Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Verdadero Sabor de la Venganza por libel

[Reviews - 157]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Hola Hola. Gracias a todos los que siguen esta historia aqui la actualizacion... Quiero hacer unas cuantas aclaraciones: primero Ouran no me pertenece se me habia olvidado mencionarlo. Segundo no promuevo la violencia estoy en contra de ella, aunque no lo parezca ok. En este capi trate de que vean a Kyouya no tan maldito. Y pues sale la mama de Tamaki y una parte de las intenciones de Kyouya respecto a la familia Suou.


Llevaban una semana en Fiumicino, un pequeño pueblo pesquero cercano a Roma, disfrutando de la soñada Luna de Miel. Tamaki nunca había sabido realmente la cantidad de posesiones que tenia la familia Ootori, nunca le había interesado averiguarlo, por eso se sorprendió al recorrer la casa, las habitaciones eran exquisitas, demasiado cómodas, cada una con una pequeña terraza con vista a una pequeña playa privada donde un helipuerto y un yate esperaban ser usados, aunque el enorme jardín era lo que más llamaba su atención, centenares de rosas blancas lo cubrían. Era en este lugar donde había pasado la mayor parte del tiempo y sino en la hermosa playa de arena negra, la cual sentía que reflejaba el color de su destino.

El nunca había sido una persona débil, si los demás lo veían así, era problema de ellos por no poder ver la realidad de las personas. En su vida había muchos momentos extremadamente tristes, heridas que no sanaban con facilidad a pesar de la sonrisa que siempre irradiaba, aun así el amor de Kyouya había sido su esperanza. El rubio sintió resbalar una lagrima, la ligera brisa marina se encargo de secarla, mientras abandonaba el jardín para dirigirse a la playa.

Flash Back

Adolorido, trato de sentarse pero el dolor era insoportable, poco a poco lo logro, quedando con las piernas colgando de la cama. La claridad del día entraba por los cristales de la habitación, en la noche no había podido darse cuenta como era, debía admitir que era hermosa, al igual que la cama, aunque esta ahora le produjera repulsión, un torrente de lagrimas bajo por sus mejillas al acordarse de lo sucedido. Su corazón estaba demasiado herido, aun su mente no podía asimilar el odio que al parecer su esposo le profesaba; sentía que empezaba a ahogarse en esa habitación, quería salir de ahí, huir de Kyouya.

Con cuidado trato de llegar a la puerta, encontrándola cerrada, desesperado trato de abrirla, mas esta no cedió, empezó a gritar pero al parecer nadie le oía. Quería irse, alejarse de ese loco que al parecer le estaba cobrando la infidelidad sufrida, aunque si le dejara explicarle lo de ese video tal vez pudiera comprender que las cosas no eran lo que parecían. Cansado y afligido se dejo caer nuevamente en la cama, en el piso pudo ver los restos de su traje de bodas, con dificultad alcanzo uno de los jirones de la camisa, las lagrimas volvieron a salir sin que pudiera evitarlo.

De este modo lo encontró Kyouya, tenia rato observando en la puerta, había demorado en subir a verle a propósito, quería que fuera consciente que de ahora en adelante las cosas serian a su modo y el debía obedecer si es que lo que paso anoche no quería que se repitiera.

-Deja de llorar, rubio tonto es solo un traje-Tamaki soltó los jirones por la impresión, con miedo contemplo como Kyouya tomaba asiento frente a él. La sonrisa del pelinegro fue lo que más le irrito, seco sus lágrimas para regresarle una mirada cargada de furia.- Eso está mejor, vine a hablar contigo.

