 

-Hisoka, ¿Qué haces escondido ahí?-preguntó Tatsuha, desconcertado.

 

Ryu soltó una risilla, divertido.

 

-¿Qué le has hecho a éste pobre niño que te tiene miedo?-dijo con sorna.

 

-No te incumbe-masculló Tatsuha y se arrodilló para sacar de ahí al chiquillo. Sintió una opresión en su pecho al ver el rostro magullado de su amigo.

 

-¡No! ¡Suéltame!-vociferó Hisoka, forcejeando con Uesugi. Su lucha fue en vano, pues Tatsuha lo logró sacar de ahí y  le tomó en brazos.

 

-Nos vamos-instó saliendo de la habitación seguido por Ryu.  Al estar en la puerta, se giró y miró a Sakuma quién le tendía el morral y la sudadera del jovencito, quién con debilidad forcejeaba. Lo tomó con la mano libre-Gracias…-dicho esto, se calzó los mocasines y salió del apartamento.

 

Le subió al BMW y le puso el cinturón de seguridad, se apuró en subir a su auto. Miró al jovencito con preocupación -el cual estaba hecho ovillo- y sin pensar en lo que hacía acarició con delicadeza el rostro golpeado del menor, Hisoka desvió la cara y se encogió aún más. Tatsuha apretó el puño.

 

-Te llevaré a tu casa-dijo el monje, encendiendo el auto y arrancándolo.

 

Ninguno habló en el camino y la tensión aumentó. Tatsuha se frenó cuando un  semáforo cambió a rojo. Miró de soslayo a su amigo y volvió a sentir la opresión en su pecho. Sabía que había sido muy cruel con Hisoka, pero no deseaba que Tooru le hiciera algo peor, sacudió la cabeza y centró sus ojos en la calle frente a él; por su parte, Hisoka pensaba en la manera de salir del auto, sus ojos se abrieron de sorpresa al ver que el seguro de la puerta no estaba puesto. Aprovechando el semáforo, abrió la puerta y salió corriendo del vehículo.

 

-¡Hisoka!-escuchó el grito de Tatsuha, pero lo ignoró.

 

Tatsuha estaba por bajar del auto y alcanzarlo cuando el semáforo cambió a verde y los autos de atrás comenzaron a pitear el claxon.

 

-Maldición…-masculló, cerrando la puerta del copiloto y acelerando.

 

Pensó en ir a esperarlo a su apartamento cuando recibió otra llamada de Tooru, dudó en contestar pero si se negaba, la mujer creería que no había cumplido con el trato; así que tomó la llamada con mala gana.

 

 

 

 

 

Llegó a un parque con la respiración agitada, tomó asiento en uno de los columpios de ahí y esperó a que su respiración se normalizara. Sentía que los pulmones se le quemaban, la temperatura comenzaba  a descender y él sólo tenía su playera puesta. Chasqueó la lengua al recordar que había dejado su sudadera y morral en el auto de Tatsuha.

 

Cuando se tranquilizó un poco comenzó a caminar hacia su apartamento. Se encontró con gente agradable y cordial que le ayudó a informarle en cómo llegar a su destino. Agradeció que sus llaves estuvieran en la bolsa trasera de su pantalón.

 

Entró con cautela a su apartamento, creyendo que su hermana estaría viendo el televisor. Suspiró con alivio al ver el apartamento en penumbra. Sin quitarse los zapatos caminó  en la oscuridad hacia la sala, vio en la mesa una nota de su hermana escrita en español.

 

Estoy en casa de Ashi y Tamaki. Me llevé a Barbacoa.

 

P.D. No me esperes.

 

Hiromi.

 

 

 

Sintió el efecto del analgésico que Ryuichi le había dado y con paso débil  se fue hacia la cama. Se quitó sus ropas sucias y se puso el pijama. Tan sólo puso la cabeza en la cama y se quedó dormido.

 

Y así pasaron tres horas en la cuáles el jovencito durmió intranquilo, tiritando de frío. Como por las cuatro de la madrugada se despertó con la frente perlada por el sudor, con los dientes castañeando, la boca seca y la nariz constipada. Su cuerpo estaba entumido y dolorido. A pesar de tener el pijama seguía con un terrible frío. Arrastrando los pies salió de su habitación y se fue hacia la cocina. Sacó un poco de jugo de mango del refrigerador y lo bebió directo del envase, al tragar sintió que miles de clavos se clavaban en su garganta, por lo que dejó el jugo. Cuando quiso secarse el sudor de su frente notó que estaba ardiendo. El haber estado caminado bajo la noche fría le había provocado que le diera fiebre. Sin darle mucha importancia a su estado, salió de la cocina y se fue hacia la sala, se dejó caer en uno de los sillones y miró la luz de la luna que se filtraba por la ventana. El silencio le molestó, no había peor cosa que el silencio, era el peor enemigo de alguien con él corazón roto como él.  Con debilidad se puso de pie y encendió el estéreo, sintonizó la radio y le puso a la primera estación que se le ocurrió. Volvió a su asiento y se hizo ovillo en medio de la penumbra.

 

Se escuchó una triste melodía.

 

 

 

Eterna soledad, el tiempo danza en la madrugada
y no puedes dormir, si están todas las luces apagadas…

 

 

 

Ante aquél sombrío ambiente, el chico deseó que su hermana estuviera ahí para abrigarlo en sus brazos y aunque la música sonaba, no pudo evitar recordar las palabras de Tatsuha. Ya no había vuelta atrás, el monje le había rechazado.

 

 

 

Ya se fue el tren, y esta calle nunca más será igual…

 

 

 

-¿Por qué?...-murmuró el chiquillo-¿Por qué tuve que besarlo?-por más que le daba vueltas al asunto, no lograba encontrar una solución a su problema. Su corazón se estrujó al darse cuenta de que ya no volvería a ver a Tatsuha, su mejor amigo y primer amor.

 

-Eres un homosexual…y lo peor de todo…un monstruo…

 

Y de nuevo aquellas crueles palabras. Se enderezó, se puso de pie y con pasos cansinos se acercó a la ventana, miró con ojos vacíos la luna resplandeciente.

 

 

 

Aprendiste a tener miedo, pero hay que correr el riesgo
de levantarse y seguir cayendo…

 

 

 

-Tatsuha…-una traviesa lágrima recorrió su mejilla magullada.

 

 

 

Pero hay que correr el riesgo, de levantarse y seguir cayendo…

 

 

 

Débil a causa de la fiebre, se dejó caer de rodillas.

 

 

 

y seguir cayendo…

 

 

 

Se llevó sus manos al rostro y lloró amargamente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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