Capítulo 2: Una confesión inesperada
- ¿Qué ha pasado?- preguntaba Carlisle entrando por la puerta de la habitación acompañado por Edward.
- Se ha toma todas las pastillas del frasco.- contestó Leah, mientras se le quebraba la voz y era reemplazada por Edward.- Estaba casi entero… Mamá sólo se tomó algunas después de la muerte de papá…
- Bien. Traedme un cubo o una cubeta vacíos. Y una manguera estrecha pero larga.- decía mientras sacaba sus utensilios del maletín.
Sam salió corriendo de la habitación en busca de lo que Carlisle le había pedido y volvió tan rápidamente como le fue posible.
Cuando entró de nuevo en la habitación, Carlisle finalizaba de ponerle una inyección.
- Esto es para contrarrestar los efectos de las pastillas.- Explicó, mientras le pedía los utensilios a Sam.
Gracias a la inyección que hacía efecto muy rápidamente y a la reanimación de Edward, los pulmones volvieron a trabajar por sí solos. En ese instante Crlisle empezó a introducir la manguera por la garganta de Seth, mientras Edward y Jacob lo sujetaban fuertemente para evitar que éste se moviera. Una vez introducida hasta el estomago, con un chisme que sacó de su maletín hizo que el contenido del estómago de Seth empezara a salir por la manguera y se derramara dentro del cubo.
Cuando por fin salió la última gota del contenido del estómago salió, Carlisle retiró la manguera con cuidado, para no dañar en exceso la garganta y volvió a inyectarle algo.
- Hay que llevarlo al hospital inmediatamente.- dijo Carlisle.- Tranquilos, ya está fuera de peligro, pero quiero hacerle un par de pruebas para asegurarme.
Edgar cogió a Seth en brazos y se dirigió hacia la salida. Sam ya se encontraba al lado del coche y sujetaba la puerta para que Edward pudiera introducir al enfermo. Acto seguido, Edward y Carlisle subieron al coche y condujeron camino hacia el hospital.
Leah y Sue cogieron rápidamente todo lo que necesitaban y se subieron al coche para ir al hospital, acompañadas en todo momento por Sam y Jacob.
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Una vez en el hospital, Carlisle realizó todas las pruebas que le parecieron necesarias y dictaminó que lo mejor era que Seth quedara ingresado durante unos días.
Una vez instalado en la habitación que ocuparía, Sue y los demás entraron a verle. Se le veía pálido y cansado, pero al menos estaba vivo.
- ¿Por qué habrá hecho una cosa como esta?- decía Sue entre lágrimas.- Si le pasaba algo podría habérmelo contado… sniff sniff. Le hubiera ayudado en todo lo que fuera necesario… sniff sniff.
- No lo sé Sue, pero hay algo que le preocupaba mucho.- le contestó Jacob.- Nosotros fuimos a verle ayer por la noche para hablar con él. Ha estado saltándose los turnos de guardia y queríamos saber por qué. Pero lo único que conseguimos fue que se pusiera a llorar. Lo siento mucho Sue, fue culpa nuestra, debimos habernos quedado y haber insistido.
- No, Jacob. No fue vuestra culpa.- le dijo Sue, mientras le cogía la mano.- Lo único que podemos hacer es esperar que despierte y preguntarle a él.
Leah se había mantenido callada hasta ese momento, pero no podía más. No se iba a quedar de brazos cruzados esperando.
- No estoy de acuerdo.- dijo entonces.- Iré a casa y pondré la habitación de Seth patas arriba y no pararé hasta encontrar el motivo por el cual hizo esto. A demás, nada nos asegura que nos explique por qué o qué lo que diga sea la verdad.
Dicho esto, salió de la habitación sin hacer ruido y se dirigió a su coche. Cuando estaba llegando a él, Sam y Jacob la interceptaron y le pidieron que les dejara ir con ella, que le echarían una mano.
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Charlie Swan caminaba tan rápido como podía por los pasillos del hospital, hacía 20 minutos que había recibido una llamada de Bella diciéndole que le había pasado algo a Seth y que le habían llevado al hospital. Cuando llegó frente a la habitación que le habían dicho que Seth ocupaba llamó a la puerta y espero.
- Adelante.- se oyó la débil voz de Sue.
Charlie entró en la habitación y se acercó a Sue. Sue se encontraba sentada en una silla al lado de la cama de Seth mientras le cogía de la mano. Se acercó lentamente hasta donde se encontraba ella mientras cogía un taburete que había por allí y se sentaba a su lado.
- Hola Sue. ¿Qué ha ocurrido? Bella me ha llamado y me ha dicho que Seth estaba en el hospital.- preguntó Charlie con cuidado.
- Seth… Intentó suicidarse.- respondió mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas otra vez.
Charlie se quedó mudo de la impresión y no fue capaz de reaccionar hasta unos minutos después.
-¿Qué Seth ha intentado suicidarse? ¿Pero por qué?- dijo consternado.
- No lo sé, Charlie. Leah, Sam y Jacob han ido a casa. Leah ha dicho que va a rebuscar por todo el cuarto de Seth para ver si encuentran el motivo, que no pensaba quedarse de brazos cruzados y esperar a que Seth despertara, porque aún y así no podríamos estar seguros de que no nos mienta.
