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Mi Camino Hasta Ti por Sumeri Raion

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Notas del capitulo: ¡Hola!

¡Siento haberos hecho esperar tanto! Pero es que no tenía ni pizca de inspiración. No sabía por donde seguir. Pero ahora más o menos se por donde tirar.

Espero que os guste este capítulo. La verdad es que me da miedo que no vaya a gustaros... por lo que agradecería que me dejarais algún comentario explicando que os a parecido o si lo he hecho muy mal...

Bueno, sin más espera, aquí tenéis el capítulo siguiente de esta historia.
Capítulo 5: Descubrimientos

- Seth no va a venir.- dijo Jacob con voz entrecortada.

- ¿Cómo que no va a venir?- preguntó Embry.

- ¿Dónde está?- siguió Quil.

- ¿Qué le ha pasado?- cuestionó Paul.- Basta con mirar vuestras caras para saber que algo no va bien. Escupidlo.- prosiguió tan amable como siempre.

Sam y Jacob se miraron, no sabían por donde empezar a explicarles lo ocurrido. Pero no tuvieron que pensar mucho, alguien se les adelantó y habló por ellos.

- Mi hermano está en el hospital. Ha intentado suicidarse esta mañana.- explicó Leah, con rostro inexpresivo. Las caras de los chicos mostraban el horror que sentían. Pero Leah no paró allí y continuó como si nada, mientras su voz iba tiñéndose con una mezcla de tristeza y de rabia.- A Seth le gustan los chicos. Pensaba que en cuanto nos enteráramos no querríamos saber nada de él por eso… por eso intentó matarse.- reveló.- Como se os ocurra hacerle algo malo a Seth, me da igual lo que sea: un insulto, un golpe…, voy a mataros. Juro que lo haré.- Acabó amenazándoles mientras su rostro era la imagen perfecta de la rabia.

Sam y Jacob la miraban de forma incrédula. ¿Cómo había podido soltárselo así, sin nada de tacto? Podría haber utilizado un vocabulario más suave o amable. Por lo visto no perdía su carácter habitual.

El resto de la manada estaba como en estado de shock. Permanecían sentados, quietos y casi sin respirar; mientras sus cerebros intentaban asimilar la información recibida.

- ¿Seth ha intentado suicidarse? ¿Ese bicho que no para quieto, que siempre está riendo y hablando? No puede ser.- dijo Jared, siendo el primero en hablar.

- ¿Pero por qué?- siguió diciendo Paul, aún intentando encajar las piezas.

- ¿Es que no escuchas cuando te hablan?- rugió Leah.- ¡¡Por vuestra culpa, imbéciles!! ¡¡Porque sois una panda de borregos que no saben cuando callarse!! ¡¡Por meteros con esos chicos de la heladería!!

- Leah, clámate. Por favor.- pidió Jacob, mientras intentaba abrazarla por la espalda.

Tanto Sam como Jacob sabían que llegaría este momento. Leah había mantenido la calma durante muchísimo rato, en algún momento debía de explotar todo ese dolor que llevaba dentro. Y la única manera que tenía de hacerlo era esa, gritándoles y dándoles la culpa, porque necesitaba que alguien la tuviera. Los chicos parecieron reaccionar.

- ¿Los chicos de la heladería?- preguntó Quil.

- ¡Ah!- exclamó Embry con los ojos como platos.- Los chicos gays con los que nos cruzamos en la heladería. Paul y Jared no dejaron de meterse con ellos durante un buen rato.

- Pero… yo no sabía… yo no sabía que a Seth…- habló Paul.

- ¡Ese es tu problema! ¡Que nunca sabes nada!- dijo Jacob.- Hasta que metes la pata y le haces daño a alguien. ¿Por qué no puedes pensar en los sentimientos de los demás? No existes sólo tú en este mundo, hay más personas.

- Ya, Jacob.- dijo Sam.- Hemos querido decíroslo ahora, porque igualmente lo ibais a saber. Además, también queríamos saber lo que vosotros pensabais al respecto antes de que vierais a Seth.

