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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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Notas del capitulo:

¡¡¡ATENCION, ATENCION!!!... esta vez deben leer mis notas, yo sé que muchos se las saltan (lo sé xq a veces yo lo hago) jeje

CONTIENE SPOILERS DEL ULTIMO LIBRO, USTEDES DECIDEN, OKKK????

¡¡¡¡Hola a todos!!!!... Orseth reportándose de nuevo esquivando sus crucios x haber tardado tanto XD... es que estos capis se hicieron particularmente difíciles, pero bueno aquí están; les puse un pequeño recordatorio de algunos hechizos que se utilizan, y es que luego son tantos que se nos olvidan, por lo menos a mí.

Otra cosa, quiero pedir disculpas a tod@s aquell@s que me mandaron reviews a “Pocion” y los deje sin contestar, significan mucho para mi y prometo contestarlos, de verdad y también prometo ya no tardar tanto en responder los que me envían en este fic, lo juroooo!!!!!... es que me animan mucho.

Asi que si se portan bien (es un vil chantaje, lo acepto y no me importa) subiré un One shot llamado “Sorpresas de Hallowen”... un “Harco” ya saben, y mmm creo que eso es todo por el momento, asi que sin mas, me despido.

Besitos!!!!

Hechizos

Expulso

  • Descripción: hace que al objeto o persona con el que lo usas, lo lances por los aires.

Homenum Revelio

  • Descripción: hechizo que sirve para revelar la presencia humana en un lugar cerrado.

Incarcerous

  • Descripción: Amarra con gruesas cuerdas al oponente. Se usa para atar animales o personas.

Mobilicorpus

  • Descripción: sirve para mover los cuerpos ya sea una persona u objetos.

Muffliato

  • Descripción: Crea un zumbido imperceptible que hace que los demás no te puedan escuchar.

Repelo Muggletum

  • Descripción: Hechizo que repele los Muggles.

Vulnera Sanentum

  • Descripción: Hechizo, creado por Snape, utilizado para sanar las heridas profundas como las de el maleficio Sectumpsempra

Dugbog

El dugbog es una criatura que vive en pantanos de Europa y todo el continente americano. Se parece a un leño mientras está inmóvil, pero si se examina más de cerca, se apreciarán unas patas delgadas y unos dientes muy afilados. Se desliza por los terrenos pantanosos en busca de pequeños mamíferos de los que alimentarse, e inflige heridas graves en los tobillos de los excursionistas. Sin embargo, el alimento favorito de los dugbogs es la mandrágora. Han existido casos de cultivadores de mandrágora que fueron a agarrar por las hojas una de sus valiosas plantas y se encontraron debajo un destrozo infame debido a las atenciones de un dugbog.

Conservatus

            Poción egipcia que utilizaban los sacerdotes que preparaban a los faraones para su última morada en sus criptas y que protegían las maldiciones que aplicaban en las tumbas para protegerlas de los saqueadores.

 

 

 

CAPITULO 20

 

 

 

            Casi al instante en que Draco desapareció, los músculos de Harry dejaron de sentir esa fuerza paralizante haciéndolo saltar de la cama; abrió la puerta y salió corriendo al mismo tiempo que Remus, Sirius y el señor Jackson salían de sus habitaciones.

 

            -¡Remus, Remus!

 

            -¡Harry! ¿¡Y Draco!? –exclamó Remus al verlo.

 

            -¡Se lo llevaron!

 

            -¿¡Qué demonios pasó, como nos encontraron?! –dijo Sirius llegando hasta ellos.

 

            -¡Remus, se lo llevaron! –volvió a exclamar Harry fuera de sí.

 

            -Nos vamos de aquí –dijo Remus dándose la vuelta siendo seguido por los demás.

 

            -¿¡Y Draco?!... ¡no podemos irnos así!

 

            -Cálmate, él ya no está ni remotamente cerca y lo sabes –dijo Remus bajando las escaleras con paso veloz- vamos al cuartel general; Sirius, encárgate de lo aurores que seguramente ya vienen para acá y revisen los alrededores, después alcánzanos allá.

 

            -Dalo por hecho.

 

            -Señor Jackson, usted vendrá con nosotros.

 

            Sabiendo que Remus tenía toda la razón, Harry apretó los puños sintiéndose completamente impotente.

 

            -Harry, deja tus sentimientos de lado y piensa con la cabeza fría –dijo Remus- que poniéndote temperamental no ayudarás a Draco en nada.

 

            -Si, lo siento, tienes razón –respondió Harry obligándose a reaccionar- voy a ponerme los zapatos.

 

            Cuando los dos aurores y el medimago llegaron al departamento central, ya estaba ahí Shacklebolt Kingsley, ministro de Magia y antiguo auror de gran habilidad; también estaban ahí varios aurores incluidos algunos miembros de La Orden del Fénix, entre ellos Dedalus Diggle, el auror que formó parte de la operación del rescate de Harry de la casa de los Dursley; también estaba Mundungus Fletcher “Dung”, quien a pesar de ser tramposo y mentiroso, había sido digno de confianza de parte de Dumbledore; estaba una bruja de pelo negro y mejillas rosadas llamada Hestia Jones y Emmeline Vance, una bruja de estampa intimidante; todos ellos aurores con gran experiencia.

 

            -¡Remus! –Exclamó el ministro caminando rápidamente hacia el auror recién salido de la chimenea- ¡la alarma mágica se ha disparado! ¿¡Qué  rayos pasó?!

 

            -Se han llevado a Draco Malfoy –respondió Remus con rostro lúgubre- nuestro paradero fue revelado ¿Dónde está Michael Kingston?

