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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            Harry sintió al instante, una furia en la boca del estomago que lo hizo tomar aire antes de poder hablar con toda tranquilidad.

 

            -Se les hizo un juicio, Ron…  a ambos.

 

            -Pero Harry, no estamos hablando del clima, sino de un verdadero hijo de puta, y luego esta ese niño ¿Quién no nos asegura que la magia oscura que se utilizó en su concepción, haya quedado en su alma o algo así?

 

            Harry suspiro haciendo acopio de paciencia, pues reconocía que esas dudas las tenía la mayoría de la gente debido a la ignorancia de las verdaderas circunstancias.

 

            -Tu estuviste en el juicio –dijo Hermione- dime algo, viendo las pruebas de cada parte ¿estás convencido de la inocencia de Malfoy y de la naturaleza de su hijo?

 

            Vaya, al fin alguien con cerebro.

 

            -Si Hermione, quede convencido de la inocencia de Draco y de su hijo.

 

            -¿Desde cuándo llamas a Malfoy por su nombre de pila? –preguntó Ron sin dejarse convencer del todo.

 

            Harry se rascó la nuca pensando en que si esa era la reacción por la libertad de Draco Malfoy ¿Qué dirían cuando supieran que estaba enamorado de él?... lo que era más, qué vivía ahora bajo ese mismo techo junto con su hijo.

 

            -Chicos, hablemos claro… -dijo Harry mirándolos a cada uno alternativamente- Draco Malfoy fue enjuiciado, fue juzgado y declarado inocente con todas las pruebas que presentó, yo mismo lo vi y creo lo mismo, lo sabía desde antes debido a la convivencia continua.

 

            -Convivimos con él seis años en Hogwarts y también sé de lo que es capaz –respondio Ron sintiéndose enfadado por la posición de Harry.

 

            -No es lo mismo y respecto a su hijo, tampoco encontraron nada malo en él, te lo puedo asegurar ¿o acaso no confías en mí?

 

            Ron se echó hacia atrás resoplando mientras Hermione miraba a Harry con actitud dudosa.

 

            -No puedes culparnos de dudar, durante años los Malfoy nos hicieron la vida imposible y fueron aliados incondicionales de Voldemort.

 

            -Y yo entiendo eso, Hermione, es solo que tampoco sabíamos la historia detrás de todo eso; ahora lo sé y he llegado a entender muchas cosas.

 

            -Bueno amigo… -dijo Ron enderezándose con actitud entusiasta- no discutamos por ese tipo y su hijo, lo que cuenta es que ese asunto acabó, ellos están lejos de aquí y tú estás libre por fin ¿Por qué no salimos a comer? Me muero por dar una vuelta al callejón Diagón, extraño ese lugar.

 

            -Es buena idea Harry, así nos ponemos al corriente de cosas más agradables –convino Hermione sonriente.

 

            -Chicos… -respondio Harry pensando la mejor manera de abordar el inevitable tema de Draco sabiendo de antemano que cualquier forma no evitaría la hecatombe que se avecinaba.

 

            -Hay algo más ¿no? –Exclamo  Hermione observando a su amigo- puedo darme cuenta que aun no terminas de contarnos todo respecto a Malfoy.

 

            -¿Qué mas tienes que decirnos de él, Harry?... ya bastante tiempo te quitó como para que siga fregándote la vida.

 

            Harry miró a sus amigos y saboreó por un momento la calma antes de la tormenta, luego se enderezó en su lugar y tomando valor de quien sabe dónde, comenzó a hablar.

 

            -Draco Malfoy está aquí, en Grimauld Place; como no tiene en donde vivir, le  ofrecí mi casa.

 

            -¿¡Qué?! –saltó Ron poniéndose de pie- ¿¡Aquí, en esta misma casa?!

 

            -¡¿Estás loco, Harry?!

 

            -Si… -pensó Draco recargado de espaldas atrás de la pared escuchando todo desde hacía un buen rato- Harry está loco.

 

            -De hecho están los dos, él y el bebé.

 

            -Estas bromeando, eso es… es solo una broma de mal gusto –resoplo Ron comenzando a caminar frenético por el pequeño espacio.

 

            -No es una broma, ellos están aquí.

 

            -¿Pero porque? –Preguntó Hermione igual de estupefacta- Harry, estoy… no sé…

 

            -Y no solo eso –continuó Harry pensando en soltar todo de una vez para afrontar todo junto.

