Los actos mas decisivos de nuestra vida, es decir, Los que corren mas riesgo de decir nuestro porvenir, Son la mayoría de las veces actos ¿imprudentes?
Es un tren al cual sube uno sin pensarlo y sin haberse preguntado a donde lleva.
E incluso nunca se comprende que el tren le conduzca a uno hasta que ya es demasiado tarde para apearse de él.
(André Gide)
Capítulo 2 - Me ves, Te veo.
-Valentía -dijo Draco y la gárgola se abrió, dejando paso a las escaleras que dirigían hacia el despacho.
-¿Cómo…? -preguntó Harry sorprendido mientras caminaban por las escaleras.
-Es el director, tenia que salir con sus gatitos de alguna forma, no todo puede ser dulce Potter.
Continuará…………..
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Los chicos subieron decididos las escaleras que les conducirían al despacho del ahora fallecido director…
Al llegar a la puerta que conducía dentro del despacho Harry se quedo quieto de pronto viendo fijamente esa puerta... antes nunca se había fijado en ella esta contenía a los cuatro animales de las cuatro casas unidos el león sentado y la serpiente enrollada en su cuerpo como acariciando al león el tejon tumbado al lado de este tranquilamente y el águila al otro lado viendo al tejon dormir....
Draco estaba a su lado y vio como el moreno no terminaba de girar el pomo de la puerta...parecía petrificado.
-Potter que te....
-Yo... por mucho que abra esta puerta él ya no estará en su despacho.-dijo en un hilo de voz, Draco lo miró sorprendido y acercando su mano a la mano que sostenía el pomo de esa puerta le ayudó a abrirla.
-Pero a él no le gustaría que tuvieras miedo a un puerta cerrada... -le dijo el rubio, el despacho estaba frente suyo, pero el moreno miraba al rubio.
-Gracias por no querer matarlo -susurró el moreno esta vez entrando dentro del despacho, dejando a Draco parado en la puerta.
-Malfoy ¿Cuál es el lugar más cercano a tu casa que se pueda aparecer con red flú? -preguntó el moreno, Draco lo pensó cuidadosamente.
-La casa del que cuidaba nuestros animales hace tres años… está en el bosque interior de la mansión. El laberinto esta cerca, además nadie sabe que esta allí.
-Bien ¿Cómo se llama? Lo mejor es que entremos juntos. Malfoy, ven. -el rubio entró a la chimenea con el moreno, éste volviéndolo a sujetar de la mano. Harry cogió la bolsita de polvos flú, le dio una cantidad a Draco y se guardó la bolsita en su bolsillo para luego volver.
-Maiden House -dijo el rubio y seguido tiró los polvos, desapareciendo los dos en un mar de flamas verdes.
La mareante y desagradable sensación comenzó tan rápido como terminó. Ambos muchachos aterrizaron sobre sus cuartos traseros, pero se levantaron rápidamente, atentos a cualquier movimiento que les alertara la presencia del enemigo en la casa.
La casa permanecía en la completa oscuridad. Uno que otro mueble reposaba en calma, cubierto de polvo y telarañas contra las paredes. El silencio era inquietante y abrumador. Harry, saliendo de su breve estupor, levantó un poco más la varita y conjuró un “Lumus” de intensidad baja. Malfoy hizo lo mismo. Avanzaron por donde Malfoy indicaba, siempre observando alrededor.
La primera etapa fue superada. Salir de la casa no fue tan difícil después de todo. Ahora, con sigilo, Potter y Malfoy dirigieron sus pasos directamente hacia el laberinto… y Harry rogaba por no perderse dentro.
Afuera de la casa ambos apagaron las luces de sus varitas y avanzaban con ellas bien agarradas en sus manos. La luna les iluminaba el camino y Draco avanzó casi trotando delante de Harry. Éste, claro está, le pisaba los talones, literalmente, trotando tras el rubio sin hacer el menor ruido.
Luego de rodear unos cuantos árboles, la entrada al laberinto apareció ante sus ojos. Harry de inmediato recordó su cuarto año en Hogwarts, durante el Torneo de los Tres Magos… su última prueba. Sacudiéndose bruscamente la cabeza, Harry trató de olvidar esa escena tan escalofriante. Malfoy, por el rabillo del ojo, le vio hacerlo, pero omitió el comentario que quiso hacer, pues, ciertamente, él también recordó aquel día… aquella tragedia que luego acarreó el peor de sus males.
