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Ley de Intercambio por giovanetta

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Notas del capitulo: hola, al fin un new capi de este fic, espero les agrade ^^
CAPÍTULO VI INTENCIONES


DEPARTAMENTO HARRY…


Todo estaba igual de cuando llegó. Por primera vez en su metro cuadrado, habían cosas y muebles fuera de lugar.

-Esto es un desastre- murmura el moreno, levantándose de su ya desarmada cama y observa su entorno.

Los cojines, tirados en el suelo, las cortinas, dobladas. En la cocina, platos sucios de cómo dos días, y el baño, las toallas mojadas y sin tender.

-Antes de ir a la oficina, primero, limpieza general- se cambió de ropa y con una energía increíble, se puso a lavar ropa sucia, a correr muebles, limpiar la cocina, el baño.

Sólo me faltaba limpiar bien el piso. Hasta se me había olvidado dónde estaba mi escoba. La busqué hasta debajo de la cama y la linda estaba muy detrás de la puerta.

La tomé y me puse manos a la obra. Dejé el piso como un espejo.

De tanto aseo, me dio mucha hambre. Así que hice algo ligero, pero que la satisficiera.

-Voy a tomar una taza de leche- el ojiverde va al refrigerador y toma la caja de leche descremada, se sirve en un vaso y la huele.

Eso fue suficiente para que partiera al baño y devolviera todo.

-Que raro, si anoche no comí nada- dice Harry frente al espejo- lavarse los dientes y trabajo- toma el cepillo, pastan dental y rápidamente se los lava.

Iba a salir cuando se acordó que no se había bañado.

En tres segundos se desvistió, se duchó, secó y buscó otra ropa.

-Listo- sonríe triste- trabajo, trabajo- sale de su departamento.

Camina hasta llegar a la empresa. Por alguna extraña razón, se sentía más cansado de lo normal, además, sus ojos se cerraban solos.

-Ron, buenos días- saluda y se encierra en su oficina.

-Buenos días- dice el pelirrojo, quien sostenía unas carpetas.

-Hay que revisar las cuentas- dice el moreno para subirse el ánimo y toma una carpeta amarilla.

Que extraño, los números se suben y bajan. ¿Por qué están tan borrosos?, que sueño tengo- bosteza.

De pronto su celular suena. Era un mensaje de texto. Lo sacó de su bolsillo y leyó el mensaje, el cual decía: yo gané, olvídate de él.

Harry hizo de cuenta que tal cosa nunca existió. Lo borró. Draco era pasado. Ya nada los unía, aparentemente.

-Mejor abro la ventana- dice el ojiverde sacando el pestillo y respira hondo- el pasado no debe volver.

-Verdad que Harry debe revisar estos contratos- dice Ron tomando una carpeta roja y se pone en marcha- oye, Harry, échale...- entra a la oficina y se encuentra a su amigo inconsciente en el piso.

Estaba muy pálido y frío.

-¿Qué te pasa?, Harry, despierta- lo remece.

FLASH BACK...

-Toma- le entrega un cheque al moreno quien lo mira extrañado.

-¿Qué es?- pregunta al recibirlo.

-Esto es por complacerme, tómalo como un incentivo para la próxima vez, aunque deberás ser aún más convincente para que acepte ser tu inversionista.

-¿Me estás comprando?

-¿Qué querías?, ¿algún tipo de compromiso de mi parte?, somos amantes dentro de estas 4 paredes, fuera de aquí, no te conozco.

FIN FLASH BACK...

Siempre me trató de esa forma, como una prostituta. La cual podía pagar y beneficiarse de ella.

Mientras que Draco, estaba todavía en el hospital. Había salido unos momentos del cuarto de su esposa. Necesitaba aire, estaba cansado y eso recién comenzaba.

FLASH BACK...

-Tú tienes más que perder que yo.

-Ya he perdido bastante, si tú me dejas, no habrá tenido sentido.

-Estamos quebrados, que ironía.

-Así es.

-Llévame a la mansión, todo se arreglará.

-¿Qué vas a decir?

-Eso no te importa, sólo llévame y lo sabrás.

El rubio cambió de dirección y se fue a la mansión... cuando ya llegaron a la entrada, la puerta principal...

-Te devolveré todo, Draco- dice Harry, quien deja atrás al rubio y entra a la mansión.

FIN FLASH BACK...

Qué vueltas tiene la vida. Se debe renunciar a todo lo que una vez se quiere tener para no perder lo que tenemos. Vaya ley de intercambio, ambos quedamos con el cuerpo y las manos vacías.

-¡Despierta!- exclamó Ron y Harry abrió los ojos.

-¿Qué sucede?- pregunta mirando de un lado al otro.

-Te desmayaste- dice el pelirrojo, ayudándole a levantarse del suelo- ¿no has desayunado hoy?

-Sólo oler la leche, vomité- responde el pelinegro, de sólo el hecho de “desayunar” se le hacia un nudo en el estómago.

-Deberías ir al médico.

-No, gracias, es lo que menos quiero, voy a estar bien- camina unos pasos y se afirma del escritorio- estoy bien, déjame esa carpeta aquí, ve a tu oficina.

-Como quieras, te mantendré vigilado.

