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Mercy rain por kozzha

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Notas del capitulo: Hooola, ay por fin después de taanto tiempo, he terminado éste capítulo qye lo tenía atorado desde hace muuucho.
Creo q la razón p la q lo terminé fue p una desilución... no precisamente amorosa pero... al fin desilución, cosa q hizo q detestara mi forma de ser pero bue... Spero y sea de su agrado.
Dejen Reviews pa saber q les pareció y pa q me anime jajaa ToT. Ah si, p cierto... Ya terminé un fic!! y muchas gracias a las lectoras q siguen mi trabajo.
Este capítulo va dedicaco a una amiga argentina q se hace llamar Paris jejeje y con la he intercambiado muchas cosas jajajaja.
Me fascina hablar contigo niña!!
Y ahí estaban: frente a frente sin pronunciar palabra alguna. Después de más de dos años, la pareja de oro se volvía a reencontrar. Cada quien con heridas aún frescas en el corazón, con el camino de las lágrimas en el rostro aún marcado y con su compañera la soledad a lado.

Eiri miró detalladamente a Shuichi; a pesar de que aún tenía los rasgos añiñados, el moreno se veía ya cómo un joven de 23 años. Pero lo que más le sorprendió al rubio fue el carente brillo de los ojos violetas del cantante. Sin poder contenerse más, el escritor se acercó al pelinegro quien aún estaba atónito y lo miraba cómo si fuera una ilusión lo que estaba frente a él. Las ganas por besarlo, abrazarlo, poseerlo iban en aumento a cada paso que daba. Cuando intentó acercarse y besar a Shindo, éste reaccionó y lo empujó.

-¡No te acerques!-gritó colérico. A causa del grito, la gente que se encontraba en aquella sala, centró su atención en la pareja. Shuichi farfulló y pensó en correr hacia su habitación, pero eso sería una acción muy cobarde por parte de él; así que sin decir palabra alguna, salió del hotel seguido por el rubio quien con una pálida sonrisa miraba la espalda de Shindo. Sabía perfectamente que el chico iba a reaccionar así, igual de cómo lo hizo cuando lo fue a buscar a Norteamérica.

-Sigues siendo tan transparente-musitó el rubio, cosa que provocó que Shu se detuviera y lo encarara.

-¿Qué demonios quieres?-espetó el menor.

-Es tonto preguntar, ¿No crees?-se retiró los lentes de pasta y le miró.

-Lo siento, soy demasiado tonto y por eso pregunto, no tengo idea del motivo de tu visita molesta-ante lo dicho el rubio arqueó una ceja y centró de nuevo sus ojos en la mirada opaca y fría de Shu, algo en si corazón se estrujó.

-Veo que no eres el mismo-musitó.

-¿Sólo viniste a decirme eso?-comentó con desdén. Se puso un dedo en la sien, eso era demasiado, ya no podía, simplemente ya no podía retener más la ira que iba cada vez más en aumento.

-No, vine a hacer esto-aprovechando que el joven se había distraído, lo tomó del rostro y lo besó. Fue un beso necesitado y profundo, una manera de tratar de transmitirle todo lo que había sufrido por su abandono. Shuichi, ya colérico forcejó con todas sus fuerzas para soltarse del mayor, cuando lo hubo hecho le soltó tremendo puñetazo al rubio que hasta la cara se la volteó.

-¿Quién te crees idiota?-gritó iracundo el joven con los ojos desorbitados. Eso ya había sido demasiado. Ahora el que se quedó estupefacto fue Yuki, quien no se esperaba aquella reacción, se sobó su mejilla hinchada-Creías que iba a saltar a tus brazos como siempre, ¿Verdad?-espetó, alterado-Pues estas equivocado, ya no soy el mismo Eiri Usegui-farfulló el joven. Cuando se hubo desahogado, intentó regresar al hotel pero la mano del escritor se lo impidió.

-No vine para ser golpeado-murmuró entre dientes mientras apretaba el brazo del chico.

-No me obligues a golpearte de nuevo-le instó el menor.

