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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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Notas del capitulo:

HOLA CHICOS Y CHICAS DE MENTES PUERRRRCAS!!! (NO ME ENGAÑAN, ASI LA TIENEN) Y LO SÉ PORQUE ASI LA TENGO YO JOJOJO XD

ANTES QUE NADA, DEJENME DARLES LAS GRACIAS X TODAS SUS RECOMENCIONES (AUN NO HE TERMINADO DE ECHARLES UN OJO X ESTAR CON ESTA ACTUALIZACION, PERO AHORA TENDRE UN POCO DE TIEMPO) MUCHOS YA LOS HABIA LEIDO, PERO ME ENCONTRE CON HERMOSAS JOYAS QUE NO CONOCIA Y ESO ME LLENO DE EMOCION (¡¡¡YA QUIERO LEER!!)

EN FIN, PASEMOS A LO DEMAS, NO OLVIDEN DEJARME UN MENSAJITO (SI ES QUE LES GUSTA, CLARO)

BESOS!!!!

________________________________________________________________________________________.

 

            -¿Pasa algo, querido?

            -Pues si… Ron y Hermione regresan a  vivir a Inglaterra y piden posada aquí.

            Harry tomo un sorbo de su té sin decir nada mientras Draco volvió la vista a su hijo quitándole una pelusa imaginaria.

            -¿En serio regresan? –preguntó Molly emocionada al pensar en tener de nuevo a su hijo cerca y a Hermione.

            -Ajá, Hermione ya terminó la carrera de medimagia y sus padres le dieron como regalo de graduación, el dinero suficiente para instalar su propio consultorio; dice que desea ejercer aquí.

            -¿Y el trabajo de Ron?

            -Dicen que estaba yéndole mal últimamente y que tienen algunas deudas, por eso piden posada aquí, pues aunque Hermione podrá instalar su consultorio, no tienen lo suficiente para comprar una casa.

            -Ay mi pobre hijo… pero ¿Cómo vendrán si tienen deudas?

            -Dicen que las pagaran primero, por eso tardaran unos meses antes de venir, pero desean saber nuestra respuesta con anticipación por si no nos es posible albergarlos.

            -Que tontería, saben que siempre podrán contar con nosotros.

            -Sí, les escribiré al rato –dijo Arthur dejando la carta en el mueble mientras tomaba asiento junto a su mujer.

            -Chicos, seguiré apoyándolos cuidando a Harry cuando lo necesiten, me encanta cuidarlo, lo queremos mucho, lo saben ¿verdad? –exclamó Molly notando que los chicos no habían dicho absolutamente nada.

            -Si, lo sabemos, gracias –respondio Draco sonriéndole.

Cuando los chicos decidieron retirarse, ya casi eran las 7:00 pm, por lo que besando al pequeño, Draco lo entrego a la señora Weasley.

            -Aun no quiero regresar a casa –dijo Draco tomando un vasito de poción color rojo que Harry le dio en la entrada del terreno de los Weasley.

            -¿Y a donde quieres ir? –respondio el moreno guardando toda su botica en un estuche de cuero que guardaba en su bolsillo.

            -No sé, pero no me gusta estar encerrado en casa –dijo Draco comenzando a toser.

            -¿Estas bien?

            -Si.

            -¿Qué te parece si vamos al Londres muggle? Quiero comprar un libro.

            -Genial, vamos.

            -Oye Draco…

            -¿Si?

            -No quiero que te preocupes por nada cuando Ron y Hermione estén aquí.

            -¿Y porque habría de preocuparme?

            -Pues no sé…

            -Mas bien eres tu el que está preocupado.

            -No.

            -Si, a mi no me engañas… pero por mí no te preocupes, que mientras esos dos no se metan conmigo ni con mi hijo, podremos llevar la fiesta en paz.

            -Me da gusto oírlo.

            -Pero tu Harry ¿Cómo llevas esto?

