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Coctel de auras por Yageni

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Mientras, Uryuu había caminado preocupado en dirección a su casa, pero a paso lento retrasando así lo más posible el llegar a destino.

Se dio un baño para sacarse la transpiración, se cambio y se alisto para irse a dormir, aunque mal solo fuesen un par de horas hasta que sonase el reloj despertador para decirle que tenía que asistir a clases.
Pero no podía pegar un ojo.

Lo que había dicho Kuchiki-san le retumbaba en la cabeza una y otra vez. Se puso el uniforme de la escuela y se dirigió en puntillas a la biblioteca de su padre. Hurgó entre los viejos volúmenes que solían ser de su abuelo, pero no encontró nada que aclarase sus dudas. Lo poco que había hallado era lo mismo que le ya les había contado la chica. Pero ¡¿cómo se explicaba entonces lo que les sucedía?! Se concentró y notó que el pelirrojo seguía en el mismo lugar donde lo había dejado un par de horas atrás en compañía de Kurosaki y Rukia. Se encasquetó una gorra y salió a la calle con los libros de la escuela. Hablaría con Urahara antes de ir a la escuela, tenía una teoría respecto a lo que pasaba y solo este podría confirmársela. Si se apresuraba, quizás pudiese evitar encontrarse con Abarai.


Renji llegó a destino cuando el sol ya despuntaba y el rubio anfitrión se sorprendió un poco al verlo aparecer.

—Abarai-kun, te ves abatido ¿Sucedió algo?

—Urahara-san, Rukia nos contó lo que sucede en las auras cuando... —Trató de hablar Renji, pero notó la presencia de los dos pequeños asistentes de Kisuke.

—Ustedes dos, tápense los oídos—Pidió el tipo de las sandalias, cosa que los chicos obedecieron al instante— ¿Cuando se tiene sexo?

—Seh—Se limitó a contestar el teniente algo avergonzado frente al mayor, puesto que no era lo mismo que hablar con sus amigos.

—Bueno, sí. Esa suele ser la causa la mayoría de las veces

— ¿Y cuáles serían las otras razones?—Preguntó preocupado, tragando saliva.

—Ven a la sala, el Quincy también vino preguntando lo mismo—Le comentó el ex capitán del doceavo escuadrón, caminando hacia a la misma.


El dueño de Zabimaru quedó petrificado ¿Ishida estaba en la casa? Que conflictuado que estaba que no lo había notado.

Siguió a Urahara por el pasillo y al entrar, se encontró con el chico de anteojos, usando una extraña gorra de beisbol. Blanca, cruzada por la cruz azul de los Quincy.

Cuando entraron en la habitación el adolescente se removió inquieto en el almohadón y se quitó la gorra, hecho esto su reiatsu se dejó sentir con claridad, por lo que el shinigami supuso que era un objeto que servía para esconder la energía espiritual del que la usase. Era obvio que el chico se sentía abochornado por todo aquello ¿qué otra razón tendría para esconderse?

Renji se sintió muy mal por toda la situación, estaba casi seguro de que todo lo que estaba pasándole a sus auras, esas manchas, era su culpa. Ahora solo faltaba que el rubio confirmase sus sospechas.

Uryuu se sentía sumamente avergonzado. No podía imaginar una peor manera de quedar expuesto. Por lo poco que conocía a Abarai sabía que a este la situación no le molestaría, o al menos eso quería creer, pero si sus cálculos eran correctos tendría como mínimo que pedir una disculpa y para eso primero habría de explicar la situación. De solo imaginarlo tenía la sensación de que se convertía en un tomate.

Urahara se sentó con parsimonia, tomándose todo el tiempo del mundo para acomodarse, y desplegando su abanico escondió su sonrisa tras el mismo.

—Bueno, como ya les contó Rukia, esto es algo que sucede cuando dos shinigami, en este caso un shinigami y un humano, tienen relaciones— el abanico del dueño de la tienda se movía inquieto, como si a su dueño le diese calor hablar de aquello

— Si pero... — quiso interrumpir el arquero.

— Si ya me imagino que me van a decir que no hay nada entre ustedes— acotó cortante Urahara, golpeando la mesa con su abanico, dando a entender que no quería que le interrumpieran— Pero a toda regla hay una excepción— agregó feliz con sus ojitos brillando— Tengo unos pocos casos documentados, en los que esto ha sucedido cuando uno de los involucrados tenia fuertes sentimientos por el otro— hizo una pausa observando divertido la tensión en sus rostros— El aura se transfiere y adhiere a la del ser amado; es como una forma inconsciente de demostrarlos o de darlos a conocer—sus ojos azules observaban cada detalle de las dos personas frente a él.

