35º Cásate en matrimonio.
-Por supuesto señora de Haro, estamos muy agradecidos por sus esfuerzos para que los restos de San Diego sean traídos de Alcalá para acá, para así poder proceder a la petición oficial ante el Vaticano que se le cambie el nombre de san Diego de Alcalá por san Diego de Sevilla. - dijo el atento padre Nicholas, un alto, rubio y apuesto sacerdote mestizo de inglés con española, que combinaba en si lo mejor y por ende lo peor de los dos mundos y que con su doble nacionalidad (pequeña triquiñuela jesuítica) iba de Calais a Cádiz como Pedro por su casa. - Pero nosotros no teníamos idea de la problemática de su hijo.
Cosa rara en alguien con sangre inglesa, y jesuita por añadidura, el padre Nicholas decía la verdad. Curiosamente esta no lo hacia sentirse libre, sino restringido, atrapado en una red desconocida, malévola, que escapaba a su alcanze, que venia a trastornarle su perfectamente organizada vida.
-Como no van a saber padre, si ustedes lo mandaron para allá.
-Le recuerdo que usted y su esposo dieron su autorización y firmaron el permiso. Y sin tener que recibir en su hogar al joven Gianni, pues la duquesa del Nuevo Extremo costea su estancia aquí.
-Pero ustedes son responsables de él.
-Solo mientras este en nuestras instalaciones, en horario de clase, y en el trayecto de ida y vuelta en el autobús escolar si esta inscrita el programa "Traslado seguro para sus hijos e hijas."
Sabella volvió a negar con la cabeza. Sentía un miedo muy instintivo, profundo y desconocido, casi animal.
-¿Cómo es posible que ustedes no supieran que le estaba pasando algo malo?
El padre Nicholas se jaló el cuello blanco de la sotana. De saber sabían un montón de cosas, como aquella acusación de que el tutor había abusado sexualmente del muchacho a principios de año, pero como muy oportunamente el padre Aramis les avisara que había terminado en nada, sin llegar a rozar al colegio, Nicholas creía que era archivo muerto. Se llevó un susto de muerte cuando la señora llegó muy enfadada exigiendo explicaciones de las cosas malas que le habían pasado a su hijo en Italia.
Menos mal que, como le enseñaron en el seminario, no adelantó ninguna información. Soltaba a cuentagotas lo que le preguntaba directamente. Así se enteró que las cosas malas no eran sexuales sino sobrenaturales.
-Usted misma no sabia que su hijo creía ser molestado por un ente sobrenatural. ¿Por qué?
-Porque no me dijo... - una seglar no particularmente perspicaz no era rival dialéctico para el padre Nicholas. Por el momento, iba a llevarla a las conclusiones que el quisiera.
-¡Exacto! No le dijo nada: a nosotros tampoco. Los adolescentes tienden a callarse sus problemas. Estoy casi seguro de que ni siquiera su tutor italiano estaba al tanto.
-¿Pero porque padre?
-Los muchachos están llenos de conflictos existenciales. La adolescencia es una etapa particularmente difícil señora de Haro, la transición de la infancia a la adultez... En esta edad los jóvenes tienden a estar muy confundidos. Los fenómenos de poltergeist tienden a presentarse en adolescentes, ¿sabe usted por que?
-No. - confesó Sabella.
-Porque la mayoría de ellos son falsos. Falsas alarmas. Así como la mayoría de los casos de brujería eran casos de mujeres histéricas o psicóticas que lamentablemente la medicina no estaba tan avanzada como para entender o curar así la mayoría de los casos de poltergeist son imaginaciones o travesuras de los adolescentes, que lo hacen para llamar la atención.
-¿Usted cree que mi hijo este mintiendo? - Sabella se mostraba escéptica, su Teo podía ser muchas cosas, pero un mentiroso no.
-No necesariamente, el puede creer que es verdad que un fantasma medieval lo acosa cuando en realidad es un producto de su psiquis trastornada.
-¡Mi hijo no esta trastornado! - con justa razón, pensó, Andalucismo Andaluz prohibía el uso de esas palabras tan crudas a sus partidarios.
-No se excite señora. No digo que su hijo este trastornado, sino su mente: me inclino a creer que es algo pasajero, nada que un psiquiatra no pueda solucionar con un poco de medicina y terapia.
Sabella casi se dejó convencer. Pero era necia y tozuda, así que sacudió la cabeza.
