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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            -¿Entonces porque sufres? –preguntó Harry con franca curiosidad- sé que tu vida no se compara a como era antes, y sé que ha habido sin fin de problemas, la discriminación de la gente y todas esas cosas… en mas, se que parece estúpido que te lo pregunte con todo lo que ha pasado, pero me gustaría saber con exactitud cuál es el problema… tal vez entre los dos podamos hacer algo.

            -Ese es el problema… -respondio Draco dejando traslucir un poco su exasperación confundiendo a Harry.

            -¿Qué cosa?

            -Que… bueno… no sé… -exclamó Draco alzando los hombros y gesticulando con las manos en un gesto de impotencia- yo… yo dependo demasiado de ti.

            -¿Eso crees? –preguntó el moreno mirándole el perfil.

            -Si.

            -¿Y eso te molesta mucho?

            -Es que… yo no era así antes, yo era más independiente, no necesitaba tanto a nadie… ni siquiera a Roger.

            -Pero ¿Por qué te molesta?

            -Pues… es que… -respondio Draco sin saber exactamente qué decir.

            -Déjame decirte algo… -dijo Harry cruzándose de brazos y mirando de nuevo al frente- dices que dependes mucho de mi… pero Draco, tú no tienes idea de lo yo dependo de ti.

            Draco se volteó  a verlo sin que por ello el moreno apartara la vista del frente.

            -Tal vez te parezca sofocante el que yo este sobre ti todo el tiempo, dándote tus medicamentos, dándote de comer, vigilando que tu salud este estable, fastidiándote sobre tu seguridad y todo eso… pero no hago eso para que tú dependas de mí, sino porque como yo dependo tanto de ti, necesito tocarte todo el tiempo, necesito verte todo el tiempo… llenar mi espacio de ti, de tu sabor, de tu olor… de todo…

            Draco miraba al moreno hablar de forma tan calmada y franca, que simplemente no podía apartar la vista.

            -Sé que muchas veces soy intolerable por atosigarte todo el tiempo, pero… es que no tienes idea de lo mucho que te necesito… pero la verdad es que…-continuo Harry sonriendo a modo de disculpa- no se querer de otra forma.

            En ese momento volteó a ver a Draco con la culpa pintada en la cara.

            -Lo siento… esa es mi forma de amar y no sé hacerlo de otra manera, si te he sofocado a tal grado de hacerte sentir mal, entonces el que debe disculparse soy yo.

            Draco parpadeó mientras un cúmulo de emociones se le agolpaban en el pecho.

            -No Harry… no tienes que disculparte por nada… -dijo Draco mojándose los labios resecos- es solo que… bueno…

            -No quiero que estés triste –exclamó Harry tomándole la barbilla- y ahora lo estas todo el tiempo.

            -No estoy triste –dijo Draco recibiendo por respuesta, la ceja alzada del moreno- bueno… un poco solamente.

            Harry ya no insistió mas, lo que hizo fue tomarle la mano mientras le sonreía al decir:

            -Aquí estoy para cuando quieras hablar, siempre estoy aquí, no se te olvide.

            Draco sonrió también para después recargar su cabeza en el hombro del moreno, quien después de unos momentos de pacifico silencio, dijo:

            -Ahora que si hay algunos detalles que me gustaría aclarar.

            -¿Detalles? –respondio el rubio levando la cabeza para mirarlo.

            -Ajá… mira, entiendo lo que sientes y todo eso, y aunque no tengo disculpa por lo que sucedió ayer, por favor, que sea la última vez que me hablas así.

            Draco levanto las cejas al darse cuenta a lo que se refería el moreno.

            -Primero te muerdes un huevo y la mitad del otro antes de gritarme de esa manera delante de la gente; si tu exiges respeto, yo también lo merezco ¿estamos?

            -¿Y tu comprensión y toda esa mierda? –preguntó Draco haciendo comillas con los dedos.

            -Está guardada en mi bolsillo para cuando la necesite, pero en momentos como ese, está a punto de irse al drenaje.

            -De acuerdo –dijo Draco alzando las palmas en señal de derrota mientras sonreía- no volverá a suceder.

            -Eso espero, porque la próxima, te agarro y ahí mismo de doy una buena tanda de nalgadas –exclamó Harry con un exagerado tono amenazante  mientras se acostaba de nuevo.

