Capitulo doce: Momentos de verdades…
Severus y Lucius suspiraron derrotados, al saber que con eso no habían conseguido nada y que al parecer tendrían que explicar todo nuevamente; mientras que los gritos y chillidos alegres de Lily y Nagini se escuchaban por casi toda la mansión, por otro lado al pobre de Severus ya le estaba dando jaqueca de solo pensar en como se comportaría Sirius, al comprender, procesar y expulsar todo lo que debía de enterarse… y eso que aun no les confirmaban que Lord Voldemort era el padre de el mocoso Potter…
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Fueron minutos, horas… muy estresantes, llenas de preguntas, gritos y llantos, al mismo tiempo de pociones tranquilizantes y varios cafés bien cargados; así la vivieron Snape y Malfoy, cuando sus respectivas parejas se despertaron luego de sus desmayos. Lily fue quien se encargó de decirles toda la verdad desde un comienzo, en donde les explicaba que ella era el guardián de la familia Potter, que jamás murió, ya que era un fénix, que solamente había estado “dormida”, hasta que Harry llegó a la mansión de los Potter y la encontró. Les dijo que James había sido quien había gestado a Harry, que había estado muy mal, ya que su pareja no contestaba ninguna de sus cartas, tampoco había llegado el día que había prometido ir a visitarlo, también les contó que el otro padre no sabía que Harry era su hijo (hasta ahora), que pensó igual que todo el mundo, que era hijo de ella y James…
– ¿Se acuerdan cuando estábamos cursando el séptimo año? – preguntó suavemente Lily, mientras tomaba una mano de Remus y la otra de Sirius, la pelirroja estaba sentada al medio de los dos.
Ambos amigos asintieron simplemente, incapaces de volver a hablar por un rato, tratando de asumir lo que su amiga pelirroja les decía. Ambos recordaban ese año muy bien, era el último que pasarían en Hogwarts, el último en que los tres pasarían tiempo juntos, ya que pronto cada uno formaría su propio destino, aun cuando Sirius y James estaban pensando en entrar a la escuela de Aurores.
Pero ese año, aparte de querer pasar el mayor tiempo juntos, al mismo tiempo de hacer mas y mas bromas y ser casi cada día castigado, también había sido un año, en donde James había estado muy extraño por decirlo de alguna forma, ellos pensaron que se debía a que James estaba enamorado de Lily y por eso estaba mas moderado en varios sentidos, pero había sido muy extraño aun así, como por ejemplo, no salía mas con chicas o chicos, se le veía aun mas distraído en clases, sobre todo en pociones, se escapaba en las noches y se llevaba el mapa y la capa; Sirius y Remus, habían querido averiguar que es lo que hacia su amigo, pero nunca habían podido descubrirle…
Ahora ambos amigos, se preguntaban si eso tenía que ver con la verdadera pareja de James, ¿sería acaso un alumno de Hogwarts? ¿Exactamente quien? Pero en sus mentes, no podían hallar quien podría haber sido el otro padre de Harry…
– Yo era la única que sabía quién era su “novio” – dijo lo ultimo con una mueca disconforme la pelirroja – quiero dejar en claro, que nunca me gustó para James – remarcó a Sirius y a Remus.
– Pero… ¿Por qué James no confió en nosotros? – preguntó algo dolido el castaño.
– Era de Slytherin, ¿cierto? – fue la pregunta de Sirius.
Lily dudó un momento antes de contestar a Sirius – Sí, lo era, pero su relación era más complicada, estaba prohibida… – término de decir, mirando hacia Remus, sabiendo que él seria el primero en captar la idea.
Sirius se preguntaba si Lily se refería a que la relación de James era prohibida por el simple hecho de que era un estudiante de Slytherin; cosa que no cuadraba ya que él andaba con Sev en ese entonces y tanto James como Remus lo sabían, además que el castaño andaba con Lucius; pero las divagaciones del animago se detuvieron abruptamente cuando su amigo licántropo hablo…
–Era un profesor – afirmó Remus.
– ¿¡Qué!? Pero… – saltó Sirius, sin poder entender tal atrocidad proveniente del castaño ¿en qué estaba pensando Remus? Era imposible que su amigo James pudiera salir con un profesor, todos eran unos viejos sin contar otro que era fantasma…
–En realidad… –empezó a decir Lily, sacando a Sirius nuevamente de sus divagaciones– era un ayudante. – terminó de decir la pelirroja.
