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Camino difuso en el mar por Lalamy

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Capitulo II

 

- ¡Puta, Amaru abre la maldita puerta, estoy que me hago!- gritaba mi hermana del otro lado, golpeando como una maniaca la puerta de tal forma que esta retumbaba tras mi cabeza.

- Tendrás que esperar…- dije con voz plana.

 

No contenta con invadir mi espacio, quería irrumpir mi paz en el baño, y si, podía ser que sólo estuviese sentado en el suelo apoyado en la puerta, con la vista perdida en la cortina colorada y mohosa de la tina, pero era mi momento, mi instante, de tranquilidad.

- ¡AMARU, APÚRATE!-insistía e insistía ¿Es que acaso no comprendía que uno también deseaba ocuparlo como se le antojara?- ¡A-MA-RU!-los golpes fueron aumentando con intensidad, realmente me estaba cabreando, todo el maldito día hinchando, molestando, llorando, yo sólo quería paz, ¡UN JODIDO MINUTO EN PAZ!

 

“¡AMARU, APURATE! “ ”¡¿QUE TANTO HACES, AH?!” “¡DEJA DE MASTURBARTE, Y SUELTA EL BAÑO!” “¡HAS ESTADO VEINTE MINUTOS ENCERRADO!” “¡VE A BUSCAR A UNA PUTA Y DESCARGA TUS FRUSTRACIONES, PERO SAL DE AHÍ!””¡MAMA!”

“¿Qué pasa hija?”

“¡EL AMARU SE ENCERRÓ EN EL BAÑO OTRA VEZ, ESTOY QUE ME HAGO!”

“¡Amaru sal de ahí! ¿Qué tanto haces?”

“PARA MI QUE SE ESTA MASTURBANDO”

“No lo creo....Amaru, no creo que sea el momento para hacer esas cosas”

“¿Qué pasa, Gloria?”

“Nada amor…”

“¡ESE RARO QUE SE ENCERRÓ EN EL BAÑO OTRA VEZ!”

“¿Y para eso haces tanto escándalo?”

“¡HA PASADO COMO MEDIA HORA!”

“¿Media hora? ¿Amaru estás bien?”

“¡ESTA BIEN, NO TE PREOCUPES TANTO!”

“¡Deja que me responda él! Hijo… ¿Te encuentras bien?” …

 

 

 

“¿Te encuentras bien?” …

 

 

 

“¿Te encuentras bien?”

 

 

 

 

Sólo quiero un maldito segundo en paz ¿Es mucho pedir? ¿Es demasiado exigir un pedazo de tiempo tranquilo? ¿O debo llorar, implorar, gritar, escupir…?

- ¡¿…ACLARAR QUE ESTOY COMPLETAMENTE BIEN?!-grité fusionándose mi voz con el eco.

 

Y el silencio se apoderó de sus bocas. Me puse en pie, giré la manilla cilíndrica y plateada de la puerta, salí de allí demostrando indiferencia a sus expresiones, y con el caminar lento desaparecí de sus vistas al doblar el pasillo yendo en dirección al patio delantero con un libro en la mano, de cuyo título y contenido nunca me percaté, ya que al abrirlo sólo vi letras que se juntaban y separaban sin tener un significado lógico para mí en ese momento…

 

No importaba cuanto esfuerzo hiciera, no podía retomar ninguna de mis actividades, como lo era en este cas ola lectura, transformándose para mí en algo tan ajeno…

 

- ¿Hay algún problema?

- No… ese es el problema… que no lo hay.

 

¿Por qué mierda dije eso? Lo único que conseguiré es que todos después me pregunten que pasa conmigo, ¡¿Qué les importa?! ¡No lo sé! ¡Si lo supiera no estaría así! ¡Lo hubiese solucionado de inmediato!

 

Y frustrado rodeé mis rodillas con mis brazos, y oí unos pasos que me rompían los nervios, ¡Deseaba estar solo! ¡¿Es que no lo comprenden?! ¡¿No se dan cuenta que “necesito” estar solo?!

- ¿Qué pasa hijo?- oí a mi padre decir a mi lado con la voz seca, no lo miré, mantuve mis ojos clavados en el césped.

- Nada.

- ¿Cómo que “nada”?- se hincó, no debía hacerlo, ya estaba viejo, no quería ser responsable de un lumbago.

- No lo hagas…

- ¿Hacer que?

- Hincarte, no es necesario, te escucho bien desde aquí.

 

Se puso en pie, y caminó hasta el punto de taparme la visión, obligándome a ver su persona, aunque sólo fuesen las piernas.

