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El fantasma de la abadía. por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Oboete iru kai?

Jikan wo wazurete zamayoi sukushita/ meiro no michi wa itsumo soko ni iki ataru / ishiki ni kimi no egao wo sasagu no wa tomerarenai /nai hitotsu kawarasu ni mamo boku wa kakete yuku.

¿Lo recuerdas?

Hemos vagado y olvidado el tiempo. Siempre caminamos por este camino que parece un laberinto. No puedo parar inconscientemente de buscar tu sonrisa. Nada ha cambiado; aun sigo corriendo. (Link, L'arc en ciel, fragmento)

17º  Reencuentro.

 

Era imposible así, concluyó Teo. Quizá el Lotario de las narices solo existía en su imaginación. Durante su sueño debió haberle preguntado mas sobre quién era, porque lo seguía, donde estaba, en vez de insistir tanto en que él no era Teodora.

Debió haberle preguntado cuando pudo, porque ahora... ni modo de ir a la Abadía y llamarle a gritos... ¿verdad? Aquella era una idea digna de Javiercete.

Convencido a cada paso de que era una tontería se apresuraba hacia las vetustas ruinas. Corría un ratito y caminaba otro: ya no tenía dinero para pagarse otro taxi y no sabia montar en bicicleta. Solo tenía sus pies.

Llego cuando el sol iba en mitad de su carrera hacia occidente, bajo la fresca sombra del pórtico recobró el aliento. Negaba con la cabeza: era demasiado simple para funcionar...

-¡Lotario! - gritó en mitad de la derruida iglesia - ¡Lotario! - repitió avanzando hacia el derruido altar - ¡Lotario! - cayó de rodillas frente a éste, convencido de estar loco por estar llamando a gritos a un ser que quizás no existía - Lotario, por favor... ven a mi...

-Teodora...

Con un sobresalto Teo cayó de espaldas... no invoques al diablo porque se te aparece, decía el viejo refrán... aplicable también a los fantasmas.

Como en su sueño, el hombre que bien podría pasar por un actor de película de época hincó una rodilla en el suelo y se destocó, sus rubios cabellos resbalaron hacia delante graciosamente.

-Mi señora, mi amor... Has venido a mi y me has llamado... - los ojos grises brillaban de ternura - ¿Qué deseas?

Teo tenía una mano sobre el pecho en un vano intento de desacelerar su corazón. Su corazón que latía como loco, un temblor recorría todo su cuerpo... pero no era de miedo. Era de emoción. Estaba tan emocionado que le temblaban las manos y no podía articular palabra.

-Lotario...

-Si, soy yo. Aun soy yo.

-Tú... ¿existes? ¿no eres una broma?

Una broma era la del hado, encarnando a Teodora en un muchacho. Presentó una mano, en el gesto que solía reservarse  para invitar a Teodora a tomar un paseo. El muchacho puso su mano temblorosa encima. Era increíble: de verdad existía, era cálido, era solido.

-Yo te ayudare a recordarlo todo Teodora, sabia que solo debía darte tu tiempo...

-¿Quién eres tú? - le preguntó Teo, se sentía sobrecogido, abrumado - ¿Por qué puedo tocarte, porque existes?

-Umm... No se porque existo. Ese es un misterio de Dios y yo nunca logré llegar a Su presencia. Puedes tocarme porque quieres, así como puedes verme porque lo deseas. Esta mano en realidad no existe: solo existe para ti.

-O sea que... - Teo cerró los ojos para concentrarse - si un observador pasara... ¿solo me vería hablando solo?

-Supongo. - dijo Lotario - Un pastorcillo que nada supiera de nosotros no... tendría motivo para verme.

-O sea que... ¿tú solo existes para mi?

-Así es: solo existo para ti.

-¿Entonces yo te creé?

-No Teodora, Dios me creó, pero yo soy solo por ti, para ti. Te amo, te amo tanto.

"¡Esto es pura mierda cuántica!" pensó Teo.

-¿Por qué me amas?

-Dios así lo quiso. Teodora, desde el primer momento que os vi... mi corazón ardió en amor solo por vos. Ninguna otra, ninguna otra podía compararse a vos. Vos sois terrible y hermosa como ejercito dispuesto para la batalla. Graciosas son tus mejillas entre los zarcillos - rozaba con la conocida calidez su mejilla - y tu cuello entre los collares. ¡Que bella eres amada mía, que bella eres!

Teo sonrió entre enternecido y compungido.

-Me estas recitando el Cantar de los cantares.

-Claro. - dijo Lotario perplejo - Tu eres hermosa como la Novia del Cantar. ¿De que otro modo podría decirte lo hermosa que eres?

-Podrías decírmelo de acuerdo a lo que ves: yo no tengo pechos erguidos como cervatillos.

Lotario se sonrojó.

-No, en verdad no... ese día: yo no pretendía afrentar vuestro pudor, pero vos y vuestro paje estabais demasiado aterrados ante mi presencia. - Teodoro se rió - ¿Qué os parece cómico señora?

-¡Mi paje! ¿Crees que el barón Benzi es mi paje?

-¿No lo es? - preguntó con cautela.