- Creo que todos vamos a aceptar a Seth tal y como es. Es nuestro amigo y hermano, uno más de la manada. No vamos a echarlo ni a odiarle por eso.- dijo Quil. Los demás asintieron.- Pero también pienso que nos sentiremos un poco extraños.- La mirada llena de odio de Leah no se hizo esperar y Quil intentó explicarse correctamente.- A ver, no he dicho que no queramos a Seth ni nada malo sobre él.- dijo mirando a Leah.- Lo que pasa es que será incómodo para nosotros el lidiar con pensamientos de esa clase. Ten en cuenta que cuando nos trasformamos compartimos nuestras cabezas, y aunque Seth puede explicarnos lo que quiera cuando el desee, hay cosas que preferimos no saber o ignorar.-explicó.- A ver, no me gusta ver en mi cabeza lo que Sam y Emily hacen juntitos, preferiría no saberlo; pero si tengo que escoger prefiero ver eso que ver lo que hace Seth con quien sea su persona especial, no sé si me entiendes… Ya que no comparto sus gustos.- paró un instante para poder coger aire y continuó.- Ojalá nuestros pensamientos privados no corrieran por la mente de los demás, así sería mucho más fácil. No tendría que comerme la cabeza cada día pensando en como he de actuar delante de vosotros después de saber todo lo que sé. Es muy incómodo saber todo lo que hay en vuestra mente, vuestros pensamientos, vuestros recuerdos, vuestros momentos más humillantes, momentos que no queréis que nadie conozca, sino que sólo sean vuestros. No me gusta ni lo más mínimo saber lo que hay en la cabeza de Leah, en la cabeza de una chica; esas cosas en las que pensáis, como por ejemplo la menstruación.- dijo mientras le recorría un escalofrío.- Sé que son cosas normales y lo entiendo, pero no quiero saberlo, no quiero verlo. Pero así como aprendimos a tenerte en nuestra manada y a aceptar tus pensamientos tanto como pudimos, haremos lo mismo con Seth. Supongo que será duro… pero lo haremos, porque le queremos.- finalizó.

- Bueno, creo que ya ha hablado por todos nosotros… jajajaja.- dijo Embry. La cara de Quil empezó a mostrar ese color tan cálido que recorre tu rostro cuando pasas una gran vergüenza.

- Yo sólo… sólo quería explicarme…- respondió el chico todo apenado.

- Jajajaja.- rieron todos juntos.

- ¿Podemos ir a ver a Seth?- preguntó Jared, con semblante serio.

- Sí, de hecho queríamos ir nosotros también.- respondió Sam.- Cuando nos fuimos del hospital aún estaba durmiendo.

- ¿Qué os parece si por el camino compramos algo para él?- continuó Embry.

- ¡Me parece bien! Siempre y cuando no sea comida, de eso me encargo yo. Ya le he preparado dos raciones de su comida favorita.- dijo Emily con voz dulce.

************

Sobre las ocho de la tarde, los chicos llegaron al hospital y se dirigieron a la habitación de Seth. Al abrir la puerta encontraron un espectáculo de lo más cómico…

- ¡Mamá! ¡No necesitas darme de comer! ¡Sé hacerlo solo!- decía Seth, mientras su madre intentaba meter la cuchara en su boca.

- Te aguantas. Que te sirva de castigo para cuando se te pase por la cabeza algo como lo que has hecho.- le respondió Sue, intentando sonar enfadada.- Privilegios de ser tu madre.

- ¡Hola!- dijo Leah interviniendo en la conversación.- ¿Podemos pasar?

Sue y Seth se giraron hacia la puerta, habían estado tan enfrascados en su conversación que no se habían dado cuenta de nada.

- Claro. Adelante.- contestó Sue.

Por su parte, Seth no estaba tan seguro; por lo visto, estaban allí todos los chicos y no se veía capaz de enfrentarse a ellos… Por un instante sus ojos se cruzaron con los de Paul y no pudo evitar desviar la mirada y bajar la cabeza. No podía dejar de pensar en qué estarían pensando sus amigos.

Los chicos entraron lentamente dentro de la habitación y se colocaron a los pies de la cama y en el lado contrario de la cama de donde se encontraban Sue y Charlie. Viendo que eran muchos dentro de la habitación, Sue decidió Salir junto can Charlie; de esta manera los chicos podrían hablar tranquilamente con Seth.

La primera en acercarse a él fue Leah. Lo hizo de manera lenta y tranquila. Al llegar junto a él, se sentó en la cama y le acarició el cabello.

- Seth, te quiero mucho.- dijo mientras lo abrazaba y contenía las lágrimas.- Así que ni se te ocurra volver a darme un susto como el de esta mañana…

- Lo siento…- contestó Seth muy suavemente. No sabía que más decirle. Había cometido un error y tendría que acarrear con las consecuencias.

A los chicos les dolía verlo tan triste y apagado. Ese no era su Seth. Su Seth era dulce y amable; nunca estaba quieto y no paraba de gritar y armar escándalo. Los que peor se sentían eran Paul y Jared; en cierta medida se sentían responsables. Cuánto deseaban no haber hecho lo que hicieron ese día en la heladería, no haberse comportado como idiotas. Por primera vez, se les ocurrió pensar en esos dos chicos y en el dolor que sus palabras les habían podido causar, seguramente, tanto como el que le hicieron sentir a Seth. Tenían unas ganas urgentes de buscar a esos dos chicos y pedirles mil veces perdón. Y por supuesto, tenían la enorme necesidad de pedirle disculpas a Seth.

- Seth, yo…- empezó a decir Paul.- lo siento mucho. De veras que siento muchísimo lo que dije ese día en la heladería.

- Yo también, Seth. Lo siento muchísimo. Prometo que no volveré a hacer eso nunca más.- Siguió Jared.

- Yo tampoco lo haré.- juró Paul.

