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AMORTENIA por giovanetta

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Notas del capitulo: hola, un new capi más ^-^
Capítulo XI “El Poder del Deseo”



Mi amor se terminó,
Y tu cuerpo es comida de gusanos,
Sólo pensé en mi egoísta deseo,
Y ahora pago por mi rebeldía.



Causas perdidas,
No tengo ganas de escuchar,
Tantas plegarias olvidadas,
Mientras me corroe el odio,
Y la desesperación...



Y no sabes cuánto tiempo,
He esperado por ti,
Incluso hasta la ética desaparece,
Si tú me miras.



En aquellos ojos negros,
Como onix derretido,
Puedo ver todos mis errores,
Y el principal eres tú.



Busco la verdad,
A través de tus sombras,
Quito el velo de la noche,
Ahogando un grito,
Y tus manos me desnudan,
Sin medir las consecuencias.



Mi amor se terminó,
Al igual que la manipulación,
Y tu sonrisa abarca todo mi mundo,
Al igual que tu lengua en mi cuello.

Causas perdidas,
No sientas dolor,
No reces más,
A aquellos que no escuchan,
Abre tu corazón oxidado,
Quita la llave de la condena,
Y hazme uno contigo en un abrazo mortal.


Jamás pensé que algo así pasaría...



Sentí que una mano recorría mi rostro. Notaba levemente su temblor.



Al igual que su respiración, demasiado cálida sobre mi frente.



Temía despertar y ver quién era...



-Despierte- dijo la voz masculina, conciente de su siguiente paso.



Harry abrió los ojos y lo primero que vió fue el techo. Esa habitación la conocía demasiado bien. Era la oficina de su profesor de pociones, así es, Severus Snape.



-¿Sorprendido, Potter?- preguntó el maestro, ante la expresión de su alumno que era todo un poema digna de ser vista.



-¿Qué está haciendo profesor?- pregunta Harry al ver que no tenía su camisa puesta y Snape le estimulaba los pezones.



-Le dije a Draco que se alejara de ti- dice el maestro- y no hizo caso- en vez de sus dedos, los estimula con su lengua.



-Deténgase... por favor- le pide el moreno, pero no es escuchado.



Harry intenta mover sus manos, pero su cuerpo permanecía totalmente inmovilizado.



-No te resistas, sé que te gusta- pasa la mano por debajo del bóxer y toca la intimidad del ojiverde, quien para no gemir, se muerde el labio inferior.



-Profesor...- fue lo que alcanzó a decir, antes que sus labios fueran tomados a la fuerza.



Por más resistencia que opusiera, Snape encontraba la manera de hacerle ceder.


Sobretodo si seguía con esa clase de tortura con su intimidad que a pesar de todas sus órdenes mentales, se iba endureciendo con cada lamida y cada roce.



-Así es Potter... excítame más... con esos ojos sedientos por el deseo...- decía el profesor mientras Harry se removía bajo del en busca de más contacto...


Y sin darse cuenta, ya estaba libre de aquel hechizo que le mantenía inmóvil. Así que sólo se aferró, mientras la ropa negra del profesor iba cayendo al suelo.


Ya más tarde se lamentaría de todos sus errores. Como todo en su vida.

El profesor, sólo estaba con su bóxer negro. Harry los bajó y quedaron en el suelo.


Se recostó sobre el escritorio y Snape sobre él. Seguía con esa tortura... dejando marcas en el cuello, en el torso.


Era como un hambre voraz de reclamar su pertenencia. La incontinencia, y la lujuria, el saber de que podía hacer lo que quiera con él, como en tantos de sus sueños húmedos.



Aún así, Harry ni siquiera pensó en lo que estaba haciendo. Se suponía que Snape le odiaba desde lo más profundo de su ser...



-Profesor...- sus palabras murieron en un beso que se prolongó en demasía. Hasta quedar sin aire en sus pulmones.



