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Cáliz por Naoki009

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Capitulo 1: Encuentro

Era un día soleado, la ciudad estaba como siempre hermosa en su simplicidad a la luz del día. El no podía evitar pensar en lo impactante que era su amada ciudad de noche. Cuando era niño Carter solía desear ser un hijo de la noche para que le estuviera permitido disfrutar de esa belleza que siempre le había fascinado.

Camino a las afueras del hospital, donde recién iniciaba su pasantía con apenas 21 años. Lleva un año de ventaja al resto de sus compañeros gracias a que su padre adoptivo era doctor, el le había enseñado todo lo que sabia. Desafortunadamente ahora se dedicaba a ser misionero por los países necesitados y no se veían con tanta frecuencia. Sin embargo su padre nunca le hizo falta en los momentos importantes.

Carter miro con singular alegría a los peatones que pasaban por ahí, algunos como el esperando su turno para cruzar la calle. Pensó que recordar a su padre le ponía de buen humor, era uno de los pocos recuerdos hermosos que tenia de su vida. Su madre murió durante el parto y su abuelo fue asesinado por algún criminal malnacido que buscaba aprovecharse de los débiles en una de las rutas a un pueblito cercano. Con el tiempo aprendió a vivir con esa tragedia pero aun era algo difícil pensar en ello, estaba seguro que siempre lo seria.

Se calmo, pasando a un estado más pasivo. Movió, con algo de inquietud ante el recuerdo, sus manos dentro de las bolsas del pantalón, casi pudo escuchar como la piel de su dedo anular era cortada por algo que traía en los bolsillos.

-Genial, olvide la maldita navaja de nuevo.-Se reprendió en voz alta.

Saco la mano del bolsillo para ver un punto rojo en el dedo herido. Miro la sangre fijamente, le parecía maravilloso ese líquido tan esencial de su interior. Se acerco el dedo a la boca dispuesto a chupar la sangre de el, una costumbre que le fascinaba desde pequeño. Su sangre sabia deliciosa como si se transformaba en lo que el más deseara en ese momento. Así que cuando sus papilas gustativas procesaron el sabor, su sangre supo a sangre, simple sangre como sabría la de cualquier ser humano y no tan especial como a el le gustaba creer.

‘Debió ser porque estaba pensando en sangre común’. Se dijo mentalmente con una sonrisa, sabiendo que eso que el creía no lo hacia superior, su sangre era como la de todos lo demás. Un líquido que todo ser humano en la tierra poseía corriendo por sus venas. Carter no podía saber cuan equivocado estaba.

Con eso en mente hizo algo, de lo cual no sabía si se alegraría o se maldeciría por el resto de su vida. Puso su dedo anular en dirección del piso y dejo caer un gota de sangre en el suelo. Inmediatamente sintió un par de ojos sobre el, ojos que le seguirían por el resto de su existencia humana. Lentamente subió la vista, dispuesto a enfrentar a quien le taladabra como si estuviera cometiendo un crimen por tirar su sangre en la vía publica.

Carter podría jurar que vio algo antes de eso, pero lo único que podía recordar era el azul eléctrico de un par de ojos llenos de secretos y edad. Se quedo estático mirando sin observar a la persona enfrente de el. Su cerebro no pudo registrar mas allá de ese par de ojos observándolo como si fuera el tesoro mas deseado del mundo, como si la sangre que corría por sus venas fuera un pedazo de paraíso que no merecía caer al suelo sino estar en sus labios.

Un escalofrió recorrió su columna y se instalo en todo su cuerpo. Sus pupilas se dilataron y su respiración se acelero, nunca nadie le hizo sentir así y con tan poco. Esa persona estaba a metros de distancia y con su mirada solamente le estaba moviendo el mundo entero. Ni siquiera sabía si era hombre o mujer.

Se llevo la mano herida y con una gota de sangre, hacia el centro del pecho justo donde se encontraba su corazón. Inhalo fuerte, tratando de agarrar valor y se esforzó por mirar al frente. Todo paso en cámara lenta, un segundo glorioso donde pudo admirar las facciones perfectas de un muchacho, que desapareció en ese mismo instante.

***********

-No podrías ser mas obvio.

Se escucho una voz profunda y masculina en uno de los callejones cerca del County Hospital. Jeffrey Macintosh, vampiro de 150 años, sostenía a uno de sus iguales. Sus ojos azules eléctrico, característicos de los seres de su especie se transformaron en el rojo característico de la furia y la lujuria.

