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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            El alivio e inicial alegría que el ministro Kingsley había sentido al enterarse de que Harry y Draco por fin habían sido encontrados, se borraron cuando Wright le informo de su estado crítico.

            -Vaya… -dijo exhalando un suspiro al tiempo que entrecruzaba los dedos por encima de su escritorio- que terrible… así que solo queda esperar.

            -Así es, señor ministro ¿Cuándo informará al público que ya fueron rescatados?

            -Mañana, por ahora ya es muy tarde ¿Cómo va la investigación?

            -Los detenidos ya están en el cuartel, pronto comenzaremos a interrogarlos.

            -Bien, infórmame cuando tengas algo.

            -Eso haré, por lo pronto informaré a sus familiares, merecen saber esto antes que nadie.

            -Me gustaría decírselos yo personalmente –dijo Kingsley sonriendo a su auror- pero el merito lo tienen ustedes.

            -Me gustaría más darles la noticia de que todos están sanos y salvos, pero ni hablar.

            -Los Weasley no son familiares directos, pero es como si lo fueran, su apoyo será de gran ayuda para esos dos, deben ir lo más pronto posible a verlos, anda ya…

 

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            -¡Llamada del jefe de aurores! –exclamó Ron llegando a la cocina, en donde estaban todos a pesar de ser una hora tan avanzada de la noche y de la cual salieron en tropel a la sala.

            -¿¡Que sucedió, ya los encontraron, como están, están bien?! –vociferó Ron con todos alrededor de la chimenea.

            -¡Ron, déjalo hablar! –dijo Arthur inclinado frente a la chimenea.

            -Los hemos encontrado –dijo Wright escuchando las exclamaciones de alivio y alegría de la familia de pelirrojos.

            -¿Y como están, cuando llegarán a casa? –preguntó Molly entre lagrimas mientras se abrazaba con Hermione.

            -Por desgracia su estado de salud es muy crítico; no hubo tiempo de trasladar a Harry a San Mungo pues no tenia caso hacerlo si Draco Malfoy iba a ser atendido por su medimago, así que ambos están en la clínica del señor Jackson.

            Todos los Weasley quedaron en silencio mientras el jefe de aurores decidió seguir hablando.

            -En seguida les daré la dirección, no sé si se les permita el acceso a las habitaciones, pero pueden ir a la clínica, los aurores ya están informados para permitirles el paso.

            -¿Y el bebé? –preguntó Fred.

            -El bebé ya nació y está bien.

            Sonrisas nerviosas aparecieron en los rostros de todos al escuchar al menos una buena noticia.

            -¿Qué sucedió, porque están internados? –preguntó Ron.

            -¿Fueron heridos? –intervino Hermione.

            -La salud de Draco Malfoy desde antes ya era precaria, según nos lo dijo el medimago Jackson, pero las condiciones en las que estaban la complicaron aun mas adelantando el nacimiento del bebé, de él solo puedo decir eso y de Harry, bueno, él contrajo neumonía, la cual se complico poniéndolo en estado crítico.

            -Pero ya fueron atendidos ¿no? ¿Por qué entonces están mal? –preguntó Ron ansioso.

            -Ron, el señor Wright no puede darnos todo el reporte médico, para eso debemos ir.

            -Eso ya lo sé, pero solo quiero saber…

            -Gracias por  informarnos, enseguida iremos –respondio Arthur sobreponiéndose.

            En cuanto Wright les dio la dirección, todos se dispusieron a partir, menos Molly, quien obviamente se quedó  a cuidar al pequeño Harry.

 

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            En el cuartel trabajaron toda la noche y finalmente el ministro recibió un reporte a primera hora de la mañana. El informe mostró que ya no había mas mortífagos en la zona y que los únicos cómplices de Michael Kingston eran los que se encontraban en el lugar; la interrogación de los prisioneros comenzó de inmediato revelando que tras ese secuestro no había ningún plan de retomar el poder, y que simplemente habían sido contratados para secuestrar y asesinar; Rupert Greenwalt estaba también detenido, pues aunque la investigación arrojaba que también había sido una víctima, aun faltaban detalles por aclarar.

