Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

[Reviews - 516]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

_

 

 

 

            -Eso ya lo sabía, ¿pero porque no intentas arreglar las cosas? ¿Acaso ya terminaron?

 

            -¡No!... o bueno, eso creo.

 

            -Pues si no te movilizas, no les veo mucho futuro.

 

 

 

______________________________________________________________________________________.

 

 

 

            Al día siguiente, cuando Draco despertó, no lo hizo debido a su alarma, sino a las espantosas nauseas que lo hicieron correr al baño.

 

            -¡Diablos…!  -pensó de rodillas ante el inodoro- me siento mal, no quiero ir a trabajar… ¿Qué diablos habré comido?... solo que sea la comida de Esther…

 

            Sin siquiera haber desayunado, salió para su trabajo cargando como siempre a Harry.

 

            -Vaya pinta que trae ese Malfoy hoy –exclamó Ernest desde su ya acostumbrado lugar de espionaje.

 

            -¿Por qué? –preguntó Marie pasando su varita por el mostrador para quitar el polvo.

 

            -Prácticamente viene arrastrando los pies, seguramente se fue de juerga y está pagando las consecuencias.

 

            -Pues si, tiene mala cara – exclamó Marie acercándose.

 

 

 

________________________________________________________________________________________.

 

 

 

            -¿No vas a desayunar? Hoy traje chocolate caliente –dijo Esther a la hora del desayuno.

 

            -No, la verdad no tengo ganas –respondio Draco echándole un ojo a Harry, quien dormía muy tranquilo.

 

            -¿Te sientes mal?... desde hace días estas muy pálido y ya casi no comes.

 

            -Estoy bien, creo que es cansancio nada más.

 

            -¿Insistes en negarte a ir a ver a un medimago?

 

            -Así es.

 

            -Eres muy delgadito, así adelgazarás más, no está bien.

 

            -Tranquila, no pasa nada.

 

            Pero ese día con trabajo pudo terminar su producción, pues un cansancio terrible se apoderó de él haciéndolo equivocarse varias veces.

 

            -Hoy no comiste tampoco –exclamó Esther a la hora de la salida mientras recogía sus cosas- me estas preocupando.

 

            -No hay porque, estaré bien para mañana, solo debo dormir mas, aunque con este bribón eso es algo difícil –respondio Draco haciéndole cariñitos a Harry antes de ponerle la manta encima.

 

            -Aun así creo que mañana traeré otra cosa de comer ¿Qué se te antoja? Me salen muy bien las patatas rellenas.

 

            -No –exclamó Draco arrugando la nariz- lo que me muero por comer en un gran plato de pepinos con salsa de tomate –añadió el rubio sonriendo.

 

            -¿Pepinos con salsa de tomate? –Dijo Esther haciendo cara de asco- Vaya antojos.

 

            La sonrisa de Draco se le congeló en el rostro desvaneciéndose poco a poco hasta desaparecer por completo.

 

            -Pero vámonos ya, que mientras más tarde es, más frio hace –añadió Esther comenzando a subir las escaleras seguida de un silencioso Draco.

 

            Al llegar a casa, lo primero que hizo fue bañar a Harry y darle de comer sin detenerse a pensar en las palabras de Esther, palabras que finalmente tuvo que afrontar cuando el pequeño se durmió.

 

            -No puede ser… -pensó mientras tomaba un té en la cocina- seguro es una coincidencia –pensó al relacionar sus malestares con los que tuvo en su gestación.

 

            -Hola –saludó Harry entrando en la cocina.

 

            -Hola –respondio Draco sintiéndose inquieto por la presencia del moreno, por lo que terminó su té y se levantó.

 

            -Espera ¿podemos hablar?

 

            -eee… ¿es muy urgente? Debo ir a ver a Harry.

 

            -No lo escucho llorar –respondio el auror viendo el interfón.

 

            -Bueno no, pero aun así quiero ir a verlo.

 

            -Draco espera, quiero hablar contigo, es necesario.

 

            Draco suspiró sabiendo que su relación ya no iba nada bien desde hacía varias semanas, por lo que tomo de nuevo su silla y se sentó.       

 

            -Tú dirás.

 

            -Mira… -comenzó Harry sintiéndose nervioso.

 

            -Solo espero que termines antes de que llegue Sirius.

 

            -El vendrá hasta más tarde.

 

            -Ah, ya veo.