 

            -No lo sé, han transcurrido diez minutos de esto y ya debería estar aquí... Webster....

 

            -¿Si? –respondió un auror como de unos treinta años vestido de túnica gris.

 

            -Búscalo y tráelo inmediatamente.

 

            -A la orden señor ministro –respondió el auror saliendo inmediatamente de la oficina.

 

            -Cuéntame que pasó, Remus.

 

            -Cercaron la casa, nos tomaron completamente desprevenidos y se lo llevaron; así de simple –respondió Remus gesticulando con las manos mientras hacía gestos de exasperación.

 

            -¿Y ahora cual es el plan? –Dijo Harry- si antes los informantes no descubrían nada, ahora menos.

 

            -Su trabajo no es sencillo y lo sabes –respondió el señor Kingsley- ellos arriesgan el pellejo mucho más que cualquiera de nosotros, ¿Qué mejor ejemplo quieres que Severus Snape?

 

            Harry exhaló un profundo suspiro sabiendo que lo que decía el ministro era totalmente cierto, por lo que haciendo acopio de toda su paciencia exclamó:

 

            -Lo sé, tiene razón... ¿pero y entonces?

 

            -Un momento... –dijo Hestia Jones mientras hablaba en voz baja en lo que parecía ser un radio de frecuencia- me han reportado un brote de violencia en Buxton, en uno de los cuarteles de los mortífagos.

 

            -Remus, encárgate de eso –dijo el ministro Kingsley- ¿¡y dónde demonios esta Kingston?!... ¿¡donde están los aurores que lo custodiaban a él y a su familia?!

 

            -Harry y Emmeline, ustedes vendrán conmigo –dijo Remus.

 

            -A la orden –respondió la bruja al instante, no así Harry quien lo que menos quería en ese momento era ir a un pueblo ubicado en la cola del diablo a ver qué rayos sucedía, sin embargo sabía que no podía hacer nada más.

 

            En eso todos volvieron la vista a la chimenea al escuchar un chisporroteo del cual salió Sirius.

 

            -¿Y bien? –preguntó Kingsley.

 

            -Lo que esperábamos encontrar –respondió Sirius.

 

            -Nada.

 

            -Exacto.

 

            -Hay otro reporte de violencia en otro cuartel de los mortífagos en Brampton –dijo Hestia de nuevo—esto no está nada bien.

 

            -Sirius –dijo el ministro- ve a ver qué sucede, quiero un reporte de ustedes en cuanto puedan... ¿¡Y Webster?!

 

            -Lo envió a buscar al señor Kingston- respondió Peter Seller, otro auror.

 

            -¡Pues precisamente quiero saber dónde diablos esta para que me diga donde esta Kingston!

 

            -Nos vamos –dijo Remus a su equipo, quienes asintieron desapareciéndose inmediatamente siendo imitado por Sirius, quien tomando a otros dos aurores desapareció.

 

            Cuando Sirius llegó a Brampton, el panorama que vio le dio un muy mal presentimiento; una vista desolada se presentaba ante ellos, una enorme casona en ruinas, humeando todavía y cayéndose  a pedazos se recortaba contra el cielo nublado.

 

            Sirius sacó su varita y dando silenciosas indicaciones a los otros aurores, rodearon la casa cautelosamente encontrándose en la parte trasera, varios cuerpos sin vida desperdigados por el suelo.

 

            -¡Libre! –gritó Tom Parker, uno de los aurores.

 

            -¡Libre! –Gritó Susan McDonald, la otra auror acercándose- aquí hubo un enfrentamiento entre mortífagos... ¿Qué habrá pasado?

 

            -Tal vez guerra de intereses –respondió Tom caminando entre los cuerpos.

 

            Sirius sin embargo no decía nada, algo en su cerebro le decía que había algo más, que no se trataba de una disputa de intereses.

 

            -¿Tu qué piensas, Sirius? –preguntó Tom sin obtener respuesta.

 

            Sirius si lo había escuchado, pero su mente trabajaba a mil por hora, algo le gritaba que aquella situación tenía algo muy, pero muy malo... fue entonces cuando lo vio, un hombre aproximadamente  de su edad, el cual volteo rápidamente confirmando su identidad; se trataba de Jonathan Walter, un condiscípulo suyo de Hogwarts, y amigo suyo, reviso su brazo encontrando la marca tenebrosa, fue entonces que la alarma que estaba encendida en su cerebro tomó sentido.

 

            Jonathan Walter había ingresado a la academia al terminar el colegio y no era un mortífago aunque tuviese la marca.

 

            -¡Demonios! –susurró Sirius horrorizado- ¡Susan!

 

            -¿Qué pasa, Sirius?

 

            -¡Informa al ministro que saque a todos sus informantes, han sido delatados!

 

            -¡Inmediatamente! –Respondió Susan desapareciendo al instante.

 

            -¿Estás seguro, Sirius? –Preguntó Tom con un gesto de angustia en el rostro- nadie conoce la identidad de los infiltrados, solo los altos mandos.

 

            -Exacto... –dijo Sirius levantándose con gran pesar- aunque aquí haya mortífagos también, debemos llevar todos los cuerpos para identificar a los nuestros... mira, dieron batalla –continuo Sirius refiriéndose a los aurores fallecidos- por eso nos hemos dado cuenta, si no ni nos hubiésemos enterado.

 

            -Lo que significa que en las demás bases mortífagas en las que estaban los infiltrados y de las cuales no hemos recibido ningún reporte, les han matado sin que siquiera pudieran defenderse –completo Tom entendiendo lo que Sirius quería decir.

 

            -Así es... dudo mucho que Kingsley los saque a tiempo... vamos, hay que llevar los cuerpos de los caídos.