 

            -No lo digas, Harry…- pensó Draco inclinando la cabeza- evítate más problemas.

 

            -Yo… bueno, yo estoy enamorado de él –exclamó Harry sintiendo extrañamente un repentino alivio al soltar tremenda noticia.

 

            Ahí, Ron definitivamente ya no dijo nada, simplemente se le quedó mirando con la boca abierta mientras Hermione se quedaba tiesa en el sofá.

 

            Con gran precaución, Draco se asomó ante el prolongado silencio para constatar que a Weasley no le hubiese dado un ataque cardiaco.

 

            -Pues no, aun está ahí… que decepción –pensó con amargura consciente de su humor negro.

 

            -Somos pareja… -continuó Harry ante el silencio de sus amigos- él también me quiere y yo amo a su hijo, lo quiero como si fuera mío.

 

            Ron abrió la boca varias veces mientras intentaba sonreír al tiempo que gesticulaba exageradamente con las manos.

 

            -Harry… no es en serio ¿verdad? –exclamó al fin Hermione poniéndose de pie- es decir… yo entiendo que lo ayudes; que lo ayudes a pesar de todo lo que nos hizo en el colegio, que le busques un lugar en donde quedarse, pero… ¿aquí?... y además…. Además…

 

            -Además enredándote con él –completo Ron entendiendo al fin que Harry hablaba totalmente en serio.

 

            -Las cosas no sucedieron de la noche a la mañana –dijo Harry levantándose sintiéndose algo intimidado al estar sentado- todo fue…

 

            -¿Acaso no lo ves? –interrumpió Ron acercándose a él.

 

            -¿Ver qué?

 

            -¡Te está tomando el pelo!

 

            -¿Qué?

 

            -¡Esta valiéndose de ti para salir lo mejor librado posible de este asunto! ¿¡Que no te das cuenta?!

 

            -Harry, posiblemente estés sufriendo Síndrome de Lima y  no te has percatado –dijo Hermione.

 

            -¡Claro que no!

 

            -¿¡Que no?! –Exclamó Ron gritándole en la cara- ¡tan solo mira lo que ha logrado!.... ¡ha logrado que lo libres de Azkaban y encima que le des asilo y de paso lo mantengas!

 

            -¡Yo no lo libré de Azkaban! ¡Él se defendió a sí mismo sin que yo moviera un solo dedo!

 

            -¡Esta aquí! ¿¡Que eso no te dice nada?!

 

            -No entiendo a que te refieres –respondio Harry enfurecido.

 

            -Que logró su propósito de salirse con la suya metiéndote a su cama.

 

            -¡Cállate!... ¡no hables de lo que no sabes!

 

            -¡Es y siempre ah sido un maldito convenenciero manipulador y traicionero, todo el mundo lo sabe!

 

            -¡No es verdad!

 

            -¡Es un Malfoy, maldita sea! –exclamó Ron picándole el pecho con un dedo.

 

            -¡Basta! –Gritó Harry dándole un empujón que casi lo tira- ¡eres igual a toda  la gente que solo juzga su apellido!

 

            -¿Y por qué será? –Respondio Ron sarcástico- ¿será porque esa maldita familia era su principal colaboradora? ¿Ó Por qué su padre intentó matarte en el ministerio? ¿Ó Por qué por su culpa casi muere Katie y casi muero yo?.... ¡ah, pero claro! Eso no importa porque el muy maldito ya te tiene comiendo de su mano…

 

            -Cálmate Ron –intervino Hermione viendo a los dos hombres con los puños apretados a punto de los golpes.

 

            -¿¡Y cómo quieres que me calme cuando Harry ha cometido la mayor estupidez de su vida?!

 

            -Mi relación con él no es ninguna estupidez –dijo Harry con los dientes apretados.

 

            -No puedo creer que nos hagas esto –respondio Ron viéndolo como si el auror hubiese vendido a toda la familia Weasley a unos traficantes de esclavos.       

 

            -¿Hacerles qué? –Rebatió Harry alejándose unos pasos de Ron para evitar la tentación de soltarle un puñetazo- yo no les he hecho nada, no seas imbécil.

 

            -No, el imbécil aquí eres tú, eso es obvio.