 

            -Draco, no sé por dónde empezar, pero lo cierto es que no quiero que nuestra relación se termine –dijo haciendo acopio de valor- sé que me porte muy mal aquella última vez que hicimos el amor, sé que yo… bueno, que me comporté como un patán, como un verdadero imbécil… tenías razón, estaba enojado y me desquité de esa manera.

 

            Draco escuchaba sin verlo a la cara, simplemente jugueteaba con su taza vacía viéndola como si tuviese que grabarse en la mente cada detalle de esa pieza de cerámica.

 

            -No me había dado cuenta hasta qué grado soy de protector y posesivo, sé que debo dejarte continuar tu vida, que debo dejarte avanzar por tu propia cuenta… es solo… es solo que sentí que de alguna manera ya no me necesitabas y… bueno, sé que no es ninguna excusa pero es la verdad.

 

            Hasta ese momento Draco alzó la vista y lo miró.

 

            -Pero eso me ha servido para darme cuenta de que esa es una de las cosas que me hizo enamorarme de ti… el que siempre luchas y nunca te das por vencido, puedes estar caído pero no te quedas ahí, tu espíritu de lucha es muy grande y esa es una de las cosas que me enamoran de ti; además… además te extraño… extraño tus conversaciones, extraño cargar a Harry…

 

            -Siempre has podido cargarlo, eso lo sabes.

 

            -Si, pero no es lo mismo… yo disfrutaba tenerlos a ambos, no solo a él; Draco… Draco lo siento tanto, perdóname por favor –dijo tomándole una mano- te amo y no quiero perderte, si quieres trabajar, adelante, tienes mi apoyo.

 

            Draco volvió a suspirar mientras retiraba su mano, la verdad es que esas semanas se había sentido tan solo que muchas había deseado ir a la habitación del moreno y meterse a su cama para que simplemente lo abrazase; el también amaba con locura al auror y el sentir que no lo apoyaba en sus decisiones hacia que todo el tiempo sintiera una especie de apretujón en el pecho.

 

            -Draco… -insistió Harry temiéndose lo peor.

 

            -Harry… tu sabes lo difícil que ha sido para mí salir de cada maldita cosa que la vida me pone enfrente, sabes lo mucho que me ha costado llegar hasta aquí y si lo he logrado, ha sido gracias a ti.

 

            -No es verdad, tu…

 

            -Espera –interrumpió Draco tomándole una mano- sé que he hecho un gran esfuerzo, eso lo sé… pero también sé que tú me has motivado a hacerlo, tú me has sacado del abismo para luchar una y otra vez; por eso no entendí porque esta vez no lo hiciste, porque esta vez simplemente me diste la espalda.

 

            -Porque soy un tonto.

 

            -Bueno, eso si… -dijo sonriendo levemente, algo que dio esperanzas a Harry.

 

            -Draco ¿aun sientes algo por mí?

 

            -¿Cómo es que preguntas eso?... –exclamó  mirándolo serio otra vez- mis sentimientos no son tan débiles, por supuesto que aun te amo.

 

            Harry suspiro aliviado mientras sonreía como un bobo.

 

            -¿En serio creíste que ya no te quería?

 

            -Pues… es que… me porte como un tarado.

 

            -Es porque eres un tarado –respondio Draco un poco exasperado.

 

            -Bueno ya Draco, si sigues amándome ¿me darás otra oportunidad?

 

            -Claro bobo –dijo  rodando los ojos al tiempo que una sonrisa escapaba de sus labios.

 

            Entonces Harry se levanto y rodeó la mesa para darle un beso en los labios y abrazarlo, para eso Draco se levantó y se dejó abrazar dándose cuenta cuanto había añorado al moreno.

 

            -¿Comemos?

 

            -Ya comí –mintió Draco sintiendo el estomago revuelto- pero te puedo servir si quieres.

 

            -No, yo lo haré, tú debes estar cansado.

 

            Esa noche, los dos vieron televisión hasta que fue la hora de irse a dormir.

 

            -Descansa –dijo Harry besándolo en la mejilla y en los labios.

 

            -Tu también.

 

 

 

________________________________________________________________________________________.

 

 

 

            Al día siguiente, Draco se levantó a las 5:00 de la mañana debido a las nauseas que cada vez eran más constates.

 

            -No puede ser… -musitó sentado en el suelo del baño con la cabeza recargada en la tapa cerrada del inodoro- debe ser un algo que comí…

 

            Sintiéndose algo mareado y aun con nauseas, se preparó y preparó a Harry para irse a trabajar.

