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Cristales del Valhalla por PrincessofDark

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Notas del capitulo:

¡Hola! 

LO SIENTO MUCHÍSIMO!!! Lamento mucho no haber podido subir antes la actualización pero estas semanas han sido espantosas, he trabajado un montón, después tuve gripe y ahora ando en preparativos de mudanza así que como imaginarán no he tenido tiempo de nada. 

Ojala que este capítulo valga la pena que lo hayan esperado tanto. No les diré si Abel se muere o no... jijiji. 

Dedicado a todos los que acompañan mis historias. ¡¡Mil gracias por su paciencia!! 

Hades regresó al interior de la tienda que Shun ocupaba, acompañado de Ikki que pensaba también vigilar el sueño de su hermano. Los dos, en silencio, se acomodaron en la tienda, en unos pequeños bancos de madera y tapados con unas mantas. Siguieron en silencio, cada cual concentrado en sus propios pensamientos e ideas, pero sin dejar de vigilar a Shun por un instante.

-Es un ángel – comentó Ikki cuando el silencio se volvió insoportable y los dos miraban de reojo a Shun.

-Sí, lo es – corroboró Hades, esbozando una sonrisa que desapareció en un instante – por eso mataré al desgraciado que quiso lastimarlo.

-Sé que lo harás. También sé que te llevarás a Shun cuando la guerra termine.

-¿Te opondrás?

Ikki no contestó por unos minutos eternos, pero al final su voz salió con bastante firmeza.

-No soy quien para oponerme. Shun te ama. Me guste o no, sé que te ama y que tú también lo haces. Shun debe vivir su vida y más pronto o más tarde sé que buscará nuevos horizontes o destinos y que no podré protegerlo de golpearse. Míralo nada más ahora… ¿qué he podido hacer por él? ¿Cómo lo he protegido? No he podido hacer nada por ayudarlo.

Hades se puso de pie y se sentó al lado del Fénix, mirándolo largamente antes de contestar.

-Tú lo has protegido siempre, Ikki. Incluso en esta batalla, Shun siempre supo que podía contar contigo… sin ir más lejos le pateaste el trasero a Forseti hace unas horas pensando que lo estaba lastimando.

Ikki esbozó una sonrisa.

-Sí, tienes razón en eso. Pobre Forseti.

Shun se agitó en la cama durante unos momentos, y los dos hombres volvieron a guardar silencio, temiendo despertar a la persona que ambas querían más que a cualquier otra en el mundo. Shun volvió a dormirse serenamente, aunque los dos hombres no reanudaron la conversación.

Finalmente, ambos terminaron durmiéndose pese a la incómoda posición que ocupaban. Hades fue el que despertó primero al sentir una sombra moviéndose sobre él portando algo. Instantánea fue su reacción y abrió los ojos aferrando la mano que tenía más cerca.

-Shun – susurró sorprendido.

El jovencito tenía en sus manos una manta que Hades apostaba era para cubrirlo ya que las otras habían caído al piso.

-Siento haberte despertado. Ikki no se dio cuenta.

-No te preocupes. ¿Estás bien?

-Sí. Ya no puedo dormir.

Hades asintió sin decir nada por unos minutos.

-Hoy será un largo día. ¿Seguro que ya no puedes dormir más?

-Sí. Seguro. ¿Hoy pelearemos? – cuestionó Shun mientras se sentaba cerca del mayor, cubriéndose ambos con la manta.

-Intentaremos vencer a Thor y a Abel. Hemos ideado una trampa para ambos. Esperamos que caigan. Shun, tengo que pedirte algo.

-Claro. Lo que quieras.

-Necesito que una vez que derrotemos a Thor, tomes su báculo para desactivar el poder del cristal.

-¿Podré hacerlo? ¿Recuerdas lo que pasó cuando intenté tocarlos en mi sueño?

-Forseti nos explicó que posiblemente eso haya sucedido porque se trataba de un sueño, una manifestación incorpórea. Sí intentas manipular la gema directamente seguramente podrás hacerlo, ya que tu sangre es la que los puede fortalecer. ¿Podrás intentarlo?

