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Cristales del Valhalla por PrincessofDark

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Notas del capitulo:

¡Hola! Espero que estén muy bien y que este nuevo capítulo les guste y les interese!

Muchas gracias a todos los que continúan leyendo y comentando el fic!!!

Dedicado a ti que lo estás leyendo. ¡Gracias! 

Shun despertó cuando un olor a café inundó el ambiente junto con unos pocos rayos de luz.

-Veo que despertaste – la voz de Forseti sonó con calma y terminó de espantar el sueño del más joven que sonrió.

-Que rico olor – murmuró intentando incorporarse en la cama, pero un mareo lo inundó y Forseti se apresuró a sostenerlo con cuidado.

-Aún estás débil. Necesitas comer algo y pronto. No puedo ofrecerte mucho pero por lo menos una taza de café caliente y algo de pan tendrás.

-Eso es más que suficiente para mí – Shun esbozó una sonrisa antes de tomar lo que le ofrecían y comenzar a alimentarse como si hiciera años que no lo hacía.

-Tranquilo. Puede caerte mal.

-Lo siento – Shun bebió un sorbo de café y notó las marcas que se deslizaban por sus muñecas - ¿qué pasó?

-No lo sé – respondió Forseti con ciertas evasivas por lo que Shun decidió cambiar de tema por su propio bien, aunque el dios se le anticipó – después de desayunar sería conveniente que te dieras un baño – Forseti le indicó una tina con agua caliente en un rincón alejado de la cueva que apenas se distinguía – te ayudará a despejarte y a recuperar energías. ¡Prometo no mirar! – se burló con suavidad para distender el ambiente.

-Gracias por todo. Sé que te estás arriesgando mucho por mí y nunca podría agradecértelo del todo.

-No te preocupes por eso. No necesitas agradecer nada. Sólo espero que puedas recuperar tus recuerdos para contactar a las personas que deben de estarte buscando.

-Eso espero yo también… quiero saber… quien soy y de donde vengo… y si tengo a alguien que me busque.

  Forseti abandonó la cueva un rato más tarde, sin decir a donde iría ni cuanto demoraría. Shun aprovechó ese tiempo para levantarse y acercarse a la tina que ya estaba preparada para el baño. Se quitó con cuidado las pieles que lo abrigaban y las dobló prolijamente antes de meterse dentro del agua.

A medida que se enjabonaba descubrió una serie de moretones, golpes y mordidas que no podía recordar con claridad como las había obtenido. Se estremeció al pensar en lo que le pudo haber pasado antes de despertar en esa cueva y su mente intentó infructuosamente recordar hasta que notó las lágrimas mudas que caían de sus ojos como una catarata que no podía contener.

-¿Qué me hicieron? – se preguntó en voz baja, aterrado por lo que sospechaba y se negaba a aceptar - ¡quiero recordar! - sollozó.

-Lo harás, te lo aseguro – la voz de Forseti se oyó a lo lejos pero Shun no quiso voltear a mirarlo – no dejes que el agua se enfríe, te puede hacer mal. Regresaré enseguida. Me faltan unos pocos ingredientes.

Shun se levantó del agua cuando el dios salió y se envolvió rápidamente con las pieles que se había quitado anteriormente. Esperó el regreso de Forseti sentado en la cama hasta que el hombre regresó con un par de cosas desconocidas en las manos y unas tijeras vetustas.

-Acércate – pidió Forseti al cabo de un rato de ir y venir mezclando ingredientes y cosas.

-¿Qué es eso? – Shun señaló un pequeño recipiente que contenía una sustancia viscosa y pegajosa con un olor francamente horrendo y un color entre rojizo y anaranjado.

-Una tintura para el pelo. Se me ha ocurrido algo.

-¿Me vas a teñir el pelo? – preguntó Shun intrigado.

-Por lo menos disfrazará un poco tu verdadero aspecto y además – señaló las tijeras – te cambiaremos un poco el corte de pelo.

Shun asintió y sonrió suavemente antes de dejarse caer cerca del mayor que se acercó tijeras en mano al suave y fino cabello.

-Tienes el cabello finísimo – comentó Forseti – y muy sedoso. Como si fuera pelo de bebé.

-No se te vaya a correr la tijera entonces – comentó Shun en respuesta viendo como los mechones de pelo caían a su alrededor durante un largo rato hasta que Forseti las dejó a un lado y le pasó un pequeño espejo - ¿este soy yo?

-Así es, Shun. Ese eres tú – el cabello lucía mucho más corto que antes pero en un elegante y juvenil corte que arrancó una sonrisa por parte de Shun.

-Definitivamente… eres un excelente peluquero.