- Tranquila, se pondrá bien. Ya ha pasado el peligro.- intentó tranquilizarla y consolarla.
Charlie sentía un gran afecto por Sue, después de todo se conocían desde hacía muchísimo tiempo y era la esposa de su mejor amigo. Desde que Bella se había casado con Edward, Sue había estado yendo a su casa a visitarle y le preparaba la comida, según ella no se fiaba de que pudiera sobrevivir por sí solo con lo mal que cocinaba. Sin darse cuenta ese afecto y cariño que sentía por ella se había ido haciendo cada vez mayor y, por primera vez desde que Renee le dejó, empezó a sentir algo por otra mujer. Le había llevado meses aceptar ese hecho, aceptar que estaba enamorándose de Sue, ya que, al fin y al cabo, había sido la esposa de su difunto amigo. Por otra parte, tenía miedo de echar a perder la relación que tenían si decía algo al respecto, pero ver a Sue tan mal hizo que todas sus reservas desaparecieran.
- ¿Estás mejor?- preguntó Charlie, mientras observaba como Sue se secaba las lágrimas, ya más tranquila.
- Sí, muchas gracias por venir Charlie.
- No tienes que dármelas. Siempre que me necesites estaré allí para ayudarte y darte mi apoyo.-hizo una pausa para tomar aliento y continuó.- La verdad es, que después de todo lo que has estado haciendo por mí estos últimos meses, he empezado a sentir un gran afecto hacia ti, un afecto mucho mayor del que te tenía antes y me he dado cuenta de que me gustaría poder estar a tu lado por el resto de mi vida. No me había sentido así desde que me enamoré de Renee. Sé que esto es muy precipitado, pero Seth y Leah son como hijos para mí. Los he visto crecer desde que eran recién nacidos. Los aprecio muchísimo y no deseo que les ocurra nada malo. Y, si tú me lo permites, me encantaría poder estar a tu lado y ayudarte a cuidarles. Por supuesto, no tengo la más mínima intención de ocupar el lugar de su padre, ese siempre será el lugar de Harry. Pero me gustaría ayudarles en todo lo que me sea posible.
- Charlie…- Sue no podía dar crédito a lo que estaba escuchando, no creía posible que Charlie la quisiera tanto, porque sabía lo mucho que Renee significaba para él. Pero allí estaba Charlie, un poco avergonzado, intentando declarársele. Eso la conmovió. En verdad apreciaba ese acto, sentía que en ese momento necesitaba el apoyo incondicional de alguien si no quería quebrarse en pedazos. De sobra sabía que Charlie apreciaba a Seth y Leah, le había visto jugar con ellos montones de veces, pero que le dijera eso…- ¡Muchas gracias Charlie! Saber que sientes eso por mí y por mis hijos, me hace sentir muy feliz.- hizo una pausa y continuó.- Me ayudaste mucho cuando Harry murió y nunca podré olvidarlo. Poco a poco, he ido sintiéndome muy bien a tu lado, incluso he llegado a sentirme tranquila y en paz. Cuando Bella dejó tu casa, se te veía bastante tristón y quise ayudarte como hiciste tú cuando Harry murió; pero nunca se me pasó por la cabeza que podría llegar a quererte tanto.- dijo con una sonriso en los labios y los ojos brillantes.- Yo también te quiero Charlie.
Charlie no estaba seguro de haber escuchado bien. ¿En serio Sue le estaba diciendo que le quería igual que él a ella? Sí, eso había dicho, pero se sentía tan irreal… Un pequeño roce en los labios le devolvió a la realidad. Sue se había acercado un poco y le estaba besando levemente. Cuando volvió en sí, subió sus manos para poder acariciar el rostro de Sue y volver el beso un poco más apasionado. Instantes después se separaron y se miraron a los ojos sonriéndose mutuamente.
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En casa de los Clearwater, Leah y los demás rebuscaban como locos entre las pertenencias de Seth. Habían encontrado la nota que escribió la noche anterior, pero Seth no daba ninguna explicación para lo ocurrido, simplemente les pedía perdón por lo que iba a hacer. Eso les había hecho desesperarse y pensar que no conseguirían absolutamente nada.
- ¡¡Dios mío!! ¡¿Pero qué es esto?!- Chilló Jacob.
Leah y Sam dejaron lo que estaban haciendo y se dirigieron hacia donde estaba Jacob, en el escritorio mirando los archivos del ordenador. Sí, a nadie se le había ocurrido mirar allí, hasta que Jacob decidió probar a mirar, sólo por si acaso, y lo que había descubierto lo había dejado en estado de shock.
- ¿Qué pasa Jacob?- preguntó Leah.
- No es algo que una dama deba ver…- comenzó Jacob, pero no llegó a tiempo, Leah estaba mirando la pantalla y no daba crédito a lo que veía.
La reacción de Sam no fue nada diferente y casi se le salían los ojos de sus órbitas.
- Pero esto…- no fue capaz de decir nada más…