 

            -Rayos… -pensó arrastrando los pies por la calle camino a los almacenes- quiero vomitar y ni siquiera he comido nada.

 

            -Mira al mortífago… -exclamó Ernest desde la vitrina- trae cara de muerto.

 

            Mientras caminaba, Draco comenzó a sentir a Harry muy pesado a pesar de llevarlo sujeto con el canguro, así que se sentó en la banca que estaba fuera del viejo edificio en donde trabajaba.

 

            -Calma… respira despacio… -se dijo a si mismo mientras se secaba el sudor frio que le perló la frente.

 

            -No se ve nada bien –dijo Marie viéndolo desde la acera de enfrente- ¡Dios mío, Ernest! ¡Se ha desmayado!

 

            -¿Cómo? –respondio Ernest saliendo apresurado del mostrador.

 

            -¡Vamos rápido antes que se caiga con el bebé!

 

            Ambos ancianos salieron corriendo de su establecimiento hacia Draco, quien yacía desmadejado en la banca con el pequeño bebé llorando en su pecho arrastrándolo peligrosamente hacia el frente.

 

            -¡Cuidado! –gritó Marie cuando el rubio se fue hacia adelante con el bebé directo al piso siendo sujetado en ese preciso instante por Ernest- ¡ay Dios!

 

            -Marie, sujeta al bebé –dijo Ernest enderezando a Draco.

 

            Marie oprimió los broches del canguro y quitó a Harry, quien no dejaba de llorar mientras su marido le quitaba a Draco la bufanda y la gorra para darle palmaditas en el rostro.

 

            -Oye… despierta.

 

            Draco comenzó a abrir los ojos debido a la molesta insistencia de una voz que lo llamaba, pero sus parpados se negaban a abrirse, pues una tremenda pesadez lo envolvía haciéndolo desear callarla, pero un lejano llanto colándose en su confundido cerebro lo hizo aspirar aire con fuerza para reunir energias y poder despertar.

 

            -mmm…

 

            -Marie, trae alcohol.

 

            -¡Voy! –respondio la anciana corriendo hacia el interior de su tienda bebé en brazos.

 

            -Malfoy, despierta.

 

            Marie entró a la tienda buscando con la vista su pequeño botiquín de emergencias, pero el desesperado llanto le hizo levantar la manta.

 

            -¡Vaya! –Exclamó admirada al ver el redondo y sonrosado rostro de Harry bañado en lagrimas sin saber exactamente que esperaba encontrarse- ¡eres… un bebé muy bonito!

 

            Mientras tanto, Draco comenzó a abrir los ojos intentando levantarse.

 

            -No te levantes, te caerás.

 

            -¡Mi… mi hijo! –balbuceó Draco con la mano en la frente.

 

            -El está bien, lo tiene mi esposa.

 

            Al oír eso, se despabiló casi por completo levantándose de prisa mirando a todos lados.

 

            -¡Devuélvamelo, regrésemelo ya!

 

            -Oye, no tienes porque ponerte así –respondio Ernest molesto poniéndose de pie- ella no le va a hacer nada.

 

            -¿¡Y cómo puedo saberlo si ustedes lo ven como un pequeño monstruo?! –Respondio  dirigiéndose a la tienda de cerámicas- ¡así como ustedes desconfían de nosotros, yo también desconfío de ustedes!

 

            -Somos incapaces de dañar a… a eso –dijo Ernest siguiéndolo de prisa.

 

            -¡Es un niño, por todos los cielos! –Explotó  exasperado mientras manoteaba sin detenerse- ¡es un bebé común y corriente, la única diferencia es que creció en mi! –añadió empujando la puerta con violencia- ¿¡donde esta?!

 

            Buscándolo con la vista, dio con Marie sentada en una silla con Harry en sus brazos intentando alcanzar una figurilla de cerámica con forma de ovejita.

 

            -¡Deme a mi hijo! –exclamó llegando a ella a grandes zancadas arrebatándoselo de los brazos.

 

            -No le íbamos a hacer ningún daño –dijo ella dolida- te lo quitamos justo cuando ibas a caerle encima.

 

            Draco ocultó muy bien la impresión que le causaron esas palabras, por lo que continuo con su indignación primera.

 

            -¿Y esperan que les dé las gracias?

 

            -Es obvio que no lo harás –dijo Ernest molesto.