            -Si, claro, como no –respondio el rubio acostándose también.

            -¿No me crees?

            -Nop.

            -Solo provócame y verás –dijo Harry abrazándolo.

            -Mira que si de tener mi trasero en tus manos se trata, puedes hacer esto –exclamó Draco tomándole una mano y colocándosela en el culo.

            -mmm… que rico –respondio el moreno apretándole una nalga- lo que me recuerda que no te he puesto las inyecciones de hierro.

            -¡Jmm! Si solo para eso quieres mi trasero, vete a la mierda Potter –exclamó Draco retirándole la mano y dándole la espalda.

            -Espera ¿ya te vas a dormir?

            -No, voy a bailar un tango… pues claro que ya voy a dormir.

            -¿Y tu mascarilla?

            -Estaba a punto de ponérmela, solo que no me das tiempo de nada –respondio el rubio levantándose de nuevo.

            -Aja, claro… oye Draco.

            -mmm –contestó el rubio colocándose la mascarilla y abriendo la llave.

            -Sobre tu demanda…

            -¿Sí? –preguntó Draco mirándolo ansioso.

            -Ya está solucionado todo, no iras a prisión.

            -¿¡En serio?!

            -Sí, todo se aclaró, quedo muy evidente que la victima fuiste tú.

            -¡Oh Harry, gracias!

            -En realidad, fue gracias a dos testigos que vieron como esos hombres te atacaron y provocaron su agresión.

            -¿Testigos?... ¿y hablaron por mi? –exclamó extrañado Draco acostándose.

            -Pues si y nunca adivinarías quienes fueron.

            -Tienes razón, así que habla ya.

            -Que poco sentido del humor tienes.

            -¡Habla ya!

            -Pues fue ese matrimonio que tiene su tienda de figuras de cerámica en donde antes trabajabas.

            -¿Esos ancianos hijos de puta? –exclamó Draco alzando las cejas impresionado.

            -Si, esos.

            -¿Y qué bicho les pico?

            -Pues no sé, probablemente fue algo que les dije la vez que fui a buscar a tu amiga… provocaron que les dijera un par de verdades.

            -Vaya… bueno, pues como sea, solo dijeron la verdad, así que no les debo nada.

            Harry sonrió al verlo alzarse de hombros y acomodarse para dormir.

            -Si, tienes razón.

            -Pero  a ti… a ti te debo todo –musitó el rubio acercando su frente a la barbilla de Harry.

            -No me debes nada.

            Por toda respuesta, Draco solo sonrió y lo abrazó sintiendo que su mascarilla le estorbaba, pero aun así sintió que Harry respondía.

            -Por cierto… -continuó el auror- deben pagar una multa de mil galeones cada uno y cumplir una sentencia de un año en Azkaban.

            -Me alegro.

            Esa noche, Draco durmió de nuevo con su mascarilla de oxigeno, sintiéndose de nuevo tranquilo al sentir un cuerpo cálido al suyo que en cuanto se durmió, le echó una pierna encima.

 

______________________________________________________________________________________.

 

            Al día siguiente, en cuanto desayunaron a eso de las 9:30 am, tomaron un baño.

            -¿Puedes creerlo? –exclamó Draco quitándose la bata de baño quedando totalmente desnudo en medio de la habitación para aplicarse crema- ayer en la mañana envié a Betsy a comprar setas y me trajo una vil porquería.

            -¿Y luego? –respondio Harry secándose el cabello con una toalla mientras veía al rubio frotar sus manos con crema y luego aplicársela en los brazos mientras él recorría con la vista su cuerpo desnudo.

            -Pues nada, que la regresé a cambiarlos, pues aunque no soy un experto en la cocina, disfrute de buenas comidas cuando vivía con mis padres como para saber reconocer setas de buena calidad.

            Draco hablaba sin percatarse de que Harry lo recorría con la vista hasta detenerse en su vientre.

            -Ya tiene pancita, pero con ropa no se le nota… -pensó el moreno sonriendo discretamente mientras el otro parloteaba de hongos alucinógenos o algo así- pero ahora que lo pienso… -continuó divagando- nunca ha hablado del bebé en concreto… esta como cuando esperaba a Harry…

            -Es mejor así ¿no crees?

            -¿Eh?

            -¿Estas escuchándome? –replico ceñudo el rubio mientras sacaba unos calzoncillos del cajón.

