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Pastel de calabaza por saylor_mero

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Notas del capitulo:

Qué voy a decir, si no tengo excusa D:

Es sólo que cuando la inspiración no viene, no viene D: Y cuando quiere venir, mis estudios no me dejan tiempo.

Aún así, gracias a las personas que siguen esperando mi fic~ Os amo~~<3

Si había algo horrible en el número 12 de Grimmauld Place, era, sin duda, el agudo y molesto rechinar que producían las puertas al moverlas. Normalmente no le molestaban demasiado, pero ahora, intentando por todos los medios no despertar a Draco mientras abría con cuidado la quejumbrosa puerta de su cuarto, Harry pensó que era uno de los mayores defectos de la mansión, y que no pasaría otro año sin ser solucionado.


Cuando al fin consiguió abrir la puerta del todo, se agachó con cuidado, lo más silencioso posible, y acercó sus labios a la oreja del pequeño ser de pelo rojo fuego que estaba a su lado.


-¿Estás listo?- Teddy asintió efusivamente, comprendiendo su misión- Cuando cuente tres. Uno…- Draco se removió entre las sábanas, ajeno a lo que estaba ocurriendo a tan sólo unos metros de los pies de su cama-Dos…¡Tres!


El pequeño salió corriendo en cuanto oyó la palabra clave, emitiendo un chillido divertido y lanzándose de golpe en la cama del rubio, revolviéndose, y haciendo que Draco despertase de repente , con una cara de confusión digna de inmortalizar.


-¿Pero qué..?


Harry observó divertido cómo Draco agarraba con un solo brazo a Teddy y se lo sacaba de encima, castigándole con un ataque de cosquillas. El niño se revolvió en la cama y escapó corriendo hacia Harry, que lo alzó en brazos, con una sonrisa.


-Feliz Navidad.


Draco dejó de acomodar las sábanas y le miró en silencio. Su rostro se ensombreció levemente, provocando que a Harry se le hiciese un nudo en el estómago.


-Sí…Feliz Navidad.


Harry compuso una mueca de angustia y apretó más fuerte al pequeño contra él. Aún quedaba mucho día por delante, y tal vez ese semblante triste de Malfoy se quedara tan sólo en un recuerdo matutino.


-El pequeño Teddy Lupin no podía esperar a que te despertases para abrir sus regalos, así que ha venido a despertarte él mismo.- Draco miró al pequeño en los brazos de Harry, aliviando un poco su expresión-Yo en tu lugar me levantaría y bajaría rápido, si no quieres perdértelo.


Harry se dio la vuelta y salió del cuarto, observando desde el pasillo como Draco salía de la enorme cama y les seguía sin apenas levantar la vista.


Bajaron hasta el primer piso, y al entrar en la sala de estar, Teddy se abalanzó contra el montón de paquetes de diferentes tamaños y colores dispersos rodeando la chimenea. Harry rió y se sentó en el sofá, seguido de Draco, todavía soñoliento.


El pequeño parecía no dar abasto entre tantos regalos, y deambulaba de un lado a otro sin poder escoger. Al final se decidió por el más grande, un paquete alargado y envuelto con papel verde brillante, y lo arrastró a los pies de Harry, que rió y le revolvió el pelo.


-Creo que ese es tu regalo, Ted.- el pequeño ladeó la cabeza.-¡Vamos, ábrelo!


Cuando Teddy sacó la pequeña escoba del su envoltorio, a los tres les brillaron los ojos de emoción. Era un ejemplar hermoso y del tamaño perfecto.


Draco levantó una ceja.


-Habrá que enseñarte a volar. Antes de que te des cuenta serás cazador en el equipo de quidditch de Slytherin.


Harry rió y le golpeó un hombro, al tiempo que se estiraba para alcanzar otro regalo del montón.


-Veamos… ¡Kreacher!


El fiel elfo se apareció con el mismo estallido de siempre, e hizo una reverencia hasta tocar con la puntiaguda nariz en el suelo.


