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Alma de Vengador por Road_tama

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Notas del capitulo:

Road_tama: ¡MUAJAJAJAJAJA! (risa maligna) *inclinada sobre un plano, tipo Coyote planeando contra el Correcaminos* ... y cuando esté distraída con los monos vestidos con tutú, me uniré a un circo ambulante que me llevará hasta Mongolia. Allí me colaré en un camión de mandarinas que me llevará hasta China, donde tendré que subsistir varios meses a base de arroz y aprenderé a comer con esos palillos tan raros. Después robaré una bici que se pinchará a los pocos días, pero para entonces ya habré llegado al mar. Lo cruzaré a nado y llegaré a Canadá, donde me cambiaré el nombre y trabajaré en una empresa de pescado *da un salto en la silla* ¡SOY UN GENIO!

 Light: ¿Y eso en qué te ayuda para acabar con tu Inner?

 Road_tama: En nada, pero siempre quise visitar Canadá ^^

 Light: '-.-

2. PREPARÁNDONOS PARA LA BATALLA.

-Ryuzaki, ¿Estás totalmente seguro que Light se encuentra en Nueva York?-preguntó Soichiro Yagami por enésima vez.

Desvié la mirada de la rosquilla que me iba a comer y la clavé en el detective de gafas. A pesar de que sólo habían pasado dos años desde que se enteró de lo de Light, parecía haber envejecido diez años de golpe y se le notaba cansado. Seguro que debió de ser un golpe duro para él descubrir que lo que la inocencia que tanto intentaba defender no era más que una mentira. Suspiré y acomodándome más en mi asiento, lamí el chocolate que recubría el dulce, dejando que su sabor penetrara en mi boca.

-Tan seguro como que esta rosquilla recubierta de chocolate-le mostré mi dulce capricho-. Es una rosquilla recubierta de chocolate. Preguntarme lo mismo cada diez minutos no hará que Yagami Light cambie su lugar de residencia. Así que si no le importa, preferiría que dejara de bombardearme a preguntas.

-Lo siento, Ryuzaki-suspiró él, desviando la mirada y mirando por la ventanilla del avión-. Pero es que estoy demasiado nervioso… y no puedo controlarme…

-Pues mantenga su boca ocupada-interrumpí y con un movimiento ágil, le metí una piruleta a la boca-. Así utilizará su lengua para algo más práctico.

Matsuda y Aizawa, sentados a mi lado, y Mogi, al lado del señor Yagami, se taparon los labios, para no soltar una carcajada por la cómica situación. El detective se sacó el dulce de la boca y lo miró, pero al contrario de lo que yo esperaba, no lo tiró al suelo, sino que se lo volvió a meter en su boca. Me quedé mirándolo mientras le daba un mordisco a mi rosquilla.

-¿Está preocupado por su familia?-pregunté-. Ya sabe que mientras esté usted fuera recibirán ayuda económica y protección.

-No es eso…

-Señor Yagami-llamé, sin soltar mi dulce-. Ya sabe usted que no era necesario que se volviera a incorporar al caso Kira, no le hubiéramos reprochado nada.

-Eso es verdad, jefe-intervino Matsuda-. Nosotros comprendemos que siendo Kira su hijo…

-Precisamente por eso debo encargarme de ello-contestó él, girándose y mirándome a los ojos-. No puedo dejar esto en manos de otros… Debo detener yo mismo a mi hijo.

Sostuve aquella mirada llena de determinación y una sonrisa se curvó en mis labios, admiraba de veras aquella fuerza de voluntad que poseía aquel hombre. Cogí mi taza de café y tomé un sorbo.

Flash Back

-Discúlpeme… ¿Está Soichiro Yagami?-pregunté cuando Sachiko Yagami abrió la puerta.

-Oh, lo siento, en este momento no se encuentra en casa-contestó con una sonrisa maternal-. Pero no creo que tarde mucho… ¿Por qué no pasas, jovencito? Por cierto, yo soy Sachiko, su esposa.