            -¿Cómo lo llevo de qué?

            -Te conozco muy bien, sé que sufres por tus amigos y aunque sé que son un par de idiotas Griffindors insufribles, sé que te duele el cómo piensan.

            -Pues sí, eso es cierto… pero confio en que algún día se les acomode el cerebro.

            -¿¡Tienen cerebro?!

            -Creo que si… -respondio sonriendo Harry pasándole un brazo por el cuello.

            Cuando salían de la librería a eso de las 8:30 pm, Draco se cargaba una tos que hizo a Harry querer darse de topes en la pared.

            -Es mi culpa, no debimos comer el helado, solo a mí se me ocurre hacer eso cuando estas mal de los pulmones.

            -E-estoy bien, n-no es para tanto –respondio Draco recuperándose de un acceso de tos.

            -Regresemos ya.

            Draco ya no objetó, pues el dolor de cabeza que desde hacía rato tenia, lo estaba matando; cuando llegaron a Grimauld Place, el rubio prácticamente fue arrojado a la cama mientras Harry preparaba un té y un buen de medicamentos.

            -¿Qué haces? –preguntó el rubio mirando a Harry sacar una jeringa de su empaque.

            -Preparar algunas cosas.

            -¿Vas a inyectarme?

            -Ajá –respondio Harry sacando una ampolleta de su cajita.

            -No me gustan las inyecciones –exclamó Draco mirándolo con horror.

            -Y a mí no me gusta ser yo quien tenga que hacerlo, pero ni modo; ten, toma este jarabe, es para la tos.

            Draco obedeció automáticamente sin dejar de ver como Harry clavaba la aguja en la pequeña botella.

            -Ya me han inyectado mucho en el hospital, además hasta ahorita no me habían recetado inyecciones en casa ¿Por qué ahora si? –preguntó dejando el vasito en la cama.

            -Es hierro.

            -Pero ya estoy comiendo mejor –replico el rubio como si Harry fuese el medimago al que tenía que convencer.

            -Tu organismo lo necesita, tu hemoglobina está muy baja y las píldoras no son tan rápidas como una inyección, ahora date vuelta por favor.

            Draco frunció el ceño, pues prefería enfrentarse a un perro rabioso, que exponer su trasero a esa amenazante aguja.

            -Comeré mejor.

            Harry se sentó en la cama dejando la jeringa en el buró.

            -Draco, sé que no es agradable, pero…

            -Entonces póntela tú.

            -Lo haría si a ti te sirviera, pero por desgracia no es así.

            -¿Y sabes aplicarla? Me vas a dejar tullido.

            -Sé cómo hacerlo, por eso no te preocupes.

            Draco lo miró enojado por un instante, para luego suspirar derrotado.

            -¿Cuántas serán?

            -Seis, una diaria.

            -¿¡Seis?! ¡Eso es una barbaridad!

            -Estoy de acuerdo.

            Draco lo fulminó con la mirada, para finalmente girarse sobre su pecho hasta quedar boca abajo.

            -Seré cuidadoso.

            -Solo hazlo rápido ¿si?

            -No puedo hacerlo rápido, te dolería mas –dijo Harry levantando las mantas y bajándole el pantalón del pijama hasta media nalga.

            Draco ya no contestó, simplemente abrazó su almohada y giró su rostro al lado contrario; Harry por su parte, tomó un algodón con alcohol y frotó la piel de Draco haciéndolo respingar; no podía negarlo, estaba muy nervioso por tener que inyectar a Draco por primera vez, sin embargo hizo acopio de valor al recordar el entrenamiento severo de Kelly y los más de veinte pinchazos que se dio a si mismo para practicar.

            Draco apretó los labios cuando sintió el pinchazo, pero se removió un poco al sentir el liquido entrar poco a poco.

            -No te muevas.

            -Joder… mierda… ¡rayos!...

            -Tranquilo –dijo Harry aplicando la inyección.

