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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            -Hola Arthur –saludó Sirius entrando en la sala con Harry en brazos.

 

            -Que tal, Sirius, pensé que me iría de aquí sin conocer a este pequeño, veo que te lo has apropiado.

 

            -Nah, solo un poco –respondio Sirius sentándose junto a él al tiempo que le extendía los brazos- con cuidado.

 

            -Sirius, he cargado a mis siete hijos acabando de nacer ¿acaso crees que no sé como cargar a un bebé?

 

            -Uy, perdón.

 

            -A ver… -susurró Arthur tomando a Harry entre sus brazos viendo que el pequeño estaba completamente despierto y lo miraba atentamente- hola nene, soy Arthur.

 

            Draco no pudo evitar sonreír al ver la ternura con la que Arthur le hablaba a Harry, mientras le hacía cariñitos con la otra mano.

 

            -Tienes unos ojos muy bonitos… -continuo susurrando Arthur viendo una encía rosada asomarse entre los diminutos labios- ¡eres muy risueño! ¿Acaso tengo cara de chiste?

 

            -Me temo Arthur, que es verdad, lamento que haya sido un bebé quien te lo haya dicho –declaró Sirius cruzándose de brazos.

 

            El resto de la tarde fue una agradable charla para todos mientras el pequeño Harry estrenaba el Bambineto por muy pocos minutos, pues la mayor parte del tiempo anduvo de brazo en brazos siendo consentido por todos, principalmente por Sirius, gesto que divirtió a todos.

 

            La velada transcurrió agradable hasta que fue hora de marcharse con la promesa de una nueva visita.

 

 

 

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            -Estoy exhausto –exclamó Draco sacando una pijama de un cajón.

 

            -Lo imagino… -respondio Harry sentado en la cama viendo al rubio comenzar a cambiarse- y si no estuvieras tan cansado, ahorita mismo te tiraba en la cama y te hacía el amor salvajemente.

 

            -Que considerado –dijo Draco sonriendo- mañana vas a trabajar ¿verdad?

 

            -Si, regresaremos como a las 6:00 pm e iremos de compras.

 

            -No lo digo por eso.

 

            -Lo sé, mientras puedes hacer lo que gustes, recuerda que esta es tu casa.

 

            -Gracias –dijo Draco sentándose junto a él y besándolo suavemente en los labios- gracias por todo, no hubiera llegado hasta esto sin ti.

 

            -Yo no hice gran cosa.

 

            -Sé que muchos me ayudaron, pero yo no hubiese resistido hasta el final, eso es seguro.

 

            -Te amo –exclamó Harry acariciándole la mejilla- te amo como no tienes idea.

 

            -Y yo a ti… no creí volver a sentirme vivo con alguien a mi lado, pero así es.

 

            Ya sin decir nada, se besaron y prodigaron algunas caricias antes de que Harry finalmente se levantara y se despidiera dándole un besito al pequeño que dormía tranquilo en la cuna.

 

 

 

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            Cuando Draco despertó, se estiró plácidamente para después ver el reloj dándose cuenta de que eran ya las 9:00 de la mañana.

 

            -¡Rayos! –Exclamó levantándose de golpe- ¡es tardísimo!

 

            Aunque había alimentado a Harry durante la noche, se apresuró a mirar en la cuna encontrando al pequeño despierto jugando con su manta.

 

            -¡Vaya, ya despertaste! ¿Por qué no me despertaste, cariño? –dijo levantándolo en brazos llenándolo de besos.

 

            Teniendo entre sus brazos el cálido cuerpecito, inhalo su aroma llenándose de su hijo sintiéndose completo en todos los sentidos.

 

            -Ven, vamos a ver si todavía hay alguien allá abajo –susurró tomando una manta de la cuna para cobijarlo.

 

            Ya no había nadie más que ellos dos en Grimauld Place, pero encontró su desayuno en la mesa con una nota diciendo:

 

            “Buen día, dormilones… nos vemos al rato, besos”

 

            Sonriendo, Draco preparó un biberón de leche para Harry y después se sentó a desayunar colocando a su hijo en el Bambineto.

