Capitulo ocho: Guardián y Protectores…
Severus y Lucius no pudieron evitar seguir mirando fijamente por la puerta en que había salido el Gryffindor, ambos estaban de acuerdo mudamente en que definitivamente, Harry Potter era hijo de Tom Riddle, ambos cuando se enojaban podían llegar a producir escalofríos…
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Harry estaba entrenando junto a Lucius, un duelo muy duro, ambos daban lo mejor de si, y Malfoy debía reconocer que el mocoso lo estaba poniendo a prueba, tenía mucho poder y aprendía rápido, aun le faltaba control de su magia, pero eso sólo se ganaba con el paso del tiempo, la experiencia.
El Gryffindor estaba algo ansioso, ya que pronto tendría que volver a Hogwarts y no sabía que es lo que podría estar esperándolo; tenía miedo de que sus amigos en realidad solo fueran manipuladores como Dumbledore, que todo era una farsa; que Sirius y Remus jamás lo hubieran querido y su preocupación por él fuera una mentira; aunque Malfoy y Snape le habían asegurado que no era así, que ellos no sabían nada de las manipulaciones de Dumbledore, que creían ciegamente en el. Eso era lo que más temía, que no le creyeran, que pensaran que era un traidor y que le odiaran.
Fue por estar mortificándose en aquellos pensamientos, que se desconcentró y Lucius le mandó un hechizo de levitación y expulsión, tirándolo hacia una de las paredes; pudo reaccionar a tiempo y utilizo su magia para aplacar el golpe, aunque aun así su reacción fue muy lenta e igual le dolió el golpe, sobre todo en el hombro izquierdo.
– Debes estar siempre concentrado en la batalla, ese pequeño desliz, puede causarte la muerte – le habló fríamente el rubio Malfoy.
Harry le miró, ya sin odio ni rencor, la convivencia le había hecho respetar al hombre, se trataban con respeto, aun no llegaban a la confianza de tutearse.
– Lo dejaremos hasta aquí, en veinte minutos tienes clases con Severus, no te atrases, sabes cómo se pone cuando son impuntuales – le advirtió, saliendo de la habitación tranquilamente.
Harry se dejó caer en el suelo, apoyando su espalda en la pared, fría y húmeda, suspiró cansado, cerró los ojos y poco a poco fue relajando sus músculos estaba un poco agotado, su respiración era tranquila y suave, dejándose llevar por el silencio de las mazmorras.
– ¿Harry quieres un jugo? – llegó al azabache una voz que era suave y tranquila.
El Gryffindor abrió sus ojos y sonrió suavemente, fijando su mirada hacia el chico que se encontraba a poca distancia de él con un vaso de jugo. El chico era más o menos de su porte, quizás un poco más alto, de piel pálida y cabello bien corto atrás con dos mechas largas delante de color blanco y con unos impresionantes ojos celestes bien claros, vestía a lo muggle, al estilo gótico, un pantalón algo negro con cadenas en el lado derecho, una polera sencilla de mangas cortas, algo holgada, pero no tan exageradamente como las que llevaba Harry cuando estaba con los Dursley.
–Sí estaría bien – le sonrió al chico y este le devolvió una leve sonrisa.
Flash Back
Había salido refunfuñando de la sala, con el ceño fruncido y con los brazos cruzados, luego de un par de pasos, se detuvo abruptamente y suspiro hondamente, antes de volver a su marcha, hacia el patio, donde lo esperaban Lily y Nagini. Pero cuando dio un paso, escucho como algunas voces se percibían desde lo lejos, había olvidado que algunos mortífagos andaban rondando en la mansión; es que estaba acostumbrado a caminar, por la zona en donde los mortífagos tenían prohibido entrar, pero para llegar al patio tenía que caminar por los pasillos por donde transitaban libremente los seguidores de Tom. Con un suspiro frustrado, extendió su mano y luego susurro en parsel…
- "Muéstrate ante mi…" -
Después de decir aquellas palabras una capa negra y una máscara blanca con una esmeralda redonda en el centro de la parte de la frente, se materializó en sus manos; rápidamente se colocó la capa y la máscara, segundos antes de que dos mortífagos pasaran a su lado e inclinaran su cabeza, en señal de respeto.
Lord Voldemort les había comunicado, que había tomado a un aprendiz y que debían tenerle respeto y no meterse con él; algo que por una parte a Harry le molestaba y por otra lo agradecía; así podía caminar por toda la mansión sin ser fastidiado.