            -¡Mgh!

            -Ya casi termino.

            Draco apretó los dientes hasta que Harry por fin terminó.

            -Listo.

            El moreno lo arropo de nuevo desapareciendo los restos y la jeringa usada con su varita, para después ir a acostarse frente a él.

            -Lo siento –dijo acomodándole un mechón de cabello tras la oreja.

            -Más lo siento yo.

            -¿Qué quieres de cenar?

            -Ya no quiero nada, de todos modos ya me ensartaste.

            -Eso no sustituye la comida.

            -Comimos con los Weasley, estoy lleno.

            -Comimos a las 3:00 de la tarde, ya son casi las 10:00… aunque es tarde hay que cenar, ahora regreso.

            Draco ya no dijo nada, pues sabía que nada de lo que dijera, disuadiría a Harry.

            Harry preparó algo ligero, pues ya estaban a punto de dormir y no quería que la cena les cayera pesada.

            -Buenas noches –dijo Draco acomodándose la mascarilla.

            -Buenas noches.

 

__________________________________________________________________________________.

 

            Cuando despertó, miró el reloj que colgaba de la pared viendo que eran las 2:35 am, volteó a su lado y vio a Harry dormir todo despatarrado en la cama, por lo que quitándose la mascarilla, se levantó cuidando de no despertarlo.

            Se puso una bata y salió de la habitación calzando sus mullidas pantuflas; llegó a la sala y se sentó en el sofá en donde levantó los pies. Suspiró sintiéndose un poco nostálgico por el ambiente oscuro y silencioso, por lo que no pudo evitar comenzar a divagar con la mente.

            Vio el control remoto de la televisión y la encendió poniendo el volumen en mudo; lo único que había a esas horas en la programación, eran infomerciales; si no eran de aparatos para bajar de peso, eran brasieres y fajas que ocultaban las lonjas de las mujeres, así que hastiado comenzó a repasar todos los canales hasta encontrar una escena de un hombre esquiando; y se quedó mirado muy atento el trayecto del hombre sobre la blanca y deslumbrante nieve… y eso le hizo recordar las vacaciones que tuvo cuando cumplió trece años en los Alpes Suizos.

            Había sido Lucius quien le había enseñado a esquiar mientras su madre les acompañaba como toda una experta; habían reído los tres al caer toda la familia por tratar de sujetarlo, recordó cómo se sintió tan libre y mayor cuando sus padres lo dejaron montarse al teleférico él solo.

            En esa ocasión, el mismo había elegido el destino de las vacaciones como regalo pospuesto de cumpleaños… se había sentido tan importante.

            -Y ahora ni siquiera puedo elegir que comer… -pensó mientras exhalaba un suspiro.

            Siguió mirando el programa recordando los ángeles de nieve que hacía con Narcisa y Lucius, tumbados en la blanca superficie helada.

            -Y ahora ni siquiera puedo comer un helado sin enfermarme.

            Torció la boca imaginando cuanto costarían unas vacaciones como esas ahora; y jugueteando con el control en sus manos reconoció que era muy remoto que volviera a ir a un lugar como ese, principalmente por su salud, pues Voldemort no solo le había jodido la vida, sino también su cuerpo; sabia que ya no volvería a ser el joven sano que alguna vez fue; y también sabía que por cuestión de dinero tampoco podría, pues él no era tonto y sabía perfectamente quien pagaba ahora los honorarios del señor Jackson, y un sanador de ese nivel, no sería en absoluto, algo barato.

            Y tampoco querría que alguien más le pagara ese viaje a esas alturas de su vida; antes si porque era un niño, pero ahora sería algo vergonzoso aunque se tratara de Harry.

            -¿Pero cómo hacer dinero?... tal vez algo desde casa… -pensó tamborileando sus dedos en el sofá; pero casi al instante desechó la idea al imaginar la cara de horror del moreno al saber que ya estaba pensando en trabajar de nuevo.