-Mire padre, usted me esta dando largas y sacándome con otras cosas. Algo le pasa a mi Teodoro, y si fue durante las tales horas de estudio ustedes son los responsables y me lo van a componer. Y si no fue en las horas de estudio, también, porque ustedes son sacerdotes y es su deber librar del mal a la gente. - se cruzó de brazos.
Nicholas sacó un pañuelito y se secó el sudor que perlaba su labio superior, pues si bien estaba provocado por el calor su interlocutora podría interpretarlo como de miedo. La señora resultaba mas dura de roer de lo que había imaginado.
-Efectivamente señora de Haro, estamos para ayudarle: ya sea como madre de un alumno o como creyente que se acoge a su iglesia. Mi intención ha sido el explicarle el procedimiento a seguir. Antes de autorizar un exorcismo la iglesia pide que se descarte por escrito cualquier posible anomalidad fisiológica, psiquiátrica o psicológica.
-Pero el cura ya lo habrá descartado, si hoy me dijo que su amigo el exorcista ya estaba dispuesto.
-Me temo que el párroco se ha... extralimitado un poco. Los sacerdotes de la Compañía de Jesús no tenemos jurisdicción sobre los canónigos ordinarios, como el padre Oñate, y viceversa. No sabría decirle si el padre Oñate ya realizó estos tramites previos, tendría que preguntárselo a el. Si es así que nos pase esos datos y procedemos, o que siga el adelante. - Nicholas intentó, sin éxito, reprimir una sonrisita - sin embargo, conociendo a nuestro párroco, creo que se ha saltado las normas, como acostumbra hacer - aquello puso alerta a Sabella - y ha probado con, ejem, digamos, tratamientos alternativos. Yo en su lugar buscaría saber quien ese padre Henno, informarme de todo y luego tomar una decisión. En cualquier caso, recuerde que nosotros estamos para ayudarle señora. - señaló la plaquita de su escritorio con la consabida leyenda "En todo amar y servir" en letras chiquitas bajo su nombre.
Sabella se sentía abatida. Y Fernando en Sevilla, divirtiéndose: en ocasiones así sentía que su familia cargaba sobre sus hombros un peso excesivo.
-Tranquilícese señora, piénselo, y aquí estamos para servirle. - el padre Nicholas se levantó para acompañarla a la puerta.
Isabel cogió su bolso deportivo con resignación cristiana y salió, decidida a que costara lo que costara (el monto que cobrase la compañía telefónica por largas distancias a Italia o a Timbuctú) iba a enterarse de que le había pasado a su hijo allá.
El padre Nicholas también lo sabia, así que en cuanto Sabella cruzó la verja de hierro del colegio telefoneó al padre Aramis, para advertirle que ahí iban.
***
Hay muchas leyendas urbanas referentes a quien enunció la ley de Murphy o porqué. Hay quien dice que fue un capitán de la fuerza aérea norteamericana, hay quien sostiene que fue el cómico Eddie Murphy. Lo cierto es que ninguna otra ley científica esta tan comprobada. Cuánticamente hablando, diríamos que si algo puede salir mal las posibilidades de que salga mal tienden al infinito.
Alertado por su colega angloespañol el padre Aramis estaba pendiente del aparato maldito, como gustaba de llamar al teléfono. Pero como es imposible vivir a un lado del aparatejo esperando a que suene, sobre todo una deliciosa tarde de vacaciones en la que trasmiten "El fabuloso destino de Amelie Poulain". Dejó al aparatejo a solas, con el contestador desactivado.
Los alumnos ya no tenían clases, solo esperaban la entrega de las calificaciones, por las instalaciones del colegio solo circulaba el aire estival... y el padre Lawrence, con mandil, plumero y escoba, haciendo la limpieza.
Al tercer restallido del timbre maldito contestó el teléfono. ¡Y vaya si le costo trabajo atender a esa señora que mezclaba chapurradamente el inglés, el italiano y el español!
***
Los hermanos Benzi también disfrutaban de su tarde. Era jueves, por lo que sus padres estaban trabajando. Federico y Teodorico habían pedido licencia en sus respectivos trabajos, Ludovico manejaba su negocio a la distancia y Enrico había perdido su empleo por la prolongada enfermedad, aunque no era algo que le importara. El empleo para el era mas bien un hobby, algo en que mantenerse ocupado, un accesorio prescindible que hacia su vida mas guay.
Llamo a su desconsolada exsecretaria pelirroja, quien le dijo que su reemplazo no era ni la mitad de bueno que el, en cualquier sentido, y que el licenciado Tranzi había recogido sus efectos personales y su liquidación.
