Mi valentía
Estaba esperando a Jüshiro mientras miraba el estanque. Todo el suelo estaba blanco, y hacía algo de frío, pero no llevaba la Ginpaku Kazahana en mi cuello. Había decidido no usarla hasta que de verdad estuviera listo para dirigir mi clan. Prefería que me vieran como un cobarde en ese momento a que me vieran como un tonto que sólo tomó su puesto y ni siquiera puede tomar decisiones por su estado de ánimo fatal.
Me senté en la nieve y seguí esperando, con algo de frío. El invierno terminaría pronto, menos de tres semanas, y desde que hicimos esa promesa, Jüshiro ha venido a visitarme cada día. Por supuesto que yo he cumplido con mi parte porque en el futuro seré un hombre que siempre cumpla con su palabra. No lamento no haber tenido hermanos, ya fueran mayores o menores, y no precisamente porque me guste que me pongan atención sólo a mí (eso es aparte), sino que pienso que no estoy para cuidar a nadie y mucho menos ser cuidado.
Aunque me contradigo un poco, pero con Jüshiro es distinto. Él nunca me hace hacer cosas que no me gustan, ni cree que puede ser autoridad simplemente porque es mayor que yo. Creo que lo que más me gusta de estar con Jüshiro es observar su sonrisa y su mirada que me dedica ternura, no sé si lo quiero como un padre, como un amigo o como un hermano. Es difícil describir esto que siento cada vez que lo veo llegar, pero me gusta.
Nuestra relación ha sido cada vez más cercana, y me siento muy bien con eso. Incluso cuando he estado con él, sentía que el dolor desaparecía y sólo venía su sonrisa a calentar mi alma. Pero últimamente en esos días tuve sueños extraños con él… el simple hecho de recordarlos me hacía sonrojar. No sabía ni cómo podía seguir mirándole a la cara, me sentía sucio y de mente retorcida.
La noche anterior soñé que me besaba, justo en ese sitio donde me salvó, soñé que era una calurosa madrugada de primavera, y yo también correspondía a ese beso, y ambos nos envolvíamos en caricias llenas de amor, incluso por debajo de la ropa tocando nuestras pieles… desperté agitado, mojado y avergonzado. Era mi quinto sueño húmedo con él. Me extrañó muchísimo la primera vez, ¿no se suponía que eso debe ocurrir soñando con chicas?
Bueno… algunas veces, antes de conocerlo, había tenido ese tipo de sueños con cuerpos femeninos, pero desde que lo conocí, su anatomía no sale de ellos. No me gustaba recordarlo, pero tampoco podía evitar seguir recibiéndolo. Me encantaba, le tenía cariño, se había ganado mi confianza en muy poco tiempo. Era un hombre enfermizo, pero a su lado yo me sentía débil.
Cuando creí que la cabeza me iba a estallar, sentí una mano tibia sobre mi espalda. Me estremecí y sonreí, volviéndome a mirarlo.
- ¡Jüshiro! – me levanté – Has tardado. Ahora no te irás hasta mucho después de la cena. – le dije, bromeando molesto. Él sonrió y ese calor volvió a recorrer mi cuerpo. Ni siquiera parecía que estaba en pleno invierno.
- Como tú digas. Siento mucho la tardanza. – Miró el cielo – Parece que una tormenta está cerca. Byakuya, deberías estar adentro, vas a enfermarte de nuevo…
- Quería esperarte aquí. – dije, bajando la cabeza. – Hoy todos están ocupados y ni siquiera han podido atenderme. No me molesta, pero me siento algo solo.
- No te preocupes, ya estoy aquí. – dijo, levantando mi barbilla con sus dedos. – Y no estarás solo. – sentí que los colores se me subían a la cara. De repente, él cambió su mirada, clavándola en la mía. Comencé a temblar, esa mirada era inusual en él, pero igual me fascinaba.
