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El fantasma de la abadía. por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

 

- ¿Qué sabe usted  y qué saben sus jefes en Roma, con su mentalidad de funcionarios?... ¿Qué saben del amor o del odio, salvo definiciones teológicas y susurros de confesionario?... Basta mirarlo: su modo de hablar, o de moverse, delata a quien dará cuenta de pecados de omisión, no de pecados cometidos. Pertenece a esos telepredicadores, pastores de una iglesia sin alma, que hablan de los fieles con el lenguaje que las televisiones emplean para referirse a la audiencia. (La piel del tambor, Arturo Pérez-Reverte, fragmento.)

24 Toge et lege.

El padre Henno Gui, exfranciscano, caballero de la Orden del Temple, haba perdido a su compaera, sor Dei Gratia durante los misteriosos disturbios ocurridos en Irlanda en marzo de aquel mismo ao (2005). De los dos mejores exorcistas de la Orden solo haba quedado medio, pues Henno haba quedado reducido a una sombra de lo era.

Un sacerdote tiene que ver muchas cosas duras que la mayora de la gente no ve. Henno Gui se haba encontrado abrazando los cadveres de las personas que mas amaba por dos veces. Haba dejado el pacifico cordn por la violenta espada y de nada le haba servido. Franciscano o templario; resultaba impotente ante los designios divinos.

Su gran vocacin le impeda colgar los hbitos. Su gran fe suicidarse. Pero estaba deprimido. El Gran Maestre de los Templarios, considerando quiz que el castigo aplicado por su fallo haba resultado excesivo (degradarlo de capitn a soldado raso) senta remordimientos de conciencia. As que decidi enviarlo a aquella nueva loquera para sacerdotes, con la esperanza de que tanto buen rollito sirviese de algo y le devolvieran a su mejor elemento las ganas de vivir.

Lejos estaba el Gran Maestre de adivinar que el remedio era sentido como el ms riguroso castigo por Henno. Resultaba una verdadera afrenta a su dignidad el no poder rezar en latn (Porque es una lengua muerta hermano, y aqu todos estamos llenos de vida!) o participar en dinmicas como la de "Las montaas". Solo la compaa y los tmidos nimos de Mikael se la volvan soportable.

El hermano coordinador Magallanes, o como gustaba ser llamado, Felipn, le recordaba a Mikael al personaje de Gai-sensi, del anime de Naruto. No por el corte de pelo, que gracias a Dios solo era usado por aquel personaje y su discpulo, sino por la sonrisa atornillada y el insano positivismo de que haca gala.

Felipn nunca se enojaba. Sonrea y sonrea. Sonrea cuando Henno rechinaba los dientes y lo miraba como si quisiera ahorcarlo. Henno tena la impresin de que sonreira igual si le pateara los cojones. La sonrisa perpetua haba sido parte del lavado de cerebro. La sesin diaria comenzaba despus de la misa comunitaria y el desayuno comunitario, y siempre empezaba con Felipn subido a una silla, repitiendo el slogan del RERISRC:

-Mara nos gua hacia Jess que es la luz! - Si: estaba en verso. Y sin exfuerzo.

Luego venia la dinmica de "las montaas"

-Ea, ea! A mover el cuerpecito! A despertar! - deca con su tono siempre entusiasta - A cantar! Si tuvieras fe como un granito de mostaza, quin dice? - preguntaba a todos y a todas-Eso dice el Seor!, t le diras a las montaas: muvanse, muvanse! - acompaaba el canto con la correspondiente mmica - Y las montaas se movern, uu-uuu!!! - al decir "uu-uuu" tenias que brincar moviendo en circulo la cadera. - Venga, se movern, uu-uuu!

Henno sufra aquello violentando su orgullo de templario en pro a su mansedumbre franciscana. El, que como caballero de la Orden del Temple tena inmunidad diplomtica. El, cuya orden haba recibido la dispensa papal para seguir oficiando en latn. El, que exorcizaba demonios con el poder del ayuno, la oracin de antiqusimos ritos... El, que en resumen, simbolizaba y defenda el espritu de la vieja Iglesia, esa que lanzaba anatemas y proclamaba dogmas de Fe, la antigua, la romntica, la de los dos mil aos de tradicin, l, sometido a su Nmesis dentro de la misma Iglesia, a las ordenes de un miembro de la faccin de los telepredicadores, de uno que seguramente vea el sacerdocio como una profesin y no como una vocacin.

