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PiercedEye por Vanuzza

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Notas del capitulo:

Otra vez, disculpen tanto la tardanza, me fui de viaje por quince dias a casa de familiares y bueno uwuU...Pero estuve pensando varias cosas o.o...como atar ciertos cabos sueltos y demases, espero les agrade lo que seguira en los proximos caps..x3...Enjoy!

-Abre la boca. -Pidió Merlov, mientras acercaba la cucharada con caldo de pollo a los labios sonrosados de Eros.

 

-Merly, ya te dije que puedo almorzar por mí mismo -Le recordó el menor-, no es necesario que me des de comer como si fuera un niño de cinco años.

 

-Cállate, son muy pocas las ocasiones en que puedo tener gestos como estos contigo. -Contestó el punk, con una amplia sonrisa decorando sus labios-. Nunca te dejas porque siempre estamos rodeados de habladuría, así que deja que use el poco de caballerosidad que tengo en el paquete.

 

Habían pasado dos días desde el incidente, y aun cuando era época de exámenes finales para Merlov, se dedicaba a cuidar atentamente a Eros, valiéndose del puesto de su tío Iván, también en tiempo fuera del horario de visitas, permaneciendo como el "acompañante del paciente". Aunque, por supuesto, el emo no había parado de regañarle por el hecho de faltar en las fechas importantes, con la posibilidad quizás de que aplazara otra materia.

 

Claro que él nunca escucharía un regaño de su pequeño adorado. Todo lo contrario entre más le replicaba, más razones le daba para que lo hiciera, por el mero placer de verlo enojado, seguirle la corriente y que al final ambos estuvieran sonriendo animadamente.

 

Sin embargo, aun cuando tenía el buen ánimo siempre presente para Eros, Merlov no se olvidaba de lo que le había jurado. Estaba más que dispuesto en verle la otra cara a la moneda. Las cosas de ninguna manera se quedarían así. Nadie podía meterse con lo que era adoraba...

 

Y Eros se había vuelto indudablemente en lo más importante para sí mismo.

 

-Merly... sinceramente, no tengo idea de porque te me vas a la luna, si se supone que me estas alimentando, cuidando, mimando, entre otras cosas que haces ya que no puedes hacer lo que "realmente" quieres...

 

-Argh -Gruñó- ¡Eros! ¡No tienes que decirlo de esa forma!

 

-¿Apoco no es verdad?

 

-¿Qué quieres? ¿Qué ponga un papelito en la cámara de seguridad de la esquina?

 

Eros le miró interesado, enarcando una ceja y con una sonrisa picara dibujándose en sus labios, con un pequeño rubor coloreando sus mejillas- ¿Harías eso?

 

-Con tanto que me recuerdas el temita me provoca ¿Sabes? -Murmuró por lo bajo, acercando otra cucharada de sopa a sus labios- Abre la boca, Eros...

 

-Suena tan porno que me digas eso en medio del temita ¿Sabes? -Le sonrió, triunfal, al verlo con los hombros temblar y morderse el labio inferior.

 

Era entretenido molestarle con ese asunto. En especial que realmente podía afectarle. Merlov, aun con su estilo y forma de ser, era bastante caballero con él. En especial con el hecho de que esperaba que la primera vez que se desdoblaran en medio de caricias, fuera algo especial.

 

Eros podía jurar incluso que le llenaría la cama de pétalos de girasoles, a sabiendas que era su flor favorita, solo por complacerle y darle al toque romántico algo más propio. Le miró con sumo afecto, regalándole una sonrisa mientras tomaba la sopa que de ese modo tan sencillo, dejaba en claro toda la dedicación del punk a su persona.

 

De haber sido su anterior novio, lo más probable es que lo hubiera dejado a su suerte en la cama del hospital. Quizás ni un mensaje de texto habría enviado. Por un instante se preguntó que pudo haber sido de él.

 

-¿Y ahora eres tu quien se me va a plantar en la luna, florecilla?

 

Despertó de su ensueño ante la voz del mayor- Lo lamento, estaba distraído.

 

-Tranquilízate, no estamos en medio de una clase, no tienes que disculparte.