            -Si, claro.

            -¿Y que dije?

            -eee… bueno…

            -Estas en la luna ¿pues en que tanto piensas?

            -En nada… bueno si, en que me gustaría ir al cine ¿te gustaría?

            -Claro que me gustaría, pero ya no me queda mi ropa… bueno, solo la deportiva porque la otra, aunque si me cierra, ya me aprieta y me siento incomodo ¿me prestas de la tuya?

            -Tengo una idea mejor, vamos de compras.

            -No –respondio Draco sorprendiendo a Harry- con el tiempo ya no me quedará, no podría usarla mucho tiempo.

            -Pero…

            -Eres un poco más robusto que yo, tu ropa estará bien.

            -De acuerdo –dijo Harry alzándose de hombros- toma lo que quieras, pero mis gustos no son precisamente los tuyos.

            -Como si apenas me enterara de eso –respondio el rubio abriendo el armario y sacando unos jeans negros de Harry, mientras éste sacaba ropa interior para comenzar a vestirse.

            El drama comenzó cuando Draco intentó cerrar el pantalón.

            -¡No me cierra! –exclamo anonadado.

            -Pero apenas tienes dos meses, bueno, casi dos, además no hay mucha diferencia entre nosotros.

            -Pero tengo el culo grande –resopló Draco mirándose el trasero en el espejo de cuerpo entero.

            -Bueno… solo tienes las nalgas carnositas, no es para tanto –blasfemó Harry sacando una camiseta color verde que hacia juego con sus ojos mientras Draco se le había quedado mirando- ¿Qué?

            -¿Qué no es para tanto?... ¡Harry, los pantalones de hombre no tienen tanto espacio para el culo! ¿Habré engordado?

            -Nene, ya habíamos hablado de esto –dijo Harry tomándolo de los hombros- tu cuerpo es excitante, me gusta tal cual es, no tiene nada de raro… bueno, casi nada –añadió al verlo alzar una ceja- además no has engordado y tus nalgas no han crecido, no te inventes dramas.

            -Ya no quiero salir… -exclamó Draco sentándose en la cama con los pantalones abiertos.

            -No seas así, quiero aprovechar estos días contigo –dijo Harry sentándose a su lado.

            -Bueno… -respondio el rubio después de un momento- pero usaré ropa deportiva, tus pantalones ya no me gustan.

            -Usa pues ropa deportiva –dijo Harry rodando los ojos.

            La mañana la gastaron yendo a un cine muggle en donde Draco se quedó dormido a media función, después fueron a comer mientras el rubio miraba el reloj del restaurante de manera insistente.

            -¿Por qué miras tanto el reloj?

            -Quiero ir a visitar a mi padre y no quiero que se me haga tarde –respondio Draco picoteando su comida.

            -Ah, claro, podemos ir en cuanto terminemos de comer.

            -Si no te molesta, preferiría ir solo.

            Harry se quedó callado haciendo que Draco lo mirara.

            -Es que siento que es algo que debo hacer solo, no me gustaría que te sintieras mal por eso.

            -No, para nada, te dejaré en San Mungo ¿de acuerdo?

            -De acuerdo, después iré  con los Weasley a ver a Harry ¿te veo ahí?

            -Si ¿no quieres que vaya por ti?

            -No, gracias.

 

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            Cuando dieron las 6:00 pm sin que Draco llegara, Harry se despidió de los Weasley y se fue a San Mungo encontrándose con la sorpresa de que Draco se había ido de ahí hacia ya una hora; con el corazón en la boca llegó a Grimauld Place encontrándoselo dormido en su cuarto.

            Sintió un gran alivio al verlo; pero al mirarlo más detenidamente, en vez de enfurecerse por preocuparlo así, se preocupo al ver su rostro con claras huellas de llanto.

            -Ah Draco… y yo que pensé que eso te haría bien.

            Una semana pasó así y el día en que debían de recoger al pequeño, Draco pareció más desanimado que de costumbre, por lo que dejándolo en casa de los Weasley, fue a visitar a Kelly a su clínica.

            -Espero no quitarte mucho tiempo.

            -No te preocupes, ya necesitaba un café –dijo la sanadora sentada a la mesa de la pequeña cafetería que había en la instalación- e imagino que no se trata de algo físico de Draco, pues para eso te hubieras dirigido con mi padre.