 

            ________________________________________________________________________________

 

            Cuando Remus y su equipo llegaron a Buxton, se encontraron con un paisaje similar al de Brampton, solo que esta vez en una pequeña ciudad; se dividieron para inspeccionar el lugar encontrando solamente cadáveres; caminando entre cuerpos sin vida en esa callejuela desierta, Remus siguió de largo en una angosta calle encontrando en el suelo pequeñas manchas de sangre que al parecer iban alejándose del lugar.

 

            Siguió el rastro hasta llegar a un viejo y ruinoso edificio, en el cual entro sigilosamente subiendo poco a poco las escaleras varita en alto; pronto la sangre ya no eran simples manchas, ya era todo un charco que ensuciaba hasta las paredes indicando que quien fuera el dueño de esa sangre, difícilmente estaría vivo ante tal hemorragia.

 

            Vio una puerta entre abierta en la cual ingresaba el rastro de sangre, así que con todos sus sentidos alertas la empujó suavemente encontrando en el suelo a un hombre de aproximadamente cuarenta años, sin un brazo, con su varita en la otra mano en un enorme charco de sangre.

 

            Cautelosamente miró a su alrededor para después arrodillarse inmediatamente junto al hombre, quien trabajosamente abrió los ojos.

 

            -Re... Remus... –susurró el hombre con evidente dificultad- soy... soy Morgan... in... in...

 

            -Un informante –completo Remus.

 

            -S... si...

 

            -Tranquilo, te ayudare y estarás bien –dijo Remus desapareciéndose inmediatamente con él.

 

            Todo un revuelo se armó en San Mungo cuando Remus apareció con un hombre al borde de la muerte, y no solo por lo insólito de sus heridas, sino por todo el operativo de vigilancia que se llevó a cabo.

 

            ________________________________________________________________________________

 

            -¿Qué informes me tienes de Kingston? –preguntó Shacklebolt Kingsley a Gary Webster mientras esperaba en una habitación contigua a la del auror herido junto con otros aurores incluidos Remus, Harry y Sirius.

 

            -Joe Feldman me informa que lo vio ayer a la una y media de la mañana salir de las oficinas con Trevor Haim y Austin Bonaduce y ya no regresaron.

 

            -El ataque en la casa fue a las dos de la mañana con cuarenta y cinco minutos –dijo Sirius sentado en una silla.

 

            -Haim y Bonaduce... –dijo Kingsley dándoles la espalda- dos de mis mejores aurores custodiando la espalda de ese maldito bastardo traidor... a estas horas ya deben estar muertos.

 

            Un tenso silencio se hizo en la habitación mientras Kingsley inclinaba el rostro tratando de deshacer el nudo que se había formado en su garganta.

 

            -Sumándolos a los informantes... –continúo el ministro- ya son treinta y cuatro aurores que han sido asesinados... ¿Qué les diré a sus familias?

 

            -Que nos encargaremos de ese malnacido –dijo Sirius entre dientes lamentando que su mensaje no llegara a tiempo.

 

            Kingsley no respondió, solo alzó el rostro mirando la pared... lágrimas de rabia e impotencia amenazaban con brotar; todos los aurores de la habitación se sentían igual y entendían perfectamente su silencio, por lo que nadie dijo nada en varios minutos.

 

            Entonces la puerta se abrió apareciendo un medimago.

 

            -¿Cómo esta Kevin Morgan? –preguntó Kingsley sobreponiéndose a su sentir.

 

            -Bueno, señor ministro –respondió el medimago negando con la cabeza- el pronóstico es muy crítico, sus heridas son muy graves, de hecho es un milagro que esté vivo.

 

            -¿Entonces?

 

            -Necesitan pasar setenta y dos horas para...

 

            -¡No tenemos tanto tiempo! –interrumpió Kingsley sobresaltado.

 

            -Lo sé, es solo que...

 

            -Mire –dijo Kingsley- sé que usted y su equipo están haciendo todo lo humanamente posible, pero necesitamos hablar con él, es vital, es el único sobreviviente de esta masacre.

 

            -Si, si... –respondió aprensivo el medimago- entiendo eso... mire, tal vez podamos hacer algo... podríamos reanimarlo unos minutos, pero eso lo agotara bastante.

 

            -Hágalo, Remus ven conmigo.

 

            _________________________________________________________________________________

 

            La habitación en la que Kingsley y Remus entraron vestidos con largas batas blancas, guantes y cubre bocas esterilizados era enorme; había varias enfermeras alrededor de una cama mientras otras preparaban algunas pociones.

 

            -Listo –dijo el medimago- por favor sean comprensivos.

 

            -Lo intentaremos.

 

            -Bien... señoritas, salgamos un momento –dijo el medimago llamando a las enfermeras que obedecieron presurosas.

 

            En cuanto quedaron a solas con el hombre que yacía en la cama, Kingsley y Remus se colocaron a cada lado de la cama.

 

            -Kevin... Kevin ¿puedes oírme? –dijo Suavemente Kingsley- Kevin, soy el ministro de magia, Shacklebolt Kingsley.

 

            Trabajosamente, Kevin Morgan abrió los ojos para encontrar el rostro preocupado del ministro.

 

            -Se... señor Ministro...

 

–Pronto te recuperarás, pero ahora necesito que me digas que sucedió.

 

            -Por Merlín... –dijo Kevin cerrando los ojos como si el solo hecho de recordar le implicara un gran esfuerzo- nos... Sorprendieron por completo... ¡Señor mi... ministro! –continuo Kevin con gran angustia- ¡no reportábamos nada... porque no podíamos!

 

            -Lo sé, tranquilo, no te preocupes por eso, concéntrate en lo importante.