 

Cada que le recordaba eso, le robaba una sonrisa inevitablemente. Se sentía tan feliz de que estuviera allí a su lado. De que le hablara, le cuidara, le mimara. La mejor medicina era su presencia, el mejor vendaje era su amor. No necesitaba nada más. Estaba seguro que de solo estar cerca de él podría curarse en menos de lo que cantara un gallo.

 

-Te amo, tonto...-Murmuró Eros, apartando la cucharadita, mientras con algo de esfuerzo y una que otra insignificante punzada de dolor, buscó los labios de quien lentamente se convertía en lo que podía catalogar como el verdadero amor- ¿Lo sabes no?

 

-Claro que lo se -Apartó el carrito con la bandeja de comida, acurrucándole contra su pecho- Del mismo modo que yo te amo. -Respondió, ahogando una carcajada antes de agregar:- O quizás yo te amo más...

 

-Quizás...

 

-¿Ah sí?

 

-...No.

 

-¡Hey, sabes bien que es verdad! -Replicó en voz alta, justo cuando escuchó la manija de la puerta girar y ver a su tío entrar en la habitación, aunque ello no hizo que soltara el tierno abrazo en el que cómodamente protegía a su niño.

 

No tenía porque guardar las apariencias con el miembro de su familia con el mejor podía llevarse.

 

-Veo que cuidas muy bien de mi paciente. -Comentó, acercándose a la cama para revolverle el peinado mohicano-. ¿Es que te convertirás en enfermero, Merlov?

 

-¡Argh, ni pensarlo! -Aseguró al instante-. No pienso andar con el montón de niños fresa que pululan como un enjambre de abejas por los pisos de este hospital, olvídalo.

 

-Si te lo tomas tan enserio para decirme eso, quiere decir que ya te ha pasado por la cabeza, e incluso lo has estado considerando.

 

-¡Claro que no, tío!

 

-Es la mera verdad, señor Iván. -Agregó Eros- Lleva todo este tiempo pensándolo.

 

-Es que contigo es un caso especial, amor -Aseguró Merlov, inclinándose para dejar otro beso sobre sus labios sonrojados, sin ningún tipo de pudor-. Pero del resto no me calaría ni tres segundos a esos viejos chochos y enfermos que de unas horas ya creen estar en el cuarto del hotel más caro y exclusivo...cual si fueran reinas de belleza pidiendo todo lo que quieren...

 

-Oh vamos, que no todos son así, Merly...

 

-Nah, seguro que no... -El punk se encogió de hombros, dándole poca importancia al asunto mientras se giraba para mirar a su tío con renovado interés- Y hablando de enfermos... ¿Qué ha sido de ese "gatito mojado" que recogiste de la calle?

 

-Te agradecería, Merlov, que no te refiriera a Daniel de ese modo. -Comentó Iván, inyectando un calmante para el dolor en la solución del suero de Eros, mirando a su desconsiderado sobrino con una ceja enarcada y la mirada entornada tras sus lentes de montura dorada.

 

-Bien, bien, no tienes que usar la mirada matadora conmigo, hombre...solo es que el no me cae tan bien que digamos...-Rodó los ojos antes de proseguir-. Al final de cuentas, dime ¿que ha sido de él? ¿Lo dejaste volver a la universidad?

 

-Lo habrías visto si asistieras a tu facultad. ¿No te parece suficiente con que tengas materias vistas dos o tres veces seguidas?

 

-¡No me cambies el tema, tío! -Replicó al instante- Siempre me cambias el tema cuando quiero hablar de ese...chico -se apresuro a decir antes de utilizar cualquier otro apodo-. Pero ya me contestaste con esa respuesta de igual forma. ¿Crees que haya sido conveniente después de todo lo que paso?

 

-Confió en su palabra de que no se meterá en ningún problema...

 

-Eres demasiado confiado, tío...Yo ni confío en el calzoncillo que traigo puesto...

 

-Merlov...-le regañó Eros, aun acurrucado contra el latir del corazón de su amado punk.

 

-Es la mera verdad, amor... tu que sabes si me inclino y de un momento a otro, el condenado se rompe como una tira de algodón con los que Carrie se limpia el esmalte...