            Y no es que no le agradaran las atenciones de Harry, sin embargo sentía que cada vez estaba haciéndose más inútil y dependiente del joven auror, más vulnerable y frágil de lo que fue alguna vez; sabía que su vida era muy diferente antes de conocer a Harry y más aun, antes de tener a su pequeño Harry; sabia que las circunstancias no ayudaban en nada a que intentara algo por su cuenta… pero no podía evitarlo, extrañaba su antiguo “yo”; extrañaba esa coraza con la que se defendía en su cautiverio, con la cual podía controlar de cierta manera, su libertad; no era libre, lo sabía muy bien, pero salía si quería y podía defenderse de cualquiera.

            -Debo estar loco… -pensó apagando el televisor- extrañando mi cautiverio cuando ahora nadie me controla… si que debo estar muy hormonal esta noche.

            Pero era algo más y lo sabía muy bien, algo que ni Harry podía darle y no era un paseo a las montañas, no era dinero, ni siquiera su libertad… necesitaba a su familia.

            -Papá… ¿Cómo seguirás?

            Se acurrucó recordando a su padre, tan desesperado y miserable la última vez que lo vio… y ese era siempre el único recuerdo que llenaba su mente, pues sus recuerdos comenzaban a borrarse a pesar de todos sus esfuerzos por retenerlos, no sabía a qué se debía eso, tal vez el dolor del encierro y la separación… a saber… lo único que sabía con certeza es que una parte de él quedó inconclusa cuando lo obligaron a crecer sin ellos.

            Se estremeció sintiéndose de repente como un niño… como un pequeño que se ha perdido en el mercado sin poder hallar a sus padres a pesar de buscarlos con frenesí.

            -No debo caer… -pensó intentando retener sin lograrlo, las lagrimas calientes que resbalaban por el puente de su nariz- debo verte, papá… debo tenerte otra vez…

            Y así, entre suaves hipidos y dolorosos gimoteos, decidió no ser tan débil a pesar de su necesidad física y anímica; decidió recuperar en lo más posible al antiguo Draco, aquel del que su padre estaría orgulloso, y dejar atrás al Draco llorón y debilucho, que llora por cualquier cosa.

            -Las hormonas me matan… -pensó sin dejar de llorar- pero no me controlaran.

            Lloró un rato mas para desahogar el nudo que le atenazaba el estomago y  se fue quedando dormido hasta perderse por completo.

 

_________________________________________________________________________________.

 

            -Draco ¿te sientes mal? –preguntó Harry sacudiéndolo suavemente por un hombro.

            -mmm….

            -¿Qué haces aquí abajo? –preguntó Harry acuclillado frente a él.

            -¿Qué hora es? –preguntó Draco desperezándose.

            -Son las 6:00 am… me desperté y ya no estabas, pensé que estabas en el baño ¿sucede algo? ¿Te sientes mal?

            -No, estoy bien, solo tengo un poco de frio –respondio el rubio sentándose y frotándose los brazos.

            -Apenas detuvimos el resfriado y la tos, no deberías haber bajado, ven, vamos arriba –dijo Harry levantándose y tendiéndole la mano.

            Draco la miró por unos momentos antes de finalmente tomarla y dejarse llevar.

            -Tengo nauseas… -musitó sintiendo crecer el malestar en su estomago.

            Antes de que Harry pudiese decir algo, soltó su mano y corrió al baño cerrándolo de un portazo haciendo que el moreno mirase extrañado el baño.

            Dentro, Draco vomitaba inclinado sobre el inodoro extrañando los arrullos de Harry, su amabilidad y su apoyo moral al sostenerle el cabello; pero estaba decidido a ser más independiente y a no ser tan frágil, por lo que no abrió la puerta hasta que finalmente salió de ahí.

            -¿Ya mejor? –preguntó Harry sentando en la cama.

            -Aja…

            -¿Sucede algo?