 

- ¿Qué sucede?- volvió a preguntar.

- Nada- volví a responder.

- Uno no está con esa cara cuando le pasa “nada”, sobre todo tú, que eres tan animoso… ¿Tienes problemas en la escuela? - No. - ¿Con un amigo?

- No.

- ¿Con una niña?

- No.

 

Suspiró.

 

- Pon de tu parte también…

- ¿Qué parte?- lo miré frunciendo el ceño- Ya te dije que no me pasa nada, ¿Quieres que te invente un problema acaso?

- No…

- Entonces no insistas- dije tajante, y me puse de pie- Voy al ciber que esta en la esquina.

 

- Pero si tienes el computad…

- ¡Pero no tengo paz!-exclamé exaltado- Ya no aguanto a la mosquita muerta de Anahí, ni menos al mocoso de Nicolás, quiero estar tranquilo ¿Puedo darme ese derecho?

- Claro…- murmuró mirándome como si yo tuviese la culpa de todo, como si fuese un exagerado que me gustase estar llamando la atención, estar de mal humor, y aislarme, ¡Como si me gustase estar con el pecho apunto de estallar sin tener la mas puta idea de por qué está así!

Y dejé el libro tirado en la baldosa, saliendo por el portón con desgano, procuré hacer oídos sordos a los saludos lejanos de mis vecinos, por un momento deseaba ser irreconocible ¿De donde había brotado esta rabia, esta desesperación, esta tristeza desbordante que azotaba a mi ánimo cuando menos me lo esperaba?

Me sentía un loco, pero no quería hablar con nadie de ello, así que decidí actuar, para que no me preguntasen nada ¡Pero se me era tan difícil! ¡Maldita sea! ¡¿Por qué me sentía así?!

 

Necesitaba una distracción.

 

Cuando llegué al ciber, una casa de dos pisos cuyo estacionamiento techado era ocupado por la hilera de computadores, pagué la mayor cantidad de dinero para estar el mayor tiempo posible, y así relajar mi mente por un buen rato. La muchacha que atendía, de no más de veinte años, me sonrió coquetamente en tanto mascaba su goma de mascar con la boca semicerrada, yo le sonreí, sólo por inercia.

 

Apenas me conecté a Messenger todos me saludaron…

 

"Que fastidio"

 

Lo cerré, ni siquiera entendí porque me había conectado, lo atribuí a la costumbre…

Y estaba allí frente al computador, preguntándome el por que había gastado tanto dinero en algo que ni utilizaría…

 

Que horror actuar así… por inconciencia…

 

Y bueno, terminé en Facebook , quizás inmiscuirme en la vida de alguien más me haría olvidar la mía … eso es al menos lo que pensé en ese instante, ahora creo que es una estupidez del porte de Rusia.

 

“Comiendo pizza con mis amiguis XD”

“Te amo bebe, eres lo mejor que me pudo pasar en esta vida, te adoro, te adoro con todo mi corazon”

“Bocaccio sabado por la noche, a tomar se a dicho!”

“Por que nada te resulta como lo speras? odio cuando pasa eso u.u”

 

Basura…

 

¿Por qué busco una respuesta donde nunca la habrá? ¿Qué saben ellos por lo que estoy pasando? Se frustran por estupideces por las que me solía reír, y se alegran por lo que yo simplemente ignoraría Necesito una respuesta…

Necesitaba saber que es lo que me pasaba…

 

Y entré al perfil de Cristóbal ¿Por qué me tomaba la molestia de hacerlo? ¿Por qué me empeñaba en pensar que él podría entenderme? El día de hoy hice el ridículo al preguntarle por esa historia, debía haber cerrado la maldita boca… me quedó mirando como si estuviera hablando pura mierda.

Me puse a leer ciertas cosas, pero era como si no lo estuviese haciendo, ya que mi mente no asimilaba las letras, no les daba un sentido para comprenderlas… Sólo las miraba.

Realmente no lo soporto… yo no soy así…

 

Untitled_anónimo@hotmail.com

 

“Pero que mail más raro es ese”

 

“Bueno, siempre he pensado que es raro, pero no un raro que te aleja, es un tipo simpático, y bastante profundo, pese a que siempre atribuye sus palabras a la involuntariedad, o al ocio”

Y lo agregué, hablar por Facebook para mí era todo un problema, se abría, al igual que en Messenger, todas las ventanas, lo que hacía que el computador se volviera más lento. Así que lo agregué, pero a un mail que tengo destinado sólo para cuando no deseo hablar idioteces, es decir, cuando me siento así de mal. Para mi suerte aceptó de inmediato, bueno, igual era más probable que lo hiciera, eran las nueve de la noche.