 

            -Éramos cinco... los que estábamos en esa base... eran los hermanos Driscoll... Robbie Morrison... Todd Bridges... y... y yo... llegaron anoche como siempre, no vimos nada extraño... y nos hubieran asesinado sin siquiera meter las manos de no ser porque unos de ellos... nos gritó “traidores” desde atrás... entonces supimos lo que iban a hacer... ¿cómo... cómo supieron?... ¿cómo nos... nos descubrieron?... –dijo Kevin con la angustia retratada en el rostro.

 

            -Calma Kevin, después veremos eso, amigo.

 

            -Y justamente al dia siguiente, yo... yo iba a salir a entregar mi informe... el primero de tantos y tantos meses... de algo muy importante...

 

            -¿Y qué es eso tan importante?

 

            -Mis amigos... –susurró Kevin con los ojos anegados de lágrimas- dijeron que yo... que yo debía escapar para... para venir a informar... ellos... ellos dieron su vida por mí para... para que yo pudiera decir... lo que vimos... los horrores que descubrimos... ¡Por Merlín!... ¡las cosas tan espantosas que averiguamos!

 

            -Tranquilo Kevin –dijo Kingsley tomándole la mano que le quedaba y que reposaba en su pecho- sé que es duro pero debes decirme que averiguaron.

 

            -¡Es...  es espantoso! –Exclamó Kevin tomándole la muñeca con su mano- ¡lo que harán con ese bebé es... es aberrante!

 

            Remus apretó los labios al escuchar a Kevin, quien por desgracia ya no pudo continuar al desmayarse en ese momento.

 

Con ganas de patear a quien se le pusiera en frente, Kingsley no pudo hacer nada más que dejar que el medimago lo atendiera y a esperar nuevamente a que el malherido tuviera fuerzas para hablar otra vez.

 

            Al dia siguiente, el medimago dio permiso para que hablaran de nuevo con el paciente, el cual, aun en estado crítico tuvo un poco mas de energía.

 

            -Dime Kevin –dijo el ministro, quien acompañado de Remus esperaban ansiosos lo que el auror tuviese que decir- ¿Qué averiguaron?

 

            -Nos costó un par de años llegar hasta esos lugares de confianza –dijo Kevin con aire cansado- y aun así formaban un circulo muy cerrado... fue apenas hace unos cuantos meses que averiguamos lo que “el que no debe ser nombrado” planea en realidad.

 

            -¿El habitaba en esa casa? –preguntó Remus.

 

            -No... Solo fue en dos ocasiones... una fue hace... como siete u ocho meses... la verdad ahora no recuerdo bien... –dijo Kevin cerrando los ojos agotado- la primera fue cuando castigó a alguien... un chico que tenía que cuidar a alguien y lo perdió... ese día, el muchacho terminó con todos los huesos rotos... yo mismo lo atendí y por mas que le pregunté, no soltó prenda... y la otra fue cuando un operativo de rescate les salió mal... “El que no debe ser nombrado” castigó duramente a varios de ellos, principalmente al que castigo la otra vez, ese hombre llamado Roger... Roger McGregor... por todos los cielos, que gritos más espeluznantes se dejaron escuchar...

 

            Kingsley y Remus se miraron entre sí al comprender que Kevin hablaba de cuando Draco fue atrapado y de  cuando el señor Pierce fue asesinado.

 

            -Fue entonces que pudimos colarnos más a fondo... –continuó Kevin mientras Kingsley le secaba el sudor de la frente ocasionado por el esfuerzo- averiguamos que usando magia muy antigua y pociones sumamente complicadas, lograron hacer concebir a Draco Malfoy...

 

            -¿Para qué, Kevin? –preguntó Kingsley.

 

            -Señor Ministro... hay tantas cosas que son difíciles de comprender... y más aun de aceptar... solo lo hacemos porque sabemos de lo que es capaz “el que no debe ser nombrado”

 

            -Es verdad Kevin, tienes toda la razón.

 

            Kevin aspiró profundo, como aclarando su propia mente para poder decir todo lo que sabía.

 

            -“El que no debe ser nombrado”... –dijo Kevin después de unos momentos- tenía un fuerte vinculo con Harry Potter... uno que le permitía adentrarse en su mente... él averiguó muchas cosas después de la batalla de Hogwarts...  por eso tampoco se ha dejado ver, por que ha estado muy ocupado... y lo que hace últimamente es esperar... solo esperar...

 

            -¿A que nazca el bebé de Draco Malfoy? –preguntó Kingsley.

 

            -Si... él averiguo que hace años, cuando mató a los Potter e intentó hacer lo mismo con el hijo, al rebotar el hechizo con el cual quiso matarlo, una parte de su alma quedó  en el pequeño Harry... y por eso quedaron vinculados.

 

            -Eso es verdad –dijo Remus a Kingsley.

 

            -“El que no debe ser nombrado” no supo que había sucedido en ese momento... –continuó Kevin- supo que estaban vinculados, si... es más, se vanagloriaba de que pudo engañar a Harry Potter con lo de su padrino... esa ocasión en que casi lo matan...

 

            -Recuerdo eso –dijo Remus- fue así como Harry le salvó la vida  a Arthur Weasley al ser atacado por Nagini.

 

            -Aun con todo eso, “el que no debe ser nombrado”  no sabía por que... lo averiguó después del ataque a Hogwarts en el que apenas escapó... aun no nos infiltrábamos en sus filas, pero nos enteramos que estaba furioso y desesperado.

 

            -Fue cuando Neville destruyó su último horrocrux –dijo Remus- pues Harry se encargó de la diadema de Rowena Ravenclaw.