Henno crea firmemente que aquella faccin que apostaba por la modernidad convirtiendo la santa misa en un espectculo de variedades, con pantallas gigantes y megafona, envilecan a la Iglesia. La denigraban. En vez de conseguir mas audiencia ahuyentaban a la que ya tenan. Por Dios! Eran miembros de una religin, no de una ONG.

Le pareca una falta de dignidad el confesarse pblicamente dentro de una terapia. Una humillacin comenzar la susodicha terapia bailando como preescolares. Pareca que de todo el grupo solo el cura acusado de pederastia lo disfrutaba.

-Uu-uuu! Y las dominicas se movern! - la monja que se cort las venas, salto sola al centro del circulo de manos unidas y tuvo que pegar los brinquitos del uu-uuu. Al retirarse pareca dispuesta a volver a usar el abrecartas contra sus brazos - Si tuvieras fe como un granito de mostaza, tu les diras A quienes ahora?! - nadie le contest - Tu les diras a los templarios: muvanse, muvanse! Y los templarios se movern! - era el turno de Henno. Apret los dientes y miro a Mikael. Este asinti tmidamente. - Vamos hermano Henno! - animo Felipn. Henno pidi que aquello se le tomara en cuenta para el perdn de sus pecados y salto al ruedo - Uu-uuu! - mene las caderas como jugando con un imaginario hula.

Uu-uuu!

Se movern!

***

As como desde otro continente la gitana Agnse haba partido as tambin partan los miembros de la familia Benzi del castello Benzi.

Al conde Enrico Federico Teodorico Ludovico XIV Benzo Borguese le gustaba creer que su presencia era indispensable para que el Comit para la Conservacin del Patrimonio Cultural Divisin Miln funcionara, pero en realidad el negocio que requera con urgencia de las atenciones de su lder en la capital lombarda era Bellas Artes Teodora, el pequeo y refinado negocio de trata de arte viejo y moderno del que dona Madonna era marchanta, y que era la base de la economa familiar. Enrico y Federico se mantenan a si mismos, y en teora Ludovico era capaz de otro tanto, pero en realidad mantenerlo fuera de la crcel con fianzas y sobornos consuma mas ingresos que los impuestos del Palacio Ortelano.

La prestigiosa casa de subastas Claymore deseaba programar una para mayo, y la artfice era la dona di Benzo. As que luego de festejar sus bodas de algo, por ms de una semana Madonna anunci que partan al segundo jueves de cuaresma.

Teodoro no pudo dejar de alegrarse. La charla permanente de la familia reunida estaba por volverlo loco. Pero aun mejor que eso era la posibilidad de que, sin los suegros rondando, su novio se comportara como tal.

Se despidi de la noble antes de que Enrico lo llevara al colegio, y las palabras de ella, en apariencia infantiles, entraaban una advertencia muy seria:

-Prtate bien. - le dijo mirndolo de ese modo como si lo atravesara. Luego le dio dos besos y dedic toda su atencin a su desayuno.

Teo no pudo determinar que tanta cuenta se daba la madre de Enrico de la relacin que sostenan, pues a pesar de hablar hasta por los codos ninguno de los hermanos hablo del noviazgo de ellos en presencia de sus padres. El conde no acababa de aceptar que su heredero fuera bisexual, y definitivamente habra desaprobado que se enredara con un chico en edad escolar. Pero afortunadamente era despistado, tanto que a menos que se hubieran besado en su presencia no se habra dado cuenta. En cuanto a Madonna... Teo tena la escalofriante sensacin de que ella se enteraba de todo. Que no volaba una mosca en su familia sin que ella lo supiera.

Pero ya se iba, ya se haba ido, pensaba muy contento en clase de qumica, afanndose el solito en la destilacin de esencia de rosas mientras Elisabetta y Bruno (quien incluso era de otra clase) yacan encerrados en la pequea ducha de emergencia y el profesor Santorini observaba por el periscopio a sus alumnos rer y conectar los tubos al revs, acuartelado en su fortaleza del gabinete de reactivos.