Y ni que mencionar al profesor en cuestión. Cuando vio que Harry salía de la sala de los menesteres, entendió que era su oportunidad para al menos una vez en su vida, poseerle. Por eso le lanzó un desmaius y quedaría a su total merced.



Desde que aconteció el incidente de la “amortenia”, donde todavía no aparece el responsable (n/a Pansy estornuda), pensó que era el fin de su casi inexistente relación con su alumno.



El verles juntos, besándose a sabiendas de que no sólo dormían en la misma cama, sino que como bien lo pensaba, se trataba de un Malfoy y el grave error de uno, es no asumir sus sentimientos. Aunque fuese lo más visible para todo el mundo, era más fácil cerrar los ojos a la realidad.



Harry por unos segundos se olvidó por completo de Draco. Esa idea le espantaba. Le había envenenado con láudano y tal vez ya estaría en el quinto infierno siendo asado por un demonio.



“Jamás aceptarás que me amas”, “no necesito a alguien así en mi vida”



Se olvidó por completo de la realidad, cuando su profesor le penetró.



Unas lágrimas brotaron de sus verdes ojos y cayeron por sus ya coloridas mejillas.



-Detente...- decía apenas Harry en un murmullo que murió en su garganta.



Ya había esperado demasiado por ese instante. No iba a detenerse.




Aunque el mismo colegio se derrumbara sobre sus cabezas.



-Ni lo sueñes- dijo el maestro, embistiéndolo una y otra vez, sin escuchar las súplicas de su alumno. Era peor.



Cada vez que una palabra llegaba a sus oídos, quedaba muerta por los constantes gemidos que intentaba reprimir de su garganta, pero no podía. Le clavaba con fuerza, tocando su próstata y olvidándose hasta de sus antepasados.



Así que sólo le quedó rasguñar sus hombros cada vez que perdía la noción de quién era.



-Voy a...- decía el ojiverde, quien ya estaba alcanzando su propio clímax.



Y así fue. Su semilla quedó en ambos cuerpos.



Snape también había alcanzado el clímax. Derramó su semilla al interior de Harry, inundándolo y goteando por entre sus muslos.



Era lo más irracional que había hecho en su vida. Se acostó con su maestro de pociones. Por Dios, era Severus Snape. ¿En qué demonios estaba pensando cuando... lo permitió?



-Pro...- no alcanzó a decir nada. Su cuerpo se adormeció ya que también había bebido parte del láudano, cuando obligó a Malfoy a beberlo por la fuerza.



Harry volvió a cerrar los ojos y no supo de más nada.



Draco todavía no había perdido el conocimiento. Luchaba contra los efectos del veneno. Sin embargo; sus piernas estaban tan adormecidas que no las sentía. Y esa sensación se estaba propagando por sus brazos y hasta su lengua. No podía pronunciar alguna palabra coherente.



Pero no todo estaba perdido... porque en las afueras de la sala, se escucharon unas voces...



-Blaise... sigue así- la voz del inconfundible Weasley eran un verdadero espectáculo digno de grabar.



-Za...Za...bi...ni- lograba pronunciar Draco, apenas.



-¿Escuchaste eso Rony?- preguntó el castaño, mientras seguía jugando con la intimidad de su amante.




-Za...bi...ni- la misma voz agónica de Draco.



-Esa es la voz de Draco- dice Blaise, dejando a Ron con un grandísimo problema entre sus piernas.



-Oye Blaise... ¿cómo te atreves a dejarme así?- le reclamaba Ron, quien a duras penas podía resolver su “problema”.



Blaise se acerca hasta la puerta y ésta se abre, dejando ver la escena.



Aunque algunas cosas del interior cambiaron, Draco seguía atado a la misma cama y cayendo a los efectos del láudano.



-¡Draco!- exclama el castaño, entrando a la sala. Invocó el hechizo para desatarle; sin embargo, su amigo no estaba nada bien.



Ron atendía su “problema” hasta que dejó de serlo. Se encargaría de ajustar cuentas con su amante.



Continuará...
Notas finales: bye bye ^-^

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