—Cuando el culpable decida hablar, me gustaría investigarlo, después de todo no es algo que suceda muy seguido — acotó, esperando que alguno de los ellos hiciese algo.

— ¡Losientomuchotodoestoesmiculpa!—gritaron ambos muchachos, al mismo tiempo que hacían una reverencia de disculpas sobre el tatami a la velocidad de la luz de los santos dorados de Atena.

Desde el suelo, y estando uno frente al otro se miraron de reojo. Los rostros rojos como una brasa encendida.
— ¿Ah? ¡¿Pero qué esto?!— gritó Kisuke golpeando otra vez la mesa con su ya desvencijado abanico, logrando que los otros dos se sobresaltasen y dejasen de mirarse, para posar su mirada en él.
El rubio se puso de pie, aparentemente contrariado por la situación.

— Si los dos son culpables— remarcó, haciéndolos ponerse aun mas rojos— No puedo perder mi muy valioso tiempo aquí, tengo cosas más interesantes que hacer— dijo, ya de espaldas, después lo cual cerró la puerta corrediza de papel de arroz tras de él.

Con el ruido seco del fusuma los chicos reaccionaron.

Se habían quedado a solas.

Abarai tosió para aclararse la garganta, logrando que el aun abochornado Uryuu le mirase de soslayo.
— Ishida, lo que dije fue... — el pelirrojo se interrumpió para ver si aun tenía la atención de su interlocutor— Fue porque me gustas— declaró posando apenas su vista sobre el Quincy, como si verle le quemase — Por eso es que me disculpe contigo

—Ya veo— acotó el arquero acomodándose las gafas una vez más —En cambio, yo lo hice porque no quería que te sintieras mal disculpándote tu solo

— ¡¿Qué?!— grito el teniente poniéndose de pie — ¡Quincy rastrero y mentiroso!—le espetó enojado

— ¿A quién le dices así, pelirrojo teñido? ¿Cómo crees que podría enamorarme de un shinigami como tú?— le retrucó el chico de cabello oscuro.

—Sí, eso es verdad— dijo de pronto Abarai con seriedad, casi con tristeza, olvidando así la disputa.
Uryuu se sintió pésimo, se le había ido la mano.

— ¿Qué haces?— reclamó de pronto el chico de ojos azules, con sus lindas pupilas grandes como platos, al ver y sentir como el otro cerraba su mano sobre su corbata y agarraba en el proceso el cuello de su camisa. Estrujando las prendas con facilidad.

—Si realmente no sientes nada por mi cuatro ojos—susurro Renji, con su boca ahora muy cerca de la Uryuu— Entonces haz algo para detenerme— agregó para luego besar al menor en los labios sin obtener ninguna resistencia de su parte.

Ishida supo que lo habían tomado por sorpresa, con la guardia baja, pero ya no tenía sentido alguno seguir escondiendo lo que sentía, no quería, ni mucho menos podía. Fue así que abarcó la nuca del pelirrojo con una mano, para luego entreabrir sus labios, dejando que la lengua de este recorriese su boca.

Feliz por el gesto del otro, el shinigami soltó las ropas del arquero, pero solo para abrazarlo y sentir que el adolescente lo hacía también. Fue un beso lento y delicioso, que tuvieron que interrumpir de mala gana, solo porque respirar era momentáneamente más importante.

—Shinigami bueno para nada—le susurró Ishida, haciéndole cosquillas en el cuello— tú también me gustas.
—Ya lo sé, Quincy orgulloso de porquería— le contestó muy suavemente el sexto fukutaichou, para luego estrecharlo más fuerte entre sus brazos.

De pronto escucharon algo que les dejo desconcertados.

Alguien estaba llorando.

Soltaron el abrazo y casi caen desmayados de un sincope.


— ¡Aprovechados!, ¡¡uno les ofrece hospitalidad y así es como le pagan!! — Era Tessai que los observaba sentado en el tatami, lagrimas grandes como ríos surcaban su rostro — ¡Esto no es un hotel! — grito de pronto, como cambiando de personalidad y en su mano derecha la escoba lucio como un arma peligrosa...


Claro que huyeron de allí despavoridos, y aquel que era la mano derecha de Urahara lo persiguió varios metros pero fueron felices y comieron perdices a mi me convidaron pero yo no quise =P

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