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El fantasma de la abadía. por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Segunda ley de la termodinámica:

S = k cdot ln Omega

 

Entropía igual a la constante de Boltzmann por el logaritmo natural de las probabilidades de distribución.

Para fines practicos quiere decir que el desorden crecerá hasta abarcarlo todo: ¿es el caos el destino final?

 

36º Inshallah.

 (Como Dios quiera.)

Después de las doce de la noche Teo supo instintivamente que era hora. No había tenido sexo con Enrico, se había quedado de pie en el balcón, mirando las estrellas sobre la bruma que envolvía  a la ciudad. Se alegraba de que el propio calor humano bloqueara las luces humanas, pobres imitaciones de las luces de arriba. Había algo fascinante en las estrellas, casi terrorífico, que hacia que Teo no las mirara muy a menudo.

Tal vez fuera su lejanía, su increíble relevancia dentro del universo. Si su existencia o la de Enrico no eran minúsculas al lado de la existencia del palazzo Ortelano comparándolas con Ragel o con Bettelgeuse eran insignificantes en notación científica. 0.1X10 a la menos mil, más o menos. Esas obras de la arquitectura de Dios eran arte divino, y eso era lo que le parecía terrorífico, pues si el arte humano alcanzaba tales alturas de sublimidad, ¿A dónde no llegaría el arte hecho por Dios?

Enrico dormía, o por lo menos, respiraba rítmicamente. Cuando sintió la presencia de Lotario lo llamó. El fantasma, temeroso, se materializó a su lado, en el balcón.

-El cazador puesto en el cielo es mi constelación favorita. - dijo. Lotario, un tanto extrañado, asintió - En tu época no se sabia, pero esas estrellas son visibles tanto del hemisferio norte como del hemisferio sur. Cuando tú las mirabas para orientarte durante tus viajes entre Milán y Venecia también las miraban los indios desconocidos que habitaban Teotihuacan y también las miraban los abuelos de los incas y también las miraban los aborígenes australianos que tal vez no fueran humanos. Son una referencia universal: todos los seres humanos, desde que el mundo es mundo, las han visto. Y ellas a nosotros, aunque no les importemos nada. Los antiguos egipcios creían que el alma del faraón volaba a Orión, y por tal motivo alineaban túneles que señalaban el camino desde la cámara del sarcófago hasta la superficie de la pirámide, haciendo que desde dentro se pudiera ver ese cuadrito de cielo.

-¿Por qué me dices esto, Teodora?

-Por ganar tiempo. No se si te hayas dado cuenta, pero el lugar donde tú las veías ya no es el mismo de donde se ven ahora. Por la rotación de la tierra las estrellas parecen moverse un grado cada 71 años, así que en los setecientos once años que llevas muerto las estrellas han rotado más o menos diez grados. Si a eso le sumas que el universo esta en expansión y las estrellas se alejan produciendo efecto Doppler y también el sol gira en torno al centro de la galaxia moviéndonos todos vertiginosamente la diferencia debe de ser mayor. Cuando tú vivías el mundo terminaba en Sevilla y en Irlanda así que no sabes que la Tierra gira sobre si misma y alrededor del sol y el sol en torno a la galaxia y la galaxia también gira centrifugada hacia los confines del universo. Trata de imaginar eso y ahora añádele que tu carne y tu sangre también se están moviendo para mantenerte con vida, que el agua que forma tu sangre lleva disueltas moléculas que se atraen y se repelen pero que no se atraen tanto como se repelen o si no reaccionarían químicamente, y en cada molécula sus átomos están unidos por electrones que a veces existen y a veces no y que saltan de un orbital a otro sin recorrer el camino: cuando piensas todo esto te sientes mareado y comprendes porque a Stephen Hawking se le bota la canica de tanto pensar y ahora teme la invasión de los alienígenas.

Teo terminó su parrafada tembloroso. Lotario, apenado por su tribulación, se le acerco: era cierto, el no sabia nada de eso. En su época la vida era más fácil, más nítida.

-Imaginar hay un Dios que dicta todo ese movimiento da miedo; pero da más miedo pensar que ocurra por casualidad, sin necesidad de un Dios: el imperio del caos y de la anarquía, donde la única ley valida es la de la entropía, que dice que el desorden crecerá hasta consumirlo todo porque absorbe la energía que usas para contenerlo y se expande aun más. O que Dios resulte ser esta cosa, una especie de abstracción matemática como la que manejan los musulmanes. Tengo miedo, Lotario, de no controlar mi propio destino y ser un juguete del azar.

Lotario lo abrazaba cariñosamente por detrás. Él era de una época en la que gente aceptaba ser peones en manos de Dios sin mayores complejos, pues, imperando mas la necesidad de pelear por la vida había menos tiempo para preguntarse sus porqués. Se usaban respuestas sencillas para cuestiones sencillas, sin necesidad de andar inventando.

