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De la Moral y otros defectos por Eruka

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Notas del capitulo:

Hi hi!!!!!!!

 Me han extrañado??? x3 lamento tanta demora, peo la escuela mata mis neuronas T.T

 

Espero les guste a todas, y en especial  ti, C-chan, espero que al menos te haga sonreir n.n. Ya conteste los reviews, gracias!!! ^^

 

 

Vivir no es sólo existir,

sino existir y crear,

saber gozar y sufrir

y no dormir sin soñar.

Descansar, es empezar a morir.

Gregorio Marañon (1887-1960) Médico y escritor español.

 

 

Capítulo II: Inmoral

 

El Mogura no se distinguía por ser un bar donde el ambiente fuese  demente, o siquiera fuera realmente excitante estar ahí. Pero era el único bar en la ciudad en el que ningún paparazzi podría colarse, lo cual lo convertía en el sitio idóneo para celebrar victorias, lamentar derrotas y brindar con whiskey por una larga carrera en el deporte, por las anfetaminas y por las hormonas.

 

Por eso estaban ahí todos los miembros del equipo, celebrando su reciente victoria con alcohol y mucho ruido. Sasuke, que estaba próximo a casarse, recibía las burlas de su compañero, respecto a dejar el equipo para dedicarse por completo a Naruto y convertirse en un mantenido. Sai no les ponía mucha atención, su mente, simplemente, se encontraba en otro lugar muy lejos de toda la juerga.

 

Se encontraba en el sexi pelirrojo que lo traía loco, que lo excitaba solo con dirigirle una de sus miradas reservadas, y cuya fotografía en bañador –extraída de una revista deportiva- lo obligaba a hacerse pajas cada noche, ansioso por penetrar de verdad la entradita caliente y húmeda que imaginaba en el menor. Sacudió la cabeza, intentando apartar de sí ese tipo de pensamientos sexuales, algo temeroso de empalmarse y querer tirarse a cualquiera de sus compañeros solo por desfogarse. 

 

Y aún con  todo eso, con sentir gusto y amor por el pelirrojo, no tenía deseos de seguir persiguiéndolo, rogándole por una relación que de cualquier modo no iba a funcionar si el taheño no lo deseaba.

 

Hablando del mapachito y por su madriguera asoma…

 

-Bastardo-llamó de mala manera, Sasuke volteó a verlo con curiosidad, y Sai señal en dirección a la puerta-Mira quien esta ahí-

 

-¡Naruto!-exclamó con tierna emoción, lo que hizo reír a sus compañeros, divertidos de que el frío Uchiha se ilusionara tanto con la presencia de su prometido.

 

-¡Sasuke!-el rubio actor corrió hacia la mesa donde se encontraban (cercana a la pista), y el moreno abrió los brazos para recibirlo en un tierno abrazo.

 

-Pensé que no quería venir-comentó Sai a Sasuke, que no le hizo ningún caso, pues ya comenzaba a medio darse el lote sin mucho pudor.

 

-Gaa-chan quiso venir a tomarse una copa-explicó Naruto, dándose un respiro para explicar su presencia, señalando al muchacho aguamarina que se sonrojó cuando poso su mirada en su preciosa figura.

 

-Creo que mejor me voy-balbuceó tímidamente cuando notó a todo el equipo –y a Sai- mirarlo con verdadera curiosidad, hacia el amago de retirarse en huida estratégica, cuando la vocecilla (nunca antes tan irritante) de su amigo lo paró en seco.

 

-¡No!-replicó el rubito, tomándolo de las manos-prácticamente me arrastraste hasta aquí, así que no me vengas con que ya te quieres ir-refunfuñó.

 

-Mmm...… de verdad… es que, bueno, me equivoqué-repuso, poniéndose más y más rojo, como si sus pensamientos lo avergonzaran. Sai intentó contener con mas ganas su empalme, pues ver a Gaara tan incomodo y rojito, era una de sus miles de fantasías (y una de las mas sanitas.

 

-Es raro verte aquí, Gaara-kun-comentó otro de los miembros del equipo, y los presentes –y Sai- asintieron en acuerdo.

 

-Ven conmigo-termino pidiendo casi sin darse cuenta, sobresaltando al aguamarina-quiero hablar contigo-explicó.

 

 

-Mm… vale-aceptó. El resto del equipo –esta vez Sai no-, que los observaba con interés, arqueó las cejas con sorpresa, pues era bien sabido la cantidad de veces que Gaara había rechazado al azabache.

 

 

-Ven-tomó la mano derecha del nadador, jalándolo hasta llegar a la barra-dos czarina*-pidió a la linda bar tender, guiñándole con coquetería un ojo.

 

-Yo… no tomo-replicó el menor, sentándose a su lado en la barra.

 

-Ni yo-bromeó simpático-vamos, celebremos la muerte de mi amor por ti-pidió con tranquila indiferencia.

