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LOCO POR TI por lyra

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Una vez que su amiga huyó, se volvió y miró al inconsciente guitarrista. Tumbado de espaldas en un colchón raído, arrugaba la frente y gemía por lo bajo. Se arrodilló a su lado y se le quedó observando atentamente, pensando en cual sería su siguiente paso.

Debía darse prisa, solo podía retenerle un par de horas. La policía no era tonta y pronto sospecharían de ellas 4. Por no mencionar que seguro que habían cogido la matrícula del coche que robaron y en pocas horas darían con ella, si no se daba prisa, claro.

Solo quería que probara un poco de su propia medicina, que viera todo el daño que les estaba causando. Que sintiera en sus propias carnes lo que era amar a alguien y no ser correspondido.

Viendo que se comenzaba a mover, se apresuró y se puso a horcajadas sobre su estómago, sin importarle hacerle más daño del que debiera. Se inclinó todo lo que pudo hasta que sus alientos se rozaron, esbozando una sonrisa al verle separar los labios.

-¿Qué…?-comenzó a susurrar.

-¿Qué ha pasado?-terminó la frase por él sonriendo ampliamente.

Le sintió ponerse tenso bajo su cuerpo, tratar de incorporarse en vano y caer de nuevo en el colchón.

-¿Quién…?

-¿Quién soy?-le cortó riendo-Tu peor pesadilla.

Las palabras se fueron haciendo camino en el cerebro aún dormido del guitarrista. Aturdido aún por el golpe recibido, era medio consciente de lo que le pasaba. Sabía que estaba atado por las muñecas, porque trató de mover las manos y no pudo.

También llevaba los ojos vendados, porque los tenía abiertos y solo veía oscuridad a su alredor.

Se concentró en lo ocurrido. Se estaba lavando la cara cuando una voz le sorprendió por la espalda era una chica, como la que le estaba hablando en esos momentos. ¿La misma? No podría jurarlo.

La sentía cómodamente sentada sobre su revuelto estómago. Respiraba con esfuerzo por su peso y eso le hacía marearse más.

-¿Qué quieres?-preguntó tratando de mantener la calma.

Una voz en su interior le decía que lo mejor era ganarse su confianza, que llegaría el momento en que bajaría la guardia y entonces podría tratar de escapar, aunque en su estado lo dudaba.

No se veía con fuerzas de dar dos pasos antes de caer al suelo desmayado.

-Te quiero a ti-contestó la chica dejando de sonreír.

“Como si no lo supiera”-pensó Tom resoplando.

Una fan que se había vuelto loca….espera, ¿no sería una de esas piradas?

-¿Eres…eres una de esas…?

-¿De esas qué?-interrumpió furiosa.

No le gustó nada el tono que había usado, como si las despreciara solo por querer estar cerca de ellos. Vio como movía los labios maldiciendo por lo bajo y no se lo pensó dos veces. Levanto una mano y le abofeteó con todas sus fuerzas en la mejilla derecha.

-No te atrevas a hablar de nosotras en ese tono-le gritó jadeando.

Tom la imitaba, la bofetada le había cortado la respiración, haciendo que su cabeza diera más y más vueltas.

-Da gracias que te hemos cogido a ti y no a tu hermano, aunque tal vez debería ir a por él. Seguro que así sufrirías más al verle hacerlo a él-dijo levantándose de encima.

-Ni te atrevas a tocar a mi hermano-gritó todo lo que su dolorida cabeza le permitía-¿Me oyes, loca asquerosa? Toca a mi hermano y te mato.

-No me vuelvas a llamar loca-gritó la chica dándole una patada en las costillas.

Separó los labios y gimió por lo alto, sintiendo que le ardía el pecho al tratar de recuperar el aliento. Sentía que volvía a desmayarse por el dolor intenso que estaba sintiendo, su último pensamiento fue para su hermano.

“Bill….ayúdame….”





-¿Cómo dices?-preguntó el policía.

Bill le miraba sin dejar de frotarse la mejilla, sintiendo que le costaba respirar y se volvía a marear.

-Le están torturando-repitió perdiendo el equilibrio.

Dos pares de manos se apresuraron a sujetarlo. Ente Georg y David fue de nuevo tumbado en el sofá mientras que jadeaba y se llevaba una mano al costado izquierdo.

-¿Bill?-le llamó David preocupado.

Pero no le podía contestar, solo se concentraba en poder respirar mientras que en sus oídos retumbaba la clara voz de su hermano. Cerró los ojos con fuerza, pensando en él con intensidad hasta que de repente una imagen se formó en su cerebro.

Veía a su hermano tumbado sobre un colchón viejo, con los ojos vendados y las manos atadas bajo su cuerpo. Estaba desmayado, en su cara había un gesto de dolor intenso.