-¡Me vale madre lo que tengas que decir Ootori!-Tamaki temblaba del coraje, pero no iba a permitir que Kyouya lo maltratara- quiero irme, eres un despreciable y ruin, eres un monstruo y lo que hiciste, lo que me hiciste no…

-Deja ya el drama Suou, tú te lo buscaste, te advertí que no me hicieras enojar y cual eran las consecuencias si lo hacías-la clara indignación del rubio era divertida para Kyouya, sabía perfectamente que de no estar lastimado, Tamaki ya hubiera huido, pero bueno el tenia suficientes razones para que el rubio se quedara- Pero dejemos ese tema para otra ocasión.

-¡Eres un maldito bastardo, un hijo de puta!- volvió a interrumpir el rubio-¡quiero largarme de aquí!

-Me temo mi querido Tama-chan, que te equivocas de persona, aquí el único bastardo que yo sepa eres tu- se acerco a tocar el rostro del rubio que por el dolor respingo, el pelinegro solo sonreía con dulzura- ni tampoco tengo que mencionar quien fue tu madre ¿ o sí?- el rubio volteo el rostro- bien Tamaki se que quieres irte, y estoy seguro que lo intentaras, solo quiero recordarte que el futuro de tu familia está en tus manos, se que odias a tu abuela, pero tu padre no merece morir con esos terribles dolores- el rostro preocupado del rubio fue la mejor de las respuestas que Kyouya hubiera buscado- además que sabes que cuento con el dinero y los contactos para encontrarte así sea en el fin del mundo, yo que tu no me arriesgaba, eres libre de intentarlo, pero no lograrás nada.

Tamaki agacho la mirada consciente de que Kyouya tenía razón, sabía que su esposo movería al mundo de ser necesario, para que nunca huyera. Además de que su abuela y el resto de los socios de Ootori se encargarían de cerrarle todas las vías de escape.

-Bien ya que eso ha quedado claro, tengo algo que proponerte, una pequeña tregua, quiero disfrutar de este bello lugar en compañía de mi flamante esposo- el rubio lo miro despreciativo- no me mires así eres una belleza, todo mundo me envidiara al llevarte del brazo, por eso te elegí, además de que me proporcionaras un hijo tan lindo como tu.

-Vaya pensé que ese tipo de cosas no iban contigo- el rubio escupió las palabras irritado, le jodia la vida ser considerado solo un muñeco al cual exhibir.

-Los meritos son necesarios, eso ya lo sabes. Además de que necesitamos las fotos de nuestra maravillosa luna de miel.

-Si claro- tono sarcástico

-Bien eso es un ¿sí?, el que calla otorga, en un momento te subirán la cena.

Fin del Flash Back

Un largo suspiro abandono sus labios cuando sus pies sintieron la arena, recordar no le había hecho bien. Era su último día en Fiumicino después irían a Milán, donde su adorado esposo tenía un negocio que cerrar.

-Debo admitirlo Ootori-sama, su esposo es bellísimo- un empresario italiano admiraba a Tamaki, que pasos más adelante charlaba con un diseñador- mis más sinceras felicitaciones por su boda- Kyouya estaba complacido, acudir a Milán era su plan desde el inicio de ese viaje, y claro que lucir al rubio era otro motivo, aunque le molestaba ese diseñador que se lo comía con los ojos. Aunque debía felicitarse la primer parte de su plan estaba terminada, el rubio era su esposo, Hikaru era su socio al igual que Honey y Mori, y pronto el imperio financiero más grande de todo Japón seria una realidad, que pena que los Suou no estuvieran incluidos. Bebió de la copa en su mano, era tiempo de cerrar esa parte del viaje, después de todo estaban en la bella Italia, como Tamaki solía llamarle.

El siguiente destino a visitar luego de despojar a varias tiendas de ropa de Milán de sus contenidos, fue Verona. La ciudad milenaria que albergaba la casa de Julieta Capuleto, la bella historia escrita por Shakespeare, sus hermosos puentes deleitaron al rubio, que sorprendido por estar ahí, como si de una romántica pareja se tratase, miraba a Kyouya con disimulo de vez en cuando. El pelinegro silenciosamente tomo la mano del rubio para abrazarle.