 

            -Había otro aparte de esos dos... –dijo Kevin- y Harry Potter lo sabe.

 

            -¿Harry? –Exclamó Kingsley extrañado- ¿cómo es eso?

 

            -El vínculo que él y “el que no debe ser nombrado” tenían, era porque cuando el Avada Kedavra rebotó, una parte de su alma quedó en Harry Potter... de alguna extraña manera el chico se convirtió en sí mismo en un horrocrux.

 

            -¡Vaya! –exclamó Kingsley impresionado.

 

            -Por eso Harry Potter tenía algunas habilidades fuera de  lo común –dijo Kevin- como hablar Pársel por ejemplo...

 

            -Eso nunca lo imaginé.

 

            -Y el chico lo sabe.

 

            -Es increíble –dijo Kingsley.

 

            -Hay muchas cosas que Harry prefiere no comentar –dijo Remus.

 

            -Cuando Nagini fue destruida –continuo Kevin después de beber un poco de agua que Remus le dio- cuentan que “el que no debe ser nombrado” estaba fuera de sí y que tiempo después, ya habiéndose tomado su tiempo, averiguó todo eso... fue entonces que concibió su horroroso plan... hacer un horrocrux que se cuide a sí mismo, pero no un animal como lo fue Nagini, sino uno que pudiese reinar como todo un mago oscuro de gran poder debe hacerlo... decidió crear al horrocrux perfecto con lo que le queda de su alma.

 

            -Un ser humano... –musitó Kingsley sintiendo que el mismísimo aire escapaba de sus pulmones mientras Remus lo miraba con expresión estupefacta.

 

            -El... el bebé de Draco Malfoy... –dijo Kingsley al fin.

 

            -Si... ese bebé será el último horrocrux de “el que no debe ser nombrado”; el cual quedará al cuidado de los mortífagos de más confianza; mortífagos con los cuales permanece oculto y que me consta, darían la vida por él.

 

            Kingsley y Remus no atinaban a decir nada, simplemente permanecían en silencio, abrumados por lo que acababan de escuchar.

 

            -De alguna manera que ignoro... –continuó Kevin sintiéndose más agotado que nunca- se deshará del alma del bebé para tomar control completo de su cuerpo.

 

            -¡Por Merlín! –Exclamó Kingsley levantándose de repente- ¡eso es...! ¡eso es monstruoso!

 

            -Pero dime, Kevin –dijo Remus obligándose a sí mismo a hablar- él puede conseguir un bebé donde sea... ¿Por qué obtenerlo de esta manera?

 

            -“Poderis amomortem”... el hechizo que Lily Potter uso en sus últimos momentos... Porque aunque él no cree en el amor, no iba a arriesgarse a que ocurriera lo mismo que sucedió con los Potter... no iba a cometer el mismo error dos veces;  no iba a quitarle a su bebé a ninguna mujer por la fuerza, y la única que se lo hubiese ofrecido con gusto estaba muerta.

 

            -Bellatrix Black –dijo Kingston volviendo a sentarse.

 

            -Si... así que pensó que con un hombre no sucedería eso.

 

            -Vaya razonamiento... –dijo Remus negando con la cabeza- otra vez menospreciando los sentimientos de las personas, aun con toda su grandiosa ciencia no acaba de comprender.

 

            -Pero Draco Malfoy no quiere al bebé, eso me has dicho Remus.

 

-Si, así es –respondió Remus con desaliento- hace poco atentó contra él.

 

-Y dime Kevin ¿Por qué precisamente Draco Malfoy?

 

            -Porque “el que no debe ser nombrado” no dejará nunca de ser quien es... –respondió Kevin exhalando un profundo suspiro.

 

            -¿Qué quieres decir?

 

            -¿Qué porque Draco Malfoy? –dijo Kevin con rostro sombrío- es simple, señor ministro... porque Draco Malfoy es un sangre pura... por eso ni siquiera pasó por su mente el robar un bebé de algún orfanato, ninguno tiene antecedentes confiables y mucho menos un niño muggle... y  también para vengarse de los Malfoy, de hecho supe que ese hombre, Roger McGregor asesinó a Narcisa, y que “el que no debe ser nombrado” estaba presente y le reveló todo su macabro plan para torturarla más allá de lo físico, pues ella lo engaño al verificar la muerte de Harry Potter, provocando con eso su derrota.

 

            Kingsley ya no dijo nada, simplemente se levantó dando unos pasos por la habitación.

 

            -Kevin –dijo Remus- ¿tienes idea de donde pueden estar?

 

            -Hay varias bases que ni siquiera muchos mortífagos conocen... yo sé de algunas, pero francamente no creo que estén ahí.

 

            -Como sea dímelas, nosotros nos encargaremos del resto... gracias Kevin.

 

            -No... Dele las gracias a todos los que murieron.

 

            -Tu también hiciste un gran trabajo –dijo Kingsley- no es fácil tener que dejar a tus amigos atrás.

 

            _______________________________________________________________________________

 

            Cuando Harry escuchó los planes de Voldemort, Sirius le acercó una silla al verlo ponerse excesivamente pálido; y no solo él, todos los demás aurores dejaron escapar exclamaciones de asombro y de horror.

 

            -¿Y qué haremos ahora? –preguntó Emmeline.

 

            -¿¡Cómo qué, Emmeline?! –Respondió Kingsley- si Voldemort logra hacer ese último horrocrux desaparecerá por completo hasta ser un verdaderamente imparable... así que tenemos que encontrar a Draco Malfoy así tengamos que buscarlo hasta en el mismísimo infierno... Remus, llama al medimago que lo atendía.

 

            En cuanto el señor Jackson llegó, Kingsley se puso al tanto.