-Kreacher, este es tu regalo de navidad- el elfo abrió los ojos tan desmesuradamente que parecía que se le saldrían de las órbitas en cualquier momento.- ¡Disfrútalo!


Kreacher logró abrir el paquete con las manos temblando exageradamente.


-¿Un micropuff?-Draco le miró con incredulidad- ¿Le has regalado un micropuff a un elfo doméstico?


-Así tendrá compañía. Además, mírale, parece que le gusta, ¿no?


El rubio torció las comisuras en un gesto suave, mientras observaba al elfo correr detrás de su nueva bola de pelo rosa, pero en seguida cambió su expresión a una de desconcierto, al sentir en su pierna el peso de un paquetito envuelto en un llamativo papel rosa fucsia. Giró la vista hacia el moreno, que lo miraba con una sonrisa.


-¿Qu..?


-Feliz Navidad.


Draco se quedó en silencio, sin saber qué cara poner. Al final, optó por apartar la mirada de la del moreno, y clavarla en el pequeño regalo.


-¿No vas a abrirlo?


Harry notó como Draco se tensaba al oírle. Un escalofrío recorrió su columna vertebral cuando el rubio abrió lentamente el paquete, como temiendo una bomba o algo peor.


El silencio de Draco le hacía sentirse más y más nervioso a cada segundo que pasaba.


-¿Y…?¿Te..te gusta?


El rubio se mantuvo inmóvil durante algunos instantes más, y luego le miró, clavándole la mirada sin piedad, asintiendo levemente.


-S-Sí… Sí, me encanta.


Una fina y hermosa cadena de plata colgaba majestuosa de los dedos de Draco, que observaba con deleite la enorme serpiente del final. Un atisbo de sonrisa se formó en sus labios, que se esfumó enseguida.


-Lo siento, yo no he…


-Eh, está bien.-Harry le puso una mano en el hombro con complicidad, pero la retiró enseguida, sintiendo como el contacto el quemaba.


Draco clavó la vista en la chimenea, y de repente levantó la vista.


-Ah…tengo algo…


Harry le miró levantarse y salir corriendo escaleras arriba, para volver unos instantes después con un frasco de cristal con un líquido de color cambiante en las manos. Se volvió a sentar a su lado y se dirigió a él, colocándole el frasco entre las manos con sumo cuidado.


-Esto es…una poción que he creado yo mismo. Unas gotas justo antes de dormir harán que tengas sueños maravillosos, independientemente de tu condición física o psicológica.- Draco sonrió con suficiencia- Siéntete afortunado, tienes el primer ejemplar de la poción que llevará a la fama al mejor fabricante de pociones de la historia.


Harry rodó los ojos y rió, observando el frasco entre sus manos.


-Vaya, gracias, su excelencia. Lo cuidaré como su valor merece.


-Más te vale.


Harry rió, encantado de haber eliminado el rostro triste de Draco al menos durante un rato.


 


         ********************************


Harry resopló, frotándose las manos resguardadas en los gordos guantes de lana de Molly Weasley. El frío era afilado y no tenía piedad, y sus pies estaban tan congelados que le costaba hasta caminar. Aún así, había preferido aparecerse en la calle en vez de directamente dentro de casa.


Subió los peldaños, parándose durante unos instantes frente a la puerta, dudoso. No sabía qué hacía ahí, no sabía por qué había vuelto. Sólo sabía que, durante la mísera media hora que había permanecido en la Madriguera, su mente sólo reproducía una imagen ficticia de Draco en una esquina del número 12 de Grimmauld Place, completamente sólo, derrumbado y triste. Y por mucho que se había intentado obligar a sí mismo a pensar que Draco era fuerte y estaría preparando pociones o aplicándose un tratamiento facial de aloe vera, la angustia le había ganado, haciendo que, ante la sorpresa de todos, anunciara que no se quedaría a comer con su familia postiza ese año.