-Vamos Malfoy, guíame –susurró Harry cerca de su oído, temiendo que su voz sonara demasiado estridente en aquel silencio.
Un asentimiento de cabeza fue su única respuesta, no bastó más que ello para que se adentraran en el laberinto.
Gracias a Merlín el laberinto de los Malfoys no era tan grande como se imaginaba en un principio, era alto y sus hojas eran verdes sin ninguna mal cortada.
Malfoy lo conducía por los pasadizos de aquel laberinto sin ninguna duda, ya que estaba seguro que el rubio se lo conocía de memoria. Luego de girar un par de veces y pasar por unos cuantos pasadizos más estrechos, Harry vio con sorpresa una gran puerta de piedra con una gran serpiente ocupándola entera.
La serpiente movió su cabeza hacia los visitantes y se les quedó mirando con sus irises rojos, como la sangre, y alargados… su piel negra como el carbón y relucía gracias a la luz de la luna.
Harry paró en seco y, al tener aun la mano de Malfoy agarrada fuertemente a la suya, el rubio sintió como el moreno paraba de repente y se fijó extrañado en su cara…, frunciendo el ceño miró hacia la dirección que el moreno tenía su mirada, viendo a la serpiente.
-No tienes que preocuparte, Potter, no es del Señor Oscuro… es mía -le dijo el ojiplata a Harry acercándose a la serpiente con cariño y acariciándola con suavidad y cariño. La serpiente se dejaba gustosa y sacaba su reptil lengua acariciando la mano de su amo rubio.
Harry boqueaba al ver como aquella serpiente tan larga como él y de un grosor el doble de grande que su puño acariciaba al rubio con cariño y éste también lo hacia.
/¿Quién eresss?/ preguntó la serpiente mirando a Harry al notar a otro individuo aparte de su querido amo.
Harry, al escuchar la pregunta, se acercó a ellos y, respirando pausado, intentó hablar con ella… o él.
/Harry Potter/ Draco dejó de acariciar a la serpiente y miró al moreno sorprendido y luego se fijó en su querida serpiente.
-¿Está...estás hablando con él? -preguntó el rubio al ojiverde, Harry asintió.
/Los padres de mi amo están encerradosss detrás de esasss puertasss. He intentado entrar, pero no hay ningún hueco por el que poder meterse y sacarlos /Harry escuchaba el dilema de la serpiente.
/Sssólo hay un pequeño agujero… pero no entro /dijo la serpiente con voz fastidiosa.
-Ha intentado entrar a las mazmorras para liberar a tus padres, pero no ha podido hacerlo -le explicó Harry a Draco.
-Gracias -le dijo el rubio a la serpiente. Ésta parecía comprender lo triste que estaba su amo y acarició con su cabeza la mejilla de su amo con cariño.
-Bien… mi padre utilizó un hechizo de cierre mágico de sangre, así que sólo hay que tirar una gota de mi sangre Malfoy, ya que la comparto con mi padre, para que las puertas se abran -le informó el rubio, Harry asintió.
Con una señal hecha hacia la serpiente, ésta abrió su enorme boca y, con uno de sus filosos colmillos, Malfoy se hizo un corte en el dedo índice de su mano derecha. A continuación, la sangre que brotó de la pequeña herida, fue frotada contra la puerta. Harry y la serpiente observaban con atención cada movimiento del rubio, él que transcribió con su roja sangre un círculo... un círculo que ya se hallaba empotrado en la puerta.
Al momento de completar tres vueltas en el sentido contrario a las agujas del reloj, Draco se alejó unos pasos; Harry le imitó y la serpiente se enrolló en las piernas del ojiplata, esperando….
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Hogwarts era un campo de batalla devastador. El olor a muerte rondaba por los pasillos destruidos, por el Gran Comedor hecho ruinas. Varios Mortífagos y alumnos de la Escuela yacían por los jardines: algunos muertos, otros inconscientes y algunos más pidiendo ayuda.
Prestos siempre, los integrantes del ED, junto con la Orden del Fénix y los Aurores que fueron llegando, socorrieron a sus aliados.
