POR TI... por lyra

-Tenéis media hora para ir a la tienda, comprar lo que queráis y entrar en el baño-anunció David con tono cansado.

Llevaban casi toda la tarde de viaje y aún les quedaba parte de la noche. Debían llegar de madrugada a la próxima ciudad en la que los chicos iban a dar otro de sus aclamados conciertos.

Nadie le advirtió cuando se embarcó en esa locura que vigilar las 24 horas del día a cuatro adolescentes le iba a hacer desear tirarse del autobús en marcha, más cuando tenía que escuchar las peleas para sacar al cantante del baño en que se había encerrado para retocarse de nuevo el peinado.

-Vamos Bill, que es una gasolinera perdida en mitad de la nada, ¿quién demonios te va a ver?-gritó Tom desesperado.

Miró desesperado al productor, pero David solo se encogió de hombros y apagó el portátil en el que llevaba todo el viaje trabajando.

-Haz algo-insistió Tom.

-No soy vuestro padre, y no le pienso castigar sin postre solo porque acapare el baño-le dijo David sonriendo.

Dándose por vencido, Tom salió del autobús siguiendo a sus compañeros que ya estaban fuera estirando las piernas. Una vez reunidos los 3 se dirigieron a la tienda para abastecerse de cualquier golosina que les distrajera en tan largo viaje.

Esperando a que su hermano se cansara y se fuera, Bill suspiró aliviado cuando al cabo de unos minutos nadie llamó ni aporreó la puerta. Se miró de nuevo al espejo y abriendo su neceser de maquillaje se retocó la sombra de ojos y se puso rimel en sus largas pestañas. Se pasó la lengua por los labios y decidió ponerse un poco de ese cacao de vainilla que tanto le gustaba.

Sonrió satisfecho ante el resultado y descorrió el cerrojo y salió del baño. En el autobús solo se encontraba el productor dejando el portátil en su sitio. El chófer también había salido y de sus compañeros y hermano no había ni rastro.

-Se han ido sin ti-dijo David al verle como si le hubiera leído el pensamiento-Como tardabas en el baño…

-No importa, no me apetece salir-dijo sentándose enfrente de él.

-Pues a mi sí, llevamos casi 4 horas encerrados y me duele la cabeza-dijo David andando hacia la puerta-Es mejor que salgas y que te de un poco el aire.

Se levantó de inmediato al ver que su plan no había funcionado. Había algo en David que le llamó la atención desde el primer día en que la discográfica les anunció que él sería su productor.

Recordaba la cara que puso su madre. Le parecía que David era muy joven para encargarse de sus rebeldes hijos, a saber si podía manejarlos cuando se ponían pesados y había que castigarlos.

Pero David le demostró que era el adecuado. No les quitaba los ojos de encima y más de una vez los castigó por alguna que otra infantil travesura, ganándose además otra bronca de su madre a la que debía de poner al corriente llamándola todos los días sin excepción alguna.

Echó a correr por la gasolinera al ver como David entraba e la tienda sin esperarle. Le siguió los pasos y entró él también, parándose en la puerta y buscándole con la mirada. Pero nada, ni rastro.

Desde uno de los pasillos le llegó la voz de su hermano y decidió preguntarle si le había visto. Pero al ver que estaba bromeando con Georg decidió callarse. Se dio media vuelta pero era tarde, le habían visto y ahora era él el blanco de sus burlas.

-Vaya, ya saliste del baño-dijo Tom en voz alta-Pensábamos que te habías colado por la taza.

-Idiota-murmuró entre dientes.

-Ssshhh….-siseó Georg-David anda cerca y si te oye te dará un azote en el culo por malo.

Maldijo por lo bajo al escuchar sus carcajadas y decidió ignorarles. Les dio la espalda y se metió por otro pasillo. Se entretuvo en ver las distintas marcas de cereales mientras le buscaba con la mirada. Georg dijo que andaba cerca, puede que cuando girara en el próximo pasillo se chocaran sin querer y…

Su sueño se hizo realidad cuando al girar en el pasillo perdido en sus pensamientos chocó contra alguien y se le cortó la respiración.

-Bill, estás dormido-gruñó Gustav frotándose el estómago.

Murmurando una disculpa siguió su camino frotándose la nariz que se golpeó contra el hombro de su amigo mientra buscaba con la mirada alguna pista de donde se podía haber metido el productor.

Llegó al fondo de la tienda, pero en ella solo se encontraban los baños, un pequeño despacho y el almacén. Estaba a punto de mirar en el baño cuando oyó que se formaba un pequeño alboroto en la puerta de la tienda.

Pensando que es provocado por el idiota de su hermano y sus compañeros se giró y trató de mirar y escuchar lo que pasaba. Dio dos pasos arrugando la frente hasta que oyó una frase muy clara que le puso la piel de gallina.

-¡Todos al suelo, que nadie se mueva y no habrá heridos!