Molly se había puesto roja como un tomate y le había tirado de una oreja, pero había cambiado la cara nada más pronunciar Ron las palabras “seguro que tiene una novia y no nos lo ha dicho”. Entonces, le había dado una palmada en la espalda, le había sonreído y le había dicho que no se preocupase, que ella cuidaría de Teddy hasta mañana y que se lo pasase bien, haciéndole sentir culpable.


Suspiró. Tal vez Draco no quisiese pasar con él la Navidad. Tal vez ni siquiera quisiese recordar que era Navidad.


Entró despacio, agradeciendo el calor de la casa. Colgó su abrigo y su bufanda en el perchero y se encaminó escaleras arriba, rompiendo el incómodo silencio con el ruido de sus pasos. Tenía la corazonada de que Draco estaría en el desván, haciendo tiempo entre raíces de asfódelo y otras muchas cosas malolientes. Cruzó el rellano, esquivando al travieso micropuff de Kreacher, y golpeó la puerta con los nudillos antes de entreabrirla y asomar la cabeza.


Draco estaba sentado en el alféizar de la ventana, con la mirada perdida en el exterior. Algo humeaba en el caldero más grande, dándole un olor afrutado al desván. Al oír la puerta se giró, sin esconder la sorpresa, y se incorporó.


-¿Qué haces aquí?


Genial. Había sido estúpido por su parte no pensar en que Draco obviamente le iba a hacer esa pregunta, y por lo tanto no tenía una buena respuesta preparada en el bolsillo.


-Eeh... bueno, pensé que como es Navidad y eso, no querrías comer sólo, así que…


Draco levantó una ceja, perplejo, y Harry deseó que una roca del tamaño de un colacuerno húngaro le cayese encima y le arrancase de ese mundo cruel.


-¿Y los Weasley?


-Son muchos, no se sentirán solos.


Harry deseó que entrase el micropuff o algo así, algo que rompiese esos silencios incómodos.


-O sea, que debo entender que has preferido venir aquí a comer con tu enemigo de toda la vida en Navidad antes que quedarte con tus seres queridos.


-Bueno…sí, podría decirse que sí.


-¿No se te ha ocurrido pensar que con mi afilada forma de ser probablemente me sentiría ofendido por semejante muestra de caridad?


-¿Te sientes ofendido?


-No.


Harry sonrió levemente, satisfecho.


-Tampoco es como si me supusiera una tortura pasar tiempo contigo, Malfoy. No lo veas como una obra de caridad, míralo como… una comida entre amigos.


Algo recorrió su espina dorsal, tensándolo. No se había dado cuenta de la magnitud de lo que había dicho hasta demasiado tarde, cuando ya no podía dar vuelta atrás. ¿Amigos? ¿Desde cuándo él y Draco eran amigos?


El rubio le miró en silencio durante unos instantes. Harry supo que estaba consternado por lo que había dicho, y temió que le dijera algo que definitivamente no quería oír.


Harry exhaló aire con dificultad y juntó el poco valor Griffyndor que le quedaba.


-¿Y, qué dices?


Draco saltó del alféizar y se acercó a su caldero, apagando el fuego con un movimiento de varita. Clavó la mirada en el humo que se iba desvaneciendo, y compuso un intento de sonrisa casi imperceptible.


-¿Qué comemos?


Harry sonrió de oreja a oreja y se dio la vuelta, conforme.


-Déjame eso a mí. Tú preocúpate de que tu nueva túnica de gala importada de Nueva York esté favoreciéndote perfectamente en menos de media hora.


Draco le miró, con una expresión entre divertido y extrañado.


-¿Qué esperabas, una comida de Navidad en pantuflas de andar por casa?

Notas finales:

Capítulo corto pero importante. :D

Se vienen cosas buenas~~

Por cierto, para todas esas personas que tenían una ligera idea de qué le iba a regalar Harry a Draco y se han llevado una decepción al leer el colgantito....aún no se acabó el día, sólo digo eso :D

Os quiero~~


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