            Cuando la rueda de prensa fue convocada, no cabía un alfiler más en la sala y cuando el ministro de magia Kingsley Shacklebolt anuncio que Harry Potter y Draco Malfoy habían sido encontrados, fue literalmente avasallado a preguntas por los reporteros, pero solamente dijo que estaban en estado muy crítico, que estaban siendo atendidos sin decir en donde para evitar ser molestados y que el responsable directo del secuestro fue abatido en el lugar de los hechos.

 

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            -¿Lo ves, querida? Ya nadie se acuerda de Lucius Malfoy –exclamó Gregory con “El Profeta” en la mano.

            -Gracias a Dios que los encontraron a tiempo y que el bebé de Harry Potter este sano y salvo.

            -Si, pero recuerda lo que dijo el ministro.

            -Si, es una pena que los padres del pequeño estén al borde de la muerte; aunque tampoco dijo eso exactamente, solo dijo que estaban en estado crítico ¿no?

            -Ajá… -respondio Gregory exhalando un suspiro- solo queda esperar.

 

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            -¿No has ido a ver al bebé? –preguntó Kelly llevándole un café a Sirius.

            -No, la verdad no he querido separarme ni un momento.

            -Debería descansar un poco, ha estado yendo de un cuarto para otro, Harry ya pasó la noche, esta mejor, dentro de poco retirare la intubación.

            Sirius miró a su ahijado, quien en verdad se veía mejor a pesar del tubo en su boca y su barba crecida.

            -Soy joven, no moriré por no dormir un par de noches, además Remus está en la otra habitación, no estoy solo.

            Kelly sonrió comprensiva mientras hacia los preparativos para retirar el tubo de la garganta de Harry.

            Pero la realidad era que Sirius deseaba ver al pequeño junto con sus padres, deseaba que ese primer encuentro fuese feliz, que fuera lleno de risas y felicidad junto a los seres que mas amaba.

            -Es un bebé hermoso Sirius, deberías ir a verlo –dijo Remus al verlo entrar en la habitación de Draco.

            -Si, deseo hacerlo, muero de ganas de verlo… creo que no esperaré, es solo que…

            Sirius miró hacia la cama en donde yacía Draco, el cual no había presentado ninguna mejoría en toda la noche, antes bien había causado alguno que otro susto con el desplome de sus signos vitales.

            -Iré ahora a ver a Harry –dijo Remus levantándose.

            -Bien, yo me quedo aquí.

            Cuando Remus llegó a la habitación de Harry, lo encontró ya con sus vías respiratorias libres, aunque aun con los ojos cerrados.

            -Esta mejor ¿verdad?

            -Si, esta mejor –respondio Kelly disponiéndose a salir- recuerde, cualquier cosa pulse el botón.

            -Gracias.

            Cuando quedó solo, Remus fue a sentarse en la silla que estaba junto a la cama y poniendo una mano en el brazo de Harry comenzó a hablar

            -¿Ya lo ves, cachorro? Ya estas mucho mejor, dentro de poco podrás ir a ver a tu familia… te necesitan y tú los necesitas a ellos.

            Pasada una hora, un ligero movimiento atrajo la atención del licántropo.

            -mmm

            -Harry… -musitó acercándose más para cerciorarse de que no había sido producto de su imaginación; pero un leve quejido proveniente de los pálidos labios le indicó que no había sido así- Harry… -exclamó sintiendo un vuelco en el corazón- gracias a Dios, Harry…

            Unas largas pestañas negras se movieron con gran pereza, como si una tonelada les impidiera levantarse para dejar ver después de unos largos instantes, unos ojos verdes.

            -Cachorro… -musitó Remus tomándole una mano y apretándola con cariño.

            Harry no entendía que sucedía, solo sabía que su corazón estaba feliz de ver un rostro conocido, así que volvió a cerrar los ojos.

            -Harry no te duermas, sé que necesitas descansar, pero debes saber… Harry, tu hijo ya nació…

            Las últimas palabras lo hicieron abrir de nuevo los ojos y mirar fijamente a Remus mientras lo acontecido en las últimas horas re acomodaban como piezas de puzle en su adormecido cerebro; y entonces abrió la boca e intentó hablar.