Conversaban tan plácidamente como pueden hacerlo cuatro jóvenes que comparten genotipo y crianza estando a solas, ya que Teo estaba durmiendo la siesta en una de las habitaciones de huéspedes. Desde que había regresado a Italia se sentía muy cansado, sin humor para conversar. Enrico, por el contrario, mejoraba notablemente, para regocijo de quienes lo querían.
-Te ves muy bien. - dijo Federico, moviendo con el popote su frapucchino.
-Si caro, el mocito te mejoró un montón. - sonrió Teodorico.
Ludovico se carcajeó.
-Sí, lo único que le hacia falta eran sus dosis de "penecilina".
-¿Qué? -preguntó amablemente Federico.
-Su inyección de salchicha, que le metieran el supositorio gigante.
Federico y Teodorico estaban admirados.
-¿Por qué tienes que ser tan vulgar? - le recriminó Enrico.
-¿Por qué tienes que ser tan uke? Eres una verdadera nenaza Enrico, no solo te gusta que den por el culo sino además que se refieran a ello con un eufemismo.
-Caro, - Teodorico tenia los ojos desmesuradamente abiertos - ¿el mocito te da por el culo?
-No tiene otro lugar por donde le den - dijo Ludovico - aunque ya creo que le gustaría.
-Vaya, yo creía que eras el seme. - dijo Federico.
-Me gusta mas ser uke con los hombres. Aunque no les negaré que me encantaría follarme a Teo.
Teodorico asintió comedido: evidentemente, había que estar mal de las facultades mentales para no querer follarse a una ricura como esa, y así lo dijo.
-Yo no entiendo como les pueden gustar los hombres. - declaró Federico, el único hermano 100% hetero.
-Es una cuestión de gustos. - respondió Teodorico - los gustos no se explican.
-O de belleza. - dijo Enrico.
-Claro, yo preferiría tirarme a un chico hermoso que a una chica fea.
-Yo prefiero a la fea. - dijo Federico.
-Y es muy loable que te mantengas firme en tus convicciones, - sonrió maliciosamente Teodorico - aunque te pierdas de un montón de cosas.
-Debe ser muy triste morir sin haber follado a Mahmut "el hermoso". - opinó Ludovico, refiriéndose al mas bello efebo de Turquía.
-O a Siraj. - añadió picadamente Enrico, apostando por el de Arabia.
-¿Cómo puedes estar seguro de ser hetero si nunca has probado con un hombre Federico?
-Es verdad, una verdad jamás tocada por la duda no es una verdad íntegra. - opinó Enrico.
-¡Oh no! Les aseguro que se que no me gustan los hombres.
-Pero nunca has follado con uno. - insistió Teodorico - Si nunca te han dado por el culo, ¿Cómo puedes saber que no te gusta?
-Porque no.
-Ahí si apoyo a Federico - dijo Ludovico - hay cosas que uno sabe que no le gustarían. A mi no me gustaría que ser uke. - negó con la cabeza.
-Ustedes se limitan demasiado - dijo Enrico - gozando solo por delante y con un solo sexo. No hay nada mejor que ser bi y hacer de todo.
-¡Bravo! - exclamó Teodorico - ¡Así se habla! ¡Reprimidos!
-Táchenme de lo que quieran: yo solo gusto de las mujeres. - Federico adelantó las manos.
-¿Solo mujeres? - inquirió Teodorico.
-Si.
-¿O sea que cualquier cosa que te haga una mujer esta bien y es hetero?
-Si.
Enrico y Ludovico sonrieron adivinando la trampa silogística en la que su hermano estaba cayendo.
-Entonces si una mujer te folla con un consolador está bien y es hetero.
Enrico y Ludovico se carcajearon ante la estupefacción de Federico.
-Oye, no! - el pobre no sabia que decir - ¡Las mujeres no son tan sucias!
-Las que tú frecuentas no hermanito. - se burló Teodorico - Pero Enrico y yo hemos conocido unas deliciosamente perversas. - Enrico asintió - Que te follan mas rico que un hombre.
-¿Ustedes se han dejado follar de mujeres? - preguntó Ludovico, incrédulo.
-Si.
-¡Que maricones son!
-Y lo dice el que no ha tocado una mujer en su vida.
-Nunca me han follado - se defendió Ludovico - es algo de lo que ustedes no pueden presumir. Es mucho más gay dejarse follar que follar.
-Entonces tú no eres gay.
-¡Soy gay, pero soy macho! Ser uke es cosa de nenitas como Enrico.
-Yo no te estoy diciendo nada, cabezón. - Enrico ataco un punto susceptible de Ludovico, el gran tamaño de su cabeza. La de arriba.