–Ayudante…–susurró con asombro el castaño, abriendo enormemente sus ojos dorados, al recordar aquel ayudante de su época de colegio.
– ¿Qué? – volvió a preguntar el animago – pero… si el único ayudante decente, que a estado en Hogwarts, a sido ese frío, insensible, desgra… oh… – jadeó al entender, por fin quien había sido la verdadera pareja de su mejor amigo; un gran logro proveniente de la mente de Sirius, que en este caso, no necesito ningún zape en la cabeza, para que entendiera.
–El ayudante de pociones – termino de decir por fin Remus.
–Sí, – afirmo Lily – Tom Riddle… – pronunciós su nombre algo molesta.
–O mejor conocido… – dijo una voz desde la puerta.
Todos miraron hacia el origen de aquella voz, encontrando a un hombre atractivo, de cabellos negros e increíbles ojos verdes, estaba recargado en el marco de la puerta, con sus brazos cruzados sobre su pecho, una sonrisa burlesca estaba formada en sus delgados labios; Remus y Sirius, le miraban fijamente, sabiendo que aquel rostro les hacia familiar, pero no recordaban de que…
–…como Lord Voldemort – terminó la oración, con una macabra sonrisa.
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Un pedazo de madera, que tenia un gran parecido, con una pata de alguna mesa o silla, voló literalmente por la habitación, rompiéndose en mil pedazos cuando choco violentamente contra la pared de piedra; las ventanas estaban cerradas y las cortinas estaban rotas, como si alguien las hubiera tirado con toda su furia, haciendo que la tela se estirara hasta que se desgarraran uniformemente, el vidrio tiritaba violentamente, y lo inevitable ocurrió, los vidrios se esparcieron por todos lados, cayendo al suelo en pequeños trozos; unos jarrones de porcelana, algunos cuadros y varios objetos más levitaban por toda la estancia, chocando entre sí, las cosas se movían frenéticamente, todo era un caos… En medio de todo, se encontraba una persona, un chico que lo rodeaba un aura oscura, sus mejillas pálidas dejaban ver las lágrimas de rabia…
Naito miraba con impotencia a su amo Harry, este estaba completamente furioso y no había nada que él pudiera hacer para calmar al azabache; como le había dicho su madre, debía dejar que Harry dejara salir toda su rabia; mordió su labio inferior fuertemente, al escuchar el grito de rabia y dolor que había dejado salir el azabache, sus ojos celestes se aguaron un poco, pero no dejó que ninguna lagrima cayera, sabía que debía ser fuerte para consolar a su señor; y mientras miraba como Harry descargaba su ira, Naito maldecía una y otra vez, a ese maldito de Malfoy hijo, jurando interiormente, que no dejaría que se acercara a Harry nunca más…
Flash Black.
Harry había sido llamado por su padre y Naito se había trasformado en serpiente para ir con él, ya que aún no le era permitido presentarse ante los otros “invitados” con su forma humana.
Tom le dijo a Harry, que el pulgoso de su padrino y el hombre lobo, sabían cierta parte de la verdad y que era momento de que él les dijera todo. Aunque Harry tenía sus dudas, estuvo de acuerdo en que Tom se encargara de decirles todo; su padre le dijo que estuviera listo para cuando le llamara, ya que era más que seguro que Black y Lupin no aceptarían nada, a menos que Harry se presentara y les confirmara toda la verdad.
Estaban ya fuera del despacho; Tom sabía que su hijo estaba algo temeroso, por cómo reaccionarían esos dos; así que en su momento de espontaneidad paternal, atrajo a su hijo con sus brazos, en un efímero abrazo, que extrañamente Harry también correspondió. Era extraño para ambos esas demostraciones de afecto, pero con el tiempo, la incomodidad de estar tan juntos, se iba apaciguando; ahora simplemente, era algo más llevadero y por qué no decirlo… se sentía bien.
Tom vio de reojo, al hijo de Lucius y con una leve sonrisa sarcástica, besó la frente de su hijo, antes de soltarlo y encerrarse nuevamente en su despacho; Harry no pudo evitar sonrojarse, aun no se acostumbraba aquellas manifestaciones, ni con su padre ni con nadie en realidad, después de todo, su infancia no estaba llena de mucho afecto físico, aunque mejor dicho de ninguna clase de afecto.