 

            -Lo que es obvio es que no toleraré mas humillaciones de parte de nadie, si solo me ayudaron para regodearse de ayudar a un miserable mortífago asesino, perdieron su tiempo pues no les debo nada, no le debo nada a nadie, basta de cargarme todo el peso de la guerra en los hombros; es verdad que tuve errores, pero tuve mi propia expiación, así que no permitiré que ni ustedes ni nadie me menosprecie a mí y mucho menos a mi hijo, quien por cierto es un bebé normal y no una… cosa –concluyó Draco dándose la vuelta y saliendo de ahí.

 

            El viejo matrimonio se quedó en silencio por unos momentos viendo desde su lugar a través del vidrio, como el rubio tomaba su Bambineto y su pañalera tirada en el duelo junto a la banca y entraba al almacén.

 

            -El niño… -dijo Marie- realmente no se que esperaba, pero… parecía un bebé normal.

 

            Ernest no respondio, regresó a la trastienda sintiendo una molestia en el estomago, había algo que le desagradaba y no sabía qué; hasta que topándose de frente con una caja con varias figuras de ovejitas, como las que sostenía Marie frente al niño supo que era… era cierto que Draco Malfoy se había portado como todo un patán desagradable, sobre todo  al arrebatar el bebé de los brazos de su mujer ¿pero acaso él mismo no hubiera hecho lo mismo? El chico Malfoy se había portado como cualquier persona que ha sido menospreciada con anterioridad dando por resultado a una persona grosera y desagradecida; simplemente se había portado como un padre preocupado por su hijo y no como un mortífago déspota y sanguinario.

 

            Además todo ese tiempo trabajando en ese lugar con pésima paga, con su pequeño bebé yendo y viniendo… ¿no era molestarse demasiado para ser una simple pantalla? ¿Acaso la antigua familia Malfoy no simplemente hubiese emigrado del país y ya?... ¿y porque no había sacado aun a su padre de San Mungo moviendo todas sus influencias y dinero como lo había hecho con el mismo? Porque eso había hecho… ¿o no?

 

 

 

_______________________________________________________________________________________.

 

 

 

            -Draco, Dios mío pareces muerto –exclamó Esther al ver al chico rubio bajando las escaleras.

 

            -Así me siento –respondió Draco colocando su Bambineto en la mesa y tirando prácticamente su pañalera en el suelo.

 

            -Y yo estoy resfriada, creo que tengo temperatura.

 

            -¿Y porque vino si se siente mal? –preguntó colocando a Harry en el Bambineto.

 

            -Lo mismo te pregunto a ti.

 

            -Por amor al arte por supuesto.

 

            -Claro –respondio Esther riendo por el chiste.

 

            Ese día la producción de Draco de nuevo fue baja, con la diferencia de que esta vez Esther no pudo ayudarlo debido a su resfrío.

 

            -¡Por eso no quería aceptarte con un chiquillo que te quita el tiempo! –bufó Douglas al ver el contador del contenedor.

 

            -No es por eso que hoy no llegue a la cantidad.

 

            -¿Y porque mas entonces?

 

            -Ni siquiera llora cuando esta aquí, no lo culpe de esto.

 

            -Cambiar sus pañales te quita el tiempo, ya te había advertido que…

 

            -Hasta ahora he cumplido con mi producción, simplemente me siento un poco mal.

 

            -Pues entonces tú eliges, o te quedas hasta sacarla o mañana sacas lo del día más lo que te faltó hoy.

 

            -¡Eso es demasiado! –protestó Esther.

 

            -Pues si no le gusta ya sabe que puede hacer –respondió Douglas alzándose de hombros- ¿Qué harás? –añadió dirigiéndose a Draco.

 

            -Mañana completaré lo de hoy –respondio Draco con una seguridad que estaba muy lejos de sentir.

 

            -Eso espero o te pondré de patitas en la calle –concluyó Douglas saliendo de ahí.

 

            -No te preocupes, mañana me sentiré mejor y te ayudaré –dijo Esther tomando su bolso y poniéndose su bufanda.

 

            -Yo también me sentiré mejor y terminaré, tranquila –respondio  colocando una manta en el canguro donde cargaba a Harry y aprovechando la varita antes de dejarla en el escritorio de Douglas para encoger el Bambineto y la pañalera, pues en esa ocasión sentía que con trabajos se cargaba a sí mismo.

 

 

 

.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).