 

            El resto de la mañana se la pasó terminando de limpiar su habitación y el resto del día curioseando por la casa, hasta que sintiendo hambre se preparó un par de huevos dándose cuenta de que cuando Harry y Sirius llegaran no habría nada preparado para comer.

 

            -¿Deberé prepararles algo? –pensó sentado en su mecedora con Harry dormitando.

 

            Colocando a Harry en la cuna, se dirigió a la cocina para ver que encontraba pues también ya sentía hambre; se preparó algo rápido y luego comenzó a preparar algo sencillo terminando por tirarlo a la basura por no tener la más mínima idea de cómo preparar un platillo decente.

 

            -Rayos… -pensó  contrariado viendo todos sus esfuerzos inútiles- ¿Qué prepararé para la cena?... Hagrid merece algo especial por haberme ayudado.

 

            Sin embargo prefirió esperar a Harry para preparar algo adecuado.

 

            -Hagrid es de buen comer –dijo Harry cargando una bolsa con víveres- traje carne y vegetales.

 

            -¿Y Sirius? –preguntó Draco ayudándole con la bolsa.

 

            -Se quedó a redactar unos informes, llegará dentro de un rato… ¿tú qué dices Harry, preparamos esa crema de patata que tan bien me queda? –preguntó jugueteando con el pequeño que pataleo contento en respuesta.

 

            Ambos se pusieron a trabajar en la cena tan concentrados que sin percatarse de la hora, llegó Sirius con cara de fastidio.

 

            -Hola chicos.

 

            -¡Sirius, no te oí llegar! –exclamó Harry cucharon en mano probando su crema.

 

            -Pues ya estoy aquí y muero de hambre ¿y tú como estas? –preguntó al pequeño, que inmediatamente cargo.

 

            -¿Puede darle su biberón, por favor? –Preguntó Draco sacando uno de una olla- ya es hora.

 

            -Claro.

 

            Comiendo una fruta, Sirius cargó a Harry y salió de la cocina para dejar a los chicos trabajar, hasta que por fin llegó la hora de la cena y con ella, un puntual Hagrid.

 

            -¡Hola chicos! –saludó el semi gigante abrazando a Harry para después volverse titubeante a Draco, quien sonriendo le dio la mano.

 

            -Hola.

 

            -Hola Malfoy.

 

            -Puedes llamarme Draco –dijo el rubio sentándose en el sofá.

 

            -¿En serio?... bueno, pues gracias –respondio Hagrid sentándose también junto a Harry.

 

            -No, la verdad es que soy yo quien tiene que darte las gracias… por ese día, en las montañas.

 

            -¿Ayuda?... si no pude evitar que te llevaran –respondio Hagrid entristecido.

 

            -Harry me contó que fuiste su guía en esa tierra de gigantes, claro que me ayudaste, gracias.

 

            -Bueno, pues de nada –respondio Hagrid apenado- y…

 

            -¿Quieres conocerlo?

 

            -¡Sí! –exclamó Hagrid muy entusiasta haciendo sonreír a los chicos.

 

            -Llamaré a Sirius –se ofreció Harry levantándose.

 

            -No hace falta, ya estoy aquí… ¿Qué tal, Hagrid?

 

            -Hola Sirius –respondio el guardabosques levantándose emocionado al ver los brazos del auror.

 

            -Mira… -dijo Sirius acercándose.

 

            -¡Vaya!...

 

            Unos brillantes y atentos ojitos azules se clavaron en el barbudo rostro de Hagrid, quien emocionado solo atinaba a tomarse sus propias manos.

 

            -¿Quieres cargarlo?

 

            Hagrid se quedó mirando a Sirius con expresión entre estupefacta y anhelante.

 

            -¿Puedo?

 

            -Por supuesto, toma, con  cuidado.

 

            Hagrid tomó con exagerado cuidado el pequeño cuerpecito, que entre sus tremendas manazas se veía diminuto.

 

            -Por Merlín… -musitó extasiado- es un niño de verdad.

 

            Todos estallaron en risas al oír el franco comentario de Hagrid, quien apenado los miró tratando de explicarse.

 

            -No es que dudara que fuera un niño de verdad… es solo que… bueno…

 

            -Tranquilo Hagrid, te entendemos –respondio Harry sentándose siendo imitado por todos.