Atrapado entre la pared y uno de los vampiros mas mortíferos que conociera. Joshua no sabia que contestar, respuesta estúpida seria revelarle a Jeffrey lo mismo que 20 años atrás le confesara a Mikaela sobre su pequeño paraíso personal y la culpa con la que tuvo que aprender a vivir al asesinar al anciano, la única familia de su ángel caído. La vampiresa paso un largo tiempo resentida y reprendiéndolo por haber cargado al niño, pues eso creaba un nexo más estrecho entre el humano y el vampiro en la ceremonia del nacimiento. Era como si lo hubiera marcado como suyo sin querer.

Estaba ligado a ese pequeño humano desde entonces y ahora lo volvió a encontrar, cuando la esperanza casi desaparecía, cuando esta apunto de dejarse morir del dolor que le causaba estar lejos de su amor.

Lo necesitaba. Hace años que no probaba sangre en la espera de su amado Cáliz para calmar su urgente necesidad de el. Sabia que se estaba matando lentamente pero probar otra sangre que aquella significaba la peor de las bajezas. Estaba seguro que Jeffrey, un asesino de humanos tan implacable como la misma Mikaela, no entendería su pesar.

-¡Oh! Por favor, caballeros. Que dirán de ustedes los pobres humanos que pasan por aquí, nadie va a querer acercárseles.

La voz melodiosa de su compañera vampiresa resonó entre el silencio que se había instalado entre ellos. Sus ojos, similares a los de ellos, les lanzaron una mirada de severidad.

-El cáliz estaba espantado y regreso a refugiarse al hospital. Uno de los pocos lugares en el mundo donde no soportamos entrar….por obvias razones. ¿Caballeros?

El agarre de Jeffrey se aflojo lentamente para liberar a Joshua, camino pasando a lado de Mikaela mirándola retador. Joshua rio ante su insensatez, nadie retaba a su compañera y salía ileso de esa hazaña. El último vampiro que lo hizo termino mudo y ciego. Mikaela era perversa e innecesariamente cruel con todas sus victimas, no importaba la especie.

-Tienes que irte. James esta molesto porque seguiste a Joshua. Michael se hará cargo de lo demás.-Ordeno la única fémina entre los vampiros.

‘Michael’

El nombre del hermano de Mikaela, resonó en sus oídos y algo en el revivió. Un musculo que no usaba desde sus últimos segundos de humanidad, sintió latir en el centro de su pecho de manera acelerada. Sabia que llamar a Michael significaba que Vincent, el jefe de los vampiros quería que hicieran contacto con el cáliz, ganarse su confianza.

Para el solo tenia un significado: Una oportunidad para adueñarse de su tesoro más preciado, el corazón de su pedazo de paraíso. No importa lo que tuviera que sortear para lograrlo.

***********

Carter regreso sobre sus pasos sin una excusa para estar en el hospital, simplemente su instinto le urgía entrar ahí. De repente se sintió el foco de atención de varios pares de ojos que lo miraron depredadores y le invadió un frió interior que calo en lo mas profundo. No era igual a lo que sintió cuando miro a ese muchacho, no estaba esa expectativa por lo que pasaría después solo quería escapar de esas mirada salvajes.

Corrió en dirección a la puerta de emergencias.

Sangre, debía estar cerca de la sangre del hospital. Estaba a punto de entrar cuando choco con alguien, alzo la vista esperando ver a uno de sus superiores. Sin embargo, sus ojos se encontraron con un paramédico de tez blanca y ojos azules eléctricos que le sonrió como si hubiera encontrado lo que tanto buscaba.

-¿Doctor Prince? –El paramédico dejo oír su voz melodiosa con un toque de dulzura.

Carter lo miro aun inseguro, calmándose ante la sonrisa cálida del rostro hermoso.

-Soy Michael Parrish, de la unidad de paramédicos. Estaba buscando a su padre pero me informaron que ya no labora aquí.

Tal afirmación termino por bajar las defensas de Carter. Se sintió cómodo con aquel desconocido. Ajeno al grupo numeroso de vampiros que observaban ese primer encuentro con ansiedad. Desconocía que entre ese grupo se encontraba el amigo siempre deseado, el ser creado justo para el, su alma gemela; pero también se encontraban su peor enemigo y verdugo.

No sabía que su destino tomaría un giro letal después de ese primer encuentro.

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