Los Mortífagos que quedaban en pie, dispuestos a seguir luchando por el Señor Tenebroso, al ver aparecer a los Aurores en el lugar, echaron a correr, a desaparecerse, a trasladarse por cualquier medio disponible. Más no les era posible por las medidas tomadas por el contingente organizado por Hermione, Ron y los demás.
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Ante tres pares de ojos sorprendidos la puerta se abrió. Sus goznes chirriaron estruendosamente mientras dejaba entrever un oscuro pasillo, tan oscuro como la misma serpiente negra. Draco, pese a conocer el método para deshacer el hechizo, no estaba muy confiado… era bastante difícil tener confianza en uno mismo en esa situación. Sin embargo… Harry Potter le había tomado la mano en ese instante.
Harry sonreía. Harry le sonreía a Draco, pues se sentía demasiado ¿orgulloso? Del logro que habían conseguido.
-Vamos Malfoy, vamos por tus padres y salgamos de una vez de aquí –susurró, avanzando a tientas por el oscuro y profundo pasillo.
-¡Espera! –le hizo detener el rubio- Debemos tener mucho cuidado. Este pasadizo… mi padre lo cerró por una razón específica.
-Si, no quería que te metieras aquí. Ya lo dijiste.
-Es muy engañoso, Potter. Tiene cientos de hechizos aturdidores para los casos de intromisión ajena a la Familia Malfoy. Y también posee alarmas que avisan al interior de la Mansión que “alguien” ingresó por este lado.
Harry palideció.
-Bueno… eh… Malfoy, ¿las mazmorras de tu familia son muy grandes? -preguntó Harry esperanzado.
-No. Por lo que he visto en los planos de la Mansión este pasillo tiene seis metros de largo; luego hay una puerta que conduce directamente a las mazmorras. Son cinco habitaciones, no son con barrotes… y son sólo de tres por tres metros cada una, pero no sé en cual están mis padres y por las puertas no se puede ver nada.
Harry asintió pensativo.
/Quizásss yo pueda ayudar en essso… puedo sssentir el olor de los padresss de Draco desssde Aquí/ afirmó la serpiente.
Draco vio que Harry asentía mirando a Uco y miró al moreno interrogante, Harry al darse cuenta le respondió.
-Dice que él puede oler a tus padres desde aquí, así que no nos preocupemos por saber en que habitación estarán.
Draco le sonrió a Uco y le acarició suavemente la cabeza.
-¿Y sobre lo demás? ¿Se te ocurre algo? -preguntó el rubio.
-Lo único que se me ocurre es correr…, pero por mucho que corramos hacia donde están tus padres no sabemos en que condición estarán cuando los encontremos, ya que tendremos que correr hasta llegar hacia la cabaña de nuevo. No sabemos si podrán correr.
-Bien… creo que lo mejor seria arriesgarse. Potter, gracias por acompañarme hasta aquí, pero no puedo pedirte esto… puedes volver por donde hemos vuelto… -le informó el rubio, no viendo la cara del moreno.
Harry miró alucinado al rubio.
-¿De qué mierda hablas, Malfoy? No pienso irme de aquí sin ti ni tus padres, así que olvídalo.
Draco miró al moreno sorprendido.
-¿Y si todo sale mal? ¿Y si nos capturan?
Harry negó con la cabeza- No pienso dejar que eso pase -le aseguró el moreno agarrando fuertemente la mano del rubio, sin soltarla.
-¿Preparado? -el rubio asintió.
/¿Y tú?/ le preguntó Harry a la serpiente, ésta se puso en posición.
-¡Corred! -y los tres entraron al pasillo que conducía a las mazmorras.
Las alarmas sonaron.
Ofiuco, la serpiente negra de Draco, les llevaba ventaja a los chicos. Se deslizaba velozmente sobre su abdomen, olfateando y sintiendo las vibraciones del suelo.
Sobre el pasillo se escuchaba perfectamente el movimiento de alerta. Los Mortífagos sabían que había intrusos en su guarida y Harry no tenia la menor duda de que se desharían de ellos en cuanto se les presentara la oportunidad.
/Por aquí…/ siseó Uco, doblando hacia la izquierda. Harry y Draco, cogidos de la mano, corrieron tras él.