            -Tienes razón… mira, te hablare sin rodeos porque ya ni sé que hacer ¿recuerdas nuestro anterior problema? Pues lo arreglamos, pero ahora es otra cosa, va al hospital todos los días a ver a su padre.

            -¿Y eso que tiene de malo?

            -Que se me deprime cada vez que lo ve… al paso que va, va a caer en una depresión más profunda y no quiero eso, pero ¿Qué hacer si ni siquiera deja que lo acompañe?

            -¿Has intentado hablar con él de esto?

            -No, siento que me va a mandar a la mierda… perdón por mi vocabulario.

            -Pues aunque te mande a la mierda, confróntalo –dijo Kelly sorprendiendo a Harry –yo también se decir malas palabras, perdón por eso.

            -No te preocupes… pero la verdad es que no quiero que nos enojemos otra vez.

            -Entiendo eso.

-Pero es muy complicado.

            -Lo imagino, con lo poco que lo he tratado he podido darme cuenta de que no cualquiera entra en su círculo.

            -Si… -resoplo Harry con desaliento- pero me siento un poco mejor, gracias por escucharme.

            -No hay de que, me alegra poder ayudar.

 

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            -Pero tráelo cada vez que tengas que salir, no me molesta cuidarlo –dijo Molly bañando a besos al pequeño Harry antes de dárselo a Draco al día siguiente.

            -Gracias por todo, estoy en deuda con usted.

            -Pues puedes pagarme trayéndolo a visitarme, lo adoro, es como un hijo más.

            Draco sonrió al ver evidente cariño que Molly y Arthur Weasley le habían tomado a su hijo, por lo que dando nuevamente las gracias, regresaron a casa.

            El lunes, después de desayunar, nuevamente se fue a visitar a Lucius dejando a su hijo con Harry.

            -Hola papá –saludó a su padre sin que éste lo mirara- ¿Cómo estas hoy?... yo estoy bien, y mi hijo también lo está, porque ya eres abuelo ¿puedes creerlo? –Continuo Draco sentado frente a Lucius, hablándole como si el hombre le respondiera- y se llama “Harry”… tiene los mismo ojos que mamá…

            Draco espero ver alguna reacción en el apagado rostro de Lucius, sin embargo, el hombre continúo con la mirada perdida.

            -Fue todo un logro traerlo al mundo, casi no lo logro… fue Harry Potter quien me salvó, pero no solo él, también Sirius Black, Remus Lupin el licántropo ¡sí, el licántropo! Y nosotros que lo atacamos tanto, y muchos aurores mas y a que no te imaginas quien fue a rescatarme también…

            La luz de la ventana que dejaba pasar un poco de luz de la mañana, dio en el pálido rostro de Lucius evidenciando unas profundas ojeras.

            -Hagrid, el semi gigante de Hogwarts, nunca imaginé encontrármelo en una situación así… papá ¿me escuchas?... –musitó con gran dolor mientras le tomaba una mano- ¿sabes tan siquiera quien soy yo?

 

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            -Eres terrible… -exclamó Harry tumbado en el suelo de la sala sobre una manta acolchada con su hijo a un lado babeando una sonaja.

            La chimenea crepitó dejando salir a un cabizbajo rubio que apenas saludo para subir enseguida la escalera.

            -Betsy –llamó Harry haciendo que su elfina apareciera al instante.

            -¿Sí, amo Harry, en que puedo servirle?

            -Cuida a Harry, enseguida regreso.

            -A la orden, amo –respondio la elfina gustosa haciéndole cariñitos al pequeño que empezó a reír solo al verla.

            Harry subió la escalera de dos en dos para entrar a la habitación sin siquiera tocar encontrando a Draco sentado en la cama con las manos recargadas a cada lado de sus piernas.

            -¿Cómo estás? –preguntó sentándose junto a él.

            -Bien, oye ¿podría estar solo un ratito? En seguida bajo.

            -No lo creo.

            -¿Cómo?

            -Draco… no lo hagas, no me saques de esto.

            Draco lo miró interrogante por unos segundos para finalmente fijar su vista al frente.

            -No lo hago, es solo que debo hacer esto solo.

            -¿Y por qué?

            -Pues… Harry, entiende, él es mi única familia.

            -No Draco, tú ya tienes una familia… tu hijo es tu familia, yo soy tu familia.