-Ja...¿Tú amenazándome?-rió Eiri y haló al cantante hacía él-Si tengo que hacerlo a la fuerza, no me importa, pero haré que regreses a mi lado, quieras o no-iba a volver a besar al chico cuando una voz conocida para los dos los interrumpió.

-Eiri ya basta, déjalo-el rubio se detuvo y con ojos fríos miró a su hermano.

-Tatsuha...-musitó Shindo, asombrado.

-Vamos hermano, es momento de regresar a casa, necesitas descansar-ante lo dicho, el rubio soltó al joven y sin chistar se encaminó hacia su auto que estaba estacionado en la otra acera. Shuichi aún sin comprender miró como se alejaba su ex amante para después centrar su mirada en el menor de los Usegui, quien lo miraba con ojos escrutadores-Siento mucho la actitud de mi hermano-murmuró el monje, haciendo una leve inclinación.

-Ah...yo...

-Sólo te pido que trates de comprenderlo, sé que es complicado pero... para él no ha sido fácil-suspiró-bueno...me dá mucho gusto verte por aquí Shuichi-la expresión de su cara cambió a una jovial-nos vemos luego-dicho esto el joven se ecaminó hacia el auto del rubio, en donde éste último; quien se encontraba ya en el asiento del piloto, miraba con tristeza a Shu; Tat se montó en el vehículo y el rubio arrancó el auto, dejando atrás una leve capa de humo.

Shindo se quedó un rato más ahí, tratando de asimilar lo que había sucedió antes y sobre todo, tratar de descifrar la última mirada que le había dedicado el rubio.



Durante el camino hacia el apartamento del escritor, Tatsuha le explicó todo lo referente a Shuichi y su nueva banda y de como se había enterado de su regreso a Japón.

Aquella noche ni Yuki ni Shu pudieron conciliar el sueño.



Capítulo 8
Un no feliz cumpleaños.



Cuando el despertador sonó, anunciando las siete de la mañana, Shuichi ya se encontraba dándose una ducha. Después de intentar dormir varias veces sin lograrlo; simplemente se resignó y se dispuso a alistarse para las actividades de aquel día. Al salir de la ducha, limpió el vapor que se había acumulado en el espejo, observó su rostro cansado y sin poder evitarlo; la imágen de Yuki llegó a su cabeza. El rostro demacrado y cansado, su cuerpo muy delgado y la mirada sin brillo y triste, así era como se veía el famoso escritor Yuki Eiri actualmente.

-Yuki...-murmuró Shu, inconsciente.

Salió del cuarto de baño y miró en derredor: la habitación del hotel estaba hecha un desastre. Después del encuentro de ayer por la noche con su ex novio, Shuichi entre confundido e iracundo se había dedicado a desahogar su ira con las cosas a su alrededor y lo peor de todo es que ni siquiera se había sentido mejor después de eso. Lanzó un suspiro y se tiró sobre la cama. "Sólo te pido que trates de comprenderlo, sé que puede ser complicado pero... para él no ha sido fácil" Aquellas palabras dichas por el hermano menor de Yuki retumbaron en su mente.

-¿A que se refería Tatsuha?-aquella pregunta quedó en el aire; aunque en el fondo sabía perfectamente el significado de aquellas palabras.

El aporreo de la puerta lo sacó de sus cavilaciones, sabía perfectamente quien era la persona que golpeaba tan insistente.

-Hiromi, deberías de tranquilizarte o si no nos cobrarán la puerta-mumuró al abrir la puerta y mirar a una sorprendia morena.

-¿Cómo supiste que era yo?

-Ja...te conozco perfectamente...-ante lo dicho la cantante se sonrojó y sin más se adentró a la habitación-Pero que desorden-comentó-¿Otro ataque de ira?

-¿Cómo lo sabes?-preguntó curioso Shuichi.

-Por que no hay nadie tan neurótico como tú-rió la chica-Bueno...de hecho Soka es más explosivo que tú, pero gracias al yoga y de que ya encontró su "chi" interno se mantiene sereno; de hecho, tú deberías de hacer lo mismo Shu-ante lo dicho, el moreno le lanzó un cojín que estaba a la mano-¡Oye! eso dolió.