 

            La tranquila conversación pronto se animó recordando los viejos tiempos y los nuevos también haciendo a Draco incorporarse al pequeño grupo.

 

            Durante todo ese rato, Hagrid cargó a Harry hasta que finalmente se durmió.

 

            -Muero de hambre –declaró Sirius levantándose- si no vienen, comeré yo solo y no me importará un soberano rábano.

 

            -Dámelo, lo colocaré en su cuna para que podamos cenar –dijo Draco.

 

            -Sí, por cierto, la profesora McGonagall te envía sus saludos, dice que aunque no quedaron en buenos términos, confía en que ahora tengas otro criterio ya con tu hijo.

 

            -Y así es, agradécele de mi parte sus saludos.

 

            La cena transcurrió muy alegre hasta que llegó la hora de marcharse.

 

            -Nos vemos luego, espero que algún día me visites en Hogwarts.

 

            -Ya veremos –respondio Draco estrechando la enorme mano.

 

            -Y tu Harry, hace mucho que no vas y me refiero a tomar un té.

 

            Esa noche, ya con Sirius en su habitación y Draco en la suya con ambos “Harrys,” todos se disponían a dormir… o tal vez no.

 

            -Todo salió muy bien –dijo Draco quitándose la camiseta para ponerse su pijama siendo interrumpido por la juguetonas manos de Harry.

 

            -Pues claro, yo cociné –masculló el moreno colocándose atrás de él para rodearlo con los brazos y mordisquearle el cuello.

 

            -Y yo te ayudé… así que el mérito no es solo tuyo… -suspiró Draco ladeando el cuello sintiendo escalofríos.

 

            Harry ya no se molestó en responder, pues lo que hizo fue caer en la cama arrastrando a Draco con él hasta dejarlo encima para poder pasar sus manos por las nalgas.

 

            Besos, jadeos y gemidos llenaron la habitación mientras ambos chicos iban quitándose la ropa hasta quedar completamente desnudos.

 

            -Esta noche no te me escapas… -dijo Harry encimándose en Draco y sujetándole ambas manos a los lados de su cara.

 

            -¿Y si te dijera que estoy muy cansado? –respondió Draco con malicia sintiendo la erección de Harry restregarse entre sus muslos.

 

            -Yo te diría que me vale un cuerno y de todos modos te cogería hasta morir.

 

            Draco comenzó a reír a carcajadas mientras Harry le abría las piernas con una rodilla mientras recorría su cuello con besos y mordisqueos.

 

            Pronto las carcajadas se convirtieron en jadeos cuando Harry pasó de su cuello a sus hombros y luego a sus rosados pezones.

 

            -mmm… oh… ssssi… -masculló cuando Harry pasaba su lengua por uno de ellos succionándolo con  fuerza hasta endurecerlo.

 

            -Estas delicioso… -exclamó el auror sujetándole una pierna y pasando su mano por todo su muslo hasta llegar a una nalga y estrujarla con fuerza- me encantas… tu cuerpo me enloquece…

 

            Draco no respondió, pues simplemente se sentía feliz de sentirse tan deseado… tan querido… tan amado por esas manos rasposas que recorrían sus piernas con verdadera hambre.

 

            Harry pasó un buen rato acariciando a Draco hasta que éste quiso hacerle una mamada, lo cual aceptó encantado sabiendo que ahora si contaban con todo el tiempo y sobre todo, con toda la privacidad que necesitaban.

 

            -Rayos… -masculló Harry cuando quiso preparar a Draco para la penetración- dejé el lubricante en mi habitación.

 

            -¿Ir por el rompería en encanto?

 

            -No, para nada, tú me calientas en todo momento –dijo Harry pasando su miembro duro y caliente por la apretada entrada- es solo que ir por el retrasa el momento.

 

            -Eres un exagerado…

 

            -Pero según recuerdo, tú tienes un buen sustituto ¿no?

 

            -Ajá… esta en el cajón –respondio el rubio masturbándose con expresión lasciva frente a un cada vez más ansioso Harry.