Teo se afanaba, de buen humor por primera vez en das. A la satisfaccin del trabajo bien hecho sumaria la satisfaccin de regalar la esencia de rosas a Enrico. Imaginar los posibles usos, todos muy erticos, que podran darle, lo empalmaban, y tenia, con disimulo, que pensar en otras cosas, cosas matapasiones, como monjes viejos en ropa interior.

Durante el trayecto al castello jug con la botellita de esencia en su bolsillo, sin armarse de valor para regalrsela a Enrico. Este tampoco le facilitaba las cosas, pues lucia arrebolado y evitaba mirarlo.

La posibilidad, la horrible posibilidad de que Enrico estuviera arrepentido de ser su novio y lo cortara dicindole que no poda tomar en serio a un nio era tan desagradable que no quera ni pensar en ella. Si el barn le sala con esa se largara a Castilleja como alma que lleva el diablo.

Llegar a la casa y que esta luciera despejada y silenciosa fue un alivio. La comida fue incmoda, luego Enrico se encerr en su estudio. Pero estaba muy equivocado si crea que con esas triquiuelas podra evitarlo. Lo pill en el lugar al que todo humano se dirige, inexorablemente, por lo menos una vez al da: el bao.

-Teo! - exclam luego de usar el mingitorio.

-Enrico. - Teo se relami los labios: hasta su nombre era delicioso! - Quiero que seas mi novio.

-Ya te he dicho que si... - repuso con un gesto casi condescendiente.

-Quiero que seas mi novio de verdad. - zanj el muchachito ponindosele delante cuan alto era - Quiero hacer uso de mis derechos... conyugales?

El pelicastao le puso una mano en la baja espalda y lo acerc a si. Enrico quiso gritar de lo kawai que era eso. Malinterpretando el motivo de sus ganas de gritar Teo lo bes. Con la misma pasin que antes pero con un poquito mas de talento. Enrico crey que lo estampara contra la pared y lo obligara ah mismo, pero no. Luego del beso el chico separ sus labios, dejando su rostro muy cerca.

-Por favor. - le dijo - No es necesario que copulemos. Basta con que me la chupes y te la chupe: as ninguno de los dos perdemos. Ni siquiera es pecado...

Lo miraba con tanta pasin... sus largas pestaas vibraban. Enrico se lo comi de un beso. Era demasiado adorable, ese pequeo hereje educado por jesuitas.

-Espera...

-No quiero esperar ms! - le apret la espalda hacindolo curvarse en sus brazos.

-Pues vas a esperar hasta que lleguemos al estudio. - declar tajante, empujndolo con mas fuerza de la pareca tener.

Confirmado, pens Teo: una violacin a manos limpias no tendra xito.

-Por qu en el estudio? Se puede hacer aqu... - tena un bulto brbaro en los pantalones.

-Se puede hacer en todos lados caro. - ri Enrico - Pero en el estudio hay algo que quiero mostrarte.

Teo lo miro con desconfianza. Qu tal si en el estudio tenia algo con que atarlo y forzarlo?

-Ven. - lo jal dulcemente del brazo.

Teo se resign a seguirlo. De su portafolios saco un folder azul con el logotipo del bculo de Mercurio. Le quera ensear su expediente mdico? Sera eso una perversin italiana? (Luego de conocer a Ludovico todo era posible.)

-Toma. Lee. - lo inst.

La pgina era un listado que daba negativo para sida, sfilis, gonorrea, herpes, hepatitis y una larga lista de enfermedades contagiosas, por va sexual en su mayora.

-Esto quiere decir que... - Teo levant los ojos confundido hacia Enrico.

-Que estoy limpio. Completamente sano. - se mordi los labios. Encontraba vergonzoso hablar de su salud (pasado) sexual con Teo.

-Me... alegro? - dijo confundido aun.