-Te dije que actuaríamos como una verdadera pareja en su luna de miel- beso la mejilla del rubio que triste por la respuesta de Kyouya, solo asintió. Dolía saber que era una farsa, pero tal vez debería seguir el ejemplo del pelinegro, si él podía fingir el también lo haría. Se tomaron muchas fotos Verona era hermosa, demasiado romántica para no perderse en el sueño que ofrecía.

Tamaki no sabía realmente que lugares visitarían, por eso se sorprendió al cruzar el puente que los llevaba a la ciudad, más romántica, la inolvidable Venecia. Llena de vida, llena de la magia de un amor perdurable, Tamaki contemplaba maravillado su soñada Venecia. Su madre en una ocasión le había dicho que en un viaje a este lugar había sido concebido.

Recordaba su voz contándole del viaje en góndola, las rosas que su padre le había regalado, el beso lleno de amor y entrega que este le había dado con la promesa de que la amaría hasta el fin de sus días, y de que defenderían su amor contra todos. El rubio sonrió con tristeza su padre jamás cumplió, al contrario ni siquiera se opuso a la decisión de su abuela de separarlo de su madre. Siempre había sido un pusilánime que se dejaba manipular por las decisiones de la abuela Suou.

Tamaki no pudo evitar pensar que el estaba en la misma situación, no había luchado suficiente en contra de la perversión de su abuela y ahora estaba ahí con Kyouya en el infierno que sería un matrimonio sin amor, al menos por parte del pelinegro, porque él lo amaba profundamente.

-Tamaki, ¿quieres que subamos a una?-Kyouya señalo una góndola, habían curioseado por la ciudad un buen rato mirando los palacios, los museos y los restaurantes, el rubio había estado todo el tiempo sumido en sus recuerdos.

-Estoy cansado Kyouya, pasaremos un tiempo aquí ¿verdad?- Kyouya se sorprendió de su expresión triste, cuando eligió un destino para el viaje de recién casados, inmediatamente la opción fue Italia, años atrás cuando recién se conocían Tamaki había mencionado que este era uno de los lugares que más le encantaría visitar, y en un acto de su inspiración soñadora le había hecho prometer que vendrían juntos. Pensaba que estar aquí le agradaría, seguramente deseaba estar pero con la maldita de Haruhi, Kyouya molesto solo asintió guiando al rubio al hotel donde se quedarían.

-Es muy hermoso Kyouya, gracias-Kyouya quien se entretenía en su laptop solo levanto la mirada para expresar su desconcierto-el viaje, se que te acuerdas que quería venir.

-Pues no pareces disfrutarlo mucho-el pelinegro cerrando la laptop empezó el reproche que tenía guardado- supongo que es la compañía la que no disfrutas- Tamaki se asombro de ver salir al pelinegro dando un portazo, no volvió hasta que el estaba dormido.

En los días siguientes volvieron a disfrutar de la hermosura de la ciudad, de su gente alegre, de los puentes. El rubio miraba contento todo a su alrededor, contagiando al pelinegro con su alegría, olvidándose ambos del daño hecho recientemente, siendo la pareja que si las cosas no se hubieran torcido estaría disfrutando de su amor en su viaje de bodas.

-Bien subamos, Tama-chan, es lo último que falta en el itinerario, hoy salimos a Roma- el rubio subió de buena gana, el gondolero los miraba divertido, mas cuando Kyouya se acerco a hablar con él. Tamaki solo contemplo con curiosidad la conversación, ocupado como estaba en contemplar esa maravilla lo dejo pasar. El pelinegro se sentó a su lado, para disfrutar del paseíto. Pasaron por innumerables puentes y canales, deteniéndose bajo un puente. Donde el gondolero anuncio que en ese lugar las pajeras obligatoriamente se debían dar un beso, y que eso les traería felicidad en su futuro.