-Será como Dios quiera, Teodora.

Teo respingo: ¿esa era la respuesta? ¿Resignación era la única solución? ¿No se podía luchar porque la entropía consumiría tus propias fuerzas para su fin?

-Lo siento mucho Lotario.

-¿El que Teodora? Si yo fui un juguete del destino cuando mis ojos se encontraron con los tuyos no lo lamento en absoluto.

-No... - Teo se sintió abrumado por el amor tan intenso de Lotario, un amor del que considero, no era digno - Por culparte por lo de Enrico.

-Tenías motivos para sospechar: no te culpo.

-Fui un imbécil.

-No digas eso... - Lotario parecía mas dolido que cuando lo insultó a él.

-Lotario, ¿tu conoces a otros fantasmas?

-Si, claro. Al Abad y a otros monjes. ¿Por qué lo preguntas?

-¿Alguno de ellos usa un enorme anillo que tiene incrustadas piedras de todos los colores del arco iris?

-El Abad.

El rostro de Teo se crispo de rabia: ¡así que por fin tenía al culpable! ¡Al culpable de dañar a Enrico y en cierta medida de que se enojara con Lotario!

-¿Dónde está?

-En la iglesia, siempre con su tesoro... ¿Qué te ocurre Teodora?

-Fue él. - dijo - El que le hizo daño a Enrico. - le refirió la historia de Enrico y lo sucedido a si mismo. Lotario estaba apenado, enojado. Había amenazado a ese hombre con entregar sus riquezas a los pobres si hacia algo a Teodora, y aun así lo había hecho. Pues bien, cumpliría su amenaza.

-Te vengaré, Teodora.

Teo quería ahorcarlo con sus propias manos, pero estaba imposibilitado como una doncella medieval, así que debía confiar en su adalid.

-No esperaba menos de ti Lotario.

La decidida mirada que compartieron los hizo sentirse unidos, como antaño, cada uno decidido a ayudar al otro.

 

***

 

Durante el viaje Enrico se mostro mohíno. Volaban a Roma y de Roma a Sevilla, esa misma noche o al día siguiente, dependiendo de cuanto se tardara el padre Gui en exorcizar. Teo atribuía el silencio de Enrico a su convalecencia y evitaba el pensar el como se tomaría su mamá su salida del closet, con propuesta matrimonial y toda la cosa.

La ciudad eterna estaba ahí, en el mismo lugar desde hace más de dos mil quinientos años. Una vez superada la absurda seguridad del aeropuerto Teo sacó su notebook para consultar la dirección dada por el padre Gui, pues no había tenido la previsión de imprimirla.

-¿Dónde queda la embajada de la Soberana Orden del Temple? - preguntó Teo.

-Cerca de la de la Soberana Orden de Malta... - creyó recordar Enrico, la verdad, de visitas diplomáticas a ordenes-estado no estaba muy versado. - Rentemos un auto, ¿sabes conducir?

Teo negó con la cabeza. Enrico se apoyo en él para ir caminando. Al volante el cansancio parecía disipársele al rubio. Llegaron a las soberbias instalaciones donde la Orden tenía su cuartel general, a pesar de aun tener territorio (Acre y la isla de Azor, enfrente de la anterior ciudad), pues como monarquía vasalla de un imperio tenían que estar cerca de su señor. Mas como en el Vaticano ya no cabía un alfiler aplicaron la inteligente política de poner muchas embajadas para aumentar su territorio efectivo.

La embajada en la ciudad de Roma era la mas grande y la mas hermosa, pues a pesar de ser el mismo severo monasterio desde el cual salieron a combatir al infiel casi un milenio atrás era una obra de arte invaluable, enriquecido por los botines ganados a precio de sangre hacia ya tantos siglos y que no iban a regalar como piaban tantos gorrinos porque no había razón.

Caballeros salidos como de la época de Lotario, con sobrevestes blancas con cruces rojas cruzándoles pecho y espalda los detuvieron en la entrada, revisando que no trajeran armas y preguntándoles el motivo de su visita. Una vez confirmado que el general Gui (recién ascendido) los esperaba uno de ellos los escoltó.

La oficina de Henno, una celda de techo abovedado, con rejas de hierro centenarias, estaba adaptada a la vida moderna con muebles sencillos y elegantes, que, como la ropa de Federico, denotaban calidad. El padre trabajaba detrás de una computadora mac, con una pequeña impresora al lado.

Usaba anteojos rectangulares y tenia el pelo del color del oro viejo y quemado, y sus ojos negros eran ventanas a los pozos de tristeza y bondad de su alma.

-La cita era para las ocho de la noche, amiguito. - dijo en perfecto español, para sorpresa de Teo.

-Lo siento: acabamos de llegar y decidimos pasar por si acaso... para avisarle que estábamos aquí.

