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AMORTENIA por giovanetta

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Notas del capitulo: hola, espero les encante este capi ^O^, antes que me lancen avadas, el final, lo subiré mañana, quedará como alternativo xD
Capítulo XXIII Close your eyes


Estoy aquí, y no quiero salir de este lugar. Siento una calidez que me embarga.


Todo el frío que había dentro de mí, se ha desvanecido.


Evaporado.


Aunque fuese sólo por compasión, era mucho pedir que me amaras un poco. Pero eso ya de nada nos sirve.


Puesto que seguimos el uno sin el otro. Caminamos dentro de un laberinto. Buscando frenéticos la salida. Y si salgo de aquí, ¿estarás allí esperándome?...


No se como se puede reparar un corazón herido. Así que por favor, no me dejes solo, nunca más.


Despertó en una habitación que conocía a la perfección.


Era la misma en que algún tiempo atrás, Potter le había envenenado con láudano.


Miró a su alrededor, con cierto temor en el rostro.


Intentando recordar lo que había visto antes del desmaius que recibió por la espalda.


Pero, por más que pensase que lo que vio era real, para él, no era nada más que una simple ilusión. Simplemente no podía ser verdad.


…l estaba muerto.


Si lo que vi era sólo una ilusión, entonces mis ojos me habían mentido. No se en qué clase se hombre me he convertido. Por meses he estado sumido en una gran soledad. Cada vez que cerraba mis ojos, tenía miedo de abrirlos y que tu imagen se esfumara.


Porque durante meses he vivido en el pasado. De todo lo que hemos vivido. Si no fuese un Malfoy y mi orgullo no estuviera entre mis prioridades, aquel vacío me habría arrastrado con sus fuertes brazos. Sin embargo, aquel corazón de piedra rompió su coraza. Ahora late. Siente y vive. Toda esa pasión producida por una poción, nos ha llevado a la locura. He alcanzado y traspasado mis propios límites.


Jamás pensé que diría esto… pero gracias.


En otros tiempos hasta me hubiese envenenado para no decirlo. Es una palabra con miles de interpretaciones.


Ahora sólo querré ver, para despertar del engaño.


Estás tan cerca, que mis dedos tiemblan. Te acaricio como si fueses fina porcelana. Tan frágil. Tan frío. Tan quieto…


¿Dónde quedó tu coraje?


Desperté sobresaltado. Mi frente estaba sudada. Respiré con cierta dificultad. Hasta mis pensamientos iban de un lado a otro. Mis ojos, no podía enfocar nada con su total claridad.


Querría simplemente desaparecer. Todo sería tan fácil.


Pero el destino sigue encaprichado con nosotros. Nos junta y nos separa. Y aún así… seguimos adelante.


Mantenía mis brazos uno a cada lado de mi cuerpo. Las sábanas las arrugué con fuerza. Eran preciosos pliegues alrededor de mis piernas que no querían moverse.


Seguí enfrentándome contra mis miedos más profundos.


Seguía luchando contra mi pequeña fantasía donde te había visto.


Ya no tuve la fuerza para mantener apretados mis puños.


Fui soltando poco a poco las sábanas que no tenían la culpa de nada. Miré mis manos, que temblaban levemente.


No sabría decir porqué tenía tantas ganas de llorar. Pero algo dentro de mí, estaba siendo clavado. Era mi pecho que estaba sangrando.


Cubrí mi rostro con ambas manos. Seguían tan frías, como siempre.


Como si algo me hubiese empujado deliberadamente, me levanté de la cama. Di vueltas dentro de aquella habitación.


Me dejé caer en un viejo sillón. La chimenea, se encendió. Las llamas flameaban con fuerza.

Una sombra me hizo palidecer. Eras tú quien me sonreía como si nada.


A un lado de la chimenea. Seguías esperando una respuesta de mi parte.


-Tú… estás muerto…- dice el rubio con cierta torpeza. El miedo no le dejaba pensar ni actuar apropiadamente.


-Lo estaré, si no me salvas- dice el moreno, acercándose lentamente.


Una vez quedó a su altura, se sentó en el suelo. Se miraron como hace mucho tiempo no lo hacían. No hacía falta palabras. Ni siquiera el simple acto de pensar.


Harry, algo titubeante, abrazó con mucha fuerza aquel cuerpo. No era para nada extraño. Su magia reaccionó devolviéndole el color natural de su piel. Su tibieza.


Draco permanecía en silencio. Lo único que quería era lanzarle un avada por todo el daño que le había hecho.