-Claro que sí – Shun esbozó una sonrisa y el mayor no pudo evitar acercarse a esos adorables labios para depositar un corto beso, cortísimo porque una voz entre enfadada y burlona los interrumpió.

-¡Que estoy aquí! Dejen esas escenas para cuando estén solos.

Shun se separó, más rojo que la grana y su hermano rompió a reír ante el gesto de decepción de Hades.

-Ya está amaneciendo. Deberíamos comenzar los preparativos.

Hades asintió ante las palabras de Ikki y con esfuerzo se separó de Shun para abandonar la tienda junto al Fénix. Shun suspiró hondamente, convencido de que muy pronto la guerra sería definida para uno u otro bando.

                                                 *          *          *         

Odín estaba furioso por la falta de noticias sobre Shun y los demás caballeros y dioses de las tierras cálidas. Loki le había dicho que habían ingresado a las tierras nórdicas pero que la localización de su campamento no había podido ser hallada todavía.

-No tenemos tanto tiempo. Si Andrómeda vuelve a las manos de Hades, será terriblemente difícil poder tenerlo de nuevo.

-Todo por culpa del estúpido de Abel – indicó Loki, mirando con desprecio al torturado dios del sol, vulgar sombra del poderoso dios que había sido.

-Lo sé – Odín también dirigió su mirada al cuerpo inconsciente y torturado de Abel que yacía tirado en la sala del palacio – sí tan sólo hubiera sido más prudente, el niño no se hubiera escapado. ¡Idiota!

-No comprendo porque no lo mata – susurró Loki.

-Sencillo. No quiero ensuciarme las manos y sé que Hades disfrutará terriblemente vengarse de él.

-Ya veo… Hades es de cuidar.

-Sí, justamente. Por eso debemos estar preparados para todo. ¿Dónde están Frey y Thor?

-Frey está buscando a Shun. Thor no tengo idea de donde puede estar. Me había comentado algo acerca de ir hasta Valhalla a hablar con las valkirias.

-Quizás haya ido hasta allí.

Odín y Loki salieron de la habitación, sin percatarse de que una especie de humareda gris envolvía la desfalleciente figura de Abel y lo hacía desaparecer del palacio.

                                                 *          *          *

Thor había recibido una carta de una de las valkirias que protegían el palacio del Valhalla. Se trataba de Juna, una joven de cabellos violetas y ojos amatistas, de apariencia delicada pero terriblemente poderosa. Siempre le había parecido hermosa y llamativa, con una sonrisa que podía atrapar a cualquiera. La carta lo invitaba a reunirse con ella cerca de la cueva donde vivía Forseti, la joven le aseguraba en la carta que tenía información importante acerca del dios de la cordialidad y la justicia, que aseguraba su traición a la causa.

Preocupado y ansioso por ver a la muchacha se había dirigido al lugar de la cita, impaciente por ver a la joven. La muchacha le había pedido discreción en la carta, por eso no había dicho nada ni a Frey, ni a Loki ni a Odín de su cita, guardándose la información para sí. Cuando llegó, notó de inmediato dos cosas, la cercanía del bosque de pinos y la ausencia de la muchacha.

Sintió ruido de pasos y al voltear se encontró cara a cara con Forseti, Saori y Hades.

-¡Traidor! – increpó Thor, furioso al percatarse de la traición de Forseti - ¡Si te atreviste a dañar a Juna!

-Descuida. Ella es una buena amiga mía y tal como yo es partidaria de la justicia. No me considero un traidor, simplemente pienso que no es justa la muerte de un ser inocente.

-¡Shun siempre estuvo contigo en esa cueva! ¡Por eso no me dejaste entrar!

-Sí. Yo lo encontré dentro de mi cueva y lo ayudé.

-Cuando Odín se entere de tu traición te matará.

-Odín no se enterará – intervino Hades, poniéndose delante de Thor – porque tú serás derrotado aquí.

-¿Estás seguro de vencerme, señor del Inframundo?

-Estoy convencido de que te derrotaré.

Hades desenvainó su espada y se puso en posición de ataque, aguardando a Thor. El dios después de un segundo sacó un hacha de madera de doble filo y se lanzó al ataque.