 

            Cuando tuvo la botellita de aceite en sus manos, Harry vertió una buena cantidad y la embarró entre las nalgas del rubio, quien solo arrugó la nariz al sentir un dedo introducirse en él con delicadeza.

 

            -Me encanta que hagas esa carita… -susurró Harry besándole la barbilla.

 

            -Es que eres un sádico

 

            -No, es solo que me excita saber que nadie más que yo puede hacerte esto.

 

            -Entonces eres un posesivo.

 

            -Lo acepto, soy posesivo… mmm

 

            Draco ya no respondio pues Harry metió el segundo dedo y luego el tercero segundos después.

 

            -Estamos un poco ansiosos ¿eh? –masculló el rubio algo incomodo.

 

            -Lo lamento, es que… mmm… -respondio Harry embistiéndolo con sus dedos mientras el chupaba el cuello.

 

            Un suspiro satisfecho fue la respuesta del rubio al sentirse abierto por los dedos de Harry, quien dándole un último beso, exclamó:

 

            -Date vuelta, quiero penetrarte por detrás.

 

            -Si no me equivoco, siempre lo haces así ¿no? –respondio Draco divertido.

 

            -Cállate –dijo Harry dándole una palmada en un muslo antes de que Draco se enderezara y se pusiera en cuatro.

 

            Harry tomó su miembro y lo dirigió a la fruncida entrada comenzando a empujar en cuanto tocó la suave piel.

 

            Draco separó más las rodillas para apoyarse mejor hasta que el moreno entró por completo.

 

            -¿Listo?

 

            -No, espera un poquito… -musitó Draco preguntándose hasta que jodido momento terminaría de acostumbrarse a ser penetrado- oye Harry…

 

            -¿Sí?

 

            -¿Es común que tarde tanto en acostumbrarme?... es decir… tu sabes…

 

            -Cariño… ¿Podríamos platicar de esto cuando hayamos acabado? –respondio Harry sujetando las blancas  caderas con ambas manos.

 

            -Lo siento… -dijo Draco sonriendo al ver el aprieto de Harry- hazlo ya.

 

            -No, tranquilo, puedo esperar.

 

            -No, en serio… muévete ya –insistió Draco recargándose en sus codos sacando mas el culo, a lo que Harry ya no pudo resistirse más comenzando a salir y a entrar de nuevo lentamente.

 

            -Dios… eres tan estrecho… aprietas como si no te hubiera dilatado…

 

            -Que curioso… yo siento exactamente lo mismo…

 

            Acariciando con gran cariño las tersas caderas, Harry continuó embistiéndolo en busca de su próstata para hacerlo disfrutar tanto como él estaba haciéndolo, algo que logró en un par de metidas más.

 

            -mmm… -gimió Draco pegando su frente en el colchón al sentir el electrizante contacto.

 

            -¿Te gusta?

 

            -Oh si… ssssi… sigue así, Harry….

 

            Por un buen rato, Harry penetró uno y otra vez a Draco conteniendo su orgasmo al ver el disfrute del rubio.

 

            -Me gustaría cambiar de posición –exclamó Draco.

 

            -Claro.

 

            Guiado por Draco, Harry se acostó boca arriba en la cama con el rubio sobre él.

 

            -Ya no me siento tan cansado como antes –dijo Draco a horcajadas acomodándose el erecto pene de Harry en su entrada- ya aguanto más.

 

            -Haber si es cierto –respondio el moreno cerrando los ojos con deleite al sentir la húmeda estrechez en su miembro.

 

            Draco comenzó a montarlo con un ritmo pausado primero y luego un poco más rápido al sentir el toque en su próstata.

 

            -¡Ah...! ¡Más rápido, Draco, muévete más rápido!

 

            Jadeando por el esfuerzo y por su propia excitación, Draco puso sus manos en el pecho de Harry y comenzó a moverse más rápido hasta que el auror se levantó de repente invirtiendo posiciones dejando a Draco abajo embistiéndolo con fuerza.

 

            -¿Por… porque siempre haces eso? –preguntó Draco abriéndose de piernas lo mas que podía.