 

-¿De… de verdad ya no te gusto?-Inquirió Gaara, mirando el coctel frente a él-no es que me importe ni nada, pero…-

 

-Eres tan mono-suspiró, pellizcando ligeramente una de las mejillas coloreadas del bermejo, quien esta vez no se sobresalto-¿Herí tu ego?-inquirió.

 

-No-mintió-no lo hiciste-

 

-Lamento si te ofendí, tal vez debí habértelo dicho de otro modo-se disculpó con franqueza-no es que ya no me gustes o no, es que ya no busco nada contigo, ¿me expliqué mejor ahora?-

 

-¿Por qué?-justo después de inquirir, se arrepintió, pues su voz había sonado verdaderamente lastimera.

 

-Por que me canso con facilidad de estar rogándole a una persona-repuso lacónico, casi frío.

 

-Bien-aceptó, suspirando antes de tragarse su coctel con rapidez-quiero algo con mucho alcohol al cual achacarle el remordimiento-le pidió a la chica tras la barra, quien sonrío con aire de misterio.

 

-Ahora te lo preparo, guapo-dijo, dándose la vuelta con actitud soberbia.

 

-¿Qué culpa?-inquirió el moreno,  sonriendo imperceptiblemente.

 

-Un momento-acotó, esperando con impaciencia el mentado coctel.

 

-Aquí tienes; es un Inmoral -la chica le tendía una alargada copa con una bebida color bermejo, que miro con cierta desconfianza-Es granada con vodka, brandy, tequila, ginebra y ron, si esto no te deja seco de vergüenza, no se que lo hará-

 

Después de observar con cierta sospecha la escarlata bebida, el pelirrojo se armó de valor y se trago casi de un sorbo la bebida, que le quemó la garganta con algo de brusquedad, al sentirlo tan fuerte. El moreno lo observaba con interés, preguntándose cual seria el siguiente movimiento del menor. Ansiándolo de verdad.

 

-Ay…-se quejó luego de beber todo, sosteniéndose la frente e intentando enfocar al basquetbolista-Sai… quiero acostarme contigo-le dijo antes de poder arrepentirse, aún con la mirada perdida, por lo que el trigueño no pudo mas que echarse a reír.

 

-¿Te tomaste eso sólo para hacerme una propuesta indecente?-inquirió, fingiendo estar escandalizado como una monja ante un exhibicionista-mira que cerecita mas linda me vengo a encontrar-expresó alegremente.

 

-No estoy jugando-replicó molesto por no recibir una rauda respuesta que le evitara repetirlo-de verdad quiero acostarme contigo, ¿tú también lo querías, no?-

 

-Pues si, pero…-sin embargo, el menor no le dio mucho tiempo para excusarse, pues se apodero de sus labios con un beso dulcemente torpe, que Sai tuvo el acierto de guiar para hacerlo mas placentero para ambos.

 

-De verdad, Sai… quiero… acostarme contigo-le repitió en rendición, entre balbuceos provocados por el licor-quiero… que tú me toques…-expresó.

 

Sai se reprendió mentalmente por aceptar, pero es que deseaba tanto al aguamarina, lo deseaba tanto y tenía tantas ganas de tocarlo, de penetrar no solo su cuerpo, sino su alma y llenarle los sentidos, que se decidió a ser lo suficientemente  egoísta para aprovecharse del estado alcoholizado del nadador.

 

-Vamos-hizo levantarse al pelirrojo, para tomarlo de la cintura y dirigirlo en trompicones a la salida trasera, evitando de ese modo las miradas de sospecha de su equipo y de Naruto mismo, quien de seguro evitaría a toda costa que su amigo ojiagua se acostara con él en ese estado. Gaara se limitaba a dejarse guiar, entre pasivo y exultante, ya fuera por el alcohol o por la imagen mental de verse tocado y marcado por el otro.

 

Sin poder reprimirse por mucho, se decidió a llevar a su deseado amante al primer hotel más o menos discreto que encontrara, por lo que optó por tomar en brazos al menudo nadador, que no se molesto en quejarse, ya demasiado perdido en la bebida –cosa normal dado que no estaba acostumbrado a tomar- hasta su automóvil. Arrancó el coche con premura, ignorando precauciones de más, y partió hacia la carretera, donde una fila de hoteles seguro servirían, su granate pasajero balbuceaba sin sentido a su lado, pero apenas se molesto en intentar descifrar la sarta de incoherencias que salían de la llena boquita.

 

Al final se detuvo frente a un edificio casi decente, aparcando sin preocuparse cuantos espacios tomaba. Sacó a su pasajero con fingida calma, para registrarse rápidamente en la solitaria recepción con un alias y pedir una habitación en el último piso.

