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Fragmentos del corazón por PrincessofDark

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Notas del capitulo:

Y a llegado el último capítulo del fic... buahhh!!!!

En primer lugar les agradezco mucho a cada uno de los que se ha tomado un momento para poder leer esta historia y en especial a aquellos que me han acompañado a lo largo de ella con sus comentarios y sugerencias, al igual que agregando la historia entre sus favoritos.

Este final está dedicado a ustedes que me han acompañado y animado con sus comentarios. ¡Muchísimas gracias!

Ahora, sólo me queda esperar que les guste este final e invitarlos a leer Cristales del Valhalla, por este mismo canal y por esta misma autora.

¡Besos!  

 

Cierto caballero rubio y portador de la armadura del Cisne abrió sus ojos con una extraña sensación de descanso. Tenía la sensación de haber dormido durante mucho tiempo, y después recordó todo lo que había ocurrido momentos antes de dormirse. La batalla de Shun y Némesis y el hecho de que él se había interpuesto en un ataque que estaba dirigido al joven príncipe.

-¿Cómo te sientes? – la voz que llenó la estancia fue la de Camus y Hyoga alzó la cabeza para mirar a su amante con una sonrisa.

Camus lucía bastante preocupado por lo que descubrió Hyoga e incluso llegó a temer que estuviera un poco molesto o muy molesto por la decisión que había tomado de salvar a Shun.

-Como si hubiera dormido un mes.

-En realidad fue casi una semana. Tuviste mucha suerte, Hyoga. Hades y Asclepios hicieron un gran esfuerzo para poder curarte.

-¿Estás enojado? – preguntó Hyoga con calma, tomando con pinzas las palabras de Camus, dichas con un tono que podía traducirse en enojo.

-No. Creo que fue la última expiación que necesitabas para curar tu alma. Shun te ha perdonado y ha venido todos los días para saber tu evolución. ¡Aunque si se te ocurre volver a hacer algo así!

-No lo haré de nuevo. Te amo – susurró Hyoga.

Camus asintió y se acercó a su rubio aprendiz con una sonrisa reflejada en los entreabiertos labios.

-Yo también te amo, Hyoga – Camus besó con devota adoración los labios de Hyoga y luego de separarse sonrieron en silencio. A partir de ese momento, ya no había más culpas ni ninguna deuda para pagar por parte del Cisne y la felicidad sería completa.

                                                                  *             *             *

Ikki había despertado con un grandioso dolor de cabeza y con mucha hambre. Recordó al momento todo lo que había pasado y alzó la mirada buscando identificar el lugar en el que estaba.

La recámara era inmensa y tapizada en tonos grises y verdes opacos, con un mobiliario magnífico y sobrio. En uno de los sofás de la habitación encontró a Shun durmiendo pacíficamente, envuelto en una manta.

-Casi no se ha movido de aquí – informó una voz a la derecha que hizo girar al Fénix.

Ikki se encontró con Hades, que parecía vigilarlo con atención.

-¿Ganamos? – preguntó Ikki.

-Por supuesto que sí. ¿O me has creído débil?

Ikki iba a reír pero recordó que Shun dormía y no quiso despertarlo.

-¿Hace mucho que duermo?

-Tres días. Eres fuerte y por eso te recuperaste. Otro no lo hubiera hecho. Voy a decirte esto una vez y que te baste y te sobre porque no volverás a escucharlo de mí boca: gracias por cuidar a Shun, gracias por no caer en ese maldito hechizo y por ser capaz de atacar a Némesis sabiendo que perderías. Te quedaré eternamente agradecido, Ikki.

Ikki sabía que Hades jamás le repetiría esas palabras ya que no era dado a los sentimentalismos. La única persona con la que Hades se mostraba sentimental era con Shun y eso porque era imposible no amar a su pequeño otouto.

-Lo volvería a hacer mil veces de ser necesario – aseguró estrechando la mano que Hades le extendió.

-¡Niisan! – Shun había despertado y al verlo despierto no dudo en arrojarse encima en un cálido y fuerte abrazo - ¡Estás bien!

-Claro que sí, te creíste que tu hermano te iba a dejar en garras de éste – señaló a Hades quien hizo una mueca que arrancó una risa de Shun.

-¡Gracias por todo, niisan! ¡Te quiero! – Shun le regaló un beso en la mejilla que fue la mejor recompensa para el Fénix.

-De nada. Y ahora… ¿dónde están mis sobrinos? ¡Quiero verlos!

-¡Ya voy por ellos!

Shun corrió rumbo al cuarto de Isis y Alex, los primeros que habían regresado a Giudecca después de la derrota de Némesis. Al entrar y pese a toda la perspicacia que solía tener se encontró con una escena que no sospechaba. Radamanthis y Astrea se besaban suavemente, contemplando el inframundo por uno de los tantos ventanales.

-¡Perdón por interrumpir! – saludó a las risas mientras entraba - ¡Ya los dejo! Llevaré a Isis y Alex a que vean a Ikki que ya despertó.

La joven pareja se separó rápidamente y miraron con ojos avergonzados a su príncipe.

-Disculpe, alteza. No es correcto que nos haya encontrado así – se excusó Radamanthis.

-Por favor, si era un beso, nada más. ¡Aunque más te vale que la cuides! – dijo Shun señalando a Astrea – vale su peso en oro.

La muchacha se ruborizó y Radamanthis asintió con firmeza, mientras las manos de ambos se entrelazaban cariñosamente.

