Capítulo XIV “Tocando el cielo”
Despacho Snape
Harry estaba temblando bajo esos fuertes brazos que le impedían marcharse. Aquel “no me dejes solo”, le causó una profunda lástima. Se quedó mirando fijamente el lugar donde supuestamente estaban sus recuerdos.
Deja ya de amarme por compasión,
Esa clase de amor, no lo necesito.
-Ahora no olvidara jamás lo que ha pasado- dice el maestro soltándole.
-Usted está loco- dice el ojiverde con rabia.
-Usted me ha enloquecido- dice tomándole de la quijada- ya no hay retorno- clava sus oscuros ojos y se acerca lentamente para degustar una vez más de ese cuerpo que lo clamaba.
Un golpe seco de la puerta. Abierta de par en par. Un cabello rubio platino. Un maestro petrificado por su propio ahijado.
-¿Qué haces aquí?- pregunta el pelinegro, mientras ambos corrían a refugiarse a otra sala.
-Lo sé todo, Potter- responde Draco y quedan frente a frente, sin apartar la mirada el uno del otro.
El deseo se fue apoderando de sus cuerpos. Comenzó a subir la temperatura y sin pensarlo dos veces, se besaron.
Con ansiedad, lujuria, fue subiendo de tono.
No era que Draco le había perdonado. Tampoco que hubiese recuperado sus recuerdos por completo. Todavía no llegaba a entender el porqué de su conexión con san Potter de las causas perdidas. Sin embargo, sentía una gran nostalgia. Una especie de hueco en su corazón que no podía llenarlo con nada.
Era la guerra de quién dominaba a quién.
-Esto no significa que te he perdonado por envenenarme- dice el rubio, despojando toda la ropa de su némesis, dejándolo totalmente desnudo.
-¿Cómo me harás pagar mi casi crimen?- dice el moreno entrelazando sus brazos alrededor del cuello del príncipe de las serpientes.
-Te embriagaré con mi veneno y estarás tan extasiado que pedirás más- ríe y vuelve a tomar esos labios que tanto lo enloquecían.
Harry saca sus brazos debajo del cuello y baja hasta la cintura, para colar sus manos por debajo de la camisa, llegando hasta los pezones.
-Esto estorba- le quita la camisa rompiendo los botones y con su lengua continua su trabajo de placer.
-No olvides algo cara-rajada- dice el ojigris deteniendo la faena- yo mando aquí- retoma el control de la situación y caen al suelo.
Harry se deshacía en los brazos de Draco. Ardía bajo ese cuerpo de mármol. Tan frío y cálido que puede llegar a ser.
Al cerrar los ojos, algunas imágenes sueltas acudieron a su mente.
FLASH BACK
-No le digas a nadie que te vine a buscar- dice el rubio, con un tono más conciliador.
-No le diré a nadie, Draco- responde, algo cohibido.
FIN FLASH BACK…
El vino cuando más le necesitaba. Estuvo allí cuando no veía nada. Siempre fuiste tú. Y pensar que fui yo quien quiso olvidarte.
Soy tan patético.
-Relájate- decía Draco, penetrándole.
Un agudo dolor, escalofríos, electricidad. Desde la espina dorsal, hasta el último de sus cabellos.
-Sólo podrías ser tú- dice el moreno, besando a Draco en un acto espontáneo.
Como la primera vez que estuvo con él. Cuando comió aquel chocolate y la amortenia le dominó hasta la más mínima célula de su organismo. Sabía en el fondo que nadie más que él, era a quien amaba.
Hace mucho tiempo que le miraba, que le observaba.
Anhelaba en secreto. Se humilló ante él y obtuvo desprecio.
Tenía tanto miedo de lo que había pasado. Después de que la amortenia terminó su labor, recuperé mis sentidos… sinceramente, no quería que eso pasara.
Había comenzado a conocerte en el diario vivir. Me gustabas aún bajo la poción de amor. Pero aún así, renuncié a todo bebiendo esa poción que me dio Snape. ¿Qué fue lo que conseguí?.. que su obsesión hacia mi se desatara…
No puedo negar que fui suyo una vez. Que evitó mi fatal desenlace al caer de la Torre de Astronomía. No obstante; fui cobarde.
Intenté matarte con láudano. A ti, a quien se supone amaba. Me siento tan perdido.
Confundido. Aferrado a una única esperanza de que podamos ser felices en medio de tantas espinas.
¿Qué harás al notar las marcas de otro en mi cuerpo?.. al saber que mis labios, fueron de otro.
Creo que al fin obtengo una respuesta…
Estás dentro de mí, invades cada uno de mis sentidos.
Sacas todo dentro de mí. Te sacias hasta quedar exhausto entre mis brazos. Qué daría porque esto hubiese ocurrido antes de que…
No quiero dejarte ir. Más, tú me abandonas. Mi cuerpo temblaba levemente por el golpe orgásmico que removió todo mi interior.