            -Tranquilo, tienes la garganta lastimada, tuviste un tubo en ella y…

            -Ah… -se quejó cerrando los ojos y frunciendo el ceño mientras apretaba la mano de Remus, entonces los abrió de nuevo y mirándolo fijamente de nuevo abrió la boca- Draco… -musitó tan bajo que Remus apenas lo escuchó.

            Remus se sintió tan descorazonado que solo atinó a mirarlo para después aparatar la vista; Harry sintió que se le paralizaba el corazón e intento moverse.

            -Tranquilo, estás muy débil…

            Pero Harry comenzó a mover los brazos como intentando liberarse del suero y los medicamentos que recibía a través de su intravenosa.

            -El está vivo, Harry…

            Solo así Harry dejo de moverse para mirarlo nuevamente.

            -Draco está vivo.

            Un profundo suspiro escapo de su garganta, mientras se ponía una mano en el pecho y cerraba los ojos.

            -Pero está muy mal… -continuó Remus sabiendo que no podía ni debía engañarlo- logró pasar la noche pero no resistirá por mucho.

            Después de unos largos y silenciosos instantes, una lagrima cristalina resbaló por el rabillo del ojo cerrado de Harry mientras Remus se quedaba callado sin saber ya que decir; entonces el moreno abrió los ojos y comenzó a quitarse la aguja de la mano. 

            -No Harry, no debes hacer eso.

            Pero era inútil, Harry ya estaba enderezándose mientras Remus decidía oprimir el botón de ayuda y para cuando la medimaga llegó un minuto después, contra todo pronóstico vio a Harry Potter de pie ante ella.

            Kelly se quedó boquiabierta al ver al ex auror parado a un lado de la cama viéndola fijamente, por lo que Remus la hizo reaccionar.

            -No lo conoce… él ira a la otra habitación de un modo o de otro, lo mejor será que traiga una silla de ruedas.

            -Ve por una –dijo a la enfermera que también miraba impresionada a Harry.

            -Acaba de despertar hace apenas un par de minutos.

            -Siéntate Harry, déjame revisarte –dijo acercándosele de prisa, pero Harry negó con la cabeza mientras ponía un brazo en la pared e intentaba dar un paso- pronto traerán una silla de ruedas, por favor deja que te revise, solo será un par de minutos.

            -Por favor Harry, de nada servirá si te desmayas a medio camino.

            Harry hizo un gesto de contrariedad sabiendo que lo que decía Remus tenía sentido, por lo que haciendo un gesto de impotencia se sentó en la cama.

            Remus se hizo a un lado para no estorbar, sin embargo notó que la medimaga no podía dejar de ocultar lo impresionada que estaba de ver a Harry de pie después de verlo casi muerto.

            -Aquí esta –dijo la enfermera entrando con la silla de ruedas.

            -Deberías estar dormido aun… -dijo ella mirándolo fijo- estas tan lleno de medicamentos que prácticamente deberías estar tumbado… ¿cómo es que…?

            Harry miró la silla y nuevamente se puso de pie haciendo que Remus se acercara rápido para ayudarle; por lo que Kelly le puso una mano en el hombro diciendo:

            -Espera Harry, déjame colocarte la intravenosa de nuevo, sanarás más rápido, no es bueno interrumpir el tratamiento, es contraproducente, no tardaré más de cinco minutos, después podrás ir a verlo.

            Harry asintió, por lo que ella procedió a pinchar su mano nuevamente para después colocar la bolsa con medicamento en un pequeño gancho en la silla. Después de eso Remus lo sacó de ahí.

            Cuando Sirius escuchó que la puerta se abría, literalmente se quedó tieso al ver quien entraba por ella.

            -¡Harry! –Exclamó levantándose de un salto- ¡Estas mejor, mucho mejor!

            Pero Harry solo lo miró por un instante, pues sus ojos se fijaron inmediatamente en lo que había atrás de él haciendo que Sirius entendiera perfectamente porque estaba ya de pie. Remus empujo la silla hasta la cama, en donde Harry apoyó las manos para levantarse siendo ayudado por el licántropo.