Seth vio reflejado el dolor y la pena en los ojos de ambos, en verdad estaban arrepentidos y no se lo decían sólo por decir, se lo decían de verdad. Al constatar este hecho decidió perdonarles y volver a confiar en ellos, en que podían ser buenos amigos, aunque fueran un poco brutos y no tuvieran ningún tacto. Pensó que, a partir de ese momento, se lo pensarían bien antes de hacer cualquier otra broma; que pensarían en cómo podría afectar a las personas a su alrededor; que habían aprendido la lección.

- Está bien, os perdono.- dijo Seth.- Sé que a veces podéis ser muy burros sin quererlo.

Paul y Jared se relajaron al oír su respuesta y al cruzar sus miradas un segundo, no hizo falta ninguna explicación, se entendieron perfectamente. Ambos se dirigieron hacia Seth, Paul por la derecha y Jared por la izquierda, y se sentaron a cada uno de sus lados, al tiempo que le abrazaban muy fuerte.

- ¡¡Hey, ni se te ocurra hacerlo otra vez!!-dijo Jared.

- ¡¡Eso!! ¿A quién molestaremos y fastidiaremos si no estás?- siguió Paul.- Y ¿Quién nos seguirá, hablando, riendo, saltando y montando jaleo sin para, si tu no estás?

- Sí. No nos gustaría perder a un bichito como tú.- Finalizó Jared.

- ¡Ey! ¡Ey!- interrumpió Quil.- Dejen algo para los demás. Apartaos de en medio, que los demás también queremos achucharle.- finalizó con una sonrisa y, sin esperar un solo segundo, se abalanzó sobre Seth, chafando a los otros dos.

El resto ni se lo pensó y decidió volcarse de lleno en el abrazo colectivo, de manera que acabaron todos sobre Seth. El pobre no podía ni respirar, pero se sentía como nuevo. Una alegría enorme y una inmensa felicidad le embargaron. Ellos le querían sabiendo como era y sin echarle nada en cara, eran sus amigos, amigos de verdad.

- Coff, coff…- carraspeó Emily.- Dejad de apretujarle. ¿O queréis matarle vosotros? Tienen razón cuando dicen que el amor puede matar… jijijiji…- dijo, dirigiendo una hermosa sonrisa hacia Seth.- ¡Hola, cariño! Te he traído tu comida favorita, espero que te guste, la he cocinado especialmente para ti.

- Lo siento, pero no me la puedo comer aún.- dijo Seth, una vez consiguí quitarse a los chicos de encima.- Como me han hecho un lavado de estómago y lo tengo completamente vacío, sólo puedo comer cosas líquidas por el momento, como caldo o algún zumo. Creo que hasta mañana no podré comer puré y, a lo mejor por la noche, me dejan comer comida de verdad.- dijo algo avergonzado.

- ¡Oh! Es ciero, no se me ha ocurrido pensar en eso.- respondió ella.- Está bien, me llevaré la comida a casa y la congelaré, así podrás comértela cuando salgas de aquí.

- Eso sería estupendo.- respondió con una sonrisa.

- Pasemos a algo más interesante.- dijo Jared cambiando de tema.- ¿Te gusta alguien?- preguntó mientras se formaba un sonrisa socarrona en su rostro.- Anda, dinos. Sabes que puedes confiar en nosotros.- Ante estas palabras, Seth no puedo más que sonrojarse completamente.- “¡Ahí está! Esa es la reacción que esperaba. ¡Qué mono! ¡Cómo me gusta molestarlo! Jijijiji…”- pensaba Jared.

- ¿No me digas que te gusta uno de nosotros?- continuó Paul, sin poder evitarlo, mientras fingía estar sorprendido.

- No, no me gusta ninguno de vosotros…- respondió Seth desviando su mirada.- A ver, sois guapos, muy guapos, pero no estoy enamorado de ninguno…- acabó con un hilillo de voz mientras se ponía aún más rojo.

- Jajajajajajajajaja…- empezaron a reír todos.

- ¡Ay, dios!- exclamó Quil.- ¡Se nos ha olvidado darle su regalo! Voy a buscarlo.

Quil salió corriendo de la habitación y volvió al cabo de unos minutos con un enorme paquete.

- ¡Ábrelo! Es de parte de todos.- le dijo Jacob a Seth mientras los demás asentían con la cabeza.

Seth comenzó a desenvolver el regalo y se sorprendió al verlo. Era un enorme oso de peluche con un gran cojín en brazos que decía “Te quiero”. Una hermosa sonrisa se dibujó en su rostro y no pudo evitar abrazar a ese enorme oso mientra empezaba a reír.

- ¡Muchas gracias!

************

Sue y Charlie respiraron aliviados, habían estado observándolo todo desde el pasillo, y decidieron ir a la cafetería a comer algo, dejando que los chicos se divirtieran con Seth, que falta le hacía.
Notas finales: Esto es todo de momento.

Espero opiniones.

Besos.

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