-Gracias por la confianza- dice con cierto tono sarcástico.

-Son los nuevos contratos, debes revisar el tema de los sueldos y ya sabes- dice el pelirrojo saliendo de la oficina- saldré con mi esposa hoy en la noche, muchas gracias por el apoyo.

-Mucha suerte, ahora ve a tu oficina, tranquilo- se sienta y le sonríe hasta que la puerta se cierra.

Mejor voy a leer esto, pero en otra parte.

Guarda los contratos en el portafolios y se va de la oficina, antes que llegara su secretaria y le avisara a su amigo que había volado a no sabe dónde y con el trabajo a cuestas.

Fue fácil burlar al guardia de su empresa. Era muy cuentero. Todos los días le tenía una historia diferente de cómo era su vida y el truco de los dulces de menta, nunca fallaba. Eso fue lo que hizo Harry. Le dejó unas pastillas de menta en el mesón y se fue, riendo por lo bajo.

De pronto, parecía un escolar haciendo la simarra. ¿Quién no había hecho alguna vez la simarra?... que nostalgia, de esos tiempos.

Miraba su entorno. Los árboles tenían un agradable color. Parecían fuertes y que nada podría sacarlos de su sitio.

Por un breve instante, deseaba retroceder a esos 7 días donde vivió su intenso romance con él. No podía reprimir su nombre, ni siquiera en su mente. Pensarlo, es doloroso y la máscara de falsa sonrisa, se rompe en pedazos y cualquiera puede pisotearla como un viejo aparato.

Había tantas cosas que quería preguntarle. Todavía. Era demasiado tarde. Había ganado. Ella tiene lo que él no puede tener. Un hijo, un heredero.

Tampoco contaba con el dinero suficiente. Recientemente se estaban notando los cambios por la inversión de su empresa. Una inyección de capital que debe ser devuelto en un año.

No. Ya no más. Sería demasiado surrealista seguir sufriendo por ti. Ya no más, por favor. ¿Cuántas veces más piensas destrozar mi corazón?, arrebataste mi alma de cuajo, rompiste mi cuerpo y lo volviste a armar, como si fuese un rompecabezas. Ya no hay dinero, ni inversión o inversionista. No hay nada. No hay nadie a quien debamos convencer. Vete de una vez de mi vida. No regreses nunca más.

-Surrealista, el pretender de que tú me vuelvas a atropellar- dice y cruza la calle, siendo golpeado por un vehículo.

-Potter- murmuró el rubio, tomándolo en brazos y llevándoselo del lugar.

Potter, era su voz que decía mi apellido. Debe ser mi imaginación, eso es.

Harry abre los ojos y ve a su alrededor. Esa no era su casa o algo parecido. Todo estaba tan oscuro y sólo había unas mantas, unos sillones de tapiz azul y con suerte, una cama con sábanas limpias.

-¿Dónde estoy?- pregunta notando que su frente estaba vendada, al igual que su brazo.

-No te muevas mucho, puede que tengas unas fracturas- dice el ojigris, saliendo de su sitio.

-¿Qué estás haciendo aquí?- pregunta el moreno, poniéndose a la defensiva- ¿no estabas con tu esposa?

-Estaba- responde seco- iba hacia mi oficina y para variar tu altruismo suicida hizo aparición y terminaste siendo atropellado por mí.

-¿Cómo puede ser eso posible?

-Si no anduvieras en la luna mientras estás en una maldita parada, podrías evitar todos estos problemas.

-Podrías al menos haber frenado.

-Tú podrías al menos haber cruzado cuando es correcto hacerlo, ahora me voy.

-¿Dónde estoy?

-En una casa, ¿no te das cuenta todavía?

-Gracias, pero, ¿dónde, idiota?

-No soy idiota, y esta es una casa de mi propiedad.

-Tienes un pésimo gusto.

-Está abandonada y gracias por tu halago, ahora cuídate- llega hasta la puerta- se me olvidaba, desde hoy te quedarás aquí hasta que se me dé la gana- cierra con llave, dejando al pelinegro, encerrado.

-¡Te has vuelto loco!- se levanta y llega a la puerta, golpeándola.

-Aunque dije que ése era mi lugar, lo seguirá siendo, sólo que también tendré éste- murmura el rubio, abandonando el recinto.

-¡Malfoy, abre la maldita puerta!- golpea ambos puños en la madera y queda arrodillado, impotente.

Sobre la mesa había una nota y una bolsa con víveres.

-Descansa y come, te sentirás mejor- decía.

Harry la rompe en varios pedacitos y abre la bolsa.

Había muchas frutas, verduras y lo esencial para unos días.

-Lo único que me faltaba- toma una naranja y comienza a pelarla- me muero de hambre- saca un gajo y se lo come.

-Aló- contesta Draco, quien iba manejando hacia la mansión.

-Hijo, ¿dónde estás?- dice Narcisa.

-Voy a la mansión madre, ¿qué pasa?

-Nada importante, sólo que estaba preocupada por ti.

-Gracias madre- esboza una sonrisa- tengo todo lo que quiero, no se preocupe- corta la llamada- así es, tengo mi empresa, una esposa, un hijo y a mi amante.

Continuará...
Notas finales: muchas gracias por todo, bye bye ^^

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