 

            -Harry ¿Por qué no te tomas unos días?... es decir, lejos de él, así te darás cuenta de que todo esto es un error.

 

            -¿Tu también, Hermione?      

 

            -¿Pues qué esperabas, Harry?... –respondio la castaña manoteando al aire- ¿Qué te felicitáramos y olvidáramos de repente quien es en realidad Draco Malfoy?

 

            -Es es el problema… ustedes no tienen la mas mínima idea de quién es él.

 

            -Y tú si ¿no? –dijo Ron sonriendo con sarcasmo.

 

            -Sí, yo sí –respondio Harry con orgullo.

 

            -Harry, todo esto es una locura –dijo Hermione dejándose caer al sofá- si tan solo vieras todo desde nuestro lugar…

 

            -Eso no importa Hermione… -intervino Ron- Malfoy es tan tramposo que ha logrado que Harry olvide quien es realmente.

 

            -¡Basta de…! –Respondio furioso Harry interrumpiéndose al instante al oír un llanto de bebé- ¿¡ya viste lo que ocasionaste?! ¡Despertaste a Harry! –añadió dirigiéndose a las escaleras.

 

            -Déjalo, voy yo –dijo Draco saliendo de su lugar cruzando la sala sin siquiera mirar a los invitados.

 

            -Buen movimiento, hurón… ponerle ese nombre a tu hijo.

 

            -Cállate Ron, o si no…

 

            -¿O si no qué, Harry? –Interrumpió Ron a su amigo mientras veía a Draco subir las escaleras- ¿vas a volverte contra mí y lanzarme una imperdonable?... digo, eso ya no me extrañaría si consideramos que las mañas se pegan…

 

            -Esto es ridículo… -respondio Harry sonriendo irónico mientras se dirigía también a las escaleras.

 

            Al quedar solos, Ron tomó un puño de polvos flú y los arrojó  a la chimenea gritando el nombre de su casa siendo seguido por su esposa.

 

 

 

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            -Tranquilo cariño… -susurró Draco tomando en brazos al pequeño Harry que lloraba desconsoladamente- ese espantoso trol con cerebro de mierda te despertó con sus gritos ¿verdad?... no le hagas caso.

 

            Harry llegó segundos después viendo a Draco caminar por la habitación arrullando a su bebé, que no dejaba de llorar.

 

            -Lo siento… -dijo sin saber que decir al tiempo que se recargaba en el marco de la puerta- yo… lamento que Ron lo despertara con sus gritos.

 

            -No es tu culpa –respondio Draco haciéndole cariñitos a su hijo- era de esperarse esa reacción.

 

            -¡Pero…! ¡Pero están exagerando! –respondio Harry sintiendo que las palabras le faltaban para expresar su rabia.

 

            -No, no exageran… yo hubiera reaccionado igual, es más, yo sí te hubiera lanzado una imperdonable, mínimo un Cruciatus.

 

            -Vamos Draco, eso no es verdad –respondio Harry entrando a la habitación.

 

            -Y a todo esto ¿Qué esperabas, Harry? –Dijo Draco mirándolo mientras éste se paseaba impaciente por la habitación- ¿Qué tomaran las cosas con gran calma olvidando todo lo que mi familia y yo hicimos en el pasado?... vamos, ni tú puedes ser tan ingenuo.

 

            -Pues sí, es verdad… pero tampoco esperé tal reacción.

 

            -Si yo fuera la comadreja, nunca en mi vida te volvería a dirigir la palabra, eso tenlo por seguro… no puedo culparlo.

 

            -Draco, no quiero que te sientas culpable por esto –dijo Harry acercándose a él y poniéndole las manos en los hombros- esta es mi decisión y no voy a permitir que nadie te humille.

 

            -¿Podrías dejarnos solos por un momento? –Respondio Draco sonriéndole- voy a darle de comer, pero ¿podrías colocar un hechizo “anti ruidos”?

 

            Entendiendo que Draco lo que en realidad deseaba era estar solo, Harry le dio un beso al pequeño en la frente y salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí después de aplicar  el hechizo.

 

            Cuando quedó solo, el rubio siguió arrullando al pequeño Harry hasta calmar su llanto; hasta entonces se sentó con él en la silla mecedora que Harry había encontrado en el sótano y restaurado para que pudiese usarla.

