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Tiempo por yuhakira

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Lee lo siguió, ignorante de lo que sucedía, recordó que en el camino se habían encontrado con Kakashi y sabía que desde ese momento su maestro había empezado a portarse diferente, pero no lograba encontrar una relación entre ambas cosas, tal vez algún reto había salido mal, tal vez había vuelto a vencerlo, pero si eso era, esta era la primera vez que se potaba de esa manera.

Nadie en la aldea sabia de su relación, y no por que quisieran ocultarla, la única razón era que no se consideraban una pareja, nunca se habían visto a sí mismos como novios, aunque sabían que se tenían el uno al otro, aunque las pocas noches en la que lograban estar juntos fueran tan intensas que ardían en su memoria como llamas de fuego, aun a pesar de esas cosas, seguían siendo rivales y amigos a los ojos de los demás, como siempre lo habían sido, y lo siguen siendo solo que ahora hay caricias, besos, y lo peor, sentimientos de por medio.

Iruka había perdido ya la parte superior de su ropa, su torso desnudo, era un delirio para Kakashi que mordía cada pedazo de piel que encontraba. Acostados sobre el suelo de la sala, sobre el suelo frío que poco hacia efecto sobre la piel del moreno, que no impidió que un gemido saliera de sus labios a lo que el portador del sharingan mordió su cuello hasta hacerlo sangrar.

El cuerpo debajo de él empezaba a arder, al mismo tiempo que el suyo también lo hacía; continúo besándolo, de nuevo fue hasta sus labios, introdujo su lengua y jugo con la de su compañero mientras arrojaba su chaleco lejos de su cuerpo, e introducía una de sus manos dentro del pantalón del menor, que al sentir el tacto volvió a gemir dándole fin al beso. Kakashi se incorporó sobre sus piernas, y tomándolo de las manos lo obligo a levantarse también, le bajo el pantalón, y luego bajo el suyo, tomo con una de sus manos las del joven y las levanto sobre su cabeza, luego lo examino con los ojos, de arriba abajo, hasta detenerse en esos ojos que lo miraban cargados de deseo, «Gai…» fue como un flash, como una imagen diminuta en la esquina de un cuadro, y así como apareció volvió a irse, sus ojos se cerraron, y suavemente bajo las manos hasta abandonarlas en el suelo.

Gai volvió a caer en el suelo, esta vez el entrenamiento había aumentado, Lee estaba poniendo en práctica su nueva técnica, una derivación de la flor de loto, que ponía en menos riesgo su cuerpo y ofrecía mejores resultados, pero el despiste de Gai estaban empezando a pasarle cuenta de cobro, era la tercera vez que su alumno lo enviaba al suelo en un sola noche, y su cuerpo empezaba a sentirlo, estaba cansado, la respiración era dificultosa, y su corazón palpitaba cada vez más rápido, sus ojos también sufrían, estaban hinchados, había retenido las lágrimas durante mucho tiempo, y ellos parecían no soportarlo más. Allí tirado en el suelo, dejo que la primera de ellas escapara, sintiendo una punzada en el corazón, repitiéndose con la segunda lagrima. Lee se alteró al ver las condiciones de su maestro, pensó que tal vez le había causado mucho daño con el último golpe, pero era lo contrario, el golpe casi paso inadvertido por Gai, que fue conciente de su situación al ver los ojos de Lee sobre él, y otra lagrima salió de sus ojos antes de sentarse en el suelo y agachar el rostro ocultándolo de Lee que cada vez se sentía más perdido, sabía que a su maestro le pasaba algo, pero no lograba encontrar el que.

Volvió a ponerse el pantalón, y luego busco el chaleco, Iruka miro el suelo resignado, con el cuerpo caliente, desnudo se levantó y lo abrazo por la espalda, besando su cuello, y acariciándole la entrepierna, buscando que terminara lo que había empezado, Kakashi giro su rostro y lo vio a los ojos, luego volvió a besarlo, esta vez el beso fue distinto, sin sabor, sin deseo, sin nada, completamente tosco, ni un recuerdo de lo que fue hace solo unos segundos, Iruka lo dejo ir resignado, fue hasta su habitación y allí se quedó, el Jounin camino detrás de él, hasta que la puerta le fue cerrada en la cara, respiro hondo y termino de vestirse.