-Esa era la intención-Ono hizo un puchero y miró con detalle a su compañero.

-Vaya ...-exclamó al centrar la vista en la pequeña toalla que crubía la parte íntima de su compañero-te ves pésimo-murmuró, tratando desimular la sorpresa que le había provicado la semidesnudez de Shindo.

-Lo sé, no dormí.

-¿Y eso? Ahora cuál fue la razón de tu ataque. No recuero haber metido la pata el día anteriror-dijo pensativa la soprano.

-No es eso, sólo...-lanzó un suspiró y los sucesos de la noche anteriror volvieron a su mente-sólo que...-por más que pensaba no se le ocurria un motivo para justificar su ataque-de hecho fuiste tú-la miró con ojos de enfado.

-¿Cómo? Pero...¿Por qué?

-Por que has estado bebiendo mucho-fue lo primero que llegó a la mente del catante.

-¿Eh? y eso que. A ti antes no te desagradaba y aparte...esa no es una razón-resongó la niña y luego se quedó pensando-De hecho es una buena razón para ponerte colérico-murmuró-Creo que todo te enfurece.

-No me simpatizas, Por cierto, ¿Que haces aquí?

-Sólo vine por tí para bajar a desayunar juntos-Hiromi se sonrojó.

-Permíteme al menos vestirme.

-Ah...si-el moreno le dió la espalda y sin más se quitó la toalla. Ono abrió los ojos como plato al ver el perfecto trasero de su líder, su corazón se aceleró, al notar eso, Shu la miró por el rabillo del ojo y carraspeó-¡Perdón!-exclamó la niña abochornada, al verse descubierta, se giró y observó la puerta de madera mientras el joven se vestía-No...no fue mi intención...es que...

-Olvídalo- el moreno se terminó de vestir-Ya puedes girarte- la chica se giró y miró al chico, vestido con colores sobrios como siempre-Vamos niña, tengo hambre.

-No me digas niña-bufó Hiromi. El par salió de la habitación y se encaminó hacia la planta baja, donde estaban los restaurantes incorporados al hotel.

Al entrar al restaurante, Dresde, Hisoka y James los estaban esperando.

-Por fin-dijo James-ya era hora que llegaran, nos morimos de hambre.

-Lo siento-se disculpó Shu mientras le halaba la silla a su amiga para que se sentara.

-Gracias-musitó aún más abochornada la jovencita.

Durante el desayuno, los cinco hablaron sobre el itinerario de aquel día.




Lo que había sucedido la noche anterior giraba en su cabeza sin descanso alguno, su mente no sólo le había quitado su sueño, si no también planeaba perturbarlo todo ese día. Sacó otro cigarrillo, el último de aquella cajetilla, lo encendió y saboreó el humo que se encontraba en su boca. El dolor de su mejilla ya no le dolía, de hecho no le había dolido, lo que le había dolido había sido el corazón; algo que muchas veces escribía en sus novelas pero no creía que fuera realidad. Se maldijo por ser tan tonto y dejarse llevar por sus instintos y no por la razón, había hecho todo lo contrario de lo que había planeado al ver su ex amante.Miró su reloj, el cuál no sólo marcaba la hora, si no también la fecha: 16/04/09. Aquél día era el cumpleaños de su ex amante.


Escuchó el tímbre de su apartamento pero no se movió de ahí, esuchó que su hermano abría y musitaba cosas que no entendió, siguió sumido en sus pensamientos hasta que su hermano lo llamó desde el otro lado de la puerta.

-Eiri, vino a verte Touma-ante la mención del nombre del esposo de su hermana, Yuki supo el motivo de la visita. Aún con la ropa del día anterior salió de su habitación para encontarse con su molesto cuñado.

-Hola Eiri, bonito atuendo-sonrió el rubio, barriendo con la mirada al escritor.

-A que vienes Touma-habló tajante Yuki.

-Necesito hablar contigo...-miró con desdén a Tatsuha-a solas-el menor bajó la cabeza y se dispuso a ir a la cocina, pues no había otro lugar en donde pudiera refugiarse.