Pero más allá de todo eso, sólo al separarse unos segundos, unieron sus labios en un beso desesperado.


No importaba nada. Que el mundo se destruyera. O que en ese mismo instante todo se derrumbara en sus cabezas. Ningún sentimiento o hecho, podría superar o explicar lo que ambos sentían.


Era el fin de la agonía y la soledad. Era el reencuentro de dos amantes que sólo deseaban tener unos minutos de intimidad. Devorarse a besos y caricias que jamás podrían olvidar.


Y así fue.


En cada beso, la vida era más intensa. El deseo no lo podría detener. Le brotaba por los poros. Bajo aquel cielo, sólo fue capaz de decirle… tú eres como la sangre que corre por mis venas y el veneno que me consume por dentro.


Tal vez si no hubieses tomado aquella poción por error, jamás habríamos estado en esta situación. Nunca me habrías interesado de esta manera. Ni tampoco, nunca habría temido perder a un ser amado.


Porque dentro de mi corazón, sólo podía seguir viviendo por una vaga esperanza de que todo no era nada más que una mentira. Una burla del destino.


Estoy tan cansado. Cansado de aprender a ser alguien que jamás fui. Si estos pensamientos alguien los leyera, no los podría creer. Pero me importa un soberano pepino. Todos pueden irse al mismo infierno. Porque yo acabo de salir de allí.


Tanto orgullo, eso no podría traerte de vuelta. Con mi gran orgullo, no podría devolverte la vida. Además, yo fui quien te condenó. Te entregué a mi padrino, como si fueses un simple mueble que lo tuve por un tiempo y lo devolví.


Estaba tan furioso. Porque habías sido de otro. Porque siempre debió ser de esa forma. Celoso no, para nada.


Cuando debí traerte por la fuerza y encerrarte en mi pieza. Cosa que jamás vieras la luz del sol. Ni aquel hombre que al final mataron.


…l tenía mucha razón en una cosa. No debía enamorarme de ti. Porque lo terminaría pagando muy caro.


Pero, quién entiende de razones o fundamentos, cuando no se sabe amar.


Yo sólo sabía lo que era el sexo. El simple acto de satisfacer mi placer. No me importaba nada más. Porque yo no sentía nada por nadie. Y tú, sólo viniste a mí.


Y yo, salí a buscarte. Porque me convertí en alguien más que tus ojos. Porque yo deseaba ser algo más para ti.


Porque estaba demasiado ciego como para no darme cuenta de una cosa… hay veces en que no podemos controlarlo todo… aunque sólo sea una vez, hay que dejarse llevar…


Es por ello, que ahora puedo dibujarte dentro de mi mente. Conozco más de ti que de mi mismo. Cada rincón de tu cuerpo. Cada gemido que abandona tus labios. Cada estremecimiento que no logras evitar. Ahora sólo me quedaré con ese recuerdo… no el de cuando saltas de la torre… sino el de que se entrega una vez más a quien no supo valorarte.


Que perdido estaba. Que egoísta fui. Pero te he vuelto a encontrar. Por favor, no dejes que vuele demasiado alto.


Porque tengo miedo de alzar el vuelo y no volver a ti.


Porque eres, más poderoso que el láudano en mi cuerpo.


Eres capaz de invadir mis sentidos, cortarme la respiración y suspirar de felicidad. Haces que mi cuerpo se estremezca con una simple caricia. Con un beso, pierdo el control de mi mismo.


Mientras tanto, Theo y Blaise estaban en la oficina del Director.


El ambiente estaba más que tenso. Ambos chicos se miraban el uno al otro y luego al anciano, quien sólo esperaba paciente una explicación a lo inexplicable.


-Estoy esperando- decía el anciano, mirando por encima de sus lentes en forma de medialuna.


-Es mi culpa- dice Theo, asumiendo toda la responsabilidad.


-Ya veo Sr. Nott, pero no es el único culpable- al decir eso, Dumbledore mira a Blaise, quien sólo hace un gesto de asentimiento- así que, ¿por qué lo hicieron?


-Todo fue un accidente- dice Theo en su defensa-nadie lo tenía planeado en absoluto.


-Lo sé, pero llevaron demasiado lejos su hazaña- dice el Director levantándose de su asiento- no obstante, salvaron dos vidas y no serán sancionados.


-Entonces, ¿por qué los dejó juntos?- pregunta Blaise, tomando la palabra.


-Porque el tiempo se estaba agotando y no puedo dejarles morir- dice Dumbledore y vuelve a su asiento- así que ustedes no deben intervenir más, ¿entendieron?