 

            -¿Cuánto tiempo falta para que nazca el bebé?

 

            -Ya tiene ocho meses, considerando sus condiciones a lo mucho le doy un par de semanas mas... pero hay algo que me preocupa.

 

            -¿Qué es?

 

            -Que tal vez quieran que nazca antes... digo, para ya tenerlo en sus manos.

 

            -Si, lo he pensado –dijo Kingsley preocupado.

 

            -También hay algo que no deja de darme vueltas en la cabeza y es que cuando extraigan al bebé, el muchacho necesitara atención médica y francamente dudo que la reciba siendo que cumplió su cometido.

 

            Harry cerró los ojos con fuerza; lo que estaban diciendo ya lo había pensado él; pero oírlo ya en boca de otras personas era algo que definitivamente no podía resistir.

 

            -¿Dónde comenzamos a buscar? –dijo poniéndose de pie.

 

            -Solo una cosa más –dijo Kingsley- ¿Cómo está la salud del chico?

 

            -Por ahora estable –respondió el medimago- pero eso es porque yo lo conozco, sé cómo está trabajando su organismo; si el chico camina es por todos los medicamentos que se le han administrado... ¡puede descompensarse!

 

            Kingsley se pasó la mano por la frente sudorosa, estaba seguro que los mortífagos proporcionarían la mejor de las atenciones a Draco, pero faltaba ver como reaccionaria el organismo del chico.

 

            -Bien –dijo al fin- Webster...

 

            -¿Sí señor?

 

            -Encárgate de que esto no llegue a la prensa, haz lo que tengas que hacer, pero no dejes que nada de esto se filtre al público.

 

            -Me encargaré de eso, no se preocupe.

 

            -Gracias.

 

            Se organizaron grupos de búsqueda dirigidos cada uno por un miembro de La Orden del Fénix recorriendo implacables cada escondrijo de los mortífagos.

 

            Después de dos días de búsqueda infructuosa, Harry atacaba la segunda base designada a su grupo sin encontrar nada.

 

            -No me importa... –pensó mientras abatía a varios mortífagos que se le abalanzaban encima- si es necesario iré hasta el fin del mundo, pero te encontrare Draco... te lo juro.

 

            ________________________________________________________________________________

 

            Cuando Draco desapareció de la casa de seguridad y apareció de nuevo, agradeció que haya estado tirado en el suelo, de lo contrario de hubiese caído debido al jalón que sintió en su estómago provocándole nauseas.

 

            -Ra... rayos... –balbuceó después de varias arcadas.

 

            -Tranquilo, te daré algo para que se te calme el estómago –dijo Roger poniéndole una mano en la mejilla.

 

            Draco se giró retirándole la mano de un manotazo.

 

            -¿Qué pasa Draco, acaso no me reconoces? –preguntó Roger con expresión preocupada.

 

            Draco lo miraba aun con los ojos muy abiertos y sin decir nada.

 

            -Parece que estás viendo un fantasma –dijo Roger poniéndose de pie al tiempo que le tendía una mano- ven, vamos a que te acuestes un rato.

 

            Draco comenzó a hiperventilar mientras veía a Roger mirarlo con dulzura.

 

            -Anda, ven, has de estar...

 

            -¡Vete al infierno, maldito bastardo hijo de perra! –exclamó Draco de repente arrastrándose hacia atrás sobre sus nalgas  y manos.

 

            -¿Qué sucede? –preguntó Roger con voz angustiada y acercándose a él.

 

            -¡No te atrevas a tocarme! –exclamó Draco deteniéndose solo cuando su espalda chocó con la pared.

 

            -Draco... –dijo Roger acuclillándose frente a él- no sé qué te hayan contado sobre mí, pero son mentiras, yo nunca dejé de buscarte.

 

            -Deja de tratarme como a un imbécil –respondió Draco entre dientes.

 

            -¿Por qué dices eso?

 

            Draco aspiró profundo tratando de calmarse para después mirarlo con profundo odio mientras decía:

 

            -Sé lo que hiciste... y nunca más volverás a engañarme.

 

            -¡Pero Draco!... ¡todo es mentira, has entendido todo mal!... déjame explicarte y veras que después comprenderás todo... ¿Qué respondes?

 

            Draco lo miró unos segundos antes de escupirle el rostro diciendo:

 

            -Aquí tienes mi respuesta.

 

            Roger solo cerró los ojos al sentir la saliva en su rostro para después abrirlos mientras apretaba los labios mirándolo fijamente; a lo cual Draco solo alzó la barbilla en un claro gesto de desafío.

 

            -Muy bien –dijo Roger levantándose al tiempo que se limpiaba la cara- intenté hacer las cosas más fáciles para ti, pero en vista de que no quieres cooperar, será como tú quieras... levántate.

 

            Sin poder evitarlo, Draco tragó saliva mirando como el rostro de Roger se endurecía.

 

            -Dije que te levantes.

 

            Con una clara dificultad física para hacerlo pero intentando aparentar lo contrario, Draco comenzó a levantarse sosteniéndose de la pared.

 

            -Demonios... –pensó sintiendo que le temblaban las piernas pero logrando su cometido.

 

            -Ve a esa cama y acuéstate –dijo Roger dándole la espalda y caminando hacia una mesa que estaba pegada a la pared en donde había muchos implementos médicos; junto a la mesa había un  gabinete con puertas de cristal en la que podían verse infinidad de frascos de diversos tamaños llenos de pociones de muchos colores y todos con una etiqueta con un numero además de ingredientes diversos.

 

            Fue entonces que Draco reparó en la habitación, miró a todos lados revisándola y encontrando además de la mesa y el gabinete, un armario.

 

            -¿Vienes o voy por ti?