-No, el barón es... mi tutor. Es amm... - Teo se llevo un dedo a los labios para encontrar el modo de hacer comprensible su relación al fantasma- Es quien esta a mi cuidado mientras estudio aquí.

-¿Mientras estudiáis aquí?

-Si yo... soy de España, y volveré allá...

-¿A Hispania? ¿De que reino?

-De... de lo que era Al-andaluz.

-Tierras moras.

-Ya no son moras... dejaron de ser moras hace... como seiscientos años... ¡Pero dime quien eres tú! Te he buscado en los registros de la Abadía sin encontrarte.

-Nadie me encontró nunca... - dijo Lotario en voz baja. Aferró su mano mientras le relataba, otra vez, la aventura y el trance de su muerte. Teo notó que se la apretaba mas en los momentos más difíciles - ... yazgo ahí, en los basamentos de la torre. - la señaló - Pero no quiero que vayáis a buscarme.

-¿Por qué no? - dijo Teodoro, que estaba conmovido.

-No quiero que me veáis así. - dijo bajando la mirada con vergüenza. No añadió que temía que, si le daban cristiana sepultura, tuviera que hacer el viaje por el túnel. - Os prohíbo que busquéis mis restos.

-Pero...

-¡Os lo prohíbo! - dijo con voz fuerte, pero luego se amansó - Por favor. Es la única cosa que os he prohibido.

-De acuerdo. - dijo Teo - Así que ibas de paso y moriste por salvar libros... Eres un héroe. - le dijo mirándolo a los ojos.

-¡Oh no! Un héroe no. Solo soy un enamorado. - lo miró.

-Lotario... ¿entiendes que han pasado casi mil años desde tu muerte? ¿Desde la muerte de Teodora? ¿Qué yo soy otra persona?

-Claro que si. - dijo Lotario muy bajito, mirando el sol ponerse - Tus ropas y tu idioma me desconciertan, pero ambos nos entendemos porque deseamos hacerlo. Tu cuerpo y mente son otros... pero tu alma es la misma. Tu alma que al interactuar con tu cuerpo ha creado una mente similar a la que poseías... Si, sigues siendo Teodora.

La necedad de aquel tío le exasperó.

-¡Joder que soy otro! - palmoteó.

-Hasta tus arrebatos los conservas.

-Mira Lotario, tú estás muerto, y se supone que los muertos se van al otro mundo. ¿Por qué... estas aquí?

-Por ti, por amor a ti: me quedaré a tu lado siempre.

Aquello era romántico y terrorífico a la vez: un fantasma acosador siempre a la saga, cuando el amaba estar solo.

-Pero, tú eres hombre y yo también...

-Eso es cierto, pero irrelevante.

La frescura con que aquel fantasma resolvió "el problema gay" lo impactó.

-Como un muerto, como uno que carece de cuerpo no padezco las necesidades corporales. No requiero de comida ni de bebida ni de sueño. Y... evidentemente, no requiero del amor carnal ni soy capaz de generar hijos. - Teo estaba boquiabierto. - Vivimos una vida muy feliz de este modo, Teodora... a la postre, si pude ser un esposo casto.

-¿Tu... te... casaste con Teodora?

-No. - dijo- Ningún sacerdote enlazaría aun muerto con una viva, ni Dios lo permitiría... pero viví a tu lado, como si fuera tu esposo de facto. Te acompañaba en las noches y cuando estabas sola. - Teodoro miraba a Lotario con creciente pena - No te cause ninguna molestia así. Cuando querías estar sola simplemente me iba.

Teo se tapó los ojos con la mano. Lotario era tan tierno y tan patético. Le daban unas ganas inmensas de llorar por su pena.

-¿Qué te acontece Teodora? ¿Acaso te afliges por mi? No lo hagas ángel mío. - le tomó ambas manos y se las besó - Yo soy feliz a tu lado, es lo único que deseo. Todo vale la pena con tal de estar a tu lado.

-Lotario - se le quebraba la voz - Yo no merezco un sacrificio así. Nadie lo merece. Tienes que seguir tu camino e ir al más allá...

-¿Así que insistes en ello? - volvió a besar sus manos - No lo hagas amor mío, no vale de nada. Yo no iré a ningún lado sino es contigo.

-¿Por qué no te fuiste cuando Teodora murió? - preguntó Teo mirándolo a los ojos.

Lotario esquivó su mirada y no contestó.

-¿Tienes miedo?

-Anochece y tu tutor estará preocupado por ti.

-Contéstame.

Con un último beso Lotario se desvaneció en el aire. La oscuridad lo absorbió y Teodoro se quedo solo en las ruinas de la Abadía.

-Lotario... - murmuró a la noche.

Luego echo a andar vigorosamente hacia el castello.

 

Continuara...

 

Notas finales:

"Aun si estamos lejos uno del otro nuestros sentimientos estan conectados. No importa cuanto mi cuerpo arda con tal que te sea entregado . Volaria hasta el cielo blanco y puro para vigilarte."

Besitos fantasmales. Fullmetal Alchemist esta terminando cojounudo!!!

enlace de la cancion:

http://www.youtube.com/watch?v=I6k6I5xcC9Q


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