 

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

Hola, ¿Quién eres?

 

“Que fastidio… ¿Tengo que decirlo?”

 

 ...dice:

Nadie en especial. Te agregué de ocio.

 

“Ja… genial Amaru, eso sólo servirá para que te elimine ¿Por qué no puedo ser amable?”

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

Mm… ¿Hombre o mujer?

 

“¿Eh?”

… dice:

No hay mayor diferencia ¿O si?

 

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

Eh… si, yo creo que si… bastante…jaja

 

Y bueno, quizás no había dicho nada gracioso, pero una leve sonrisa intentó dibujarse en mi rostro…

… dice:

Jajaja… ¿Cuál es tu nombre?

 

"Si voy a jugar a ser un desconocido, tengo que hacerlo bien."

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

Depende, si eres normal soy Cristóbal, pero si eres un transexual (que es lo más probable) Soy afrodita.

… dice:

OK, dejémoslo en indefinido ¿Bueno? Me gusta que divagues en la ambigüedad.

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

¡Pero que cabrón/a! ¿Voy a tener que agregar el slash cada vez que te hable?

… dice:

Si, me gusta hacerle la vida sutilmente imposible a los demás, sobre todo a alguien que se hacer llamar “Afrodita

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

Ya, ya, con que así empezamos nuestra relación, está bien, está bien ¿Pero como te llamo?

… dice:

Como tú quieras.

 

Algo extraño me pasaba cuando hablaba con él, era como si le hablase a alguien de sexo indefinido ¿Me comprenden? No me nacía tratarlo como a mis amigos, pero tampoco lo trataba como a una amiga, era… diferente…

 

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

¿Cómo yo quiera? Sonó muy de prostituta/o. Te llamaré… Nero.

… dice:

¿Qué clase de nombre es ese?

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

Ya, bueno… ¿Ares?

…dice:

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

…¿Windows?…

 

... dice:

Tarado…

Hay un soplo en el corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

OK, ¡Me gustó! ¡Te diré “Tarado”!

… dice:

No me lo decía a mí, te lo decía a ti…

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

Sonó medio retorcido.

 

“Me rindo, no se puede hablar en serio con este tipo”

… dice:

Llámame... Ren…

 

Hay un soplo en el corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

Ah, buenísimo, oye, sabes que me tengo que ir porque debo ir a comprar comida a los perros, yo no tengo perros, pero me gusta comprar comida. Nah, mentira, mi abuela me esta jodiendo con que vaya, viene de Senil City para obligarme. Si estás, hablamos luego ¿Vale?

… dice:

Claro.

 

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

Ya, un gusto hablar contigo… me perturba el trato que te estoy dando, si eres hombre te debes estar cagando de la risa.

... dice:

No te preocupes, vas bien, con tal de que no pongas la cámara y me muestres tus vergüenzas…

 

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

No, te aseguro que no las tengo… jajajaja YO TAMBIEN TENGO DERECHO A SER ASEXUADO ¿YA? Ya, me voy antes de perder a un nuevo ciber-amigo.

…dice:

Conéctate si, te estoy esperando, así que apúrate.

Hay un soplo en tu corazón, cuando estás pasando a llevar su latido dice:

Ssss… ya, me apuraré, ¡Ya vuelvo! ¡Quédate ahí!

 

“OK”

“No puedo dejar de ser posesivo ¿eh?... al menos eso no ha cambiado en mi”

“Algo es algo”

No llevábamos ni dos minutos y ya nos estábamos comprometiendo, ni si imaginan lo extraño y dañino que se podría transformar esto…

 

Hablamos poco, pero bastó una insustancial conversación como para olvidarme parcialmente de la rabia, y la tristeza que me embargaban Es por eso que lo esperé ansioso, si, es raro confesar algo así, pero bueno, creo que Cristóbal es una de las pocas personas con las que puedo sentirme bien, al menos tras de la pantalla, porque cuando hablamos directamente el tiende a ser bastante cortante conmigo. Yo no quiero que sea así, a mi me cae bien, he tratado de entrar en conversación, pero no me lo permite… igual ahora nuestra relación a cambiado, pasó de ignorarme a agregarme a Facebook e ir a saludarme cuando nos encontrábamos en la sala, ¿Qué por qué me importa tanto?... ¿Les ha pasado que tienes amistades que no te llenan, y que desearías tener unas de otro tipo? Ese es mi caso, me la paso rodeado de gente que abre la boca y no dice nada, sólo un chirrido para mis oídos que me exaspera, pero cuando Cristóbal habla, dice cosas que realmente quiero escuchar. El tiene su grupo de amigos, amigos que no me tienen mucha estima porque dicen que soy “El popular”, ellos tampoco me caen bien, para ser sincero, me caen pésimo, se la dan de cultos, pero no son más que una manga de “Seudo intelectualoides”.