 

            -Shhh… tranquilo, estas a salvo… -susurró Draco viendo los anegados ojitos azules mirarlo atento- Ese tipo gritón que te despertó se llama “comadreja” y es un completo imbécil, y la fulana de cabello horrible es “la sangre sucia” y ambos son unos completos tarados… unos tarados que son muy importantes para Harry… -añadió con pesar- unos tarados que él necesita para ser completamente feliz…

 

            Unos suaves hipidos fueron la respuesta que tuvo y que lo hizo sonreír de nuevo.

 

            -Te mentiría si te dijera que su opinión me importa, porque en realidad lo que esos piensen me tiene sin cuidado, pero sí me importa lo que siente Harry y por desgracia, lo que esos opinen si le afecta a él… y mucho; me pesa que se distancie de ellos por mi; sin embargo ellos no son más que yo… yo tengo el mismo derecho que ellos a ser feliz, y si Harry ha decidido estar conmigo, por algo será y si en verdad quieren tanto a Harry como dicen, tendrán que aceptar sus decisiones…

 

            Un hipido más, lo hizo acariciarle la punta de la pequeña naricilla.

 

            -No te espantes, eso no significa que tengamos que convivir con ellos; solo digo que tendrán que aprender a respetar las decisiones de Harry y a respetarnos a ti y a mí cuando él esté presente, aunque a sus espaldas nos manden a la mierda.

 

 

 

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            Cuando por fin bajó, Harry ya había terminado de cocinar un estofado de carne y sopa de tomate, por lo que el rubio se disculpo por su tardanza.

 

            -No importa, ya siéntate a comer, aunque me pregunto cómo lo harás cargando a Harry.

 

            -Comeré así, no puedo andar cargando la cuna a todos lados, además no me molesta –respondio Draco sentándose a la mesa bebé en brazos.

 

            -Debemos comprarle un Bambineto para que pueda estar en cualquier lugar de la casa, lo haremos mañana.

 

            -También lo consideraré un préstamo.

 

            -No, quiero que ese sea un regalo –respondio Harry sirviéndole un plato de sopa- y nada de “peros”

 

            -De acuerdo –dijo Draco rodando los ojos.

 

            -Por cierto… lamento toda esa terrible discusión.

 

            -Ya te dije que no te preocupes, estoy bien.

 

            Sonriéndole, Harry también se sentó  a comer.

 

            -Oye Harry ¿Qué sucederá con mi padre? No creas que no he pensado en eso.

 

            -Y tú no creas que yo pienso eso… mira Draco, su situación sigue igual, no puede enfrentar un juicio por estar incapacitado.

 

            -Su salud sigue igual ¿verdad?

 

            -Sí.

 

            -Quiero verlo.

 

            -No tiene permitidas las visitas pero averiguaré que se puede hacer en tu caso, pues tú eres su único familiar directo.

 

            -Gracias.

 

            Siendo ya casi las 6:00 de la tarde, Sirius llegó a su casa encontrándolos a todos en la sala viendo televisión, por lo que Draco se sintió inmediatamente apenado; no era lo mismo vivir en una casa de seguridad con un auror cuidando, que vivir en la mismísima casa de aquel auror.

 

            -Hola, Harry me está dejando quedarme unos días aquí –exclamó con el pequeño Harry recostado en el sofá viendo atentamente la sonaja que le sostenía.

 

            -Lo sé, por mi está bien, así no tendré que ver solamente la aburrida cara de mi ahijado –respondio Sirius quitándose la chaqueta y colgándola en la pared para sentarse del otro lado del pequeño.

 

            -Ajá, aburrido y todo, pero cuando no me ves por días, chillas –dijo Harry desde el otro sofá.

 

            -¿Y tu como estas, bribón? –Exclamó Sirius inclinándose sobre el bebé- ¿puedo cargarlo?

 

            -Claro, eso no tiene ni que preguntarlo.

 

            Sirius se levantó y tomó a Harry entre sus brazos comenzando a susurrarle quien sabe que cosas mientras desaparecía por un pasillo.

 

            Una campanilla avisó que había una llamada por red flú.

 

            -Harry, Draco ¿Cómo están? ¿Cómo esta mi niño? –preguntó la ya familiar cara de Molly Weasley.

 

            -Hola Molly –respondio Harry- nosotros estamos bien y Harry también.   

 

            -Hola señora Weasley.