-Yo soy Ryuzaki.

Entré en aquella casa y miré a mi alrededor. Ya la conocía por haberla estado observando por las cámaras, pero mirarla desde el interior… era tan diferente… el ambiente era tan… cálido… ¿Por qué Light abandonaría un lugar así? No tenía ni idea de la suerte que tenía de poseer un hogar… La señora Yagami me condujo a la sala de estar, donde estaba la hermana de Light, Sayu Yagami, que me miró con curiosidad. Un poco incómodo, me acerqué al sofá y me acomodé en él, sentado en mi peculiar posición, que despertó unas sonrisas de las dos mujeres.

-¿Por qué te sientas así, estoooo…?-preguntó la hermana.

-Soy Ryuzaki-respondí, mostrando una media sonrisa-. Es una manía, si me siento de la forma socialmente aceptada mi capacidad deductiva se reduce en un 40%.

-¡Jaja!-sonrió Sayu-. Es muy extraño-se levantó de su posición y se sentó a mi lado, cogiéndome de un brazo-. Por cierto… ¿De qué conoces a papá? ¿Has trabajado a sus órdenes?

-No exactamente, en realidad él trabajó bajo las mías-dije, un poco azorado por la cercanía de la chica, que se había pegado a mí.

-¡Ooohhhh! ¡Pero si no debes de ser más que unos años mayor que yo!-se sorprendió la chica.

-En realidad soy mayor de lo que aparento-repliqué, suavemente, mientras me alejaba un poco de ella, moviéndome un poco hacia la derecha-. Pero aun así, no todo es lo que parece, Sayu Yagami.

-¡Vamos! ¡Llámame Sayu! ¡Que hay confianza!-sonrió, pegándose aún más a mí-. ¿Por cierto, Ryuzaki…? ¿Tienes novia?

“¿Qué hay confianza?” pensé, abriendo mucho los ojos, cada vez más incómodo “¿Y a qué viene esa pregunta? ¿Está coqueteando conmigo?”. Nunca me habían interesado esos temas, más que nada porque apenas tenía vida social y ahora que me daba cuenta que una chica estaba coqueteando conmigo, no podía estar más azorado y avergonzado. Me removí en mi asiento y me mantuve en silencio, por si decidía pasar de la pregunta, pero pasó un rato y me di cuenta de que aún seguía pendiente de mi respuesta.

-Vamos… no seas vergonzoso…-mientras se acercaba peligrosamente a mí.

“¡Socorro!” pensé, abriendo los ojos de sorpresa. ¡Prefería enfrentarme mil veces a Kira a que esa chica siguiera interrogándome! ¡Socorrooooooo! Intenté apartarme de ella, pero se me acababa el sofá. Por suerte, pronto llegó la ayuda…

-Venga, Sayu, no incomodes a nuestro invitado-la riñó, trayendo una bandeja de té.

-Gracias, señora Yagami-dije, mientras cogía una taza y bebía un sorbo.

Miré a mi alrededor. Ni mucho menos la casa de los Yagami era tan lujosa o increíble como los lugares que yo había llegado a visitar por cuestiones de trabajo, pero tenía un algo que me atraía y yo hubiera dado cualquier cosa por haber tenido un lugar así. Antes tenía a la Wammy’s House, pero entonces ya no tenía nada… Mis ojos se clavaron en una foto familiar en la que se veía a Soichiro del brazo de su mujer y delante a Light con una media sonrisa, mientras cogía en brazos a Sayu. “Aquí tenías un hogar, Light… ¿Por qué motivo lo abandonaste todo?” pensé, entristecido.

-Mi hijo Light…-murmuró la buena mujer, con lágrimas en los ojos al ver lo que estaba mirando-. Se marchó hace dos años, sin dar explicaciones ni nada y no hemos vuelto a saber de él… Aún me sigo preguntando por qué lo hizo… me siento culpable.