Los aceros se cruzaron en el aire, una y otra vez, lanzando chispas de tonalidades plateadas y doradas a medida que se encontraban. Ambos hombres sabían que una de las dos armas terminaría superando a la otra y fue finalmente el hacha la que salió despedida con increíble velocidad ante una certera estocada del dios del inframundo.

-Maldición – rugió con aspereza la garganta de Thor, frustrado por haber perdido su arma. Recuperándose rápidamente extrajo su báculo y se lo mostró a Hades - ¡Hora de jugar en serio! ¡Soplido del aire!

Hades pegó un salto rápido que logró hacerle esquivar el primer ataque proveniente del báculo, pero Thor fue terriblemente persistente en sus ataques.

-¡Rugido de la tormenta! ¡Soplido del aire! ¡Opresión aérea!

Los tres ataques combinados fueron terribles. Hades salvó los dos primeros pero el último le dio de lleno, produciéndole una espantosa sensación de ahogo y falta de aire mientras veía el rostro de Thor lleno de satisfacción. Con dificultad, se mantuvo en pie, concentrándose en respirar y en escuchar las palabras irónicas de Thor.

-Te lo dije, Hades. Tú poder y el mío no pueden compararse… por más poderoso que seas, con este báculo yo estoy por encima de ti. ¡Rugido de la tormenta!

Hades recibió el nuevo impacto y cayó violentamente al piso aunque pudo levantarse otra vez para mirar a Thor. Concentrando todo su cosmos lo elevó hasta que todo a su alrededor se convirtió en una penumbra negra y cada vez más oscura y siniestra.

-¡El grito de las almas! – el ataque de Hades fue rapidísimo y Thor con agilidad lo esquivó.

Sin embargo, al poner los pies en el suelo sintió un fuerte tirón en la mano donde portaba el báculo. Alrededor del poderoso cetro se había enredado una cadena de eslabones blancos que tiraba para separar el báculo de su mano. Con la mirada, Thor siguió la dirección de la cadena y encontró a Shun al final de la misma portando su armadura.

-¡Tú!

-Yo puedo tomar los Cristales – susurró Shun y tirando nuevamente arrancó de las manos de Thor el báculo que cayó con firmeza en sus manos sin hacerle daño.

-¡No! – rugió Thor intentando atacar a Shun.

Saori se interpuso en su trayectoria, portando una vasija en sus manos y murmurando unas palabras extrañas para él sintió un repentino vacío a medida que sus poderes abandonaban su cuerpo y se colocaban dentro de la vasija que fue sellada por la diosa de la Tierra.

Thor cayó finalmente a la fría nieve, inconsciente debido a la pérdida de energía y de poderes. Forseti se apresuró a ayudarlo, mientras Saori se guardaba la vasija y Shun corría a ayudar a Hades.

-¿Estás bien? – preguntó el chiquillo con una mirada llena de preocupación.

-No te preocupes. Soy resistente – murmuró Hades en respuesta aunque se veía que estaba adolorido.

-Debemos regresar al campamento para curarte – contestó Shun.

-Sí. Vamos – Hades comenzó la marcha seguido de Shun quien aún tenía entre sus manos el báculo – guardaremos el báculo en el campamento hasta que los tengamos a todos. Después encontraremos la forma de destruirlos o desactivarlos.

Cuando llegaron al campamento Forseti se metió dentro de una de las tiendas con Thor. En el interior de la misma se encontró con una joven valkiria que se puso con rapidez de pie y miró con cierto desprecio al dios derrotado.

-Todo salió según lo planeado – pronunció la joven con suavidad.

-Así es. Te agradecemos mucho la ayuda, Juna.

-Era mi deber. Espero que mis compañeras no tomen venganza en mi contra.

-Te quedarás con nosotros hasta el final del combate y después veremos lo que dice el destino sobre nuestra suerte. ¿Has conocido a alguien del campamento?

-Un caballero me trajo de comer hace un rato. Se llama Saga, Saga de Géminis – el tono de la joven se dulcificó levemente al pronunciar el nombre y si Forseti hubiera estado más atento hubiera notado el suave rubor que cubrió las mejillas de la joven.