-Deberas pequeo. - le dijo quitndole de manera sexy el folder de las manos - Porque significa que podemos gozar sin restricciones: no voy a enfermarte de nada. - la culpa de haber arriesgado a Teo a contraer algo en sus dos sexiones previas lo abrumaba.

Las enfermedades de trasmisin sexual eran su mayor temor. Se someta a exmenes exhaustivos cada seis meses, o despus de una orgia.

Una bola como de pelos subi a la garganta de Teo. Emocionndolo, enternecindolo.

-Por eso me evitabas? - pregunt al cabo.

Enrico asinti. Luego escane lujuriosamente a Teo, electrizndole cada centmetro, de los pies a la cabeza.

-Te vas a quedar ah parado - dijo aflojndose la corbata - o vas a venir a gozar de mi... sin condn?

Era una ventaja que Teo no padeciera del corazn, o le habra dado un infarto. Gozar de Enrico! Sin condn! Aquellas palabras de verdad entraaban entre lneas esa maravillosa promesa? Era demasiado hermoso para ser verdad...

Enrico lo laz con su corbata y lo oblig a acercarse.

-E-e-enrico - tartamudeo antes de perder la cordura - yo tambin podra enfermarte...

-En serio? - pregunt como dudndolo.

-No.

Enrico tir de la corbata hasta que sus bocas se unieron. La dej caer entonces para llevar ambas manos al trasero de Teo, masajendolo, apretndolo, pegando su cadera a la suya. Estaba tan duro, y la tena un poco ms grande que l. Su pequeo seme se incomod por el largo toqueteo a su trasero. Lo empuj por el pecho, para abrirle la camisa. Enrico se apur a imitarlo, quedando extasiado ante cada trozo de piel expuesta. Teodoro lo desnudaba a tirones, violento, inexperto... quedarse con la virginidad de ese nio iba a ser flipante. Sobre todo por el modo. Ludovico se caera de culo cuando se lo contara, si se lo contaba.

Enrico gimi como una puta cuando Teo le dio la vuelta y le dio un repegn en el trasero... los pantalones volaron y Teo masaje aquel trasero lozano. No poda creer que fuera verdad, que de verdad Enrico lo dejara poseerlo: as se lo susurr.

-Hazme tuyo. - respondi, cerrando los ojos, tan avergonzado, tan excitado.

Iba ms con sus gustos el dejarse penetrar por los hombres, pero siempre haban sido mayores que l, nunca ms jvenes. Dejarse sodomizar por un chico tan jovencito, y tan andrgino como l era delirante de puro morboso... Adems... ya no tena nada que perder. Haba follado por todos lados y de todos los modos posibles. En cambio Teo era puro. Lo haba arrastrado a la homosexualidad, no poda tambin arrastrarlo a ser uke.

En serio, en serio sin condn: se repeta Teo, separando aquellas nalguitas para ver el tesoro que ocultaban. Una punzada y de la puntita de su pene saltaron gotitas de fluido. Se posicion.

Enrico no se atrevi a romper la magia del momento pidiendo que lo lubricaran. Se puso flojito y apret los dientes, echando el culo atrs. Teo lo penetr jadeando; el sonido eriz la piel de Enrico. Dola un poco pero entraba. Gimi. Teo empujaba ms fuerte, joder! No era tan fcil como en las pelculas pornogrficas. Estaba tan estrecho y se senta tanto que casi no poda seguir. Iba a desmayarse o a tener un orgasmo si se lo meta todo. Se lo meti. Gracias a dios no se desmay ni tuvo un orgasmo. Lo penetr aferrndose a sus caderas como si fueran la nica cosa entre l y el vacio. Crey murmurar su nombre o tal vez solo fueron resuellos. Estaba calientito ah dentro, mas calientito que nada que hubiera sentido. Acogedor, era el trmino exacto. Pero quien carajos consideraba trminos exactos cuando estaba a punto de morirse o algo. Se senta aun mejor que masturbarse.

-Ahm, Teo! - dijo Enrico empujando sus caderas para atrs, empalndose ms - Ahm, amm! - gimi.