            Draco se quedó callado ante la verdad tan obvia que había dicho el moreno, porque era verdad y no lo había visto de esa manera; incluso Black formaba parte de esta y no se había percatado.

            -Mi familia… mi propia familia… -exclamó inclinando la cabeza.

            -Si, somos una familia, no muy convencional pero eso es lo de menos.

            Draco lo miró sintiéndose avergonzado, pues Harry había estado con él en los peores momentos y como siempre, lo hacía a un lado.

            -No fue mi intención hacerte sentir mal –dijo finalmente mientras miraba hacia el frente otra vez.

            -Eso no importa, lo que realmente quiero es compartir esto contigo, estar a tu lado y apoyarte con lo de tu padre, no estás solo… mira, sé que es difícil verlo así, pero esto no está funcionando como debería, estas deprimiéndote de nuevo, y si vas diario a verlo y diario te pones así, no sé a dónde va a ir a para esto.

            Draco no dijo nada, simplemente exhalo un suspiro.

            -Nene, no tienes porque tragarte tus sentimientos ¿Cuándo vas a terminar de comprenderlo? Yo estoy aquí, contigo y para ti, solo tienes que mirarme y estaré contigo.

            Los hombros de Draco se sacudieron un poco haciendo comprender a Harry que el chico lloraba.

            -Cariño… -musitó pasándole un brazo por la espalda.

            -Esta como muerto… -sollozó el rubio cuando el moreno lo atrajo hacia sí- No responde cuando le hablo… n-ni siquiera me mira…

            Harry solamente comenzó a acariciarle el cabello dejándolo desahogarse.

            -Lo extraño tanto… a él y a mi madre… pensé que lo había recuperado…pero solo es una cáscara…

            Draco lloró cerca de media hora en donde Harry no dijo una sola palabra, pero no hizo falta, pues lo sintió tan cercano que su silencio lo reconfortó más que cualquier cosa que el moreno pudiese decir.

            -Creo que no deberías ir diario si tanto te afecta, podrías espaciar tus visitas hasta que tú mismo puedas afrontarlo sin que te tumbe; recuerda que los demás te necesitamos también.

            Draco hipó entre los brazos de Harry levantándose mientras sorbía la nariz.

            -Si, creo que tienes razón… he descuidado a Harry últimamente…. Y a ti también.

            -Ah vaya, ya iba a protestar, no soy de chocolate ¿sabes?

            Draco sonrió mientras volvía a sorber la nariz.

            -Refréscate un poco y baja a comer algo ¿vale?

            -Si, gracias –respondio Draco viendo a Harry levantarse- bajo en diez minutos.

            -Por cierto, ya nos enviaron la carreola.

            -Vaya, que bien.

 

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            Los siguientes días, Draco iba a ver su padre solo dos veces por semana, siempre acompañado de Harry, quien esperaba en la sala de espera cargando a Harry. Draco salía cabizbajo, pero se animaba al ver a su pareja y a su hijo esperándolo.

            Faltando una semana para terminar sus vacaciones, Harry veía a Draco dictar una lista de cosas a Betsy para ir a comprar mientras él simplemente se recostaba en el sofá, fue entonces que decidió hacer lo que días antes ya venía pensando.

            -Regreso en un rato, voy a ver unas cosas que necesito.

            -Vete con cuidado.

 

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            -Hola Harry ¿sucede algo malo? Me sorprendió que mi recepcionista me avisara de tu llegada.

            -No ocurre nada malo, señor Jackson –respondio el moreno sentándose frente al escritorio del medimago- es solo que quiero consultarle algo.

            -Tú dirás –respondio el anciano terminando de llenar unos pergaminos.

            -Aunque si está muy ocupado, pues…

            -Esta bien, solo estoy llenando unos documentos para mi retiro de San Mungo, el trabajo es excesivo con lo de mi clínica y ya no estoy para esos trotes, pero tú dirás, soy todo oídos.

            -Bueno… -titubeó el moreno sintiendo su garganta repentinamente seca- yo tenía una duda… bueno, no tenía, más bien tengo…

            -¿Aja? –exclamó el señor Jackson terminando y mirando finalmente a Harry directamente, algo que al parecer no ayudo al moreno.

            -Verá… la duda que tengo es sobre Draco y yo…

            -¿Draco y tú?

 

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