Recuerdo que cuando gané el concurso de literatura, casi todo ese grupito me miró con rencor en tanto atravesaba el auditorio para subir al escenario y recibir mi premio, ya podía imaginar lo que decían de mi “Ahí va Amaru el perfecto, apuesto que ni siquiera ganó por su talento, sino por que es simplemente Amaru” él único que me sonrió fue Cristóbal quien ganó el segundo lugar. Yo me sentía pésimo, pese a que todos me aplaudieron con euforia, fue vacío… pese a la sonrisa de Cristóbal yo sabía que no me merecía ese reconocimiento.

¿Paranoia, quizás? Quien sabe…

Luego de unos minutos volvió a conectarse y hablamos por mucho tiempo más, nuestra conversación resultó darse de una manera fluida, grata, alejada de prejuicios y completamente transparente, conociendo por completo al hombre tras la silenciosa figura a mis espaldas durante todo un año. Era un tipo gracioso, relajado y sencillo, haciéndome sentir tan a gusto con su encanto diferente que no podía hacer otra cosa más que hablar con él. Está bien, lo admito, también estaba buscando un trabajo de Filosofía, dividiendo en dos mi atención.

Supongo que a eso se le llama “química”…

 

 

 

Cuando llegué a la casa eran diez para las once de la noche, me sentí incómodo al entrar, todos estaban hablando sobre algo en el momento que abrí la puerta de entrada, y callaron clavando sus ojos inquisidores sobre mí cuando la crucé. Como todo buen muchacho que había sido parte de un taller de teatro en la escuela en mis años febriles de la infancia, actué, simulé una sonrisa y pedí disculpas por mi comportamiento, comiéndome todos los insultos que deseaba propinarles con el único objeto de hacerles mal. Ellos las aceptaron, pero no tuvieron la delicadeza de evitar preguntar lo que me sucedía…

- Nada- dije con aparente serenidad.

 

Y entré a mi habitación, mejor dicho, a la que compartía con mi hermano menor, y me derribé en la cama entre la oscuridad, preguntándome en que momento de mi puta vida había cambiado tanto, al punto de protagonizar los pensamientos de un desconocido…

 

Y eso sólo era el principio.

 

Al día siguiente mi conciencia y yo nos encontramos sometidos a un terrible trabajo grupal. No se ponían de acuerdo en nada, y yo me encontraba en medio de aquel tifón ideológico, en donde no me interesaba de qué color sería la cartulina para el trabajo, sólo deseaba ocupar mi mente en la elaboración, y ya… no pedía más…

Pedí permiso para ir al baño a la profesora que estaba evaluando las pruebas de la semana pasada, y me fue concedido inmediatamente; me dolía bastante la cabeza, y no podía pensar con claridad, lo único que quería era irme a la casa, ¡No! Ir a una plaza o un parque, cualquier lugar que no estuviese ocupado por gente conocida.

 

Cuando ingresé al baño encontré a Cristóbal lavándose las manos, me miró y me sonrió, yo me fui directo al lavabo, junto a él, no tenía deseos de hacer otra cosa allí, sólo pedí permiso para alejarme de ese bullicio absurdo.

- Anoche- me dijo aquel joven de mirada cansada, y flequillo desordenado más largo que su cabello en total- recordé lo que hablamos, y bueno… después de cinco meses volví a leer mi historia.

- ¿En serio? - Si…- dijo calmo-… Me pregunté el por qué te identificas tanto con ello, ¿Estás pasando por un mal momento? Otro más…

- No- negué cortante.

- Ah… entonces… simplemente te sientes como una basura siempre…

 

No pude evitar verlo con molestia, el cambio su mirada suspicaz por una de sumo arrepentimiento lo que me hizo suavizar mi expresión. No podía pedirle perdón por mi actitud, sería delatarme.

 

- Discúlpame- murmuró secándose sus anchas manos con su camisa- no debí….

- No, no, yo te di el pase para que te preocuparas, perdóname tú, en serio, ando un poco a la defensiva, tú entiendes, uno cree que todo el mundo lo ataca.

- Si, he pasado por eso- volvió a sonreír- cualquier clase de pregunta es apretar el gatillo en la mente, lo que provocaría una especie de reacción agresiva… algo completamente inconciente.