Tamaki contemplo con interés a Kyouya, ¿realmente deseaba hacer eso?, no tuvo que preguntárselo mucho ya que este lo tomo del rostro, acercando sus labios, estrechándolo en sus brazos, beso con lentitud al rubio, que saboreo el dulce beso que su esposo le daba, se parecía tanto a los que Kyouya le daba cuando eran novios que se dejo llevar por la sensación correspondiendo con intensidad. Cuando segundos después oyó aplausos se detuvo, rojo de vergüenza se separo del pelinegro, que veía a otro lado esquivando las miradas de la gente de otras góndolas, mientras su gondolero les sonreía divertido.

El viaje a Roma fue callado, Tamaki estaba muy confundido no entendía a Kyouya, parecía odiarlo y no sentir nada por el pero sus acciones lo enredaban y no sabía que pensar. El pent-house en Roma era divino, amplio y con la mejor vista de la ciudad. Decir que este viaje no era maravilloso seria mentirse, claro sin contar con las claras excepciones. Pero era un perfecto viaje de recién casados.

Después de instalarse salieron a recorrer la ciudad, la cual estaba llena de maravillas, desde museos, palacios, el coliseo enorme y majestuoso, la pirámide blanca en medio de la ciudad, las bellas villas, la Fuente de Trevi representando a la diosa de la sabiduría y la abundancia, donde lanzaron la tradicional moneda para volver juntos algún día. Los días eran maravillosos en esos lugares, siendo un par de turistas más, una pareja más que comía gelato o tiramisú, o que se atiborraba de pizza.

Las noches estaban llenas de fuegos artificiales, de paseos nocturnos por callejones estrechos, y de besos robados, besos que acrecentaban dudas que por el momento se negaba a resolver. La vida nocturna de Roma era algo que probar llena de discos, de conciertos, recitales de ballet. Habían probado la mayoría, menos el ambiente de las discos.

-Este lugar esta llenísimo, Tamaki, será mejor irnos- el pelinegro terriblemente sexy, parecía incomodo en ese lugar, el rubio sin embargo estaba en su ambiente, desde que era mayor de edad y viviendo en Estados Unidos este tipo de lugares eran de su preferencia.

-Ootori no seas pesado, este lugar está muy bien vamos a bailar, ¿o no te atreves?- jalo a su esposo hacia el centro de la pista, Kyouya veía lo arrebatadoramente bello que estaba el rubio, con ese pantalón negro de cuero, que se le pegaba de forma tan sensual, y esa camisa roja que complementaba su atuendo haciéndolo aun más deseable de lo que ya era. El tampoco se quedaba atrás con ese pantalón blanco y la camisa azul, que resaltaban lo sexy y guapo que también era.

Bailaban pegando sus cuerpos lo más que les permitía el lugar, lo cual era mucho ya que estaba a reventar, la música envolvía los sentidos de ambos. Tamaki se perdió en el baile, mientras Kyouya cuidaba de él, tendría que ser ciego para no ver las miradas que se robaba el rubio, el deseo escrito en los ojos de los demás. Enfadándolo de sobremanera, el rubio ajeno a todo solo tenía ojos para él. Por fin después de casi arrastrar a Tamaki a su mesa, pidieron unas bebidas.

-Kyouya, ¿eres tú?- un chico rubio muy guapo se había acercado a ellos- ¿Qué haces aquí?- Tamaki solo pudo apretar los dientes al observar al rubio que se sentaba al lado de su marido, odiaba a ese rubio desabrido, años atrás Haruhi le había dicho que este chico era con quien Kyouya le engañaba. Y más lo confirmo cuando el pelinegro se lo paso en la cara mientras lo besaba apasionadamente. Molesto se levanto segundos después al ver a Kyouya entablar una charla agradable con el rubiales ese.

