Hades lo sujetó con fuerza, visiblemente sorprendido por lo que acababa de pasar, tanto por las palabras como por la debilidad que se había apoderado del joven después de ellas. No le costó nada alzarlo y pensándolo rápidamente decidió llevarlo al Recinto Principal en vez de a Virgo. Corrió hacia allí y entró con el joven cuerpo que depositó en su propia habitación mientras ordenaba a Radamanthis que fuera por Atena, Shaka e Ikki.
Mientras los esperaba, Hades rozó la frente del muchacho notándola ardiente y preso de una alta fiebre que parecía haber aparecido mágicamente. Aflojó con cuidado sus ropas y apartó las sábanas de la cama para que estuviera más fresco y la fiebre bajara. El pequeño cuerpo se agitaba de cuando en cuando, preso de temblores producidos por la fiebre.
-¡Shun! – Saori entró en la habitación, presa de la angustia después del comunicado de Radamanthis.
Shaka e Ikki entraron juntos, apenas unos minutos más tarde. El semblante de los dos estaba tenso e inquieto, mirando el cuerpo de Shun mientras éste no dejaba de agitarse.
-Veré lo que está soñando – indicó Shaka, sentándose al lado de Shun e intentando penetrar en la mente del joven como había podido hacer en otras ocasiones.
* * *
Shun estaba consciente del beso que estaba intercambiando con Hades, esa sensación de increíble calidez lo estaba invadiendo y algo en su mente incluso deseaba que no se interrumpiera cuando sintió un enorme frío que parecía congelar su alma.
Sus ojos vislumbraron un enorme y viejo castillo, con tantas puertas que le pareció inútil contarlas. Cerca de una de ellas tres jóvenes hablaban aunque él no podía comprender lo que decían. Se acercó a ellos para poder escuchar con claridad y los oyó presentarse: Frey, Loki y Thor eran sus nombres y ellos llevaban tres de los báculos que siempre soñaba. Los vio entrar al castillo mientras unas cuantas mujeres les daban paso y volvían a formar fila protegiendo el lugar.
Intentó acercarse, pero le fue imposible, el aire gélido se lo impedía y una misteriosa fuerza oscura terminaba de repelerlo. Desorientado, miró a su alrededor y a la lejanía vio un pequeño castillo de puntiagudas torres que parecía llamarlo misteriosamente.
No supo cuanto tiempo demoró en llegar, pero cuando entró en el castillo un enorme salón se iluminó y se revelaron unas largas escaleras que conducían a una intrincada mazmorra. Bajó por ellas y llegó a una cámara oscura que se iluminó con apenas un par de antorchas, de la misma forma inexplicable que había pasado antes.
El lugar no le gustó apenas lo vio, el aire era siniestro y maligno en toda la estancia. Estaba pintada en un gris piedra bastante fúnebre y de aspecto tétrico. Lo único que había en la estancia era una mesa de piedra, bastante grande con pesados grilletes de metal en sus esquinas como si estuvieran listos para sujetar a alguien. En una mesa más pequeña se veían una serie de objetos, del cual el único que reconoció fue un puñal de plata con empuñadura de marfil con cuatro gemas similares a la de los báculos.
-¿La ves, verdad? – la voz que inundó su mente fue terriblemente oscura y Shun no supo responder por lo que sólo le quedó esperar a que continuara – en esa morirás tú, nadie podrá ayudarte una vez que estés en mi poder.
La voz le mostró una imagen de sí mismo, atado e inconsciente encima de esa mesa. Tardó un momento en darse cuenta de que no estaba inconsciente sino muerto por una herida de puñal que atravesaba su corazón. Ya no había sangre, ésta estaba en un grial de oro cuyo líquido se derramaba en cada uno de los báculos.
Un grito nació de su garganta, comprendiendo el porqué tenía esos sueños y en sueños intentó despertarse, tenía que alertar de lo que estaba pasando, tenía que decírselo a Atena.
* * *
Shaka lo había intentado demasiadas veces, la última saliendo despedido y chocando contra la pared de la habitación. La mente de Shun estaba cerrada para él e incluso para Saori y Hades que también intentaban entrar en ella. Los cuatro estaban asustados por los cambios que se producían en Shun, ahora no ardía de fiebre sino que se congelaba y por más mantas que le habían colocado encima no podían hacerlo entrar en calor. Finalmente, lo sintieron gritar en sueños y despertarse violentamente, para volver a caer laxo sobre la cama.
-¡Shun! – Saori fue la que habló, cariñosamente, sin negar la preocupación.
-Yo… se despertaron
-¿Quiénes? – preguntó Shaka ahora.
-Ellos… - Shun intentó pronunciar los nombres pero un terrible latigazo de dolor inundó su cabeza.
-¿Te duele la cabeza?