“Sabía que me entendería” pensé, y me sentí tan reconfortado que no sabía como demostrarle lo que estaba sintiendo, por que no sabía cómo tratarlo, no sabía si golpearle la espalda, abrazarlo, o simplemente decirle lo bien que me hacía hablar con él.

 

Pero de todas las demostraciones, sólo pude darme media vuelta y volver a la sala de clases, aquella necesidad de transmitirle lo que sentía a él, se estaba volviendo un tanto… extraña…

 

 

- ¡Amaru! ¡Dile a este imbécil que deje de cagarla!- exclamó Fonseca, un amigo metalero que tenía, al que siempre le llamaban la atención por sus patillas largas.

- ¡¿Cagarla yo?! ¡Eres tú que pone información que a nadie le importa!-gritó Darío, mi mejor amigo al que aveces deseaba que dejase de serlo y me abandonara por otros igual de fiesteros que él.

- No me metan a mí en sus tonteras- me senté al pendiente de lo que habían hecho en mi ausencia

-Mm… está todo mal…- comenté- ¿Es que no pueden hacer nada bien cuando están solos?

 

Ambos me miraron enojados.

 

- ¡Entonces hazlo tú, “perfecto”!- disparó Darío.

- No me creo perfecto, simplemente que hacen lo primero que se les ocurre para terminar luego…

- ¡¿Y tú que has hecho y traído?! ¡¿Eh?! ¡Una información que no sirve ni para un resumen!

- ¡Es todo lo que encontré!- me ofusqué.

- ¡Mentira! ¡Estaba lleno de páginas en Internet, con mejor información que esta!- tiró la hoja que traje con aleatoriamente.

Y era verdad, copié lo primero que vi.

- ¡Bueno, para que veas que no lo hago todo bien! ¡Estoy harto de que me titulen como “El consentido” o “El perfecto”!

- Ah ya…- ahora me habló Fonseca con aquella voz ronca-… tú puedes equivocarte, pero nosotros no… ¿Cierto? ¿Así es la cosa, cierto?

- No hables huevadas.

- No se que te pasa últimamente, Amaru –me atacó Darío, se notaba que desde hacía tiempo que me tenía bronca lo que me puso al borde de la ira, porque indicaba que se guardaba cosas y luego chismorreaba como una vieja de barrio- pero estás insoportable ¡No se te puede decir nada! ¡¿Se te subieron los humos a la cabeza, acaso?! ¡Ya ni ganas me dan de invitarte a alguna parte!

- ¡No me interesa acompañarte a tus fiestas de mierda! ¡NO ME INTERESAN!

Y con una rabia hasta ahora desconocida dije “¡TAMPOCO ME INTERESA ESTA MIERDA ESTÁ QUEDANDO COMO EL PICO!” y tome la cartulina despedazándola con violencia, patee la mesa, y arrojé los miles de pedazos de color celeste en la cara de mis dos compañeros de curso, y no conforme con eso con el brazo pasé a llevar violentamente todos los materiales que se encontraban a mi vista, las tijeras, el pegamento, los estuches con diversos lápices de colores, todo, directamente al suelo. Dije que me tenían cansado, más que emputecido con su flojera, con sus putos comentarios huevones, que se metieran por la raja del culo la información que traje, pero que me dejaran de joder y hacerme notar lo cambiado que estaba…

 

Todos mis compañeros ante mi escena hicieron un silencio, y la profesora quedó atónita.

 

 

Ya más conciente de lo que había hecho los miré, miré a los cientos de ojos que se posaban sobre mí, cuestionando mi comportamiento, mis palabras, mi persona…

Me sentí como parte de un show, y como ya no sabía que hacer, opté por salir de la sala con rapidez, no debía de comportarme así, no tenía que hacerlo, no era normal, nada era normal en mí y no quería que lo supiesen, no debían darse cuenta por lo que estaba pasando ¿Para qué? Podían ser sólo esos cambios extraños de la adolescencia, no tenía que alarmarlos por una tontera así…

 

o quiero que hagan hipótesis innecesarias.

 

Y de repente, en el pasillo vacío apareció Cristóbal quien recién había salido del baño, seguramente notando mi caminata de un lado a otro, tratando de acomodar mis pensamientos y volverlos comprensibles, se me acerca, y veo que la profesora había salido de la sala para hablarme, adelantádole el paso ¿Qué podía decir al respecto? ¿Cómo podía excusarme? ¿A que debía atribuir mi agresividad, para zafarme del interrogatorio?

 

¿Qué estaba pasando conmigo?


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