-Lo que quieras decirme, él también lo puede escuchar.

-Pero es muy importante-masculló Touma aún con su sonrisa.

-No me importa, es mi casa y yo ordeno aquí, Tatsuha quédate-ante lo dicho por su hermano, el moreno sonrió y se quedó junto al escirtor. El productor le lanzó una mirada asesina a Tat quien sintió un escalofrío en su columna.

-Vaya...veo que Mika tenía razón, te vaz a mudar-comentó Seguchi, mirando en su derredor.

-Así es.

-¿No te gustó el apartamento que te escogí?

-No, es muy pequeño y Tatsuha no tiene una habitación.

-Ya veo-murmuró-Bien no vine para eso.

-Me lo imaginé.

-Creo que ya te habrás enterado de que Shindo está en Japón.

-No...no lo sabía, ¿Tu lo sabías?-se dirigó a su hermano quien lo miró con ojos escrutadores.

-N...no...no lo sabía-balbuceó el moreno que era pésimo para mentir.

-Mmmm...que cosas-suspiró Yuki, indiferente-Y eso a mi que me concierne-mintió.

-Nada, sólo quería advertirte que posiblemente tenga planes de venir a buscarte y tratar de reconciliarse contigo.

-¿Y si así fuera qué?-el escritor se enderezó por completo y se cruzó de brazos, Touma entrecerró los ojos y se mordió el labio-Eso no te concierne a ti ni a nadie más, ¿Entiendes?

-Pero Eiri, yo no deseo verte sufrir más.

-¿Y quien dice que el me va a hacer sufrir?-habló en un tono más fuerte-Cuando estaba él conmigo, yo me encontraba bien...feliz, si no hubiera sido débil y dejarme llevar por tí nada de esto hubiera sucedido-vociferó-Yo sé que también tengo parte de la culpa pues muy a pesar de que lo amaba y amo...-tanto el monje como el rubio productor miraron con sorpresa a Eiri-yo fui frío y nunca me abrí con él y...me dejé convencer varias veces de que el me perjudicaba pero no era cierto. ¡Mírame! ya no soy ni una parte del gran Eiri Yuki, estoy anémico, no logro conciliar el sueño sin pastillas, hay lapsos de mi vida que no recuerdo, y no creo poder seguir viviendo si él no está aquí conmigo-la voz se le quebró.

-Eiri-murmuró Touma.

-Ya no más, ya no te metas más en mi vida y me controles, ya no soy un niño, entiendelo de una vez-habló,ún con la voz quebrada; luego le dió la espalda y continuó con su voz ahora repuesta-ahora no me fastidies más y vete-con la ira carcomiendolo, el cuñado salió a regañadientes del casi vacío apartamento.

-Hermano, si es cierto todo eso, ¿Por qué no se lo dijiste a Shuichi?

-Por que soy un idiota-murmuró Eiri, con una triste sonria en sus labios.




A causa del cumpleaños del líder de Delerium , James había optado por realizar las actividades más tranquilas de la gira, cómo el de responder correos de los fans y hacer una firma de autógrafos. Acababa de terminar la comunicación con sus padres, cuando de nuevo la recepcionista le llamó, comenzaba a detestar a la pobre jovencita que tan sólo hacía su trabajo.

-Espero que no sea él de nuevo-pensó Shu un poco molesto.

Al ver una larga cabellera roja resaltar en el lugar, su rostro se transformó a uno de alegría.

-¡Hiro!-exclamó, abalanzandose hacia su amigo.

-Hey Shu tranquilo.

-Hola Shuichi, felicidades-la voz de Suguru felicitándole le hizo soltar al guitarrista y saltar sobre Fujisaki.

-Tu también viniste.

-Por su puesto-el otro integrande de lo que una vez fue Bad Luck abrazó al moreno.

-Espero que no hayamos interrumpido algo-dijo Hiro.

-Para nada.

-.Bien, bueno de todos modos supongo que has de tener algunas actividades.

-Pues si.

-Sakuma no pudo venir a felicitarte-ante la menciónm del cantante, Shu sintió un escalofrío en su espalda-Tuvo que hacer un viaje de inmediato pero te dejó tu regalo-terció Suguru, tendiéndole un pequeño paquete.