El azabache iba distraídamente caminando, mientras sentía como Naito, se enrollaba mejor por su pecho escondido bajo su ropa. Iba doblando la esquina, cuando sintió como alguien le agarraba del brazo y lo estampaba contra la pared; había arqueado su espalda, para que Naito no se golpeara. Levantó su enfadada mirada verde, hacia quien lo había arrinconado, encontrándose con una fría mirada gris.
Naito deseaba salir y morder a quien había lastimado a su señor, pero por la posición le era imposible, su cabeza había quedado atrapada entre el costado izquierdo del cuerpo de Harry y la pared.
– Mira a quien tenemos aquí – arrastró las palabras, con su tono de voz mordaz, sonriendo socarronamente y sus fríos ojos grises fijos en los verdes del azabache.
– Malfoy – jadeó asombrado el azabache, al ver a su agresor, no podía evitar el contacto visual por lo cerca que estaba el rubio, pero no era sólo por eso, sino también, por aquella intensa mirada gris, que inexplicablemente le apretujaba el corazón, al ver la gama de sentimientos que bullían en ese mar grisáceo; dolor, angustia, ¿traición?
–El mismo – dijo con sorna, apretando más el agarre que tenía en ambos brazos del azabache – ¿Quién diría que el escondite del maldito-niño-que-vivió era la guarida del mismísimo Señor Tenebroso? – lo dijo con tanto odio y desdén, que dejo mudo al pobre Gryffindor.
– ¿Qué...? – Harry quería saber a qué venia todo ese asunto, no entendía aquel resentimiento que trasmitía con sus duras palabra. La última vez que se habían visto, en Grimmauld Place, habían quedado en buenos términos o eso es lo que había creído él. Él había tenido la idiota idea, de que quizás el rubio Slytherin, sintiera algo por él, ese beso… había significado mucho para él…
– Así que te has convertido en la puta del Lord – le espeto cruel y fríamente, aferrando dolorosamente sus dedos en los brazos del azabache – como siempre queriendo llamar la atención – siguió hablando el rubio, descargando todo su dolor y rabia, sin percatarse del daño que le estaba causando al Gryffindor – mientras todos estaban preocupados por ti, tú estabas revolcándote con él – susurro con odio, acercándose a su rostro, sus intensos ojos grises, fijos en aquellos labios que le llamaban mudamente a ser besados.
El rubio acortó toda distancia, abriéndose paso aquellos delicados labios, que se dejaban lastimar mudamente; era un beso brusco, lleno de odio y dolor; ahí no había delicadeza, pasión o siquiera consideración por el otro… ese no era un beso de cariño, respeto y devoción; los dientes mordían, su lengua torturaba aquella cavidad y el oxígeno se iba agotando desesperadamente…
– Eres despreciable… – le escupió por último el Slytherin, antes de soltar al moreno e irse hacia la dirección contraria en la que Harry iba antes de ser apresado por el rubio.
Harry se quedó allí, como una estatua, mirando por donde se había ido el rubio, sin darse cuenta sus ojos derramaban amargas lágrimas…
Fin Flash Back.
Harry seguía en aquella oscuridad, recordando una y otra vez, las palabras, la mirada tan intensa, que había desgarrado su corazón. Se maldecía internamente, una y otra vez, por haber desarrollado aquellos sentimientos por ese…
Naito ya no estaba muy seguro de dejar así a Harry, al parecer el poder de su amo, parecía inagotable y cada vez era más destructivo…
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Hace algunos minutos, que los dos últimos merodeadores, habían procesado la información y a la vez, saliendo de su shock, al entender la verdad. Sirius llevaba más de veinte minutos gritando e insultando a todos alrededor, Severus traba de controlarlo, pero le era difícil, teniendo en cuenta que el último de los Black, tenía una constitución física mayor que la suya.
Por otro lado, Remus dejaba salir sus lágrimas sin control, quizás por las hormonas de su embarazo, Lucius le sujetaba su mano firmemente, con su otro brazo abrazándolo por los hombros; el castaño estaba con sus emociones a mil, su respiración era algo errática y al parecer con la presión alta. Lucius estaba realmente preocupado por él; pero Lily calmaba con un poco de su magia a Remus, tratando así que no le afectara en nada al bebe, lo inestable - emocionalmente - que se encontraba Remus.