En el primer y segundo piso de la mansión, el movimiento enemigo era escalofriante. Todo bajo la fría y espeluznante supervisión de Voldemort, Mortífagos iban y venían, consultando con sus varitas y demás hechizos de dónde provenía el sonido de alarma.
/Vamosss… essstán cerca…/ escuchaba Harry decir de la serpiente. Las vibraciones eran cada vez más cercanas y en mayor extensión, lo que obviamente le permitía a Uco conocer el número aproximado de hombres que se apostarían a esperarlos para matar a su amo y a su compañero.
Harry apuró el paso y con ello también a Malfoy. Éste también sabía que estaban cerca… cerca de las mazmorras, cerca de liberar a sus padres… y no le importó que Harry le jalara con fuerza hacia delante para que se apresurara. Los hechizos que Malfoy había insinuado caían y rebotaban por las paredes, a punto de rozarles el cuerpo.
/Huelo a los señoresss…/ siseó Uco una vez más. /Estamosss cerca… estamosss cerca…/ repetía sin cesar.
Una puerta de hierro forjado se les cruzó por delante, interrumpiendo abruptamente la carrera. La serpiente se deslizó hacia arriba lo que el peso de su cuerpo le permitía, sacando la lengua y moviéndola rápidamente.
/Essstán acá detrásss…/ le dijo a Harry, deslizándose por los pies de éste y de Draco respectivamente, para luego intentar asomarse por la puerta de nuevo.
-¡¡YA SABEMOS POR DÓNDE ENTRARON!! –se oyó el grito de un hombre, después los de otros que proclamaban ir en busca de los intrusos.
Harry y Draco se miraron a los ojos mutuamente, claramente afligidos. Sin hablarse, ambos se pusieron de acuerdo y comenzaron a forcejear con la puerta, intentando abrirla.
-¡¡¡POR AQUÍ!!! –gritaron al unísono varios hombres… rubio y moreno miraron hacia atrás… ya les pisaban los talones.
Harry Gritó
-¡¡Apartaros!! -Draco y Uco se apartaron de la puerta y el moreno apuntó con su varita a la puerta.
-Bombarda -y la puerta estalló en miles de pedazos, creando polvo a su alrededor.
Draco vio a sus padres encadenados de los pies.
-Draco… Qué… -susurró Lucius sorprendido al ver allí a su hijo, pero más fue su sorpresa al ver al chico que lo acompañaba.
-No hay momento de explicaciones, hay que correr hacia la cabaña… -aclaró Harry entrando a la habitación y abriendo los grilletes con un hechizo.
Uco siseó fuertemente.
/Essstán muy cerca… y son muchosss/
-Hay que aligerarse… se acercan… -les tradujo Harry con fuerza y sin pensar en nada más Harry agarró de nuevo la mano del rubio fuertemente y empezó a correr con éste, seguido de los padres del rubio y Uco.
-¡Mierda! -oyeron un grito desde el fondo del pasillo… los Mortífagos ya habrían visto el destrozo.
Al llegar de nuevo al laberinto Lucius se dio la vuelta y pronunció unas palabras en dialecto extraño y las puertas se cerraron automáticamente.
-Seguid -ordenó el rubio mayor al ver que los demás se habían parado. Eso les daría un poco de tiempo.
Al fin llegaron al principio del laberinto y, sin dejar de correr, entraron en el bosque donde la casa estaba escondida por éste.
Pero ninguno paró, oyeron ruidos de pisadas no muy lejos de ellos.
En esos momentos vislumbraron Mansión House.
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Hermione miraba impaciente la chimenea del despacho con miedo y angustia.
-Tenemos que ir… -dijo al fin Ron.
La castaña negó- Harry tendría una buena razón para no llevarnos con él, así que espérate.
Ron iba a replicar, pero de repente unas llamas verdes de la chimenea ardieron, dando paso a un Harry saliendo despedido a la otra punta del despacho, a un Draco en su misma dirección, a una serpiente espachurrada en el suelo gracias a un Lucius Malfoy y una Narcisa Malfoy encima de ella.
Y las llamas se apagaron.
Harry gritó- ¡Desconectad la Red Flú! –Hermione, sin pensarlo, sacó su varita al acto.
-Finite kinte.
Continuará…
Ron Weasley
Hermione Greanger