-Gracias-musitó Shu.

-Bien, aunque sea vamos a beber algo en el bar del hotel-sugirió Nakano.

-Si-sonrió Shu.

-De todos modos iremos a verte al concierto-terció Suguru quien abrazaba a su amigo. Camino hacia el bar, el cantante abrió el presente de Sakuma, el cuál consistía en una cadena de plata y un "dije" de Kumagoro.

En el bar, la gente miraba al trío; quien entre copa y copa reía sobre sus anécdotas pasadas, o de las maldades que Shindo le había hecho al supersticioso de Suguru. En toda la conversación, el pelinegro no mencionó el reencuentro entre Yuki y él.

-Lo hubieras visto Shu, si le pasaba algo fuera de lo normal decía que era por culpa de la cadena que no había mandado-habló con ojos llorosos a causa de la risa el joven Nakano.

-No me simpatizan-bufó Fujisaki.

-Debiste de haberlo grabado Hiro-comentó Shu. El tímbre del móvil del moreno lo hizo sobresaltarse, al ver el nombre de James en la pantalla soltó un suspiro-Na, el deber me llama-decidió no contestar la llamada.

-Uy que lástima-dijo Fujisaki.

-De todos modos iremos a tu concierto-le consoló Hiro.

-Y ahora si iremos a festejar en grande-sonrió Shu.

El par se despidio de Shindo quien salió dando saltos del bar. El resto de la banda lo esperaba en su sala de reuniones que el hotel les había proporcionado, al entrar su sonrisa se borró y su semblante serio marcó sus rasgos.

-Perdón...estaba en el bar-musitó al entrar a la amplia sala.

-¿Fuiste al bar si invitarme?-exclamó Hiromi-eso no se hace-Shu la ignoró y centró su atención en un montón de regalos que había en la mesa.

-¿Y eso?

-Son regalos de tus admiradores-respondió James.

-O sea que ya descubrieron donde nos hospedamos.

-Así es.

-¿Para eso me llamaste?

-No, fue para ver en donde estabas, pues pronto tendremos que ir hacia la plaza Galerias en donde realizaremos la firma de autógrafos.

-Está bien-Shuichi revisó algunos regalos.

-Te daré tiempo de abrirlos.

-Gracias-el mánager salió, dejando sola a la banda.

-¿Quieres que te ayudemos a subirlos a tu habitación?-preguntó Hisoka.

-Por favor, son demasiados.

-También podemos ayudarte a desenvolverlos-sonrió Hiromi.

-No-contestó tajante el moreno.

Los cuatro subieron a la habitación de su líder con un montón de regalos entre los brazos. Dejarón el montón sobre la amplia cama del cantante, Dresde y Hisoka ya estaban en la puerta cuando notarón que Hiromi miraba con ojos brillosos el monton de presentes.

-Hermana, deja a Shu abrir sus regalos-habló el guitarrista.

-Pero...-murmuró la niña, el líder la miró y se le figuró él mismo hace unos cuantos años, cuando a Yuki le llegaban miles de regalos de sus lectoras.

-Creo que pensándolo bien, si necesito una ayuda, ¿Que opinan?

-Wiii-la joven saltó, Dresde y Hisoka se adentraron de nuevo en la habitación-soy muy buena en eso de abrir regalos.

-Tan buena eres que en día de reyes magos te dormías con unas tijeras para romper las envolturas-recordó su hermano menor-y no sólo te conformabas con abrir los tuyos si no también los míos.

-Ay hermano, supéralo-bufó la morena.

-¿Los reyes magos son como Santa Calus?-preguntó curiosa la inglesa, mientras trataba de abrir un paquete con envoltura de ositos.

-Así es-respondió la soprano-Pero éstos visitan las casa de los niños la noche del 6 de Enero.

-Vaya, eso es interesante-cuando la inglesa pudo por fin quitarle toda la envoltura a la caja, arqueó una ceja al ver el contendio de ésta-vaya...al parecer nuestro líder es todo un símbolo sexual.