Aquel uso del plural y la manera en como el rubio inclinaba la cabeza hacia muchacho y como el muchacho adelantaba un pie y formaba un ángulo con la cadera para protegerlo le indicaron que trataba con una pareja. Recordó a Álvaro y a Romain: así fue como debieron haber andado, de no mediar tantas cosas. Una pareja que se quería tanto como lo revelaba el lenguaje corporal de esos dos era una joyita que tenia que atesorarse, en estos tiempos tan escasos de amor, aunque se tratara de amor homosexual.

-Está bien. Sentaos por favor. ¿Deseáis algo de beber?

"No" estuvo tentado de contestar Teo pero Enrico se le adelantó:

-Un vaso de agua estará bien, padre.

Henno tocó un pequeño timbre y de la celda contigua su asistente, oficialmente su acompañante (los caballeros de la orden del Temple siempre iban en pareja, como los de su escudo heráldico) entró. Enrico se asustó al verlo: se veía que el hombre había sido guapo en su juventud, pero ahora lucia avejentado, con una expresión atormentada que ni podía, ni trataba, de disimular.

-¿Seria tan amable de traernos tres vasos de agua, padre Quart?

El sacerdote, con los pelos parados y la mirada desenfocada ni siquiera contestó. Solo se dio la vuelta.

-Mikael me contó que tú - señaló a Teo - eres molestado por un fantasma, y me pidió que te exorcizara.

-¿Seria completamente necesario padre? - preguntó Enrico, angustiado por la suerte de Lotario.

El padre Quart regresó con una bandeja que puso en medio de ellos y se retiró, sin saludar, perdido en los tormentos de su alma. Teo se le quedó viendo como de qué va este subnormal.

-El padre Lorenzo tuvo un pasado complicado, pero es un buen hombre. No habla mucho. - explicó, sorbiendo un traguito. Teo y Enrico lo imitaron: como no escupieron ni dieron muestras de ardor en labios y garganta al contacto con el agua bendita el padre Henno desechó la posesión demoniaca.

-No, no es necesario. Mucha gente ignora que es un exorcismo: un exorcismo es la expulsión de un demonio de un lugar o de una persona. Solo se aplica si se trata de un demonio, y aquí estamos hablando de un fantasma.  Así se lo explique a Mikael pero estaba demasiado entusiasmado con sus animes como para hacerme caso. Igualmente estoy aquí para ayudarles.

-¿Entonces que procede?

-Pues si se trata de un fantasma maligno puedo bendeciros, recomendaros vivir en la gracia de Dios, lo cual veo difícil en su situación.

A Teo le encantó la manera directa, sin prejuicios, del padre Henno de hablar con la verdad.

-No se trata de un fantasma maligno, pero ¿Cómo se elimina a un fantasma maligno?

-No hay modo. - dijo el padre Henno - Si el alma era tan maligna que se convirtió en un demonio menor se le puede exorcizar, pero mientras siga siendo un alma humana... - levantó las manos con impotencia - no es mucho lo que podemos hacer. Los fantasmas van a su aire, habitualmente no se mezclan con los vivos a menos que deseen hacerles una advertencia. - miró a Teo por encima de los anteojos como preguntándole: "¿Es este el caso?"

-El fantasma esta enamorado de mí. Cree que soy la reencarnación de su amada.

-¿Y lo eres?

-Si. - dijo Teo, sorprendido de la firmeza de su afirmación.

-Entonces yo no puedo ayudarte chico. No poseo dones espirituales particularmente poderosos, ni el padre Quart tampoco. - el padre Quart era magnifico con el papeleo y la penitencia.

-¿Se necesitan dones espirituales? ¿Qué no usted como sacerdote...

-Como sacerdote yo soy la vía del poder de Dios. Soy como un cable, que no tiene poder en si, solo trasmite el que se le conecta. Yo no puedo ver fantasmas, por lo tanto, no puedo ver al tuyo ni platicar con el para tratar de convencerlo de que te deje en paz: eso tendrás que hacerlo tú mismo. Charlar con él, como si fuera una persona viva, para que deje de molestarte.

-Eso ya lo he hecho, sin resultados: esta obstinado en permanecer conmigo. ¿No hay manera de ayudarlo a ir hacia la luz? - preguntó Teo: Enrico lo miró sorprendido: ¡así que quería ayudarlo, no desecharlo!

-No se hijo. Hay fantasmas que penan solo porque no están enterrados en lugar sagrado, si ese es el caso, podrías probar a buscar los huesos de tu fantasma y enterrarlos en tierra santa, quizás así pueda descansar en paz.

Teo escuchaba atento, creyendo descubrir el porque de la prohibición de Lotario de buscar sus restos, la única cosa en la que se había mostrado terminante y autoritario. Ahora le parecía evidente porque: Lotario debía saber que si descansaba en lugar sagrado se iría, y lo que quería era estar con él.

