Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Preocupaciones innecesarias! por NyanNyan

[Reviews - 119]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:


¡Aquí el capítulo número 2!

cass >> Muchas gracias por tu review. Aquí ya traigo la continuación, espero que el fic te siga gustando. ¡Saludos!

luznegra >> ¡Wow! Muchas gracias por tu felicitación y por tu review. Sobre si Yugi sufrirá, pues… Bueno, eso se irá viendo con el fic. Espero que sigas leyendo, gracias otra vez. Saludos a ti también.

Agatha 1088 >> Muchas gracias por tu review. Qué bueno que el fic haya sido de tu agrado y pues espero que lo sigas leyendo.

Nos leemos en las Notas Finales.


CAPÍTULO 2

Un día más en la preparatoria. Los alumnos estaban llegando y dirigiéndose a su respectivo salón de clases.

Sorpresivamente, ese día Joey había llegado temprano, eso sí que no se veía todos los días. Joey era muy conocido por llegar tarde a clases. Entró a su salón y tembló un poco al ver que ahí sólo estaba Seto Kaiba. El chico rubio caminó como si nada y ahora estaba sentado en su lugar mirando hacia afuera por la ventana, ignorando como podía la presencia del chico de ojos azules. Estaba perdido en sus propios pensamientos cuando de pronto, escuchó la voz de Kaiba molestándolo.

- Qué curioso que llegues temprano, perro pulgoso. – le dijo.

A Joey le molestaba ser llamado “perro” por Kaiba, bueno, al menos eso decía él.

- Ya déjame en paz, estúpido ricachón engreído. – contestó el rubio a lo que había dicho el castaño. – No te debe de importar si llego temprano o no.

- ¿Acaso el perro se ha enojado? – preguntó Seto con burla.

- ¡Ya cállate de una vez, Kaiba! – gritó. – Primero, no estoy enojado. Segundo, no me llames “perro” porque no lo soy. Y tercero, no intentes acabar con mi paciencia.

- Primero, sé muy bien que sí estás enojado. Segundo, te puedo decir “perro” porque eso es lo que eres, un perro callejero y repugnante. Y tercero, no me importa acabar con tu paciencia. ¿Qué pasaría, Wheeler? Sólo me intentarías golpear, fallarías y quedarías en ridículo ante mí.

Kaiba sonrió con superioridad mientras un fastidiado Joey gruñía con enojo y resistía las ganas de levantarse e ir a golpear al castaño.

Joey se veía muy enfadado por fuera, pero por dentro… Se sentía… ¿Bien? ¿Acaso le gustaba discutir con Kaiba?

Mientras se preguntaba eso, alguien más entró al salón. Era Yugi, seguido de él entraron otros alumnos que no prestaron atención alguna a los que ya estaban ahí. Cada quien siguió con su plática mientras se iban sentando en sus lugares.

Yugi se sentó a lado de su mejor amigo Joey y lo saludó.

- Buenos días, Joey. ¿Qué sucede? Te ves un poco enojado.

- No pasa nada, Yugi. – le dijo Joey muy serio. – Es sólo que el estúpido de Kaiba ya me tiene harto, ¡y ni siquiera ha comenzado la primera hora de clase!

- Tranquilo, Joey. – rió un poco el tricolor. – Parece que vas a explotar.

El rubio no dijo nada más, sólo suspiró con cansancio y se dejó caer sobre su pupitre.

- ¿Estarás bien? – preguntó Yugi.

- Sí, no te preocupes. – fue la respuesta que obtuvo.

La puerta del salón de clases se abrió una vez más y los murmullos de las chicas que estaban presentes no se hicieron esperar. Comenzaron a decir cosas muy buenas acerca de la persona que había entrado. ¡Era nadie más y nadie menos que Yami!

Yugi se ruborizó un poco al verlo entrar.

- Buenos días, Yami… - saludaron algunas chicas que prácticamente tenían corazones dibujados en sus ojos al ver a ese chico tan apuesto mientras suspiraban como adolescentes irremediablemente enamoradas.

- Buenos días. – respondió él sin darle mucha importancia a todas esas estudiantes que lo habían saludado.

Se sentó en su lugar, que estaba justo en frente de Seto Kaiba. Joey notó la reacción de su amigo Yugi al ver a Yami y sonrió.

- Entonces no me había equivocado… - dijo el rubio para llamar la atención de su casi hermano.

- ¿Eh? ¿De qué hablas? – preguntó Yugi con curiosidad.

- Ayer estabas así de triste por Yami, ¿no es así?

Yugi se sonrojó aún más cuando escuchó a Joey decir eso. Pero, ¿cómo lo sabía? Yugi no le había dicho sobre sus sentimientos a absolutamente nadie. ¿Acaso era tan obvio que él sentía algo por Yami? ¿No podía ocultarlo de ninguna manera y por eso Joey ya se había dado cuenta? O peor aún… ¿Joey se lo habría contado a alguien más? O… ¿¡Se lo habría contado al mismísimo Yami!?

- Joey…

- No te preocupes, amigo. Tu secreto está a salvo.

- ¿Tú ya lo sabías? Pero, ¿cómo? ¿Y desde cuándo?

- Tranquilo. Te diré. – le empezó a explicar. – Mira Yugi, te conozco bien. Noté que siempre tu humor cambiaba cuando Yami estaba cerca o cuando alguien lo mencionaba. Tu sonrisa siempre desaparecía. ¿Acaso querías que no me diera cuenta? ¡Abre los ojos, Yug! Habría sido imposible no notarlo.

- Perdón por no haberte dicho nada antes, Joey.

- No pasa nada.

- Es que… La verdad tenía miedo, no sabía cómo ibas a reaccionar si te lo decía. No es que no te tenga confianza, por favor no lo tomes como si fuera algo malo el que yo te lo haya ocultado, ¿está bien?