            -No ¿Por qué?

            -Pues no sé… como que te noto un poco raro.

            -No es nada, regresemos a la cama.

            Harry lo vio meterse de nuevo en las mantas sin decir nada mas, por lo que optó por hacer lo mismo mientras Draco le daba espalda.

            -Harry…

            -¿Si?

            -¿Cuándo podré ver a mi padre?

            Harry suspiró y se quedó callado, pues aunque Draco no lo creyera, ese asunto ya no estaba en manos de él, ni siquiera del ministro, pues Lucius Malfoy estaba al cuidado del departamento de aurores y de un montón de burócratas sin sentido.

            -Iré hoy mismo a San Mungo… -continuó el rubio sin volverse- y no me moveré de ahí hasta que me dejen verlo.

            -Draco…

            -Solo te estoy avisando.

            -Ya sé que no tienes que pedirme permiso.

            Draco se quedó callado, pues el aguijón del remordimiento hizo su aparición.

            -Lo siento… -dijo volviéndose hasta quedar frente a frente al moreno- es solo que… mira, sé que esto ya no está en tus manos, pero necesito verlo; lamento si soy grosero y desconsiderado contigo, no es mi intención hacerte sentir mal.

            -Esta bien –dijo Harry acariciándole el cabello- comprendo que ya se pasaron de la raya impidiendo  cualquier visita.

            -Iré hoy mismo después de desayunar.

            -Hoy vendrá el señor Jackson, también tenemos una cita para lo de la firma de adopción, la hice ayer.

            -Ah… bueno, de acuerdo, pero iré después de eso.

            -¿Por qué hablas solo en primera persona? Parece que quieres ir solo.

            Draco exhalo un suspiro sintiéndose algo confundido por su anterior resolución y la actitud de Harry, pues lo que menos deseaba era hacerlo sentirse excluido, sin embargo…

            -Es que no quiero que planees tu día de acuerdo a lo que quiero hacer.

            -Estoy de vacaciones, no tengo nada que hacer, además, si vas a armar bulla al hospital, tal vez te busques más problemas, recuerda que aun esta la demanda pendiente.

            Draco torció la boca contrariado, pues había muchas cosas en las que en verdad dependía de Harry para poder hacer.

            -Bueno… -pensó resignado- tal vez deba empezar con las cosas pequeñas.

            -¿Draco?

            -Lo siento, tienes razón, si puedes acompañarme, será mejor.

            -Lo dices como si no tuvieras más opción.

            -Harry, por favor ¿Cómo quieres que te hable?

            -Olvídalo, mejor voy a ver que hay para desayunar –respondio el moreno levantándose.

            -¿Tan temprano?

            -Quiero un café, tu duérmete y te despierto al rato –dijo Harry saliendo de la habitación.

            Draco se quedó viendo la puerta como si esperara que ella le diera la respuesta a sus dilemas.

 

______________________________________________________________________________________.

 

            Cuando dieron las 9:00 am, Harry entró a la habitación encontrando a Draco ya duchado y vestido con un conjunto deportivo color gris oscuro.

            -El señor Jackson vendrá a las 11:00 am  -dijo Harry tomando un pequeño frasco de la cómoda.

            -Ya lo tomé –exclamó Draco- me tocaba exactamente a las 9:00 ¿verdad?

            -Si, y va con esta otra –dijo Harry tomando otro frasquito.

            -También ya lo tomé –respondio el rubio viendo como el auror se quedaba con el frasco en la mano mirándolo sorprendido.

            -Ah… bien –dijo Harry dejándolo en su lugar.

            -Harry, no me malinterpretes –exclamó Draco tomándolo de la mano- es solo que he decidido no ser tan dependiente de ti, ser mas responsable de mi mismo, pues hasta ahora me eh estado comportando como un chiquillo.

            Harry se le quedó mirando con gesto indescifrable haciendo desear a Draco poder interpretar la verde mirada.