Ludovico soltó una sarta de majaderías.
-Eres un misógino Ludovico, desprecias a las mujeres y a los ukes.
-No los desprecio, es solo que nadie es tan guay como yo. Los semes quieren ser como yo y los ukes babean por mi.
-Eres un estereotipo. - se burló Enrico - un estereotipo del machote de las películas. Sigues más patrones hetero que ni Federico.
-Yo respeto mucho a los gays semes o ukes. - aclaró Federico.
-¡Tu eres un bi de mierda! - Ludovico señaló con el dedo a Enrico.
-¡Ludovichi! - tronó la voz de Madonna.
Ludovichi se volvió asustado. Madonna nunca alzaba la voz, cuando lo hacia, era señal de que estaba de malas.
-¿Qué maneras son esas de hablarle a tu hermano mayor? - dijo. Enrico empezaba a sonreír cuando tronó su nombre, helándole la sonrisa - Acabo de hablar con Tranzi. La mamá de tu mascota quiere demandarnos.
Enrico se quedó boquiabierto, como sus hermanos.
-¿Por qué? - preguntó Teodorico, que siempre era el primero en recuperar el uso de la palabra.
-Por abuso sexual y otras tonterías. Ya estas bien Enrico, hay que mandarlo de regreso a su casa con un buen cheque para callarle la boca a esa mujerzuela.
¡Uff! Madonna estaba encabronada: había usado la palabra mujerzuela. Enrico se encomendó a Lotario para que le diera valor y dijo:
-Mamá, no te permito que hables así de mi novio y de su madre.
-¿Qué no me permites? - repuso Madonna incrédula - Soy tu madre.
-Y te respeto. Pero no voy a tolerar que trates como a los putos que se acuestan con Ludovico para extorsionarnos al chico con el que pienso casarme.
Ahora también los hermanos estaban incrédulos.
-¿Casarte? - Madonna sonaba casi histérica - ¿Ya se lo has pedido?
Enrico carraspeó.
-Estoy esperando el momento oportuno.
Ludovico sonrió imaginándose una góndola bajo la luna y un anillo enorme que en todo caso tendría que ser ofrecido a su hermano, la novia.
-Pues no tendrás que esperarlo mas caro. - Teodorico señaló al muchacho asomado a la puerta, soñoliento aún, y con cara de creer todavía no haber despertado.
-Eres el barón de Belcançone. - señaló Madonna - Eres el heredero del condado de Sacria, feudo patriarcal del Sacro Imperador Romano Germánico desde hace mil años! - terminó pateando el piso - ¡No puedes casarte con un mocoso plebeyo!
A Enrico le dolía enojar a su madre. Sabia que las próximas palabras que dijera evaporarían para siempre la posibilidad de convertirse en su favorito.
-Si el problema es que yo sea el heredero, abdico a favor de Ludovico.
-¡Todos lo oyeron, sois mis testigos! - exclamó exultante Ludovico, que no quería ningún titulo a menos que fuera el de conde de Sacria.
-Cállate Ludovichi, tu solo serás conde de Sacria si todos tus hermanos se mueren. - declaró Madonna - Ese no es el problema Enrico.
Enrico negó con la cabeza y se volvió al muchacho.
-Teo, ¿te casarías conmigo?
De todos los posibles escenarios ese era el más inesperado. Teo se quedó con cara de subnormal un instante.
-¿Ah? ¿En matrimonio? - preguntó.
-Si. - respondió nervioso Enrico. Le daba pavor que lo mandaran al diablo delante de toda la familia.
-¿Ahora? - Teo parecía buscar con la mirada al juez de paz.
-Puede ser después.
-Ah... ok. - al sentir las miradas de los familiares se ruborizó y dijo - Si, claro. Me casaré contigo.
Para ser uno de los momentos más felices de su existencia el entorno era bastante bizarro.
-Pero - recordó de repente el chico - por menor de edad necesito la autorización de mis padres.
-¡Esto es el colmo! - exclamó Madonna - ¡Los padres de este chiquillo nos demandan por abuso sexual y tu vas a ir a pedirles su consentimiento para casarte con él! Enrico, la época en que una violación solo se redimía con el matrimonio ya pasó. Cualquier cosa que le hayas hecho a este niño...
-Enrico no me violó. - dijo molesto Teo: el creía ese odioso asunto olvidado.
-¡Lo habéis oído! - exclamó Madonna - Fue por su voluntad.
"¡Por supuesto que fue por mi voluntad!" tuvo ganas de gritar Teo "¡Incluso yo me le lancé encima!"