 

            -Sé que solo hace unas horas que no nos vemos, pero me gustaría ir a verlos, y preguntarte a ti Draco, si permitirías que Arthur conociera a tu hijo.

 

            ¿Un weasley mas en casa?....

 

            -eee… claro, cuando gusten.

 

            -Molly… Ron y Hermione vinieron hoy –dijo Harry ya un tanto serio.

 

            -Lo sé, hubieras visto la tremolina que se me armó por no decirle que Draco viviría ahí.

 

            -Espero que no se hayan molestado con usted –dijo Draco.

 

            -Bueno, ya tendrán dos trabajos, enojarse y volverse a contentar –respondio Molly resuelta haciendo que a Draco le cayera cada vez mejor- llevaré una tarta de vainilla, así que Harry, ten listo el chocolate ¿vale? Llegaremos a las 8:00.

 

            -De acuerdo.

 

            -Bien, entonces hasta el rato.

 

            -¿Tarta de vainilla? –Repitió Draco alzando ambas cejas- aun estoy lleno.

 

            -Es que no has probado sus tartas, te harás adicto a ellas.

 

            Sirius había comido algo en el trabajo, por lo que se pasó el resto de la tarde cargando a Harry llevándolo de un lado a otro de la casa para divertimento de los chicos, por lo que la hora de la cena llegó rápidamente.

 

            Draco volvió a pasarse el cepillo por la rubia cabellera que le llegaba ya hasta los hombros en un ademan meramente nervioso.

 

            -Tranquilo, solo es el señor Weasley.

 

            -Ya lo sé, pero no puedo evitarlo… hace tanto tiempo que no veo un rostro conocido que me siento raro de solo pensarlo y siendo el padre de los Weasley, peor; además no se qué actitud tendrá para conmigo y Harry.

 

            -El no es como Ron, es más ecuánime, ya lo veras.

 

            -Eso espero.

 

            Cuando el reloj marco las 8:00 pm, el matrimonio Weasley  hizo su entrada por la chimenea siendo recibidos por Harry y Draco.

 

            -Hola chicos –saludo Molly dándole un beso a ambos.

 

            -Hola Harry, es un gusto verte, muchacho –exclamó Arthur estrechando con fuerza la mano de Harry para después dirigirse a Draco extendiéndosela también mientras sostenía la tarta con la otra.

 

            -Hola ¿puedo llamarte “Draco”? es que se me hace algo inapropiado llamarte “Malfoy” como antes.

 

            Draco miró la mano de Arthur y su rostro sonriente y no pudo evitar recordar muchas de las veces que él y su padre humillaron al patriarca Weasley cada vez que tuvieron oportunidad.

 

            -Bueno… -pensó rascándose una oreja- ellos tampoco eran una perita en dulce… en fin; claro, puede llamarme por mi nombre –añadió estrechando la mano.

 

            -Trajimos un regalito para mi bebé –dijo Molly sonriente buscando con la vista al pequeño Harry- ¿Dónde está?

 

            -Esta con Sirius –respondio Harry- están por algún lugar de la casa, andan perdidos desde hace rato.

 

            -Bueno, pues mientras vienen, toma Draco, de parte de Arthur y mía, pensé que lo necesitarías.

 

            Draco vio el Bambineto que Molly mostraba orgullosa y no pudo menos que sentirse conmovido de aquel gesto.

 

            -Vaya… no sé qué decir –exclamó viendo la pequeña cuna portátil de un alegre color amarillo y encajes blancos- es muy bonita, gracias.

 

            -Y es nueva –añadió Arthur, lo que hizo apenarse a Draco.

 

            -¡Arthur! –exclamó Molly dándole un codazo.

 

            -Bueno, es que no quiero que piense que es alguna que sobró de nuestros hijos y que solamente la restauramos –explicó Arthur alzándose de hombros.

 

            -No pensé eso, lamento que su comentario se deba a mi comportamiento de antaño; ya no pienso igual, créame.

 

            -Lo imagino, los hijos nos cambian la vida, lo sé muy bien –respondio Arthur sonriendo amable.

 

            -Pongamos la tarta en la mesa –dijo Molly tomándola de la manos de su marido- ¿tienes listo el chocolate, Harry?

 

            -Claro.

 

            -Ven, vamos a servir las tazas en lo que Arthur y Draco se conocen.

 

            -Bien.