Las lágrimas corrían por los ojos de la mujer, que se había sentado en el sofá, sin fuerzas para levantarse. Abrí mucho los ojos, ni mucho menos quería que esa mujer se sintiera triste por mi culpa, después de la hospitalidad que había mostrado. Sin saber muy bien qué hacer, me levanté y me acerqué a la señora Yagami. Me agaché frente a ella y le coloqué una mano en el hombro, intentando consolarla. Mi sorpresa fue mayúscula, cuando Sachiko me agarró de los brazos y me atrajo hacia ella, dándome un fuerte abrazo. No estaba muy seguro de qué hacer, así que opté por pasar mis brazos alrededor de su cuerpo y darle un suave apretón.

Sachiko rompió a llorar y sentí cómo mi ropa se iba empapando por las lágrimas de aquella mujer. Me apretó con más fuerza contra su pecho y yo sentí cómo el corazón se me encogía. “¿Por qué, Yagami Light? ¿Por qué? Tu familia te quiere y sufre por ti y tú lo abandonaste todo… para convertirte en un asesino” pensé, no lo comprendía, si yo tuviera una familia como aquella, intentaría por todos los medios evitar que sufrieran. Poco a poco, la señora Yagami se fue calmando y me soltó, un poco avergonzada.

-Lo siento mucho, Ryuzaki-murmuró, secándose las lágrimas-. Siento haberte montado toda esta escenita.

-No pasa nada-negué, intentando sonreír-. Está sufriendo, es lógico que necesite desahogarse.

-Si… supongo…

-Señora Yagami-llamé-. Yo no sé cómo son mis padres, pero puedo asegurarle de que usted es una buena mujer y una madre estupenda.

-Gracias, Ryuzaki-agradeció con una gran y enorme sonrisa, entonces el sonido de la puerta nos alertó-. Debe de ser Soichiro, voy a avisarle de que has venido.

Se levantó del asiento y salió de la salita. Yo me levanté del suelo y volvía dirigirme a mi posición inicial, junto a Sayu, que hasta ahora se había mantenido al margen de la conversación. Volví a acomodarme y entonces Sayu me dirigió una media sonrisa, entre picarona y coqueta, que me hizo dar un bote en mi asiento.

-Cariño-oí la voz de Sachiko-. Tienes visita. Ha venido a verte un joven muy agradable, lo he hecho pasar a la salita.

-¿Un joven?-preguntó otra voz, Soichiro Yagami-. ¿Te refieres a Matsuda?

-No. El chico dice que se llama Ryuzaki…

-¡¿Ryuzaki?!

El grito me llegó lleno de alarma y sorpresa. Entonces oí cómo unos pasos apresurados se dirigían a la salita y la puerta de la habitación se abrió con gran estrépito, mostrando a Soichiro con la cara sudorosa y llena de  confusión. Sus ojos recorrieron toda la habitación y se clavaron en mi figura sentada en el sillón.

-Hola, jefe Yagami.

-¡Ryuzaki! ¡P-pero t-tú…! ¡P-pero s-si…!

-Creo que tenemos una larga historia que contar…

Fin Flash Back

La verdad es que había sido una verdadera sorpresa para el detective Yagami encontrarme tras tres años en los que se suponía que estaba muerto, sentado, tan campante en el salón de su casa. Si la confusión tuviera rostro, estoy seguro de que sería el que puso él en esos momentos. Me encogí de hombros y me terminé la rosquilla. Levanté los ojos, para encontrarme con la furiosa mirada que señor Yagami me dirigía. Sabía exactamente el porqué de esos ojos, pero fingí no haberme dado cuenta, al contrario que Matsuda.

-¡Vamos, jefe! ¿No me diga que aún sigue enfadado con Ryuzaki por eso?-preguntó Matsuda-. ¡Pero si Ryuzaki no tiene la culpa!