Lentamente, acercó su rostro al mío, agachándose un poco para poder hacerlo. Él era muy alto y yo apenas alcanzaba el metro y medio. Finalmente, postró sus labios sobre los míos, entrelazando los dedos de sus manos con las mías, que quizá medían la mitad de las suyas. Creí que de nuevo estaba soñando, y me dejé llevar por las hormonas. Solté sus manos con un poco de brusquedad, y me colgué de su cuello para seguirlo besando. Llevé una de sus manos al listón de mi coleta para que soltara mi cabello, y guié la otra a mi cintura. Pareció sorprenderse, pero lo hizo.
- Este sueño no va a terminar sin que te lo diga esta vez, Jüshiro. – le dije, mirándolo a los ojos. – No estoy seguro de lo que siento por ti, pero ya no creo que sea de amistad. Los demás sueños en los que hemos estado juntos se van y vuelan, y al principio me confundieron demasiado. – él respiraba con la boca, algo alterado.
- By-Byakuya… - fue lo único que pudo decir. No comprendía por qué estaba tan sorprendido si en los demás sueños habíamos estado tan normales, como si fuera cosa de todos los días estar besándonos. Suspiré, volviendo a juntar sus labios con los míos, lentamente. No entendía qué era lo que estaba haciendo, pero simplemente me dejaba llevar.
- ¿Tú sabes lo que siento, Jüshiro? ¿Sabes qué es esto? Es la primera vez que me ocurre: cada vez que te veo mi corazón se para, pero después comienza a latir con fuerza, y siento que me lleno tanto de tu sonrisa que comienzo a temblar, o al menos eso creo. Mis rodillas se ponen débiles, pero estoy tan extasiado que eso se siente bien. Me gusta que sonrías, que me mires con ternura como si fuera un bebé, me hace sentir protegido. – él quitó su expresión de sorpresa y me abrazó, acariciando mi cabello. Amaba que hiciera eso, el simple hecho de tener sus dedos metiéndose entre mi pelo me hacía sentir en el paraíso.
- No estoy seguro, pero creo que es amor. – murmuró, como diciéndoselo a sí mismo, sonriendo. Yo me asusté un poco, ¿qué dirían mis padres y mi abuelo si el próximo dirigente del clan Kuchiki estaba enamorado de un hombre?
- ¿Amor? – creo que notó mi miedo, y me miró a los ojos.
- Sentir esto no es malo, Byakuya, es sólo que la gente no lo comprende. – dijo, acariciando mi cara. Comencé a llorar.
- Estoy muy confundido. Quisiera simplemente deshacerme de todo, y sólo ser Byakuya, nada más. Todos los títulos que tengo no me elevan, al contrario, me aprisionan. Jüshiro, ¿qué puedo hacer? – me preocupé por todo, menos por saber si él sentía lo mismo por mí.
- No lo sé. Esto es tan difícil para mí como lo es para ti. Byakuya, nunca te dije que estaba enamorado de ti porque no quería confundirte más de lo que ya estabas. Siento haberlo transmitido con mi convivencia contigo. – mi cara de pasmo no se comparaba con ninguna de antes. ¿Había dicho que estaba enamorado de mí? ¿Pero cómo, si yo sólo soy un niño problemático y caprichoso?
- Llévame adentro. – le dije, tomando su mano. Cuando la apretó, le sonreí. – Después de todo, si es un secreto, no afectará a nadie.
- Byakuya…
Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba nevando mucho más fuerte. Nada me parecía peligroso estando bajo el calor de Ukitake Jüshiro, el hombre del que, accidentalmente, me había enamorado. Siempre me he arrepentido de haber pensado un buen rato que era un enamoramiento pasajero, que sólo estaba muy confundido y que, con el tiempo, ya se me pasaría y tendría gustos más “normales”. No sé si Jüshiro me lo haya perdonado.
Lo cierto era que aún no era amor. Al menos no de parte mía.