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The Show must go on por giovanetta

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Notas del capitulo: holi, new capi, espero les guste y nos leemos en nuevas actualizaciones xD
CAPÍTULO VIII


Narcisa tenía un mal presentimiento de todo esto. Hacía mucho rato que no veía a su hijo, ni tampoco a su nuera… no debía ser nada bueno.


No le costó mucho pensar dónde podría estar su hijo en esos momentos…


Dejó el salón, mientras lo invitados seguían destilando su intelecto.


Subió las escaleras… algo cansada por el acto de caminar demasiado rápido. Sobre todo con unos zapatos en punta que le provocaban un gran dolor en sus pies.


De pronto vio una figura femenina abriendo la puerta donde supuestamente debía estar su hijo…


Escuchó el nombre de Draco pronunciado por su nuera.


Para evitar un escándalo de proporciones y la vergüenza que ello causaría, la llamó a su lado.


-Querida, acompáñame al salón- dice acercándose.


Pansy ni se percató del ruido que venía desde el interior del dormitorio.


-Estoy buscando a Drake- volvía a insistir en entrar allí.


-Lo vi hace un rato… él está en el baño de huéspedes.


-¿En el baño?- pregunta la pelinegra, cerrando la puerta.


Por dentro Narcisa suspiró. Debía improvisar.


-Ha estado algo nervioso desde la mañana, tú sabes… cosas de hombres.


-Quiero buscar una copa de champagne- dice con soltura- sin Drake es muy aburrido.


-…l ya vendrá, querida- la insta a seguirle- la novia no puede desaparecer en la mitad de la fiesta.


-Es verdad- responde de forma exagerada.


De esa forma la fiesta continuó.


A la hora después, Draco apareció tan fresco como una lechuga. Tomó el brazo de su esposa y posaron para la clásica foto que iría en un álbum familiar.


Cortaron el primer trozo de torta y se besaron. Muchos flashes de cámaras digitales que inmortalizaban el momento.


A simple vista parecían la pareja perfecta. Aparentemente enamorados. Ambos con mucho dinero. El resguardo de ese capital para la futura generación.


Algunos invitados comenzaron a marcharse temprano.


Debían asistir a otros eventos sociales, aunque ellos ya eran parte de las portadas de las revistas de Londres.


Todo era la apariencia. El que dirán o pensarán. Lo que hablarán al salir de allí. Todo eso era relevante, tanto como para quitarles el sueño.


Para Harry, aunque los días pasaran, todo seguía siendo igual.


Draco y Pansy se fueron de luna de miel después de la fogosa noche de bodas que tuvieron.


Sin embargo, para el rubio heredero, sus pensamientos estaban en otra habitación, junto a otra persona.


Ese moreno de piel de fuego. De labios pecaminosos y complaciente. Aquel esclavo que encontró en las calles oscuras de Londres… con su ropa ensangrentada.


Harry dormía plácidamente como un bebé en la cama de dos plazas de su amo. Con las sábanas de seda, tan suaves.


Se notaba claramente en su cuerpo, las marcas que había dejado su amo. Al igual que su vientre que seguiría creciendo hasta poder dar a luz al primogénito de los Malfoy.


El miedo, las dudas y el hecho de que nunca podría ser libre, era su batalla interna de todos los días.


Esos días en que su amo estuvo de viaje, se sentía realmente solo. De no ser por Narcisa, que al notar su estado, ni siquiera recibiría alimentos o ropa limpia.


Un día, le llevó al ginecólogo. Quería saber cómo se encontraba el bebé en gestación y si todo iba normal.


Revisaron a Harry y le notaron bajo de peso y problemas de vitaminas. Por lo que le recetaron unas cuantas y una alimentación más sana.


Para Harry, ella era una mujer extraña. Tenía una expresión algo triste y parecía que no dormía muy bien. Las marcas de las ojeras por el desvelo, eran notorias.


El moreno se sentía incómodo por tanto silencio. En todo el camino no se pronunció palabra alguna.


Ella parecía una estatua de mármol. Con los labios sellados y la mirada perdida en alguna parte.


El ojiverde, podía contemplar al fin lo que era la ciudad. El aire limpio y el ruido característico de los vehículos. Ese mundo que no podía ver al estar cautivo, ahora estaba frente a sus ojos.


Mientras lo veía a través del espejo del vehículo, tocaba su vientre y pensaba en ese niño. En cómo sería cuando naciera, de qué color tendría sus ojos, qué color de cabello, qué color de piel…


De pronto, el auto se estaciona. Narcisa le ve por primera vez con otra expresión. No era rabia o dolor… era de determinación.


-Hice los arreglos para que puedas vivir aquí… solo- dice rompiendo el silencio. Salió del auto y Harry hizo lo mismo.


Era un edificio nuevo que al parecer tenía poco tiempo construido.


-¿Usted me regresa mi libertad?- pregunta y esa palabra que vio tan lejana, ahora podía ser realidad… “libertad”…


Soy libre… somos libres…


-Sé que Draco te buscará- dice y le entrega la llave- te mandaré dinero todos los meses, sólo quiero que te alejes de la vida de Draco.


No sabía si agradecer o no ese gesto tan amable.


-No se preocupe, sra. Malfoy, no quiero su dinero.


-Tómalo- le entrega un bolso de cuero- te hará falta.


Antes que pudiera objetar algo, la mujer se va a toda velocidad en su lujoso auto.


Harry sentía cosquilleos en el estómago. Era libre de los Malfoy. Esa mujer le devolvió la libertad.


Entró al edificio. Era lo más cercano a su nuevo hogar.


Había una recepción y un ascensor detrás.


Caminó luego de responder el saludo del recepcionista. No sabía cómo reaccionar. Todo era nuevo ante sus ojos.


Como un niño, apretó el botón del ascensor. Aguardó hasta que la puerta se abrió. Allí iba un matrimonio que se veían muy melosos.


Algo avergonzado, entró al ascensor. Ellos rieron detrás de él.


Ella era de pelo castaño y tez blanca. De figura esbelta y estilizada. …l era pelirrojo y de ojos azules. De tez blanca y con esa mirada que tienen los enamorados… de bobos.


Permanecía muy cerca el uno del otro. Entre risas y algunos comentarios de su boda.


Harry llegó al piso 6 y se bajó. El matrimonio también hizo lo mismo.

El moreno caminó por el largo pasillo buscando el número de departamento que estaba escrito en la llave. El 601.


Vio el 600 y avanzó uno más. Al fin había llegado. Los números metálicos le indicaron el fin de su travesía.


Abrió la puerta e ingresó a su nuevo hogar. Cerró la puerta con cuidado. Dejó el bolso de cuero en el sillón del living.


Corría como un niño en un parque. Iba viendo todo el departamento con el corazón hinchado de alegría. Se sentía tan infinitamente feliz por ser libre.


Fue hasta el dormitorio. Se recostó en la cama. No podía parar de sonreír. De llorar. Era un sueño hecho realidad.


Verse libre del yugo de los Malfoy.


Ese día, aprovechó de descansar. Esa cama era tan suave.


Le fue fácil quedarse dormido sobre la ropa.


Por primera vez en mucho tiempo, no había tenido esas horribles pesadillas. Al parecer los días de ser el esclavo sexual de Draco, habían llegado a su fin.


Continuará…
Notas finales: ¿Qué pasará cuando Draco llegue y vea que Harry no está?... ¿se terminarán los días de libertad del moreno?... eso y más en el siguiente capi, besos, cuídense, bye bye

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