-Matsuda tiene razón-intervino Aizawa-. Ryuzaki no tiene la culpa de que le acabara gustando a Sayu, y estoy seguro que no tenía ni idea de que lo besaría el día de la despedida. ¡Además! ¡Solo fue un inocente beso en la mejilla!

-¡Y quién sabe! ¡Tal vez en un futuro puedan llegar a casarse! ¡Ryuzaki es un buen partido para su hija! ¡Es inteligente y tiene mucho dinero! ¡Sólo hay que ver lo que se gasta en las investigaciones!-se emocionó el joven detective.

-¡¿QUÉ?! ¡¿MI SAYU CASARSE CON RYUZAKI?! ¡POR ENCIMA DE MI CADÁVER!-y de un movimiento ágil me cogió del cuello de la camisa y me atrajo hacia él-. ¡NO PERMITIRÉ QUE MI HIJA SE CASE CON UN DETECTIVE!

-Oiga, ¿Y a mí que me cuenta? Sois vosotros los que os habéis montado esas películas-repliqué, frunciendo el entrecejo-. ¿Podríamos volver al caso Kira? Estáis molestando a los demás pasajeros del avión.

-Claro.

El señor Yagami me soltó la ropa y yo volví a acomodarme en mi asiento, mientras sacaba con una mano una carpeta de una montaña de documentos y con la otra comenzaba a acosar de nuevo la bandeja de dulces. Cogí una piruleta con la que mantenerme ocupado, mientras revolvía el mogollón de papeles.

-Hace exactamente dos años, Yagami Light fue adoptado por el presidente de la compañía Laurent-comencé a explicar, cogiendo uno de los papeles-. Estuve investigando a ese tipo, el tal Stewart Laurent, y averigüé que es un fiel seguidor de Kira, así que no es de extrañar que adoptara a Light. Desde entonces las acciones de la Laurent no han parado de subir, debido a que se han beneficiado de las muertes de algunas personas importantes de otras empresas-dije, entregándoles unos gráficos a mis compañeros-. Estos eran los ingresos de la compañía hace dos años, y estos-les pasé otra hoja-. Los de este año.

-¡Esto es igual que lo de la Yotsuba!-chilló Matsuda, mirando los documentos.

-Sí y no-contesté, mordiéndome el pulgar-. Está visto que Light es mucho más cuidadoso a la hora de actuar, ninguna de las personas ha muerto de ataques al corazón y los intervalos de tiempo que se suceden entre cada muerte son diferentes. Si no hubiera sabido exactamente lo que buscar desde el principio, podéis estar seguros de que no habría averiguado nada.

-¿Y qué tienes pensado hacer?

-Primero nos reuniremos con el resto del equipo en el lugar que he preparado para que sea nuestro nuevo cuartel-respondí, lamiendo la piruleta-. Y después os contaré el resto del plan. ¿De acuerdo?

-Veo que lo tienes todo pensado, Ryuzaki-comentó Aizawa.

-Así es. Perdí una batalla… pero esta guerra aún no ha terminado-sonreí-. Y no tengo la intención de ser derrotado…

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Nos encontrábamos frente a uno de los enormes rascacielos que hay en Nueva York. Un edificio de treinta plantas acristaladas, cuatro subterráneos y una azotea en la que entraban cinco helicópteros. Era aún más grande que el que utilizamos en Japón, y estaba mucho mejor equipado. Aquel antiguo bloque de oficinas se había convertido en nuestro nuevo cuartel del caso Kira. Me volví a mis acompañantes que se habían quedado con la boca abierta contemplando el edificio y no pude evitar sonreír.

-¿Entramos?-pregunté-. Os presentaré al resto de los miembros del equipo.

-C-claro.

Con las manos en los bolsillos, y seguido de los detectives, avanzamos hacia la entrada del edificio. Una enorme puerta de cristal, con cámaras instaladas se abrió para nosotros y entonces, el sonido de una alarma vino hasta nosotros.

-¡¿Qué es eso?!-gritó Matsuda, asustado, mientras se pegaba mucho a mí.