                                                                  *             *             *

Cuando Shun regresó al dormitorio de Ikki, éste ya había sido informado de los más importantes cambios que habían sucedido con rapidez después del combate. Todos los caballeros, espectros y generales que habían muerto habían sido revividos por el poder de Hades. Después de la resurrección, todos habían iniciado el regreso a sus respectivos lugares. Saori había partido al Santuario para poner en orden el lugar, dejando sólo a Camus cuidando a Hyoga y a éste y a Ikki porque todavía estaban heridos y no habían despertado.

Poseidón también había partido, llevándose a sus generales marinos con él. Iba a ser necesario que transcurriera mucho tiempo para que el Templo Marino pudiera recuperarse por completo de la gran devastación que había sufrido.

Un cambio en particular se había producido en el Inframundo, ya que Minos había abandonado con permiso de Hades el inframundo, para irse con Atena al Santuario. Lune lo había reemplazado como nuevo juez del Inframundo. Los espectros también habían regresado a cumplir sus funciones habituales y la lenta paz se asentaba en el lugar.

                                                                  *             *             *

-Estás agotado – susurró Hades tomando a Shun y abrazándolo por la espalda. Ya era muy tarde pero hacía poco rato que habían dejado al Fénix durmiendo tranquilamente.

-Sí – la respuesta de Shun fue corta pero Hades supo que debía aguardar las siguientes palabras - ¿cuánto durará la paz ahora?

- No lo sé y no puedo saberlo. Si pudiera tener ese poder, tampoco lo querría. Deseo de corazón que sea lo más duradera posible, pero no soportaría saber el plazo de vencimiento que tiene.

Shun asintió y su mirada se perdió en el exterior del Inframundo.

-Yo tampoco quiero saber esa fecha de vencimiento – repuso al cabo de un rato en silencio.

-Sólo nos queda vivir y disfrutar cada instante al máximo.

Hades tomó el mentón de Shun obligándolo a mirarlo y sus labios buscaron los de su consorte para besarlo primero suavemente, y luego aumentando gradualmente la intensidad hasta que la falta de aire los hizo separarse. Shun volteó y enfrentó al mayor, dando esta vez un beso a su consorte, intenso pero colmado de amor.

Las manos de Hades se deslizaron suavemente por encima de las ropas de Shun, acariciando y recorriendo cada rincón, mientras Shun realizaba lo mismo. Las ropas fueron quitadas sin ninguna prisa, y las manos disfrutaron al ir revelando poco a poco la tersa y firme piel de ambos.

Shun se dejó caer sobre la cama, disfrutando de las maravillosas sensaciones que las caricias y los besos despertaban en él.  Su cuello fue pronto atacado por los labios ansiosos y devorantes de su consorte, con besos intensos y pequeños mordiscos que marcaron la tersa piel haciéndola enrojecer. Dejó caer su cabeza hacia atrás, dándole más espacio al mayor para besarlo y para ir descendiendo en un sendero interminable de besos. Su boca gimió con ansias y con placer al sentir junto a los labios las manos del mayor acariciando sus piernas y ascendiendo lentamente, causándole un tortuoso sufrimiento.

Las manos de Shun se aferraron a la espalda del mayor brindándole deliciosas caricias y aumentando la cercanía entre ambos a medida que descendían por el cuerpo de Hades. El mayor respondió con intensos gemidos y descendiendo por el cuerpo de Shun hasta tomar su miembro entre su boca para lamerlo y besarlo.

Shun se tensó ante el placer de esos movimientos y sus gemidos subieron de volumen a medida que las sensaciones aumentaban. Sus manos se movieron por sí solas acariciando cualquier parte del cuerpo de Hades que podía tocar o tan siquiera rozar. El placer lo envolvió por entero y sus gemidos fueron casi sollozos de deleite al alcanzar el clímax en la boca del mayor.

Hades se separó y subió hasta el rostro del más joven, devorándolo en un beso intenso, mientras las manos de Shun estimulaban su miembro con caricias rítmicas y profundas hasta que creyó morir de placer. Lo detuvo y se acomodó entre sus piernas, deteniendo sus besos para poder escuchar los gemidos que arrancaría del menor cuando comenzara a hacerlo suyo.

Se introdujo en él con una calma que no creyó poseer, disfrutando cada instante de la maravillosa sensación de invadir el cuerpo del ser amado. Sus movimientos fueron suaves al principio, deteniéndose por un instante para que Shun se acostumbrara a él y luego comenzó a moverse cada vez más rápidamente, ingresando profundamente en el interior del joven hasta que éste jadeó y le enterró las uñas en la espalda al rozar el punto más placentero de ese cuerpo. Embistió certeramente ese punto hasta que el placer se desató entre ambos alcanzando su punto máximo y haciéndolos alcanzar el clímax hasta caer presos del agotamiento.

Shun estaba a punto de dormirse cuando sintió las manos del mayor rozar su rostro con verdadera adoración por lo que hizo el esfuerzo de abrir los ojos para posarlos en los de su consorte. Hades lo miraba con tanto amor que Shun se estremeció de alegría y se sintió feliz de la familia que había formado y que llenaba su corazón de dicha.

-Te amo – murmuró Hades con suavidad – y si la paz se rompe alguna vez, pase lo que pase… estaré a tu lado.

-Jamás dejaré de amarte – respondió Shun – y siempre contarás conmigo.

Un nuevo beso, infinitamente dulce llevó a los dos amantes a las tierras de Morfeo, para disfrutar de una nueva época de paz.


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