-Así es. - dijo Enrico - Nos enamoramos y... - miró a Teo, y vio al adolescente demasiado joven para el, a Teodora, la que le había bajado a Lotario... pero mientras miraba arrancó esas etiquetas. Eran solo Enrico y Teo - y no vamos a pedir disculpas por ello por más inconveniente que pueda resultar.
A Teo le agrado aquella valentía de Enrico, pues le recordó a la de Lotario.
Madonna lucia enojadísima: parecía a punto de echarse a llorar o romper cosas, tal vez las dos a la vez. Los hermanos, incluso Ludovico, estaban modositos y expectantes. Fue a la sala y regreso con el teléfono en la mano.
-Muy bien. - le dijo dándole el aparato - Tú te haces cargo. Pero sábete que nunca voy a recibir a esa gente aquí en el palacio de Teodora.
Teo sonrió al considerar que los nuevos padres de Teodora no eran bienvenidos por la nueva dueña de su palacio. Mientras Violeta pueda entrar, pensó, porque este lugar le encantaría.
Madonna subió a su habitación y los hermanos suspiraron aliviados.
-Felicidades - dijo Ludovico con una sonrisa de oreja a oreja - que bueno que los tiempos de dar dote con la novia ya pasaron, o mi futuro patrimonio como conde de Sacria se vería menguado.
-Mama no aceptó mi abdicación, vasallo. - refunfuño sonriente. Estaba demasiado feliz de que mamá hubiera aceptado su matrimonio gay.
-Felicidades hermano. - Federico lo abrazó. Luego estrechó la mano de Teo - Bienvenido a la familia Teo.
-Gracias.
-Ay caro, si vas a dar ese terrible paso me alegro de que sea con alguien tan lindo como Teo. - Teodorico beso a su hermano en la mejilla y también a su futuro cuñado. - Te llevas a un gran hombre caro. - ahora que era familia el caro también era extensivo a Teo.
-Metafóricamente hablando puede que lo sea, pero yo de verdad soy un gran hombre. - Ludovico le guiñó el ojo - Ahora que ya eres parte de esta pandilla de locos deja de mostrarte tan tieso en mi presencia: no voy a violar a mi cuñado. Seria incesto.
-Ok. - dijo Teo, dudando aun de si poder bajar la guardia con el menor de los Benzi.
Entre risas entraron a la sala, donde un conde Ludovico estaba deprimido y cabizbajo.
-Mamá ya me contó todo. - dijo con fatalidad - ¿Hay posibilidad de que reconsideres esto hijo?
-No papá. - respondió Enrico dulce, pero firmemente. Ludovico padre asintió con resignación.
El siguiente en la línea sucesoria era Federico, quien afortunadamente era heterosexual.
-¿Cómo vas con tu novia Federico, esta... Gianna?
-Era Oriana papá. Y me dejó: dijo que yo era muy bueno para ella.
El hombre encajó el golpe con pesadez.
-Voy a hablarle a Tranzi, para ver si podemos salir mañana mismo para Castilleja Teo, a explicarles la situación a tus padres. - dijo Enrico buscando el número en la memoria del teléfono.
-Oh, si, pero antes de eso... - le hizo señas de hablar en privado - ¿podemos ir mañana a Roma? El padre Henno Gui me dio cita a la hora de vísperas para exorcizarme. En su oficina, en Roma.
Enrico frunció el ceño. No quería que Lotario fuera exorcizado, quería reconciliarlo con Teo.
-Por favor. - pidió.
-Antes de ver a ese padre tienes que hablar con Lotario. - Teo se sorprendió pero Enrico siguió firme - No voy a tolerar que lo saques de tu vida sin haber oído sus explicaciones. Tienes que ser justo.
¿Oír sus explicaciones? ¡ja! Si era el quien debía presentar sus disculpas...
-Lo haré. - dijo Teo - Esta misma noche. Arregla todo para el viaje mañana, por favor.
Dejo a Enrico compungido, ya que el rubio no tenia manera de saber que Teodoro había aceptado disculparse con Lotario y luego quería ver a ese exorcista para consultarle que podía hacer por su amigo, no para echarlo de su vida con o sin explicaciones que nada cambiarían su despótica determinación, pues en verdad eso le parecía era lo que hacia Teo: tomar una decisión de antemano y no atender razones: accedía a ver a Lotario por consideración a él pero igual no cambiaba el hecho de que lo sacaba de su vida.
Dudó mucho antes de reservar los boletos de avión.
Continuara...