-¿Eh?-Soka, Shu y Hiromi vieron el regalo y los tres se sonrojaron: ante sus ojos había una tanga pero femenina.

-Que asco-bufó celosa Ono. Shuichi tomó con sumo cuidado la ropa inteiror y la examinó.

-¡Vaya! Y también viene una carta, ¿Quieres que la lea en voz alta?

-No es necesario-se apresuró a decir el moreno, dejándo en un rincón muy alejado aquella prenda-Después lo leo yo.

La mayoría de los regalos consistían en cartas muy subiditas de tono, otros eran de retratos de las fans, uno que otro era una manualidad muy curiosa y otros eran pockys de fresa.

-Sufieciente-exclamó Hiromi-esto es demasiado, la mayoría son poemas de amor y propuestas de matrimonio y no se diga de quella tanga, ¿Pero que demonios les sucede a las japonesas?

-Es divertido-comentó Dresde, degustando un pocky que le había regalado Shuichi.

-Me voy-la niña salió enfurecida de la habitación.

-¿Pero que le sucede?-preguntó su hermano, sin poder entender.

-De seguro está en su periodo-dijo Shuichi, oliendo una loción de diseñador.

-¿Periodo? Pero no la he visto atragantarse de helado.

-No es nada de eso-terció Dresde.

-¿Eh?-Shu y Soka se miraron.

-Ah...-la inglesa se puso un dedo en la sien-hombres-suspiro.

-Hey Dresde, no digas eso y explícanos-bufó Shu.

-No, descúnbralo por ustedes mismos, sobre todo tú-miró con sus ojos grises casi blancos al cantante-mi líder.- Ante esas palabras, Shindo se sintió confuso.

-Wou, pero que camisa tan bonita-exclamó el guitarrista, llamándo la tención de la rubia y del ojivioleta. Aquella camisa era negra, de manga corta y las costuras eran blancas-Wou...y es de diseñador-miró la etiqueta.

-¿Quién la manda?-preguntó Shu, tomándo la prenda.

-No viene el nombre, sólo hay una tarjeta que dice "Feliz cumpleaños"-el moreno le arrebató la trajeta al menor y la examinó, la frase estaba escrita a mano, con una impecable letra, la cuál no reconoció.

-Deberías de ponertela para las firma de autógrafos de hoy-sugirió la baterista.

-Si sempai, estrénela hoy.

-Creo que si lo haré, es muy bonita.





La hora de la firma de autógrafos llegó; por lo que todos se alistaron en unos minutos y bajarón hacia el estacionamiento en donde James los esperaba. Ya en el auto, Hiromi miró la camisa negra que llevaba puesta y luego miró a su amigo quien sonreía levemente.

-Al parecer es el regalo más decente que te han dado-comentó, pero Shu la ignoró-Veo que te gustó esa prenda íntima, ¿Verdad?-farfulló.

-Fue halagador, pero eso no significa que me haya gustado-contestó seco el aludido.

-Ja pero si fuera una prenda de Alisson.

-¿Y que tiene que ver ella? Ya no tengo nada que ver con esa niña, y si así fuera, ¿ A ti qué?-a la chica se el encrespó la piel.

-En verdad eres un idiota-espetó.

-¡Oye! ¿Por qué siempre me dices eso?

-Porque lo eres.

-Ya chicos, tranquilos-dijo James-Por favor comportense-el par se cruzó de brazos y desvió la mirada del otro-Ay, que voy a hacer con éste par-suspiró el mánager.



Aunque se sentía ridículo vestirse así, sabía que si iba con traje sastre a aquella firma, los jovenes de ahí lo iban a mirar como bicho raro; ó lo iban a reconocer, así que mejor pasar desapercibido. Se miró por última vez en aquel espejo del vestidor, un pantalón de cuero ajustado a sus piernas aunque más delgadas pero con forma, una playera color rojo sangre con varios estóperoles y las botas mineras de la noche interior. Le quitó las etiquetas que colgaban de las prendas y salió del vestidor.

-Me lo llevo puesto-murmuró a la venderora.

-¿Desea que le dé una bolsa para su traje?