            Y entonces pudo mirar su rostro pálido y sereno, como si solo estuviese durmiendo… como si todo estuviese bien; alargó su mano y tocó la de Draco y con la otra tocó la suave mejilla… tan tibia… tan cálida…

            -Draco… -susurró con voz rasposa inclinándose lo más que podía- amor mío, ya estoy aquí… ¡oh Draco!... –musitó mientras exhalaba un suspiro y recargaba su frente en el hombro del rubio, quien como si estuviese esperando solamente eso… su corazón se detuvo.

 

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            Los aurores comprobaron la identificaciones de quienes querían entrar por la chimenea, dando pasó a una pandilla de pelirrojos que sorprendieron hasta a las enfermeras.

            -Venimos a ver Harry Potter y a Draco Malfoy –dijo Arthur cuando ya todos sus hijos y nuera habían salido de la chimenea.

            -Bueno… -respondio Lance mirándolos a todos- las visitas están restringidas por ahora por indicaciones de los medimagos, pero pueden estar en la sala de espera.

            -Gracias ¿por dónde queda?

            -Por aquí, síganme.

            Pronto se encontraron instalados en la amplia y cómoda sala en espera de noticias.

 

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            Harry levantó la cara alarmado al escuchar el sonido que emitían los aparatos que monitoreaban los signos vitales de Draco dándose cuenta de lo que sucedía.

            -Draco… -exclamó mirándolo con los ojos muy abiertos- Draco…

            -¡A un lado! –dijo el señor Jackson entrando de prisa seguido por una enfermera mientras Kelly se había apresurado a hacer a un lado a Harry.

            Remus y Sirius tomaron a Harry por los hombros ya que Kelly se había enfocado en Draco.

            -¡Draco! –gritó Harry sin fuerzas suficientes para impedir que lo alejaran de él.

            Harry veía desesperado como el equipo médico se encargaba de Draco hasta que después de unos angustiosos instantes, el sonido que marcaba el latido del corazón volvía a oírse.

            -¡¿Qué sucede?!... ¿¡qué ha pasado?!... ¡señor Jackson!... –exclamó sin importarle en lo más mínimo el dolor de garganta.

            El medimago dio indicaciones a la enfermera y a su hija de los medicamentos que debían continuar administrándole antes de finalmente mirar a Harry.

            -Ya late de nuevo… -dijo el moreno aliviado- ya está bien ¿no?...

            El señor Jackson no respondio al momento, simplemente miró a todos después decir:

            -Hay mucha gente en la habitación.

            Remus y Sirius se miraron entre si y salieron de ahí seguidos de la enfermera.

            -Ya está –dijo Kelly colocando el ultimo medicamento en el suero de Draco.

            Harry la vio salir sabiendo que todo eso era para que el medimago pudiese hablar con él.

            -¿Y bien? ¿Qué es lo que va a decirme?

            El señor Jackson fue por una silla y la colocó frente a él para después sentarse.

            -Me alegra que ya estés mucho mejor –dijo el anciano sonriendo sincero.

            Harry entonces miró la cama y preguntó sin dejar de mirarla:

            -¿Que sucede?

            -Sucede… -respondio el medimago poniéndole una mano en una rodilla- que está muy cansado.

            -¿Cansado? –repitió mirándolo ahora.

            -Su cuerpo, Harry… Draco está agotado, su organismo ya no puede más.

            Harry trago el nudo que de repente se le había atorado en la garganta y tomó aire para disipar la pesadez de sus pulmones.

            -¿Y? –respondio mirándolo fijo.

            El  medimago se desconcertó al escucharlo, por lo que carraspeando pensó cual sería la mejor manera de decir lo que ya venía pensando.

            -Le ahorraré el trabajo –dijo Harry- sé lo que va a decirme… me dirá que él ya no puede más, que su cuerpo ya no resiste… que debo dejarlo ir.

            El señor Jackson se sintió terriblemente mal al escucharlo, pues realmente esas eran las palabras que le rondaban por la cabeza, solo que eso no era sencillo de decir a ninguna persona.