            -Bien –dijo finalmente Harry soltando su mano- eso es bueno.

            -No me gustaría que te molestes, es solo que…

            -Es buena esa actitud –interrumpió Harry sonriéndole mientras se dirigía al armario.

            Draco lo vio sacar zapatos y ropa deportiva y comenzar a cambiarse.

            -¿Vas a salir?

            -Si, voy a correr aprovechando que te sientes bien, hace tiempo que no lo hago, nos vemos.

           

______________________________________________________________________________________.

 

            Cuando dieron las 10:30 am, Draco suspiró algo preocupado viendo el desayuno ya frio en la mesa, fue entonces que escuchó la puerta de la calle abrirse.

            -Lo siento… -dijo Harry entrando apresurado- me encontré con un amigo y nos quedamos charlando, me ducho y enseguida bajo a desayunar.

            Diez minutos después, bajó acomodándose el cabello húmedo con los dedos.

            -Ya se enfrió el desayuno.

            -Perdón ¿tu ya desayunaste?

            -Si.

            Harry calentó sus panqueques y su café con su varita y se sentó a comer mientras Draco permanecía callado; después de terminar subió a lavarse los dientes en lo que sanador llegaba, lo que sucedió a las 11:00 am en punto.

            -¿Va a arreglar mi nariz?

            -Si, déjame observarla –dijo el sanador tomándole el rostro con ambas manos.

            -¿Quedará de una sola vez? –preguntó Harry sentado en el otro sofá.

            -Si –respondió el medimago dejando a Draco y sacando varias cosas de su maletín, entre ellas, unos guantes azules de látex, los cuales se colocó para después abrir un tubo de pomada.

            -Recarga la cabeza en el respaldo.

            Draco obedeció viendo al medimago poner pomada transparente en sus dedos.

            -Vas a sentir caliente en la zona, pero eso está bien, pues esta ablandando el hueso –dijo el señor Jackson colocándole suavemente la pomada en la nariz- ahora esperaremos un minuto.

            Draco comenzó a sentir el puente de la nariz cada vez más caliente.

            -Quema… -musitó algo alarmado.

            -Eso parece, pero no dañará la piel.

            Al cabo de un minuto, el anciano puso manos a la obra enderezando el hueso de la nariz.

            -¡Diantres! –masculló el rubio cuando el hombre comenzó a mover sus dedos sintiendo un ramalazo de dolor.

            Sintió como si el medimago quisiese arrancarle la nariz con sus propias manos y tuvo que sujetarse con fuerza al sofá para no gritar de dolor.

            -Ya casi terminamos… -musitó el señor Jackson muy concentrado

            -¡Ah!

            Al cabo de cinco interminables minutos, el medimago finalmente exclamó para alivio del rubio:

            -Listo.

            -Dios…

            -Solo falta esto –dijo colocando un pequeño parche  en su adolorida nariz, que tomó mágicamente su forma para después tornarse duro como cartón.

            -Uff… diablos… -gimió despatarrado en el sofá.

            -Ahora me voy, estoy en plena investigación sobre la noticia que se propagó.

            -¡Lo había olvidado! –exclamó Harry.

            -Pues yo no, esta fuga de información es algo muy grave, no se trata solamente de un chisme público.

            -Lo sé, es solo que no he tenido tiempo de investigar –se disculpó Harry.

            -Tu tranquilo, este trabajo es para mí, no soy auror, pero soy un medimago defraudado y sé que ninguna denuncia servirá ahora, nos vemos.

            -Hasta luego.

            Cuando el señor Jackson desapareció por la chimenea, Harry se volvió a Draco, quien descansaba con los ojos cerrados.

            -¿A qué hora nos vamos a la firma? –preguntó el rubio.

            -Tenemos la cita a la 1:00 pm –dijo Harry poniéndose de pie y tomando un puñado de polvos flú.

            -¿Vas a salir?

 

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