Teo empujaba, casi montndose en el pobre rubio. El golpeteo obsceno de sus bolas se repeta absurdamente en la habitacin: "plaf-plaf". Era el sonido del placer. Acarici el torso de Enrico, levantndolo, pegndolo a el, penetrndolo con mpetu, jadeando en su odo. Senta que no podra tolerar las sensaciones ni un segundo ms y al mismo tiempo quera seguir hacindolo para siempre.

El exceso de placer y la falta de experiencia resolvieron la situacin. Se corri en el antes de lo previsto, antes de haber hecho llegar a Enrico. La liberacin que sinti fue abrumadora.... Solo haban sido unos cuantos das pero pareca que llevara siglos esperando por ese momento. Se qued abrazado a l, jadeando, como ido. La cabeza le doli de tanto placer. Cuando saco su pene, flcido pero impregnado de fluidos sonri satisfecho. Enrico se dio la vuelta y lo bes.

Para ser su primera vez (en dos vidas) no haba estado nada mal.

Se dej caer en el amplio silln de Enrico, completamente sin aliento. Enrico se le sent a horcajadas encima. Estaba despeinado y sonrojado y tenia un brillo en la mirada que nunca antes le conociera. Teo se dejo abrazar, consciente de que deba hacer algo para llevar al xtasis a su amante pero estaba tan cansado... Adems, su amante pareca perfectamente capaz de llevarse al xtasis a si mismo. Se masturbaba encima suyo, abrazndosele con una mano y besuquendole el cuello, el rostro, los hombros... sus mechoncitos despeinados le producan cosquillas ah donde lo tocaban, las succiones de sus labios le hacan temblar, en especial cuando eran en el cuello, un poco por debajo de la oreja... los resuellos de Enrico le erizaban la piel, era tan ertico todo junto que se le estaba volviendo a parar.

Ojala y no se me pare, rogaba el chico. Porque no tengo fuerzas para cogrmelo por segunda vez y va a pensar que soy un asco en la cama.

Pero al notar que la virilidad de Teo reviva el perverso Enrico se la acarici. Se acomod para que sus penes quedaran juntos, acaricindolos ambos. Con ojos lnguidos Teo miraba a Enrico y a lo que hacia. Su pene se senta caliente, delicioso: nunca haba sentido nada as tampoco. Se abraz al cuello de Enrico y busc su boca, gozando de sus caricias, sintiendo su semen resbalar por su propio pene. En el colmo del sibaritismo Enrico uso su propio semen como lubricante para hacerle a Teo un trabajito a dos manos que el pelicastao nunca olvidara.

Frotaba su tronco como si quisiera prender fuego con el. Y vaya si lo lograba; Teo se estremeca de placer. Cuando sinti que se acercaba al clmax lo empuj por la nuca en una muda peticin de que se la mamara.

Enrico accedi de buen grado, abrindole las piernas a Teo y arrodillndose en el suelo entre estas. Coloc sobre el dorso de su mano izquierda el escroto y con la pura boca se encarg de su pene. Acarici con la lengua la parte de abajo del miembro que tan vehementemente engulla, sobando su muslo, hacindolo correrse por segunda vez en su boca con su prodigiosa habilidad.

Luego, sabiendo que su joven amante no poda con ms por aquella sexion se separ de l. Gloriosamente desnudo se acomod los mechoncitos usando como espejo el cristal que protega un cuadro, cubri con su camisa a Teo, quien segua tendido y como en otro mundo.

Una vez a solas en la ducha, antes de abrir las llaves, llev su mano a su culito y se introdujo un dedo, profundamente satisfecho de sentir el pegajoso semen del jovencito en su interior.

Teo, por su parte, se durmi como un tronco. Cuando se despert recogi sus ropas, y las del barn, avergonzado ante la idea de que la servidumbre se enterara de lo ocurrido. No se quiso baar por no quitarse la saliva de Enrico ni su sudor; senta que ola a l, que lo tena todava sobre su piel...

No pudo dormir recordndolo... conforme el insomnio se prolongaba y su mente volva a la normalidad comenz a torturarse analizando su desempeo sexual. Y con profunda sinceridad tuvo que confesar que haba sido malo.

Continur...

Notas finales:

Espero de todo corazón haberlas dejado asi O_o!!!

Besitos fantasmales.


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