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Cuando salió de la mansión el sol lastimó un poco los ojos así que los entrecerró, esperando que se acostumbraran a la molesta luz del sol, miraba por el lugar para encontrar a Lily y Nagini…
- "Harry cariño, ven…"
Harry miro hacia su izquierda, en la sombra de un enorme árbol estaban paradas una al lado de la otra, la pelirroja y la de cabellera blanca, la ultima agitándole la mano…
El azabache suspiro audiblemente, diciéndose mentalmente, que ese día había suspirado demasiado; sabía que Nagini le hablaba en parsel, ya que no le podía llamar por su nombre, si es que no quería alertar a los mortífagos, aunque en ese momento no había ninguno a la vista, era mejor prevenir que lamentar una muerte misteriosa…
Se acercó a ella completamente curioso de lo que querían de él, entre esas dos, uno tenía que andar con cuidado; pero las siguió obedientemente, hacia la profundidad del bosque, que había en la mansión; la curiosidad podía más que cualquier cosa, era un Gryffindor después de todo.
Llegaron a un claro, deteniéndose en el centro.
–Puedes sacarte la capa – le habló Lily.
Harry obedeció rápidamente, sacándose la capa y la máscara, colocándola en la mano - "Desaparece" - siseó Harry y la ropa desapareció.
Ese había sido un hechizo sin varita que le había enseñado Tom; con el parsel la magia se hacía más fácil de manipular y manejar a su voluntad; es por eso que cuando quería algo y a su vez materializarlo delante suyo, sin tener que ir a buscarlo, apuntar con la varita o estaba muy lejos del alcance de la varita, solo tenía que pensar en el objeto y donde se encontraba con exactitud, estirar la mano y “llamarlo” y para luego volver a dejarlo donde estaba solo debía “devolverlo” mentalizando nuevamente el lugar donde se encontraba con anterioridad; un muy buen hechizo, en definitiva era como un accio, pero con mas alcance.
–Harry, quiero que conozcas a alguien – le hablo seriamente Nagini.
–No te preocupes – le dijo Lily al ver la cara de preocupación que puso el azabache –, es alguien que siempre estará contigo – le aclaró.
–Ya está por llegar – susurró la mujer-serpiente, hablando mas para ella que para los demás.
Y después de decir aquellas palabras, un chico apareció enfrente de ellos, era un poco más alto que Harry, de piel extremadamente pálida, ojos celeste claro, cabello blanco corto atrás y largo adelante, vestía completamente de negro, unos pantalones con botas, una polera con una calavera blanca en el pecho y una chaqueta con bolsillos en los brazos, llevaba unas muñequeras negras con tres cadenas cortas y una cadena con una esmeralda redonda.
–Te dije que vinieras bien vestido – regañó Nagini al chico que había aparecido.
–Pero má…–dijo haciendo un puchero – si estoy bien vestido, mira…–giró para que la mujer le viera –; me veo muy guapo –siguió diciendo.
Nagini le miro ceñuda –Eres imposible, ven aquí mocoso y abraza a tu madre –le contestó sonriendo y extendiendo sus brazos.
El chico casi la botó al suelo, ya que se le había prácticamente tirado encima, abrazándola asfixiantemente, mientras que Nagini no se quedaba atrás.
–Ya conoces a Lily… –le dijo cuando se separaron.
–Síp~. Es un placer volverla a ver señora –le dijo caballerosamente, pero con exageración.
– ¡Hey mocoso que no soy señora!– le retó, agarrándolo en un abrazo apretado, revolviéndole sus cabellos blancos.
Nagini tomó de los brazos a su hijo y lo colocó delante de un sorprendido Harry – Naito, él es tu protegido – le dijo seriamente su madre – Harry… –le llamó para que saliera de su asombro – él es Naito tu guardián.
Harry quedó con la boca completamente abierta.
Fin Flash Back
Y desde ese momento Harry se había enterado, que en las familiar más antiguas de pura sangre, todavía se conservaba aquel pacto que se hacía con seres mágico, para la protección de sus herederos. Como era James quien dio a luz a Harry, era el otro padre quien tenía que dar protección a su hijo primogénito, ya después si había más hijos en la familia, se iba turnando con quien entregaba protección. Lily y Nagini eran las guardianas de la familia, protegiendo a los hijos hasta que tuvieran siete años, que era cuando se le daba a conocer al hijo su propio guardián.
Naito tenía una sonrisa enorme en su rostro, claramente de diversión, no pudiendo seguir con su pose “seria” y tranquila. Le gritó a Harry.
– ¡Mí querido Rry!– chillo Naito, dejando los vasos con jugo, tirándose encima del azabache
Harry sonrió mientras sentía como el de cabellera blanca, le abrazaba asfixiantemente, y se frotaba su mejilla con la del azabache.
–Naito me asfixias –le dio a conocer su actual dificultad por obtener aire.
–Je, je, je... ¡Lo siento!– se disculpó aunque en realidad no lo sentía mucho, porque aún seguía abrazado al azabache.
–Párate, tengo clases con Snape – le habló.