-Blaise me contó todo- el silencio que hubo, era roto por ti.
Buscabas tu ropa, y te colocas esa camisa a la cual le había arrancado los botones.
Luego de unos segundos, vuelves a mirarme.
-¿Qué era lo que querías saber?- pregunta el moreno, quien con su lengua lame los restos de semen en el torso de su amante.
Aunque dijo que era suyo, tengo un mal presentimiento.
¿Puede tocarse el cielo e ir al infierno en unos segundos?
-Sólo quería comprobar una cosa- dice Draco vistiéndose a toda prisa. El silencio se intensifica. Como una especie de tela resistente a los filos.
-¿Qué cosa?- pregunta casi con un hilo de voz y se levanta del suelo. Ya sabía lo que vendría. Y no era nada bueno.
-Eres demasiado fácil- dice con tono burlesco- ¿te acostaste con mi padrino?- pregunta y no espera la respuesta- el que calla, otorga.
Caminó unos pasos hasta llegar a la puerta. Sostiene el pomo, pero una mano lo detiene.
-Esto jamás iba a resultar, ¿por qué no vuelves con él para que te consuele?
Harry ni siquiera lo pensó. Le tiró del brazo y con su otra mano libre, le golpeó la mejilla, rompiéndole el labio.
-¿Cómo andan tus amantes hoy, hurón?- dice con rabia y le escupe en la cara- no me exijas algo que jamás podrías hacer- dice, toma toda su ropa y se fue.
Luego de que se dio cuenta que aún permanecía desnudo, se vistió en el pasillo.
“No lo necesito, no es nada para mí”
Harry se fue a un lado de la muralla y comenzó a llorar.
Amargamente.
¿Dónde quedaban aquellas palabras?.. se las había llevado el viento, parece.
¿Por qué le ayudó entonces?.. ¿por qué le bajó la fiebre cuando vivían en la misma habitación?, ¿por qué le llevó de la mano sin importarle lo que dirían los demás?, ¿por qué sentía que iba muriendo poco a poco en ese pasillo?..
Draco se fue tranquilamente hacia las mazmorras, donde le esperaba su padrino.
Más que furioso por haberle enfrentado.
-Es suyo si tanto lo desea- dice el ojigris subiendo las escaleras hacia su habitación.
Ahora entendía a la perfección las palabras de su padrino… “no te enamores de él”… tal vez, él tenía mucho que ver en sus lagunas mentales de ese período.
Con o sin amortenia, seguiría viviendo igual que ahora.
Debería aprender a vivir con su propio dolor.
Se aferró a esas sábanas y se quedó dormido con un desagradable sabor de boca.
Ya no tenía que ir a buscarlo a un oscuro pasillo. …l ya tenía a quien acudir. Y no era él a quien quería, de todos modos, la poción era la que hablaba a través de él.
Tú Llegaste a mi vida para enseñarme,
Tú, supiste encenderme y luego apagarme,
Tú, te hiciste indispensable para mí y... y...
Y con los ojos cerrados te seguí,
Si yo busqué dolor lo conseguí,
No eres la persona que pensé, que creí, que pedí.
Mientes, me haces daño y luego te arrepientes
Ya no tiene caso que lo intentes
No me quedan ganas de sentir
Llegas cuando estoy a punto de olvidarte
Busca tu camino en otra parte
Mientras busco el tiempo que perdí
Y hoy estoy mejor sin ti.
Voy de nuevo recordando lo que soy,
Sabiendo lo que das y lo que doy,
El nido que buscaste para ti y... y...y...
Y el tiempo hizo lo suyo y comprendí
Las cosas no suceden porque si,
No eres la persona que pensé, que creí, que pedí.
Mientes, me haces daño y luego te arrepientes
Ya no tiene caso que lo intentes
No me quedan ganas de sentir
Llegas cuando estoy a punto de olvidarte
Busca tu camino en otra parte
Mientras busco el tiempo que perdí
y hoy estoy mejor sin ti, y hoy estoy mejor sin ti.
Llegas cuando estoy a punto de olvidarte
Busca tu camino en otra parte
Mientras busco el tiempo que perdí
Y hoy estoy mejor sin ti,
Y hoy estoy mejor sin ti,
Y hoy estoy mejor sin ti.
Parece que nada de lo que vivimos fue real. ¿También lo creó la poción?..
Todavía es de noche, y mi deseo no se hace realidad.
Espero a que amanezca. Una voz, que podría reconocer en cualquier parte del mundo, llega a mis oídos.
-Vamos- dice y extiendes tu mano.
Como un ave herida, que extiende su única ala sana, te doy mi mano y me sacas de esa oscuridad para encerrarme en un cuarto del cual nunca debí salir.
Continuará…
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