 

-Aun así -Habló Iván nuevamente, terminando de revisar el historial médico en la pequeña carpeta en la mesita junto a la cama-, confío en él, sé que no se irá por mal camino nuevamente, me dio su palabra, y ello me basta.

 

 

.*.

 

Por su propia parte, Daniel recién había retomado las clases el día anterior, y ni bien había puesto un pie sobre la escalinata de la entrada, Paolo se le había entrelazado del brazo y halado ha todas partes, ayudado a ponerse al día en poco tiempo e incluso brindado el almuerzo. Le parecía bastante extraño el asunto, aunque su corazón trataba de verle un lado diferente.

 

Quizás había cambiado de rumbo y quería reponer aquel daño que le había hecho con la casi violación que hubiera soportado de no ser por el desplante del tal Lugo.

 

-Ay, amigo mío, a que no tiene idea de con quien hable.

 

Daniel levantó la mirada lejos del pitillo de la lata de refresco, enarcando una ceja con curiosidad.

 

-El más duro de los duros, papito. -Le guiñó un ojo, pasándole un brazo por sobre los hombros con confidencialidad- El Lugo me contactó hace poco, hermano, a que no adivina que me dijo...

 

-Pues si no me lo dice, no lo sabré -Respondió Daniel de mala gana, se esperaba más de lo que cabía entre las posibilidades, y Paolo seguía en el mismo rumbo.

 

-Ah, pero no se me ponga de mal humor de un solo disparo, niño... Mire que tengo buenas noticias para usted y su vida.

 

-¿Ah sí?

 

-Sí, fíjese no más, que el Lugo me contacto al "Moonlight", esa discoteca de ambiente del bajo mundo de la que le he hablado tanto...ay, amigo, la he pasado más rico allí...pero ese no es el tema que quiero tratar, vea que el cabo suelto aquí es usted.

 

-¿Yo? -Se extrañó Daniel, dando otro sorbo de su refresco mientras continuaba mirando con suma curiosidad a Paolo-. Pues ¿y ese señor que carajos quiere conmigo?

 

-Daniel, no sea burro, ¡caray! ¿Cómo que "que carajos quiere" con usted? ¿Qué más va a querer? Una nochecita con usted a todo dar y listo, pan comido, más clarito que el agua no puede estar...

 

-Que el agua turbia, Paolo, yo con ese hombre no me meto más...

 

-¡Carajo, Daniel, no te me hagas el arrecho! -Replicó, apresurándose a bajar la voz en pro de lo que diría ahora- Ve que nos está ofreciendo...-se inclinó a su oído para murmurar la cantidad.

 

Daniel no pudo sino más que ensanchar los ojos, impresionado- ¡¿Todo eso?!

 

-Sí, mijo, todo eso...y por solo una noche, le puedo hasta jurar que a ningún otro, el Lugo le ha ofrecido nada por tan poco tiempo. Y conociéndole bien,  tendrá solo que acostarse una vez en todo ese tiempo. Se lo llevara de un lado para el otro casi que como dama de compañía, tomara con usted, cenaran, se acostaran, tendrán buen sexo, dormirán, y en la plena mañana del domingo me lo traerán de regreso de su casa...

 

-Se conoce todo eso de cabo a rabo ¿verdad?

 

-¿No fui yo mismo el que inició y luego comenzó a reclutar niños lindos como usted que necesitan dinero a la velocidad de un chasquido?

 

-Bueno, si es cierto  -Ya había comenzado a analizar las ventajas y desventajas del hecho- Pero aun así no puedo... no quiero decepcionar a Iván.

 

Aunque Paolo desconocía los lazos amorosos entre el doctor y Daniel, este último no se había  detenido casi ni a respirar cuando comenzó a relatarle sobre esa historia que estaba viviendo. Paolo sin embargo tenía cartas bajo la manga, y comenzó a contarle sobre todas las posibilidades de "buena fe" y "buena fortuna" que aquello podría acarrearle casi instantáneamente. Sin embargo nada de eso funcionaba y Paolo optó por decirle algo que quizás iba a asustarle, y aunque no fuera correcto mentirle, no se midió en soltar la frase:

 

-Daniel, si no va, me matarán.


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