–Ok~ – dijo desganado – pero voy contigo – anunció, mientras su cuerpo se transformaba, hasta quedar en una hermosa serpiente verde, del tamaño justo, como para enredarse en la cintura del azabache, pasar por su espalda y colocar su cabeza en su hombro.
- "Porque sospecho que hiciste algo, que hará enojar a Nagini" - susurró divertido el azabache.
- "¿¡Yo!? ¡Cómo crees!" - le habló la serpiente, en tono burlón.
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El azabache recién salía de la clase de Severus, estaba algo tenso, eso de andar haciendo pociones con su “queridísimo” profesor, no era para nada relajante, le ponía de los pelos, cuando le hablaba, le retaba, le miraba fijamente sin motivos, ¿acaso el tipo no entendía que con hacer todo eso, no lo dejaba realizar una poción correctamente? Porque Harry había descubierto que era bueno en pociones, no tanto como Malfoy o Hermione, pero si lo hacía mejor que cuando lo hacía en clases, y era todo por causa de Snape, aquella amenazadora, forma de “enseñarle” solo causaba que se pusiera nervioso y no efectuara bien la poción.
–Harry.
El azabache se dio media, Naito estaba medio dormido, sólo abrió uno de sus ojos celeste, al escuchar una voz.
–Necesito comunicarte algo, espérame en la biblioteca – le dijo Tom, sin detenerse, entrando a la habitación en donde Severus se encontraba.
Harry levantó sus hombros de forma despreocupada, mientras se encaminaba hacia la biblioteca.
- "¿Qué te dijo? " -
- "Que fuera hacia la biblioteca, que quería decirme algo" -
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Harry estaba entretenido en uno de los sillones leyendo animado un libro acerca de rituales antiguos, mientras Naito seguía como serpiente, durmiendo plácidamente enrollado en las piernas de su protegido. Al poco rato después, entraron Lucius Malfoy y Severus Snape, saludaron al chico con un cabeceo, que le respondió el menor, mientras ambos adultos se sentaron en unos sillones, siguiendo su plática. Después de unos minutos, llego Tom junto a Lily y Nagini, esta ultima fulminó con su mirada a la serpiente que estaba enrollada sobre el azabache, Naito había despertado y su mirada enfocaba cualquier cosa, menos a su madre, la pelirroja solo sonreía divertida, Harry anoto mentalmente, el preguntarle a Lily, que es lo que había hecho esta vez Naito, para hacer enojar nuevamente a su madre.
–Bueno ya que estamos todos reunidos – comenzó a hablar Tom, haciendo que las otras conversaciones se detuvieran y le pusieran atención –. Habrá un ataque, algunos “magos” no identificados, que se harán pasar por mortífagos, atacara un poblado muggle, ya algunos mortífagos estaban avisados, para que estén preparados para ir a la batalla, en esta circunstancia daré la oportunidad a mortífagos nuevos para que demuestren su potencial – hablo seriamente Tom, mirando fijamente a Harry.
– ¿Quieres que yo vaya? – dijo seriamente Harry
Naito se había transformado en su forma humana, cuando el señor Riddle comenzó a hablar, ya que no entendía lo que decían y estaba seguro que aquella plática era importante, sentándose al lado de su protegido.
–Sí, pero no irás desprotegido – habló solemnemente, mirando ceñudo a su hijo, sabiendo que aun seguía siendo imprudente – habrán mortífagos quienes tendrán la orden de cuidarte
Harry bufó molesto, retándole con su mirada verde, con la misma intensidad en que Tom le miraba – No soy un idiota, sé cuidarme solo – le refutó.
Tom no le hizo caso, no iba a tener una estúpida conversación con Harry, por lo idiota e impetuoso de su comportamiento Gryffindor.
–Naito…– se dirigió seriamente al hijo de su protectora –. Tú no irás – el chico iba a reclamar pero por la mirada seria del Lord se quedo calladito –, no quiero que te vean por ahora – dijo simplemente.
– ¿Y quiénes serán los que me cuidaran? – dijo ácidamente la última palabra, resignado a que Tom no iba a cambiar de opinión.
Tom sonrió sardónicamente, dándole una mala espina a Harry, sabiendo que aquello no le iba a gustar para nada.
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Harry tenía la boca completamente abierta y sus ojos estaba seguro que casi se salían de sus cuencas, al ver la imagen que se presenciaba delante suyo; si no tuviera la máscara puesta, estaba seguro que Tom se burlaría de el…
Frente a Harry Potter, estaban en fila los mortífagos que cuidarían del “aprendiz” del Señor Oscuro, quienes eran nada más y nada menos que; Draco Malfoy, Theodore Nott, Blaise Zabini y Pansy Parkinson.
Harry estaba seguro que le iba a dar un soponcio, además no podía evitar mirar fijamente aquellos ojos grises que tanto le atraían, aunque este no supiera quién era el que se escondía tras esa mascara blanca con una esmeralda en la frente.
Continuara…
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