Capítulo 2
-Voy a llevarte al infierno- el sly lo levanta del suelo y lo toma por el hombro- mantente despierto- comienza a caminar.
-Gra…cias, Dra…co- dice Harry sin abrir los ojos y cerca del rostro del rubio.
Potter no está nada de mal. Esos labios, deben tener ese olor que emana de él.
-Tendrás que pagarme toda tu vida si te salvas de esta- dice sacando de sus pensamientos lo atractivo que le parecía el gry, en ese estado de debilidad.
-No… importa- el moreno se queda en silencio.
ENFERMERÍA…
-¿Qué ha pasado Sr. Malfoy?- Madame Pompfrey se espanta al ver la escena.
-San Potter y sus actos suicidas- dice Draco dejando en la camilla al gry- si muere es su culpa- se retira no sin antes decir- que tengas muchas pesadillas, cara-rajada- se va.
Lo revisa por completo y comienza a aplicarle hechizos de sanación y aplicarle ungüentos para las cicatrices.
El rumor del accidente de Harry se espació como pólvora en el colegio. Ron y Hermione, terminadas las clases, fueron a visitarle.
-Harry, ¿qué te pasó?- Hermione se sienta a su lado.
-Hermione, todavía esta durmiendo- dice Ron a su amiga.
-Tiene muchos vendajes- comenta la castaña.
-Cayó de varios pisos, ¿quién lo trajo a la enfermería?- pregunta a la enfermera.
Harry se remueve y habla.
-Mal...foy- decía una y otra vez.
-¿Malfoy?, ¿el hurón?- pregunta espantado el pelirrojo.
-No hay otro Malfoy, que yo sepa- dice la chica con cierto tono sarcástico- Harry, abre los ojos, Ron y yo hemos venido a verte.
-Mal…foy, quiero ver a Malfoy- vuelve a decir y abre los ojos- ¿quién apagó la luz?
-Harry, es de día, sigue mi dedo- indica la castaña.
Pero Harry no mueve los ojos, apenas pestañea.
-Por favor, Ron, enciende la luz- se sienta en la cama y se percata de que no ve ni sus propias manos.
-Harry es de día- dice la chica, manteniendo la calma- eres tú quien ha perdido la vista.
-Debes de estar bromeando Hermione- dice el pelinegro, moviéndose y algunas heridas vuelven a abrirse.
-Madame Pompfrey, venga rápido- llama Hermione.
-¿Qué sucede?- llega la enfermera.
-No puedo ver, no veo absolutamente nada- dice el ojiverde, desesperado.
-Salgan de aquí- los chicos obedecen.
La enfermera le revisa ambos ojos y le cambia los vendajes, cerrando las heridas.
-¿Qué tiene Harry?- pregunta Hermione, preocupada.
-Es una inflamación al nervio óptico- informa- es algo pasajero, esperemos que vaya evolucionando de a poco.
-¿Cuánto tiempo es “de a poco”?- pregunta Ron, no podía creerlo.
-Semanas, no sabría decir con claridad- la enfermera va a avisar al Director.
-¡Madición!- el pelirrojo golpea la pared.
Harry se levanta de la cama y choca con las otras camillas, cayéndose al suelo.
Aturdimiento. Dolor. Ahora soy inútil. Y el deseo ferviente de verle, no desaparece. Puedo estar ciego, toda la vida, pero eso no me logra reprimir lo que me hace sentir.
Caigo una y otra vez, pero ya nada me importa.
-Harry- Hermione va a recogerle.
-Herm, quiero ver a Draco- mira suplicante, buscando a su amiga entre las sombras.
-¿Qué sientes por él, Harry?- pregunta Hermione, abrazando a su amigo.
-Yo, lo amo- responde el ojiverde y comienza a llorar.
-¿Qué estás diciendo?, deben ser efectos del accidente- dice Ron sin poder creerlo.
-No es así, Draco no es como todos creen- el pelinegro lo defiende- él me salvó.
-¡…l te empujó!, ¡dejó que te desangraras!- exclama para hacer que su amigo entrara en razón.
-¡No es así!, Draco no es malo- lo sigue defendiendo.
-Puede que sea un mortífago- le recuerda sus sospechas anteriores, Hermione.
-¡Cállense!- la magia del moreno, se empieza a descontrolar.
Un fuerte viento quedó encerrado en ese lugar. Las ventanas se golpeaban, quebrando los vidrios y convirtiéndose en polvo.
-¡Harry, detente!- exclama Hermione antes de ser azotada a la pared más cercana por una ráfaga de viento.
-¡Harry, no sigas!- Ron se intenta acercar.
-Draco no es así, él es… a quien amo- se levanta del suelo y sale causando un gran alboroto.
Dumbledore intervino en la situación. El niño-que-vivió estaba en peligro y los otros alumnos también.
-Harry, cálmate- interviene el anciano- estás bajo un hechizo.
-Señor, siento que mi corazón se derrite, duele- responde el moreno.
-El dolor pasará pronto, Harry- se acerca hasta su estudiante- no amas a Draco, sólo crees que lo amas.
-No es así, yo lo necesito.
-Es la poción la que te hace necesitarlo, no es lo que tú deseas ahora, Harry- dice el anciano- ahora, tranquilízate, iremos con él.
-No, no puedo verle- se queda quieto- sólo se reirá de mí, porque estoy ciego- aumenta el viento- porque él no puede entenderme- cae de rodillas al suelo- ¿por qué precisamente tú?- se lamenta.
-¿Quieres saber por qué Potter?- la más conocida voz del rubio.
Draco estaba allí, frente a Harry. El sly se quedó de pie, mirándole con indiferencia y desprecio.
-Así que ahora estás cieguito, es una lástima, cara-rajada, bien merecido te lo tenías- lo toma del cuello de la bata y lo atrae hacia su cuerpo- estoy frente a ti, es cierto, pero no significa nada- lo empuja- te desprecio, te odio, puedes morir si quieres, no me importa.
-Sr. Malfoy, está siendo demasiado cruel, Harry está bajo los efectos de una poción- dice el anciano, notando que la magia de su estudiante, estaba llegando a límites insospechados.
Draco fue envuelto en un tornado. Se asustó y Harry estaba muy triste por las crueles palabras de su “amor”. Lo azotó contra la pared hasta que se cansó.
-Detente, Harry- Dumbledore, logra frenar los impulsos del moreno, al igual que su ira.
-No importa si yo te amo- va a tientas y toma el cuerpo del rubio entre sus brazos- no me importa, si tú no me quieres- se acerca y le besa- que dure lo que tenga que durar esta poción, pues el hecho de amarte, aunque sea falso, me hace sentir que estoy vivo… Draco.
Continuará…
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