 

            Al quedar solos, Draco se sintió un tanto incomodo, pues ¿Qué decirle a un hombre con el que nunca había entablado una conversación que no era más que un par de palabras, todas ellas desdeñosas?

 

            -Me siento incomodo –declaro finalmente sentándose- imagino que usted también, ¿vino por su propia voluntad o su esposa lo trajo?

 

            Ese comentario tan franco fue suficiente para que Arthur sonriera y se sentara en el otro sofá.

 

            -Para ser sincero, fueron ambas cosas, te confieso que tengo mucha curiosidad respecto a tu hijo, y no me malinterpretes, quiero ver si es tan bonito como dice Molly que es, y aprovechando eso, arregló esta cita sin siquiera preguntarme.

 

            A partir de ahí, la charla entre los dos hombres fue tornándose cada vez mas fácil gracias a la sencillez de Arthur y a la disposición de Draco.

 

 

 

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            Y en la cocina…

 

            -Pásame los platos –dijo Molly partiendo la tarta en rebanadas- Harry… hay algo que quisiera preguntarte.

 

            -Imagino que es –respondio Harry sacando los platitos de la alacena sabiendo que todo aquello de partir la tarta era solamente para poder estar a solas con él.

 

            -Bueno… pues si –dijo ella dejando quieto el cuchillo para mirarlo mientras le daba los platos- ¿es verdad?

 

            -Si Molly –respondio resuelto sosteniéndole la mirada- estoy enamorado de Draco y él de mi, además quiero a Harry como si fuera mi propio hijo… yo los cuidé, yo los vi sufrir… aprendí a conocerlo, a ver más allá de un simple apellido y de una mala reputación.

 

            -Vaya… -exclamó Molly sorprendida al ver la firmeza en las palabras de Harry.

 

            -¿Qué piensa de eso? –Preguntó Harry tomando una silla y sentándose siendo imitado por Molly- no quiero parecer grosero diciéndole que no me importa si todos están en contra, simplemente que estoy decidido a defender lo que por tanto tiempo he buscado.

 

            Molly sonrió un momento antes de responder al tiempo que le tomaba una mano.

 

            -Harry, cariño… eso de las relaciones entre chicos es algo complicado para mí, pero no por eso estoy en contra de ti ni de nadie que tenga esas preferencias y lo sabes desde que nos confesaste que las chicas no iban contigo; la verdad me sorprendió saber que estabas con Draco, nunca me lo espere, a veces suelo ser tan ciega… pero déjame decirte que estoy feliz por ti, cariño.

 

            -Gracias –respondio Harry reconfortado- me hace muy feliz.

 

            -Yo sé que siempre te has sentido solo, es mas… cuando Voldemort asesinó a Cédric y tu regresaste vivo de puro milagro, todos quisimos apoyarte, hacerte sentir en familia… yo quise abrazarte y consolarte… -continuó Molly con ojos llorosos al recordar- pero de alguno forma vi en tus ojos que no sería suficiente, que solamente quebraría las defensas que te mantenían en pie ante el mundo…

 

            Harry suspiró ante el amargo recuerdo de esa noche mientras Molly continuó hablando.

 

            -Si en verdad estas enamorado como dices, me alegra que por fin hayas encontrado ese apoyo que solo una pareja puede dar, porque no es lo mismo el amor de un padre, de un hermano o de un hijo que el de un esposo o esposa o el de un novio o novia; porque el amor de una pareja es solamente tuyo y puedes descansar en él sabiendo que estará para ti, siempre y cuando sea amor de verdad y no solo calentura –añadió moviendo una mano desdeñosamente provocando una sonrisa en Harry- y si Draco te da esa paz que te llena, pues le agradezco infinitamente por darte lo que ninguno de nosotros te pudo dar.

 

            -Yo… gracias –dijo Harry sintiéndose conmovido.

 

            -Y Arthur opina lo mismo que yo, lo conversamos antes de venir, lamento que Ron y Hermione no sean de la misma opinión, pero dales tiempo, si yo no hubiese visto de primera mano el cambio de Draco, pensaría igual. 

 

            -Si, es verdad, solo espero que le den la oportunidad.

 

            -Démosle tiempo al tiempo –respondio Molly resuelta tomando de nueva cuenta el cuchillo y los platitos- sirve el chocolate, cariño.

 

            -Sí.

 

 

 

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