 

            -¿Para qué quieres que me acueste?

 

            -No para tener sexo contigo, eso tenlo por seguro –dijo Roger volviéndose a verlo.

 

            -Como si a mí me interesara.

 

            -Muévete –insistió Roger.

 

            -¿Pero para qué...?

 

            -Para revisarte –interrumpió Roger caminando hacia él- debo constatar que todo ande bien.

 

            -No me toques, yo puedo caminar solo.

 

            -Pues muévete entonces.

 

            Cojeando, Draco llegó hasta la cama, en donde se sentó sintiendo alivio físico; lo malo sucedió cuando Roger le puso una mano en el hombro retirándose Draco instintivamente gritándole.

 

            -¡Te dije que no me tocaras!

 

            -¿¡Y cómo demonios piensas que te revisaré?!

 

            -Bastardo infeliz, aléjate de mí o...

 

            -¿O sino qué? –dijo Roger poniéndose las manos en la cadera.

 

            Draco apretó los labios mirándolo con todo el desprecio del que era capaz.

 

            -Solo aléjate de mí –dijo entre dientes.

 

            -Mira... –dijo Roger señalándole los costados de la cama en donde se asomaban unas ataduras- no me obligues a usarlas, no es bueno estresarte tanto.

 

            -¿Y de cuando acá te importa lo que sea bueno para mí?... no me hagas reír.

 

            Viendo que Draco no pensaba obedecer de ninguna manera, Roger lo empujó hacia atrás.

 

            -¡No, déjame! –exclamó Draco intentando levantarse al sentir que Roger le levantaba las piernas para acostarlo por completo en la cama.

 

            -Tú me obligaste a esto –dijo Roger tomándole una muñeca para atársela a la cama  recibiendo un puñetazo en la  cara haciéndolo soltarlo; hecho que aprovechó Draco para soltarse e intentar levantarse del lado contrario de la cama siendo sujetado de la ropa por Roger.

 

            -¡Ya basta de estupideces! –exclamó furioso el medimago acostándolo bruscamente.

 

            -¡No idiota, suéltame! –grito Draco lanzando patadas y golpes.

 

            -¡No quiero lastimarte! –exclamó Roger aguantando los golpes de Draco- así que contrólate ya...

 

            -¡Ah! –gimió Draco al sentir su muñeca ser atada con rudeza sucediendo lo mismo con la otra procediendo después  atarle los tobillos dejándolo completamente inmovilizado.

 

            -Listo... –dijo Roger limpiándose la sangre del rostro- ¿ya ves que no era tan complicado?

 

            -¡Suéltame maldito! –gritó Draco forcejeando.

 

            -Si por mi fuera te aplicaría un hechizo para callarte, gritas demasiado –dijo Roger acomodando varias cosas de la mesa en donde también estaba una pantalla- pero debido a los complicados hechizos que tienes encima no es posible... bien, ahora veamos cómo esta mi hijo.

 

            Draco se quedó inmóvil al escuchar la última palabra de Roger, quien le descubría el vientre.

 

            -¡Vaya! –Exclamó el joven medimago al ponerle una mano en la cálida piel- ¡está muy despierto!

 

            Y era verdad, Draco sentía el brusco pataleo en su interior como si lo que había dentro quisiera alejarse de ahí.

 

            -¡Ah! –se quejó Draco al sentir los bruscos movimientos cortarle la respiración.

 

            -Calma pequeño, soy tu papi –dijo Roger pasándole la varita haciendo aparecer al instante una imagen en la pantalla- veamos... mmm... treinta y cinco centímetros... vaya Draco, a pesar del volumen que tienes físicamente, el bebé tiene talla pequeña... seguramente es por las circunstancias de su concepción, veamos lo demás...

 

            Draco ya no dijo nada mas mientras Roger hacia su chequeo tanto del bebé como de él mismo, todo el tiempo mantuvo la vista fija en el techo y ni siquiera hizo ningún gesto cuando le sacó sangre para analizarla.

 

            -Bueno... –dijo Roger rato después- tendré los resultados en una hora, mientras tanto te traeré el desayuno ¿de acuerdo?

 

            -Puedes meterte tu desayuno por el culo, no comeré y no me obligarás.

 

            -Sabes que puedo, lo mejor es que cooperes.

 

            -Entonces desátame.

 

            -Lo haré si prometes comer.

 

            -Yo no te prometo nada, imbécil hijo de mierda... suéltame.

 

            Roger sonrió forzadamente mientras se rascaba una ceja al responder:

 

            -Creo que te dejaré un rato así para que se te bajen los humos.

 

            Antes de que Draco pudiese responder, la puerta se abrió dejando ver un rostro conocido.

 

            -Pequeño Malfoy... –dijo Greyback sonriente- tienes visita.

 

            Draco se quedó callado al sentir la pesada atmosfera que se formo; tan horriblemente tensa que hasta los movimientos de su vientre cesaron de repente.

 

            -Mi señor, misión cumplida –dijo Roger inclinándose ante el mismísimo Lord Voldemort que apareció en el marco de la puerta.

 

            -Cállate imbécil... –siseó Voldemort entrando con paso lento vestido con una larga túnica negra que le cubría hasta la cabeza- si no fuera por Kingston, aun no descubrirías en donde estaba.

 

            Draco sintió que el calor de su cuerpo se le iba al tener junto a si a Voldemort quien mirando ansiosamente su vientre, dijo:

 

            -Muéstramelo.

 

            Roger se apresuró a colocar de nuevo la varita en el vientre de Draco al escuchar la orden.

 

            -¡Magnifico! –Exclamó Voldemort con los ojos rojos fijos en la pantalla- ¡es perfecto!