 

            -No puedo… no puedo evitarlo, me enloquece entrar en ti… ser yo quien te la meta…

 

            Draco observó el sudoroso rostro de Harry, enmarcado por húmedos mechones negros, haciendo esfuerzo para mover su pelvis con fuerza.

 

            Llegó el momento en que Harry se enderezó y le levantó el culo con ambas manos para penetrarlo más profundo, algo que hizo doler a Draco las primeras embestidas.

 

            -¿Quieres… quieres que pare?... –masculló Harry al verlo hacer gestos.

 

            -N-no… sigue…

 

            Harry buscó de nuevo el punto de Draco que ya conocía bien a pesar de las pocas veces que habían intimado encontrándolo en cuestión de instantes.

 

            Pronto los dos chicos jadeaban de placer hasta que Draco ya no pudo más y se corrió mojando su vientre con su blanca esencia.

 

            Harry entonces lo embistió un par de veces más para después también dejarse ir llenando el interior de Draco, quedándose adentro unos minutos en tanto su respiración se normalizaba.

 

            Cuando se sintió más tranquilo, embistió suavemente un par de veces más antes de salir para dejarse caer al lado.

 

            -mmm… que rico estuvo… -dijo Harry exhalando un suspiro mirando el techo.

 

            -Si, ya nos hacía falta… -respondió Draco todo despatarrado en la cama- mi corazón todavía no se calma… -añadió sonriendo colocándose una mano en el pecho.

 

            -El mío tampoco… te amo… -dijo Harry volteando a verlo.

 

            -Y… yo a ti… -respondio Draco ya mas dormido que despierto.

 

            Harry sonrió y también cerró los ojos dejándose llevar por el delicioso sopor post orgásmico.

 

            Despertó cuando Draco se acurrucó  dormido a su lado buscando calor, fue entonces que se dio cuenta que seguían destapados y con la luz encendida; tomó su varita y apagó la luz para después jalar la manta y cubrir sus cuerpos.

 

            Sonrió al ver a Draco acomodarse en sus brazos como un gatito, por lo que abrazándolo le besó la coronilla aspirando el suave olor a jabón que despedía.

 

            La alarma que avisaba que había que darle de comer a Harry, sonó casi imperceptiblemente, pero Draco despertó casi al instante levantándose con dificultad.

 

            -mmm…

 

            Buscó una bata dentro del armario y luego tomó un biberón de la olla que estaba sobre un mueble, se acercó a la cuna y sacó a Harry, quien somnoliento, comenzó a beber del biberón en cuanto lo tuvo en los labios.

 

            Sentado en la mecedora, Draco alimentó  a su hijo mientras los ronquidos de Harry adulto se dejaban escuchar.

 

            -Vaya sinfonía… -pensó mientras se mecía.

 

            Al día siguiente, cuando Harry y Sirius se fueron a trabajar, Draco quedó nuevamente solo con el pequeño, por lo que siguió inspeccionando la casa encontrándola en un estado bastante deteriorado para lo que habían sido sus días de gloria; fue hasta que regresó a la sala cuando vio que el diario “El profeta” había sido depositado en el alfeizar de una ventana.

 

            -Veamos qué hay de nuevo… -musitó desenrollando el diario viendo en primera plana, una fotografía suya en compañía de sus padres- diablos… -exclamó impactado al ver que se trataba de una fotografía de hacía años, pues sus padres posaban sonrientes y elegantes mientras él miraba hacia el frente con gesto totalmente arrogante.

 

            Suspiró con añoranza al ver a su padre sujetar con firmeza su bastón con empuñadura de plata al tiempo que le ponía una mano en un hombro y a su madre acomodar su mascada de seda mientras alzaba la barbilla como toda una dama de sociedad.

 

            Sintiendo todo el peso de su ausencia, se dispuso a leer la nota que venía abajo.

 

            Después del esperado juicio contra el único hijo del matrimonio Malfoy Black, el mortífago Draco Lucius Malfoy Black, finalmente se dio a conocer el veredicto que declara inocente de todo cargo al responsable de la invasión al colegio Hogwarts de magia y hechicería.

 

            Draco frunció el ceño al leer las insidiosas palabras del artículo.