-Por favor-murmuró.

Después de pagar aquel conjunto de ropa, salió de la tienda, se puso los lentes de pasta gruesa y a grandes zancadas se encaminó hacia la plaza Galerías. Había salido de casa sin su auto, pues no deseba llamar la atención en esos momentos y que Seguchi lo molestara más, porque sabía perfectamente que su cuñado no se iba a quedar así.



Ya llevaban más de una hora firmando autógrafos; tomándose fotos con los fans y recibiendo presentes. La mano derecha de Shuichi comenzaba a punzarle, mientras que el resto de la banda se veía con dejo de cansancio. Shindo miró la larga fila de fans que aún esperaban por ver a Delerium, lanzó un suspiro y siguió sonriendo y firmando los objetos de sus admiradores.

-Al parecer va para largo-comentó Hisoka, quien estaba a su costado izquierdo.

-No lo digas, pues se podría cumplir-murmuró el cantante. El menor sonrió y siguió en lo suyo.

Ahora el turno de estar cerca de Shuichi fue para una joven de edad avanzada, rolliza y de ojos exageradamente rasgados, quien sin más se abalanzó al joven y lo llenó de besos. Ante esto Hiromi se erizó y sacó como conclusión de que aquella "gorda" fue la que le mandó uno de aquellos regalitos. Cuando el pobre cantante se hubo liberado y con una sonrisa política le había autografiado su blusa que llevaba puesta, la chica se alejó pasando de largo al resto de la banda, haciendo enfurecer aún más a la joven soprano.

-Veo que eres todo un sex symbol...Shuichi-ronroneó Hisoka, limpiando un poco de lápiz labial de los labios del líder, quien ante esta acción inesperada se sonrojó y abochornado; desviaba la mirada del menor, ignorando que un par de ojos amarillos miraba la escena con detalle.

Después de aquel curioso gesto por parte del guitarrista de Delerium, Shindo siguió dando autógrafos. Concentrado en lo suyo, no miró a la persona que le tendía un disco de la banda y con su tono neutro dijo:

-¿A nombre de quien?

-De Eiri Usegui, por favor-ante eso, el cantante alzó la vista sorprendido y se topó con la mirada fría de Yuki, nada que ver con la del día anteriror-Veo que mi regalo te gustó-su vista se centró en la camisa negra del joven, quien se tensó ante la presencia del rubio ahí.

-¿Que quieres?-masculló, tratando de ocultar su voz trémula, mirando de soslayo a Hisoka, quien estaba centrado en hablar con un admirador.

-¿No es obvio? Vine por un autógrafo tuyo-el moreno le miró retadoramente y el escritor le correspondió con la mirada, se le veía molesto, pero Shindo no comprendió el motivo.

-Si eso es lo que quieres-garabateó algo en la portada del disco y se lo entregó-ahora déjame es paz-farfulló.

-Pero antes de irme tengo que darle un abrazo al festejado-el rubio, a pesar de que se encontraba molesto, no dejaba de tener su tono irónico. Se enderezó y abrió los brazos; el moreno al ver que sus compañeros lo miraban atentamente se puso de pie y se acercó a Yuki quien lo abrazó posesivamente-Entiende algo Shuichi-le susurró de manera amenazadora-eres y siempre serás mío, sólo mío-le soltó y sin más, se alejó de la mesa, pasando de largo al resto de la banda, no si antes mandarle una mirada asesina a Hisoka.

Al principio, Shuichi quedó desconcertado pero después, como era obvio, se sintió colérico por lo que le había comentado su ex amante, aunque en el fondo se sentía decepcionado, pues a pesar de todo, Yuki seguía siendo el mismo. Cuando la firma de autógrafos dió fin, la banda regresó al hotel para comer y descansar un poco antes de la última presentación. Como era de esperarse, al llegar al hotel, la recepcionista recibió a Shuchi con miles de regalos más, con su sonrisa política aceptó todos y subió a su habitación, mientras que el resto de la banda se iba a comer algo al restaurante principal del hotel. Después de revisar todas las trajetas de los regalos y cerciorarse de que ninguno era de Yuki, bajo hacia el restaurante para comer con sus amigos; después abriría los regalos con calma. Al llegar al lugar, Hiromi dijo:

-¿Te dieron más tangas?