-Sí. Sus nombres…
El dolor volvió a repetirse y la voz que antes había escuchado le aseguró que no podría pronunciar nada sin sentir ese terrible dolor. Hades pareció intuir algo porque le entregó al joven papel y lápiz para que pudiera escribir.
Shun asintió con un gesto y lo intentó, mas al intentar escribir esos nombres su mano tembló y el lápiz salió despedido de sus manos.
-¡No puedo! – sollozó angustiado.
-Tranquilo, Shun. ¡Respira! – ordenó Ikki preocupado.
-Lo mejor será que duermas ahora – dijo Saori - ¿te molestaría que se quede aquí, Hades? Temo que está muy débil como para moverlo.
-Puede quedarse, por supuesto – contestó Hades con tono neutro.
-Duerme, Shun. Seguro que mañana podrás hablar con nosotros.
Shun quería resistirse, temiendo que los sueños volvieran a asaltarlo si cerraba los ojos y se relajaba demasiado. Sin embargo, el cansancio lo hizo dormir casi al instante.
-Yo me quedo – indicó Ikki cuando vio que Shun se dormía pese a la breve lucha.
-Me parece una excelente idea. Puedes quedarte aquí. Yo me quedaré en cualquier otra habitación – indicó Hades en respuesta.
-Yo me quedaré contigo, Ikki – agregó Shaka.
En ese momento, se escuchó la puerta abrirse y entró Abel en la habitación, con gesto preocupado aunque todos notaron la mirada evaluativa del dios sobre el dormido joven, inconscientemente Hades acomodó las sábanas para que el representante del sol no pudiera mirar demasiado.
-¿Cómo está? – preguntó preocupado – como mi prometido sería prudente que descansara en mí habitación en lugar de aquí.
Ikki, Shaka y Saori lo miraron entre incrédulos y molestos, sin embargo fue Hades el que tomó la palabra.
-Está cansado pero bien. No es tu prometido aún y por supuesto que no es conveniente que sea transportado debido a su debilidad. Se quedará aquí acompañado de Shaka e Ikki. Ahora, si no tienes nada más que hacer puedes irte.
Abel iba a agregar algo, pero al ver la mirada mortífera del dios de la muerte se echó para atrás y abandonó el cuarto un minuto después.
* * *
Shun despertó por la mañana mucho más descansado aunque no más tranquilo. Estaba solo pero eso no demoró mucho porque Hades entró en la habitación en ese momento.
-Buenos días – saludó el dios del inframundo.
-Hola.
-¿Cómo te sientes?
-Bien.
-Espera… antes de que intentes pronunciar su nombre tenemos que hablar de algo. Shaka e Ikki se han ido a desayunar y demorarán un rato.
Shun comprendió de lo que Hades estaba hablando, del asunto que había quedado pendiente entre ellos por su desmayo y sus sueños.
-No es tiempo…
-Sí, lo es. Soy consciente de que una guerra está avecinándose y que de alguna forma que tú no puedes explicarnos está relacionada contigo. Soy consciente también de que Abel es un dios peligroso y poderoso, pero que en guerra yo soy mucho más útil y poderoso que él y también soy consciente de los sentimientos. Yo sé lo que siento por ti, sé lo mucho que te lastimé y también lo mucho que te adoro y que te amo. Sin embargo, no sé que sientes tú por mí o sí tan sólo podrías darme una oportunidad para ganarme tu corazón… sí aceptas sacrificarte, ya sabes que yo no firmaré.
Shun se ruborizó furiosamente, la verdad estaba clara y cruda frente a sus ojos. Por fin sabía los sentimientos de Hades hacia él y también se dio cuenta de que Abel jamás le había hablado de amor, si de que le gustaba y de que estaba interesado en él. Hades había intentado acercarse sin nombrar para nada la alianza y Abel la había usado como una bandera para forzarlo a elegir.
-Yo no aceptaré a Abel – murmuró en voz baja.
-Me da gusto oír eso – Hades se arrodilló frente al menor, depositando una breve caricia en su rostro – ahora quisiera oír que me darás una oportunidad.
-Sí. La tienes – Shun no pudo menos de sonreír por lo fácil que se la hacía decir eso, pero un destellante dolor en la cabeza lo hizo caer encima del lecho terriblemente pálido.
-¡Shun!
-Ellos… no… tengo que decírtelo… sus nombres… llevan los… báculos…
Shun se desmayó de nuevo y Hades se apresuró a llamar a Shaka y Saori repitiendo las palabras de Shun.
-Esto no me gusta nada. La persona o personas que no dejan hablar a Shun lo están lastimando demasiado. Shun no debe decirnos nada, quizás muera si lo hace – agregó Saori al cabo de un rato.
-¿Pero por qué está conectado con ellos? – preguntó Ikki.
-Eso es lo que nos gustaría saber a todos – respondió Shaka a su vez.