-Sí- responde Blaise, pensando en cómo le va a contar a Ron. De seguro lo mandaría a freír espárragos.


-¿Podemos retirarnos?- pregunta Theo, con algo de brusquedad, levantándose de su silla.


-Con permiso- dice Blaise, saliendo de la habitación. Theo va detrás de él, mirando de malas ganas la escalera en forma de caracol.


Cada paso que daba, tenía la firme convicción de que quería en esos momentos, matar al viejo ese. Sin embargo, tenía razón. Todos los días, veía el sufrimiento de Harry. El intento de suicidio y las veces en que a escondidas, hacía aquel conjuro que le fue quitando la vida. Estaba seguro que Harry, amaba con locura a Draco y que éste, también le correspondía. Ya no tenía nada más que hacer con esos dos.


-Hicimos lo correcto, Theo- dice Zabini a modo de consuelo- esos dos, no pueden estar separados- le da unas palmadas en el hombro- y tú, pelea por quien amas, no dejes que ella se vaya- sonrisa pícara y se fue por el pasillo a paso lento.


Theo estaba algo sonrojado. Era cierto que sentía cosas por Pansy, pero que eso fuese tan evidente, sólo quería cavar un hoyo en la tierra y esconder la cabeza.


Respiró profundo y exhaló. Era como si no tuviese esa carga en los hombros.


Sus facciones se relajaron y sonrió. Hizo todo lo que pudo. Ahora, él debía dejar que Harry fuese feliz.


Se fue hacia la sala común de slytherin con rapidez.


Sólo quería verle su rostro.


Y así fue. Pansy venía bajando las escaleras que conducían al dormitorio femenino. Con su mirada perdida en algún lugar de la habitación.


Theo estaba impaciente. Iba de un lado al otro. Como si quisiera cavar un gran agujero sólo con sus pies.


-Hola Theo- la voz algo sonora de la pelinegra, llegó a sus oídos y fue el sonido más hermoso que pudo haber escuchado. Parecía la voz de una ninfa que venía a salvarle.


-Hola- saludo con algo de nerviosismo.


Pansy se iba acercando cada vez más, mientras que Theo sentía que su estómago era un remolino de mariposas que le molestaban.


Un ligero rojo carmesí se tiñó sus mejillas. Era todo un quinceañero enamorado.


Pansy se sentía muy feliz. Era de las pocas veces en que podía provocar esa clase de reacciones en un hombre.


Por muchos años estuvo siempre a la sombra de Draco.


Enamorada y hasta encaprichada con él. Por años sólo tuvo ojos para él, olvidándose de que existían otros hombres. Otros que si la podrían valorar por quien era.


Fue por ello, que al mirarse fijamente unos segundos, Pansy atrajo a Theo por el cuello y le besó.


Theo estaba muy feliz. Fueron subiendo los peldaños de a poco, hasta llegar a la habitación del chico.


Cerraron la puerta con seguro. Ahora ya nada los podría detener. Era el momento justo para entregarse sin inhibiciones.


Pansy al fin se había dado cuenta de que no quería ser aquella mariposa que es destrozada por la luz. Porque ya no necesitaba ser la sombra de quien amaba, sino que era su igual. Podía ser ella misma, todo el tiempo.


Para Theo, era un sueño hecho realidad. Después de meses cortejándola y conociéndose mutuamente.


Pero no para todos era exactamente felicidad. Blaise iba caminando hacia su propio purgatorio. Las serpientes no dicen la verdad. Es como ir contra su propia esencia. Y eso muy bien lo sabía Ron. No obstante, hasta para mentir tiene su límite. Blaise, había traspasado ello, hace mucho tiempo.


Ahora, frente a frente, el bajar la mirada no era nada gratificante. Menos si es por un golpe que te hace caer al suelo.


Ron, después del estado de shock, no hizo más que darle a su amante la paliza de su vida.


Blaise en cambio, con su nariz rota, algunos moretones en su torso y costillas quebradas, sentía cómo la respiración se le dificultaba a pasos agigantados.


-Detente Ronald Weasley- la voz de Hermione, fue la única en ese lugar que ya estaba rodeado de sus pares que sólo se encargaban de poner más leña al fuego.


-…l lo sabía todo- decía el pelirrojo en su defensa- por meses nos mintió a todos, esto es lo menos que te mereces, maldita serpiente- dice Ron y se va hecho una furia.


Hermione le siguió, mientras que otros slyhterins, se llevaron a Blaise a la enfermería para que le curasen las heridas.