 

 

 

            El presidente del Wizengamot, el honorable Baltasar Parrish envió una carta a todos los medios para informar a grosso modo el desarrollo del juicio y el porqué del veredicto, a continuación publicamos la misiva dada a este humilde servicio informativo.

 

            “Cumpliendo con el deber impuesto por el cargo que todos los miembros del Wizengamot y yo tenemos, hemos declarado inocente de todo cargo al señor Draco Lucius Malfoy Black por la conspiración que llevó a la invasión del colegio Hogwarts de magia y hechicería después de analizar cuidadosamente las pruebas aportadas para su defensa, así mismo también se le declaró inocente en el cargo de participar activamente en un plan del “que no debía ser nombrado” concretamente llamado “Voldemort” al comprobarse que fue víctima de un escabroso plan ideado por este mago oscuro con el fin de perpetuar su reinado de terror.

 

            El caso del menor concebido por el mencionado señor Malfoy, también fue exhaustivamente analizado desde todos los puntos de vista tanto medico como social, encontrando al menor, como un niño normal en todas sus funciones, dando por resultado el permiso de su liberación quedando en custodia de su padre.

 

            Respecto a Lucius Malfoy, aun se encuentra un área especial en San Mungo, incapaz mentalmente de enfrentar un juicio, por lo que continuara en observación.

 

            Reitero que los resultados a los cuales se llegó, fue el fruto de horas intensas de trabajo, por lo cual la sociedad mágica debe estar tranquila por contar con un alto tribunal preocupado por impartir justicia y por hacer prevalecer la paz en nuestra comunidad.”

 

 

 

            -Preocupado por impartir justicia… -masculló Draco aventando el diario- si no fuera por el ministro, mi trasero estaría congelándose en Azkaban y mi hijo en una jaula de algún sótano del ministerio… bueno, al menos el presidente se lo aclaró a la gente, aunque dudo mucho que eso sirva de algo; para todos sigo siendo el responsable de todo.

 

            Decidido a no pensar más en el asunto, se levantó para revisar el pañal de Harry.

 

            Y al atardecer, cuando los aurores llegaron, pudieron al fin ir de compras.

 

            -Traigan una botella de Whiskey de fuego –dijo Sirius desparramado en el sofá viendo televisión.

 

 

 

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            -No termino de aterrizar –dijo Draco con el pequeño Harry en sus brazos cubierto con una manta- ¡mi primera salida como un hombre libre!

 

            -Es genial ¿no? oye ¿Qué necesitaremos comprar?

 

            -Ya casi se acaban los pañales –respondio Draco, pues las únicas funciones de los pañales era que cambiaban de color cuando ya estaban mojados y que absorbían los malos olores cuando estaban sucios- los que me dio la señora Weasley eran para dos días… oye, recuerda que todo esto es un préstamo ¿vale?

 

            -No, los pañales se los compro yo a Harry.

 

            -Pero…

 

            -Nada de “peros” –interrumpió Harry tomando un puño de polvos flú- solo porque mi  esperma no fecundó al tuyo, no es mi hijo, pero prácticamente soy su papá, así que yo me encargo de los pañales y de la formula también, porque ya casi no tiene ¿verdad? Revisé el bote y casi está vacío.

 

            Draco disimuló el malestar que sintió al escuchar aquello, algo que Harry no notó y no es que a Draco le molestara que el moreno considerara al pequeño como su hijo, eso estaba bien; lo que no le gustaba era que Harry pagara todo, eso le recordaba que no tenia absolutamente nada, ni siquiera un mísero knut para comprarle un pañal.

 

            Cuando llegaron al callejón Diagón, aun había mucha gente a pesar de que ya pasaba de las 6:00 de la tarde, por eso cuando Harry y Draco caminaban por la calle, la gente comenzó a voltear a verlos al reconocer al chico que iba en compañía de Harry Potter; algo que no le importó a Draco hasta que un hombre de aproximadamente cincuenta años de edad se les plantó enfrente poniendo al auror en guardia.

 

            -Tú, miserable asesino… -exclamó el hombre dirigiéndose a Draco, quien por proteger al pequeño, se escudó tras Harry.

 

            -Apártese… -dijo Harry poniéndole una mano en el pecho.

 

 

 

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