            -El ha estado resistiendo, si… -dijo el medimago- pero con éste ya son dos infartos al miocardio, y cada infarto deja secuelas… míralo… -añadió señalándolo- está lleno de medicamentos que sostienen su vida, solo por eso está vivo.

            -Y usted desea que yo lo deje descansar… -dijo Harry viéndolo haciendo que le medimago guardara silencio- que le diga que está bien… -continuó el moreno poniéndose de pie haciendo que el señor Jackson se hiciera a un lado- que le diga que lo logró, que su hijo ya nació…

            El medimago lo vio llegar hasta la cama y acariciar las suaves hebras rubias mientras las lagrimas comenzaban a resbalar por sus mejillas.

            -Quieren que te diga… que está bien Draco, que ya puedes descansar amor mío… lo lograste… mi hijo ya está aquí y está bien… que no te preocupes por nosotros, que no estaremos solos porque tú siempre vas a estar aquí… cuidándonos desde el cielo… ¿Pues sabe qué? –Dijo girándose a ver al medimago- eso es una mierda… y tú, hijo de puta, o te recuperas o yo mismo te daré una paliza que nunca olvidarás.

            El señor Jackson se quedó boquiabierto al escuchar que el tono dulce de Harry se había esfumado por completo llevándose también las dulces palabras.

            -¿Qué te piensas?... ¿Qué hice todo lo que hice para que vinieras a morirte aquí, sin más ni más?... ¿Qué puedes morirte y dejarme solo como un maldito perro sin dueño?... ¿y nuestros hijos qué? Porque para tu maldita información no los hice yo solo, tu participaste también en eso, así que ni pienses en librarte de esta, vas a ayudarme a cuidarlos y a criarlos como se debe… vas a verlos crecer y a ir al colegio y toda esa mierda,  así que no te atrevas a morirte maldito idiota… -dijo tomándolo con cuidado pero firme de las solapas- no te atrevas a dejarme… no te atrevas porque yo voy a estar aquí vigilándote para que no se te ocurra hacer semejante estupidez ¿me oíste?

            Y sin más ni más lo soltó y se acomodó en la silla en la que estaba sentado Sirius mientras el señor Jackson solo parpadeaba si decir nada.

            -Si mi hijo está bien, quiero verlo ¿alguna enfermera podría traérmelo?

            -eee… sí, claro… -respondio el anciano aturdido.

            Cuando salió, el pequeño grupo que estaba ahí incluida su hija, lo sorprendió.

            -¿Se les ofrece algo?

            -¿Cómo esta Harry? –preguntó Sirius sin poder ocultar su pesar.

            -Que quiere a su hijo ya mismo.

            Un rato después, Harry tomaba en brazos a su pequeño Sirius mientras las lágrimas nuevamente se hacían presentes.

            -Oh Dios, eres perfecto… -musitó viendo al pequeño bebé que la enfermera había depositado en sus brazos.

            El pequeño tenia abundante cabello negro y dormía plácidamente mientras su padre lo miraba embelesado.

            -Necesitas abrir los ojos para ver a nuestro hijo –dijo acercándose  a la cama- es hermoso, es perfecto… quiero la cuna aquí –dijo a la enfermera, quien asintió solícita.

            Mientras tanto afuera, Sirius y Remus se encontraban con los Weasley en la sala de espera, para que después de abrazarse con alegría por la misión cumplida y el gusto de verlos sanos y salvos, pudieran sentarse a platicar.

            -No creí que estuvieran tan mal –dijo Fred con desconsuelo después de escuchar a Sirius y a Remus.

            -Bueno, al menos Harry ya la libró –exclamó George- solo falta Draco, pero ya verán que lo logrará.

            -Si, es cierto –completó el otro gemelo secundando el optimismo de su hermano- a pesar de su apariencia es muy fuerte, ya verán que solo es cuestión de tiempo.

            -Claro, pronto estaremos fuera recordando esto como un horrible episodio –dijo Arthur sonriendo nerviosamente.

            Remus y Sirius ya no dijeron nada, solo ellos que habían vivido de primera mano la desoladora situación podían darse cuenta de la gravedad de las cosas, por lo que simplemente los dejaron acomodarse ahí dispuestos a esperar el tiempo que fuese necesario.