Tom simplemente miraba divertido y con algo de fastidio a esos dos, no es que le importara mucho lo que pensaran o sintieran con lo que era la realidad; sino más bien pensaba, en lo que seguramente sentiría Harry y James, si esos dos los despreciaban…
– ¡MALDITO BASTARDO! ¡APROVECHADOR! ¡CORRUPTO! ¡MALDITO DESGRACIADO! ¡MENTIROSO! – Le gritaba como un energúmeno al más temido mago de la historia – ¡JAMÁS PODRÁS ACERCARTE A HARRY! – rugió el azabache.
– Escúchame muy bien Black… – siseó enojado Tom, acercándose al mencionado, con sus ojos furiosos, pasando de verde a rojo, sus pasos firmes y lentos, dejando fluir su oscura aura mágica.
Sirius se había quedado completamente en silencio, aunque sus ojos azules eran desafiantes, podía sentir el poder de aquel mago que estaba frente suyo y si quería seguir con su hermosa humanidad intacta, era mejor mantenerse bien calladito.
– Te lo diré una sola vez – su voz era baja, pero claramente amenazante – no me interesa tu opinión, ni lo que pienses, por mi… podrías irte al demonio y no me interesaría, pero James está vivo, en algún lugar y tanto él como Harry los aprecian, esa es la única razón de que USTEDES… – mirando hacia el castaño, para luego volver sus ojos verdes hacia los azules del azabache – sepan la verdad, de que estén aquí, será mejor que se comporte sino quiere que lo eche a punta de varita – siseó molesto – aun cuando Harry se oponga… – dijo lo último, antes de alejarse del animago – verán a MI hijo, cuando estén más tranquilos – les indicó, antes de salir de la habitación.
Sirius sintió como Severus le tomaba la mano, aprentandola fuertemente, mientras que Remus, era abrazado fuertemente por Lucius; Lily miraba con algo de tristeza el estado de esos dos…
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Tom iba tranquilamente camino hacia la habitación de su hijo, para decirle que era mejor, que mañana fuera a ver a ese pulgoso de Black y al licántropo embarazado. Pero algo le detuvo en su andar, era claramente una manifestación de magia; mucha magia que estaba descontrolada, la podía reconocer inmediatamente, así que volvió a caminar rápidamente, hacia dónde provenía aquel poder, la misma dirección en la que él iba de antemano.
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Draco estaba sumido en su propio mundo, reprochándose una y otra vez, por lo cruel que había sido con Harry, pero no lo había podido evitar, los celos, el miedo, la incertidumbre… todo se había confabulado para traicionarlo y actuar de esa forma frente al azabache, aunque… tampoco se arrepentía, porque él estaba seguro que Harry y El señor Tenebroso tenían algo, sino… ¿Cómo se explicaba que el mago oscuro más malvado y sin corazón, besara de esa forma a su acérrimo enemigo?
Tanto Theo, Pansy y Blaise, miraban distraídamente hacia su amigo rubio, que despedía una aura deprimente y abatida, pero los tres sabían, que no era el momento de hablar con su líder, sino cuando estuviera más calmado.
Estaban los cuatro en la sala de sus habitaciones, cuando sintieron aquella magia expandirse por toda la mansión; los cuatro se levantaron rápidamente y se miraron entre sí, antes de que Draco asintiera y todos salieran, para ir en busca del origen de aquella magia.
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Sirius y Remus, trataban de asimilar todo con calma, aun cuando las cosas que se habían enterado, eran completamente surrealistas, tan descabelladas, pero eran cruelmente verdaderas, una de las pruebas, era tener a su amiga Lily junto a ellos.
El silencio de la habitación era tenso e incómodo, pero nadie tuvo que hablar para desaminar aquella atmósfera, ya que una gran cantidad de magia, les llegó de lleno. Todos se pararon bruscamente y salieron de la habitación, para ir en busca de aquel poder.
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Cuando Tom abrió la puerta de la habitación de su hijo, quedó completamente en shock por lo que sus ojos veían, sin poder llegar a creérselo…
Continuará…