Ron sólo quería terminar de matar a esa serpiente. Pero Hermione, se adelantó y le gritó.


-…l nos mintió a todos- dice la castaña- pero es más importante saber que Harry está vivo- unas lágrimas de emoción recorren sus mejillas- nuestro amigo, está vivo y eso vale más- su mirada era un poema. Le dolía el saber que fueron engañados durante meses, pero el saber que su querido amigo estaba vivo en alguna parte de ese colegio, le llenaba el corazón de felicidad.


-Tienes razón Herm- decía el pelirrojo, al borde de las lágrimas.


-Estás muy sensible estos días- decía Hermione mirándole más de cerca.


Observó a su amigo. Durante meses no se vieron más que en el desayuno y parte de las clases, ya que la castaña, estuvo un tiempo en terapia.


-Hay algo que no te he dicho- decía Ron, rojo como un tomate.


-No me digas que…


-Estoy embarazado- dijo y se le hizo un nudo en la garganta- voy a la enfermería- dijo y se fue corriendo a ese lugar.


-Con razón…- dice la castaña en un largo suspiro.


Ron llegó a la enfermería y vio a su amante que parecía un membrillo colegial.


Con algo de culpa y rabia, se acercó lentamente, para no despertarle.


Le observó detenidamente. Aquellos golpes iban a verse feos por un buen tiempo.


Blaise no sabe que no debe provocar a un hombre embarazado. Ahora que lo sabe, capaz que le deje. Y eso, le provocaba a Ron unas enormes ganas de castrarlo y aplicarle hierro candente después o definitivamente, matarle si se atrevía a dejarle por otro.


Con su mano, recorrió la morena frente de su amante. Se acercó y depositó un casto beso sobre ella. Luego, se acercó al oído y le contó sobre su estado.


En ese momento, Blaise abrió los ojos y con su mano buena (n/a al menos algo que le dejaran al pobre ¬¬), atrajo a Ron hacia sus labios, uniéndose en un apasionado beso.


Hermione sonrió al ver la escena. Era bueno ver que todo volvía a su cauce.


Draco al fin tenía entre sus brazos a su amado y problemático niño-que-vivió.


Harry dormía como un bebé. Con su color natural de piel y su bebé que no paraba de moverse. Era el más feliz de los tres, al parecer. Cada cierto minuto hacia acto de presencia.


Draco tenía miedo de quedarse dormido y abrir los ojos sin que él estuviese a su lado.


Posó su mano con cuidado sobre el vientre de su amante y lo acarició. Con algo de torpeza al principio. Era suave y estaba vivo. Notaba ciertas protuberancias a cada segundo.


Con apenas una sábana que cubriera sus cuerpos, dejó a Harry y comenzó a vestirse.


-¿Adónde vas?- pregunta el ojiverde al notar que el lado contrario de la cama estaba vacío.


-Respóndeme algo cara-rajada en este momento- decía Draco con su gélida voz. De un segundo a otro, volvía a ser Malfoy en todo el sentido de la palabra.


Harry sentía unas horribles punzadas en su vientre.


Comenzó a sudar y respiraba con dificultad.


-Otros de tus shows, ni creas que caeré en tu trampa.


-El bebé…- decía y le faltaba el aire. Como pudo se sentó en la cama. El dolor era indescriptible.


-Deja de evitar la pregunta- se acercó y notó que el cuerpo de Harry estaba rígido.


Tomó su rostro entre sus manos y sus ojos estaban desenfocados. No mostraban ninguna reacción- oye… reacciona- dice y lo zamarrea con fuerza. Pero no consigue nada. Ninguna reacción.


Le besó repetidas veces y nada pasó.


Fue en ese momento en que vio el alma de Harry en su espalda. El conjuro una vez hecho, puede repetirse con sólo pensarlo.


-Ve por ayuda, yo estaré bien- dice el ojiverde y antes que Draco pudiera reaccionar, el alma de Harry desaparece.


El rubio, sólo atina a verle y nota cómo los quejidos regresan.


-¡¿Qué demonios esperas?!- le grita el moreno descontrolado por el dolor que le cegaba.


Draco sale rápidamente de la sala de los menesteres, buscando a Madame Pompfrey para que le ayudara.


Harry sólo aguarda dentro de esa habitación, maldiciendo por lo bajo el día en que se le olvidó usar protección.


Y su temor se transformó en terror al notar que las sábanas, estaban impregnadas de su sangre.


THE END
Notas finales: disfruten y luego, ^O^, ya sabrán xD

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