-No es más que un detector de metales, Matsuda-dije, llevándome el pulgar a la boca-. Tenemos que dejar las armas allí.

-Ya lo sabía-sonrió nerviosamente, mientras los colores se le subían a las mejillas.

Avanzamos hacia una especie de bandeja, donde los detectives dejaron sus armas. Cuando terminaron de depositar sus armas, yo avancé y me levanté la camisa, de donde saqué dos pistolas gemelas. Las dejé en la bandeja y me agaché, levantándome el pantalón y saqué de una funda atada al tobillo un puñal. Cuando la puse junto a las demás armas, descubrí que el equipo me miraba con la sorpresa pintada en la cara.

-¿Qué pasa? Parecéis sorprendidos por el hecho que lleve armas-dije volviéndome a los otros.

-P-pues la verdad es que sí-murmuró Aizawa-. Ignorábamos que supieras utilizarlas y cómo no las llevabas nunca…

-Watari me enseñó muchas cosas, entre ellas a usar armas de fuego-interrumpí-. Y desde su muerte, decidí andarme con pies de plomo, desde entonces siempre voy armado. Y ahora vayamos arriba, el resto del equipo nos espera.

Ignoré las miradas aún confundidas del jefe Yagami, Mogi, Aizawa y Matsuda. Nos montamos en un ascensor y pulsé un botón para ir a la antepenúltima planta. Esperamos unos minutos hasta que la puerta del ascensor se abrió y entramos en una enorme sala llena de ordenadores. Había cuatro personas manejando las máquinas, que se volvieron al vernos entrar.

-¡Ryuu-chan!-gritó un joven de unos veintinueve años, mientras saltaba contra mí y me envolvía en un abrazo de oso-. ¡Siempre es un placer volver a verte!

-Hola, Iñigo-saludé, frunciendo el entrecejo-. Suéltame y no seas pesado. Además, soy Ryuzaki, no Ryuu-chan.

-¿Por qué? A mí me gusta estar abrazado a Ryuu-chan-replicó él sin soltarme, pero aflojó su agarre cuando le di un rodillazo en la entrepierna-. Uuuhh… tan agresivo como siempre… Ryuu-chan…-gimió mientras se llevaba las manos a la zona adolorida.

-Bien, os presentaré al resto del equipo-dije, mientras señalaba al joven español que aún se retorcía por el dolor-. Éste idiota de aquí es Iñigo García. Antes se dedicaba a organizar carreras ilegales por todo el mundo y aunque es un poco estúpido y no deja de acosarme, sabe mucho sobre vehículos.

-E-encant-ado…-murmuró Iñigo.

-Aquel de gafas-continué señalando a un hombre de unos cuarenta años, moreno y de ojos castaños-. Es Pierre Laville. Es hacker informático y ningún aparato eléctrico se le resiste. Lo pillé en una ocasión cuando se iba a colar en los ordenadores del Pentágono.

-Es un placeg.

-El hombre que está sentado en el sofá se llama Heinz Ahrend-dije señalando a un alemán cuarentón, alto y musculoso que estaba fumando un cigarrillo-. Antes de que lo pillara al intentar asesinar a un empresario famoso, era terrorista y tiene un manejo impecable de las armas.

-Hola.

-La mujer pelirroja se llama Rose Smith y es ladrona de guante blanco. Era la compañera de Wedy antes de que fuera asesinada por Kira-presenté a la mujer inglesa-. También tenemos a otro en el equipo, Albert Jones, estafador, que está infiltrado en las oficinas Laurent bajo el nombre de Ralph Williams desde hace medio año. Iñigo, Pierre, Heinz, Rose, os presento a: Yagami, Matsuda, Aizawa y Mogi, policías japoneses.

-¿Criminales?-preguntó Matsuda, un poco nervioso.