 

En el elevador, la musiquita lo impaciento más, pues el taheño ya comenzaba a hablar tonterías, y sabía que si se tardaba mucho más, terminaría bien dormido por la borrachera. Por fin llego a su habitación (nada fuera de lo normal, apenas una cama matrimonial y una mesita sosa), llevando en brazos al nadador, que lo miraba entre confundido y temeroso, aún entre sus delirios de borracho.

 

-Sólo… sólo prométeme… que no me dejarás mañana…-le escuchó decir en susurros de perdidos, sonriendo al saber la dulce condición.

 

-Te lo prometo-aceptó apaciguando su premura por momentos para dejarlo con suavidad en la cama, sin molestarse en prender las luces del lugar, que seguro fastidiarían al menor.

 

 

Y casi salto de gusto al darse cuenta de que estaba a punto de poseer al objeto de sus más profundos deseos. Sin mas ataduras, tramites o dogmas de algún tipo…

 

Iba a follarlo con el completo consentimiento de su amante.

 

 

Y una sonrisa, de niño travieso o pantera en su primera caza, se lanzo de lleno al objetivo.

 

Comenzó sacando la camiseta color azul claro del menudito cuerpo (que parecía muy atontado para participar mas activamente), con ímpetu y sin entretenerse en ser cuidadoso, ni siquiera en contemplar el torso y los pezones rosados, pues enseguida  se dedicó a quitar los pantalones, junto a los zapatitos deportivo de color negro, dejándolo con sólo unos adorables calzoncitos negros, que también retiro para observar la totalidad de su adoración; Piel suave, blanca y coloreada de rosado en algunos sitios, marcado ligeramente por el nado, y endurecido de los hombros por la misma razón, pero en sí, Gaara era como un niño delicado o una chica en desarrollo, con sus pezoncitos rosas y semierectos, las cadera algo delineadas y la pancita de prepuber, en el que un ombligo sobresalía con erotismo. Las piernas estaban trabajadas, pero seguían siendo delgadas y estilizadas, desde los deditos de uñas chiquitas, hasta los muslos deseables, que guardaban el premio que tanto buscaba Sai. El miembro, rosado y lampiño, apenas llamó su atención, pues estaba ensimismado en la contemplación de la boca roja, que boqueaba en busca de palabras, que no encontraba ni encontraría.

 

-Voy a tocarte-avisó, con la intención de no espantarlo-no te asustes-pidió, pues estaba claro que el taheño estaba a nada de salir corriendo, y tal vez lo hubiese hecho de no ser por que estaba alcoholizado y por ende, no coordinaba muy bien. Empezó por los pezones, que lamió sin pudor,  intentando excitar al otro con sus dulces atenciones. Gaara sabía a cerezas y miel, entre calido y refrescante,  a sumisión y sodomía. 

 

A todo.

 

Continuó lamiendo, entre los gemidos dulces, elevados, roncos y sutiles, todo tipo de sonidos que le regalaba su amante, que parecía tan excitado que temió que se corriera muy pronto.  Pensando en ello, tomo su pene, restregándolo entre sus manos para al menos darle un motivo para correrse.

 

-¿Nunca te has acostado con nadie?-preguntó, con repentina duda, aunque su sorpresa fue grande cuando el otro pudo responderle casi con firmeza.

 

-Soy gay-le dijo, como si eso lo respondiera todo-no he podido acostarme con… una…chica… ni tampoco con un hombre por el… escándalo- explicó entre gemiditos.

 

-No entiendo porque te preocupa tanto, es tu vida-le replicó, masajeando con suavidad la punta.

 

-Mi carrera es lo…úni…co que… tengo-repuso con esfuerzo. Finalmente se vino entre los dedos expertos de Sai, que observo el orgasmo de Gaara con ternura, pues hora se imaginaba que el muchacho debía sentirse ciertamente ansioso tras años de abstinencia.

 

-Así que vives de pajas, ¿eh?-se burló un poco, cuando el taheño se sintió mas recuperado.

 

-Baka-

 

-Voy a abrir tus piernitas-le informó-aunque si las abres tú sería mas erótico-agregó sin esperar que lo hiciera, pero deseándolo de verdad. El bermejo las abrió de apoco, entre apenado y ansioso, sin mirar al otro que observaba como comenzaba a visualizarse una entradita pequeña entre el traserito firme y blanco-Ábrelas mas, amor-pidió. Ya fuera por el alcohol o la excitación,  Gaara hizo lo que le pedía, y separo sus muslos hasta dejar ver por completo su entradita rosada y mojada.-muy bien, cerecita-aprobó con la mirada de lujuria que Gaara no olvidaría.

 

 

-Con… cuidado-suplicó, cuando los dedos de Sai se abrían paso entre sus nalguitas.-mierda-gruñó, sintiendo como Sai había colado dos de sus dedos en un solo movimiento. Dentro, empezó a moverlos, intentando ensanchar con prisas la deliciosa entrada que deseaba profanar.