            -¿Y ya vieron al bebé? –preguntó Ron haciendo que todos lo miraran- ¿Qué?... mi opinión ha cambiado radicalmente y lo saben, y aunque no fuese así no le desearía ningún mal a un niño.

            Los gemelos sonrieron sabiendo que su hermano decía la verdad, por lo que mirando todos a Sirius y a Remus esperaron la respuesta.

            -Yo ya lo vi –dijo Remus- tiene cabello negro.

            -Yo aun no, supongo que esperaba verlo cuando Draco y Harry despertaran… en realidad lo pospuse, pero ahora está en la habitación de Draco y no hemos entrado desde hace un buen rato.

            -Bueno… -dijo Hermione- creo que debemos ser muy pacientes y esperar lo mejor.

 

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            -Tome señor Potter –dijo una enfermera entregándole un biberón a Harry- supongo que ya sabe cómo alimentarlo ¿verdad?, sé que tiene otro hijo.

            -Así es –respondio Harry viendo a su hijo comenzar a despertar- hola cariño ¿tienes hambre?

            El nene gimoteó y abrió lentamente los hinchados ojitos haciendo a Harry sonreír.

            -¡Vaya!... ¡tienes ojos verdes!...

            -Es un niño hermoso –dijo la enfermera sonriendo.

            -Pues claro, es un Potter –respondio dándole el biberón y sentándose en la cama- nuestro hijo está comiendo Draco y ¿Qué crees? Tiene ojos verdes… un verde muy bonito debo decir y no es por echarme flores pero déjame decirte que este niño me salió muy bien.

            El pecho de Draco subía y bajaba en una respiración lenta y acompasada mientras su cuadro clínico continuaba exactamente igual, como igual seguía la actitud de Harry de continuar negándose a dejarlo ir.

            Dos días después en los que Harry no había salido del cuarto para nada, dejó al nene en su cuna y se acercó  a la cama y aunque aun no lo habían dado de alta, ya se sentía mucho mejor.

            -Draco… -dijo peinándole con suavidad el cabello con los dedos- tienes que mejorar…

            La actitud desafiante que había mostrado a todos, se esfumaba cuando estaba a solas con Draco y el miedo a perderlo lo avasallaba con fuerza estremecedora.

            -Has luchado tanto… no puedes rendirte ahora, no puedes… por favor nene, despierta, abre los ojos y mírame de nuevo… mírame de esa manera que me hace estremecer… con esos ojos grises tan hermosos que tanto me gustan…

            Sorbiendo la nariz se limpio las lágrimas con el dorso de la mano mientras oprimía la de Draco con la otra.

            -Te amo… no me dejes solo… no te vayas…

            Después de llorar un buen rato y sintiendo dolor de cabeza, fue a refrescarse la cara para regresar a la silla en donde había pasado los últimos dos días.

            Al anochecer destapó la charola de su cena, pues aunque no tenía hambre sabía que debía comer; suspiro pensando en el pequeño Harry, lo extrañaba horrores, pero sabía que estaba bien cuidado, sabía que estaba bien.

 

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            -Ni siquiera ha salido  a vernos –dijo Hermione a Molly, en la “Madriguera”- no sale para nada de la habitación y no podemos entrar.

            -El va a estar bien, Draco es muy resistente, hasta trabajó estando esperando al bebé; ya verán que todo sale bien.

            -Eso deseo yo también –respondio Hermione tomando su bata- debo ir a trabajar aunque sea unas horas.

            -Cariño, sabes que aquí no por lo menos no pasaran hambre, si lo que quieres es no ir a la clínica, puedes hacerlo, ya ves…. Ron no sale de ahí.

            -Si, es verdad… pero aportamos poco dinero a casa, no quiero que…

            -Cuando pase todo esto, podrán regresar a la rutina; bueno, menos Arthur que si tuvo que ir a trabajar… bueno, me voy a darle a desayunar a Harry.

            -Si.

            Cuando Molly salió de la cocina, Hermione dejó su bata en el respaldo de una silla y se dirigió a la chimenea directo a la clínica del señor Jackson.

 

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