-¿Solo eso? - Teo sonó decepcionado.

-Me temo que si. En la Iglesia no sabemos mucho de fantasmas, lo nuestro son ángeles y demonios. Quizá una persona con auténticos poderes espirituales podría ayudarte...

-¿No conoce a ninguna?

-Viva, no. - respondió Henno.

-¿Cómo se sabe que una persona tiene auténticos poderes espirituales y no es un charlatán? - preguntó Teo.

-Pues... debería ser capaz de ver fantasmas, ya que con un fantasma es con lo que quieres que te ayuden... quizá si supiera algo de vidas pasadas, ya que crees ser la reencarnación de una muchacha... tendrás que buscarla tú mismo chico.

-¿Y no será pecado padre? - preguntó Enrico.

-Pues... si tenéis animo de hacer el bien y un confesor indulgente, puede que no. - le guiñó el ojo. Le sorprendió que el rubio tuviera presente lo del pecado - Además, los pecados se perdonan, hijo, pero Jesús dijo que echaría de su lado a los tibios, a los que no hicieron bien ni mal: recordad la parábola de los denarios.

Enrico se sintió reconfortado con ello, pero Teo estaba sumamente insatisfecho, como cuando un profesor no estaba a la altura de la clase.

-¿Entonces usted no sabe como enviar al cielo a un fantasma?

-Si de verdad el cielo es su destino debería ser mas fácil el convencerlo de irse, pero no tengo ni idea si tal cosa es posible, ni que pasos se deban seguir... - Henno se tocaba las sienes con los nudillos de una mano. Tenia mucho que hacer, solo atendía a ese chico por deferencia a Mikael... se preguntó si seria prudente darle el teléfono de un mago de eficacia comprobada. El chico parecía buena gente, pero... recordó que también Romain lo parecía, o lo fue, hasta ser seducido por el poder. El amor de aquellos dos era demasiado bello para que ponerlo en riesgo: decidió que no sería él quien lo arriesgaría - No sé hijo. Lo siento mucho: viniste de balde.

Teo apretaba los dientes, con las comisuras de la boca hacia abajo.

-Está bien padre: nos aclaró muchas dudas. El fantasma no puede ser exorcizado así que tendremos que cargar con él.

Enrico se mostró casi exultante al escuchar aquel razonamiento: una vida juntos, los tres, con Lotario...

-Resignación hijo, resignación... - era la segunda vez en menos de veinticuatro horas que le recomendaban la resignación. Lástima que no estaba en sus humores. - Ayúdalo. - le dijo a Enrico - Confórtalo, haz su carga llevadera. Traten de comportarse como un matrimonio aunque no lo puedan ser.

-Vamos a casarnos. - dijo feliz Enrico - Al menos legalmente.

-Me alegro mucho. - dijo Henno - Llevad saludos a Mikael de mi parte. Decidle que iré a verlo en cuanto tenga vacaciones... o mejor que haga otra barrabasada para que lo manden aquí a una vista disciplinaria! - concluyó, al ver poco cercanas sus vacaciones.

Henno tocó el timbre y el cura atormentado los acompañó a la salida. Enrico elucubró acerca de que clase de demonios serian los que habían dejado al padre Quart en ese estado.

-¿Y ahora? - dijo Teo, una vez que estuvieron afuera.

-Ahora, ¡a Castilleja! - Enrico lo jaló del brazo, lleno de energía.

 

Continuará...

 

Notas finales:

Esta vez el titulo del capitulo va por Oriana Fallaci, una de las mujeres y autoras que mas admiro. Suena mamon, pero leer sus obras hizo mi vida mas rica. De no haber leido su novela Inshallah, seguramente no habria sido capaz de escribir esta novelita amateur. Ojo, no quiero decir que me la plagie, sino que sin la lectura de ciertos libros, sin el aprendizaje de ciertas ideas, sin meter los ingredientes en la olla, pues no hay modo de que pueda salir el guisado, de que se generen nuevas ideas y nuevos libros.

Otras ideas, u obras, que contribuyeron fuertemente a la creacion de este texto fueron "Fullmetal alchemist", la cancion de Epica "Kingdom of heaven", el personaje casi incidental "Theodore Nott" de la saga de "Harry Potter", la abadía de Carfax, mi personaje Enrico de mi primer historia yaoi y... mejor aqui le paro, o me voy a poner a enumerar un sin fin de cosas que me inspiraron.

Muchisimas gracias por leer, mas aun por sus comentarios, espero en la semana ya poder contestarlos y bueno, que sea como Dios quiera.

Besitos fantasmales.

link a una bio de Oriana Fallaci: http://es.wikipedia.org/wiki/Oriana_Fallaci

 


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