 

            -Si, mi señor, tal como usted lo planeó –respondió Roger.

 

            -¿Puedes sacarlo ya? –dijo Voldemort, ante lo cual Draco abrió mucho los ojos.

 

            -No es el momento, mi señor.

 

            -“¿Sacarlo?” –Pensó Draco- “¿para qué?”

 

            -¿Entonces cuando? –preguntó Voldemort molesto.

 

            -Lo ideal es esperar   lo más que podamos.

 

            -¿Cuánto tiempo?

 

            -Pues... lo mejor es...

 

            -¡Cuánto tiempo!

 

            -Yo... yo creo que unas dos semanas serán suficientes –respondió Roger temblando.

 

            -Dos semanas... esperare impaciente... ¡es maravilloso! –Repitió Voldemort colocándole una de sus huesudas manos en el vientre de Draco haciendo que éste se estremeciera al sentir la fría extremidad- ya deseo tenerlo en mis manos...

 

            Poco a poco, Draco volvió sus ojos a pantalla en la cual Voldemort tenía la vista clavada; y por primera vez en todos esos meses, vio lo que su propio cuerpo albergaba.

 

            Una figura pequeñita, en la cual se distinguían perfectamente unas diminutas manos con los puños cerrados y las piernas flexionadas, replegándose en si mismo formando una pequeña bolita totalmente quieto dando la impresión de querer ocultarse.

 

            Draco clavó fijamente su vista en esa imagen y en ese momento ya no supo si su corazón latía desbocado por la temible presencia de Voldemort tocándolo o por la pequeña persona que latía viva en su interior.

 

            -Me voy... –dijo Voldemort rompiendo el pesado silencio que reinaba en la habitación dirigiéndose a la puerta- y en dos semanas regresaré por lo que es mío.

 

            -Sí, mi señor –respondió Roger retirando su varita provocando que la imagen de la pantalla desapareciera.

 

            Todos salieron de la habitación dejando a Draco con la vista fija en la pantalla negra, pero en cuestión de minutos Roger regresó con una charola con alimentos.

 

            -Te traje comida ¿quieres que te la dé en la boca o te desate?... ¡Draco!

 

            -¿Eh?

 

            -Decide, te desato o te doy de comer en la boca.

 

            -Yo... yo... desátame –respondió Draco como si saliera de un trance.

 

            -No me mientas, no quiero pelear contigo.

 

            -No, no... Yo comeré –respondió Draco.

 

            Roger lo miró extrañado por el cambio de actitud, sin embargo comprendió que la visita no había sido para menos.

 

            -De acuerdo, te desataré.

 

            Aun sin tener hambre, Draco comió sin chistar la fruta con yogurt y los huevos con jamón que Roger le había llevado y quien permaneció en la habitación sentado en una silla revisando unos pergaminos mientras tomaba un té.

 

            -Tus niveles de poción “Conservatus” ya están muy bajos ¿has sentido molestias respecto a eso?

 

            -¿Para qué lo quieren?

 

            -¿Cómo? –preguntó  Roger sin comprender la pregunta.

 

            -Sí... él... ¿para qué lo quiere?

 

            -Ah... –exclamó Roger comprendiendo la pregunta- bueno... –añadió dejando los pergaminos en la mesa y mirándolo fijamente- mira, el plan de todo esto es magnífico; tú y nuestro hijo juegan un papel muy, pero muy importante.

 

            -¿Para qué lo quiere? –volvió a preguntar Draco en un tono simple; un tono que no contenía ni reproche ni enojo; solamente una pregunta en un tono neutro.

 

            -Tu hijo Draco... –dijo Roger inclinándose hacia adelante, como queriendo dar más énfasis a sus palabras- en el futuro será el mago más poderoso que haya existido jamás.

 

            -¿Cómo?

 

            -Si... –continuo Roger emocionado- mira, tal vez él no tendrá noción de eso, pero el lugar que ocupará en la historia será uno que nunca se volverá a repetir.

 

            Draco no dijo nada, por lo que Roger continuo hablando.

 

            -Ese bebe, Draco... será el depositario del alma de nuestro señor Tenebroso.

 

            Draco lo miró fijamente, sin que su rostro mostrara ninguna emoción más que un par de parpadeos.

 

            -¿¡No entiendes?! –exclamó Roger sonriendo- ¡nuestro señor Tenebroso será un verdadero sangre limpia en un cuerpo completamente humano!

 

            Draco continuo sin decir nada y manteniendo su rostro inexpresivo se acostó dándole la espalda a un desconcertado Roger.

 

            -Draco ¿has entendido lo que te he dicho?

 

            -Tengo sueño –respondió Draco cerrando los ojos.

 

            Desconcertado, Roger ya no dijo nada, simplemente lo cubrió con una manta y salió de ahí.

 

            Para tranquilidad de Roger, le resto del dia pasó sin ningún contratiempo; así que cuando Draco terminó de cenar y después de darle unos medicamentos, Roger lo dejó solo.

 

            -Que descanses Draco, si necesitas algo, solo oprime ese botón que está en tu cabecera –dijo el medimago apagando la luz y dejando solo una lamparita encendida en la mesa.

 

            Draco de nuevo no dijo nada, simplemente espero unos minutos para levantar las mantas y sentarse en la cama; después de unos minutos se levantó y con paso lento caminó hasta una esquina de la habitación, en donde recargándose en la pared fue sentándose poco a poco quedándose así un largo rato, hasta que él mismo rompió el silencio.

 

            -Estas asustado... –susurró de pronto con la vista fija al frente- si... tienes miedo... tranquilo... –musitó poniendo lentamente su mano en su vientre- no tengas miedo.


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