—¿¡Porque estas acá si no quieres estar conmigo!? – se escuchó la vos de Iruka a través de la puerta, la cual tomo desprevenido a Kakashi, que ya había dado media vuelta para abandonar el apartamento.

—Fue solo una coincidencia, que aparecieras frente a mí en esta noche no fue algo que planeé.

Espero una respuesta, pero no fue más lo que escucho, al ver que el silencio empezaba a punzarle el corazón con un recuerdo no muy lejano, retorno su marcha.

De nuevo estaba en la calle, caminando sin rumbo fijo, y de nuevo solo. Aun sentía el cuerpo caliente, los residuos del calor que lo había inundado, deseaba sacar eso de su cuerpo, y necesitaba hacerlo a la antigua…

—Sensei… no es necesario que continuemos, hoy llegamos de una misión que nos costó mucho trabajo, dentro de dos días tenemos la siguiente, debemos descansar —Gai lo miro, sin mirarlo, con los ojos perdidos en un mundo donde el dolor no existe, y su cuerpo es fuerte y viril, sin embargo, lo escucho, pero quería seguir allí, llevando su cuerpo al límite, para así no sentir más que el dolor al que estaba acostumbrado—. Yo me voy.

Lee empezó a caminar frente a él, alejándose segundo a segundo, volvió a sentarse sobre el pasto, luego se recostó sobre el respirando hondamente, en menos de nada dejo de escuchar los pasos de Lee, y el sueño empezó a apoderarse de él, sintió los ojos pesados, su cuerpo se relajó, dejo caer los brazos a los costados. Tal vez Lee tenía razón y lo único que necesita era un descanso, así se fue quedando dormido sobre el húmedo y frío césped que lo cobijo bajo las estrellas de la noche.

Lo vio acostado sobre el césped, había pasado por allí por pura casualidad, no sabía que era allí el lugar en el que ahora entrenaban, luego de que vendieran el anterior terreno habían tenido que reubicarse, nunca le había dicho que era allí, se encontraba cerca de casa, para su fortuna quizás. Se acerco a él, luego se agacho para mirarlo, retiro los cabellos negros que cubrían parte de sus ojos, lo miro por unos minutos, escuchando su respiración pausada, viendo sus labios entre abiertos, sintiendo su piel a través del tacto de sus manos sobre su mejilla. ¿Qué era lo que lo hacía tan especial? ¿Qué fue lo que lo hizo retroceder ante una oportunidad de placer desenfrenado? ¿Porque simplemente no podía quitarle la mirada de encima? Se agacho un poco y en un suave rocé toco sus labios. Daba algo de alivio que su sueño fuera tan pesado, de lo contrario ya se abría despertado. Resignado ante las incógnitas que inundaban su cabeza lo alzo entre sus brazos confiando en que continuaba dormido y lo llevo hasta el apartamento.

Abrió la puerta con algo de torpeza, intentaba meter la llave con una de sus manos, Gai no era precisamente el hombre más liviano del mundo, ya le era difícil mantenerlo cargado con ambos brazos como para intentar sostenerlo con uno solo, o uno y medio, ya que no libero por completo el brazo con el que metió la llave en la chapa y luego de girarla la termino de abrir con una de sus piernas. Ya en la habitación lo dejo sobre la cama y sacudió los brazos —«no es nada liviano»—, se sentó a su lado y empezó a quitarle la ropa sucia, empezó por quitarle los zapatos, luego le quito el chaleco, con cuidado de no despertarlo le subió los brazos y empezó a quitarle el buzo verde, subiéndolo y dejando al descubierto su bien trabajado cuerpo. El calor que había empezado a disminuir de nuevo aumento, dibujo la línea que atraviesa su pecho con uno de sus dedos y suavemente acaricio su abdomen. Meneo la cabeza y término de quitarle el buzo, cuando volvió la mirada unos ojos negros lo miraban fijamente. Se sintió caer ante sus ojos, como si la razón por la que se atrevió a moverlo tanto, era buscando que despertara, y no hubo palabras que decir, sentía la necesidad de explicarse, de pedir perdón, ¿pero de que debía pedir perdón si no le debía nada? Retiro su mirada de la de su compañero y se levantó, camino hasta el armario y saco una camiseta y un pantalón, luego volvió a la cama, puso la camisa sobre su pecho y procedió a quitarle el pantalón, antes de siquiera poder tocarlo, la mano fría de Gai se posó sobre la suya deteniéndolo en seco.