-Espera que todavía falta la tintura – Forseti sabía que el chiquillo se esforzaba mucho en disfrutar la situación, intentando no pensar en todo lo que le pasaría si caía en manos de Odín e ignorando todo lo que ya le había pasado por lo que correspondió con una sonrisa mientras comenzaba a derramar esa sustancia por todo el cabello de Shun – es un pigmento natural. Cuando puedas quitártelo sólo tienes que lavarte el cabello con agua de jazmines y orquídeas y se te quitará.

-De acuerdo. Muchas gracias – Shun se dejó hacer en silencio, confiando pese al horrible olor que emanaba de su cabello en esos momentos.

Una hora después y luego de un lavado exhaustivo de cabello, Shun lucía una bella melena pelirroja, que junto al tono verde de sus ojos generaban una combinación sublime. Lucía bastante cambiado, aunque Forseti sabía que Odín podría reconocerlo si llegaba a sospechar y a investigar con exhaustividad, pero intentó desechar esos temores y concentrarse en el almuerzo que ambos estaban disfrutando.

-Tendré que cazar algo para la noche – murmuró Forseti durante la tarde, una vez que Shun había despertado de una larga siesta reparadora.

-¿Puedo salir y ayudarte? – inquirió Shun al cabo de un minuto.

-No es conveniente que abandones la cueva por ahora. Mañana si estás con más fuerza y si veo que no te buscan vendré a buscarte para que tomes un poco de aire.

-Está bien. Por lo menos cocinaré yo… ¿te parece?

Forseti asintió antes de abandonar la cueva en busca de la cena.

                                                 *          *          *

Odín estaba más que furioso y Abel era la principal víctima de su furia.

-¿Cómo pudiste permitir que se te escapara? – gritó furioso mientras una nueva descarga de poder sacudía el cuerpo del dios solar quien herido y con la ropa hecha jirones apenas podía sostenerse en pie y gemir de dolor.

-Lo… lo… lamento…

-¡Lo lamentas! ¡Lo lamentas! No ganamos nada con lamentarlo. Te mataría… te juro que te mataría… - rugió Odín – pero sé de alguien que estará más interesado en matarte. Hades se acerca con Poseidón y Atena, puedo sentir sus cosmos y el del ejército que los acompaña. Te entregaré a Hades, estoy seguro de que no dudará en asesinarte por haberte robado a Shun.

-¡No! No puedes entregarme a Hades… no puedes… ¡no puedes!

Abel siguió gritando hasta que un nuevo ataque de Odín lo desmadejó inconsciente sobre el frío linóleo del Palacio.

-¡Loki!

-Sí, mi señor – el dios se arrodilló frente a Odín en señal de respeto y esperó.

-¿No hay todavía novedades del chiquillo?

-No, mi señor. Thor y Frey continúan buscándolo pero por ahora no hay noticias.

-Hades, Poseidón y Atena se están acercando a estas tierras. Tenemos que llevar a cabo el ritual antes de que ellos se lleven a Andrómeda.

-¿No se habrá muerto? – inquirió Loki.

-Espero que no. Debe de andar por ahí. Si estuviera muerto tendríamos que tener aunque sea su cadáver y no hemos encontrado nada. Quiero que vigiles la llegada del ejército de Hades, apenas pongan un pie en estas tierras quiero que me avises. Además, ten listas a las valkirias para un ataque inmediato.

-Así se hará, mi señor – Loki se retiró rápidamente a cumplir las órdenes brindadas por Odín, mientras éste miraba nuevamente a Abel con una sonrisa siniestra.

                                                 *          *          *

Shun despertó el día siguiente mucho más recuperado y con cuidado para no despertar a Forseti se levantó y preparó el desayuno para ambos. El frío del exterior era apenas perceptible por la fogata que caldeaba el ambiente y que lo ayudaba para poder cocinar algo caliente.

-¿Cómo te sientes? – preguntó Forseti cuando despertó un rato después.

-Muy bien. Ya está listo el desayuno.

-Gracias. Ya me levanto.

Un par de minutos más tarde los dos desayunaban en silencio hasta que éste fue interrumpido por la voz de Forseti.

-Saldré afuera dentro de un rato. Si quieres puedes acompañarme.

-¡Sí! Muchas gracias.

-Prométeme que no te alejarás de mí. Puede ser muy peligroso.

-Lo prometo.

-Saldremos. Cazaremos algo para el almuerzo y la cena y nos volveremos a encerrar aquí.

-De acuerdo.

Shun y Forseti salieron al exterior una hora después y de inmediato el más joven se agitó y tembló por el frío que lo invadió.

-Quizás deberías quedarte – sugirió Forseti con preocupación.

-No. Tengo que acostumbrarme. No puedo seguir poniéndote en riesgos. Cuando recuerde mi pasado o cuando me recupere del todo deberé intentar volver a casa.

-Comprendo.