-Si, y muy bonitas por cierto-mintió Shu, para fastidiar a su compañera, quien ante lo dicho, se crispó. Dresde y Hisoka se rieron. El resto de la comida, se dedicaron a hablar sobre el concierto que darían para cerrar su gira y de que era lo que harían después de eso.

Hiromi y su hermano habían acordado ir a visitar a sus padres a México, la inglesa iría a conocer el Caribe con su esposo Tamaki y Shu, visitaría a sus padres y ayudaría a Hiro con lo de su boda. Después de degustar grandes platillos japoneses, cada quien se fue a su habitación a descansar un rato.

Shuichi estaba en brazos de Morfeo, cuando el teléfono sonó, después de cinco timbrazos el joven reaccionó y atendió la llamada. Cómo era costumbre, era la recepcionista quien le informaba que alguien lo esperaba en la sala de conferencias, aún somnoliento, se puso el pantalón y sus tenis y salió dando traspiés de su habitación. Pensó en que tal vez su manager le quería hablar a solas, por tal motivo lo había citado en la sala de reuniones. Cuando entró se topó con la sala vacía; en la mesa de la sala había un arreglo de rosas blancas; las favoritas del cantante. Miródetalladamente el arreglo y buscó la tarjeta, en eso estaba cuando la puerta de la sala se cerró; provocando que el jovencito diera un respingo, al girarse se encontró con la mirada fría de él.

-¿Te he despertado?-preguntó con voz pastosa.

-¿Que haces aquí?

-Vine a hablar contigo. Espero que nadie nos interrumpa.

-¡No tengo nada que hablar contigo!-vociferó, mientras se encaminaba hacia la puerta, la cuál era obstruída por el escritor-Déjame ir

-¡No!, hasta que hablemos.

-Como eres molesto-comentó con fastidio el ojivioleta. El rubio sonrió y se acercó a Shu, arrinconandolo entre la mesa y él.

-Me vaz a escuchar, quieras o no-le susurró y sin más lo besó. Shuichi intentó alejarlo, pero le fue imposible y sin más se dejó hacer. Con éste contacto, las cosas que el chico había tratado de olvidar, regresaron de golpe. Sintió como Eiri le acariciaba el cuello y sus brazos-Como te he extrañado-suspuró sobre sus labios; ante lo mencionado por su ex amante, se enojó aún más y lo empujó; y con ojos vidirosos le espetó.

-No lo vuelvas a hacer...-con el lado interno del brazo se limpió sus labios-déjame en paz, en serio, ya no te amo, entiéndelo...-le gritó-acepta que ya no te amo y que nuna lo voy a hacer.-Yuki en silencio lo escuchó y cuando hubo terminado, lo tomó de los hombros.

-Entonces haré lo imposible por que regreses a mi lado.

-Eso nunca-exclamó, haciendo lo posible para soltarse del agarre.

-Ya lo veremos-musitó y de nuevo lo volvió a besar pero ahora más salvaje y apasionado. Ignorando el forcejeo que Shindo hacía. Cuando se hubo sentido satisfecho, Shuichi se alejó y alzó la mano con la intención de abofetearlo-hazlo-le instó Eiri-vuélvelo a hacer miles de veces... es lo que me merezco, ¿No?-se acercó de nuevo al menor-pero te advierto que por cada bofetada te robaré un beso-le susurró de forma pastosa, pero con un dejo amenzante-por cada puñetazo, acariciaré tu torso y por cada patada te haré mío-cuando hubo terminado, Shindo lo miró con ojos grandes, rápidamente lo empujó y lo alejó de él, a grandes zancadas se dirigió hacia la puerta y antes de salir se giró y con los ojos entrecerrados masculló.

-Te mereces más que golpes-dicho ésto, salió de la habitación.

Fuera de la sala, lanzó un suspiro y se dejó caer en el suelo. Al parecer su cumpleaños número XXIII no se la iba a pasar tan feliz como esperaba.













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