—Puedo solo —al mismo que se incorporaba y procedía a cambiarse— gracias por traerme.

—No es saludable que duermas a la intemperie.

—Es más saludable que dormir con alguien más.

Y de nuevo se hizo el silencio, el maldito silencio, que afirma cada verdad que los labios no pueden soltar. Kakashi agacho su rostro y volvió a levantarse, de nuevo camino hasta el armario y esta vez saco algo para sí mismo, allí mismo se cambió sin girarse a mirarlo, luego entro en el baño, vio su rostro completamente descubierto reflejado en el espejo, examino su cuello, en busca de alguna marca, levanto la camisa y tampoco encontró nada, respiro hondamente, había sido poco lo que había sucedido fuera de casa, pero cualquier cosa sería suficiente para aumentar la afirmación de su silencio.

Se adentro entre las cobijas y cubrió por completo su cuerpo, escucho la llave del lavamanos abrirse y pensó en lo que estaba pasando, había despertado al sentir sus manos tocarle, solo cuando la sensación que recorrió su cuerpo termino, pudo darse cuenta que estaba en su habitación, que lo desnudaban, que él lo desnudaba, y como por acto de reflejo solo pudo mirarlo y retirar sus manos. Ahora bajo el calor de las cobijas no sabía cómo debía actuar, que decisión tomar, era claro por su silencio que lo que más temió que podía suceder, había sido, no sabía qué hacer, ni siquiera le era claro si debía o no dejarlo entrar en la cama.

Camino hasta la ventana y cerro la cortina, dejando la habitación completamente a oscuras, se encamino hasta la cama y se sentó al lado del cuerpo que parecía no vivir.

—¿Éstas herido? —le pregunto destapándole el rostro.

—No, Lee decidió irse temprano —le respondió sin mirarlo.

—Ese chico necesita descanso —al fin decidió acostarse a su lado— y tú también.

—Supongo.

Uno frente al otro se miraron a través de la oscuridad, Kakashi estiro su mano hasta tocar el rostro de Gai que permaneció inmóvil, quería decirle algo, algo importante, no las mismas frases que le había repetido durante tanto tiempo, ni quería regañarlo por la forma en la que trataba su cuerpo y el de su alumno sobre—esforzándose, tal vez lo que buscaba era una disculpa, una forma de remediar lo hecho, pero antes de siquiera poder pensar en algo su mano fue retirada, y pronto le dio la espalda, dejándolo solo con sus pensamientos.

Se iría, ya era una decisión tomada, era obvio que no podían permanecer mas tiempo juntos, aunque no podía negar que su tacto era algo que deseaba, necesitaba que los buscara, quería sentir su aliento cerca, y más que todo aquello, necesitaba que lo negara, que le dijera que no había sucedido nada, ni el más minino tacto, de lo contrario, esa última noche seria insufrible.

El nudo en la garganta se le acrecentaba aún más, ¿Qué demonios estaba pasando que no era capaz de entenderlo? Era tal el punto en el que su relación estaba que su solo tacto se convertía en ofensa. Se acerco al cuerpo que cada vez parecía más frio y lejano, y lo abrazo por la cintura, a la vez que besaba su cuello, Gai se voltio inmediatamente y fue en busca de su boca, empezando un beso lleno de una ternura que no eran capases de reconocer, pero que era tan placentera para sus sentidos que se deleitaron en esa sensación. Una vez terminado el beso, respiraron hondamente y Kakashi lo abrazo con aun más fuerza.

Ese fue un beso que cargaba más de lo que el imaginaba, fuer tan intenso, que era imposible volver a sentir algo así, pero cuando sus brazos lo rodearon completamente, cuando se sintió aprisionado por su pecho, supo que sería más difícil de lo que imaginaba, pero ya había tomado la decisión, ¿Cómo dar la vuelta atrás ahora? No había forma de hacerlo, esa seria probablemente su última noche, y no estaba del todo mal, después de todo sería como si nunca hubieran estado juntos, no podía cambiar demasiado, lo único seria la ausencia de besos y caricias, tal vez la completa desaparición de ese sentimiento.

Notas finales:

Un poco corto, pero bien, espero les allá gustado, saludes de Sasuke que aunque no participa en esta historia quiso dejar un saludito

Gracias por leer


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