-Si, a todos los atrapé mientras cometían sus fechorías y me deben unos favores-contesté, sentándome en una de las sillas frente al ordenador-. Además, no es fácil encontrar agentes dispuestos a colaborar en el caso Kira, porque o bien tienen miedo o simplemente han sido sobornados. Y por supuesto, ellos son los mejores en su trabajo, nos serán de mucha utilidad.

-¡Yo por mi Ryuu-chan lo que sea!-gritó Iñigo, mientras se lanzaba contra mí, pero era detenido por una de mis piernas.

-A un metro de distancia, Iñigo-siseé-. Ignorando a este idiota acosador, pasemos a hablar del caso Kira. Aunque ahora sepamos quien es Kira y la forma en la que mata, este caso no va a ser más fácil por ello. Sabemos que hay dos Death Note en su poder, manejados por sus colaboradores. Uno seguramente lo tendrá Misa Amane y…

-¡¿Por Misa-Misa?!-chilló Matsuda.

-¿No os lo había comentado? Amane se escapó con Yagami Light hace dos años y desde entonces viven juntos-respondí, cogiendo una taza de café-. Nuestra misión es averiguar los nombres de los colaboradores de Yagami y destruir los cuadernos.

-Entendido.

-Bien. Light Yagami, o Ryan Laurent, como prefiráis, estudia en la LU (Lemarks University)* desde hace dos años y hay que mantenerlo en estrecha vigilancia. Y esa será mi tarea.

-¡¿Pero qué dices, Ryuzaki?!-gritó Soichiro-. ¡Mi hijo conoce muy bien tu cara y si te ve te reconocerá enseguida!

-Tal vez, pero a sus ojos, yo estoy muerto y tal vez lo asocie a una simple coincidencia mi parecido-respondí-. Y aunque no fuera así, no tendrá ninguna prueba, ya que él fue el que sostuvo mi cadáver entre sus brazos. La vigilancia de Yagami es algo que debo hacer yo personalmente.

-¡P-pero eso es algo muy peligroso!

-¿Y qué parte de este caso no lo es?-pregunté con una sonrisa en los labios.

 

Notas finales:

*La Lemarks University es una inveción mía, cualquier coincidencia es pura casualidad. 

Road_tama: Bueno, espero que os haya gustado este segundo capítulo, tal vez los primeros capis os resulten un poco pesados, pero os juro que mejorará.

 Light: No lo creo, este fanfic es una bazofia, estamos en el segundo capítulo y no he aparecido.

 Road_tama: ¡QUE TE DEN POR EL CULO! (y nunca mejor dicho).
 
 Light: ¡MALDITA CRIAJA MALHABLADA! ¡ESTÁS LA PRIMERA EN MI LISTA NEGRA! ¡TE MATARÉ!

 Road_tama: ¡INTENTALO, GILIPOLLAS! ¡TÚ NO SERÍAS CAPAZ DE MATAR A UNA MOSCA SI NO TUVIERAS ESA ESTÚPIDA LIBRETITA!

 Inner Road: ejem ejem
 
 Light: ¡NIÑA ESQUIZOFRÉNICA Y PARANOICA!

 Road_tama: ¡¿CÓMO TE ATREVES?! ¡ERES UN CAPULLO! ¡AFEMINAO CON COMPLEJO DE DIOS!

 Inner Road: Esto... chicos...

 Los dos: ¡VETE A LA MIERDA, VIEJA BRUJA! *volviéndose hacia la Inner*

 Inner Road: ¡¿QUÉ ACABÁIS DE DECIR, PAR DE IDIOTAS?! ¡REPETIDLO SI TENÉIS HUEVOS! ¡AHORA MISMO VAIS A CERRAR ESOS AGUJEROS DE CLOACA QUE TENÉIS POR BOCA O ME LIARÉ A HOSTIAS CON TODO EL MUNDO! ¡¿A QUEDADO CLARO?!

 Los dos: Tal claro como el agua pura (socorro...)

AGRADECIMIENTOS

YaoiLuvar

Anny-chan

xJoker

vegenisennawa (x2)

vampirevegx17


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