Kyouya vio alejarse al rubio, mientras Pierre le comentaba que su esposo y el estaban visitando a unos parientes en la ciudad. Consciente estaba de quien era Pierre y que Tamaki lo había reconocido, pero bueno que sintiera los mismos celos que siempre le había provocado. Se arrepintió segundos después al ver a su angelical esposo bailar con un tipo parecido a él, pero como no iba a darle gusto a Tamaki de salirse con la suya, continúo la charla con Pierre.

Paso el rato y Pierre se despidió, felicitándole por su boda y reclamándole no invitarle. Tamaki no regresaba y el pelinegro comenzó a inquietarse, empezó a buscarlo por la pista, en los privados, pero nada, por fin se le ocurrió en el baño. Lo que encontró no fue de su agrado en lo más mínimo.

Tamaki estaba siendo besado por el mismo tipo de antes, y no era un beso inocente sino uno apasionado y correspondido por el rubio. Kyouya estaba a punto de explotar, sino fuera porque a Tamaki se le escapo su nombre. Molesto separo al rubio de su acompañante, el tipo trato de golpearlo lastima por él.

Kyouya se contuvo mientras abandonaban la disco, en la limusina, hasta que por fin exploto en el elevador privado del pent-house. Le soltó un puñetazo al rubio, que no había dicho ni pio desde que salieron del baño.

-Sabes Tamaki-decía el pelinegro mientras le levantaba el rostro- ¡eres una maldita zorra igual a tu madre!, tal vez por eso Suou-sama la dejo- el rubio dolido, trataba de explicarse, pero Kyouya lo corto- ¡no digas nada todo lo que sale de ti es basura Suou, pura basura!

-Kyouya yo no…-se cortaba confundido- el me dio una bebida, dijo que me haría sentir mejor-Kyouya lo soltó, acariciando las mejillas del rubio, que con la vista nublada trataba de hacerse entender.

-Lo sé Tama-chan- beso sus labios dulcemente- pero eso no cambia tus actos anteriores, sabias que ese tipo quería cogerte y aun así fuiste con él, para eso no hay justificación- las puertas el ascensor se abrieron para dar paso al vestíbulo, el rubio recordó molesto porque había ido a bailar con ese tipo.

-¡No tienes derecho de decirme nada!, estabas hablando con ese rubio desabrido, por el que me cambiaste- Tamaki enojado se soltó del abrazo- ¡tú me engañabas con él!

-¿Yo te engañaba?, que descaro el tuyo Suou, dime acaso hay un video mío con él, en cambio tu-el pelinegro no creía en la desvergüenza de Tamaki, después de que mostrara el video donde el rubio lo engañaba con Haruhi, se atrevía a acusarlo de lo mismo- no puedes decir lo mismo.

-Yo Kyouya, yo puedo explicarte lo de Haruhi, ella bueno, eso paso, en una noche que yo…- no termino la explicación Kyouya furioso, muerto de los celos lo arrastro a la habitación, sujetándolo por el cabello. Nada más llegar lo empujo a la cama, donde lo golpeo hasta desfogar un poco su ira, el rubio solo podía observar las luces de la ciudad visibles desde ahí, lloraba sentía morirse a cada golpe sufrido, amaba a Kyouya, lo deseaba y sentía que perder el sueño que estaban viviendo, aunque falso, era debido a su estupidez.

Tamaki no supo cómo impedirlo, la bebida, la situación, todo lo sobrepasaron, dejo de luchar perdiéndose en el momento, deseando regresar el tiempo y vivir su sueño de amor en ese lugar, mientras su esposo usaba su cuerpo marcándolo con cada acto que llevaba a cabo; así que perdidos ambos en sus intensas emociones, Kyouya solo pudo empezar a besarle con un deseo intenso, el rubio era suyo, era de su propiedad, su esposo, era Tamaki Ootori y esta era la bella Italia.

Notas finales: Bien espero lo disfruten y dejan comentarios.... Todo es parte de la trama ok. Mil gracias a todos los que leen el fic... Bye bye nos leemos luego...

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).