* * *
Loki y Thor habían llegado a las proximidades del Santuario con movimientos sigilosos y veloces que no despertaron sospechas. Sus cosmos estaban apagados por completo para facilitar aún más la tarea de camuflarse y no ser detectados.
Aprovecharon la noche para irse colando y subiendo las larguísimas escaleras de los templos, recorriendo cada uno de ellos con extrema lentitud. Todos parecían dormir a medida que ascendían, excepto en el sexto templo. Se escondieron detrás de un par de columnas y escucharon la conversación que sostenían un caballero rubio de dorada armadura con otro de cabellos azules y armadura de bronce. Por ellos se enteraron que el aprendiz de esa casa se estaba alojando en el Recinto Principal y que había sufrido sueños y pesadillas durante varios días pero que ahora se recuperaba favorablemente.
Continuaron su camino y recién cuando se sintieron absolutamente confiados se atrevieron a susurrar.
-Debe ser él… está al final de todo el camino. Será difícil – indicó Thor.
-No podemos dar marcha atrás – murmuró Loki – una vez lo tengamos utilizamos nuestros poderes y nos aparecemos en el puerto de Atenas.
-¿Estás seguro de que es más fácil llevarlo en barco que transportarnos hasta Valhalla?
-Su cuerpo si está débil no aguantará el viaje. Yo tampoco estoy de acuerdo en hacerlo así pero es más fácil salir en barco que en avión.
-Debemos seguir
-¡Sí!
Retomaron el camino velozmente, sin obstáculos importantes hasta llegar al Recinto Principal. Allí sintieron cosmos poderosos, muy poderosos.
-Hay más dioses aparte de Atena aquí – indicó Loki.
-Sí. Reconozco los cosmos de Poseidón, Abel y Hades – murmuró Thor.
-¿Nos habrán sentido?
-No lo creo.
-¿Y él?
-Sí lo ha hecho avisará a los demás.
En ese momento sintieron dos cosmos avanzar a modo de paseo nocturno y se ocultaron lo más rápidamente posible. A uno lo identificaron de inmediato como Hades, poderoso señor del Inframundo y terrible enemigo. Pero fue el otro el que les arrancó una exclamación: muy joven, de bello rostro y con dos esmeraldas destellantes que transmitían paz y serenidad. Lo reconocieron de inmediato como el joven que buscaban, en especial por el aura cálida que lo rodeaba.
Quisieron escuchar la conversación pero estaban demasiado lejos, sin embargo notaron el esfuerzo del más joven por decir algo y una mano que se llevaba rápidamente a la cabeza. También notaron al mayor decir algunas palabras tranquilizadoras y sujetarlo de la cintura con extrema suavidad.
Thor y Loki observaron también el intercambio de miradas que hubo detrás de ese gesto y como lentamente el mayor se inclinó sobre el más joven, aproximándolo a él y depositando un suave beso en los labios. Al separarse, ambos comenzaron el camino de regreso al Recinto y ambos dioses nórdicos comprendieron que esa era su oportunidad.
-¿Ahora?
-¡Sí! Duerme al chico, yo me encargo de distraer a Hades – murmuró Loki.
Los dos se presentaron con rapidez, interceptando a la pareja que estaba próxima a llegar.
-¡Tornado helado! – el ataque de Loki fue directamente a Hades que pegó un salto y logró esquivarlo.
-¿Quiénes son? – preguntó Hades con voz de acero, notando como Shun palidecía.
-Oh… amigos…
-¿En serio?
-No. ¡Saeta llameante! – Hades se vio envuelto entre las llamas pero eso no le impidió ver al otro sujeto acercarse a un Shun que se sujetaba la cabeza por el dolor que estaba sintiendo y con un golpe seco lo desmayó.
Shun no alcanzó a tocar el piso, Thor lo sujetó con firmeza y haciéndole un gesto a Loki éste desapareció las llamas que envolvían a Hades.
-¡Déjenlo! – Hades concentró su cosmos y lanzó un ataque a Loki que rozó su hombro y lo hizo sangrar.
Saori, Poseidón y Abel llegaron en ese momento y miraron llenos de sorpresa como Shun era firmemente sujeto por dos poderosos personajes.
-Soy Atena, diosa de la Tierra y les exijo que me devuelvan a mi caballero – dijo la diosa en voz alta.
-No lo haremos. Lo necesitamos.
-¿Por qué? ¿Para qué lo quieren?
-¿Crees que te lo vamos a decir? Él – Loki señaló a Hades – lo sabe tanto como nosotros aunque no se haya dado cuenta todavía. La guerra ha comenzado, Atena y Odín nuestro señor muy pronto reinará sobre todos ustedes.
Loki y Thor desaparecieron frente a sus ojos, llevándose a Shun con ellos. El silencio que se formó a continuación fue sepulcral, ninguno se atrevía a decir ni una palabra que rompiera esa tensa y horripilante calma.