- Sí, no hay problema. Descuida, Yugi. Entiendo cómo te sientes.

- Joey, no sé qué hacer. Por favor no le digas a nadie.

- Ya te dije que tu secreto está a salvo conmigo.

- Gracias. – dijo Yugi sonriendo como lo solía hacer la mayor parte del tiempo.

Su amigo le devolvió la sonrisa, los últimos estudiantes que faltaban por llegar entraron al salón y unos diez minutos después, las clases comenzaron.

La maestra de química entró al salón saludando a todos. Tomó asistencia rápidamente y comenzó a escribir el tema de esa clase en el pizarrón.

Explicó el tema lo más detalladamente posible. Algunos no estaban prestando atención, entre ellos estaba Joey. El pobre rubio no entendía muy bien la clase, además de eso le parecía bastante aburrida y se estaba quedando dormido.

- Y eso es todo lo de este tema. – dijo finalmente la profesora. - ¿Tienen alguna duda sobre esto, jóvenes?

Hubo un silencio total en el salón, al parecer no había dudas.

- Bueno, me da gusto. – habló una vez más la maestra. – Porque les pondré ahora mismo un examen.

- ¿QUÉ? – gritaron todos.

- Un examen sorpresa. – dijo la profesora con una gran sonrisa. – Faltan veinte minutos para que la clase se termine, así que ese es el tiempo que tendrán para contestar el examen.

Sin decir nada más, repartió el examen a sus alumnos.

Todos empezaron a leer los problemas con muchísimo cuidado y lo único que se podía escuchar era el sonido de los lápices escribiendo sobre las hojas de papel o los dedos de los alumnos tecleando en sus calculadoras.

- Odio esto… - susurró Joey en voz baja mientras veía el examen sorpresa que la profesora de química había puesto. – No entiendo. ¿Y esto de qué rayos me va a servir en un futuro?

Pasaron algunos minutos y varias personas ya se habían parado a dejar el examen sorpresa sobre el escritorio de la profesora.

Joey contestó su examen como pudo. El timbre anunció el final de la clase, y junto con ello, el final del tiempo para contestar el examen.

- Ya entreguen el examen, jóvenes. Se acabó el tiempo. – dijo la profesora.

Todos obedecieron. Los que no habían terminado se pusieron de pie y fueron a entregarlo.

La profesora no dijo nada más, simplemente se paró y tomó sus cosas para salir del salón de clases.

- Que tengan un buen día, jóvenes. – fue lo último que se le escuchó decir.

El ruido no se tardó mucho en aparecer dentro del salón.

- Ah, como odio a esa maestra… - dijo Joey.

- ¿La odias a ella o a la materia? – preguntó Yugi.

- Supongo que es a la materia.

- Jaja. Lo sabía.

- ¿Qué clase sigue? – cuestionó el rubio con la pereza suficiente para no sacar su horario y revisarlo.

- Ah, no lo sé. Déjame ver. – contestó el tricolor. - ¿Qué día es hoy? Martes, ¿cierto?

- Sí…

Yugi buscaba y buscaba su horario pero no lo podía encontrar.

- Qué extraño, ¿lo habré dejado en casa? – se dijo a sí mismo. – No lo creo, estoy seguro de que lo metí en mi mochila ayer en la noche.

Yugi seguía buscando su horario sin encontrarlo.

- ¿Dónde lo puse? ¿En dónde? – se preguntaba una y otra vez.

- ¿Necesitas revisar el horario de hoy? – preguntó de repente una voz que Yugi conocía muy bien.

- ¿Eh? – levantó su mirada y vio a Yami ofreciéndole su horario para que lo viera.

- Toma. – le dijo a Yugi. – Puedes revisar las clases que siguen en el mío.

Yugi se quedó inmóvil, no supo qué hacer, no supo cómo reaccionar. Le llamaba mucho la atención que Yami le estuviera hablando, nunca antes lo había hecho y quizás por eso aún no lo asimilaba del todo.

- Yo… - dijo muy nervioso mientras estiraba lentamente su mano para tomar el horario de Yami. – M-muchas… gracias…

- De nada.

Y quizás los ojos de Yugi le jugaron una broma al pequeño, pero él aseguró haber visto una bella sonrisa dedicada a él en los labios del tricolor más alto.

El color rojo se apoderó de las mejillas de Yugi mientras escuchaba a Atemu alejarse.

- Déjalo en mi lugar cuando termines de verlo.

- H-hai.. – fue lo único que pudo responder Yugi.

Yami se alejó del lugar y Yugi se quedó mirando el horario que le había prestado el chico que le gustaba.

¿Algo tan simple como eso podía hacer que Yugi se sonrojara?

- ¿Y bien? – preguntó el rubio quedándose dormido. - ¿Ya me dirás qué clase sigue?

- Ah… Yo… Es decir… Sí. Déjame ver. – respondió muy apenado.

- Hoy es martes. – le recordó Joey.

- Sí… A ver… Tenemos química y después dos horas de sociales y una de matemáticas. – le dijo Yugi. – Luego tenemos el receso y finalmente dos horas de español y una de biología.

- ¡Argh! ¡Qué día tan aburrido! – se quejó el rubio.

Joey continuó con sus quejas, pero Yugi no lo estaba escuchando. Aún pensaba en cómo de repente Atemu se acercó a ofrecerle su horario al ver que él no traía el suyo.

- Yami... - dijo en voz baja y sin que nadie lo escuchara.
Notas finales:


Continuará...

Pues, muchas gracias a todas las personas que pasaron a leer y también a las que dejaron un review y espero que sigan leyendo el fic. Poco a poco se irá poniendo mejor, ya lo verán.

¡Saludos!

* NyanNyan


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).