 

-Si no dejas de gemir así, no deberías pedirme milagros-se quejó el moreno, sacando sus dedos para tomar su enhiesto pene y dirigirlo al deseado lugar.

 

-Si… si tú dices que me amas… yo también lo diré-susurró, componiendo un encantador puchero infantil.

 

 

-Te amo-aseguró sin titubeos-mas que a nada, te amo-y penetró la entrada rosácea, en una mezcla confusa de brusquedad y tersidad.

 

-¡Argh!-se quejó dolido el taheño, revolviéndose para acotar la ansiedad provocada por sus mas oscuros deseos masoquistas.

 

-Me debes un te amo-le recordó Sai con tersidad, comenzando con movimientos suavecitos en el delgado cuerpo.

 

-No es verdad; te engañé- replicó Gaara, tapándose la boca para evitar un gemido largo y denigrante. Ya casi no sentía el licor en sus venas, por lo que su carácter frío ya cobraba factura.

 

-¿Cómo?-inquirió el moreno, sonriendo por la tozudez-Puedo esperar-prometió, haciendo mas enérgicas y largas las embestidas.

 

-Ahhh… ahhhhh… mmmm-gimoteó en cada nuevo movimiento, deseando arrancarse la piel en tiras antes de admitir que Sai ya le llenaba los sentidos. Que ya lo veía al cerrar los ojos, que ya sentía su olor como un afrodisíaco. Que estaba muriéndose de placer.

 

-Te amo-le repitió como una condena, en la que el mayor lo ataba por siempre, lo marcaba, lo sometía hasta quitarle el frío.

 

-Yo…. También-se rindió finalmente, llegando a la cúspide de su placer y seguramente a la cúspide de su mundo, de su felicidad: llegaba al centro de la Tierra donde solo Sai lo esperaba. Donde no había entrenamientos y horas de famélica agonía, publicistas tiránicos ni una moral conformista.

 

Había solo un Te Amo para la eternidad, como esperando que se atreviera a descubrirlo para extenderse tal liga por todo su cuerpo. Y ahora lo asfixiaba un sentimiento demasiado surrealista en su vida…

 

Y también los asfixiaban los labios de Sai.

 

 

-Me amas de verdad-no estaba seguro de que fuera una afirmación o una duda, pero asintió lentamente, entre beso y beso del de cabellos negros.

 

-Si-repuso apenado pero con mucha mas firmeza.

 

-Entonces, creo que puedo perseguirte un rato mas-sonrió, volviendo a apoderarse de sus labios para quitarle hasta el nombre.

 

 

 

Sai se echo a su lado luego de regalarle el beso del siglo, tomándole de la delgada mano, con la clara e ingenua intención de no soltarlo nunca mas. Lo cual, si lo veía en perspectiva, no parecía del todo mal. Después de todo, siempre habría un me equivoque o una bebida a la cual achacarle el error. Aunque, intuía, que ya no necesitaba nada mas que Sai, ni culpas, ni publicidad, y mucho menos moral. Y también noto, que la moral a la que tanto se había aferrado, no era nada en comparación con lo que había obtenido. No siquiera era un borde realmente seguro al cual atarse, mas bien un flotador que no te permite poder avanzar.

 

Irónico que hubiera aprendido lo engañosa de la moral luego de perderla.

 

El jugador de baloncesto, por su parte, se asió de la mano del otro, intentando pensar en como le diría a Konni-chan que ya no se iban a Canadá, aunque conociéndola, seguro saltaba de gusto…

 

Y si no, daba igual, él ya tenia a su cerecita, a su persona interesante, a su nadador obsesión y la promesa de una vida en el horizonte abismal. Tal vez encontraría éxito en Japón, o una oferta tentadora, seguro Kami no lo dejaba en la estacada, quien sabe, a la mejor y llegaba a ser el basquetbolista mas famoso de todos los tiempo, ponían su rostro en una marca de ramen y allá a donde fuera le pedían autógrafos…

 

 

¡Que demonios!, con tener a Gaara ya bastaba.

Notas finales:

 *Nota: En este cap utilice esa fracesita tan chula que usamos en el rol, te diste cuenta, C??? ^^

A qué quieren matarme por un final tan WTF??, xDD creanme, no di para más, no si no es mi tema ni es mi estilo, y encima mi musa parece haberse largado junto con mi tiempo libre, así que mucho no se me puede exigir T.T, pero igual espero que lo disfrutaran ^^.

 

Si alguna se pregunta que ha ocurrido con mis otros fics, les dire que ya van en proceso, solo tengan paciencia (igual pueden checar mi perfil y ahí les explico como van los fics, oki?).

 

Dejen un review y gracias por leer *O*

 

Kisus ^x^

 


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