“Bill…ayúdame…”-le oyó llamarle.


Sus palabras le hicieron abrir los ojos, no se pensaba dar por vencido cuando su hermano más le necesitaba. Se recostó en el sofá con esfuerzo y miró al policía que tenía enfrente.

-Mi hermano está cerca-comenzó a decir en voz baja.

-¿Cómo lo sabes?-preguntó el policía sin creerle.

-Lo presiento, le he visto-dijo sabiendo que no le iban a creer-Le tienen maniatado sobre un colchón viejo. Le han pegado, el último golpe ha sido una patada en sus costillas que le ha hecho perder el conocimiento.

Se quedó en silencio mordiéndose los labios. Nadie le creía, y eso era lo más frustrante.

-Bill, está bajo mucha tensión, te ha parecido ver…-comenzó a decir Dunja.

-Lo he visto claramente, y también lo he sentido-la cortó levantándose la camiseta.

Les enseñó su desnudo pecho y se señaló con un dedo el costado izquierdo, pero por más que se inclinaron y miraron, no vieron nada que indicara que hubiera algo.

-Bill, no hay nada-dijo David por los demás.

-Pero…me duele…me cuesta respirar-dijo comenzando a sollozar.

-Lo mejor es que vaya a un hospital-dijo el policía perdiendo la paciencia.

-No, les digo que mi hermano me está llamando, siento todo lo que le hacen y…

Pero sus protestas cayeron en saco roto, y entre el productor y Dunja le obligaron a levantarse. Le ayudaron a caminar mientras que luchaba para que le soltasen, pero fue en vano.

-Bill, estás conmocionado, deja que un médico te examine y descarte algo más grave-le pidió David entrándolo en el ascensor a la fuerza.

-Os acompañamos-se ofrecieron Georg y Gustav.

Entraron los 5 en el ascensor y pulsaron el botón de la planta baja ignorando las protestas del cantante de que su hermano le necesitaba a su lado.

-Por favor-sollozaba.

Trataba de soltarse, pero David le tenía cogido con firmeza por un brazo y Dunja por el otro. Cerró los ojos y trató de mandarle un mensaje de ánimo a su hermano. Le pedía que aguantara, que hallaría la manera de estar a su lado, por muy lejos que se encontrara.

Salieron del ascensor y se dirigieron al parking, donde pidieron un coche, mientras le esperaban, llamaron a David al móvil.

-Sujétale-le pidió a Gustav.

Gustav asintió y ocupó su sitio, cogiendo con suavidad al cantante del brazo. Le miró mordiéndose los labios, sintiéndose culpable por tratarle de esa manera en su estado.

Como si le hubiera leído el pensamiento, el cantante alzó la cabeza y le miró fijamente a los ojos, suplicando con labios temblorosos.

-Por favor, Gustav-susurró a punto de llorar.

Resopló y asintió levemente con la cabeza. Dirigió una mirada a Georg, que captó y entendió de inmediato, y otra a Dunja, que miraba distraída en otra dirección.

-Bill necesita agua, se la traes, ¿Dunja?-preguntó de repente.

-Ya me hago cargo yo de él-se ofreció Georg cogiendo el brazo del cantante que Dunja aún sujetaba.

Dunja asintió y le pasó al cantante.

-Esperadme en el coche cuando llegue-les dijo antes de entrar en la discográfica.

Los chicos asintieron y esperaron a estar fuera de su alcance. Solo entonces comenzaron a andar despacio primero llevándose con ellos al cantante, echando a correr cuando estaban bien lejos de la discográfica.

Cruzaron varias calles hasta que pararon a recuperar el aliento.

-Nos van a matar por esto-gruñó Georg jadeando.

-Bill sabe más de Tom que toda la policía junta-dijo Gustav mirando a su amigo-Si dice que está cerca. Debemos hacerle caso.

-Es esa estrecha relación que mantienes con tu hermano, ¿verdad?-preguntó Georg mirando al cantante.

-¿Cómo?-preguntó Bill sin entender, inclinado con las manos en las rodillas tratando de recuperar el aliento.

-Os une un lazo especial, por ser hermanos y encima gemelos-le explicó Gustav-Por eso sientes lo que Tom está sintiendo.

-Sí, es más o menos eso-contestó apartando la mirada.

-Bueno, ¿y ahora qué hacemos?-preguntó Georg mirando la calle donde estaban.

-Seguir mis sentimientos- murmuró Bill incorporándose.

Sus compañeros le miraron extrañados, como comenzaba a andar como si supiera con exactitud el lugar en donde estaba su hermano, como si pudiera ir a su lado con los ojos cerrados.

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