Los dos comenzaron a caminar en silencio en busca de una presa que pudiera ser atrapada con facilidad. Se alejaron unos metros de la cueva hasta alcanzar un bosque de pinos cubiertos de nieve donde un reno parecía ajeno por completo a su presencia.

Shun observó como Forseti se acercaba al reno con una suavidad insospechada para alguien tan grande y musculoso hasta que un ligerísimo ruido a sus espaldas lo hizo voltear rápidamente para ver a un hombre mirándolo intensamente con los ojos profundamente azules y cabellos negros como la noche. Algo en su corazón dio un vuelco al contemplarlo, pero cuando el hombre se le acercó rápidamente comenzó a correr de regreso a la cueva.

No pudo correr demasiados metros cuando la voz de un derribado Forseti lo instó a escaparse. Shun miró para atrás y lo vio tirado en el suelo, con un joven de cabellos azules y mirada asesina encima de él luchando ferozmente.

-¡Suéltenlo! ¡No lo lastimen! ¡Déjenlo ir! ¡Él no es malo!  – exclamó Shun furioso intentando acercarse pero se vio sujeto con rapidez por ese misterioso hombre de cabellos negros que lo había estado observando. Un ramalazo de terror recorrió su espina dorsal y comenzó a luchar como una fiera para soltarse - ¡Déjeme ir! ¡Suélteme! ¡Ya basta! ¡Suélteme!

El hombre dudó por un instante ante el forcejeo del muchacho y se detuvo para mirarlo con sorpresa, extrañado de los cabellos rojos que lucía el joven. Shun aprovechó ese instante para soltarse, sintiendo la voz de Forseti nuevamente.

-¡Shun, corre!

Al oír esas palabras, el hombre volvió a correr tras él, pero Shun logró alejarse todavía unos cuantos metros antes de verse nuevamente atrapado por los poderosos brazos que detuvieron su escape.

-¡Por favor, déjeme ir! – gritó el muchacho mientras las esmeraldas comenzaban a derramar amargas lágrimas - ¡no me toque! ¡Por favor! ¡No me lastime!

-¡Shun! Basta – Hades se impuso por completo a la frágil figura y detuvo todos sus movimientos intentando calmar las lágrimas del menor con suaves gestos.

El joven dejó de resistirse y miró a los ojos del mayor con extrañeza. Su corazón latía fuertemente pero él no podía darse cuenta de la identidad de la persona que lo sujetaba pero sin dañarlo.

-¿Usted me conoce?

-¿Qué? – la mirada de Hades fue de estupefacción y volteándose a ver a Ikki detuvo la golpiza que le estaba dando a Forseti - ¡Espera, Fénix!

-¿Qué demonios quieres? – gritó Ikki.

-¿Quién es ese hombre? – preguntó Hades a Shun que respondió con firmeza.

-Forseti. Me ha ayudado. Él me encontró en la cueva y me ha cuidado y me curó la cabeza. Me pegué en ella y no me acuerdo de nada.

-Ikki, déjalo. Es amigo – gritó Hades al Fénix que lo miró con duda.

-¿Eres amigo de Shun? – preguntó con acritud Ikki dejando por un momento la golpiza.

-Sí. Odín lo ha estado buscando. Fueron a la cueva pero no se los entregué. Yo fui quien le cortó el pelo y se lo tiñó para disimularlo un poco. Ustedes son de las tierras cálidas también. ¿Podrán curar la amnesia de Shun?

-¿Qué? – gritó arisco el Fénix dejándolo caer al piso y acercándose con rapidez al sorprendido muchacho que no dejaba de mirar a uno y otro lado mientras las personas lo rodeaban - ¿Otouto? ¿No recuerdas nada?

-¿Otouto? ¿Tú eres mi hermano? – preguntó Shun en respuesta con ojos sorprendidos – no me parezco en nada a ti – comentó el jovencito luego de analizar al ahora preocupado hombre que lo miraba.

-Soy Ikki, Shun – murmuró el Fénix con suavidad - ¡tienes que recordarme!

Shun sintió la presión de esas palabras y el dolor de cabeza que había comenzado a atenazarlo se acentuó y lo llevó a sujetársela con fuerza.

-¿Qué pasa? – preguntó Hades, sin negar la preocupación que lo atenazaba.

-Me duele mucho la cabeza – susurró Shun antes de caer inconsciente en brazos del dios del averno.

Forseti que ya se había acercado al grupo comentó preocupado.

-Ha sufrido demasiada tensión. Llévenlo de nuevo a la cueva para que descanse. Mientras tanto, yo puedo hablar con ustedes.

Hades e Ikki asintieron, mientras entraban a la cueva con Saori y Poseidón además de Forseti y Shun. 

Notas finales:

¿Y ahora? ¿Cuándo recuperará la memoria Shun? XD.

¡¡Nos leemos pronto!! 


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