                                                  *          *          *

Shun había hecho de enfermero personal de Hades, ante la sonrisa del poderoso señor del Inframundo que le había permitido al joven todas las curaciones. Finalmente, cuando la labor ya había terminado y el mayor se sentía lo suficientemente recuperado se acercó al menor y lo besó intensamente.

-¿Te sientes mejor? – preguntó Shun con suavidad cuando Hades se alejó apenas unos centímetros de su rostro.

-Me sentiría mejor si me regalaras un beso – chantajeó el dios del Inframundo con una sonrisa diríase compradora.

Shun se ruborizó levemente pero se acercó a Hades y le dio un beso profundamente dulce que el mayor fue elevando gradualmente de intensidad mientras el joven se dejaba llevar dócilmente.

Pronto, Hades estaba encima de Shun, besándolo una y otra con besos suaves y cortos, con otros más largos y profundos, con algunos plagados de dulzura y con otros voraces y ardientes que arrancaban gemidos cada vez más elevados de la boca de Shun.

Repentinamente, Hades detectó algo y con enorme esfuerzo se fue apartando de Shun hasta depositar un beso final en la frente del más joven.

-¿Pasó algo? – preguntó Shun con ojos inquietos.

-Nada, amor. Sólo que algo que estaba esperando me parece que llegó. Perdóname. Regresaré más tarde. ¿Por qué no intentas dormir un poco? Quizás estés cansado.

Shun asintió y dejó que Hades lo cubriera con una manta antes de cerrar los ojos e intentar descansar. El dios del averno, cerró con suavidad la tienda y habló brevemente con Ikki antes de encerrarse en otra tienda, bastante más alejada del resto.

Cuando Hades entró se asombró del estado deplorable que mostraba el otrora poderoso dios del Sol. Abel estaba casi inconsciente sobre la cama, con lastimaduras y heridas visibles por doquier. Era prácticamente un cadáver, pero ni con eso Hades sintió compasión o misericordia por él.

Se acercó a una pequeña jarra con agua que había en la estancia y la tomó en sus manos para luego colocarse encima de Abel impidiéndole cualquier movimiento. El agua, que él sabía estaba helada cayó sobre el rostro del dios del Sol despertándolo bruscamente.

Los ojos de Abel se abrieron horrorizados al notar al dios del Inframundo encima de él con una mirada de muerte en sus ojos.

-Tú amiguísimo Odín te ha maltratado bastante por lo que se ve – comenzó a hablar Hades con frialdad.

-¿Cómo llegué…?

-No subestimes mis recursos – respondió Hades.

-Yo… lo…

-Ni se te ocurra decir que lo sientes, porque eso no te salvará.

-Yo no quería…

-¿No querías qué? ¿Lastimar a Shun? ¡Intentaste violarlo, desgraciado! Sí no se hubiera despertado lo hubieras hecho. Ni siquiera tuviste el valor de respetar que estaba inconsciente y no podía defenderse.

La voz de Hades era acero frío, al igual que el puñal que había colocado en el cuello de Abel mientras hablaba.

-Debería hacerte sentir lo mismo que Shun sintió cuando despertó y te vio encima de él… pero el solo ver tu cara me produce asco – continuó Hades con desprecio – Odín no te mató por alguna razón la cual no me importa en lo más mínimo. Conmigo no tendrás suerte, Abel. Te lo advertí una y otra vez… una y otra vez… ¡y no te importó! Ahora ya es muy tarde.

-¿Qué… vas… ha… hacerme? – cuestionó Abel en un suspiro.

Cuando Hades abandonó la tienda, lo hizo con un puñal ensangrentado en sus manos que entregó al Fénix. Ninguno de los dos hombres dijo nada, pero fue el Fénix el que entró a la carpa empuñando la chorreante arma. 

Notas finales:

Ejem... creo que se puede considerar que Abel se murió. ¿O ustedes que creen? 

Intentaré subir en pocos días la actualización de Destellos de Oscuridad, les pido nuevamente disculpas por demorar tanto. 

Besos!! nos leemos pronto. ^_^


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